Poema a Eva Armendariz
Tú
que te ofrezco la mitad de mi comida
que me recibes siempre con tu deliciosa pero amable vulgaridad
que me transmites en tus miradas todo el deseo y la lubricidad
que aceptas sin pensar todo lo que te doy
que seguramente tiritas de frío en las madrugadas y te cuidas como madre soltera
que me buscas como un fantasma entre las sombras de los transeúntes en las madrugadas
que aunque sea veinte y cinco centavos te ofrezco de todo corazón antes de volver a besarte las manos y marcharme
que te provoco desazón ante mi llegada y te derrites entre las piernas con tan solo verme y escuchar mi voz
que a veces abriendo los ojos mucho ante mi partida me ofreces tu fría mejilla en espera de que alguna vez la caliento roda una noche
a ti que ni siquiera sé tu nombre aún cuando hayamos podido ser tan felices e inspirados y naturales
te doy las gracias por animarme a seguir escribiendo un maravilloso flashback de POLET
la historia del primer amor de Sam con la jovencita piernilarga de Eva
antes de partir del barrio del Vaticano de Salinas para convertirse en escritor de mediocre éxito en Manila y Hamburgo
a ti que haces todo eso posible cada mañana
cuando florece el sol y todavía conservo el sabor de tus labios en mi boca
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