Reflexiones breves y tempranas sobre novela ANDREA de Edison Delgado Yepez (Sam Scholl)
A la querida memoria de mi primo Ruculito en la infancia, Walter chico en la adolescencia y Walter Casi Loco Delgado Ortega en la adultez con toda la estulticia y la futilidad de la vida.
En el siglo XXX en el balneario ecuatoriano de Salinas, y en el piso catorce del Edificio Balboa, vive el antropólogo Jean Francois, con sus cuatro esclavas sexuales, sintéticas, androides humanoides: Esperancita, Wendy, Fernandita y Elsita.
Para entonces en la Tierra ha ocurrido un Apocalípsis, que fue una mezcla de revolución sexual gay y de terrorismo satelital, y, ahora Jean Francois, vive su rutina de su trabajo como oficinista en los archivos del Cuartel Modelo de la POLICIA NACIONAL de Santa Elena y de su trabajo a su departamento en el Edificio Balboa.
Siendo testigo de todas las detenciones que los escuadrones de la Policia encargada del vicio hace de todos los transexuales y hookers sin registro, llega a conocer a una chica falsa con un pene entre las piernas, llamada Andrea.
Ella también llega a vislumbrar en este oficinista de medio pelo, con un risible parecido nerd a Nobita, el niño de las caricaturas que divierte a todos los japoneses, ella se comienza a perder con sus atenciones a que lo obligan a Jean Francois los otros policías que la abusan brutalmente en los baños para no ficharla ni empapelarla en los periódicos.
Una noche, regresando en su Pontiac del 71 del trabajo a su casa, Jean Francois es abordado en un semáforo por Andrea, ¿y a quién no le ha pasado que termina entregando su corazón a una mujer de la calle, con el riesgo de que lo hagan carne de hamburguesa?
Así comienza un idilio de conversaciones nocturnas en la pastlería de una amiga de Andrea, llamada: "DEBORITA LA BELLA", donde Andrea, cada vez logra robársele el corazón a Jean Francois, cuando al mirarlo y escuchar sus palabras, se le suben los colores a la cara del puro rubor y de pura pasión.
Andrea, es una novela de amor entre un hombre urbano del siglo XXX, que vive en un Ecuador que ya conoce muy bien el sexo entre humanos y seres sintéticos androides humanoides y donde la prostitución femenina y transexual ha alcanzado unas cotas post apocalípticas, hasta llegar a unos niveles de estratósfera.
Pero en el siglo XXX, en Salinas Ecuador, todavía sigue existiendo el amor, el verdadero amor, aún con el riesgo de que el corazón de Jean Francois o el de Andrea, una chica falsa con un extraño apéndice entre las piernas como lo llegan a bautizar sus compañeras de cuarto las cuatro chicas falsas sintéticas androides humanóides, pueda llegar a ser usado y desechado como si fuera una carne de hamburguesa.
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