El juicio de Paris de Troya y las lecciones que podemos aprender de aquello.
Todos tenemos en nuestras vidas una Eris a la que nadie a invitado y que nos deja una manzana de oro de la discordia como venganza.
Y todos tenemos unas acosadoras como Hera, Atenea y Afrodita que buscan y están pendientes de nuestros pareceres y opiniones para ellas apropiarse de nuestros méritos o para dejarnos el rol de cabeza de turco casi siempre en pleitos ajenos.
- Nunca se meta usted a juez de nada sobre todo cuando hay entre los competidores personas muy influyentes y poderosas.
- Tener la razón no siempre es bueno cuando se trata de demostrar a alguien con mucho poder y prestigio que está equivocado.
- Antes de emitir un juicio urge bien en los antecedentes y todo el teje y maneje que detrás de cada uno de los involucrados para no caer en una trampa del destino.
- Nunca se deje seducir por la belleza ni nunca vaya a menospreciar la belleza de una mujer poderosa porque su vida puede quedar atrapada; recuerde las tentaciones de Satanás contra el mismo Cristo en el desierto y sea prudente.
- Siempre se puede escapar de un destino fatal como el del propio Paris hijo de Príamo si es que se es lo suficiente precavido para conocer por las experiencias de otros las consecuencias y jurisprudencias de decisiones catastróficas.