ROXANE


lunes, 29 de julio de 2019

Art for the One Percent: John Currin at Gagosian - Los Angeles ...
Creative Process & Research: Painting (FW2011 – Section 2) | Just another OCAD University Blog

John Currin's Seductions | John Currin's Seductions | Widewalls


John Currin's Seductions | Widewalls


Publicado por Edison Delgado Yepez en 20:15
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DENUNCIA SOBRE ESPIONAJE TERRORISMO Y SECUESTRO

DENUNCIA SOBRE ESPIONAJE TERRORISMO Y SECUESTRO
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DENUNCIA SOBRE ESPIONAJE TERRORISMO Y SECUESTRO

DENUNCIA SOBRE ESPIONAJE TERRORISMO Y SECUESTRO
DENUNCIA SOBRE ESPIONAJE TERRORISMO Y SECUESTRO

Edison Delgado Yepez

Who is this guy EDISON DELGADO YÉPEZ Ciudadela El Paraíso, Almendros L 14 www.rincondepoetasexiliados.blogspot.com www.rincondepensadoresexiliados.blogspot.com www.rincondepensadoreseciliados.blogspot.com www.lasamomuchopoletybetsy.blogspot.com www.recuerdosdepierina.blogspot.com nicknick7780@yahoo.es EXPERIENCIA RELEVANTE " Ha trabajado en el área de ventas durante la década de los 80 s, destacándose en la venta de seguros de clientela cautiva; en la década de los 90 s, su honestidad le permitió desenvolverse impecablemente como mensajero, jefe de cobranzas y chofer sportman; y del 2000 en adelante a trabajado en áreas de vigilancia y seguridad privadas. A pesar de sólo tener licencia sportman es un piloto consumado, que no ha registrado ningún accidente de tránsito, y que empezó a manejar desde los catorce años. Durante el 2007 trabajó como chofer en la compañía Nature Farming S. A. Además es autor de doce novelas de las cuales once están registradas de DERECHOS DE AUTOR IEPI . EXPERIENCIA INTELECTUAL " 1988 " Comienza su carrera literaria escribiendo análisis políticos hasta 1993. " En 1993 comienza a escribir su primer manuscrito de ficción llamado RELATOS, que a finales de 1993 tomará el nombre de: LA VIDA SOBRE UN MAR VIOLENTO, su primer capítulo de una novela de seis, que más tarde se llamará: PUNTA DE ARENA. " 1993-1994 " Termina de escribir LA VIDA SOBRE UN MAR VIOLENTO, y comienza a escribir OLAS VERDES, para participar en un concurso del muy Ilustre Municipio de Guayaquil, y termina de escribir FIESTA & MAR ADENTRO, que participa en un concurso del INNFA. El autor se quedaría sin ningún ejemplar de OLAS VERDES ya que el original lo entregó al diario EXTRA y la copia la envió por correo certificado a la revista PLAYBOY. " 1994-1995 " Comienza a escribir FREE PEOPLE, que más tarde se llamará SOCIEDAD LIBRE, pero abandona el trabajo hasta 1998 en que lo vuelve a retomar y rescribir. " 1995-1996 " Comienza a escribir y a reescribir MEMORIAS DE JOHNNIE PICK UP, enviando toda la novela por capítulos a un primo en California y luego volviendo a rescribirla para enviarla por capítulos al diario EL TELEGRAFO. Memorias de Johnnie Pick Up, más tarde en el 2000, tomará el nombre de: TODO LO QUE NECESITES. " 1997-1998 " El autor reescribe TODO LO QUE NECESITES y comienza a incursionar en el mundo desesperado de la poesía. " 1998-1999 " En medio de una crisis existencial sumamente fuerte el autor reescribe SOCIEDAD LIBRE, OLAS VERDES y empieza a escribir el sexto capítulo, titulado: PERMANECE CONMIGO HASTA EL AMANECER, de su primera novela, titulada: Punta de Arena. Tanto SOCIEDAD LIBRE como OLAS VERDES tuvieron que ser rescritas casi de memoria porque los apuntes originales se habían perdido. " 2000-2008 " El autor comienza a escribir y a rescribir todos los seis capítulos para formar un extenso texto llamado Punta de Arena, que lo consigue publicar mediante auspicios publicitarios en la contraportada de 300 libros. " A partir del 2002 hasta el 2003, el autor logra publicar dos libros más: POEMAS SALINEROS y FRAGMENTOS SALINEROS. En total logra publicar 900 libros que los logra vender personalmente y completamente en Guayaquil. En el 2010 publica su cuarto libro en la misma imprenta, titulado HOTEL BERLIN. " A partir del 2004 comienza a escribir pequeños cuentos inéditos hasta alcanzar un total de nueve libros, los cuales detallo: ARENA ROJA, Llegarás tarde a la playa, De Chuyuipe a Canoa, INEPTITUD, ARENA AMARILLA, HOTEL BERLIN, THE IRISH PEOPLE, LA NECESIDAD DEL CORAZON y ROXANE. " Finalmente Sam Scholl se retira de la literatura con su doceava novela que queda inconclusa titulada ROXANE. Después de ocho años de inactividad literaria, un día se inspira con la lectura de los diez Césares de Suetonio y le dá final a su novela inconclusa Roxabe abandonada en el 2010 por un cáncer al colon y le dá continuación con Villa Venecia, El frenesí de la inexistencia y Arena Blanca. Luego escribe una maravillosa obra Maestra de la literatura porno llamada POLET y nuevamente le dá continuación con ANITA y luego con Daisy y las remata a todas con Geoconda. Posteriormente sigue escribiendo durante el 2018, 2019, 2020, 2021 y 2022; registrando en el SEBADI, antes IEPI, novelas breves como Michaela, Alexandra, COMEDIAS, Elizabeth, Barbarita, LUZ, que nos muestra la otra cara jocosa de la Medalla del judo ecuatoriano, Gaby que es de Mafia o nobela negra y dos de ciencia ficción como FABIANA 15 y Andrea y Andrea 2. Su actividad literaria y registros de su obra siguen aumentando prolíficamente con ENTRE EL CIELO Y EL MAR, Carlina, otra novela negra de Mafia continuación de su primera obra de Mafia Olas VERDES, y las vuelve a rematar a todas con una romántica historia de sexo con amor llamada BETSY.

Edison Delgado Yepez

Edison Delgado Yepez
Edison Delgado Yepez

a ti que jamás te volveré a ver Betsy

Me preguntan si estoy esperando a una chica en especial me preguntan qué es lo que me pasa no saben nada de lo que me pasa y cuánto me sangra el corazón por ti mira tú el pobre tonto enamorado de un zorra que saben los que creen que saben sobre el amor nadie ni yo mismo te conozco por completo si entregas o no el corazón querida solamente sé que cada noche te busco en medio de lobos peligrosos que me apuntan con el dedo no hay forma de hacerle entender a mi corazón no hay forma de dejar de pensar en ti no hay forma de dejar de escribir nuestra novela que ya lleva más de veinte páginas querida no hay forma de curar mi dolor sin ya no te puedo volver a ver mira al pobre tonto enamorado de una zorra que saben los que creen que saben sobre el amor nadie ni yo mismo te conozco por completo si entregas o no el corazón querida solamente sé que cada noche te busco en medio de lobos peligrosos que me apuntan con el dedo en las noches y madrugadas y hasta en el fin de año camino, miro por todos lados y nada es que solamente se puede comprender a un tonto enamorado cuando se es un tonto enamorado, también pregúntale a Jim Pothoglo si no se puede hacer el papel de tonto alguna vez en a vida querida y enamorarse de una mujer como tú y componer una novela con tu nombre él lo sabe yo lo sé y tarde o temprano tú también lo sabrás Me preguntan si estoy esperando a una chica en especial me preguntan qué es lo que me pasa no saben nada de lo que me pasa y cuánto me sangra el corazón por ti mira tú el pobre tonto enamorado de un zorra que saben los que creen que saben sobre el amor nadie ni yo mismo te conozco por completo si entregas o no el corazón

a ti Betsy

a ti Betsy
a ti Betsy

Betsy otra vez

Betsy Hoy al celebrar con tristeza mi amor por ti el caer en tus brazos o en los de otra y no ver tu rostro en la mitad de la noche suspirar y sufrir ciego como un topo tus apuros y miedos sin razón alguna con una velita solitario en mi corazón que al soplarla me llega a mis labios todo tu sabor y celebrar con tristeza el día que te conocí y para siempre te seguí me hallo en medio de un desafío el tener que honrar tu amor con una absurda demostración de amor mojado por mil aguaceros de incomprensión y reprobación encharcado también por cada uno de los latidos de tu corazón que me piden que siga y que jamás te pueda olvidar que no te busque, que no te siga, que no te llame con el pensamiento que jamás mi amor desmedido y tonto te invoque borracho de lágrimas saladas que corren por mi rostro hoy celebro con tristeza mi amor por ti el caer en tus brazos o en los de otra y no ver tu rostro en la mitad de la noche suspirar y sufrir ciego como un topo tus apuros y miedos sin razón alguna con una velita solitario en mi corazón el verte todo jocoso como te vistes y desvistes para salir apurada reprimiendo todo tu amor por mí

Betsy otra vez

Betsy otra vez
Betsy otra vez

Reflexión y poema amatorio Betsy

BETSY Comenzada como un poema amatorio con ciertos rezagos pornos de los inicios allá por 1997, entre Déjame escuchar tu corazón y Mary Jo, y es a partir del 2013, cuando los poemas amatorios son ya considerados como tal, por el Maestro y crítico don Miguel Antonio Chavez, uno de los mentalizadores del GRUPO CULTURAL BUSETA DE PAPEL. Betsy Betsy o mi reina privada y personal de la noche y las madrugadas ¿Quieres que te baile?, cuéntame algo, ¿me quieres a oscuras, en penumbra?, ¿comemos aquí o después de amarnos? te extraño o la extraño, no lo sé y tú no lo sabes, o, también sufres hasta nuestro próximo encuentro te invito a vivir conmigo, a comer conmigo, también te quiero robar un beso; te lleno de besos, se te suben los colores y te hago estallar por dentro nada de lo que hago te parece sincero ni honesto y tus labios no me los cedes te preocupas y dudas, no me queda más que responderte, para que te olvides del miedo que de mí todo lo que puedes esperar es que te bese el culo sin miedo sigo y me esfuerzo por robarte los labios rojos que solamente confíes tu corazón conmigo entre gemidos, forcejeos, y me miras de reojo, cuando, entre agonías, te susurro que soy tu papi ¿acaso estoy loco para ti por enamorarnos y tener que olvidarnos, cada vez que te busco? y no te vas a hacer ninguna liposucción porque si te mueres, no tendré a nadie a quien entregarle lo que es suyo en las noches, y madrugadas, desesperado, cuando te busco ¡viejo ya déjame ir! ¿quieres que te baile?, o , ¿quieres seguir aquí, conmigo, en la penumbra, besándome el culo? quiero seguir aquí, en tu mente, en nuestro infinito cuarto oscuro, sudando como frenéticos hasta que tus labios cedan y me los entregues con el corazón tal como me entregas con amor el culo BETSY se perfila como una obra maestra de la prosa poética de un tipo novedoso como sería el de escribir poemas de sexo pero con auténtico amor. ¿Sexo con amor?, ¿poemas amatorios de sexo con amor?, ¿es que ésto es acaso una jodida broma de Edison Delgado Yepez?, ¿y no sería eso un engaño, una estafa, una venganza contra la cordura, cometida entre los ardores de media noche con una sexo trabajadora, que recién llega toda lavadita y olorosa a trabajar y se encuentra con un cliente habitual, que la está esperando muy impaciente y nada más que para que el lector y los críticos se ahoguen en un vaso de agua y terminen por romperse la cabeza? ¡Bueno!, es que la novela Betsy invita a reflexionar si es que se puede amar con desesperación a una sexo trabajadora, que hace todo lo posible por no enamorarse y entregar el corazón a éste cliente que no hace más que aprovechar todas las oportunidades para buscarla y tenerla en sus brazos una y otra y otra vez y una vez más, hasta hacerse completamente imprescindible en la vida de esta pobre muchacha. Y es que desde el 2013 Edison Delgado Yepez, descubrió, que lo porno y lo erótico en la obra poética, incluso revestido de toda la erudición que le puede dar a uno la cultura clásica griega simplemente no es buen negocio y ya Holderlin supo muy bien llegar a ciertas poetas como una advertencia de ésta maldición que es la cultura clásica desde Homero hasta nuestros días y ser siempre un fracaso al ser etiquetado como un promotor de la cultura pagana. ¡Pero y Betsy como obra literaria en prosa amatoria, qué tiene que ver con todos estos enredos culturales! Tiene mucho que ver porque Betsy es la prueba literaria en muy temprana e inicial ejecución de que, en primer lugar, el sexo con amor sí existe y no es el invento chiflado de un jodido trasnochado sino que cada detalle de la mentalidad femenina y del corazón de las chicas esquineras, trotacalles, sexo trabajadoras, scorts, damas de compañía o como se las quiera llamar, está ahí Leer el trabajo poético amatorio de Betsy es perderse a veces de manera muy jocosa como ya nos tiene acostumbrados Edison Delgado Yepez - (Sam Scholl), en los corazones y a veces rudimentarios esquemas mentales de las mujeres de la calle. ¡Pero, Betsy!, entonces no sería la descripción poética amatoria de una sola trabajadora sexual sino que al final "Betsy", sería una novela donde se reúnen las mentes y corazones de cientos de trabajadoras sexuales que siempre tienen que lidiar con el dilema de que la chica que se enamora simplemente PIERDE, porque es así como sus proxenetas les increpan y para que recuerden muy bien que el negocio de la carne es algo serio, ilegal y muy peligroso. El mundo es un lugar muy inseguro y muy duro y en las calles hay miles de miles de Betsys que viven el jodido dilema y ahora qué hago con este hombre que me trae de cabeza, el muy hijoputa me chpetea toda, me hace sentir toda adorada como una divina diosa, de remate me pafa muy bien y luego, luego después de joderme y dejarme toda mal enseñada me paga otra vez y se va, salud.

Reflexión y poema amatorio Betsy

Reflexión y poema amatorio Betsy
Reflexión y poema Betsy

Reflexiones muy tempranas sobre novela de prosa amatoira BETSY

BETSY Comenzada como un poema amatorio con ciertos rezagos pornos de los inicios allá por 1997, entre Déjame escuchar tu corazón y Mary Jo, y es a partir del 2013, cuando los poemas amatorios son ya considerados como tal, por el Maestro y crítico don Miguel Antonio Chavez, unode los entalizadores del GRUPO CULTURAL BUSETA DE PAPEL. BETSY se perfila como una obra maestra de la prosa poética de un tipo novedoso como sería el de escribir poemas de sexo pero con auténtico amor. ¿Sexo con amor?, ¿poemas amatorios de sexo con amor?, ¿es que ésto es acaso una jodida broma de Edison Delgado Yepez?, ¿y no sería eso un engaño, una estafa, una venganza contra la cordura, cometida entre los ardores de media noche con una sexo trabajadora, que recién llega toda lavadita y olorosa a trabajar y se encuentra con un cliente habitual, que la está esperando muy impaciente y nada más que para que el lector y los críticos se ahoguen en un vaso de agua y terminen por romperse la cabeza? ¡Bueno!, es que la novela Betsy invita a reflexionar si es que se puede amar con desesperación a una sexo trabajadora, que hace todo lo posible por no enamorarse y entregar el corazón a éste cliente que no hace más que aprovechar todas las oportunidades para buscarla y tenerla en sus brazos una y otra y otra vez y una vez más, hasta hacerse completamente imprescindible en la vida de esta pobre muchacha. Y es que desde el 2013 Edison Delgado Yepez, descubrió, que lo porno y lo erótico en la obra poética, incluso revestido de toda la erudición que le puede dar a uno la cultura clásica griega simplemente no es buen negocio y ya Holderlin supo muy bien llegar a ciertas poetas como una advertencia de ésta maldición que es la cultura clásica desde Homero hasta nuestros días y ser siempre un fracaso al ser etiquetado como un promotor de la cultura pagana. ¡Pero y Betsy como obra literaria en prosa amatoria, qué tiene que ver con todos estos enredos culturales! Tiene mucho que ver porque Betsy es la prueba literaria en muy temprana e inicial ejecución de que, en primer lugar, el sexo con amor sí existe y no es el invento chiflado de un jodido trasnochado sino que cada detalle de la mentalidad femenina y del corazón de las chicas esquineras, trotacalles, sexo trabajadoras, scorts, damas de compañía o como se las quiera llamar, está ahí Leer el trabajo poético amatorio de Betsy es perderse a veces de manera muy jocosa como ya nos tiene acostumbrados Edison Delgado Yepez - (Sam Scholl), en los corazones y a veces rudimentarios esquemas mentales de las mujeres de la calle. ¡Pero, Betsy!, entonces no sería la descripción poética amatoria de una sola trabajadora sexual sino que al final "Betsy", sería una novela donde se reúnen las mentes y corazones de cientos de trabajadoras sexuales que siempre tienen que lidiar con el dilema de que la chica que se enamora simplemente PIERDE, porque es así como sus proxenetas les increpan y para que recuerden muy bien que el negocio de la carne es algo serio, ilegal y muy peligroso. El mundo es un lugar muy inseguro y muy duro y en las calles hay miles de miles de Betsys que viven el jodido dilema y ahora qué hago con este hombre que me trae de cabeza, el muy hijoputa me chpetea toda, me hace sentir toda adorada como una divina diosa, de remate me pafa muy bien y luego, luego después de joderme y dejarme toda mal enseñada me paga otra vez y se va, salud.

Reflexiones

EL DURO OFICIO DE RETRATAR LA TRAGICOMEDIA DE LA VIDA EN LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, INEPTITUD Y ARENA AMARILLA La literatura autobiográfica, surge en mi vida, durante el 2005 y se extiende hasta el 2008, como la solución final a un punto de inflexión en mi capacidad imaginativa. En realidad desde 1988 hasta el 2005 ya se había agotado bastante la línea narrativa que venía siguiendo de recrear todo un mundo social surf y una sociedad que vive junto al mar y también la literatura autobiográfica fue una vía de escape a la censura brutal y horrorosa que me perseguía y que me sigue acosando y poniéndome trampitas. Joey Pulido, senior, mi alter ego, es el mismo luchador utópico, que con sus propios pies , se va a meter en el berenjenal y se va a enredar en el corrupto y complicado mundo de la sociedad de la comunicación del Ecuador, que es un país desde siempre catalogado como ingobernable. Pulido empieza a trabajar como vendedor de toda clase de cosas y ya hasta le falta ponerse a vender aviones, y de gana y al fin nunca queda bien despejado el punto en su primera novela LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, (2005), el porqué se mete a escribir cartas como un loco a las direcciones de los periódicos EL GLOBO y del PANFLETO RADICAL. Todo lo que hace Pulido es perder y esa es la regla general, en su vida, perder, fracasar, y sufrir, martirizándose por un ideal ¡yo que nací con mi idea!, el de vivir en un Ecuador libre y democrático. ¡Pero el Ecuador y sus fuerzas organizadas de la sociedad son históricamente famosas por ser ingobernables e ingratas! Con sus cartas, Joey Pulido no hace mas que perder sus trabajos y con la interferencia de de la sociedad de la comunicación también termina perdiendo toda su vida que son su familia su esposa e hijos. LLEGARAS TARDE A LA PLAYA e INEPTITUD son una tragedia literaria moderna del siglo XX dentro del realismo literario del Ecuador. ¡Y por demás cómica! Por la filosofía de resignación , sacrificio y lucha inútil con que el propio Pulido afronta sus desdichas laborales, familiares y su eterna derrota contra la censura de la sociedad de la comunicación más apátrida que ecuatoriana de los periódicos EL GLOBO y EL PANFLETO RADICAL. En LLEGARAS TARDE A LA PLAYA e INEPTITUD, además de ser un recuento jocoso de su historia laboral, Pulido, también lo lleva a reflexionar al lector y a remontarse a unas alturas y unos vuelos intelectuales que lo llevan a los lectores hasta los niveles de la estratósfera, pero de un espacio sideral con mucho sentido del humor. ¡Vaya rara combinación de géneros literarios! Tragedia y comedia quedan fundidos con sus realismos horrorosos con que Edison Delgado Yepez (Sam Scholl), pinta el medio y entorno social que lo rodea. La paulatina decepción -por ejemplo-, amargura, y odio de su esposa Penélope, por sus fracasos y esperanzas y vueltas al fracaso, que terminan confundiendo a su hijo adorado, Danni Pulido y luego no tanto a Joey, jr, que no alcanza a ver ni vivir el tráuma de la disfunción familiar y su posterior y desastrosa violencia intrafamiliar. Todo el rollo también enferma y contagia con verdadera insanidad mental y trauma a sus padres, en cuya casa familiar en una colina de Salinas Ecuador, se desenvuelve toda su desgracia con mínimas victorias pírricas que al final no hacen más que confirmar su fracaso general como pater familia y bastión financiero de su hogar. La interferencia de la sociedad de la comunicación en la vida privada y hasta sexual de Pulido lo lleva por dos ocasiones al borde de la autodestrucción al verse obligado a vivir en la casa de sus padres. El problema de mayor envergadura es la diferencia abismal entre la cosmovisión siempre política de la sociedad de la comunicación a diferencia -con notable diferencia-, una diferencia radical a la de Joey Pulido formado con una cosmovisión completamente apolítica y he ahí la raíz maligna de la tragedia personal no solamente de Joey Pulido, senior, sino del Ecuador entero. Al destruir a Joey Pulido, los que lo planifican y ejecutan lo hacen con antiguas reservas de odio irracional y apátrida contra todo el Ecuador. Los ideales de Pulido se van a estrellar contra los narcisismos y egocentrismos políticos de los más cínicos protagonistas políticos de la historia del Ecuador. Para cuando Pulido abre los ojos y al fin reacciona intelectualmente, comprende que le faltó un mejor y profundo conocimiento y estudio de la historia del Ecuador y eso lo habría prevenido y evitado llegar a ese desastre personal al dejarse arrastrar como un tonto por un ciego y absurdo idealismo.

Reflexiones

EL DURO OFICIO DE RETRATAR LA TRAGICOMEDIA DE LA VIDA EL CASO ESPECIFICO DE INEPTITUD. En el 2008 mi vida en Quevedo Ecuador ya tocaba a su fin y ante las sorprendentes premuras de jóvenes talentos literarios a que le dé continuidad a mi nueva línea literaria autobiográfica, le di remate a LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, con su continuación INEPTITUD y posteriormente con Arena Amarilla. Se convierte así la vida de mi alter ego Joey Pulido en una trilogía de risa, llanto, escándalo sexual y de franca decadencia, declive moral y miseria doméstica. Casi se podría decir que la casa de los Pulido en aquella pequeña colina de Salinas Ecuador está maldita. Con el regreso de Joey Pulido a su casita en Salinas, toda la familia se percata que ha corrido mucha agua bajo el puente, pero tanto él como su esposa Penélope, tiemblan ante la certeza de quenada ha cambiado con su marido siempre luciendo como una lumbrera intelectual, pero luego y como siempre sin un duro en el bolsillo. Ya Pulido, senior, no es un jovencito brioso, recién salido del Bachillerato del Colegio Claretiano Espíritu Santo, sino que trece años después, ahora comienza a estrenar verdadera decadencia . Pulido está tan agotado de luchar que está dispuesto a arrodillarse ante los pies de Penélope y de pedirle llorando "PERDON" por favor, perdóname. Pero un matrimonio que sigue sufriendo la interferencia nociva y perversa de la sociedad de la comunicación, que al igual que la Cosa Nostra nunca perdona, y que obra implacable sin perdón ni olvido, la cosa sigue igual y los padres de Pulido se dan por vencidos de antemano ante una cuestión que no entienden por insuficiencia intelectual y comodidad para creer que se trata todo de esquizofrenias de un matrimonio joven. Penélope ante esta actitud de los padres de su esposo que ni siquiera se toman la molestia de hacer un beneficio de inventario como al menos ella trata de hacerlo y de entender los miedos y las cosas que dice su esposo, no llega más que a la conocida decepción desesperación y nuevamente a darle la espalda a su esposo, que arrodillado le pide perdón y llorar por toda esta desgracia. Penélope al igual que sus padres jamás volverá a confiar en su esposo y padre de sus dos hijos. Ineptitud, también es el resultado de muchas relecturas y estudio de las obras porno autobiográficas de Henry Miller, tal como lo fue su predecesora LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, escrita durante casi todo el 2005. La sexualidad rabiosa y desbordante de Pulido como deshaogo ante sus fracasos y tensiones laborales, la misma desdibujada historia laboral que siempre va de fracaso en fracaso, y con sus victorias pírricas, pero al final el desenlace de Ineptitud es inesperado. Edison Delgado Yepez (Sam Scholl), en Ineptitud, mata a su alter ego, de la mano de un asesino de P2 Inteligencia Naval, cuando Pulido va al aeropuerto de Salinas con rumbo a Venecia para dar una conferencia a la Sociedad Possi sobre su testamento político publicado en una imprenta DEMOCRACIA Y LIBERTAD. Democracia y Libertad es la antología y reingeniería de todas las cartas enviadas a los periódicos y que fueron siempre censuradas para la misma sorpresa y jocosidad en especial de los miembros de la Juntas Directivas de los diarios EL GLOBO y EL PANFLETO RADICAL. De nada le sirve al viejo y cansado Pulido, ahora el querer escuchar y dar muestras de rendición porque ahora descubre que toda su vida se a convertido en un show en un reality show de escandalosa crónica roja y aunque Pulido no quiera participar y pelee y patalee por desengancharse de este vergonzoso sketch televisivo, la enfermedad de la histeria catódica es mucho más fuerte, lucrativa y de verdadera justicia política. Es que es la polémica, la histeria y el escándalo y sus mentiras asquerosas y ruines lo que siempre paga más que todos los valores sacrosantos de la familia, la patria, la cordura y el sano juicio de la población ecuatoriana. La censura de los periódicos, ahora se ha convertido en un sistema de depresiva y venenosa justicia política, que sin ningún miramiento atropella todos los derechos humanos como el del buen vivir y hasta el derecho a la soberanía alimenticia. La contaminación de la música en español y la sinverguencería de los reality shows, son también una verdadera verguenza para el Ecuador y un insulto para la inteligencia de su pueblo, que como en los tiempos de la Antigua Roma, viven gracias a la vida privada de la famila Pulido del pan y del Circo. Caminante ya no hay camino se hace camino al andar. Acostado en la misma cama matrimonial con su esposa la bella y delicada Penélope, Pulido le informa dejándola completamente perpleja que si ella quiere puede acompañarlo a Venecia a dar la charla sobre su best seller DEMOCRACIA Y LIBERTAD para la Sociedad Possi. Penélope no puede creer lo que escucha de los labios de su esposo a quien siempre y por las fuerzas de las aparentes evidencias lo llegó a tener como un inepto. Ineptitud (2007-2008) es un canto al eterno drama en que viven los intelectuales ecuatorianos que tienen que cargar con la cruz apátrida del orgullo muchas veces ciego y regionalista, que al atraparlos destruye al escritor y a toda su familia en un maldecido laberinto político de Mafia, poder y asesinato.

Reflexiones

EL DERECHO A VIVIR COMO ERMITAÑO A Mimi Barona De la misma manera como evoluciona este cuerpo material en que está envuelta o a veces atrapada el alma, también va evolucionando la mente o inteligencia de una persona. Todo en este mundo material apunta a su caducidad y a su final; las personas jurídicas, las naturales, las sociedades conyugales, la vida de las plantas y de los animales; el mismo planeta tierra con el cambio climático no le queda menos de cien años de vida tal como lo conocemos. El proceso de evolución de la inteligencia es inevitable en las mentes normales y llega, incluso, en ciertos casos de extrema lucidez a comprender el fin de la propia existencia materia, la muerte. Ante esta situación para algunas personas la única opción que les queda es la de explicar y tratar de defender su derecho a vivir como ermitaño. Tarde o temprano a todos nos llega el día en que el ritmo de nuestras vidas nos parece una futilidad completa que nada tiene sentido ni siquiera la vida misma y que lo único que se quiere es desconectarse de todo aquello que no sirve ni trae aquella anhelada paz mental a la que toda persona lúcida aspira, después de años de experimentar y muchas pruebas y errores y de evoluciones físicas y mentales. El método de prueba y error, el de que para saber cómo son las cosas hay que estar en el ajo o meollo del asunto, termina al final y casi siempre con todas las fuerzas para seguir participando en los diarios quehaceres de la vida. Los problemas cuando dejan de ser entendidos como oportunidades o que no hay mal que por bien no venga, terminan por oxidar y minar todas las fuerzas de un ser humano, las físicas, las mentales y hasta las espirituales, todo se va al garete, quedando la esencia del ser humano como un muñeco roto, tullido mentalmente e inservible. Al final las personas abren los ojos y terminan por cansarse de ser utilizadas como una puta. Pero, ante el gigantesco maremagnum, de la soberbia y estupidez de la televisión el tener que explicar interminablemente el derecho a vivir como un ermitaño se vuelve una necesidad impostergable y a ver si de esa manera se les ofrece un poco de luz a las mentes obtusas y frenéticas que viven esclavas del juego materialista de la sociedad.

Reflexiones

El precio de la libertad A Mimi Barona Toda persona racional aspira a vivir en paz y libertad; incluso los militares más enconados y adictos a los triquitraques de la guerra, después de su anhelado baño de sangre y el subsiguiente tráuma, terminan aspirando a la paz, ¿pero, cuánto hay que pagar y sacrificar para obtener estos conceptos de paz y libertad? Si la mentalidad de una sociedad es la de servir hasta caer infartado sobre la mesa de despacho o a vivir de fracaso en fracaso, entonces, ¿no hay cómo, alguna forma de pagar un precio por la paz y la libertad? Es algo característico de las democracias liberales tener chalets de playa vacías o abandonadas, ¿y el motivo? es que ese detalle de las democracias es muy oneroso y solamente para las clases pudientes y muy privilegiadas vivir junto al mar. De lo que se colige es que solamente las clases opulentas podrían subvencionar una vida libre y pacífica junto al clima benigno de la playa, pero, ¿ y los demás estratos sociales, los de abajo, la parentela pobre que vive escondida por la verguenza, no tendrían cómo alguna forma de obtener su liberación de la eterna noria de la sociedad del servicio, la competición y el consumo? Lo cierto es que el precio de querer vivir libre y en paz en la playa o en cualquier lugar sin someterse a la noria y a las reglas de la sociedad siempre es la POBREZA. Es que no basta con ser honrado y trabajador para llegar a pagar algún día el precio de la libertad, sino que hay que trabajar para los intereses de alguien y para las políticas de alguna autoridad todopoderosa o con patente de corzo para que sean ellos los que le autoricen a cualquiera a poder vivir en libertad y en paz. No es broma. Los ejemplos se los encuentra por doquier y en la historia de cada Nación. Moises adoptado primero por los egipcios y luego elegido por su humanismo y bondad por Dios se convirtió en una autoridad que pidió varias veces el permiso al emperador egipcio su hermano de leche que le dejara guiar y libertar a su pueblo judío para llevarlo a la Tierra prometida a la que paradójicamente nunca llegó a ver sino su sucesor Josué. Cualquiera que trate de prescindir del juego de la sociedad para conseguir paz y libertad tendrá que sufrir miseria, hambre y tal vez persecusión. Para vivir en la playa lo primero que se hace es pagar el hospedaje por adelantado, ésto es según el juicio de una persona honesta, y luego ver cómo se administra el dinero para la comida o como se dice vulgarmente hay que ver con cuántas papas se hace el locro de cada día. Muchas veces el hambre y la necesidad de paz y libertad y tal vez una cierta falta de adaptación al vertiginoso ritmo y juego de la sociedad, hace que las personas lo sacrifiquen todo y todos los recursos con tal de vivir junto al mar. Estos individuos ya nacionales o extranjeros pasan hambre y necesidades insufribles con tal de satisfacer ese otro tipo de hambre y necesidad de paz y libertad. Ergo el precio de la libertad y de tratar de no vivir contaminado por la sociedad siempre va a ser la pobreza y el tratar de adaptarse a una nueva clase de valores muy poco convencionales como el de acostumbrarse a vivir retirado sin tener nada que hacer más que perder el tiempo o estar sentado disfrutando plenamente del desfile de los días, recogiendo sus pasos de viajero tenaz de adolescente y tratando de obtener una buena calidad de vida de lo poco que le queda. El precio de la libertad de las personas que por salud, edad de jubilación o por el fin de su ciclo laboral siempre es una baja de sus ingresos y la subsiguiente pobreza con todo el desprecio inhumano que la pobreza trae consigo.

Reflexiones

EL DURO OFICIO DE RETRATAR LA TRAGICOMEDIA DE LA VIDA EN EL FIN DE LA TRILOGIA DE LOS PULIDO, CON LA NOVELA BREVE Arena Amarilla. Después de cuatro años los restos o despojos humanos de Pulido ya sólo son meros huesos peludos. Pero en la mente de Danni Pulido, ahora un flamante Bachiller del Liceo Naval, la imagen de su padre cariñoso,regordete, a veces medio barbón, a veces con un rostro que acusaba la tortura y la desesperación, todavía node ha borrado desde lo más profundo de su dolorosa memoria. En esos quince años de la ausencia de su padre, Danni, se a volcado por completo hacia la candorosa amistad del mejor amigo de la adolescencia surf de su padre, el viejo y legendario Pava Loca. Así mismo, como su padre, Danni se ha graduado con una Tesis medio filosófica sobre la relación teosófica entre la apología del Cristianismo de Pascal y sus PENSAMIENTOS, fragmentados y el conocimiento védico de Srila Prahbupada tal como lo interpreta en el Bahgavad Gita. Sus profesores al principio, esbozaron una sonrisa pequeña de incredulidad y sarcasmo ante semejante proposición deTesis: ¡Mezclar una apología del Cristianismo de Pascal con la filosofía védica del Bahgavad Gita segón como lo interpreta Srila Prahbupada! En realidad eso tenían que verlo. Pero en la sustentación dela Tesis, Danni estuvo preparadísimo y se pasó de largo ante el tutor y el Consejo de profesores del Liceo Naval con notable sobresaliente. Y al igual que su padre no tiene mucha paciencia para las ceremonias y no espera el momento de montar en su bicicleta e ir a buscar a Pava Loca a su casa en Salinas Ecuador, quien en el fondo lo ve como una caricatura medio hippie de su padre difunto, que le había prometido un viaje a San Mateo. En Arena Amarilla, Edison Delgado Yepez, muerto su alter ego, Joey Pulido, lo vuelve a revivir en las aventuras de su hijo Danni Pulido y el amigo de aventuras surf de su padre, Pava Loca. En los años en que se sitúa Arena Amarilla como el tercer y último trabajo literario autobiográfico de Edison, la antigua playa de San Mateo a quince minutos de Manta Ecuador,desde noviembre hasta febrero, arrojaba olas de hasta cuatro metros. Pava Loca, Claudia y Danni Pulido se embarcan en una aventura de surf, reflexiones y flashes retrospectivos y pensamientos sueltos que flotan en la cabeza de Danni para mitigar el dolor por la ausencia de su padre, y es en ese desierto de San Mateo donde Danni, Pava Loca y Claudia Stein van a experimentar una alocada sesión sicodélica que va a terminar en una verdadera epifanía para Danni mientras baja una ola de cuatro metros en el salinero de San Mateo. De esa manera alcanza dos objetivos: superar el dolor y soltar el aura de su bienamado padre para que pueda descanzar en paz. En una ocasión una amiga de Montañita de Edison le hizo una muy clarividente observación a este final de su trilogía sobre los Pulido. "En verdad has dado en el clavo con tus tres novelas casi autobiográficas porque todos, absolutamente todos, deberíamos experimentar una suerte o especie de muerte para volver a nacer y empezar de nuevo a vivir" y muchas gracias a Érika Ordóñez por esa notable observación literaria.

Betsy

Betsy o mi reina privada y personal de la noche y las madrugadas ¿Quieres que te baile?, cuéntame algo, ¿me quieres a oscuras, en penumbra?, ¿comemos aquí o después de amarnos? te extraño o la extraño, no lo sé y tú no lo sabes, o, también sufres hasta nuestro próximo encuentro te invito a vivir conmigo, a comer conmigo, también te quiero robar un beso; te lleno de besos, se te suben los colores y te hago estallar por dentro nada de lo que hago te parece sincero ni honesto y tus labios no me los cedes te preocupas y dudas, no me queda más que responderte, para que te olvides del miedo que de mí todo lo que puedes esperar es que te bese el culo sin miedo sigo y me esfuerzo por robarte los labios rojos que solamente confíes tu corazón conmigo entre gemidos, forcejeos, y me miras de reojo, cuando, entre agonías, te susurro que soy tu papi ¿acaso estoy loco para ti por enamorarnos y tener que olvidarnos, cada vez que te busco? y no te vas a hacer ninguna liposucción porque si te mueres, no tendré a nadie a quien entregarle lo que es suyo en las noches, y madrugadas, desesperado, cuando te busco ¡viejo ya déjame ir! ¿quieres que te baile?, o , ¿quieres seguir aquí, conmigo, en la penumbra, besándome el culo? quiero seguir aquí, en tu mente, en nuestro infinito cuarto oscuro, sudando como frenéticos hasta que tus labios cedan y me los entregues con el corazón tal como me entregas con amor el culo

www.recuerdosdepierina.blogspot.com

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Linchamiento e intento de asesinato

Linchamiento e intento de asesinato
Linchamiento e intento de asesinato

Linchamiento e intento de asesinato

Linchamiento e intento de asesinato
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Linchamiento e intento de asesinato

Linchamiento e intento de asesinato
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Linchamiento e intento de asesinato
Linchamiento e intento de asesinato

Denuncia de robo de billetera y documentos personales y título de propiedad predial del 2019

Denuncia de robo de billetera y documentos personales y título de propiedad predial del 2019
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Hijos

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Reflexiones

En mi NOTA soy extenso Una de las diez preguntas sobre mi trabajo literario abundante podría ser. Siguiendo la línea de OLAS VERDES, su primera novela negra o Mafia escrita en 1994, y luego incorporada como el tercer capítulo en su novela Punta de Arena, ¿la figura de la señora Pandosia, la primera y única esposa de don Renzo L, a quién se le podría atribuir aquel perfil de señora prudente y cerebralmente fiel a su marido, don Renzo y sería posible que viviera en una Mansión en el Miramar de Salinas Ecuador en una especie de cueva con pinturas rupestres o a algo muy parecido como la villa de los Skywalker en Stars Wars?

Reflexiones

Una de las diez preguntas sobre mi trabajo literario abundante podría ser: ¿En su novela Punta de Arena, específicamente en el tercer capítulo OLAS VERDES, tengo entendido que fue escrito en 1994, usted por primera vez en la historia de la literatura del Ecuador crea un personaje Mafioso transexual llamado "Casmene", y también tengo entendido que esa novela creo una gran revolución sexual gay a nivel nacional e internacional, verdad, tal vez usted debería dar sus disculpas o pedir perdón a todos los padres de familia por todos los hijos e hijas confundidos y secuestrados por las Mafias y tratas de la homosexualidad y transexualidad a nivel mundial como efecto colateral de ése específico capítulo en su novela Punta de Arena?

Reflexiones

Una de las diez preguntas sobre mi trabajo literario abundante podría ser: ¿En su novela Punta de Arena, específicamente en el tercer capítulo OLAS VERDES, tengo entendido que fue escrito en 1994, usted por primera vez en la historia de la literatura del Ecuador crea un personaje Mafioso transexual llamado "Casmene", y también tengo entendido que esa novela creo una gran revolución sexual gay a nivel nacional e internacional, verdad, tal vez usted debería dar sus disculpas o pedir perdón a todos los padres de familia por todos los hijos e hijas confundidos y secuestrados por las Mafias y tratas de la homosexualidad y transexualidad a nivel mundial como efecto colateral de ése específico capítulo en su novela Punta de Arena?

Reflexiones

En mi NOTA soy extenso Una de las diez preguntas sobre mi trabajo literario abundante podría ser. Siguiendo la línea de OLAS VERDES, su primera novela negra o Mafia escrita en 1994, y luego incorporada como el tercer capítulo en su novela Punta de Arena, ¿la figura de la señora Pandosia, la primera y única esposa de don Renzo L, a quién se le podría atribuir aquel perfil de señora prudente y cerebralmente fiel a su marido, don Renzo y sería posible que viviera en una Mansión en el Miramar de Salinas Ecuador en una especie de cueva con pinturas rupestres o a algo muy parecido como la villa de los Skywalker en Stars Wars?

Refelxiones

En mi NOTA soy extenso Posibles preguntas sobre novela Punta de Arena y demás trabajos literarios de Edison Delgado Yepez (Sam Scholl). ¿Quienes son en realidad Tommy Robin y Johnnie Pick Up, dentro de la trama negra (Mafia), del capítulo TODO LO QUE NECESITES, en la novela Punta de Arena? La realidad en mis obras literarias negras o de MAFIA no existe en su forma pura sino mezclada con la imaginación de todo tipo: la criminal y hasta la porno y con diversas y múltiples investigaciones de la COSA NOSTRA siciliana e ítalo americana. Tommy Robin como protagonista dentro de TODO LO QUE NECESITES fue creado ya en los tempranos 1993 en LA VIDA SOBRE UN MAR VIOLENTO, como un ex infante de marina que ejecuta a una periodista extorsionadora. Aquí el texto breve en cuatión: EL PRIMER TRABAJO DE TOMMY ROBIN El sol, como una gigantesca bola de oro, se iba acostando sobre el horizonte. El color púrpura de la noche ganaba terreno sobre las esquinas de las fachadas y de los edificios. Tommy se palpó la pistola con el silenciador colocado en la base de la espalda. Aquella sensación de inutilidad no lo abandonaría nunca. Una sensación -que no siempre se negaba a si misma-, de no haber hecho absolutamente nada. Era el anonimato y la vacía intranquilidad de una esperanza que se esfuma. No es bueno dejar de creer en los pensamientos, aunque después se olviden como la expresión máxima de la insensatez. No había forma de rebelarse contra el miedo perpetuo de existir en el fracaso. Finalmente llegó a la casa en cuestión. Eran las nueve de la noche. Tommy entró con la llave que le entregó José Leone. Subió despacio los escalones. Los contó, de uno en uno, eran veinte. Su dormitorio estaba vacío. Había una vocecita en el baño, seguramente era la zorra periodista. Empujó la cortina y pudo apreciar su cuerpo fornido, de buena raza, una hembra completa, de pezones rosados. Sus ojos se encontraron y los labios de la zorra esbozaron una sonrisa malsana, pícara. Tommy se pudo ver en el espejo. Una cara huesuda, ojos azules, pelo rubio y lleno de rulos, la piel tostada por el sol. Definitivamente se trataba de él, no estaba soñando. Era Tommy Robin. Un mecánico, un don nadie, que hacía trabajos extras para don José. Ahora no era nadie, pero algún día seria una herramienta indispensable, una piedra de apoyo, alguien importante. Conocería a Tony Accardo y después podría morir en paz. Conocería hermosas mujeres, viviría de su garaje, del surf, de sus amigos, de su negra y de sus armas y algún día lo tendría todo. Toda la cerveza del mundo, toda la libertad del mundo. Siempre lo acompañaría Johnnie, su mejor amigo. Escucharían música todo el día, se emborracharían los fines de semana junto a Red Hughes, y sus noticias internacionales, también disfrutarían de los shows de strip tease, vivirían bien. Tommy abrió fuego contra su cuerpo y vio cómo se abría un pequeño agujero junto a su corazón, del que salía un hilillo de sangre que se difuminaba con el chorro de agua de la ducha. Su hermoso cuerpo empezó a convulsionarse salpicando de carmín toda la bañera. Sus labios se tornaban violetas y la boca se abría como un pez. Escuchó el golpe seco de la cabeza al chocar contra el piso de la bañera. Un pie femenino quedó inmóvil junto a unas zapatillas romanas doradas. Era la realidad y la locura. Era su vida que también se escapaba con ella. Lenta y sigilosamente emprendió la retirada y se encomendó a San Vicente Ferrer. Al día siguiente todo era como si no hubiera pasado nada. Tommy se encontraba en el garaje, embarrado de aceite hasta los codos, Pick Up hablaba por teléfono. Unas putas estaban sentadas mirando en la TV un concierto de Hall & Oates, que tocaban la balada romántica One on One. No hay personas vivas en la realidad de las que se esté ficcionando literariamente en ninguna de mis obras literarias. Johnnie Pick Up el pupilo de Tommy Robin casi se podría decir que tan sólo en las peleas y tan sólo en aquello se podría decir y solamente como un tal vez podría ser un alter ego mío, Edison Delgado Yepez, al condensar mis treinta y cinco peleas de full contacto con dos derrotas desde 1987 hasta 1991. No hay un relación autobiográfica concreta en ninguno de los seis capítulos de Punta de Arena comenzada en 1993 y terminada siete años después en el 2000.

Valeria

VALERIA Si no me dejan verte si tu enamorado me exige una explicación si no te puedo besar después de dejarte sacarme la madre sobre el cuadrilátero dentro y fuera de el si escribo una novela donde nuestro amor es prohibido si tu frenesí y el mío son un verdadero escándalo si me bebo tu orina como líquido energizante si te adoro y te busco con la mirada día y noche si te hago mi pareja de tai box y te enseño cosas mortales y prohibidas si no te dejo entrenar con nadie más que conmigo Valeria eso quiere decir que solamente eres mía y solamente mía y de mi absoluta propiedad

Hikos

Hikos
Hikos

Apuntes sobre novela "GABY"

Reflexiones termpranas y breves sobre novela negra (Mafia) "GABY" de Edison Delgado Yepez (Sam Scholl).
A Johnnie MANITA, se lo conoce así por haberle mandado en una cajita por corréo una mano humana congelada a alguien que no quería pagar por la extorsión y protección que le ofrecía el CLAN de Tommy robin y sus caporegimenes los hermanos NOLTES.
El FBI y los Clanes gansteriles rivales lo tiene bien chequeado a Johnnie MANITA y saben cuál es su talón de Aquiles la señora peluquera su MADRINA doña Gaby.
Después de haber metido más de sesenta millones de dólares en dinero de protección ilegal el propio tommy Robin y Chiqui Nolte deciden meterlo en los libros y hacerlo todo un hombre HECHO para su gente y los demás grupos de las calles.
Tommy Robin y su viejo amigo de las Triadas, Tommy WANG WANG quieren organizar un evento de peleas marciales en el CLUB de strip tease de Tony Luca en Capaes, pero entre las muchas piedras de toque hay un chino rebelde, incluso, entre su propia gente que no quiere aportar con la cuota de dinero requerida casi como una obligación por Robin: Yan Chan, también conocido como Yan Chen.
Un jodido error de cálculo intimidatorio sega la vida del chino díscolo Chan y pone en peligro de guerra callejera total a los clanes de los Robin y sus caporegimenes los Noltes y las diferentes Triadas chinas que le soplan las orejas a Tommy Wang Wang por la muerte accidental de Yan.
Por primera vez en ésta última novela de Edison Delgado Yepez (Sam Scholl), se puede apreciar todo el conocimiento de las mentes criminales y en especial de la diplomacia gansteril que Paul Ditto y el mismo Tommy robin usan para evitar una guerra callejera total que necesariamente haría arder a toda Salinas Ecuador.
"GABY" es la última y séptima novela negra o MAFIA de Sam Scholl donde sus seguidores podrán deleitarse, reírse y aterrorizarse al creer que una novela como ésta y la experiencia del autor, Edison Delgado Yepez, pudiera algún día hacerse una increíble y temeraria realidad.

POLET

POLET
POLET

Oscar

Oscar
Oscar

Brothers

Brothers
Brothers

Elias

Elias
Elias

Arena Amarilla

Arena Amarilla
Arena Amarilla

A ti Josiemar

A ti Josiemar
Lejos en México y ni siquiera sabré nunca si vas a venir
y ni siquiera sabré nunca si vas a confiar alguna vez en mí
si caminaremos juntos pateando arena hasta cansarnos alguna vez
si terminaremos por enredarnos y perdernos en alguna duna de amor efímero y felicidad
si alguna vez me vas a mirar al corazón que dices que no tengo cuando me veas a los ojos
y si alguna vez regresaremos otra vez al planeta tierra después de alejarnos tanto, tanto con nuestro amor
y si vas a actuar para mi y para todos allá en la Confederación de los cielos
y si te vas a reír de mí al ver el poder que tienes sobre mí y que me dejas siempre boca abierta
si alguna vez te vas a dar cuenta cuán necio y falso es mi amor de papel pero cuán sincero y real es para ti cuando lo lees y lloras por mí
así es mi tonto corazón que se me escapa y corre tras de cualquier amor sin rostro
tonto tonto corazón

Reflexiones literarias

martes 05 de julio del 2005Columnistas

‘Los fragmentos salineros’

Sorprendente. Hasta hoy no hemos contado con una inquietud novelística como esta que disponga con amplia libertad de los contradictorios incidentes –públicos y secretos– del vivir salinero.

La edición de Fragmentos salineros y el estilo independiente de Sam Scholl hacen pensar que es un escritor convencido de los valores de una vida marginal e igualmente libérrima. O profundamente aguda en sus solidaridades con gente y culturas que persisten bajo corrientes de convencionalismo. Aquello, en ambientes como el de Salinas u otros, maquillados por ligerezas y modas de temporadas fugaces.

Estos fragmentos también hacen pensar que sea un seudónimo el que ayude a un Sam Scholl a trabajar con más libertad y seguridades. Al menos para quienes no frecuentamos ese ambiente, la familiaridad de Scholl con ese sector y su destreza para pintar su rostro oculto, llevan a pensar en un escritor de mediana edad que lleva algunas publicaciones de narrativa rebelde, ardorosa por su vitalidad y valiente sello personal. Enhorabuena.

Estos fragmentos empujan al lector a participar con una función creativa en la cual quien narra trabaja casi oculto. Emplea sus tijeras hábiles y traviesas. Hace un caleidoscopio del cual –autor y lector– sacarán en claro los otros rostros y no pocas angustias del vivir-morir salinero.

En ese vivir-morir andan los momentáneos residentes de los hoteles al aire libre, los celosos enamorados de la naturaleza fantástica que engríe y encapricha al mar.

O están, igualmente, los pensadores con la gente común, aquella que frente al mar, las noches y las madrugadas se saca las máscaras y cumple con el mandato de ser auténtica.

En la libertad de Scholl para recortar, pegar, componer y descomponer ese mundo, triunfa la gran agilidad de su narrativa.
Al fin encontramos –como sucede con las páginas de Hans Behr– los encantos de la narrativa. Esa que se deja leer, que es bisturí para descubrimientos de diverso calibre en lo psicológico, social o tradicionalmente oculto. Porque así lo quiso la costumbre o la pereza mental de una sociedad en declive.

La muestra que Scholl ofrece de juventud, energía y agudeza narrativa crea muy interesante expectativa para releerlo.

Y para estar alertas ante lo nuevo que ofrezca de su libertad.

Ignacio Carvallo Castillo

Ignacio Carvallo Castillo
Ignacio Carvallo Castillo

Reflexión literaria

LA ANARQUIA Y LA LIBERTAD EN EL REALISMO LITERARIO DE Edison Delgado Yepez

A primera vista lo que más impresiona en el realismo literario de Sam Scholl ( Edison Delgado Yepez), es un confuso desorden, muchas de sus narraciones, como en Fragmentos Salineros, y LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, resultan complejas, por la cantidad de recuerdos, flashbacks, que retrotraen al lector a episodios del pasado de los protagonistas, sacándolos o mejor dicho, interrumpiéndoles a los lectores su linea de tiempo, espacio o continuidad de la historia que se está leyendo o contando oralmente.

¿ a qué se debe esta intención de presentar a los lectores una primera impresión de ser el trabajo de un novato que escribe más bien todo confuso y desbaratado?

La primera respuesta podría venir de su autoeducación; si el ritmo de su erudición es seguido, permanente, y o pero anárquico, es muy posible que así también resulte su estilo literario en la mayoría de los casos. Anárquico y desordenado a la hora de ser leído por sus consumidores.

" Está muy bien escrito y atrapa al lector, pero es muy tedioso a la hora de querer profundizar en el trabajo por ser enrevesado y confuso; en realidad no es nada fácil a la hora de tratar de aprhender la novela LLegaras tarde a la playa".

En ARENA AMARILLA y su doceava novela Roxane, también sus protagonistas intercalan su cotidiano devenir con pensamientos sueltos ajenos a la linea de tiempo en que se narran los acontecimientos literarios, lo que podría causar confusión a los lectores profesionales al querer constatar la autenticidad entre el pensamiento citado mentalmente por los protagonistas y la autoría de los mismos ya con nombres conocidos completos o por sus seudónimos y en algunos casos por sus iniciales solamente, que es así como el autor los encontró e incorporó en sus proyectos y más tarde en sus obras literarias.
Ahora bien, vamos a la intención, del autor, ¿es que lo que se pretende -como en el caso de su novela Sociedad libre-, el tratar de contagiar la propia alienación del protagonista fumador de yerba al lector?

En todo caso siesta sería la intención efectista del autor sobre el lector estaría bien y muy acertado tanto culantro en la linea de espacio tiempo de la novela Sociedad libre, " tus novelas están tan bien hechas que hasta a mi me provoca dejar botado el trabajo, intoxicarme con yerba y salir corriendo desnudo por la playa, o bañarme borracho en la noche con una jeva o cometer algún tipo de locura así".

Éste sería otros de los muchos comentarios que el propio autor a llegado a escuchar de los lectores que han tenido la amabilidad y la confianza de converzarle sus pareceres al respecto.

Edison

Edison
Edison

La risa

La risa
La risa

Un buen chico

Un buen chico
Un buen chico

Jiujitsu

Jiujitsu
Jiujitsu

Jiujitsu con mis hijos

Jiujitsu con mis hijos
Jiujitsu

LA DESNACIONALIZACION DEL DINERO

LA DESNACIONALIZACION DEL DINERO EN EL ECUADOR

Con la dolarización en el Ecuador no es que se desnacionalizo completamente la economía ecuatoriana sino que surgió en la historia económica del Ecuador el bimonetarismo, ya que hay en circulación dentro del mismo territorio nacional el dólar norteamericano y el dólar con imágenes de Juan montalvo, Olmedo y Maruri y el de una indígena con moño.

La estabilidad económca tan ansiada no fue para todos porque permaneció en el Ecuador el esquema empresarial y público de los 90's en que se busca sin ninguna hidalguía tratar con humillación al trabajador y sin reconocerle sus horas ectras y muchas veces su salario bien ganado; por lo que ahora se les recomienda a las diferentes Cámaras de Comercio, Industrias y Producción en el Ecuador que apunten con esmero a la robótica y de esa manera puedan disfrutar de sus millones con mano de obra esclava que tanto necesitan.

La dolarización comenzó a ser saboteada con un plan acumulativo de más de cuarenta programas tributarios y ahora con un programa que más parece un proyecto económico de destrucción del Ecuador, donde tanto nacionales como extranjeros sacan los dólares fuera del país por contenedores ocasionando una catastrófica restricción económica que ya no hay ni billetes ni suelto para comprar un chicle, una fruta o un caramelo.

Ante esta situación que más parece el preludio de un apocalypsis zombie, viene la brutal elevación de los precios, que como ya es costumbre en la historia del Ecuador son siempre los justos los que terminan pagando por los pecadores en lo que a medidas económicas se refiere.

¿Cuál sería la solución ante esta catastrófica situación?

La solución sería que el PRESIDENTE del ECUADOR Continental e Insular firme un decreto legalizando el poder liberatorio de monedas duras dentro del Ecuador como el Yuan chino el Yen japonés y el EURO y ése sería todo el remedio para este tan patapúfete problema que nos azota y enloquece a todos los ecuatorianos.

¿Y cómo se llevaría la contabilidad de TODA ESTA GIGANTESCA OLA DE DINERO O TSUNAMI DE DINERO que se nos vendría encima metiéndole una buena patada en el culo a la restricción económica?

Simple y sencillamente teniendo a nuestro viejo y fiel dólar como moneda PATRON de referencia en valores compras en lo que poder adquisitivo de las otras monedas se refiere.


La patria de los justos está en el cielo

La patria de los justos está en el cielo
La patria de los justos está en el cielo

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Novela DIANA

Novela DIANA
Novela DIANA

Primos en la distancia

Primos en la distancia
Primos en la distancia

Adiós Sensei Freire

Adiós Sensei Freire Tuve el gusto y el honor de conocerlo ya tarde a mis cincuenta años llegar yo a su Dojo y conocer su leyenda verlo y ver en sus ojos incrédulos la sorpresa al superar con creces todas sus espectativas sorprenderlo era mi gratificación personal siempre me recogía cuando salía exhausto de entrenar con los jóvenes y con los mayores mientras manejaba su vieja camioneta de profesor honrado y pobre ver el transcurrir del paisaje y escuchar sus anécdotas y sus valores y escucharlo mezclarlo todo en un revulicio bastante anecdótico e interesante era un placer verlo dar clases entre rígido y calibrando la fuerza o debilidad de cada niño semilla y estudiante verlo ser uno de los últimos bastiones de un deporte blanco y noble en vías de extinción responder a todas sus preguntas y repreguntas para ver y comprobar; escucharlo de viva voz y comprobar la clase de persona que era yo el plato de comida que me ofrecía en plena pandemia apocalíptica cuando toda la ciudad era una arena desértica de puertas cerradas y luego el silencio y las últimas visiones de su agonía al enterarme cuatro meses después de su muerte y todos los recuerdos y todas las lamentaciones y el luto final frío como gotas de lluvia en la madrugada y después de la muerte el recuerdo con dolor y el paulatino olvido al menos de todo eso queda una foto de orgullo y del placer del trabajo bien cumplido hasta el final adiós Sensei Freire

Adiós Sensei Freire

Adiós Sensei Freire
Adiós Sensei Freire

Roxane por Sam Scholl - Edison Delgado Yepez

- ¡Me parece increíble!, ¡y también preocupante que me cuentes estas historias!, ¿me pregunto si yo también después de esta experiencia de vivir aquí en Montañita fumando yerba todos los días, también voy a terminar hablando de estas cosas raras? - ¡Bien!, lo cierto es que después de darme de beber y conversarme esta historia suya, me preguntó si quería comer unos filetes de róbalo y de tiburón que le habían sobrado y que como no tenía electricidad los iba a vender en el mercado de Playas, ¡imagínate con lo hambrienta que estaba le dije que bueno!, ¡excelente!, así que los asó, así como lo estoy haciendo yo ahora con una pisca nada más de sal .

Roxane por Sam Scholl - Edison Delgado Yepez

Roxane ROXANE POR SAM SCHOLL A Ricky Lobo con profunda gratitud La dignidad es un bien al que tienen derecho de manera natural todo hombre racional en una sociedad justa. John Rawls No es de extrañar que piensen que estamos todos locos. Henry Miller Sebastián se sentía fatigado aquel día catorce de septiembre y salió a caminar por la playa para relajarse y refrescarse. El sol pegaba fuerte y en aquellos días calurosos, prefería pegarse dos baños por día: uno en la mañana y otro en la tarde. Siempre abría la vieja puerta de su refrigeradora General Electric para tomar sendos vasos de agua, para calmar la intensa sed que lo atormentaba con la misma tenacidad que los celos de una mujer hermosa y dominadora, y aquellos vasos de agua le inflaban la panza de manera tremenda. Luego tomaba su baño de agua tibia para relajarse y purificar su espíritu y cuando salía de la ducha se quedaba unos instantes mirándose en el espejo, calibrando su voluminosa ¡panza de agua!, así es como se veía él a sí mismo. Su vida, tal como la llevaba, era muy similar a la de un prisionero con varias cadenas perpetuas sobre su cabeza, un convicto mariguanero y sucio, un perro de pies malolientes destinado a la silla eléctrica. Se levantaba muy temprano y salía a recibir el sol que pujaba por salir tras las colinas salineras, y se desayunaba unos panes briollos, bien calientes, con una soda y miraba la gente pasar, buscaba en sus rostros la posibilidad de encontrar ¡alguien! que le pueda ayudar con un trabajo. Luego regresaba a su pequeña villa, se desnudaba desalentado y se metía en la ducha y de ahí de vuelta la cama. Por horas que en su mente inquieta y afiebrada le parecían eternidades, se quedaba mirando las fotos familiares que se encontraban enmarcadas y colgadas de la pared, y pensaba, y pensaba y consumía su cerebro con pensamientos inteligentes, unas veces, otros eran cargados de sensualidad, y a lo lejos escuchaba la canción Forgets me nots de Patrice Rushen, y pensaba y pensaba, en la forma de escapar a este tormento que llamamos vida. Luego pensaba en Laura Calder, la deliciosa chef de la televisión y mentalmente le recitaba este canto a Afrodita: Afrodita inmortal, la del trono esplendoroso, hija engañosa de Zeus: a ti va mi plegaria; con dolores y tormentos no rindas, ¡oh, señora!, mi corazón; mas ven aquí si de lejos oíste y escuchaste mi voz, dejaste la morada paterna y, preparado el aureo carro, las fuertes olas de dos cisnes veloces y bellos, revoloteando desde el Cielo por en medio del aire, te condujeron hasta la negra Tierra, y aquí llegaste; y luego, sonriente tu rostro inmortal, me preguntaste,¡oh!, dichosa, que me afligía para que yo clamase, qué me afligía para que yo clamase, qué quería en nombre de este corazón salvaje: “¿a qué debo persuadir de que te quiera? ¿quién te agravia, Safo? Pues si ahora huye, pronto seguirá; si ahora no quiere dones, dará a su vez, y si ahora no ama, pronto amaría, quiera o no quiera; ven a mi también ahora, desátame de mis pesados dolores, haz lo que desea mi corazón, tú, que eres mi aliada de guerrera… Cuando Sebastián se bañaba se aferraba a la cordura, porque después de ser desempleado y chiro, ya la suciedad era un signo de visible enfermedad mental como todo lo que trae consigo el desempleo y la mendicidad. En aquellas sesiones de baño, Sebastián, sentía que recuperaba la cordura y no escatimaba la cantidad de jabón ya que le gustaba frotarse el cuerpo con abundante espuma. Se restregaba las axilas que era el punto álgido de donde se desprendían esencias potentes de su cuerpo y las demás partes con religiosa escrupulosidad. Era como si con aquella terapia de agua y jabón, Sebastián quisiera sacarse toda la maldita mala suerte que lo agobiaba con el desempleo crónico, ya que nunca duraba más de tres meses en cualquier trabajo. A partir de los veinte y cinco años todo el peso de la vida le cayó encima a Sebastián y su cuerpo se empezó a hinchar y sus blue jeanes ya no le quedaban. Cuando hacía tabla, le costaba remar y se aburría en el agua cuando no había olas. Prefería quedarse mirando el mar con una biela en la mano y disfrutando de los bellos atardeceres. Estaba cansado de las farras y su cuerpo ya no era el de un quinceañero que podía soportar el farréo hasta el siguiente día. Sus amigos se habían distanciado de él, poco a poco, al irse metiendo en pequeñas sectas religiosas y sólo le quedaban Freddy, Iván y Mario, que de vez en cuando lo invitaban a almorzar o a ver el partido de fútbol junto con sus parejas del momento, pero a Sebastián el fútbol se la sudaba y por lo tanto sus amigos al verse rechazados se sumaban momentáneamente al numeroso grupo de personas que no entendían a Sebastián, que lo llamaban loco y que preferían no cruzar palabra con él. La mañana anterior había madrugado, y junto con Freddy y Mario, se habían metido a Shit Bay, remando desde el edificio EL TIBURON. Las olitas de dos metros habían estado muy bien y la corriente no tan fuerte. Lo duro de surfear en Shit Bay era la remada de regreso a la orilla, era un esfuerzo tremendo y los chicos salían con el cuerpo completamente deformado por la hinchazón. Mientras caminaba se dejaba llevar por sus reflexiones…aquello se había vuelto una pesada costumbre: caminar, respirar, sentir, reflexionar, volver a pensar, vivir, comprenderlo todo, analizarlo todo, fijarse en todos los detalles, volver a pensar, caminar, vivir…dudar de todo…y recordó un pensamiento de Theodor W. Adorno: Aferrar la totalidad de lo real por la fuerza del pensamiento… Aquello le parecía algo asombroso, seguramente Adorno, era un tipo de pensador sentimental tal como lo catalogaría PASCAL, y Sebastián, mientras evitaba caerse en un hueco en la vereda, mientras caminaba entre distraído, alegre y atento a lo que lo rodeaba, citó el pensamiento en cuestión: Los que están acostumbrados a juzgar por el sentimiento, no comprenden nada en las cosas de razonamiento, porque quieren, desde luego, penetrar de un solo golpe de vista, y no tienen hábito de buscar los principios. Los otros, al contrario, que tienen costumbre de razonar por principios, no comprenden nada de las cosas de sentimiento, y buscan los principios y no pueden ver a primera vista. Pronto llegó a la casa de su viejo amigo, Mario, que se hallaba negociando la venta de un pequeño bote con su remo y su pequeño motor. Ayudó a su amigo a subir el bote de pura fibra de vidrio al techo del vehículo y sintió un molestoso dolor en el testículo derecho, el bote de su amigo, que estaba en venta había sido adquirido con la idea de ser utilizado para pasear en el mar con la familia o ir de pesca, pero aquellos sueños pronto se vieron truncados por la crisis económica. Sebastian fue invitado por Mario para que lo acompañe a la casa de Víctor para dejar el bote y luego ir al banco a sacar el dinero. El negocio estaba cerrado y Mario iba a recibir doscientos dólares por el bote y el motor, pero seguía dando muestras de ansiedad, se ponía a hablar como loco sobre la deuda que mantenía con la empresa eléctrica. Todo iba mal en los negocios de la compra y venta de mariscos. Y a veces el pobre Mario no tenía ni siquiera para comprar la comida de la semana. Algunas veces Sebastián le iba a dejar una funda repleta de víveres para que tenga por lo menos para comer algo en las noches. Recorrieron hablando y gesticulando como locos rematados el camino que va de Salinas hasta la LIBERTAD, entre esperanzadores diálogos sobre el mejoramiento del negocio de la pesca y maldiciones sobre lo difícil que se había vuelto subsistir honradamente. Cuando llegaron a la casa de su amigo, Sebastián se percató de que aquel individuo tenía todo el patio de su casa repleto de cosas inútiles, cachivaches que esperaban ser vendidos, y entre ellos, una gran carreta para vender hamburguesas y hot dogs. Sebastián le dijo: - ¿En cuánto vendes aquella carreta? - Mil quinientos dólares como precio tope… - ¿No habría posibilidad de alquilártela con opción de compra e irte pagando poco a poco?, todo lo que quiero es TRABAJAR… - No. Si esa carreta sale de aquí es vendida por mil quinientos dólares. Pronto Sebastián se desanimó y no volvió a insistir y se volvió a sumergir en sus obsesivos pensamientos…reflexionar, pensarlo todo, calcularlo todo, comprenderlo todo, aprehenderlo todo, pensar, pensar, analizarlo todo, calcularlo todo, hasta el más mínimo detalle, creer en todo, desconfiar de todo, reflexionar, vibrar y sentir la fuerza del cosmos, del universo todo…, luego le vino a la mente un pensamiento de E. M. Cioran: Siempre que pienso en la muerte me parece que moriré menos, que no puedo extinguirme sabiendo que voy a extinguirme, que no puedo desaparecer sabiendo que voy a desaparecer. Y desaparezco, me extingo y muero desde siempre. Y mientras caminaba por las estrechas callejuelas enrarecidas y enarenadas de Salinas se entregaba completamente a sus pensamientos: Creo que mi inteligencia y mi buen corazón se merecieron una mejor suerte. Desgraciadamente uno viene al mundo con una ideología, ¡yo que crecí con mi idea!, que en mi caso a terminado por marcar mi vida de manera permanente. Herr doctor Erasmo de Rótterdam consiguió con su trabajo intelectual ELOGIO DE LA LOCURA, recopilar una serie de detalles y aspectos de la vida de los seres humanos, que tienen una serie de superficialidades verdaderamente anormales. ¿Es tan malo estar un poco loco y tratar de ser una persona completamente funcional y hasta llegar a ser relativamente importante? ¿Por qué tenemos que desacreditar a las personas alegres y extrovertidas, que se salen del molde o estereotipo común de una sociedad? No debería ser un motivo de preocupación y alarma el que una persona sea rara o diferente, que imparta clases de física, filosofía y le guste el rock and roll. Las personas vienen al mundo con una serie pero limitada capacidad de combate, una perfecta combinación de dones otorgados por Dios para hacerle frente a la vida. ¿Es tan malo y de mal gusto combinar lo serio con lo absurdo todo el tiempo?, la inteligencia y la seriedad no deberían declararse enemiga de los aspectos risueños y de las paradojas, que una mente despierta, erudita, brillante y ¿por qué no?, algo confundida le puedan brindar a su entorno que tanto ama y que quiere convertir en un mundo de fantasía. Sebastián no comprendía la tiranía de las autoridades psiquiátricas que amenazaban con utilizar toda la fuerza y el peso terrorista de la sociedad para reprimir y confinar en una cama del Lorenzo Ponce a cualquiera que se atreviera a gritar contra el sistema terrorista, que elevaba el respeto de la autoridad por encima de las fuerzas fundamentales de los artistas, de los pensadores, y que obligaba a sangre y fuego a raymundo y todo el mundo a inclinarse a los pies de energúmenos políticos más cercanos al terror, la maledicencia propia de los ignorantes y la salvajada. Si la realidad de las enfermedades mentales es tan seria y un fenómeno con el cual el enfermo tiene que aprender a vivir, por qué hay que cerrarle la puerta a los enfermos que pueden ser rescatados y utilizados en beneficio de la sociedad… No es correcto ser tan duros con las personas raras, que se salen del molde, que son inteligentes y hasta brillantes, pero que no se ajustan bien a su entorno y son motivo de malestar en la sociedad. No utilicemos la seriedad, la inteligencia y el poder de la información como instrumentos para destruir a las personas raras y excepcionales, que tienen dificultades para adaptarse al medio. Muchos locos brillantes pueden ser utilizados por la sociedad de manera provechosa, reciclados, lanzados al mundo de la coordinación, la eficacia y la responsabilidad sin perjudicar a nadie, solo hay que intentarlo con fe y buenos sentimientos y todo marchará sobre ruedas. Roxy no te imaginas, ni tienes la menor idea, de cuantas veces tu recuerdo a calmado mi desesperación. Tus maneras dulces y llenas de profunda ternura han generado en mi interior grandes dosis de cordura y serenidad. El efecto es similar al de escuchar una melodía de Richard Clayderman. En la actualidad, cada vez que negros pensamientos sobre la muerte me perturban, mi mente fuga, y en su auxilio, acude el sonido de tu voz, al defender implacablemente la existencia de Dios y un mundo más allá, después de la muerte, argumentos todos ellos tan llenos de esperanza como de ingenuidad. Y no te lo digo por orgullo o ira sino por pleno convencimiento. Me auxilia el recuerdo de tu rostro sereno, tu voz tan densa, y tu mirada, que es como un atardecer en Punta Carnero, en el comedor de la hacienda de EL VERGEL o en Bellavista, todo aquello poseído por una bella poesía junto al mar. En estas líneas, he querido explicarte, en qué consiste estos fragmentos. Se trata, nada más y nada menos, que de un encuentro intelectual con dos grandes escritores anglosajones, casi desconocidos, aquí en Latinoamérica, como John Updike y Saul Bellow. Ambos se han constituido en mis pilares intelectuales. Sostienen todo el edificio de mis doce novelas, ocho de ellas registradas en DERECHOS DE AUTOR, que en algún momento tuve que volver a solicitar los respectivos certificados, porque en un acto de demencia senil mi madre los arrojó a la basura. Al leerlos he asistido a verdaderos seminarios de literatura, que no sólo han influido en mi prosa sino que también han iluminado mi vida. ¡Cuántos errores hubiera podido evitar, cuántos problemas me hubiera podido ahorrar, de haber leído en mi adolescencia estos libros! Obras, que por cierto, voy a hacer referencia, porque quiero dejarte algo más profundo que una serie de novelas sobre la península de Santa Elena. No quiero que creas, que estos fragmentos se tratan de una obra biográfica sobre la vida personal de estos autores, que quiero tanto, que tanto han influido en mí, sino que más bien, se trata de un encuentro intelectual, un análisis reflexivo sobre los pocos libros que han podido llegar a mis manos. Tengo que ser sincero contigo. Al principio yo no aprendí a escribir con ellos, sino con la constante relectura de los cuentos de Guy de Maupassant, pero, después, al entrar al mundo de Saul Bellow y John Updike, me fui perfeccionando, me fui puliendo, como le ocurrió a un Balzac, hasta llegar a la cima con su papá Goriot, hasta llegar a considerar muy seriamente, la idea de estar lo suficientemente maduro para escribir este ensayo, como tributo y agradecimiento a estos dos grandes escritores anglosajones, traducidos al español. Además, si yo quisiera escribir sobre la vida personal de ellos sólo tendría que acudir al internet y ¡listo! Recuerdo, que cuando me enteré de la muerte de Saul Bellow en el 2005, le escribí por internet, al profesor John Updike, sobre aquella dolorosa novedad para mí, y aproveché para decirle que yo lo consideraba a él como el legítimo heredero de William Faulkner. Nunca obtuve ninguna respuesta del profesor Updike ni la certeza de que él haya recibido mi mensaje. ¿Es posible que existan estos casos en la vida de un autor?, ¿qué un escritor sufra por la muerte de otro, y que al tratar de compartir su dolor, con otro escritor, que considera su guía, éste ni siquiera se dé por enterado o que le de una respuesta siquiera que representaría tan poco para él y tanto para mí? Aquí viene la parte dolorosa de mi prólogo. He descubierto que existe una especie de guerra cultural entre los anglosajones y los latinos. Cuando –al encontrarnos en el mismo continente-, lo que debería existir es un cruce cultural. Tal parece, que ambas culturas tratan afanosamente de excluirse con verdadera aversión en lugar de estudiarse y compenetrarse mutuamente. Al parecer los latinoamericanos cuando estudian o presentan al lector la literatura anglosajona, sólo presentan los autores más ineptos. No tienes idea de lo difícil que ha sido para mí escribir con la técnica aprendida en los libros sobre autores anglosajones traducidos al español. Son pocos los comentarios halagadores que he recibido. La mayoría de las veces me han dicho que mi trabajo no es literario, que deje de escribir o que es de baja calidad. Tanto para los pintores, como para los escritores latinoamericanos, es sumamente difícil sobrevivir, ahora imagina, lo extremadamente raro y difícil, que es escribir y vivir como escritor, sin reconocer las raíces españolas, el aspecto políticamente telúrico y xenofóbico de nuestra cultura latina. El sectarismo latinoamericano es igual de tonto que el anglosajón, y siempre se escudan en que las traducciones de la literatura anglosajona es pésima, que hay que leerlos en inglés o en francés o en ruso y que hay que viajar al exterior para realizar esos cursos. Y lo que es peor para mí, el nacionalismo anglosajón, se empecina en la idea, de que el escritor, que quiera estudiar a los escritores norteamericanos, debe por fuerza, leerlos en inglés. Esta aberración intelectual que se atreve a llamar mediocridad a los que no concuerdan con su posición es la piedra de toque que aísla la cultura de allá que tanto necesitamos acá. Mi primer encuentro fue con Saul Bellow y su obra CARPE DIEM, en una bodega convertida en oficina del edificio PLAZA en Guayaquil. De inmediato me identifiqué con él, porque su erudición lo separa de su nacionalidad, su bandera, su terruño, y lo convierte en un escritor universal. Un hombre cosmopolita, que posee todo el conocimiento del mundo en sus manos y se pasa la vida montado en un avión tras otro para recorrer todo el mundo y cuyo lenguaje puede ser tan refinado com brutal. Definitivamente le sirvió trabajar en la confección de la ENCICLOPEDIA BRITANICA, dato que lo obtuve mucho tiempo después al leer LAS AVENTURAS DE AUGIE MARCH. También me identifico con él, porque su intelecto ha sabido expresar en palabras, las ideas y los pensamientos, que yo no he podido expresar, y que me han descubierto un mundo de verdadera y profunda libertad intelectual. La tragedia y el humor reflejado en Carpe Diem no siempre resulta una lectura deprimente para los que lo consumen. La tragedia de Tommy, que ha desperdiciado su vida durante tantos años a causa de haber tomado malas decisiones es algo que a muchos les ha pasado, pero que es sumamente difícil de reconocer. ¿Cómo es posible que un escritor tan exitoso comprenda tan bien la tragedia y la desgracia de un hombre tan fracasado y destruido? Eso es algo que nadie puede saberlo. Al igual que Updike, su prosa tiene como música de fondo, los duros avatares de la gente urbana. Que es la gente que siempre pierde y con la que yo tengo que vivir, con la que me identifico. La primera vez que me encuentro con John Updike es en el Supermaxi con su bellísima, ¡futurista!, primera novela LA FERIA DEL ASILO. Es la realidad con la que tengo que lidiar y con la que me identifico plenamente. Al leer aquel libro de inmediato me trasladé a la época en que siendo universitario llevaba a mi enamorada a visitar a los ancianos refugiados en los asilos geriátricos. Yo no encuentro nada atractivo en hablar de realidades con las que no me identifico. Yo no voy con la antropología nacional al campo de la literatura para crear una maravillosa novela costumbrista, sino que, más bien, hallo exquisito el profundizar en los marismas y deltas de la psicología y en la antropología universal para asistir al drama y las contradicciones del hombre urbano, del hombre de la ciudad. Tal como ocurre con mi primera novela casi autobiográfica: Llegarás tarde a la playa. El paisaje rural, poblado por esforzados campesinos agricultores, que se agachan para desmontar la tierra, para perforarla y sembrarla; llenos de vastas y complicadas tradiciones, es algo completamente extraño para mí, con lo que yo no me he criado y que no me sirve en nada para entenderme y resolver los profundos problemas mentales que tengo, ya que los problemas golpean y oxidan a los hombres, los acaban, enferman y envejecen. Tampoco me sirve de consuelo, el afán telúrico –y bien recompensado- de escribir sobre los suplicios y adversidades de los indígenas, con todas sus complicaciones, sus martirios y sufrimientos que, curiosamente, en vez de llevarlos a la extinción, más bien ha conseguido el fortalecimiento de su estirpe, que ya alcanza poderosas fuerzas de representación política. Uno de los grandes fenómenos históricos del Ecuador conseguido por la civilización serrana ha sido la eliminación de la clase media, que ha huido al extranjero, dejando dueños del país a los indígenas y a los políticos. Todo esto ha sido conquistado con verdadero coraje y sangre. Bellow y Updike, escriben una literatura más cercana a la clase media. Esta clase media silenciosa, egoísta y aburrida, que es el sustento democrático de una nación civilizada. El verdadero catalizador entre los ricos y los pobres en una sociedad democrática, rica y estable. Los libros de Bellow y Updike, nos abren las puertas, a los tipos urbanos de la clase media, a una sabiduría-, que en Bellow, se caracteriza por la magistral representación de la vida de los intelectuales universitarios judíos- medio desadaptados como en el caso de Moses Herzog-, de las aulas universitarias; y que en Updike, se caracteriza por el rudo conocimiento de los avatares de los maestros de escuela provinciana de los Estados Unidos, como se refleja en su novela EL CENTAURO-, que logra empaparnos de múltiples experiencias, vivencias; una sopa primordial, que refleja lo que nosotros, los guayaquileños, vemos en las calles de nuestra ciudad. Es una sabiduría con la que nos identificamos porque nos da pautas para vivir y resolver nuestros más secretos y angustiosos problemas existenciales. Esto a diferencia del sordo y ciego conocimiento de los guías espirituales- los Pastores-, que nos remiten a la Biblia, y cuyas soluciones no son capaces de resolver nuestros problemas ni de llegar a los tipos de poca fe y gran intelecto. Por esta época y con la debacle que nos dejó el sistema Presidencialista, Guayaquil está infestada de sectas evangelistas, que predican, con preocupante seguridad, toda clase de argumentos intelectualmente pobres y que en su mayoría terminan pronosticando el fin del mundo. Hemos llegado al punto de ya no reconocer a los locos de los cuerdos. Las obras de Bellow y Updike nos proporcionan una sabiduría, que nos llega a tocar de cerca, y que nos pone en guardia, para evitar futuros problemas. Problemas tales como estar en guardia durante la adolescencia ante posiciones idealistas y utópicas muy exageradas, como cuando se quiere cambiar el mundo o como cuando se sufre por una idea. Este tipo de lecturas proporcionan verdadero entretenimiento de alto nivel intelectual. En sus páginas va encerrado el conocimiento que se debe tener a la hora de encontrarse, frente a frente, con los aspectos más ilógicos y sórdidos que nos presenta la vida y la naturaleza humana, tan llena de tipologías sicológicas, llenas de personajes grotescos y perturbadores. Tipos locos, dementes, tanto aquellos que se manifiestan abiertamente como los cínicos, encubiertos, que están listos para clavarte una puñalada por la espalda. Porque al final, uno logra entender, que la vida no tiene sentido, que todo es una rutina mecánica, una broma cruel, que se agrava con las enfermedades crónicas o terminales, el paso del tiempo y que al final nos deja el amargo sabor en la boca de que toda la existencia divina es una gran estafa. El humor, que encontramos en las novelas de Bellow y Updike, es un bálsamo, un poderoso ingrediente intelectual, que en medio de nuestras miserables y rutinarias vidas de burgueses, llenas de desastres, efímeros momentos de felicidad y sufrimientos, nos alivian la pesada carga de nuestra propia existencia. Las continuas lecturas y relecturas de las obras de Bellow y Updike nos transportan a diversos mundos, todos completamente diferentes el uno del otro. Hay que ser un verdadero estudioso de los tipos sicológicos humanos, un arqueólogo de la sociología, para dar con la huella digital que caracteriza a cada autor. Y se podría decir que esa es la finalidad de estos fragmentos: encontrar las huellas dactilares del pensamiento encerrado en los diferentes libros que conseguí de cada autor. Soy víctima de la censura y de alguna enfermiza especie de control por parte de la prensa catódica, que se esfuerza cada día en convertirse en instrumento del terrorismo internacional, en el caso de la prensa catódica extranjera y en instrumento del terrorismo nacional, en el caso de la prensa de este país. Cuando el amigo de Mario terminó de sacar el bote y el pequeño motor del techo de su camioneta en venta y de negarle toda posibilidad a Sebastián de ganarse la vida trabajando como vendedor de hamburguesas y hot dogs, les hizo señales para que se vuelvan a subir al auto para ir al cajero de un banco para sacar la plata y pagarle a Mario. El sol fuerte de la mañana pegaba sobre las paredes de las villas y sobre la arena del desierto. Muchas de las villas de Salinas estaban deshabitadas o lucían un cartelito que las ponía en venta. Sebastián sentado junto a la ventana observaba todo, y lo analizaba todo, tratando de comprender la mísera suerte que le había tocado vivir. El camino de asfalto, estrecho y sinuoso se desplegaba por delante de ellos, que iban concentrados en la conversadera sobre la pésima situación del negocio del pescado, sobre cuál shampoo era mejor para evitar la caspa y la calvicie- Sebastián sugería el Johnson & Johnson-, y sobre las reuniones de padres de familia que son agotadoras. Sebastián completamente ajeno a aquella realidad dejaba escapar su mente por la ventana del vehículo y su mente se centraba en tratar de comprender toda la mala suerte que rodeaba su jodida vida… Richard Nixon fue el primero en pronosticar que la tercera guerra mundial podría tener como eje el terrorismo internacional en su libro: LA VERDADERA PAZ. Desde 1989 se a puesto de moda el grito de guerra de SACAR LA CARA POR EL PAIS, el de REPRESENTAR AL PAIS, aún cuando uno esté manifiestamente en contra de cualquier tipo de chauvinismo y aún cuando no se esté muy convencido del derrotero moral e ideológico que se ejerce en el propio país ni de su supuesta identidad. Los indígenas se sienten excluidos y luchan por ser y tener y por conservar su identidad; a ellos tampoco les gusta cambiar y su lucha va encaminada a convertir a todos a su causa indígena y andina. El resultado de tan noble causa es que todo aquel que viene del extranjero cree que al bajarse del aeropuerto se va a encontrar con indios con plumas en la cabeza. Pero cosa curiosa, los indígenas siguen siendo pobres y comprometidos con la causa de distribuir su pobreza a todo el mundo. Y a pesar de todo aquello, para Sebastián no existía experiencia más excitante que tirar con una indígena que vende lotería. Toquetearlas y sentir que sus nalgas se hacen agua es lo más delicioso que un hombre blanco puede experimentar. Sebastián conoció a una de estas Marías de manera muy personal en el puerto y después de emborracharla ella se lo llevó a su guarida y allí se bañaron como un ritual y jodieron maravillosamente. Mientras Sebastián la volteaba por todos los lados a ella le vibraba la chucha caliente y hablaba en quichua y se agitaba y gemía intensamente como si estuviera dando a luz y cuando Sebastián terminó dentro de su vientre y se quedaron acostados, desnudos, uno junto al otro, ella lo arrullaba en su idioma, el quichua y así pasaron toda la noche, disfrutando del uno al otro. Cada vez que Sebastián la embestía a la indígena, ella se ponía tensa y su piel ardía y se oxigenaba. Y a cada rato exclamaba: ¡uy diosito!, ¡uy diosito!, ¡uy diosito! Y sentía que terminaba y que se volvía dilatar para recibir más y más y más hasta hacerla terminar de nuevo, que era una sensación de cómo caer flotando que le consumía la cabeza y las fuerzas del cuerpo. Pero lo peor de todo era que la porquería del hombre le infectaba las vías urinarias y le hacía arder la chucha cuando orinaba. Con el cuento de que somos un país andino, todo el poder político y económico se lo han llevado a Quito y los serranos se sienten muy a gusto sólo con sus pares y excepcionalmente con algún costeño convencido de la superioridad intelectual de los serranos y con quienes son culturalmente más afines. El resto de costeños que no son comunistas ni son adictos al centralismo comunista, simplemente no existen, son extranjeros, monos copiones y si persisten mucho en tratar de ocupar un espacio y existir se los deporta y ¡listo!, asunto arreglado. Es una pesadilla vivir así, porque la censura no te deja defenderte de los ataques y de las tergiversaciones y manipulaciones a la que eres sometido por las fuerzas organizadas de la sociedad dentro del país en el que vives y de otros tipos de sociedad que se encuentran fuera de tu país y que se las puede considerar como el mundo. Durante la década de los 70’s el mundo anglosajón experimentó un pequeño intervalo de locura hedonista que fue detenido por el declive del uso de las drogas como una moda nueva con la cual se podía experimentar. El uso de la heroína hizo la cagada destruyendo la vida de muchos jóvenes desubicados y generalmente la destrucción también alcanzó a sus familias disfuncionales. La revolución hippie de los 60’s se vino abajo por la muerte de Jim Morrison, Jimmy Hendrix, Janis Joplin y por los asesinatos cometidos por Charles Mason. A pesar de todo la generación de los 60’s estuvo al borde de cambiar radicalmente el sistema occidental con su oposición a la guerra de Vietnam, que era parte de una serie de guerras cuyo fin era convertir a Estados Unidos en el policía del mundo y con el espectáculo al aire libre llamado Woodstock. En lo político también la ola de cambio fue decapitada con los asesinatos de John F. Kennedy, Mahatma Gandhi, Martin Luther King y Robert Kennedy. El eje político y militar de Washington nunca ha llegado a comprender que la riqueza de su país se encuentra en su estilo de vida y su cultura, que el resto del mundo quiere tener o de alguna manera participar en él y que el armamentismo y el afán de controlarlo todo mediante el uso de las armas y las guerras produce un efecto contraproducente. Y lo peor de todo es que este tipo de política blindada, que prefiere esgrimir el garrote en vez de la mantequilla y las letras y la cultura, genera un odio sistemático y un rechazo generalizado a todo lo extranjero, una anglofobia y un antiamericanismo desastroso que no deja crecer a las personas ni económicamente ni espiritualmente. Luego Sebastián se detuvo y mientras miraba una fila de golondrinas posadas sobre un peligroso cable eléctrico, pensó en unas palabras de Holderlin: Si sobre ti y ante ti no hay nada más que desierto y vacío, es porque dentro de ti no hay más que desierto y vacío. El oleaje del corazón no haría tan bella espuma y podría convertirse en espíritu sino rompiera contra el destino, esa vieja y muda roca…jugamos con el destino y él hizo lo mismo con nosotros. Nos llegó en vaivén una y otra vez desde el trono hasta la estaca en la que se apoya el mendigo… Luego de un pequeño lapso de tiempo en que su mente quedó extraviada, Sebastián regresó a la Tierra. Cuando finalmente llegaron al banco, Sebastián y Mario se quedaron en el vehículo esperando a que su amigo Víctor fuera al cajero y sacara el dinero que tanto necesitaba Mario para “hacerlo parir”. Tenía que invertir ese dinero muy bien, pensar detenidamente en qué iba a gastar cada centavo porque quién sabía cuándo volvería a caerle otro billete. Mario se excitaba con las mujeres en forma tremenda cuando estaba chiro, esa era una forma de escapar de la desesperación y de todas sus angustias existenciales. De tanto sexo se le habían pegado unos hongos que inútilmente trataba de combatir con una crema de Ketoconazol. Su vieja y maltrecha perra había parido tres perritos de raza labrador, y Sebastián se percató de que ya necesitaba un baño porque el tufo a perra sucia inundaba todo el pequeño departamento. Sebastián cogió del suelo repleto de periódicos que tapaban pequeños charcos de meado, uno de los pequeños cachorros y lo acunó tiernamente. Mario estuvo a punto de decirle que si quería uno de aquellos perros tendría que ser el negro porque los otros ya estaban vendidos, pero de inmediato se dio cuenta que Sebastián estaba más chiro que la pepa de una guaba. Finalmente Víctor sacó el dinero y se lo entregó en las manos a Mario y se fueron del banco justo un poco antes de que una remolcadora de la Comisión de Tránsito los enganchase. Estos operativos de la autoridad de tránsito se habían convertido en un maldito fastidio, característico del nuevo orden de cosas, que imperaba en Salinas. Sebastián se acomodó en su asiento y volvió a disfrutar del viaje. Bellas chicas estaban paradas por todos lados y él lo veía todo, incluso la miseria y la fealdad, se fijaba en todo, lo absorbía todo y se compadecía mucho de sí mismo por ser el poseedor de esta lúgubre sensibilidad que nunca lo soltaba y que lo hacía ver todo sobre la Tierra con unos ojos dotados de una rara melancolía. Luego, mientras escuchaba las voces de sus amigos que se enfrascaban en una conversación sobre lo lento que servía las hamburguesas el Pavo, Sebastián se fue alejando en su mente y se volvió a perder en sus pensamientos… Oppenhaimer habla de que las democracias necesitan con urgencia instituciones fuertes y no hombres fuertes que oscilan como un péndulo implementando con sus acciones políticas de izquierda y de derecha. Me parece un buen argumento para desacreditar el sistema presidencialista que tanto daño le ha causado a las incipientes democracias latinoamericanas. El poder de las instituciones desgraciadamente está relacionado con el poder de las personalidades de los políticos que las crean, mejoran o que simplemente las utilizan para su provecho. En los 80’s el estilo de vida hippie se convirtió en una actividad marginal y la libertad sexual recibió un duro golpe con la aparición del SIDA. La censura, la crónica roja que chorrea sangre, la deportación, el fútbol y el bloqueo económico son los instrumentos que se utilizan para cuidar la imagen de una sociedad o de un país. Al parecer la pesadilla totalitaria creada por Orwell y llamada EL GRAN HERMANO, se a puesto de moda a través de los llamados REALITY SHOWS, que no es otra cosa que verdadera basura de la televisión, empeñada en legalizar la intolerancia y la intromisión de los televidentes en la vida privada y en la intimidad de las personas, que para rematar viven encerradas y sometidas a una enloquecedora disciplina, que busca por todos los medios SACAR DEL JUEGO a todos sus participantes hasta dejar a uno solo que se convertiría en el ganador de una gran suma de dinero. La década de los 90’s se caracterizó bajo la batuta de la familia Bush por utilizar los TALK SHOWS para confundir y embrutecer a los televidentes de bajo rendimiento intelectual y hacer parecer como algo inteligente y novedoso ventilar por televisión los conflictos explosivos y escandalosos que habitan en los hogares en especial los latinoamericanos. Incluso la otrora sacrosanta función judicial cayó en este horripilante espectáculo surgida de la mente de Orwell y se prostituyó al mismo ritmo que los demás programas embrutecedores de una televisión que experimentaba el uso y el abuso de su nuevo poder para “controlar” a la sociedad. George Bush, padre, y ex director de la CIA, junto con Dick Cheney, Donald Rumsfeltd y George W. Bush, hijo son los obstáculos para que la SEGURIDAD NACIONAL estadienense revelen el secreto sobre la inteligencia extraterrestre, que cambiaría dramáticamente la forma como los seres humanos conceptuamos la vida sobre el planeta Tierra. ¿Es posible que los mismos alienígenas les obliguen a guardar el secreto? En la sociedad en la que vivo es bien visto bailar y acomodarse a los vientos de cambio. Si no cambias simplemente mueres. Y es mal vista la persona que no se adapta bien a los cambios, ya que pronto se convierte en una paria y un sujeto inadaptado que debe ser desterrado. - ¡Saquen a ese pan que se está quemando!- es el grito de guerra-. Desde 1989 el nacionalismo a adquirido una fuerza inaudita y todo aquel que posee un espíritu cosmopolita es merecedor de la más dura reeducación para que aprenda a amar lo nuestro. La seriedad del nacionalismo ha llegado a tales niveles de fanatismo que colindan no sólo con lo absurdo sino que también con la demencia. Para ser un buen ecuatoriano hay que ser quiteño, serrano y comunista. Y la peor cagada de una persona con mentalidad cosmopolita es que sólo lea textos traducidos al español. El ciudadano cosmopolita, hedonista y pacifista es candidato número uno a ser asesinado y una vez muerto a que le coloquen un puñado de tierra en la boca. Y lo peor de todo es que esta peste intelectual se a extendido al resto de naciones exaltando el racismo, la xenofobia y la peor de todas las violencias: la económica. No hay peor crimen que el bloqueo económico. Uno puede tener todas las diferencias del mundo con cualquier persona, pero que por eso se lo aísle y se le quite el derecho a trabajar o que se lo bloquee económicamente ya es una medida propia de terroristas económicos y de criminales. En la sociedad en la que vivo es creencia muy frecuente que todo joven idealista y soñador debe ser comunista, de tal suerte que termine hablando con la izquierda mientras se alimenta con la derecha sudorosa, ignorante y esforzada de sus padres. La influencia perniciosa del CHE Guevara martirizado por los cazadores de la CIA y traicionado por Fidel Castro, es un poderoso efecto narcótico en la juventud, mucho más poderosa que la influencia de James Dean o de Elvis Presley. Pero en mi caso desde el principio le tuve gusto a pensar a favor de la libertad y en una libertad auténtica no a aquella que se esconde tras la tiranía del Estado y la disciplina marcial de los militares, esa casta de hombres y mujeres que tanta desgracia le han causado a la humanidad. Ni tampoco se trata de aquella libertad que se esgrime con la única finalidad de forrarse los bolsillos de oro a cualquier precio para luego arrodillarse en misa los domingos de la manera más cínica. El amor a la libertad por sobre todas las cosas; una libertad que es muchas; la libertad política y la económica; la libertad poética de Octavio Paz y la de Mariano Grondona; la libertad filosófica: una libertad que está comprometida con el placer y la vida despreocupada y al aire libre. Una libertad cuyo ejercicio se vuelve verdadero liberalismo y compromiso con la iniciativa privada, que apuesta a la inteligencia personal del hombre, que trabaja y da trabajo para que todos saquen su beneficio sirviendo a los demás. ¿Existe en verdad eso que se llama DEMOCRACIA? La democracia real y bien entendida sería la suma de todas las iniciativas privadas nacionales o internacionales afincadas dentro de un territorio nacional. Cuando llegaron a la villa de Mario, éste se olvidó de avisarle a Víctor que sacara del techo de su auto en venta las parrillas, que Mario utilizaba para transportar el bote y se fue con ellas, lo que le causó un tremendo disgusto a Mario y otra vez se sumergió en aquellas crisis de angustia y desesperación. Adentro de la villa, Sebastián observaba todo y era testigo de los vanos esfuerzos de su amigo por tratar de hacer funcionar una bomba para fumigar la cocina ya que se le había metido en la mente que por culpa de la perra, toda la cocina estaba llena de garrapatas. Sebastián caminaba de un lado para otro y observaba detenidamente el piso del corredor del departamento lleno de pedazos de papel periódico que cubrían pequeños, pero apestosos charquitos de meado de perro. Cuando Mario terminó de colgar la ropa recién lavada y de cambiarse de ropa le dijo a Sebastián que lo acompañara para ir cobrar un cheque producto de una venta de mariscos. En el último momento, poco antes de salir, a Mario se le ocurrió ofrecerle un gran vaso de cola negra a Sebastián y se lo hizo beber a toda prisa, como era su maldita costumbre. En todo este tiempo Mario interrumpía sus labores de fumigar la villa, de colgar la ropa o de cambiarse de ropa cuando hablaba por el celular, tratando de coordinar todas las cosas al mismo tiempo. Lo que más lo desquiciaba era recibir las llamadas de las madres de sus hijas que le pedían dinero para tratar de sobrevivir a la fuerte crisis económica. Cuando estuvieron listos Sebastián y Mario se volvieron a embarcar en el volkswagen verde y se fueron para la casa de John, que quedaba en Chipipe. En el camino Mario le repetía una y otra vez a Sebastián lo jodido de su situación y su amigo le respondía que tratara de drenar con él toda su angustia y desesperación, pero que le agradecería que lo hiciera de una manera más bien educada. Así, mientras Mario hablaba, Sebastián se volvía a perder en los vericuetos de su mente trastornada, cuando sus ojos se posaban en el paisaje sedante del desierto de Santa Elena… Sebastián se volvió a sumergir en sus pensamientos sueltos… No todo en la vida debería ser sufrimiento y humillación, no todo en la vida se debería ganar con el sudor de la frente de uno. Hay personas que por su inteligencia y fragilidad deberían recibir cierta protección del Estado contra las aberraciones del mismo Estado y sus orgullosos funcionarios. Desgraciadamente hay personas en la vida que vienen al mundo con todo en contra, pero en realidad nadie sabe el drama o el crimen que se esconde tras los bastidores de la vida de cada ser humano. No hay que generalizar. Cada ser humano es único e irrepetible y si bien es cierto que dentro de su ser se esconde una porción determinada de genes, que lo condicionan para ejercer ciertas virtudes o para dejarse llevar por ciertos defectos, el destino de cada ser humano se forja en el acontecer del día a día. A pesar de que la fuerza del destino esté por sobre todas las cosas hay cierto margen de error por el que cada hombre o mujer puede escapar a un final nefasto. Los dioses propicios nos lo permiten casi todo incluso eludir un final nefasto y no todo es tan trágico. Hay cosas bellas en la vida que le dan sentido como hacer el amor con una mujer que lo ama a uno de veras, con quien se tiene una afinidad más intelectual que física. Practicar el sexo como una medida para obtener placer es una de las formas de relajación y equilibrio más sofisticadas que se a dado por inventar el hombre dentro de la sociedad. Actividad que en estos momentos me es imposible porque sufro de varicocelis en las bolas. Es un problema de mala circulación que si me descuido me puede degenerar en una trombosis. El sexo es una práctica que de generalizada pasa a convertirse en el privilegio de unos pocos cuando en la sociedad cae el telón de acero y cada esquina de cada barrio se llena de viejas chismosas y moscones políticos que reciben pensiones y privilegios del Estado para informar vida y milagros de la vida privada o de los comentarios políticos de las personas de su barrio. Entre los placeres de la vida se encuentran el escuchar una buena música y alimentarse con un buen plato de comida masticado con verdadera hambre; disfrutar del amor incondicional de los hijos; ayudarlos cuando se meten en problemas; educarlos y adiestrarlos para que no cometan los mismos errores que los padres. Los hijos son una prolongación de uno mismo en el tiempo y qué padre no a experimentado que se le desgarra el corazón cuando se pone a imaginar que futuro le va a tocar vivir a su prole. No sé ni cómo te llamas ni puedo saberlo, tu amor me es prohibido, pero por las noches tu vientre maduro danza desnudo y visiones oscilantes por el reflejo de una llama empañan mi mente, ¿quién eres me pregunto? La sangre roja y ardiente como un río de lava explota con tu recuerdo danzarina erótica de mi mente…quisiera ser tu almohadita de Bob Esponja para que apoyes tu cabeza fatigada obre mi pecho y escuches la armonía de las esferas, ¡qué felicidad tan extraña!, saber que con sólo girar la cabeza puedo verte y ¡sigues ahí sentada!, si tan sólo tuviera el valor de dirigirte la palabra, entrar, finalmente, en tu mundo y empaparme de todo conocimiento sobre tu existencia…saber que estás ahí es todo lo que necesito para ser feliz en este mundo… Hoy la arena amaneció blanca y crema, el mar era una piscina, perros cholos corren felices por la playa, el viento sopla con fuerza y azota los rostros de los paseantes que caminan cogidos de la mano… Reconozco que me quita seriedad el no poder controlar los ataques de risa y de eso se valen para contra argumentar mis detractores así que tengo que averiguar la forma de sacar provecho a esa desventaja… El negocio de la guerra sobrevuela amenazadoramente sobre la cabeza de los ecuatorianos. Esta peste apocalíptica sólo puede ser neutralizada definitivamente si se legaliza completamente el uso de la yerba. Aunque se han dado los primeros pasos la presión que ejerce sobre los gobiernos la industria armamentista es indetectable porque como buena conocedora de la política se esconde tras los orgullos inflamados del comunismo y sus valores, del nacionalismo y de todos los valores culturales comprometidos con la narcopolítica. El negocio de la guerra mediática es la más fuerte expresión del terrorismo internacional: el nacionalismo. Los valores tradicionales ya no se los esgrime de manera racional, respetuosa y en última instancia opcional sino que se han blindado con la fuerza de una ética que más parece terrorismo moral y fanatismo. Barack Obama nos engañó a todos al hacernos creer que un cambio era posible, pero todas las evidencias señalan que los Bush siguen en el poder. Mientras esta situación continúe el verdadero desarrollo intelectual y económico de Latinoamérica estará detenido al tiempo que sigue alimentando el voraz Leviatán del comunismo y del marxismo cubano. Si esa maldita isla no cambia nunca vamos a cambiar los demás y permaneceremos secuestrados por las fuerzas de la oscuridad y del secretismo. Cuando llegaron a Chipipe, ahí los estaba esperando John y otro amigo e intercambiaron un caluroso diálogo por la forma como se demoraban las cosas, ya que Mario tenía que cambiar los pistones de su volkswagen que estaba a punto de fundirse. En cada cambio de velocidad que hacía la máquina se escuchaba una explosión, y Sebastián era sacado de la profundidad de sus pensamientos para, temporalmente, volverse a fijar en la calurosa realidad en la que vivía… Cuando llegaron y John fue a retirar el cheque, el valor con que venía lleno era seis dólares menos del valor pactado, y Mario se resignó, se controló y no dijo nada. De inmediato puso en marcha el motor de su volkswagen y lo dejó a su contacto de negocios y a su amigo y se fue con Sebastián a la ventanilla del banco más cercano para cambiar ese miserable cheque. Mientras esperaban a que se vaciaran los turnos que precedían la operación de Mario, ambos amigos se sentaron a tomar un asqueroso refresco de dieta… De pronto Sebastián se percató de una preciosa señorita sentada en el banquito de un parque que conversaba con otra amiga. Mientras Mario le seguía renegando de la vida y haciéndole un doloroso recuento de todas sus desventuras, Sebastián lo interrumpió y le dijo al oído: - Mira allí al frente ¡que linda chiquilla, sentada, conversando tranquilamente con su amiga! ¡Pero mira qué perfecta naricita que decora aquel bello rostro de ojitos hundidos y mira qué linda boca por la cual salen misteriosas palabras que mi oído no alcanza a escuchar! Su melenita negra estaba bien peinada con una raya en medio y los bordes de su pelo lacio le llegaban elegantemente hasta el fino cuello. Sobre sus delicados pero abultados pechos colgaba una pequeña y delgada cruz de plata. Sebastián no pudo reprimir el deseo de acercársele, aunque tímidamente y le dijo: - Disculpe la molestia… - ¿Sí? - Espero que me disculpe, pero es usted la señorita más linda que he visto en toda mi vida… - Muchas gracias, no es ninguna molestia. - Disculpe, ¿cómo se llama? - Roxane… - ¡Gracias! Y Roxane le tendió la mano y Sebastián aprovechó la oportunidad para agacharse y depositarle un tímido pero fervoroso beso entre sus nudillos, que la hizo vibrar desde la punta de su delicado pié hasta la más fina hebra de cabello. En ese momento a Sebastián se le vino a la mente un pensamiento de Marvin Harris: Debido a la selección natural, se puede decir que los organismos se adaptan a las necesidades y oportunidades existentes en su medio ambiente. Las fuertes presiones sobre los discos cartilaginosos entre las vértebras producen hernias, alineamientos defectuosos y “dolores de espalda” específicamente humanos. En algunos primates, las hembras en celo muestran hinchazones policromas en la región del ano y de la vagina. Mientras Sebastián se alejaba de Roxane se olvido de aquellos pensamientos raros y su prodigiosa mente se sumergió en un delicado poema: Hoy al verte Me muero de ganas por conocerte En mi mente Te pinto al óleo desnuda, tranquila, juguetona, traviesa Como una canción de Billy Ocean Envuelves mi cabeza con perfume E ilusiones Eres perversa e inquieta como una ola Pero te rindes cada noche, cuando Antes de bañarte te bajas los calzones Cuando me abres tus glúteos en medio de la noche Ayer te confisqué un beso, corazón Hoy me envuelves en tu ternura, ardes cuando te penetro Me hablas en quíchua cosas que no entiendo Me vuelves loco de amor sin razón ¿qué es lo que quieres de mí, me pregunto? Al día siguiente Sebastián madrugó y en medio de duro frío se bañó, se acicaló y se perfumó, luego fue a la cocina y cascó dos huevos y se los preparó revueltos en la sartén apenas untada con aceite de oliva, y salió de su casa a las siete de la mañana para acudir a la casa de Freddy para ir a una compañía que les iba a dar unas cajas de cloro para salir a venderlas en Milagro. Pasó por el malecón y cuando sus ojos se depositaron en Shit Bay, su corazón le latió más aprisa. En el lejano punto se podían ver grandes espumarajos, lo que quería decir que estaban reventando las olas. Aquella mañana, Freddy se había levantado a las cuatro y se había ido a Paco Illescas a correr unas olitas en medio de la penumbra. El agua estaba helada, pero las olitas pronto lo hacían entrar en calor a cualquier surfer. Al principio con movimientos un poco torpes lograba remar unas olitas y se montaba en ellas para sentir bajo los pies cómo la fuerza de la ola lo empujaba a toda velocidad hasta la orilla. Cuando Sebastián llegó a la villa de Freddy y lo empezó a llamar con impaciencia, pero pronto se percató de que su amigo había salido, ¿pero adónde? De pronto tuvo un presentimiento y se encaminó a Paco Illescas, de todas formas no tenía nada que perder con intentarlo. El sol de aquella mañana empezaba a despuntar con mucha fuerza por lo que cuando Sebastián llegó al punto, estaba todo sudado y sus rodillas temblaban por el esfuerzo de caminar un largo trecho sobre la arena. Al fondo, en la punta, se encontraba Freddy, que en ese momento se encontraba remando una olita de metro y medio, y luego la bajó todo tambaleante para luego dirigirse a la orilla donde lo esperaba su amigo. El tiempo no había pasado en vano para Freddy y Sebastián, y ambos hacían gala de una pequeña barrigota, y Freddy siempre bromeaba preguntándole a su amigo sobre cómo hacía para ponerse las medias y que si él también usaba un banquito. Cuando ambos amigos se dirigieron a las puertas del condominio San Lorenzo, Sebastián se llevó una linda sorpresa, que casi lo tumba patas arriba: sentada en las escaleras se encontraba Roxane. Estaba envuelta en una gran toalla que la protegía de los incipientes rayos del sol mañanero y de las fuertes corrientes de aire frío. Sebastián se acercó a saludarla y ella le ofreció su delicada mejilla. Por segunda vez nuestro héroe depositó un delicado beso en la piel exquisita de aquella muchachita tan dulce. Antes de iniciar la conversación Sebastián pensó en una cita de C. Levi-Strauss: Para buen número de tribus, el prestigio social de un individuo está determinado por las circunstancias que rodean ciertas pruebas a las cuales los adolescentes deben someterse en la pubertad…en el estado de embotamiento, debilidad o de delirio en que los dejan estas pruebas y ejercicios, esperan encontrar comunicación con el mundo sobrenatural… Definitivamente debo admitir que no sé reaccionar más que con un perplejo silencio cuando me responden de manera irracional. La Lógica y la claridad mental forman parte inextricable de mi vida y de mis pensamientos y todo lo irracional me deja mudo, confundido y ¡hasta asustado! Luego Sebastián repasó rápidamente mentalmente ciertos pensamientos sueltos: ¡La realidad está gobernada por Dios! Si esto fuera cierto no existiría tanta miseria en el mundo, más bien da la impresión de que todo está perdido y que o Dios ha muerto o nos ha abandonado. ¡Nada!, ¡no puedo dormir!, ¡por culpa de tu amor, a este paso voy a terminar asilado en la casa de la risa! Todo desorden mental originado por una relación sentimental fallida o insatisfecha es una herida que con el tiempo se va curando. Para todo hay tiempo en este mundo: para llorar por un amor y para olvidarlo también. Caminando me encuentro con una pareja de enamorados, se besan tan apasionadamente, que ella parece una muñeca en las manos de él, ¡una muñeca que está a punto de ceder! Es una sensación rara contemplar el amor de otros como algo tan fresco y vital cuando en nosotros ya está casi extinto. En la actualidad los matrimonios duran dos o tres años u al final con hijos o sin hijos se acaba todo y viene el divorcio. La isla de Creta: “¡isla de cien ciudades!” ¡Me quieren volver loca! Los secretos matan, las conspiraciones matan, el mayor peligro de un gobernante son los conservadores que se aferran a sus privilegios y no quieren ningún cambio. ¡Así crecimos! La estupidez humana nunca es inocente sino más bien malintencionada. El orgullo irracional por su estúpida raza y su maldita cultura, que por otro lado nunca nos a traído nada bueno, sólo se merecen mi mayor desprecio. ¡No me gusta que me hagan sentir que estoy loca! ¡Avancen para atrás! She is my boyfriend! ¡Un bruto que embiste todo lo que es rojo! ¡Oye chiquito, no haga relajo, chiquito! ¿Acaso que soy un perro? ¡El problema surge cuando se retracta! ¡La peor cagada de una mente cosmopolita es que sólo pueda leer textos traducidos al español! ¡Creo que me va a dar algo! ¡Usted está loca de remate yo no soy gringa, soy del pueblo! ¿Y ahora, tú, por qué eres mentirosa, vuelta? ¡Disck jockey, disck jockey!, ¿qué le pasa?, ¿ya está borracha? ¡Dicen que hay un Liberache en la Comisión de Tránsito! ¡Ya me viene a joder a mí, sí viste! ¡Va a traer a la jefa para acá! ¡Todos vamos a salir de aquí profetas y locos! ¡La espera ya es de todos! El bombardeo radial es una técnica de tortura de refinados procedimientos y muy difícil de comprobar por medios legales. Todo lo que queda para enfrentar el terrorismo latinoamericano es la herramienta del terrorismo internacional. ¡No hay nada más efectivo para curar la alegría que la presencia de un policía negro mal encarado! ¡Estamos intoxicados! ¡Menudo problema! ¡Yo salgo a comer a las doce! ¡Yo no tengo la llave para entrar en esa carpa! ¡Qué suerte la mía, hasta los perros tiran libremente en la playa!, ¡juegan y retozan, y se aman, tierna y dulcemente!, ¡también se persiguen en zigzag! ¡Qué suerte para desgracia!, ¡no puede ser que pensando en la una termine preñando a la otra! Tenemos que sacrificar a nuestra pobre, crujiente individualidad-que quizá sea sólo(desde un punto de vista analítico) una persistente megalomanía infantil, o (desde un punto de vista marxista) una pequeña y asquerosa característica burguesa- a una necesidad histórica. Y a la verdad. Y esto sólo es verdad cuando causa más desgracia y angustia a los seres humanos de modo que si proporciona algo distinto al mal, sólo será ilusión y no verdad. Saul Bellow. ¡Le gusta la tostadita! ¡No te olvides de los papeles!, ¿¡qué papeles!? ¡No quiero ser tu abuela ni tu madre, quiero ser tu mujer y la madre de tus hijos! ¡Te van a colgar de las pelotas! ¡Mira!, ¡la carga desnuda! ¿Cómo se puede ser serio si se lleva por naturaleza la vibra del humor y de la risa por dentro, bien profundo en el alma? ¡No hay nada más chévere que ver junto a tu hijo a los locales surfear mientras se escucha la música de COLDPLAY! ¡Cuando haces el bien sin mirar a quién no es fácil elegir el bando por el que tienes que luchar…estás irremediablemente ubicado en el centro de la contienda, ¿por qué no podemos trabajar en armonía, felicidad y Santa paz? ¡Todo lo que digo lo utilizan en mi contra! ¡No hay nada más lindo que escuchar a lo lejos la risa de un niño! Toda la noche dormí con Jerry-el gatitto-, se acurrucaba en la colcha, luego se estiraba y se volvía a dormir tapando la nariz con sus peludas manitas! ¡Ella a todo le dice que sí! ¡Y te me vas!, ¡por longo! ¡Crees que nos puedes engañar a todos! ¿Este remedio me lo tengo que tomar o me lo tiro encima? ¡Ya me dejó rayado! ¡Se engañó así mismo y nos engañó a todos!, ¡y tú toma por eso! ¿A dónde vas mujer?, ¿para qué tanta afán y apuro?, aquí los relojes no tienen manecillas ni existe la premura, tampoco hay caos ni congestión… ¡Me enamoré de una prostituta! ¡Ah, sí!, ¡las cartas!, ¡ya todos estamos en el manicomio! ¡Dame dólar para comerme un aguado! ¿A usted le gusta hacer cosas locas e impulsivas?, ¿por qué no se casa? ¡Vuelve a atacar la dimensión desconocida! ¡Y voy a andar de pelo suelto!, ¡y voy! El verdadero desastre del planeta Tierra es que nunca se prestó verdadera atención al problema real, al nudo gordiano de la falla maestra como factor que impide la paz mundial: que no hay traducción mala sino que nunca hubo las suficientes traducciones de textos para que nos comprendamos todos… Cuando Sebastián regresó a la Tierra, enfocó su mirada en la preciosa muchacha, que se hallaba frente a él y le preguntó: - ¿Qué hace por aquí tan de mañana?-le preguntó con hilaridad Sebastián-. - Me gusta venir a ver a los surfers. Este es un rincón apartado y no hay mucha gente. Freddy le preguntó: - Mi amigo y yo nos vamos a pegar un viaje a Montaña para vender unos cartones de cloro, ¿quieres venir? - Bueno, ¿por qué no?- contestó la preciosa chiquilla mientras miraba con una suavidad muy provocadora hacia el ruborizado rostro irlandés de Sebastián-. Freddy había estacionado su pequeña chevrolet en una esquina y los tres muchachos subieron al vehículo para poner rumbo a la fábrica de cloro de su amigo para retirar las cajas que iban a vender. En el camino Freddy le preguntó a Sebastián si tenía yerba y éste se puso un poco nervioso porque se lo preguntaba delante de aquella chica y no sabía cómo ella iba a responder. Pero ella dijo: - Yo tengo un poco. Y Sebastián respondió: - No te preocupes, no utilices de la tuya… Y sacó de su billetera un batecito y Freddy aplastó el encendedor automático de su chevrolet y luego se lo pasó a Sebastián y éste lo juntó al borde de su pequeño cigarrillo y empezó a exhalar humo de los orificios nasales. Roxane se mostraba impaciente porque Sebastián le pasara el porrito y darle unas cuantas pitadas, y finalmente le tocó el turno a Freddy y mientras manejaba recibiendo todos los rayos del sol de aquella fría mañana se lo terminó de fumar bajo la enojosa y a veces sorprendida mirada de uno que otro transeúnte, pero eso a Freddy no le importaba en lo más mínimo. Mientras viajaban por la carretera, Freddy encendió la radio y en silencio escuchaban la bella melodía I’d really love to see you tonight de England Dan y John Ford Coley. Sebastián estaba a punto de explotar de tanta felicidad al estar junto a esta chiquilla tan linda. Y ella se volteaba para verlo cantar con tanto sentimiento aquella melodía tan romántica. En el camino Freddy logró divisar a Cristina, una muñequita de pelo negro que más parecía una figurita de porcelana china, caminando junto a la carretera, en zapatillas, traje de baño azul y con una camiseta negra que decía: SHANGAI GIRL. Freddy disminuyó la velocidad, se acercó a la preciosa chica y le dijo: - Hey Shangai girl vamos para Montaña, ¿te quieres subir? - ¡Hablen, hablen!, ¿se van para Montaña?, ¡entonces nos vamos para allá! Cuando Cristina se subió a la camioneta fue presentada a Roxane y los cuatro muchachos siguieron el camino hasta llegar a la fábrica del amigo de Freddy y mientras él entraba a concretar su asunto, ellos se quedaron afuera, escuchando la linda música de la radio, que en ese momento tocaba AT SEVENTEN de Janis Ian. Como Freddy se demoraba, Sebastián armó otro pitillo de yerba y Cristina se emocionó mucho porque aunque no buscaba los momentos para fumar, sí le encantaba el efecto disipador de la yerba. Roxane le preguntó con ironía: - ¿Te vas a fumar otro? - Nos vamos a fumar otro-respondió enfático Sebastián-. - No te preocupes, Roxane-dijo Cristina-, si no quieres yo me fumo tu parte… - Mira a la otra-dijo Sebastián- te pica el cerebro por fumarte un porrito, ¿no? Así que se lo encendieron con mucho miedo de que alguien de la fábrica saliera y los descubriese o de que algún policía pasara por ahí en ese momento y los pescase in fraganti. Cuando se terminaron de fumar el pitillo de yerba se pusieron locos de contento porque en la radio se escuchaba Does your mother know del grupo ABBA y como estaban recontra grifotes la música les agitaba el cerebro y cantaban a todo pulmón y se agitaban dentro de la pequeña camioneta. Después de un rato apareció el dueño de la fábrica y más atrás Freddy, pero no vino con las cajas de cloro prometidas sino con unas cuantas muestras y con un pequeño balde de goma. Con eso no se iba a justificar el viaje a Montaña, pensó Sebastián. Cuando entró en la camioneta Freddy les confirmó a los chicos la mala noticia de que les habían fallado con el cloro y que en vez de ir a Montaña, irían a una pequeña colina a buscar a un pusher para comprar más yerba. Así que se encaminaron para allá. Las chicas iban locas de contento porque estaban paseando, pero para Sebastián las cosas ya no iban tan bien porque el proyecto se vino abajo y los dólares que esperaba ganar se le esfumaron de la mente. La pequeña chevrolet de Freddy hizo un sinnúmero de zigzags y finalmente se salió del desierto para subir por una pequeña colina llena de arbustos que al final del camino terminaba en la estación de una serie de pequeñas busetas de color rojo que servían de transporte intercantonal. Entonces las chicas se serenaron y dejaron de armar bulla porque estaban en una zona roja y no era prudente llamar la atención. En aquel ambiente lleno de malandros se empezaron a poner paranoicas y temían ser vigiladas por todos lados y que se presentase la policía en cualquier momento. Pero Freddy se comportaba con la tranquilidad de quien se encuentra en su propia casa e iba y venía de un lado para otro conversando con los pushers de la yerba mientras esperaba que le llegara su dólar de marihuana. Sebastián y las chicas se quedaron sin resuello cuando después de un largo rato apareció una camioneta del Municipio de JUSTICIA Y VIGILANCIA, que representaban ese nuevo fascismo que azotaba junto con la Comisión de Tránsito a toda la Península y no dejaban trabajar a nadie. Para rematar llegó en el momento en que la yerba ya había llegado y Freddy se encontraba probándola junto con los demás pushers con un tremendo cigarro en la mano. Las chicas le querían hacer señales de que ya nos largásemos de ahí, pero él actuaba como si no pasara nada y seguía allí, departiendo alegremente con sus amigos delincuentes. Cuando finalmente entró a la camioneta las chicas le protestaron a viva voz por su comportamiento tan imprudente, pero él les respondió que ni siquiera a la policía le paraba bola mucho menos se iba a preocupar por una camioneta del Municipio. Y Cristina le preguntó: - ¿Y no te da miedo que ellos te denuncien? - Ese no es asunto de su incumbencia, el narcotráfico no es de su incumbencia, a ellos sólo les interesa la plata que vienen a cobrar. Sebastián estaba cabreado porque Freddy había puesto a las chicas en riesgo y porque no iban a viajar a Montaña, pero se quedó callado royendo su malestar interno, él ya conocía cómo era Freddy porque había trabajado de chofer con él cuando repartían por toda la Península materia prima para las industrias y era la misma historia con la fumadera y la cagadera de risa, yendo de un lugar a otro, y a veces metiéndose en contra vía y cagándose de risa todo el tiempo, sólo que en esa ocasión era Sebastián el que estaba al volante. Luego Sebastián y Freddy se habían metido a trabajar en una procesadora de fruta para exportación y por andar con la fumadera y la cagadera de risa casi queman el motor de la banda de la procesadora de fruta que transportaba la pulpa cortada en trocitos y que la convertía en fruta congelada, lista para ser exportada. El mecanismo que controlaba aquella banda que transportaba la fruta procesada por las hábiles manos de las operarias…debía ser manejado con mucho cuidado cuando se congelaba la banda transportadora porque por el efecto del frío se podía romper en mil pedazos, entonces Sebastián, todavía medio grifote, le dijo al jefe: - La verdad es que usted me explicó tan rápido todo este asunto de cómo encender y operar este artefacto que no se me retuvo en la mente… También Sebastián había trabajado con Freddy como chofer de una huevito para una distribuidora de computadores, pero no duró mucho tiempo ya que los hijoputas de la Comisión de Tránsito se le llevaron la camioneta, que supuestamente, estaba mal estacionada con una grúa y eso le costó sesenta y cinco dólares a la compañía y Sebastián se quedó fuera del camello. Durante las tres semanas que Sebastián trabajó en aquella distribuidora la pasó super chévere con Freddy, fumando yerba todo el tiempo, mientras conducían por toda la Península, repartiendo equipos electrónicos y sólo parando para almorzar un chaulafán de a dólar. Cuando llegó la hora del almuerzo, Freddy se regresó a su casa y en el camino se quedaron Sebastián y Roxane, ya que ella quería invitarlo para que conociera dónde ella vivía. Se trataba de un lindo departamento medio rústico y medio moderno, ubicado en un edificio atrás del Miramar. Ella le preguntó si quería que le cocinara algo y Sebastián reflexionó mucho la respuesta aunque las tripas le sonaban por el hambre que producía el efecto secundario de la yerba y luego de una larga pausa le dijo que sí. En el rostro de Roxane se dibujó la felicidad y sacó de la refrigeradora una gran pizza congelada a la que le quitó el plástico que la cubría, para luego meterla en el horno microondas. Luego se dirigió al toca cedés y puso una suave y romántica canción de Johnnie Matis. Sebastián se relamía de gusto con la vista panorámica de aquel edificio, desde donde se podía ver Shit Bay escupiendo abundantes espumas blancas lo que era señal segura de que todavía había buen oleaje. Roxane estaba en la cocina canturreando como lo hacía la madre de Sebastián cuando se hallaba concentrada con algo entre las manos. Después de unos veinte y cinco minutos sonó el timbre del microondas y Roxane lo llamó al comedor para que se sirva, entonces, Sebastián le preguntó: - ¿Vives sola? - Por ahora sí, estoy de vacaciones. Esta pizza está buenísima, tiene de todo, jamón, queso, peperoni, champiñones, de todo… El aire acondicionado de aquel departamento funcionaba a toda potencia y el frío que lo envolvía a Sebastián lo hacía combinar en sus pensamientos toda clase de sensaciones que se mezclaban con las pinturas modernas colgadas en la pared, la música de Johnnie Matis, los suculentos y humeantes pedazos de pizza, la belleza extraordinaria de Roxane, que le ponía duro el miembro, la vista panorámica del departamento, la pintura blanca de las paredes con esa mezcla entre rústico y moderno con esas vigas de gruesa madera enlacada pegadas en el techo y que le daban forma a la pequeña chimenea de estilo español. Mientras Sebastián comía aquellos deliciosos pedazos de pizza sintió el pequeño pie de su linda amiga, que primero lo rozó en el empeine y que luego se fue posicionando sobre sus canillas. No hay nada que incite más al sexo que una buena comida y unos cuantos tragos de vino. Entonces Sebastián hizo algo revolucionario: le tomó de la mano a su amiga y se la llevó a los labios. Y ella se lo quedó mirando con una expresión llena de dulzura y dudas en el rostro, como si no supiera cómo satisfacer a su lindo amigo, y después de vacilar un rato, le preguntó: - ¿Te quieres bañar?, me imagino que has de estar fastidiado con todo ese calor de allá afuera… - ¿Estás segura de que no llegará nadie? - No. Su negativa fue definitiva y en sus ojos Sebastián pudo ver el fuego del infierno que ardía en sus entrañas. Cuando Sebastián terminó de comer se fue al baño y se desnudó poco a poco. El frío del aire acondicionado le recogía el escroto y lo desacostumbrado de todo aquello hacía que se moviera en cámara lenta. De pronto entró Roxane desnuda al baño y se le sentó en las rodillas y se lo quedó mirando a los ojos y le dijo: - ¡Tienes bonitos ojos!, ¡casi no me había fijado en ellos! Sebastián le empezó a besar en las manos y luego en el cuello y era una delicia sentir, sí, sentir el roce de sus labios en el suave y dulce rostro de la muchacha. Era una experiencia casi mágica besar sus pezones, escuchar sus tímidos quejidos…de pronto se levantó de la tapa del servicio con ella envuelta en la cintura y rodeándolo con sus piernas, y se metió a la ducha. Bajo el agua la penetró varias veces de manera incesante y con mucho amor. Sebastián no paraba de besarle los pequeños pero abultados senos de su amante y ella se desesperaba y gemía cada vez que era penetrada. Al día siguiente, Sebastián se levantó temprano no de madrugada y acudió a la puerta de su villa donde alguien tocaba suave, pero insistentemente. Cuando Sebastián abrió la puerta se encontró con su viejo amigo don Jaime, que venía para ofrecerle un trabajo como administrador de un viejo edificio, que con el paso del tiempo se había convertido en hotel-en los pisos de arriba y en bodegas en los de abajo-, ya que su anciana madre había fallecido recientemente. Sebastián lo hizo pasar y mientras don Jaime esperaba en la pequeña salita de la villa salinera, el rubicundo irlandés se terminó de vestir. Luego se fueron a tomar unos capuchinos en un bar restaurant de CASA TOSI, y empezaron a conversar sobre el negocio: todo lo que tenía que hacer Sebastián era cobrar la renta del edificio, entregar un recibo y depositar el dinero en un banco, y anualmente pagar el impuesto al Municipio, eso era todo. Después de que se tomaron sus capuchinos se fueron a ver el viejo edificio y entraron en el hotel para que la encargada conociera al nuevo cobrador de la renta. Luego Sebastián quedó libre y don Jaime lo dejó en su villa. Ni bien llegó, el fornido y barrigón muchacho se metió al baño y se duchó, luego se metió dentro de un traje de baño, cogió su tabla Mark Richards, de dos quillas, y sin desayunar, se fue caminando para coger olas en Shit Bay. Cuando llegó hasta el edificio EL TIBURON se metió al agua y empezó a remar el largo, largo trayecto hasta coronar las peligrosas rocas de Shit Bay. Mientras remaba iba pasando por en medio de asombrados turistas que se estaban bañando satisfactoriamente bajo el fuerte sol de la temporada y volvían sus cabezas para ver a este tipo raro que se dirigía con su tabla hasta la punta más extrema de Salinas, junto a una base militar. El punto estaba preñado de olas que se paraban hasta alcanzar la altura de dos y tres metros, y por el efecto del viento, se paraban y se cerraban violentamente, y el pobre Sebastián tenía que remar y remar la maldita espuma que lo empujaba peligrosamente contra las rocas, pero este viejo surfer, ya era un veterano de Salinas y sus hombros tenían las credenciales como para resistir el embate de las tandas de barredoras. Cuando finalmente el rey Neptuno le dio una pequeña tregua, Sebastián logró coronar la punta del point y se quedó ahí, flotando y remando, remando y flotando, y con la mirada en el horizonte en busca de la llegada de las mama rusas. Su mente estaba completamente concentrada y fija en las diferentes sensaciones y posibilidades estéticas, que el mar le ofrecía. El frío del agua le penetraba hasta los huesos, desde la cintura para bajo y los fuertes rayos del sol lo quemaban desde la cabeza hasta la cintura. Cada vez que la corriente lo arrastraba, se volvía a acostar sobre la tabla y volvía a remar para colocarse en la posición correcta para cazar una buena ola salinera. Cuando empezaron a llegar las olas, Sebastián se lanzó en la búsqueda de la más grande de toda la tanda y rebasó las paredes de agua de las dos primeras para encontrarse de frente con una bestial pared de agua, que, en la medida que se iba acercando, se iba enconchando, por lo que el hombre se viró, la empezó a remar y se fue en ella a toda velocidad. Así se mantuvo hasta que el sol comenzó a declinar y completamente agotado empezó a remar de regreso a la orilla. Todavía había luz cuando pisó arena y sus ojos se alegraron al ver a Roxane, sentada en la arena, envuelta en una toalla y con sus ojos protegidos por unas gafas muy punk, y ella le dijo: - Te va a dar cáncer en la piel por exponerte de esa manera al sol… - Mi piel no tiene ningún problema con el sol…mi piel ama al sol…mi problema es con el frío…¿cómo así estás aquí? - Te ví con el telescopio del balcón cuando venías para acá y me vine a esperarte, ¿tienes hambre? - Estoy que ladro de hambre, ni siquiera he desayunado… - Vamos para invitarte un plato de comida, ¿qué quieres comer? - Yo te llevo, conozco un lugar donde preparan unos gigantescos lomos a lo pobre con arroz y menestra… - ¿Unos qué? - Lomos a lo pobre, ¿nunca has escuchado de ese plato? - En Quito no conocemos esa clase de plato, ¡lomo a lo pobre!, ¿y por qué le llaman así? - No tengo la menor idea, pero sé que te lo sirven con una tremenda sábana de carne, que te cansas y te terminan doliendo las mandíbulas de tanto masticar… - ¡No me digas! Cuando la linda parejita llegó cerca de la casa de Iván empezaron a oler el tufo de las carnes asadas y ya la oscuridad de la noche empezaba a cerrarse sobre las calles de Salinas. Durante todo el trayecto, Sebastián se cansaba de cargar la tabla y no paraba de pasársela de un brazo al otro, así que se sintió aliviado cuando llegaron al pequeño establecimiento pobremente iluminado con un foquillo y se sentaron. La dulce serranita le pidió al cocinero, que era también el mesero, dos platos de lomo a lo pobre y se volvió hacia su amante. Sebastián tiritaba de frío que se hacía más molestoso por el pantalón de baño mojado, y Roxy pronto se percató de su malestar y le tendió la toalla para que su hermoso amante cubriera sus poderosos hombros y espaldas con ella y se cubriera un poco del frío de la noche salinera. Ella estaba contenta por ser la segunda vez que le daba de comer a este hombre tan simpático y que la había amado tan dulcemente hasta hacerla estallar varias veces la noche anterior. De pronto apareció de entre la penumbra, Iván, el amigo de Sebastián y lo saludo: - ¡Habla mi pana! - Te presento a mi enamorada Roxy… - ¡Hola!- saludó la chica con la gracia y el acento de las quiteñas aniñadas de EL BATAN-. - Hola, mi amiga, ¿cómo le va?, ¿están probando la especialidad de la casa? - Aquí me trajo su amigo que se muere de hambre… - Ni siquiera he desayunado- acotó Sebastián-. - ¡Vaya ahí!, ¡yo les pongo las cervezas y me voy porque tengo que trabajar! Iván prácticamente vivía de las rentas de los alquileres de los cuatro departamentos de su gran villa, pero además para redondear su presupuesto preparaba y vendía tarrinas de comida a los empleados del Mi Comisariato. Con ese dinero tenía que ayudar a su hermano que recientemente había sufrido un derrame cerebral, que le había paralizado todo el lado izquierdo del cuerpo y parte del lado derecho de la cara. Al principio el pobre muchacho estuvo al borde de la muerte y cuando Sebastián lo fue a visitar, ayudaba a Iván a levantarlo de la cama, para que las enfermeras cambien las sábanas orinadas y lo sentaron en una silla de ruedas muy criolla y lo llevaron a hacer fila para esperar su turno para el baño y mientras tanto Iván le pidió a su amigo que le leyera unos textos de las doctrinas de los Testigos de Jehová. Todo eso había sido muy penoso. Después del baño del enfermo, Sebastián sintió un gran alivio cuando lo sacó a pasear al soleado patio ya que estar en aquel pabellón repleto de enfermos lo deprimía sobremanera, y cuando lo sacó al enfermo al soleado patio, le susurraba al oído a Lalo que silbara para que se recuperara más rápido y que tenga fe y esperanza ya que todo aquello era una maldita pesadilla, pero temporal, un mal sueño y que pronto se recuperaría y se irían a la playa y correrían buenas olas en Canoa. Todos aquellos recuerdos surcaban la mente de Sebastián mientras comía en silencio al tiempo que asentía sin escuchar verdaderamente a las palabras de Roxi, que le hablaba sobre lo lindo y lo tranquilo que le parecía la vida nocturna de Salinas. Y Sebastián le preguntó cuando su mente aterrizó nuevamente sobre el restaurant: - ¿Y por qué no te quedas a vivir aquí? - ¿Te gustaría que me quedara a vivir aquí, en la playa?, ¿contigo? - ¿Crees que te dejarían tus padres? - Les daría un ataque al enterarse que dejo de estudiar en el AMERICANO, para venir acá a estudiar en EL RUBIRA y a VIVIR contigo. - ¿Crees que te desheredarían? - Mi papá se resentiría muchísimo, pero mi madre me protegería hasta el último día de su vida… - Sería una gran conmoción. - Sí, lo sería. - Entonces no te voy a pedir que te quedes conmigo, aquí, en Salinas. - ¡Estás loco!, ¿y tú?, ¿por qué no te vienes a vivir conmigo a Quito? - El frío me destroza y allá no hay olas. Nunca podría vivir sin correr olas. - ¿Las olas serían más importantes para ti, que vivir con la mujer que amas? - No lo sé…de todos modos no lo dije tan en serio, pero me fastidia la idea de no volverte a ver cuando se acaben tus vacaciones. - ¿Tanto así? - Me gusta verte cada vez que salgo del agua, en verdad eres super linda y tu dulzura me marea, es como una droga que siempre me deja insatisfecho. Hoy al verte en la arena cuando salí del agua sentí que el corazón me brincaba en el pecho. - ¿Tanto así? - ¿Qué tal está tu lomo a lo pobre? - Prefiero el cebiche mixto… - Lo que pasa es que eres una quiteña con gustos costeños, por eso te fijaste en mí… - Un momentito, mi señor, yo estaba tranquilita, sentadita con mi amiga cuando usted vino y se presentó todo galanteador y me alborotó toda con esa mirada de chico malo… - Dime la verdad, ¿cómo es que te apareciste en Paco Illescas? - Pura coincidencia, ya antes había caminado por ahí y me había fijado que en ese lugar se reunían los surfers y me pareció un espectáculo tan bonito como apacible. Verlos bajar las olas es algo tan bonito, que esa mañana fui temprano para verlos y sentirme bien. Sebastián sabía que Roxana lo amaba en secreto y ella sabía que él la adoraba y cuando finalmente pudieran consumar su pasión en Montaña, él la embestiría con tanta ternura reprimida y ella lo recibiría con tanta pasión contenida y se amarían tan completamente, tan ardorosamente, que su pasión les arrancaría lágrimas y les dolería el corazón y en la frente de ella se brotarían pequeñas venitas por la intensidad de su amor tan correspondido, tan maravillosamente fiel, respetuoso y correspondido… - ¿Te gustaría venirte a vivir conmigo a Montañita?-le preguntó sin más ni más Sebastián a Roxane, dejándola perpleja-. - ¿A vivir a Montaña?, ¿cuándo se te ocurrió esa idea? - Tengo la posibilidad de ir a trabajar como asistente de obra en la construcción de un HOTEL. - ¿Qué crees que pensarían mis padres si te dejo llevarme para allá, a la casa de la risa? - No sé, eso es algo que tienes que arreglar con tus padres…la oferta está echada sobre el tapete…siempre e querido vivir una temporada por allá, ¿por qué no te vienes conmigo? Después de una semana Sebastián empezó a preparar maletas para coger la chichera que lo llevaría a Montañita, en la madrugada había recibido una llamada de la constructora para que se trasladase para allá inmediatamente. Cuando Sebastián se disponía a salir de la villa y al abrir la puerta ahí estaba su serrana, sentada en el camino de conchilla con su gran mochila a un lado. Y mirándolo a la cara le dijo: - ¿Ya está listo mi monito? - ¿En serio te vienes conmigo? El camino le pareció a la linda parejita lleno de paisajes soleados, el desierto lucía maravilloso y Sebastián pensaba: “What that fuck is going on, here?! Pero nada de eso tenía importancia ahora. Estaban juntos. Desde que él le había ofrecido llevarla a Montaña, Roxane no le había respondido y después de mucho tiempo, él se había enterado de que ella le había solicitado el permiso a sus padres a la hora del almuerzo provocando una escena dramática en la familia, y luego se había empecinado y había llorado y también suplicado hasta que finalmente los padres la dieron por loca y se rindieron…la madre le dijo con voz trémula detrás de la puerta de su cuarto que se encontraba cerrada a cal y canto: - ¿Pero, al menos, él se va a casar contigo?, ¿no? Cuando llegaron, Sebastián se dirigió al HOTEL MAYFLOWER, donde un amigo que simpatizaba con Mario le había propuesto alguna vez que se viniera a pasar unas vacaciones. El HOTEL MAYFLOWER, quedaba justo a la entrada de Montañita en la primera calle a la derecha. Lo que a Ricky le molestaba era la situación de Roxane, le preocupaba que sea una menor de edad y que Sebastián se la haya raptado. Sebastián tuvo que hablar más de una hora frente a Ricky y soltarle todo el rollo del trabajo con la constructora para tranquilizarlo. Así que cuando Ricky se quedó tranquilo, Sebastián y su chica se fueron a dar una vuelta por Montañita. Sebastián no venía a Montaña desde hacía veinte años y lo encontró todo cambiadísimo. Cuando se cansaron de dar vueltas se apearon en una pequeña tiendita y almorzaron a las tres de la tarde unas dos latas de sardina con pan y cola negra. Entonces Roxy le dijo a su novio en el oído, mientras le señalaba con la cabeza a una linda hippie que vigilaba a su guagua que jugaba distraídamente: - No hay nada más triste y desesperante que ver a una madre soltera criando a su hijo sola y desamparada… Cuando comenzaron el camino de regreso les dolían las piernas y llegaron muertos al MAYFLOWER a ducharse y a bañarse y finalmente a descansar en una mediana carpita que Ricky les había alquilado en el tercer piso. Sebastián se quedó profundamente dormido y se despertó a eso de la media noche y descubrió a Erica sentada en el malecón, sola y con la mochila a un costado mirando el maravilloso atardecer. Sebastián tomó nota del asunto: El sol crepuscular, anaranjado, atómico, oculto entre las nubes rosa, se funde en completa armonía y éxtasis con el azul horizonte marino. Entre las nubes hay un hueco incandescente que brilla, sí, sí, sí, brilla con la fuerza de un Dios libertino y decadente del Olimpo, es el mismo Zeus que se apaga para siempre tras las cimas de la isla de Creta. Sebastián le preguntó a Erica si tenía donde hospedarse y ella le dijo que estaba esperando a un amigo y no volvió a tomar más asunto y se dedicó a vigilar las varillas de hierro y los sacos de cemento que llegaban de la bodega a la construcción. A la hora del almuerzo, Sebastián sabía que Erica iba a estar perdida por ahí sin un lugar donde descansar así que salió a buscarla y la encontró sentada media dormida e incómoda y la despertó suavemente y se la llevó al MAYFLOWER, y le pagó a Pati para que le alquilara una carpa y descansara. Luego Sebastián regresaría al trabajo para vigilar que los obreros no regaran la mezcla de cemento y que no se robaran los sacos. Cuando llegaron las seis de la tarde, Sebastián se sentía molido, no había un solo ganglio en el cuerpo que no le doliera y se fue al Mayflower. Roxy estaba en la cocina, pero Sebastián se fue directo a su carpa. Subió aquellos anchos peldaños de madera como si fuera un cadáver y cuando se metió en la carpa tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para sacarse la ropa, envolverse en una toalla y salir para meterse en el baño. Se encontraba en la segunda enjabonada cuando Erica entró en el baño y se le metió en la ducha. Antes haló la válvula para que se vaya la mierda que Sebastián recién había evacuado y su cuerpo se le enroscó como una gigantesca serpiente pitón en el fornido cuerpo de su benefactor, su cuerpo del color de la oliva estaba ardiendo en fiebre y le preguntó a su futuro amante: - ¿Quieres que te enjabone la espalda? Ella ponía su vello púbico tan cerca del miembro de Sebastián que era imposible que él no se excitara. Pero Sebastián se sentía cohibido porque sabía que Roxy estaba abajo en la cocina. - ¡Maldita sea, me pones en un aprieto! - ¿Quieres que me vaya? - No sé lo que quiero, quisiera que te detengas…no tenía pensado esto, sólo quería bañarme y meterme en la cama… - Entonces te estaré esperando en mi carpa… - ¡Gracias!, ¡y disculpa! Cuando Erica se salió del baño, Sebastián se sintió más tranquilo y el corazón dejó de latirle con fuerza. Cuando terminó de bañarse se secó como pudo y se envolvió en una toalla y se metió en su carpa sin antes percatarse de que en la carpa de Erica había una débil luz encendida, seguramente estuviera leyendo un libro. Pronto el viejo y agotado surfista se fue quedando dormido y perdió toda conciencia con lo que estaba a su alrededor. Cuando se despertó, encontró el cuerpo de Roxy a su lado y estaba inerte, así que se vistió muy despacio dentro de la carpa para no despertar a su amada, se colocó su hawaiana, se enfundó en su blue jean y se metió en sus nike’s y se fue a la planta baja para comer algo porque se encontraba hambriento. Cuando llegó a la cocina, se encontró con una linda rubia que se hallaba calentando su comida, la comida que Roxy le había dejado sobre la estufa… - ¡Hola!- le dijo Pierina-, ¿ésta comida es tuya? - Me temo que sí, pero si no te incomoda la podemos compartir, desde que estoy viviendo en Montaña he experimentado dos fenómenos fisiológicos interesantes: no siento sed y me lleno el estómago fácilmente. - ¡Te has venido a vivir para acá!, por tu acento pareces guayaquileño… - Lo soy, pero desde hace mucho tiempo vivo en Salinas y he venido a vivir y trabajar en Montaña… - Entiendo, bueno si no hay problema podemos comer los dos del mismo plato, yo estoy esperando a un vecino tuyo, que se ha alojado en una de esas lindas carpas del tercer piso, ¿quieres fumar? - ¿Tú tienes? - Me queda un poco de weed… - Yo tengo encendedor. Pronto la cocina hippie del Mayflower se inundó, brevemente, del humo acre de la weed de Pierina y Sebastián supo de nuevo lo que es la felicidad al satisfacer dos necesidades muy arraigadas en su persona el hambre y la soledad. Cuando terminaron de comer, Pierina se sintió muy excitada, era como si entre sus piernas tuviera un jodido yogurt y muy disimuladamente le preguntó a su nuevo amigo si aquel cuarto de enfrente estaba vacío. Sebastián pensó que la chica lo quería alquilar y para hacerle un favor a su amigo Ricky, se lo enseñó, ya que estaba desocupado y en la puerta colgaba el candado con la llave. Cuando entraron Pierina se colocó justo detrás de su nuevo amigo y mientras él le enseñaba el cuarto que poseía un olor rancio por la humedad, ella se le acercó mucho por detrás hasta colocar su sexo sobre las nalgas de él y luego aspiró el delicioso perfume parisino que fluía detrás de las orejas de Sebastián. A pesar de que éste estaba grifote, se dio perfecta cuenta de la situación y experimentó una fuerte erección. Su mente se disparó y en honor a Pierina, recordó un poema egipcio: ¡Flor de sam; estoy en el jardín! Yo soy tu primera hermana; Donde he plantado flores Y toda clase de hierbas olorosas. Ameno es el estanque que tu mano cavó Al fresco soplo de la brisa del norte; El bello lugar recibe nuestros pasos, Cuando tu mano reposa sobre la mía Mi corazón se sacia de alegría Cuando paseamos juntos La cosa más suave para mí Es oír tu voz; Yo vivo porque la oígo… Y ella actuó como si le hubiera leído la mente… y le dijo: - ¿Quieres caminar conmigo por el centro? - Bueno… - ¿O quieres joder conmigo en este cuarto? - ¡Demonios, pensé que nunca me lo preguntarías! Y de inmediato se encerraron en el cuarto y Sebastián le hacía señas de que apagara la luz y de que no hiciera bulla. Definitivamente Pierina era una wild cherry y rápidamente se sacó la ropa y se le montó encima al pobre viejo y gordo Sebastián. El peso de su cuerpo y la excitación lo iba volviendo loco y él empezó a succionarle sus pequeños globitos con tanta desesperación que ella empezó a jadear. - ¡Por favor no hagas bulla! - ¡Es que me estás haciendo acabar y todavía no me penetras!, ¡oh Dios qué excelente amante eres! Al día siguiente Sebastián se despertó con todo el cuerpo molido, miró por la ventana del cuarto y eran las seis de la mañana y no había regresado a la carpa con Roxy. ¡Repámpanos! Rápidamente subió las escaleras y se metió en el baño y se restregó con abundante espuma de jabón, y se volvió a enfundar en la misma ropa y fue directo a la carpa, donde Roxy seguía dormida. - Cariño, cariño, despierta, me tengo que ir al trabajo… - ¿Qué hora es? - Las seis y media, ¿tienes dinero para el desayuno? - Sí, pero, ¿dónde se desayuna aquí? - Para ahorrar cómete unos panes con cola en la panadería EL TRIGAL o vete donde la señora Elena. - Bueno, ahora, déjame dormir… - Sí, claro, como tú digas… - ¿Adónde fuiste anoche? - Ahora no puedo conversar tengo que irme… - Dame un beso de despedida… Aquel día de trabajo fue un infierno ya que Sebastián tenía que registrar todo el material que salía de bodega y el HOTEL estaba en tal posición que tenía que hacerse ocho para recibir los materiales que le llegaban por dos distintas calles. Luego se dio cuenta de que la libreta que había llevado estaba a punto de acabarse y se fue caminando tranquilamente a la tienda de don Emilio para comprar otra. Cuando llegó lo atendió muy amablemente la señora y le ofreció una libretita con un TIKO TIKO en la portada y Sebastián le dijo entre dientes: - ¡Pero no me dé el de TIKO TIKO, deme uno más serio! - Usted me hace reír-le respondió la señora-, y le dio una libretita con una portada de una conejita de PLAYBOY. En ese momento ya Sebastián comprendió que tenía que regresar al trabajo y que no tenía tiempo para poner patas arriba la tienda hasta encontrar la libreta adecuada, así que acepto a regañadientes, la libretita con la conejita PLAYBOY y se fue de ahí, exclamando un ¡Jesús! Cuando llegó ya por la noche al MAYFLOWER, venía cenando de donde la señora Elena y subió aquellas escaleras completamente agotado hasta llegar a la tercera planta y ya en la entrada aquel hotel estaba lleno de gringos y ya en el segundo piso se dio cuenta de que algo estaba mal porque todo estaba a oscuras, así que cuando finalmente arribó, se encendieron las luces y Roxy, Erica, Pierina y dos vecinos más le gritaron ¡sorpresa volkswagen amarillo! Con tanto ajetreo, Sebastián se había olvidado por completo de que era su cumpleaños. Roxy, Erica y Pierina estaban completamente borrachas de dulce vino y los otros dos vecinos estaban saturados de yerba. - ¡Maldita sea, de verdad estamos veinte y cinco de enero! Roxy se le acercó y le dijo mientras le lanzaba el aliento a vinazo en el rostro: - ¡Ya sé lo que hiciste anoche!, ¡picarón! - Ya lo sabes, ¡créeme que lo puedo explicar todo! - ¡No hay nada que explicar!, ¡y por favor no me decepciones!-le gritó Pierina-, ¡anoche fuimos amantes! A estas alturas, en un tercer piso, ¡en Montañita!, Sebastián se rindió, simplemente aceptó un porro que le brindaba uno de los vecinos, amigo de Erica y Pierina y que todos lo apodaban:”PUEDE SER” y empezó a fumar, aunque ya nada valía la pena mantener en secreto, le agradecía a Erica, que un poco más sensata, no le haya contado también a Roxy el pequeño asunto que tuvieron en el baño, cuando él se resistió a se violado después del trabajo. Luego se le vino a la mente de Sebastián este triste pensamiento: La dificultad para tener una feliz y saludable relación sexual con una amante, radica en el problema de querer mantener todo bajo secreto. Sin el secreto la relación se interrumpe y ya no hay una amante sino más bien un escándalo, pero con el secreto las cosas no son psicológicamente tan fáciles, tampoco, porque el secreto mata y destruye la psiquis de las personas. Luego apareció con los ojos rojos y desenfocados, entre una nube de yerba el vecino al que todos apodaban EL ANTROPOLOGO, poseedor de un degree de la universidad de Huntington. Su porte lo utilizaba para andar de un lado para el otro y después de unos cuantos pipazos ya se creía Leonardo Di Caprio en una fantasía fílmica de hashís. Se encaramaba en una saliente del techo del hotel de Ricky y le provocaba angustias a Erica, que le decía con su vocecita: - ¡Oye bájate de ahí! - ¿Qué tal vecino?, ¿le gusta mi weed?, la he traído directamente de New York, ¿le gusta?, oiga vecino, regáleme un jabón, y también una toalla, y hágame un hijo, vecino… - Desde el primer momento que la fumé se me congeló el sudor y me siento más relajado, pero ahora lo que quiero es bañarme…y con respecto a lo demás estás loco de remate y no quiero saber nada más de esa locura… Y el vecino ANTROPOLOGO le hizo una señal con la mano muy afrancesada de fin de siglo, que significaba: “adelante siga usted”… Entonces Sebastián dejó su jodido casco dentro de la carpa y cogió, el jabón, la pasta de dientes y la toalla y cruzó hacia el baño. Cuando estuvo adentro se desnudó y se sentó en la taza para pegar su habitual cague y luego se metió en la ducha para limpiarse y purificarse el cuerpo de todas las cochinas toxinas que había expulsado su organismo con la transpiración. Cuando ya estaba a punto de salir le empezaron a golpear la puerta como si se la quisieran tumbar… - Vecino soy yo el ANTROPOLOGO, que le tengo un regalito de cumpleaños… - Maldita sea-exclamó Sebastián-, primero me pides un jabón, luego una toalla, luego quieres que te haga un hijo ¿y ahora qué quieres? Cuando abrió la puerta se encontró con Roxy y Pierina desnudas, que aprovecharon para empujar y meterse en el baño a la fuerza. - Bueno, bueno, bueno, déjame ver si entiendo bien toda esta locura… - No se trata de entender nada, men…-dijo Pierina-, hoy te bañas con nosotras… - Sí, eso te pasa por picarón…-dijo Roxy-. Y las dos chicas se metieron en el baño con su amante Sebastián, mientras Erica se quedaba sola y triste bebiéndose su vasito de vino. El sol pegaba sobre la ola y la volvía de un verde cristalino, de jade, y la espuma parecía brillar con fuego incandescente. El tiempo había transcurrido volando como dice Manilow: “time flyes when you having fun, men”… Unas veces Sebastián sentía preferencia por las nalgas de Roxana y en otras ocasiones por las de Pierina, para Sebastián era un gusto verlas semidesnudas cogiendo el sol matutino de la playa con sus cabellos forrados por pañuelos, sus tangas metiéndoseles entre los glúteos y oliendo el perfume de sus bloqueadores solares que se untaban generosa y seximente sobre sus blancas pieles. Roxane era más barrigoncita, pero su cuerpo era igual de seductor que el de Pierina. El sol pegaba sobre el hueco de la ola y ésta lo reflejaba convirtiendo al mar en un espejo de burbujas incandescentes. El ombligo de Roxane parecía flotar en medio de una sexi pipa de grasa, ver aquello era disfrutar de un espectáculo casi obsceno. Ambas tenían las uñas pintadas de rojo. Sebastián sentía un profundo amor por Roxane, aquel amor era bellamente correspondido con ternura, toda la ternura del mundo, pero el amor de Pierina era salvaje y exuberante, loca, loca, loca de atar y cuando Sebastián se apoyaba en ella, sentía que se le salían todos los tornillos de la cabeza y quedaba majareta. ¡Menudo problema!, su corazón estaba dividido, ¡su corazón!, este órgano de Sebastián era tan grande que ahora estaba dividido por el amor de dos mujeres, que sentían verdadero frenesí cuando se acostaban con él, por lo que Sebastián decidió irse a vivir a la carpa de Pierina durante una semana y en la siguiente con Roxane. Algunas veces esta situación le hacía mal a Roxane y borracha le reprochaba, que no se decidiera y en otras ocasiones disfrutaba de esta poligamia porque adoraba a Pierina y porque ella la hacía partícipe de todas sus locuras. Las dos en general se habían dado a fumar demasiada yerba para el gusto de Sebastián. Entre las dos experimentaban con Sebastián con el sexo imaginativo de tal manera que cuando Sebastián la montaba a Pierina ella le hablaba de los atributos sexuales de Roxi y lo inducía a terminar dentro de ella pensando en Roxi y lo mismo hacía Roxi al inducirlo a Sebastián a terminar dentro de ella pensando en Pierina. Hasta que en una ocasión, Sebastián cayó en la cuenta de todo el asunto y les dijo a las dos: - ¡Estáis locas de remate! En cambio él como todo buen patriarca a veces salía solo en los fines de semana con una botella de whisky en la mano y se sentaba en la esquina de la obra en construcción y disfrutaba de aquellas mañanas con fuerte frío y garúa mientras las olas de la punta se paraban detrás de la roca. Una noche Sebastián se levantó del lecho, se vistió y se fue a caminar al HOLA OLA y se encontró con una Lucky GIRL y como ya se habían visto en el trabajo, porque ella le había pedido que le regale unas cañas a lo que él se había opuesto a regañadientes, incluso, se tomó la molestia de explicarle el motivo, aquella noche ella le restregaba en el rostro el haberle negado unos miserables pedazos de caña, pero él le decía que no tenía ningún poder como ella afirmaba para darle las cañitas que si por él hubiera sido le regalaba todo el jodido edificio. Pero Lucky Girl insistía… Tal vez estaba borracha o quería sexo, Sebastián no lo sabía… -¡Me negaste unas cañas miserables! - En ese mismo día había recibido la orden específica de no regalar los desechos porque todo iba a ser reciclado, y arriba estaba siendo vigilidado por unos trabajadores que no estaban bajo mis órdenes… -No entiendo, ¡cómo es eso que tú que eras el jefe y eras vigilado por los trabajadores! - ¡Te me pareces a Barbara Straisend! - ¡Ahora sí, recién te estás aflojando!, ¡se te ve muy cargado! - ¿Fumas yerba? - Sí, ¿quieres un poco? - Sí… - ¿Dónde estás hospedado? - Donde Ricky en el Mayflower… - ¿Quieres venirte conmigo?, Yo estoy más allá del Donkin Donas… Mientras iban caminando ella le tomó por el brazo y mirando románticamente a las estrellas, ella le preguntó: - ¿Le temes a la muerte? - Sí, y mucho… - ¡Por qué! - Recuerda que soy escritor y mis fuentes literarias provienen del viejo y decadente mundo de Maupassant y Balzac… - ¿Y? - Ellos te enseñan a amar completamente a la vida y a temerle a la muerte, a la pobreza y a la locura… Pronto llegaron a su departamento con un estilo arquitectónico muy hawaiano, todo de madera curada y grandes tablones gruesos como peldaños de las escaleras. Cuando se desnudaron ella se sintió libre de mover las caderas, sensual y provocativamente, frente a él y de caminarle desnuda por entre sus narices y hacerle la paja a su nuevo amante. Luego interrumpía la paja para chuparle las bolas y el pene y de pasada le lamía el ano. Aquella noche Lucky Ladie se sentía solitaria y le conversaba a Sebastián sobre su madre y la relación extraña que tenían y que había culminado con una entrega de dinero por correo para que ella parara un pequeño negocio, y luego la conversación saltó sobre su último amante que la dejó botada después de seis años de relaciones ininterrumpidas. Su situación psicológica era de penumbra porque le contaba a Sebastián una serie de cosas y le daba a entender que era una hooker, pero luego lo negaba enfáticamente. Sus pensamientos eran confusos, y Sebastián no alcanzaba a comprender lo que ella quería, ¿quería sexo pero luego se desanimaba?, ¿quería conversar, pero luego, se quedaba callada esperando una respuesta a una pregunta ya hecha? En la atormentada mente de Sebastián sonaba el timbre de la alarma, tenía que regresar al hotel para descansar un poco, al día siguiente tenía que regresar. Entonces ella le dijo: -¿Qué te parecería la idea de darte doscientos dólares si me haces un hijo? - ¿Acaso usted no necesita el dinero? - ¡El dinero se lo hace! - ¡Así de simple!, ¡pero claro para los que pueden trabajar! - ¿Qué decides?, ¿sí o no? - ¿No te parece un poco precipitado este asunto?, ¡no te parece algo loco, impulsivo y traído de los cabellos! - Tengo treinta y tres años y tengo la edad justa para ser madre y todos mis problemas económicos bien resueltos con mi propio negocio… - ¡Creo que tenemos que hablar de este asunto otro día!, ¡ahora estoy borracho!- y Sebastián se levantó a regañadientes de la cama calientita por el calor de su amante y en medio del tremendo frío de las madrugadas de Montaña, se empezó a vestir-. - Huye, gringo, vete a dormir a tu carpita, por ahora puedes escapar, pero tarde o temprano regresarás a mí porque sólo yo puedo ver el poder que tienes y que todavía no lo descubres… - ¡El poder!, y ¡dale con esa locura, mujer!, yo no sé de qué jodido poder me hablas… - Regresarás a mí… - ¿Por qué estás tan segura? - Porque muy en el fondo sabes que soy tu Lucky one… Y Sebastián se quedó callado, aturdido y más bien asombrado por la repentina fascinación que había provocado en aquella deliciosa mujercita… Las noches en Montaña son tremendamente frías y silenciosas, pero su cielo no es como el de Canoa, tachonado de estrellas. Cuando llegó al Mayflower ya se podía sentir el terrible frío que se experimenta poco antes de que comiencen a salir los primeros rayos del sol. Cuando llegó a la tercera planta, encontró sentada en las penumbras a Erica, con las piernas cruzadas en la posición de loto y fumando un porro de yerba. Ella lo saludó: - ¡Hola! - ¿Qué tal?, ¿has madrugado o no has dormido nada? - No lo sé, creo que te estaba esperando… - ¿Necesitas algo? - ¿Quiero saber el porqué me ayudaste sin pedirme nada a cambio?, ¿y el porqué no quisiste joder conmigo en el baño? - ¡Es curioso!, ¡yo tampoco tengo una respuesta coherente para esa pregunta, además ahorita estoy muy borracho y cansado! - ¡Por favor, no lo entiendo, dímelo! - No lo sé, sólo quise ayudarte…y nuestro asunto en el baño, ¡demonios!, mi enamorada estaba abajo en la cocina, no soy tan cínico para arriesgarme a que me coja así - A ella no le hubiera importado… - Recuerda que eran los primeros días en Montaña, no es lo mismo que si ya lleváramos varios meses, aquí, viviendo en esta atmósfera enrarecida de manicomio… - ¿Sabías que hay una leyenda que dice que si pasas más de tres meses en Montaña o Canoa, el clima te pone cucú, te dá vueltas el cerebro, te dejas crecer la barba, te tatúas en el pecho, todo te tiene sin cuidado y por último terminas deschavetado, corriendo desnudo por la playa… - ¿Me estás tomando el pelo, verdad? - ¡Es en serio!, ¿quieres fumarte un toque? - Me quiero bañar, lavarme los dientes, desayunar e irme a trabajar… Entonces Erica se puso de pié y avanzó agresivamente hacia Sebastián, se le puso muy cerca aunque su estatura era menor que la de él y le acercó los labios muy cerca del oído de ella y le dijo: - ¿Quieres bañarte conmigo?, te puedo enjabonar la espalda, te puedo comer a besos, te puedo hacer acabar en pocos minutos… - ¡Maldita sea, Erica, siempre me coges cuando estoy desmayado! - ¡Sabía que te morías de ganas por joderme, lo sabía desde que me recogiste y me trajiste aquí!, ¿al menos te puedo preparar el desayuno?, ¿quieres huevos revueltos?, eso es bueno para devolverte las energías y ponerte bien tieso el miembro, ¿no crees? - Igual no podemos hacer nada, para entonces, las chicas estarán despiertas y armando pendencia… - ¡Pero me puedes joder cuando regreses o te puedo ir a buscar al trabajo a la hora del almuerzo! - ¡Por Dios, Erica, me estás volviendo loco, ya tengo dos mujeres, ¿qué es lo que quieres?, ¿ser la tercera? - Te prometo que si me jodes te va a gustar tanto que no querrás joder con ninguna otra? - ¡Estamos desvariando!, ¿qué manera de hablar huevadas?, ¡basta ya!, ¿por qué es tan importante para ti joder conmigo? - Nunca, nunca nadie ha hecho algo por mí en forma desinteresada, además me enteré de que escribes poesía erótica y cuando las chicas y yo nos fumamos un grifo dentro de tu carpa, ví que lees a Henry Miller y a mí me encanta Miller, ¿también escribes novelas de ese tipo? - Sí, pero ahora estoy muy cansado y sí me gustaría unos huevos revueltos, ¡chica estás que ardes! - No hago el amor desde hace tres meses porque nadie me inspiraba algunas ganas, pero de pronto llegas tú y me pagas una carpa ¡sin pedirme nada!, ¡y luego te niegas a joderme cuando estamos desnudos en el baño!, entonces realmente, quiero saber qué clase de hombre eres tú… - Sólo uno que siempre coges cuando está o muy cansado o muy estresado- le respondió Sebastián y le dio un beso en la frente, y se metió en el baño…y sintió que Erica estuvo a punto de seguirlo, hasta pudo oír su suspiro que a Sebastián le destrozó el corazón-. Todas las mañanas Sebastián aprovechaba la hora del almuerzo para disfrutar del show de los locales que se metían a correr el beach break y entre ellos había un niño de diez años…,¡aquello asombró sobremanera a Sebastián!, y decidió alquilar todos los días una tabla para meterse al agua durante el lunch, para ponerse a remar y hacer un poco de ejercicio. De pronto sus pensamientos se interrumpieron cuando frente a su rostro apareció una linda danesita con una canasta repleta de trufas con avena, manjar y maní sobre el chocolate, adornadas con una flor roja, y Sebastián le compró tres a cincuenta centavos cada una. Muchas veces llegaban a la construcción, gringas vendiendo galletas tortitas, empanadas, y Sebastián las hacía subir al incipiente edificio a ofrecer sus deliciosas variedades gastronómicas a los empleados para que le hagan el gasto. Muchas de ellas lucían como tocados grandes y voluptuosas trenzas y muchas veces estaban descalzas. Cuando terminó la agotadora jornada de trabajo y Sebastián regresó a la tercera planta del Mayflower, se encontró con la gratísima sorpresa de ver acostada en una hamaca roja a su amiguita de Salinas, la SHANGAI girl, vistiendo un straple púrpura, y una faldita blue jean, que le quedaba super ajustada, y le dejaba adivinar al espectador, sus hermosas y fornidas piernas. Roxane le dijo en tono festivo: - ¡Mira quién está aquí! - Sí, ya me di cuenta, ¿cómo te va niña? - ¡Grifota!, ¿quieres un bate? - Primero quiero bañarme y descabezar un sueño, guárdamelo para más tarde, lo siento, pero esa es mi rutina, ¡he venido a trabajar, acá, sabes! - Yo te lo guardo- le contestó Cristina con su adorable rostro de muñequita de porcelana china-. Y de inmediato siguió ahí acostada conversando con Roxy y Pierina sobre sus asuntos femeninos, que Sebastián no alcanzó a comprender porque llevaba la cabeza completamente saturada de sol. Aquel día el sol había pegado tan fuerte que la crema LUBRIDERM, que Sebastián utilizaba fue insuficiente y tuvo que comprar un bloqueador de sol para protegerse la piel del rostro. Cuando salió del baño y se metió en la carpa no pudo dormir mucho tiempo porque después de un rato llegaron a la tercera planta los vecinos PUEDE SER y el ANTROPOLOGO ¡y comenzó el relajo…! A lo lejos se escuchaba la canción SARA SMILE de Hall& OATES. El vecino ANTROPOLOGO recién había llegado del valle de los Chillos y había recogido de entre la mierda seca de las vacas unos hongos alucinógenos que los estaba ofreciendo a todo el mundo como si fuese la experiencia intelectual más grande del mundo. - ¡A ver, vecino, a despertarse, que aquí le traemos unos honguitos para que alucine!- gritaba estentoreamente el vecino ANTROPOLOGO-. - No gracias, la última vez que experimenté con ese asunto me pegué un susto de muerte… - ¿Por qué vecino?-preguntó PUEDE SER-. - Porque me mastiqué una tapa con mermelada a eso de las siete de la mañana y eran las ocho de la noche y seguía arriba, te juro, hermano, no te lo recomiendo-dijo Sebastián-. De pronto llegó a la puerta de la carpa de Sebastián el dulce perfume de Cristina y le ofreció compartir su batecito. Sebastián le pegó dos fuertes toques y sintió que los músculos del cuello se le relajaban y cuando sus ojos se enfocaron bien pudo ver en el rostro de la SHANGAI GIRL una expresión de ansiedad, como si ella quisiera decirle algo, algún secreto que tuviera escondido en el fondo de su corazón. Y lo que pasaba es que Cristina, Roxana y Pierina habían apostado contra Erica que Cristina lograba seducir a Sebastián y meterse en la cama con él, pero las cosas no se iban a dar así nunca porque había demasiada gente en la tercera planta del Mayflower, y Sebastián en cuestiones de sexo no le gustaba dar espectáculos. El vecino ANTROPOLOGO estaba fumadote y frustrado porque nadie quería compartir con él su viaje en hongos, y grifote como estaba, se paró en una cornisa y decía que con aquella yerba se sentía como Leonardo Di Caprio, y Erica, angustiada, porque no le gustaban las alturas le gritaba con voz fina: - ¡Oye bájate de ahí! Cristina no se rendía y poniendo una carita linda, de puchero, le dijo a Sebastián: - Tengo hambre, ¿por qué no me llevas a comer? - ¿Quieres ir a comer algo donde la señora Elena? - ¡Bueno! Entonces Sebastián se vistió lenta y cansadamente y se fueron calladitos como escapando de toda la algarabía del tercer piso y se encaminaron hacia el restaurante de la señora Elena. Cuando llegaron ahí estaba la señora Elena cocinando un delicioso seco de carne y más allá su esposo, Pocho, sentado leyendo el periódico y cuando Sebastián pidió los dos secos de carne, la señora Elena mandó a don Ignacio para que vaya adonde don Emilio a ver dos botellas de cola negra bien heladas. Entonces Sebastián le preguntó a la señora Elena sobre la iglesia del pueblo y el motivo de que le colocaran el nombre de San Isidro Labrador. Ella le narró la historia que uno de sus antepasados le había contado: un pescador había encontrado en una de las rocas de la punta donde todavía se acostumbra sacar pulpos, una pequeña imagen del Santo, que en un principio no había reconocido y al llegar a casa lo guardó en un gran baúl, pero más adelante lo llevó a empeñar a una casa donde vendían licores, para poder pegarse unos tragos, pero al Santo no le gustó aquel ambiente, y de manera milagrosa regresó la efigie al baúl, y desde ahí golpeaba, y cuando el pescador empezó a escuchar aquellos golpes se intrigó y cuando abrió la maleta y encontró la imagen del Santo, se quedó completamente asombrado y todavía un poco incrédulo por el misterio divino de aquel milagro. Y esa era toda la historia del porqué le habían colocado el nombre de San Isidro Labrador a la pequeña iglesia del pueblo de Montañita. Cristina y Sebastián comieron con gran satisfacción sus secos de carne y las colas y luego, después de agradecer, se levantaron, pagaron la cuenta y salieron a caminar por el pueblo. Ella sentía frío y Sebastián la abrazó para transmitirle su calor, entonces, ella le propuso no regresar al Mayflower todavía sino que se metieran en otro hotel acompañados de unas botellas de cerveza. Junto en el malecón había un hotel, el Montañita, donde la pareja se refugió del frío de la noche y de la garúa y alquilaron una habitación con parlantes para escuchar la música de fondo que ponía el disck jockey del bar del hotel. Sebastián se metió en el baño y roleó y encendió un porro y Cristina se le unió, sentándose en la tapa del servicio, para fumar con él. Le dio varias caladas al cigarro y se fue a la habitación donde se desnudó y se metió en la cama para luego de estirarse y frotar las piernas con el rico frío de las sábanas, proceder a acostarse boca abajo dejando a la vista de Sebastián su enorme y reluciente culo blanco, bien brotado. Sebastián le dio los últimos toques al bate y también se quitó la ropa y se acostó junto a su amiga y se tapó hasta los hombros con la colcha, pero con la mano izquierda empezó a sobar los preciosos glúteos de Cristina, y ella volteó el rostro para contemplarlo con ojos soñolientos. Luego de un rato le preguntó un poco enigmática: - ¿Por qué no te subes encima mío y me follas?, ¿no te parece lindo mi culito? Sebastián le acercó los labios a la frente y le depositó un beso y procedió a acostarse encima del esbelto cuerpo de aquella jovencita y Sebastián descubrió que se sentía muy suave y bien estar encima de ella. De aquel cuerpecito atlético se desprendían olorosas fragancias dulces y enigmáticas como el misterioso chocho de una virgen. Entonces Cristina le susurró con el rostro escondido entre el antebrazo derecho: - ¡Métalo! - ¡Eres verdaderamente deliciosa! - Entonces métalo, que tengo la chucha bien caliente… Sebastián la volteo a su amiga y sus ojos se quedaron frente a los de ella y no pudo contener una irresistible necesidad de besarle todo el rostro sin dejar ni un solo pequeño espacio que no tocaran sus labios. Así era Sebastián, un tipo que en su interior, desbordaba de ternura, para él joder sin sentimiento era imposible y casi antinatural. Cristina todavía sin ser penetrada tenía las entrepiernas húmedas por el deseo y su vientre estaba hinchado por la intensidad del deseo. Sentía unos ardores en todo el cuerpo que eran verdaderamente inaguantables. Sebastián no paraba de cocinar aquella pasión a fuego lento, besándole interminablemente, en el cuello, succionándole los pezones y lamiéndole las axilas. Todo aquello la hacía desesperar aún más a Cristina, hasta que sin poder aguantar más lo empujó y lo volteo y se subió encima de él u se ensartó la tiesa varilla dentro de su chochito y empezó a menearse hasta que su pequeña vaginita se pudo mantecosa como el contenido de una botellita de yogurt y ella sintió que las fuerzas del cuerpo se le iban en la medida en que experimentaba una serie de orgasmos. Al día siguiente, Sebastián se despertó desnudo enredado en las sábanas de aquel misterioso hotel y el cuerpo de Cristina estaba a su lado boca abajo. De inmediato se metió en el baño y se enjabonó abundantemente para ir al trabajo. Ni bien llegó a la construcción del hotel, se encontró con una loca alucinada, que se hallaba en cuclillas, escondiéndose de quien sabe qué enemigo imaginario y con una biela en la mano. Hablaba toda loca una serie de incoherencias y lo empezó a involucrar a Sebastián en un asunto dudoso, más bien era un escándalo homosexual, y Sebastián, estaba cansado y no tenía ni tiempo ni paciencia para soportar toda aquella mierda, los trabajadores no tardarían en llegar, así que lo cortó y le dijo en tono enérgico que no tenía tiempo para toda esa mierda y le decía al gay: - Escuche, por favor, ya no me replete con más de esta mierda… Luego el alucinado parpadeó y como que se hizo la luz en su pequeño cerebro, comprendió, y se puso más histérica y empezó a correr de un lado para el otro como una estrella de mar rosa completamente fuera de control. Aquel día recibió una suave amonestación por no poner con detalle todos los nombres de los trabajadores y hasta le pidieron que les ponga su especialidad. El día transcurría muy lentamente, la garúa no amainaba y en medio de ese frío unos alemanes, que aparentemente, recién habían salido de una fiesta tan borrachos como amanecidos, estaban bañándose en la orilla con aquella agua helada de la madrugada. Cuando llegó la hora del almuerzo, Sebastián se fue caminando a la bodega para encontrarse con Duval y salir a almorzar juntos. Desde que había llegado a Montañita había tenido tanto sexo que empezaba a tener miedo a las mujeres. Su escroto estaba seco sin ni una sola gota de semen. Cuando Sebastián llega a la bodega, Duval lo estaba esperando y juntos se fueron a comer donde Rosita unos churrascos con carne apanada bien buenos. Después de comer, Duval lo llevó a Sebastián a conocer el santuario de la virgen, que se hallaba encima de la montaña y metido en una cripta. Para entrar tuvieron que sacarse los zapatos y se sentaron y se quedaron ahí, una hora completa contemplando a la imagen de la virgen que había llorado y cuyas manchas de sangre en los ojos todavía se podía apreciar. Sebastián, pensó: - ¡Tengo que estar loco para estar aquí, sentado, ¡contemplando!, metido aquí en este asunto! - ¿Qué hiciste anoche con aquella hermosa chiquilla con la que te vi, caminando por el malecón? - Me cansé de lamerle el ano, que recién se lo había lavado con jabón y cuando ya sentía que se me iba a acalambrar la lengua, ella me lamió el falo hasta ponérmelo bien duro… Caminaba entre la oscuridad del tártaro con sus calores del infierno y fuegos como los de Roma ardiendo por el capricho asesino de Nerón. Caminaba de la mano de mi madre y podía ver gente agonizante sin riñones dando sus últimos estertores y eran veladas por una multitud trashumante que pasaba arrastrando los pies con cadenas mirando los cuerpos acostados en camas de hospital en una esquina de Iglesia para pobres. Las flamas de las velas iluminaban pobremente sus rostros contraídos por el espanto y de aspectos de almas dolientes, retorcerse por el horror ante la irrefrenable agonía de la muerte. Junto a mi exesposa te fui a buscar a una cama desvencijada donde yacías sola y abandonada, sudando al calor y penumbra de las velas y de los fuegos del averno. Me arrodillé ante ti mi amada amante, el sueño de amor de mi vida y lloré y supliqué ante tus pies al verte postrada con el dulce rostro tuyo embalsamado por la frenitis aguda. De rodillas llorando como un niño que pierde a su madre y mucho más que a una madre a una amante adorada, fiel apoyo e incondicional amiga, te supliqué que no te mueras. a mi lado caminaban alternativamente todos mis familiares fallecidos, incluso la misma muerte. Mi rostro bañado en lágrimas y de rodillas suplicando que no te fueras de este mundo, era enjuagado por las tiernas manos del pequeño Joey, jr -¡No quiero que te mueras nunca! -grité entre sollozos y espasmos y de pronto te sentaste y con el torso desnudo y con las piernas abiertas embutidas en un pantalón chicle negro de luto me dijiste. - Muero cada vez que amo a un hombre muero porque cuando amo le entrego todo mi corazón a ese hombre que eres tú muero porque lo nuestro desde el principio siempre fue un imposible Me despierto en la carpa de la tercera planta junto a ti a un lado y con Pierina en el otro, llorando aterrorizado, empapado de sudor, desorientado en la oscuridad entre los cuerpos ardientes y sudorosos, busco el reloj de muñeca para saber si ya tengo que ir a la bodega a desayunar con Duval y ya son las siete por lo que salgo de la carpa con mucho cuidado, me meto al baño y en mi mente flota, aparece un poema seguramente un remanente de la pesadilla anterior. No te encuentro en esta oscuridad de abismo en el que vivo porque sin tu amor Roxy el que está muerto soy yo ¡el tipo aquel el de la esquina me quiere robar! ¡el negro aquel! ¡me quiere robar! ¿por qué te matas alcoholizándote de esa manera, amor? ¿si acaso no tienes a nadie que te espere en casa para bañarnos juntos y hacer el amor toda la noche? mejor cómete unas galletas para que no se te fundan las paredes de tu estómago indígena en esta funda tengo hartos maduros ¿quieres cola' ¡sí! tómate otro vaso de cola negra que es todo lo que hay ¿por qué hablas en inglés a esa gringa? ¿estás celosa, acaso? come rápido y a las gringas siempre hay que hablarles en inglés, ¿cuál es el maldito problema? ya terminé de comer, ¿ahora sí nos vamos al hotel a dormir? sí ya terminé de comer y compré dos jabones y pagué todo para que nos bañemos juntos y me cuides mientras duermo bocabajo ¿te puedo abrazar si siento miedo durmiendo sola con un desconocido, desnuda, en la oscuridad de un hotel de mala muerte? ¡claro que sí y si te apetece te puedes acostar encima mío para que ambos nos demos calor! No hay atardecer más esplendoroso en mi vida que ver tu cuerpo indígena alcoholizado desnudo mientras te bañas cuando pasas la pastilla de jabón sobre tu pálido cuerpo y me lanzas miradas provocadoras de audacia y osadía invitándome a que te frote la espalda cuando me enseñas tus labios pintados de fuerte carmín y me abres las piernas y brotas tu sexo hinchado y peludo, también rojo como una flor de peregrina escenas eróticas del mejor atardecer de mi vida cuando desenfadada,todavía mojada sales de la ducha y te me acercas borracha para acoplar tu sexo encima del mío toda la habitación se pinta de un color rojo frenético y pierdes todo freno y escrúpulo cuando te me tiras encima te ensartas varias veces y te quejas placenteramente joder a un hombre blanco, conmigo es para ti como leer un poema erótico de Cátulo fallamos al mismo tiempo ante la madre naturaleza cuando nos venimos al mismo tiempo y agotado y empapado de sudor me susurras en quichua un "cuánto te amo" Después de que Sebastian y el bodeguero Duval salieron del templo de la virgen Rosa Mística Católico de Montañita, caminaron en completo silencio y ascendieron fatigados la pequeña loma frente al colegio de niños y adolescentes para bajar a Olón, hasta meterse por unos arrabales y desembocar en la playa. Ambos se quedaron estupefactos de los colores del cielo celeste brillante y el mar infinito y azul y el viento que secaba el sudor en sus rostros. Su sorpresa fue mayor ante la belleza de los Chalets o Beachouses; casas de playa que decoraban con una arquitectura casi artística toda la orilla de la playa de Olón. Era un domingo y ambos no tenían nada que hacer. Habían salido muy temprano del centro de Montaña y estaban habituados a caminar pateando la arena y charlando como dos viejos filósofos griegos que salen a aregonzar y reflexionar mientras disfrutan del sol, la arena y la brisa del mar. Roxane El paisaje era esplendoroso: perros sueltos, retozando en la playa, locales paseando con sus parejas nalgonas en moto y vendedores ambulantes de mariscos y de toda clase de chucherías como brownies con yerba, cocteles de gelatina con vodka, botellas raras con guanchaca o puro macerado con toda clase de frutas. Todos ellos iban y venían por la playa como si fueran adornos o recuerdos de un androide o dibujos pintados en un paisaje marino. Duval aprovechaba la ocasión para bombardear de preguntas a Sebastian sobre las noches de Montañita ya que el pobre pasaba encerrado en el campamento bodega ubicado en la Comuna de Montaña. Sebastian se sentía libre de hablar en voz alta porque sabía que Duval era una persona sincera y de confianza. Sebastian le explicó que las noches de Montaña son bien raras que él a sus cuarenta y pico de años ya no tenía las fuerzas para farrear y que solamente era un testigo a fuerza viva del baile de las extranjeras que sobre la arena disfrutaban de la música electrónica; y luego se hundía en una disertación antropológica sobre los fantasmas de la noche que son personas que solamente salen en la noche a farrear y a comerciar con droga y a tener sexo. Mientras Sebastian y Duval caminaban y conversaban eran testigos de las aniñadas más finas y delicadas que se hubieran podido imaginar en sus vidas, embutidas en sus trajes de baño, viviendo la dulce vida junto al mar, y en sus chalets de playa, tomando el sol con sus cuerpos blancos, incitadores, deliciosos, untados hasta más no poder de bloqueador solar; bañándose en sus piscinas, asomadas en los ventanales de sus condominios, saludando con las manos o lanzando besos volados. Sin que se dieran cuenta, Sebastian y Duval se detuvieron cansados de caminar y sin reparar en ello, habían dejado atrás Olón, San José, Curía y ahora hambrientos y extenuados, parados con las piernas temblorosas, encima de unas grandes piedras amarillas colocadas ahí como rompeolas para proteger los chalets de playa contra los aguajes del Niño y totalmente agotados, felices y desestresados, fueron testigos de una imponente puesta de sol tan, pero, tan maravillosa que ambos experimentaron la misma sensación como si fueran testigos de una explosión solar atómica en el horizonte de la Comuna La entrada que era ya el límite entre Santa Elena y Manabí. Muertos de hambre hasta el punto de quedarse otra vez en silencio, caminaron al pueblo y preguntaron ya con la oscuridad de la noche encima, dónde podían comer algo y una ancianita con el rostro arrugado y curtido por el sol y la sal como una pasa les dijo que les cobraba diez dólares a cada uno por alquilarles una ducha, una pastilla de jabón y ofrecerles un seco de carne calientito y jugoso que pronto estaría en su punto. ¡Ah!, ¡Jesucristo!, ¡con qué alivio Sebastian disfrutó de la ducha de agua salobre después que tuvo que esperar pacientemente a que la desocupe Duval! Su cuerpo había sentido tanto frío y ardor por el cansancio de la caminata y por la exposición al sol que ahora se secaba con una toalla media usada, tiritando de frío y con la piel de gallina mientras desde la estufa de leña de la cocina de la ancianita de la Comuna La Entrada le llegaba el olor vivificante del seco de carne. Mientras tanto Roxane y su inseparable Pierina se sacaban la madre lavando platos en un restorant de lujo de Montaña y porque los fines de semana era cuando más se movían los negocios y en verdad Roxane adoraba a Pierina no solamente porque era una loca dulce, una chiquilla que la hacia reír a mares y sabía ser discreta y hacerse a un lado cuando ella quería estar a solas con Sebastian o cuando estaba locota rayadota y quería estar en la cama de la carpa con él y con ella al mismo tiempo y por todo eso, Roxane adoraba a Pierina. Todo en Montaña era de ensueño con ese toque de pueblo y de aislamiento, se respiraba una atmósfera de libertad y pura felicidad cuando las dos locas descerebradas estaban juntas grifotas charlando tonterías y medias y no sabía cómo, pero hasta cuando estaban trabajando en la cocina de posilleras , lavadoras de platos, Pierina siempre encontraba la forma para encenderle un porro y fumárselo rapidito y ambas sentían que la tensión en sus cuellos, trapecios y hombros y cinturas se disipaba y se ponían, unas veces torpes y deslenguadas y otras veces se ponían a lavar platos y a secarlos con una velocidad y precisión de verdaderas autómatas con los ojos también redondos y abiertos como platos. En Montaña el humo de marihuana era algo muy común y nadie jamás les decía nada, un asunto que nunca dejaba de sorprender a la quiteñita Roxane y a Pierina no porque a pesar de ser guayaquileña había crecido toda su vida como una cereza salvaje, surfista y farrera de Montaña. Roxane En una ocasión esta loquita de Pierina la pescó a Roxane en el baño de la hostal Mayflower del tercer piso, armando un bate, agachada, colocando la yerba en el papelillo y la muy majadera la empezó a montarla, colocando su clítoris inflamado por una repentina calentura justo entre las nalgas de Roxane hasta incluso después de bajarle las bragas tratar varias veces de penetrarla, hasta lograr que ella abandone del todo la operación y lograr que la vieja treintañera se afloje por completo con los besos y las caricias de Pierina que le agarraba y masturbaba masajeándole los senos, la besaba febril y empalagosamente en el cuello hasta poder penetrarla con su clítoris en su ano, al tiempo que restregaba su vello púbico entre la raja de sus nalgas con tal tacto y tan meticulosa que ahí en el baño y completamente transpiradas ambas llegaron al paroxismo total del placer lésbico con una fuerza demencial. Después de comer como salvajes, con el hambre de unos náufragos, Sebastian y Duval quedaron de acuerdo en que caminar de regreso desde la Comuna La Entrada con marea llena y por la playa o por el carretero de noche hasta Montaña sería una locura impensable y regresar en bus para soportar toda la noche hasta las cuatro de la madrugada todo el ruido y la jarana de las fiestas también era una opción que desecharon ya que se sentían tan bien en aquella mesa de comedor familiar de pescadores artesanales ya retirados en su ancianidad, pobremente iluminada, escuchando a lo lejos el ruido intermitente de las olas y la interferencia molesta del barullo a poco volumen de una televisión que pasaba las noticias de la península. Duval le preguntó a la ancianita si les podía dar hospedaje y desayuno a los dos por una noche y mañana, y ella respondió que estaría encantada, pero que solamente disponía de unas hamacas en el patio con mosquiteros y que si les parecía bien les cobraría cinco dólares por cabeza. Duval se lo pensó rápido y luego se lo quedó mirando a Sebastian como diciendo: que aquella sugerencia tenía que ser una broma y juntos de la manera más cordial se despidieron de la venerable señora y salieron en dirección de una hostal que habían visto desde la playa y que tenía todo el aspecto moderno como para brindarles alguna comodidad y privacidad y en especial ese aislamiento que las personas amantes de la playa siempre buscaban. Caminaron despacio para que las tripas llenas con el seco de carne y los vasos de quaker no se convulsionaran dentro de sus organismos hasta que se dieron de frente con la gran puerta de madera y al golpearla como aviso con la gran aldaba circular no se oyó respuesta. La gran hostal sin nombre estaba vacía pero al rato y de la nada de aquella noche muy espectral apareció un local con aspecto demacrado, cadavérico, seguramente el tipo estaba en las últimas y siendo devorado por alguna enfermedad terminal, su cuerpo todo cubierto de paño blanco, estaba con el aspecto de una aparición, de un espectro que sin pronunciar palabra alguna se les acercó por un costado e introdujo una gran llave gruesa y antigua en la cerradura y la puerta se abrió haciendo un chillido que más parecía un jodido gruñido como el de una bestia del infierno y algo bastante lúgubre. El hombre local de aspecto fantasmagórico cambió la expresión de su rostro al ver entrar en la hostal a Duval y Sebastian por la de un hombre aterrado y con los ojos como desorbitados, se abstuvo de entrar y acompañarlos. Duval respingó al encender el switch de la luz porque aunque la sala llena de mesas y sillas con señales de apolillamiento y el bar también de madera nueva pero con la carcoma de la polilla por todos lados, y polvo y las ocho fundas negras de basura acumuladas detrás del bar eran un claro indicio de que todo el asunto estaba en completo abandono. Sebastian le preguntó a Duval: - ¿Qué opinas, nos quedamos aquí a pasar la noche? Cuando Duval se regresó para hablar de los precios el local de aspecto fantasmal había literalmente desaparecido del umbral pobremente iluminado de la puerta. De pronto Duval se llevó la mano al bolsillo derecho del pantalón y sacó su celular, encontró en la pantalla el nombre de Pierina y extendió el brazo con ademán de fastidio y se lo pasó a Sebastian y le dijo: -Toma, es una de tus esposas y como no cargas tu celular me llaman a mi. Sebastian cogió el celular y oyó la voz infantil y alocada de Pierina que le decía: - Roxy está frenética y angustiada, tú sabes como le fastidia tener que trabajar los domingos y angustiada porque a esta hora ya salimos de nuestro turno en el trabajo y ya sabes como nos ponemos las dos estamos estresadas y queremos joder contigo. - Estoy con Duval en la hostal en la Comuna de La Entrada y hasta que Duval no diga lo contrario aquí vamos a pasar la noche, nos fuimos caminando desde la mañana sin parar y llegamos hasta acá completamente extenuados, y vimos un atardecer de ensueño con unos colores nucleares, sentados encima de unas piedras de arenisca color crema, gigantescas, totalmente extasiados y relajados por completo. - ¡En la Comuna de La Entrada!,-se interrumpió Pierina, mientras cuchicheaba con Roxy y luego prosiguió-, tu vieja treintañera quiere saber si están ustedes muy cómodos los dos solos o si ella puede irse en un bus verde de la Manglaralto, junto conmigo, por supuesto, para que nos recibas en la parada y podamos acostarnos a fumar yerba y joder. -Dile que al menos yo estaré encantado de que vengan para que vean esta hostal de madera nueva y con doce cuartos con ducha en cada uno, un balcón para intoxicarse con cervezas y una sala especial con mesas de ping pong y de billar y dos refrigeradoras. - ¡Llenas de cervezas!- exclamó Duval desde la cocina-. -¡Duval dice que las dos refrigeradoras están llenas de cervezas en lata!, ¡vaya eso sí que es una jodida sorpresa! Cuando SEbastian concretó todo con Pierina, quedando que en una hora las estaría esperando en la parada de buses frente a la Comuna, pero, en realidad, Sebastian le confesó a Duval que no creía para nada que las chicas iban a venir por el simple motivo de que estarían muy agotadas y grifotas y después del baño seguramente se quedarían dormidas en la carpa de la tercera planta de la hostal Mayflower. Así que Duval empezó a sacar de dos en dos las latas de cerveza casi congeladas de la refri y se sentaron a beber como náufragos sedientos en el bar que daba al mar de la hostal sin nombre. A pesar de que ya era de noche hacía un calor tremendo, sofocante, de desierto y no corría ni una sola pequeña brisa proveniente del mar; y en esa situación de cosas es cuando vuelve a sonar el celular de Duval y esta vez apareció en la pantalla un número desconocido. Duval que estaba medio borracho, contestó y una voz profunda y febrilmente seductora le habló al otro lado de la línea: -¿Me puede pasar con Sebastian, por favor? -¡ Sí, claro,, si pregunta de parte de quién, qué le respondo- contestó Duval hecho el bromista, seguramente ya por los efectos de las cuatro latas de cerveza que tenía en el cerebro-. -Dígale que está al teléfono su Lucky Ladie que el sabe muy bien quién soy yo. - Toma-dijo Duval, alargando el celular a Sebastian, te llama, ella dice, mejor dicho, que te llama tu Lucky Ladie. - No lo puedo creer, ¿en serio eso fue lo que ella dijo? - Sí, toma y ya me estoy cansando de hacerte de secretaria, toma... - Aló -Hola, ¿te acuerdas de mí?, la zorra nalgona a la que le negaste unas miserables cañitas y unas miserables tablitas para mi miserable bar? - ¡No puedo creer que todavía exista yo en tu mente!, ¡escuchar tu voz es como volvelar a escucharla después de ocho años de tiempo! - Estaba en un departamento de Olón con unas amigas y te vi con unos binoculares pasar caminando por la playa con el flacuchento de tu amigo y luego los seguí; estoy afuera de la hostal aquí en La Entrada con mi auto, parqueado, esperando a que me abras la puerta, ¡y ya pensaste la proposición que te hice?, porque justo ahora estoy ovulando... - Ya voy a verte para conversar-dijo Sebastian mientras le entregaba el celular a Duval-. Cuando Sebastian salió de la hostal sin nombre otra vez no lo podía creer y ahí estaba ella, esta chica medio patuchona de larga y negra cabellera con los labios gruesos y sexis y provocativos, que le abría la puerta del auto y dejaba ver sus gruesas piernas embutidas en un pantalón negro de chicle y con su tremendo trasero natural que venía a su encuentro con los ojos pintados con rimel negro que le daba el aspecto de un maqullaje egipcio. - Todavía no puedo creer que estés aquí y lo más curioso es que siempre me abordas cuando rstoy o medio borracho o borracho y medio. - Aquí tengo los trescientos dólares en efectivo y estoy en pleno ovulación, así que, ¿cuál va a ser tu jodida respuesta? Todo lo que pasó después en aquel cuarto donde el grifo del baño perdía agua fue algo que Sebastian nunca pudo comprender si en realidad pasó o sólo fue algo que pasó en su mente alcoholizada, pero, Lucky Ladie, lo agarró de la mano y le puso los trescientos dólares en el bolsillo y acto seguido ella lo empujó en la cama, mientras se desvestía apresuradamente, y sintiendo que se le derretía la entrepierna , y luego bebió de la lata de cerveza de Sebastian mientras no dejaba de verlo con su ojo izquierdo y luego loca con las mechas de pelo negro cayéndole en cascada sobre el rostro, que lo mandaba hacía la espalda con un agresivo movimiento de cabeza, lo empezó a desvestir a Sebastian, que extasiado y sin todavía salir del asombro se dejaba manipular por esta hembra que era una una pequeña autoridad media mafiosa en Montaña y que ahora cobraría venganza porque un simple ojo seco de la construcción de un hotel en su territorio le había dicho que no en su vida. Cuando Lucky Ladie terminó de desnudarlo, Sebastian, de pronto se sintió furioso, endiabladamente loco de rabia con esta mujer, que por algún motivo esquizofrénico quería engendrarle un hijo. Sebastian la cogió de las axilas y la puso boca arriba en pleno vuelo y la penetró brutalmente haciéndole daño al punto que ella se quejó diciendo. -¡Ay, bruto, más despacio! -¡Lo siento, corazón, no sé qué me pasó... Es por ti y no sé todavía bien el motivo por el que estoy haciendo esto, es sólo que me excitas terriblemente, desde que te vi, ahí, parado, cogiendo sol, y pasaba todos los días para verte y ver tu piel blanca como se iba poniendo canela y tu forma de ser educado y gentil con las gringas hablándoles en inglés, pero ahora, ¿podrías ser un poco más gentil conmigo? - Lo siento de verdad , creo que ya se me pasó la furia asesina con que te embestí en el primer momento Creo que el alcohol y tu determinación y tu pelo negro cayendo con locura encima de tu rostro, espero que me disculpes, lo siento. Sebastian le chupaba los pezones gordos y le lamía las axilas y le besaba el cuello y su miembro duro como el acero nadaba y entraba y salía libremente de aquella vagina gorda y dura, que recibía cada nueva embestida con un nuevo quejido pero ya no de dolor sino de placer, de auténtico placer. Al día siguiente en la mañana de aquel lunes, Sebastian, se levantó con una sed brutal, espantosa de verdad, le dolía la cabeza y todo el jodido cuerpo. Todo estaba en penumbras y se oía apenas el ruido del mar, encendió la luz y se percató que estaba solo, sentado en la cama estrecha de un cuarto diminuto y efectivamente con el sordo goteo de la llave de baño que perdía. Era lunes y tenía que ir a Montaña a trabajar, pero todo su ser lo que en realidad le pedía a gritos era tomar agua helada para la sed bestial que lo consumía por el chuchaqui. Se levantó y se metió en el baño y se enjuagó con agua salobre pero no encontró ninguna pastilla de jabón. Cuando salió del cuarto ya metido en sus ropas, palpó en el bolsillo izquierdo de su pantalón un bulto y entonces casi pierde la chaveta, pues, en realidad, era el fajo de trescientos dólares, es decir, que todo lo que vagamente recordaba entre espesas nebulosas de alcohol, todo, había ocurrido en realidad con su fanática Lucky Ladie. Cuando fue a una de las refrigeradoras que quedaba en la pequeña cocina quedó claro que estaba solo, Duval se había marchado; también se percató de que las ocho fundas de basura no estaban. Desgraciadamente en la refrigeradora solamente había cervezas en lata y ni una sola botella o jarra con agua y en ese momento era imposible que tratara de calmar la espantosa sed con más cerveza porque así llegaría todo borracho y loco al trabajo y lo botaría el residente de la obra. Consultó su reloj de muñeca y eran las seis y media de la mañana, pero, algo raro había ocurrido en aquella sala, ya que todas las mesas estaban boca abajo y las sillas desparramadas y movidas y no como las había encontrado en la noche anterior. Cuando salió de la hostal era todavía muy temprano para que alguien esté despierto en este pequeño pueblo de La Entrada. Buscó a alguien que le dijera cuánto tenía que pagar, pero no hallaba eco del local de aspecto de enfermo terminal que les había abierto la puerta y luego había desaparecido. Sebastian se sentó en las escaleras de la entrada de la hostal sin nombre un rato, respirando el aire puro que venía del mar y luego caminó hacia el pequeño mirador y vio que en el agua había unos locales corriendo olitas medianas cuando el sol empezaba a salir de entre las nubes y a golpear con más fuerza. Recordando que el trabajo en la construcción en Montaña estaba pendiente, caminó hasta la parada de buses y después de esperar un momento se le empezó a venir un pensamiento suelto seguramente inspirado en su sesión de amor de la noche anterior con su Lucky Ladie: Definitivamente, las mejores amantes son las mujeres que conservan la inocencia de la niñez en su corazón y son tiernas e inseguras y nunca se hartan de ser ninadas, engreídas y adoradas como ninguna otra mujer y de disfrutar de ese amor completo y total hasta que su amante y esposo les cierre los ojos. Y luego se subió en un bus verde de la Manglaralto con rumbo a Montaña. Aquella noche Duval ya bien borracho con diez y seis latas de cerveza en el cerebro, disfrutando del maravilloso espectáculo que daba la marina nocturna de La Entrada. Pudo ver divertido la perra suerte que tenía Sebastian con las mujeres y en especial con esta tremenda sensual Lucky Ladie, que lo vino a buscar y cuyos quejidos y gemidos y brincoteos sobre los muelles de aquella cama escuchó como mudo testigo toda la noche. De pronto, Duval se levantó completamente intoxicado y sacó de dos en dos las ocho las ocho fundas negras de basura y se puso a barrer toda la carcoma del piso de la pequeña sala de aquella hostal sin nombre. También barrió el exterior de la entrada de la hostal que estaba casi obstruida por las hojas de varios árboles de almendros y así siguió frenético su tarea de limpieza, así intoxicado hasta quedar completamente agotado y empapado de sudor y con las sienes de la cabeza latiéndole fuertemente. Luego se dispuso a descansar y subió los peldaños de la escalera de dos tramos con un descansillo en medio para seleccionar algón cuarto para dormir, para tal efecto, empezó a encender las luces de todos los cuartos para ver cuál de ellos era de su mejor agrado. Nada podía presagiar el tremendo espanto que Duval se iba a pegar cuando al encender la luz de la habitación nueve pudo ver que sobre el colchón se dibujaba la forma antropomórfica de un ser humano invisible que hundía el colchón con una notable depresión como si un hijoputa invisible estuviera acostado ahí en ese mismo momento. Duval parpadeó de insólito incredulidad y experimentó en la nuca y en su cuero cabelludo una crispación, un enervamiento de todos sus sentidos que a duras penas pudo sofocar un grito de terror o de espanto. De pronto ya no sabía qué hacer, ¿tendría que ir a avisarle a Sebastian que se hallaba en ese momento en plena sesión de sexo animal? ¡Ah!, ¡todo era una locura en su mente en ese momento!, ¡pero no podía dudar en absoluto de lo que sus ojos habían visto!, es verdad que estaba bien borracho, pero, ahora volvía a recordar la cara de horror del local con aspecto de muerte que puso cuando ellos entraron en esta jodida hostal sin nombre. Duval completamente tembloroso se metió en el cuarto seis y se encerró sin siquiera querer tomar una ducha. Trató de dormir con las luces apagadas pero luego las encendió despavorido cuando de pronto escuchó en la planta baja como si una tromba, un ejército de voces alegres de almas en pena o risueños irrumpieran en la sala y el cuarto de entretenimiento y como unas apariciones del otro mundo empezaran a golpear las puertas con bates de beisbol y a abrir y cerrar violentamente las puertas y ventanas de toda la jodida y encantada hostal lo que le provocaba todavía más terror a Duval, que se persignaba y a veces en silencio y otras veces a punto de gritar se repetía para sus adentros. -¡Santa madre de Dios!, ¡Santa madre de Dios!, ¡Santa madre de Dios! De pronto todo aquel aquelarre se detuvo en seco y Duval aguzó aún más sus oídos para volver a comprobar que solamente se escuchaban los trajines sexuales de Sebastian y su pareja y luego como si ella se detuviera exclamando un ronco grito de placer y luego nuevamente se hizo el silencio. Duval estaba aunque empapado por el sudor a causa del espanto anterior se mostró mucho más tranquilo al escuchar los ruidos normales y conocidos de la actividad sexual. Luego escuchó que la famosa Lucky Ladie, salía de la habitación donde posiblemente había dormido el antiguo administrador de esta hostal sin nombre y que salía de la hostal y el ruido al embarcarse en su auto Peugot compacto, arrancar el motor y alejarse. Por un momento, estuvo Duval tentado y a punto de salir de su habitación y rogarle, casi implorarle a la chica que lo lleve consigo a Montaña, pero, en realidad, era la primera vez que la veía y no la conocía para nada, ¡estaba atrapado! Así estuvo toda la noche y madrugada hasta el amanecer cuando ya salió a eso de las cinco y media de la madrugada de la habitación y sin esperar a Sebastian, huyó a estampida hacia la parada de buses frente al pueblo de La entrada e incluso siguió carretera abajo caminado para alejarse lo más posible y dejar atrás experiencia tan aterradora. La misma noche anterior después de que Pierina había quedado de acuerdo con Sebastian a través del teléfono de Duval de dónde se encontraban para ir con Roxy a buscarlos y que los esperara en el paradero de buses al frente de la Comuna La entrada, efectivamente, tal como lo había predicho Sebastian, las chicas sentadas en la cocina en la planta baja del Mayflower, se aburrieron de ejecutar semejante proyecto y desistieron, prefiriendo, cocinar algo, comer y conversar tranquilamente. La terrible Pierina se había se había sacado de la bodega de la cocina unos seis filetes de un gigantesco Robalo sin que nadie se diera cuenta, ni siquiera Roxy y ese pequeño hurto, ya después sería descubierto y se armaría un pito, pero lo importante era que no la habían pescado in fraganti, así que Pierina sacó las piezas congeladas del Robalo de su mochila y pasándoselas por en frente de Roxy las puso a asar en la parrilla pequeña de la hostal. Roxy al ver aquello, exclamó mientras encendía un porro: - ¡No me digas!, ¡vamos a cenar filetes asados de pescado!, ¡y ni quiero saber de dónde los sacaste! - ¡Qué piense en rosa! ¡A ese mercadotecnista hijodeputa le pago una fortuna para que me dé el nombre de un restorant y no para que me diga huevadas, de que piense en rosa y que yo mismo invente el nombre! - No me jodas, tú sabes cómo son las cosas aquí y la mierda de dinero que nos pagan, así que hoy comeremos rico Robalo rojo. - ¡Yuuuuooiii!- fue la respuesta finguida o desganada de Roxy. - ¡La vagina histérica! - ¿Te conté de aquella vez que viví tres meses con un ermitaño maestro ebanista en Playas? - No - ¡Pero qué clase de nombre es ese para un restorant italiano! - ¡Qué piense en rosa!, ¡yo cuando pienso o cuando sueño es en blanco y negro y no en rosa! - Pues sí, era un estudiante desertor de arquitectura, que una vez que se hartó de vivir siempre pagando impuestos en su taller en la calle Chile por el barrio del astillero, un buen día, como te dije, se cansó de todo y vendió la casa, el torno, las cuchillas y las herramientas con que hacía los muebles y con ese dinero se fue a Playas General Villamil y construyó una linda y pintoresca casita de cañitas en el Pelado en donde hay un curioso letrero que dice que es un sitio de avistamientos de alienígenas… - ¡Un sitio de avistamientos!, ¿de qué? - ¡Así dice el letrero!, aunque yo nunca he visto ni borracha ni drogada a un ser extraterrestre… - ¡Vaya me parece que me estás tomando el pelo!, ¡en lo que a mí respecta el único alien que he conocido es el Sebastian que ese sí que es extraterrestre! - ¡Como sea, este tipo, un día que llegué caminando desde el Humboldt y llegué muerta de sed y le pregunté si conocía la casa de un amigo, me obvió la pregunta y me invitó a tomar agua de lluvia!, ¡te puedes imaginar!, ¡él tomaba, en su vida como ermitaño, agua de lluvia que recogía en una gran funda de plástico negro y que luego embotellaba para su consumo! - ¡Bueno!, ¡eso ya parece más plausible que lo de los extraterrestres! - Me dijo que él vivía ahí sin luz ni agua potable sobreviviendo con muy poquito y comiendo a veces arroz y café y de la pesca improvisada y que en lasmañanas cosechaba los frutos marinos que caían en su red… - ¡Los frutos marinos! - ¡Podrías dejar de repetir todas las huevadas que digo a cada rato y dejarme continuar con mi relato!, ya sabes que no soporto que me hagas sentir que estoy loca! - ¡Bien! El tipo éste que te cuento, en el día clavaba en la arena no muy cerca de la orilla dos palos fuertes recogidos de la basura marina y que resistan la fuerza de las olas y de la resistencia de los peces y entre los que aseguraba una red para que en las noches que es cuando se mueven mucho los bagres grandes o peces gato, los robalos, las rayas y los pulpos de mediano tamaño, ahí se enredaban y él en las mañanas los cosechaba y comía hasta hartarse y lo demás lo vendía en el mercado de Playas o los cambalecheaba por sal, jabones para bañarse, arroz, ropa o redes para reponer las que se rasgaban o por cualquier cosa que necesitaba.

Danni y su padre

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Danni y Josué

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Legendary surfer

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La Salinas de Pipo y yo

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Poema ¡Así!

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¡Así!

Así!, ¡así!, ¡así!, ¡así!, ¡así! Aunque siempre te he buscado no eres más que otra de por ahí y me he pasado toda la noche sin bañarme tan solo para seguir oliendo a ti y me he pasado soñando contigo y ciego ante tantas estrellas llorando por ti y por mí y aunque te dejé triste y así me tuve que ir porque no tenemos tiempo y sin poder invitarte a comer o a tratar de decirte cuanto te quiero y sin poder comprarte nada ni tus miradas o cuando te luces dejándome verte por detrás también me has estado esperando toda tu vida sin saber el porqué te puedo reconocer, pero de mí no sabes nada ni el porqué te vienes conmigo más por la fuerza del corazón que por el interés caminas separada pero tus dedos buscan enlazarse con los míos y sin saber el pórqué subes apresurada intentando reprimir un no sé qué un presentimiento tal vez de que algún día nos volvamos a ver y seguimos juntos enredados en la cama sin saber el porqué afuera llueve pero se escuchan los pasos de la gente sus cuchicheos y risas y burlas miras el celular pero estás pendiente de cada beso y de cada caricia y de la pronta esperanza de que algún día nos volvamos ver y esa mirada de despedida en la farmacia de absoluto dolor porque ya no hay más besos ni caricias ni me puedes volver a dar el vuelto que amorosamente te vuelvo a dejar en tus bolsillos después de este negocio donde saliste derrotada y sin tu corazón robado te vas para tu esquina y esa mirada de despedida de absoluto dolor porque ya no hay más besos ni caricias ni me puedes volver a dar el corazón

Danni y Joey

Danni y Joey
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SENADI

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Liberación de Hipoteca

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Lineración de hipoteca

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Documentos de liberación de HIPOTECA de mi hogar

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Yo

Yo
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Tía Norma

Tía Norma
Tía Norma

NOTA

NOTA A las personas que se quieran comunicar conmigo se les comunica que se acerquen con absoluto respeto y educación y por favor sin seguir las estupideces recomendaciones de los ROMERO abriéndome puertas de autos o con inútiles provocaciones de machismo o proposiciones de inmoralidad porque todo eso para mi no es más que puro subdesarrollo mental y hasta ENFERMEDAD mental y que ya he demostrado que conmigo no se juega y que me sorprende que persistan en la bobada de querer comunicarse conmigo faltándome al respeto de esa manera y no soy un ladrón de autos ni de carteras ni vendo droga y ya en su momento voy a encauzar jurídicamente a este grupo de mafiosos y delincuentes de cuello y corbata.

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Todo lo que necesites

El oscuro orígen de Johnnie Pick Up SALINAS Como cualquier otro día de surf, Russo salió de su punta de arena preferida. Hinchado, con los ojos inflamados por la sal y el sol, quemado y con mucho apetito. Me fui, tabla en mano, a la cabaña-hogar de Tommy Robin, a ver si masticaba alguna sobra. La visión crepuscular de la carretera era sorprendente. El cielo estaba formado por colores celestes, naranjas, violetas y azules. Más adelante fui recogido por mi viejo amigo Red Hughes y en su Datsun sin balde, nos fuimos por aquel camino lleno de polvo, maleza y luz naranja. Acortábamos camino. El trayecto maratónico, nos conduciría por unos cansinos arrabales, hacia el refugio de los surfistas de nuestro grupo: la casa de Tommy Robin. La millonaria mansión de verano, había conocido otras épocas de fulgor, donde se daban magníficas fiestas de grandes millonarios. Ahora, de todo aquello, sólo quedaba una vieja pulcritud y un cierto sabor a espléndido en la arquitectura. Aquella vieja construcción, contrastaba con las demás residencias de aquel suburbio, para veranear. En su interior, los fantasmagóricos cubre-todos, le daban al espacio un aspecto tétrico y espectral, casi ectoplasmático. Impermeabilizaban los bienes del polvo, la humedad o bien de las altas temperaturas. Ahora, la casa de Tommy Robin se había convertido en un hotel para sus amigos: Rod; Russo; Pick Up; Red Hughes; O’Brian; Christie Mac Dougal; todos llegaban ahí. Me olvidaba de Wayne Buchanan y Phillipe. Y las chicas: Vivian, Claudia y sus hermanas, Esther, Johannie, Alexa, Isabel, Alejandra, Adriana, Andrea y Gabriela. Aquella casa se llenaba de sleeping bags, tablas de surf, pastas de dientes, comida en lata, cassettes de música, tortas de cumpleaños, radios portátiles y latas y latas de cerveza. El alcohol era el medio que aquella juventud necesitaba para moverse con mayor fluidez, con mayor soltura y hacer lo que tenían que hacer sin tener que sentir vergüenza, duda o miedo. Lo único que Russo encontró en la nevera fue cerveza y cerveza en mano, optó por una enjuagada con agua dulce. No había placer más indescriptible que sacarse la sal bajo un chorro de agua dulce, mientras uno se bebía una cerveza en lata bien helada. Y para rematar bajo los acordes de una balada de la banda BREAD. Después del baño sintió frío. Medio insensible, por el alcohol en el estómago vacío, se secó con una toalla y se metió en un saco de dormir. El silencio lo era todo. El silencio se mezclaba con el piso de madera, las lámparas, los corredores, el bar, las escaleras y pronto una oscuridad cubrió todos sus sentidos. Mientras flotaba en la inconsciencia como un muerto, Russo escuchó voces femeninas. Su corto viaje sentimental con Morféo llegó a su término. Aquellas voces femeninas e infantiles, poseían un acento típicamente costeño y amanerado. Era una afectación delicada, que al igual que el acento de los chilenos, provocaba cierta atención especial. Russo se despertó completamente, abrió los ojos y se fijó bien en aquellas chicas. Eran Claudia, Gabriela y Vivian que venían a la casa de Tommy para protegerse del sol, iniciar un programa de entretenimiento y tomarse unas cervezas. Pero no estaba Tommy y sólo se encontraba Russo. Sus figuras eran atléticas y a pesar de sus bikinis y sus camisetas parecían estar desnudas. Estaban en la flor de la juventud y la alegría de vivir era todo lo que importaba en ese momento. Claudia tenía un tatuín en el brazo, su piel estaba tostada por el sol. Pronto dejaron de soltar chillidos y de alborotar para dirigir su atención sobre Russo. ¿Quién era este chico bonito, musculoso, que habían sorprendido dormido? El no conocer a ninguno de ellas, no impidió que se emocionara al verlas acercarse para inspeccionarlo. Les dijo que era un amigo de Tommy. Ellas le contestaron divertidas: -Nosotras, también. Actuaban como niñas traviesas y le arrojaban a la cara la fragancia de sus perfumes. Sus ejemplares y potentes cuerpos estaban bañados en una mezcla de aromas exquisitos. El exámen al que lo estaban sometiendo terminó cuando todos escucharon la voz de Christie, que los saludaba con alegría como si hubiesen fijado la fecha y la hora para ese encuentro. Russo decidió socializar. Christie le presentó las chicas a Russo y después de dolorosas pausas, empezaron las interrogaciones de rigor, pero también llegó la hora de la cocina. Christie trajo víveres. Las chicas empezaron a preparar un platillo de arroz con concha y carne de cangrejo, vainitas, zanahoria picada, recortes de jamón, mortadela y brócoli. Mientras cocinaban Christie y Russo se entretenían mirando desde el balcón la pacífica vista de Salinas con sus casitas rechatas que reflejaban el sol del desierto. Desde la cocina se escuchaba el parloteo tan alegre como demencial de las chicas, que conversaban sobre las últimas locuras que se escuchaba en las noticias sobre el comportamiento decadente del gordo Elvis Presley. Cuando la comida estuvo lista los chicos comieron entre risas y discusiones y Russo se esforzó por no terminar el plato de una sola lamida. Ellas se dieron cuenta y Claudia le dijo: - ¡Pobrecito, pero si ha estado muerto de hambre! A ellas les gustaba que las miraran con extrañeza y deseo. A aquellas chicas les gustaba que las demás personas las observaran como objetos raros y únicos en su especie. Se sabían preciosas y poseedoras de una belleza subyugante. De pronto, llegó toda la banda de surfistas que faltaba y todo se volvió una escena de locura. Con los surfers, llegó la música estridente y se empezaron a encender los porros. La habitación toda quedó llena de humo de marihuana. En medio de la locura generalizada de los chicos apareció, como un espectro, Alfil, el amigo de Russo. Él iba a realizar un trabajo en Manglaralto y le pidió que le cuidara la villa, y hasta le dio las llaves de la casa. Russo estaba encantado. Le iba a dar cinco mil sucres, lo que en aquella época era una pequeña fortuna. Russo accedió de inmediato aunque un poco titubeante, pues aquella obligación comprometía sus salidas nocturnas, que eran el gran motivo de esparcimiento para un adolescente solo y sin compromisos en Salinas. Alfil lo enredaba a Russo con mil explicaciones, de lo que no tenía que preocuparse, de las diferencias que había mantenido con unos locales que trabajaban para él, cuidando la casa. O algo por el estilo. Terminaron la charla cuando accidentalmente una marejada de gente los arrastró, de un lado para otro, en una especie de frenesí loco bajo los acordes de los Eagles. Aquella noche todo fue genial y alucinante, pues hubo de todo: hot dogs, cerveza, comida china, TV, música, baile, humeantes presas de pollo y camarones, whisky… En la radio tocaban música de Yes y Rush y lo más desbaratado, era que el dueño de casa no llegaba. Tommy Robin estaba perdido en aquella noche con Marie, su amante negra y no tenía idea de lo que estaba pasando en su casa. Aquella noche los chicos llegaron a romper todos los límites de la cordura. Aquellas noches de Salinas los conducían hasta el máximo agotamiento sensorial. Wayne Buchanan y Phillipe brincaban y saltaban como locos y todo era un remolino de emociones, una huevada sin pies ni cabeza. Russo se enfundó en sus desvaídos jeans. Estaban limpios y confortables como siempre, se colocó sus medias azules de oficina y una camisa manga corta de los 60’s, con abotonaduras en el cuello estilo Oxford, y se fue a dar una vuelta por el malecón en busca de otra fiesta. Cuando Russo salió a la calle las brumas de la noche lo fueron envolviendo poco a poco, pero el brillo de las luces del malecón lo fueron guiando y cuando llegó al banco de cemento de la Crush, se quedó sentado mirando fijamente, al frente, donde se producía una fiesta repleta de chicas lindas, pero Russo se sentía tan cansado de correr olas todo el día, que aunque su cerebro le daba la orden de moverse e ir a ver en qué onda se encontraban aquellas niñas, los músculos de su cuerpo no le obedecían por el cansancio. Luego, poco a poco, se fue quedando dormido sentado ahí en el banco de cemento de la Crush y pronto se olvidó de todo. A las seis de la mañana Russo se levantó con el olor de unos verdes fritos, que Claudia y Marie, la novia negra de Tommy, estaban preparando en la cocina. Russo no tenía la menor idea de cómo había regresado a la casa de Tommy, pero ahora se encontraba ahí, acostado encima de aquel viejo sofá polvoriento, con un mal sabor en la boca. Le picaba todo el cuerpo y sentía un hueco de hambre en el estómago. A lo lejos escuchaba la voz de Claudia que canturreaba una melodía romántica de Al Stewart, mientras esperaba a que hierva el agua para servir el café con los verdes fritos. Tommy había llegado a su casa en la madrugada cuando la fiesta estaba casi terminada, y en vez de enojarse, se había unido a la locura de lo que quedaba de la fiesta, que la muchedumbre nómada de surfistas de SALINAS, había organizado en su casa. Pick Up y Tommy siempre rodaban juntos y todavía, medio borrachos, ya estaban haciendo pendencia, exigiendo y alborotando en la cocina por un desayuno de verdes fritos y café puro. Toda la casa parecía un avispero lleno de capullos de avispa. Eran los cuerpos, de los que se habían quedado, que estaban metidos en sus respectivas fundas de dormir. Larvas de avispa, eso era lo que parecían. - LAS OLAS NOS ESTAN ESPERANDO… - Despierten, despierten…-dijo Claudia-. Aquellos muchachos vivían para deslizarse sobre las olas. El viento matinal, fresco, vibrante, viajaba con ellos junto al sol, que despuntaba majestuoso, enceguecedor y que le proporcionaba a uno cierta vitalidad contagiosa. El destino era CAPAES. Había llegado a sus oídos, que desde la noche anterior Neptuno estaba mandando unas líneas – olas -, impresionantes. Pronto todos estuvieron desayunados y listos para subir a con sus tablas a la camioneta de Tommy y empezar el viaje. Viajar por la carretera desértica es lo más hermoso y pacífico del mundo, se respiraba el aire puro de la calina desértica que se mezclaba con la brisa fría del mar. Cuando llegaron, calentaron como pudieron, pues todavía tenían el aliento de la cerveza de la noche anterior, y se lanzaron al agua. Como algunos de los chicos todavía estaban borrachos, el vaivén de las olas les producía mareos y algunos, devolvieron todo el desayuno, en medio de las olas. Los músculos se resentían por la farra anterior con traqueteos articulares y fuertes escalofríos, pero, poco a poco, la concentración y el gusto tranquilo y profundo por las olas llenaba al cuerpo de determinación de hacer lo imposible, y seguían adelante. La torpeza y el frío, daban paso a las maniobras arriesgadas, en donde pequeños muchachos cogían unas olas tres veces más grandes que ellos, para luego, bajarlas con un equilibrio acrobático. Era un espectáculo de otro mundo. Las chicas los miraban desde la seguridad de la playa y se sentían importantes y orgullosas de pertenecer a nuestra banda. Se habían colocado sus bikinis más apretados y se embadurnaban de loción Coopertone y se ponían a dorar al sol. Ese era el estilo de vida que amábamos y que nadie comprendía lo fácil que era perderlo, y que más tarde, después de estudiar todo un curso de John Locke a John Stuart Mill o de Hayek a Popper y Robert Nozick se podía comprender lo fácil que era perder la libertad que todos buscaban y que nosotros disfrutábamos. Vivíamos para recorrer las playas, montar olas cada vez más grandes, fumar yerba, compartir nuestras mujeres y farrear en las noches, escuchando y baolando la música FAMILY MAN de Hall & Oates. ¿Qué más se podía pedir a la vida? ¿Qué más se podía pedirle a la vida? ¡Era una vida sobre un mar violento! Las olas se le venían a uno poco a poco y luego venían tandas seguidas de grandes paredes de agua de dos metros. Cuando llegó el turno de Russo, se supo colocar justo debajo del pico de la ola. Su fuerza lo llevó hasta la parte más alta, con una velocidad mortal, que a duras penas pudo superar su atracción o chupada, con la fuerza de sus remadas. Luego bajó aquellas toneladas de agua con una sola quilla. Bajar un olón con una sola quilla en una tabla de dos quillas, era algo que había aprendido con mucho sacrificio. El secreto era presionar la pisada trasera y maniobrar con las rodillas para ejecutar un deslizamiento tajante y tubular. No había nada más exquisito, que pegarse unos cuantos roles antes de tubearse por completo, hasta sentir el rumor del océano en los oídos. Era igual que escuchar el mar colocando la oreja en un caracol. Una ola de tres metros tomó forma y Johnnie Pick Up fue tras de ella. La ola lo llevó hasta el pico o cresta, y tenía tanta velocidad que lo empujo hasta escupirlo al aire. Johnnie se precipitó en el vacío como un bicho que trata de recuperar el equilibrio, pero todo fue inútil. La ola lo arrastró, haciendo que Johnnie embistiera el agua de cara, patinara de espaldas en la ola, que lo revolvía unas veces succionándolo y otras volviéndolo a lanzar desde una altura de vértigo. La caída fue espectacular. Su mujer, la medio Tailandesa, Mary Jo, se puso de pie, completamente angustiada, pero Gabriela le dijo que no se preocupara que ella ya había visto a Pick Up en similares trances, y siempre salía bien librado. Johnnie tenía excelentes pulmones y era un buen nadador. Era como derrotar a la misma naturaleza, que en cierta forma los preparaba para lo que algún día sería la forma en que deberían sobrellevar y dominar las adversidades de la vida. Era una vida sobre un mar violento. Al poco rato entró Christie Mac Dougal para decirle a Russo que afuera estaba Alfie como loco. - Alfie dice que salgas para darte las últimas instrucciones sobre el encargo de la otra noche. Russo se montó en una ola que llamaban: ´enana blanca´. Era una ola de dos metros completamente blanca y de una rapidez brutal, y con ella se fue Russo hasta la orilla. Llegó a la arena pisando la punta de la tabla al puro estilo de Peter Townsed o de Rell Sun. Entre puteada y puteada, Alfie le dejó los cinco mil sucres, dos latas de fréjoles y dos latas de palmito y se fue. Russo le dejó todo su capital a Claudia y volvió corriendo al mar. De un salto penetró en el mar haciendo saltar espumarrajos blancos, enceguecedores y asfixiantes. Al emerger se lo encontró a Pick Up, y con estilo gimnástico y buena velocidad se fueron – mano a mano -, hasta la punta. Neptuno gobernaba nuestras vidas. El día se escapó rápidamente. Cuando Russo salía de surfear no había nada más rico, que sacarse el pantalón de baño mojado y cambiarse por un pantalón corto de pana. En eso se encontraba, cuando vino Claudia y le entregó el dinero y sus cosas. De vuelta en Salinas, hicieron un pequeño recorrido por el malecón en busca de un lugar barato para comer. Así era siempre la vida en la playa. Los primeros días y noches te gastabas la plata como si estuvieras en la ciudad - el Guayas -, y después andábamos perruñando por el malecón o por los arrabales en busca de una lata de atún con galletas. Algunas veces le regalábamos un par de cigarrillos de marihuana al mesero del Super Fausto o al cocinero del restorant Saavedra’s y éstos los dejaban dar cuenta con las abundantes y deliciosas sobras que dejaban los turistas griegos que venían de Galápagos a conocer este nuevo tipo de civilización. El malecón estaba repleto de chicas con trajes de baño apretados, que envolvían sus cuerpos, de niñas que empezaban a hacerse mujer. Las gorras y las pañoletas estaban de moda y las más atrevidas usaban gafas y cremas nivea para protegerse los labios o la nariz, lo que les daba un aspecto muy sensual de mujeres, fatales. En aquella época estaba prohibido que las chicas usaran malas palabras o que se vayan a acampar con sus amigos y mucho peor con sus enamorados, pero esa regla se la saltaban las chicas pesadas del Guayas, que vacilaban el dato surf en Salinas. Red Hughes quería hacer unas reparaciones en la casa de Tommy y nos paramos en una ferretería. Muy cortésmente, Hughes se dirigió hacia la veterana que atendía el local y sacó de uno de sus bolsillos una lista arrugada y un poc húmeda de artículos en ella se podía leer: Brea, cal, goma, focos, insecticidas, clavos, chapas, pintura blanca, pintura anticorrosiva, 8 metros de cableado eléctrico, espátulas, brochas, 2 sacos de cemento, velas, fósforos, alicates, martillos y 2 escobas. Mientras la dependiente comenzaba a despacharles, ellos doblaron la esquina de la tienda. Era una tienda esquinera y al doblar la esquina, encendieron un porro de marihuana y le dieron unas cuantas chupadas hasta acabarlo. Toda la esquina quedó curada con el dulce y divino humo. Por suerte en la secreta del carro había un colirio Visina, y nuestros ojos quedaron completamente blancos. El rojo fuego de los ojos focotes quedó sustituido por una blancura y una redondez tal, que daban la impresión de ser de pescados recién salido del mar. Recibieron la mercadería envuelta en unas grandes bolsas de papel y después de una rápida confirmación de la lista y de los precios. El insecticida había subido una barbaridad. Cuando se fueron le agradecieron a la señora por su atención y cortesía. De la tienda se fueron directo a la casa de Tommy Robin, muertos de la risa, de la cara de espanto que había puesto la señora - o tal vez todo era una alucinación- por haberle ´curado´ el negocio. Pero eso ya no importaba más. La fachada de la casa de Robin parecía una de aquellas casas antiguas de San Francisco. Era algo así como una iglesia presbiteriana del siglo XIX. Toda la casa estaba rodeada de un corredor de madera y de pasamanos, lo que le daba al espectador la impresión de ser un rancho australiano. Red lo llevó a Russo a la casa de Alfie y de ahí se encontró con el local que salió a recibirlo. Las ropas de Juan de Dios eran viejas, olían a madera quemada y loción barata de afeitar. Le estuvo balbuceando, en su dialecto peculiar, de que él necesitaba saber cuándo iba a venir el patrón para tener llena y limpia la cisterna y un sin número de cosas más. Tenía una hernia gigantesca, estaba calvo y su cuerpo era delgado, de piel tostada por el sol y de su mano colgaba un machete y no paraba de hablar, de si ésto por aquí o de si ésto por allá, y aquella charla ya lo tenía mareado a Russo, así que para ahorrar tiempo le enseñó las llaves que Alfie le había dado la víspera y se fue para adentro. La humedad, el óxido y la podredumbre no habían deteriorado mucho la casa, pero estaba repleta de telarañas y de colchones enrollados. Russo calculaba que había una capa de polvo de dos pulgadas en aquella casa. ¿Pretendía Alfie que él se pusiera a limpiar todo ese relajo? Abrió la puerta medio desvencijada de una vieja refrigeradora General Electric y encontró una caja de cereales Kellogg’s ya comenzada, una olla con tallarines con carnes repletos de hongos, gusanos y dos botellas vacías de jugos Guayas. Cuando salió al portal, se acomodó en una hamaca y la oscuridad del sueño tardó en venir, pero siempre ocurre lo mismo cuando de dormir en lugares extraños y desconocidos se trata. Durmió tres horas nada más. Aproximadamente a las diez, lo despertó un tintineo metálico que se oía a lo lejos. Russo se encontraba hambriento, y como ya estaba harto de la comida en lata, salió de la cabaña. Tenía una sed atrasada del carajo. Se volvió a enfundar en sus jeans, su camisa manga corta de los 60´s y traspuso la puerta de tela metálica con marcos de madera. Dejó encendidas las luces del portal. Pero al rato hubo un apagón en todo Salinas y no se veía absolutamente nada. El rítmico tintinear se le evadía en la noche oscura como boca de lobo. Sus pupilas estaban tan dilatadas como la de un gato, para no poner la pata en un hueco lleno de agua. Sus oídos lo guiaban. Donde estaba el tintineo habría una máquina de ping ball y ahí habría luz. Seguramente, ellos tenían un generador eléctrico de emergencia. Russo se moría de hambre y de sed. Al llegar al local de entretenimiento, olió el exquisito aroma de unos panes de yuca que compró enseguida, y pensó, alegre, que con dos sería suficiente y los bajó con una cerveza, pero se le quedaron atravesados. En la radio se escuchaba Rich Girl de Hall & Oates. De pronto sucedió algo increíble. Frente a una máquina de ping ball estaba una salinera cuyas piernas bien torneadas estaban cubiertas por un pantalón pana, sus hermosos pechos tiernos estaban cubiertos por un strapple, y sus hermosos pies desnudos calzados por unos suecos. Ella era mayor que él y en su cuello colgaba una cadena de oro con la forma de su nombre: Annie. Conversar con Annie era respirar un aire juvenil, nada de interrogaciones, nada de superficialidades. Conversar con ella era fundirse en su personalidad brillante, cuya piel roja como un cangrejo, poseía unas líneas blancas, señal de que ahí se colocaba su traje de baño. En el mundo son raras las aniñadas que son “buena gente”, Russo conoció ésta para luego perderla irremediablemente. Era absolutamente comprensible el porqué Phil se había enamorado locamente de ella. Ella acostumbraba bañarse con su familia en Chipipe o en la piscina de la terraza de su casa. - ¿Y tú cómo te llamas?- le preguntó cuando vio que él no le quitaba los ojos de encima. - Mis amigos me dicen Russo. Y mi nombre es Jacob. Conversaron de todo y toda la noche le estuvo provocando unas risitas de aceptación, de aprobación, seguidas de un movimiento de cabeza, que seguramente había copiado de alguna película. Toda su personalidad estaba armonizada con un perfume que hacía aquel encuentro característico, divino, casi inmortal. Entre conversaciones, silencios y movimientos concentrados para seguir jugando en una máquina de ping ball, se mantuvieron conversando juntos un buen rato. Un Ford pitó en la calle polvorienta y ella se despidió con un beso en la mejilla de la manera más desenfadada. Russo quedó preso de su fragancia y del recuerdo de su voz y se hubiera quedado así un buen rato sin importarme regresar a la casa o continuar de paseo por el malecón. Por segunda ocasión escuchó el taconeo de sus suecos y escuchó su voz: - Hey Russo, ¿no te gustaría conocer mis amigos? Lo tomó del brazo en señal de posesión y aprecio y a Russo le pareció que podía sentir un ligero estremecimiento de sus nervios, cuando sus manitas llenas de anillos de oro se tropezaron con su carne. En el vehículo los amigos de Annie le dijeron, de común acuerdo, que les enseñara un lugar conveniente y famoso donde pudieran vaciar una botella de ron con hielo, que se habían sacado de una fiesta de los mayores. Primero pensó en Punta Carnero, pero después se los llevó a la casa de Alfie, así cumpliría su palabra de vigilar la vieja casa. Cuando les comunicó la idea se miraron entre ellos, a lo mejor también creían que los iba a llevar allá y luego dijeron: - VAMOS A LA CASA DE ALFIE, ENTONCES. Cuando terminaron de cruzar los arrabales polvorientos y obscuros de Salinas para llegar al rancho – catedral, de los padres de Alfie, no salían de su asombro, no lo podían creer. El conductor, el hermano de Annie, poseía una apariencia delicada, tenía un refinamiento que le daba el aire de ser un señorito muy educado. Al lado de Russo estaba una rubia silenciosa y orgullosísima, que no paraba de mirarme con suspicacia e incredulidad cuando hablaba y cuando gesticulaba con esa graciosa desenvoltura con que se expresaban los tipos como Russo. Él fingía no sentir el hielo de aquella mirada escudriñadora, que contrastaba con el incendio de su piel cada vez que se encontraba con la suya. Cada vez que Russo hablaba y la miraba a sus ojos, para tener su aprobación, ella le torcía la cara, para después, volver a fijarse en la curiosa manera de hablar. Al parecer, gracias a Annie, estos niños ricos se habían encontrado con un chico de clase media, que sabía más de la vida que ellos y que los estaba llevando a un lugar secreto y prohibido para experimentar un escape a la rutina conservadora y aburrida de sus vidas. En la clara y fresca noche lunar de Salinas Russo habia encontrado un grupo de nuevos amigos que lo oían hablar y hablar y que se dejaban llevar y llevar, por los arrabales sin luz hasta el fin de una botella de ron, Coca Cola con hielo. Alexa parecía una yegua finísima provista de unos ojos grandes y almendrados de color azul. Después de que lo mirara fijamente como un objeto raro no le sostenía la mirada sino que le torcía la boca con incredulidad, luego, volvía a fijar toda su atención en el parloteo improvisado, a veces serio, siempre claro y a la vez actual, con el que la entretenía. Cuando llegaron a la casa de Alfie, Russo tuvo que tranquilizar al guardián, el mismo guardián, que con su gigantesca hernia y su machete en la mano, parecía una prolongación de la casa, y que les había salido al encuentro. Nos bajamos del auto. En el trayecto y durante la pequeña reunión, Russo se pudo dar cuenta de cómo estaba jerarquizada la reunión, o, mejor dicho, cual era la estructura social de aquel grupo donde Johannie era la chica de Alfil y la que tenía la voz de mando. En la radio tocaban ´The girl of yesterday´ de los EAGLES. Abrieron la botella de ron y pusieron la funda de hielo que goteaba mucho en el congelador de la General Electric y prepararon los tragos con una medida de ron, dos de Coca Cola y un limón con hielo, todo al gusto de cada uno. Bertie, el distinguido y delicado hermano de Annie, obedecía la voz de su novia Johannie, a menos que se obstinara en una idea muy especial para él, lo que ocurría raras veces. En la radio tocaban ´It´s another tekila sunrise´ de los EAGLES. Por lo tanto la que tenía la voz de mando en el grupo era Johannie, que con sus rizos de color miel y su piel morenita, daba el aspecto de mayorcita, lo que en realidad no era. De pronto Johannie empezó a organizar a todo el mundo y tras unos tragos de cubas libres empezó a hablar hasta por los codos. Alexa, la rubia fría, y antipáticamente sexi, era el hielo provocador de la reunión. Demasiado bella e inteligente para el común de los mortales a excepción de Annie que era su íntima amiga se quedaba observando todo lo que la rodeaba en este viejo mausoleo de madera. Russo pudo ver como Annie y Alexa observaban el interior de la casa de Alfil, y de inmediato, se pudo hacer una idea de las palabras que estaban pasando por sus mentes de alumnas destacadas del Liceo Panamericano: ¡qué derroche!, ¿es posible que antaño se hayan construido casas de este tipo?, ¿qué clase de millonarios vivían aquí? Observaban, primero con extrañeza y luego con detenimiento como si fuesen niños pequeños, que visitaban un museo, una casa salinera de millonarios de la época de sus abuelitos, con gigantescas conchas de mar, gigantescos timones de barcos, pisos de madera y enormes retratos al óleo de señores barbudos – probablemente viejos lobos de mar-, y emperifollados y maduras señoras trajeadas con una sencillez elegante. El efecto de los cubas libres estaba haciendo efecto. Afuera el mar estaba picado por la brisa desordenada y helada, que fraccionaba el mar en pequeños picos azulados coronados de espuma blanca. Copas iban, copas venían y todos se empezaban a burlar de Bertie, que le dió, medio borracho como estaba, por querer jugar monopolio a esas horas y, necio, se puso a rebuscar por toda la vieja catedral en busca de uno. Russo se veía, con el calor de los Cubas Libres, como un malabarista en esta reunión de estirados y traidores, que no tomaban suficiente ron. Y tenía que ser absolutamente natural y entretenerlos con su labia que tenía que ser tan ocurrida como interminable. De pronto todos se sintieron algo sofocados por las bebidas y por la atmósfera encerrada de aquella vieja casa, y Johannie decidió que trasladasen la reunión al portal, tipo Australiano, que rodeaba toda la casa. Alexa se estaba alegrando con las bebidas ahogadas en hielo, y ya se le aflojaba la lengua y hasta daba señales de querer bailar. Russo seguía siendo el excelente anfitrión como Ted Danson en Cheers. Después de un buen rato tuvo tiempo para encontrarse a solas con Annie en la cocina. Ella preparaba unos pimientos fritos en aceite de oliva extra virgen. Le advertía, con esa vocecita tan fina y particular que ella tenía, que ya no les diera más cubas libres a sus amigos. - Bien, ¡pero no me habías dicho nada! –le respondió, riéndose-. Afuera en la sala, Bertie preso de la fiebre alucinante del ron, bailaba eufórico, al ritmo de la música de ´The year of the cat´de Al Stewart. Combinaba en sus estados de ánimo la alegría y la antipatía que estaba obligado a disimular a la suprema belleza de Alexa. Entonces ocurrió algo imprevisto: la noticia de que Russo –solito-, cuidaba la casa de Alfie, se había esparcido por todo el malecón y los filibusteros del surf, liderados por Tommy Robin y Pick Up, el Ayatollah del Rock & Roll, habían venido a ver como era la cosa por acá. Llegaron en una fila india de Volkswagenes con parrillas, música a todo volumen. Eran como una tribu nómada del desierto y de las olas, con sus perros y sus bidones de agua, sleepings y tanques para la gasolina. Pronto toda la casa se estremecía con los gritos y aceleramientos de aquella gente. De inmediato Russo renunció a tratar de mantener el control, ni siquiera lo intentó. Aquella masa humana respiraba libertad y su aliento olía a cerveza, transpiraban hawaiian tropic y las chicas melancólicos perfúmenes. Las chicas, compañeras de estos surfistas nómadas, de inmediato se apoderaron de la sala y en medio del ruido de las guitarras eléctricas, empezaron a mover las caderas y a bailar sintiendose libres; y gritaban eufóricas y los surfistas aullaban en el interior de aquella casa ubicada en medio del desierto, y todo era una completa locura cuando en la toca cassetera empezó a escucharse la música de Billy Ocean, todos gritaban y bailaban desenfrenados la música loca de aquel hermano, que tenía excelente ritmo. Algunas chicas se quejaban de que aquella casa era demasiado vieja, tan vieja, que no tenía piscina para lanzarse al agua y refrescarse del calor…una de ellas con su euforia loca y extrovertida se le acercó a Russo, ignorando a sus estirados amigos que lo acompañaban atónitos ante aquel espectáculo lleno de explosión de enrgía juvenil, nunca antes vista, y le dijo en el rostro, mientras le tiraba en la cara el aliento a alcohol: - Hey Russo, en esta casa no va a pasar lo de lanzarse a la piscina como en la casa de la periodista de TELEMUNDO, cuando entramos de pavos, ¿te acuerdas?- le dijo la chica con el cerquillo cayéndole sobre el rostro y cubriéndole el ojo derecho, al tiempo que le ofrecía a Russo un cigarrillo de yerba-. - No, no, aquí no hay piscina… Russo observaba a sus refinados huéspedes, y se percató de que aquella experiencia sobrepasaba todas sus expectativas de diversión; estaban demasiado metidos en el territorio del ron como para sentirse cortados por la presencia alborotadora de aquellos filibusteros. Alexa sin embargo, de vez en cuando, le dirigía a Russo una mirada, como de comprobación de alguna faceta oscura, que ella ya había calculado con sólo verlo. EL PRIMER TRABAJO DE TOMMY ROBIN El sol, como una gigantesca bola de oro, se iba acostando sobre el horizonte. El color púrpura de la noche ganaba terreno sobre las esquinas de las fachadas y de los edificios. Tommy se palpó la pistola con el silenciador colocado en la base de la espalda. Aquella sensación de inutilidad no lo abandonaría nunca. Una sensación -que no siempre se negaba a si misma-, de no haber hecho absolutamente nada. Era el anonimato y la vacía intranquilidad de una esperanza que se esfuma. No es bueno dejar de creer en los pensamientos, aunque después se olviden como la expresión máxima de la insensatez. No había forma de rebelarse contra el miedo perpetuo de existir en el fracaso. Finalmente llegó a la casa en cuestión. Eran las nueve de la noche. Tommy entró con la llave que le entregó José Leone. Subió despacio los escalones. Los contó, de uno en uno, eran veinte. Su dormitorio estaba vacío. Había una vocecita en el baño, seguramente era la zorra periodista. Empujó la cortina y pudo apreciar su cuerpo fornido, de buena raza, una hembra completa, de pezones rosados. Sus ojos se encontraron y los labios de la zorra esbozaron una sonrisa malsana, pícara. Tommy se pudo ver en el espejo. Una cara huesuda, ojos azules, pelo rubio y lleno de rulos, la piel tostada por el sol. Definitivamente se trataba de él, no estaba soñando. Era Tommy Robin. Un mecánico, un don nadie, que hacía trabajos extras para don José. Ahora no era nadie, pero algún día seria una herramienta indispensable, una piedra de apoyo, alguien importante. Conocería a Tony Accardo y después podría morir en paz. Conocería hermosas mujeres, viviría de su garaje, del surf, de sus amigos, de su negra y de sus armas y algún día lo tendría todo. Toda la cerveza del mundo, toda la libertad del mundo. Siempre lo acompañaría Johnnie, su mejor amigo. Escucharían música todo el día, se emborracharían los fines de semana junto a Red Hughes, y sus noticias internacionales, también disfrutarían de los shows de strip tease, vivirían bien. Tommy abrió fuego contra su cuerpo y vio cómo se abría un pequeño agujero junto a su corazón, del que salía un hilillo de sangre que se difuminaba con el chorro de agua de la ducha. Su hermoso cuerpo empezó a convulsionarse salpicando de carmín toda la bañera. Sus labios se tornaban violetas y la boca se abría como un pez. Escuchó el golpe seco de la cabeza al chocar contra el piso de la bañera. Un pie femenino quedó inmóvil junto a unas zapatillas romanas doradas. Era la realidad y la locura. Era su vida que también se escapaba con ella. Lenta y sigilosamente emprendió la retirada y se encomendó a San Vicente Ferrer. Al día siguiente todo era como si no hubiera pasado nada. Tommy se encontraba en el garaje, embarrado de aceite hasta los codos, Pick Up hablaba por teléfono. Unas putas estaban sentadas mirando en la TV un concierto de Hall & Oates, que tocaban la balada romántica One on One. JOHNNIE PICK UP & MARCELA Unas dos veces en la semana, Johnnie no tenía que levantarse de madrugada para trotar y realizar toda su calistenia de artes marciales. No. Aquella fría jornada de labores era sustituida por la ansiada llamada de Marcela. Ella lo llamaba todos los sábados por la mañana. Johnnie era huérfano y vivía con su abuelita a quien sostenía con mucho esfuerzo. Tommy Robin le daba trabajo como vendedor de hot dogs, ya que Johnnie no sabía nada de mecánica ni le interesaba. Su pasión eran las mujeres y las artes marciales. Vivía regularmente de lo que sus amantes le pasaban y por eso, en su baño, no había champú. Tomó su pastilla de jabón Rexona, y se duchó, pues era muy importante oler bien. ¿Qué pasaba en ese momento por la cabeza de este chico? Mucha velocidad. Todo se presentaba con suma premura. Después de joder con Marcela se llevaría unas conejitas de un colegio nocturno a bailar. Su rostro le daba a uno la impresión de tratar con un reptíl, y su inmensa espalda parecía la de una cobra. Escuchaba música rock todo el día y no se perdía ni una pelea de Hector ¨Macho¨ Camacho, de Benny ¨The Jet¨ Urquidez ni de Phillipe Cantamessi, que eran sus ídolos. Era un depredador que se devoraba las chicas dañadas de los colegios nocturnos. Johnnie no perdía tiempo en reflexiones de conciencia que afectaran su seguridad. La moral y la corrección no eran compatibles con este mundo imperfecto y con la naturaleza del hombre, eso ya lo sabía él muy bien. Finalmente había quedado con Marcela en encontrase en un gabinete de belleza de unos Tailandeses. Cuando entró, identificó su presa que ya estaba en la fase final de su peinado. En la radio tocaban una canción de los Fletwood Mac. Todo tomaba un cariz absurdo en ocasiones. Marcela se gastaba el dinero de su esposo en un peinado, que en menos de un cuarto de hora, se volvería un remolino entre las almohadas y los fornidos brazos de John. Todas las señoras se volvieron a ver a este joven de camiseta apretada, que entraba como un huracán. En aquella espalda ya no entraban más músculos brotados. La belleza y sensualidad de Johnnie era tan notorias que hombres y mujeres se volvían para contemplar su rostro. Entró y salió, pues ella ya lo había visto, y se apresuraba a pagar para salir a caminar, mejor dicho, a seguirlo, caminando detrás de él a cierta distancia, para que nadie se diera cuenta, que Pick Up la guiaba al hotel. Marcela estaba nerviosa y su corazón palpitaba con fuerza, fingía no verlo. El adulterio tenía mejor sabor cuando se perpetraba en un hotel céntrico y a plena luz del día. Otras veces Marcelita daba señales de arrepentimiento, a las que Pick Up no les concedía la menor importancia, pero que respetaba. No le gustaba forzar las cosas del amor. Lo que pasaba era que ella siempre lo iba a buscar al taller de Robin, a su puesto de hot dogs y le suplicaba, que la perdonase, y que se volvieran a encontrar y, entonces, ocurría. En otras ocasiones, él tenía que esperar en determinada esquina y ella le daba la vuelta en el vehículo, se parqueaba junto a él y le cedía el puesto para que él la condujera a sus niditos de amor. En esta ocasión ella le tenía una sorpresa: Johnnie era también un fanático de Raymond Aron y su amante le había comprado uno de sus últimos trabajos titulado: ´El opio de los intelectuales´. El temperamento de Johnnie era fuerte y apasionado, nada en él era consumido con moderación, si algo le gustaba se aficionaba hasta el extremo de convertirse en un coleccionista. Johnnie tenía en su corazón capacidad para amar a varias mujeres. ¡Pero amar de verdad! Todo daba vuelta en la cabeza de Marcela. Ella sabía que lo que más le gustaba a su amante, era su grande y bien proporcionado trasero. Johnnie le lamía el ano y la hacía sufrir cuando le introducía su falo por ese conducto tan estrecho. Pero ella siempre quería más. Con Johnnie ella aprendía nuevas cosas, que intentaba poner en práctica con el aburrido de su esposo. Johnnie la encendía y su esposo se maravillara que ella dejara que él eyaculara en su cara o que le permitiera montarla en cuatro como una puta negra. Todo daba vueltas en la vida de Marcela. Todo lo que su aburrido y casi impotente esposo aprendía con ella; éste lo ponía en practica con la domestica de la casa. ¿Absurdo? ¡¿Quién dice que la vida tiene sentido?! Todos notaban el cambio en el rostro radiante de Marcela, pero nadie llegaba a conocer el motivo. Sus amigas le interrogaban con disimulo y nada, ella no abría la boca. Amar a Marcela era penetrar en otro mundo, otra clase social llena de riquezas, de aromas exquisitos, de raras y fascinantes gastronomías, de gente de sangre real, de conversaciones triviales y melodramáticas, de fortunas de rancio abolengo y cenas imperiales al borde del mar. TODOS CONTRA AL RENZO LEONE De la central electrónica llamada Satélites 1, el Ministro de Defensa y el Director de la CTG, pasaron a una sala de reunión con el carácter de urgente y reservada. El punto del día era analizar la petición del Ministro de Gobierno. El ministro estaba inquieto por la forma como se llevaban las cosas en el interior de la cúpula del sindicato de choferes interprovinciales. Lo más sospechoso era que no había un líder que diera la cara, alguien con quien tratar y negociar. En vez del líder, la cúpula del sindicato de choferes interprovinciales, daba la impresión de manejarse como un monstruo de mil cabezas. No era un interlocutor fijo con quien tenía que tratar el Ministro, sino que, siempre aparecía un negociante diferente, con ‘instrucciones’, con las que nadie podía negociar y dale que te pego que el tiempo transcurría y el caos seguía imparable. Los choferes interprovinciales no pagaban impuestos al Estado como era debido. Y se corrían rumores siniestros sobre una mano que aplicaba una cierta clase de justicia con sangre y fuego. El Ministro y la CTG estaban empantanados, y no daban marcha ni para adelante ni para atrás. Harto ya de todo este embrollo, el Director de la CTG, ordenó a la secretaría que recopilara toda la historia, todos los expedientes, más la redacción de un oficio que le pasaba la papa caliente al mismísimo Comando Conjunto de las FFAA. - ¡Allá que se encarguen ellos! – había dicho el ministro rojo como la remolacha. El rostro de la directora encargada del Comando Conjunto de las FFAA, de resolver este tipo de asuntos era afilado y amenazador, poseía unos lentes gruesos y transparentes que se equilibraban sobre ese rostro frío, científico y analítico. Tras de ella, una pared mediana, tapizada de libros y gruesas carpetas le daba la nota final de sobriedad y eficacia. De la conversación surgió una clara conclusión: éste era uno de esos problemas que tardarían, a lo sumo, una década en resolverse. Se formarían varios equipos de trabajo, que leerían detenidamente, hoja por hoja, del material archivado, lo microfilmarían y se realizarían nuevos informes que serían procesados por Seguridad Nacional. Por el momento la única medida, que se podía tomar era seleccionar a un pelotón de espías que se empapen de la realidad, que hervía dentro del mundo del transporte interprovincial. La pregunta clave era: ¿cuánto tiempo tomaría esta operación?, ¿cuánto costaría la tecnología que se utilizaría para esta operación?, ¿de dónde saldrían los fondos? JOHNNIE PICK UP Después de que Johnnie Pick Up ganara el combate pugilístico contra el campeón de la penitenciaría del litoral, toda la tribu se fue a celebrar a Montañita. De ahora en adelante, la dieta de la abuela de Pick Up mejoraría con carnes y pastas. Las noches en Montañita son tétricas, frías, frías, de un frío que penetra hasta la médula de los huesos. Trepada toda la tribu en la casa triangular, el panorama parecía un verdadero nido de avispas con los sleepings que parecían larvas multicolores, las tablas, las jabas de cerveza, las mujeres danzando al ritmo de la colección musical de los 60’s de Claudia. La radio a todo volumen vomitaba la música de Bread, Poco, Wayne Newton y James Taylor. Afuera el viento barría la arena y las olas eran sombras violentas de espuma celeste, que se estrellaban frenéticas contra la roca. Un sordo murmullo de las olas venía acompañado de una fría brisa marina por lo que todos lucían unos suéteres deportivos y de colores llamativos. La tribu se identificaba como una familia feliz. Todos tenían la barriga llena ya que Tommy había invitado a todos a comer una volquetada de arroz con menestra, carne asada y sendos vasos de quacker en la choza de la señora Helena. El cielo negro y estrellado, era cruzado de cuando en cuando por un meteorito Querida Mariuxi: Un perro con sarna se rascaba, indolente, la costra sanguinolenta que le colgaba sobre el cuero arrugado y vivito. Una ola empezaba a tomar forma, se alzaba y sus colores, de azul marino, se transformaban en agua clara al colocarse entre el sol y el nivel del mar. Una curiosa sensación de calor agobiante lo invade todo. ¿Cuál es el apuro? Has hecho tu mejor esfuerzo y eso es lo que importa. La división entre el suelo de cemento y la tierra apisonada se te antoja un cerco, una oposición, la infinita lucha entre la madre naturaleza y la civilización. Cada instante es como vivir bajo el yugo del tiempo, es un castigo, como la vida, una broma cruel, una mala comedia, que transforma el tiempo en un reloj de arenas movedizas. Venimos del polvo y todo lo que comemos para vivir no tiene un destino más noble, que terminar convirtiéndose en un lodo maloliente y al final, en arena y huesos terminamos. Afuera se descolgó un aguacero torrencial que convertía las calles en ríos correntosos de agua chocolate. Y tengo que esperar. ¿Cuál es el apuro? Mientras tú corres tras la pelota y sueñas con convertirte en un Daniel Pasarela, un Laudrup, un Mario Kempes o Elkjaher. Corres tras la pelota, tu pelo al viento, tu cara expresa decisión, corres de aquí para allá, con el rostro congestionado, te olvidas hasta de respirar por anotar un gol. Yo te espero, corre, hijo, detrás de la pelota de indor, yo te espero. De pronto suena el timbre de la puerta y corta de un golpe mis pensamientos. Ahora vuelvo a la triste realidad, sentado frente al televisor, examinando el mundo con una botella de whisky en la mano y una pluma en la otra. Abro la puerta o pienso que la he abierto y me encuentro una pareja de jóvenes empapados por la lluvia. Tu rostro oriental es pálido y vienes acompañada por un hombre destrozado, inquieto, que mira de un lado para otro, y que se seca la humedad con la mano. No los reconozco, ¿quiénes son? La vida está llena de acción y rapidez, de riesgos y sobresaltos. Yo voy lento, prisionero del temor que me estruja el corazón, razonar sobre el futuro no me deja ni vivir ni disfrutar el ahora, el presente se torna una endemoniada pesadilla. Me tomo un vaso de whisky tras otro y una ola ácida me carcome los sentidos, hasta que consigo calmar la ansiedad. Me afano por estar tranquilo y mi esfuerzo me desestabiliza. Trato de hallar, de recuperar la paz perdida en tus ojos orientales. ¿Quedó insatisfecho? Todo mi cuerpo está envenenado por las picaduras de los insectos. Conocerte es una experiencia bella y rara, posees una mezcla de inocencia ignorante y una sexualidad, cuyos límites y profundidades no alcanzo a comprender. He buscado en el sexo la paz y la tranquilidad y ya no la hallo como antes, se me escapa. Veo en tu rostro la incomprensión, la vida te ha golpeado fuerte esta vez. Ha sido tan fuerte el impacto que todavía no puedes reaccionar. ¿Has perdido al amor de tu vida? ¿Qué es lo que me traes? ¿Unas memorias? ¿De quién? ¿Alguien que yo conocí? ¿Importan algo? Son fuerzas demasiados potentes las que juegan contra mí. No lo puedo resistir. Mariuxi, estás llena de amor como Mary Jo. El viento me dice que los debo dejar pasar. Saco dos batas de tela de toalla para que pongan a secar la ropa empapada. Le echo un vistazo a las hojas amarillentas dentro de la funda plástica, no me dicen nada. Palabras. Un nuevo eslabón de una cadena de historias sin tiempo. Cuando cierras tus ojos, tu belleza se convierte en una explosión de sexualidad infinita. Es como verte correr sola y desnuda en medio del desierto. Lujuria mortal como el veneno. Pero en realidad soy un hombre desesperado. Mariuxi, amor, las microondas me bombardean los riñones, lo puedo sentir. Te amo. Escucho tu voz: - ¡Oh, por favor, por favor, ayúdame! Tengo ganas, me acosan deseos de leer todas las hojas a la vez y al final me quedo mirándolos a los dos. Aturdido, impotente, extraviado, prisionero de la maldita ansiedad. Quiero leer y de sólo pensar en el tremendo esfuerzo, que mi cerebro va a librar en reescribir todas las malditas memorias, con esa redacción más enredada que toda la maldita jungla de Camboya, ya me doy por vencido y así voy de un lado para otro de la casa, de frustración en frustración, viviendo en la más cruel dimensión desconocida. ¿Mariuxi, dónde estás? El otro día comimos en Cozolli’s Pizza. Eres mi secretaria y te sientes obligada a ordenar mis papeles, todo es tan serio para ti. Mariuxi, eres una niña inocente con el grado de teniente, no sabes nada de mí ni a lo que he quedado reducido. Pobre de ti, pobre de mí. Afuera el viento se lleva las hojas muertas de los árboles, en la radio se escucha una balada de Journey: - I really wanna know you... - I really wanna show you they way I feel… A veces me pierdo. A veces bombardean mi cerebro con tantas microondas que me siento con la memoria de otro, en blanco y vacía como un enfermo de Alzheimer. En el lugar equivocado y no reconozco a nadie. Pero tú siempre estas ahí y me tomas de la mano y me traes de vuelta a este mundo. Me dices: - Me escucha, profesor... A veces pienso que te han adiestrado. Que te han prevenido y entrenando para acompañarme hasta el final. Pero tu rostro es tan dulce, tu risa tan sincera. Celebro tu felicidad con un vaso de whisky y siento que puedo tocar las estrellas. Eres alemana, lo dice el color de tu piel, la fuerza de tu sangre. Te amo. Tu pelo es como tu carácter, como la fuerza de una tempestad en alta mar. Todos miraban a quien estaba hablando y tú alzaste tus ojos, color cielo y abriste la boca. Tus labios rojos son una provocación, una herida profunda, el color violento de un fruto maduro... Me sentía como un guía penitenciario con permiso, sentado ahí, masticando una porción de jugosa y caliente pizza. De pronto ocurrió aquello... te convertiste en una aparición... Un ángel de cabellos sedosos y pelirrojos. Mi corazón palpitaba, mi boca se secaba, aquello era demasiado para mí. A través de sus pantalones podía intuir sus delicados calzones, que imaginaba arrancándolos con los dientes... suavemente. Mi espíritu se desprendió de mi cuerpo y transmigró a sus espaldas, casi podía oler la fragancia de sus cabellos y axilas. Tú seguías conversando distraída, indiferente, causal y remota. Mi espíritu besaba, te tocaba, besaba tus pies desnudos, calzados con unas zapatillas romanas. Mi espíritu se transformó en una enredadera azul, un alga marina, palmo a palmo, devoraba tu piel blanca y llena de pecas como un muro granítico. Mi boca se posesionaba de esa protuberancia, de cada pulgada de carne. Aquel ángel de cabellos rubios reía con la felicidad de un orgasmo celestial. Te amo. Y tú, Tommy Robin, el duro, ¿cómo estás? Tienes un aire de preocupación, de ausencia. Pero, no piensas en tu tropa de mecánicos, ni en tu casa de Salinas, ni en tu taller, ni en tu DOJO de kumite de madera cortada en Bangkok. No, piensas en tu amigo que se ha ido. En lo bien que lo pasaron, en la tremenda cantidad de dinero que ganaron, en las olas que corrieron, en las mujeres que conquistaron, en los ejercicios que practicaban juntos. Ahora, de pronto, conoces la realidad. ¡En verdad estás solo! ¿Qué será de tí? Tendrás que cuidar de Mary Jo. Es tan frágil. Tendrás que cuidar tu negocio y tu vida, pero eso lo sabes hacer bien, eres un duro, bang bang. ¡Maldito Johnnie! Siempre tan imprevisible. ¿Qué jodido pensamiento se le habrá cruzado por la cabeza para que se decida a matarse de esa manera? ¿Fue suicidio? ¿Fue exceso de confianza? Ahora ya nada importa, igual está bien muerto. En la sala de velación casi no pudiste verlo, no, ese pedazo de cara reconstruida por el cirujano no era tu amigo. Era sólo un cuerpo de carne, un objeto. El verdadero Johnnie viviría en las fotos del cuarto de Mary Jo, en los recuerdos de sus amigos, en el llanto de sus amantes. ¡Ni siquiera pudiste engendrarle un hijo a Mary Jo, para convertir la pérdida en algo pasajero! Cuando le comunicaron la noticia a José y a Paul, se quedaron de una pieza y balbuceaban algo entrecortado de tener que ir a Washington. Cuenta la leyenda, que Tony Accardo se dirigía al Senado a rendir su testimonio, cuando fue interceptado por José Leone y Paul Ditto para comunicarle que Johnnie se había matado. El pobre viejo hizo una mueca de dolor y siguió adelante, abatido. Tendrás que sobreponerte. Tienes a tu amante negra, tienes tus negocios, ahora eres un bisturí político para los Leone y los Miraglia que te aprecian, te respetan. Tienes a tus otros amigos y amigas que van jodidos por ahí, se refugian en tu casa, se comen tu comida o la comida que les dejas para ellos, así sea un litro de leche y unas galletas con helado. Los quieres porque nunca nadie había dependido de ti, porque para ellos no sólo eres el mecánico en jefe, que les paga un sueldo, el asesino político por excelencia, no, los quieres porque todavía no han descubierto la forma, no han dado con la medida, no saben cómo defenderse de la vida. La vida siempre se desenvuelve sobre un mar violento. Querida Mariuxi, es imposible dejar de pensar en ti. Tu rostro felino y apacible y tu belleza madura y elegante, permanecen en mi pensamiento, motivándome, inspirándome, alentándome en los momentos más oscuros. A veces tienes una mirada triste, quizá de resignación, que se conjuga con tu atuendo para el frío decembrino de estos lares. Es una gran capa negra, como un gigantesco velo de luto que envuelve tu existencia y que realza tu belleza femenina y melancólica. Te deseo como la arena al mar. Y sin embargo eres inalcanzable como un espejismo en el desierto. De toda aquella gruesa vestimenta de invierno, sobresalían unos precioso deditos enfundados por unas medias y protegidos por las tiras de cuero de unas sandalias, también negras. Tu pelo rubio, siempre peinado con una raya en medio, luce como peinado por el viento polar. De pronto, tengo que cerrar los ojos para no delatar mi amor, no puedo seguir mirándote así. Mi espíritu flotó hacia un mundo con escenas mudas, donde sólo estás tú y yo. Depositas tu cuerpo tan hermoso como frágil sobre un diván y me hablas, me platicas sobre cosas de este mundo, sobre tu esposo, sobre tu trabajo anterior, sobre las impresiones sicológicas que has obtenido al estar a mi servicio, etc. Yo me encontraba mudo como una piedra, sordo como Dios, sólo escuchaba como un siquiatra a su cliente. Luego, pasado un tiempo, que se hizo casi infinito, me acerqué, trémulo, como una pequeña ola se acerca a la orilla y deposité mis labios, muy cuidadosamente, en los dedos de tus pies. Un acto de adoración, un gesto último antes de la despedida. La magia del amor se nota en ese brillo peculiar en los ojos de una mujer. Es magia porque se necesita ese tipo de fuerzas para que la vida deje de ser una rutina existencial, una mecánica sacrificada para convertirse en una energía electrizante, llena de pasión y espectativas. Las sonrisas son diferentes, surge toda la sorpresa, la admiración de ser, de un momento a otro, admiradas, amadas o deseadas, o de ser el centro de un torbellino de intereses y proyecciones. Nada hay más penetrante en el corazón de una mujer que saberse amada, deseada y protegida por ese amor, en forma desinteresada e incondicional. No hay placer más secreto que el de una mujer que se sabe objeto de la devoción de varios hombres. Todos luchan caballerosamente por ganarse una parte de su atención, alguna palabra de reconocimiento. Todos son prisioneros de sus caprichos y víctimas de su tiranía. La prisión en que se ha convertido tu amor te convierte en la reina y dueña de todos los deseos y de todas las voluntades. ¡Audaz pretensión tratar de escapar de tu poder! Adelante mujer, caminas por encima de los corazones de todos los hombres. Aquel que te mira se convierte en esclavo de tus ojos y de tu sonrisa. Hasta tus defectos y caprichos se convierten en objeto de veneración y disputa. Ese brillo en los ojos de la mujer enamorada es la prueba de que en el fondo de su corazón oculta un amor. Esa sonrisa es la felicidad más pura que pueda expresar su corazón. El mar estaba desordenado, inquieto, el viento loco soplaba para todos lados. Parecía que cada ola quería irse por su lado. De pronto una pequeña y gris ola tomó forma y se estrelló débilmente contra las rocas indomables. Leer las memorias de Pick Up, es una forma de conocer el mundo de las mujeres que aman a escondidas, que son capaces de pagar por un poco de ternura y atención. Es penetrar, también, en el mundo de la desesperación. Johnnie no tiene un talento que se pueda comercializar en la sociedad. No tiene recursos para defenderse legalmente. Pero, las planillas llegan; la sociedad te cobra hasta por el aire que respiras. Es caro nacer, caro vivir y caro morir. ¿Qué se puede hacer en un caso así? Johnnie tuvo que aprender a disfrutar de la cruel vida vendiendo su belleza. Comprendía que la belleza no le iba a durar toda la vida y que tenía al tiempo en contra. Por todas partes se apreciaban las sinuosas esquinas de la desesperación. Leer las memorias de Pick Up, es conocer de cerca esas mujeres tiernas y bobaliconas, que tiran el dinero propio o de sus esposos que se sentían estafadas, usadas, envejecidas y desechadas. Su mirada era inolvidable. Felina, especial, cautivadora, misteriosa. Tenía el cuerpo sacrificado de una mujer honesta. A pesar del peso del trajín cotidiano era poseedora de unas caderas anchas, acogedoras, que formaban una combinación que expresaba pureza y elegancia con sobriedad. Pero el calor se anidaba en esas partes que eran fronteras, límites, barreras de la castidad. Fuego en forma de serpiente. Ese calor íntimo y secreto cambiaba las facciones, transformaba las miradas, hervía la sangre. Era su rostro un rostro severo, casto y puro, que procuraba esconder el gesto de la concesión apasionada del ayer, de la dominación de su carne, de la entrega dolorosa e inevitable. El ansia que se transformaba en agua clara del estanque y que se enturbiaba con fango del vientre, el limo de la vida. Sus mechones negros azabache me enceguecían, una gota de sudor caía y estallaba en mi rostro. Yo era un corcel, un garañón, una bestia, que aquella amazona pretendía domar con el infierno de sus entrañas, montaba, cabalgaba desnuda con la boca abierta como un felino salvaje, eufórico por el olor de la sangre, y yo le empujaba y atravesaba, podíamos sentir un placer que se transformaba en dolor. Dolor, vergüenza y placer, eran emociones pequeñas en comparación con la luz que se abría paso entre sus carnes. En el momento culminante, mi boca era una ventosa que absorbía su alma viva y ella, con sus piernas me atrapó como un cepo, una trampa para animales salvajes. Tenía que llegar al final, mordía sus pies, mordía sus tobillos, hería su piel ardiente, nuestros líquidos se mezclaban, el ruido del tránsito nocturno ahogó un grito de pasión. Como una navaja afilada atravesada sus carnes inertes de éxtasis. - Ya no –me dijo - ¡Me haces daño! Las cosas cotidianas de la vida tienen un valor estético muy poco entendido y apreciado. Cascar un par de huevos para realizar una tortilla, ir al supermaxi de compras, comprar hot dogs en una carretilla nocturna, todo podría ser fotografiado y llevado a una cartulina canson para ser pintado en acuarela. Todo forma parte de la vida de la gente común y es hermoso vivirlo, ¿Por qué no representarlo? La primera vez que la ví vestía toda de tela blue jean, sin mangas. Dentro de su sencillez era muy afectada, mostraba una delicadeza algo exagerada. La muñeca doblaba, reflejaba abandono, distracción y relajamiento. Canturreaba una melodía mientras recorría con la mirada los vegetales que necesitaba para su cocina. El guepardo olió el viento y se pasó la lengua por los colmillos, fijó su mirada en aquella presa que se desplazaba, totalmente desprevenida. Aquella gacela movía la colita imperturbable, se hallaba sola en aquella pradera, lejos de la manada. Cogió un carrito y empezó a hacer las compras de rutina, mientras su cuerpo espigado se movía, olvidada de sí misma. Temerariamente le daba la espalda a la muerte. El depredador empezó la carrera por la supervivencia, fija la mirada, las grandes patas moviéndose a gran velocidad. La tomó de un mordisco en las caderas, sus rechazos sólo conseguían agitar la pasión y el fuego que latía dentro de su corazón. El gran gato lamía aquella sangre regurgitante y caliente. Todo su cuerpo era pura adrenalina. Mordía, desgarrando carne, venas, tendones, tejidos y hueso, el gato la tomó de la nuca. Sus cabellos negros flotaban en la cama. Quería más. El guepardo puso sus enormes garras sobre aquel cuerpo tendido en un charco de sangre, cuerpo inerte cuyos ojos miraban ya sin ver. Johnnie besaba sus pies, bebía el agua dulce de su vagina, adoraba ese olor, dulce, íntimo, prohibido, ajeno. Ella se acoplaba, como la realización de un adorable sueño por largo tiempo postergado. Johnnie la embistió una y otra vez, ella parecía una muñeca en sus manos, de un zarpazo la volteó y la exploró contra su naturaleza. El momento estaba cerca, pronto brotó una mezcla de hiel, esperma y sangre, todo el ambiente y la atmósfera se llenó de un olor a arena, sol y mar. Aquella boca, llena de colmillos, lamía con fervor esos diminutos y elegantes pezones, sudaban un néctar amargo. El cielo giraba de un color argentino, una ola reventó en la orilla. Mis pies se hundían en la arena y de pronto entré silenciosamente, sentía el frío contacto de las baldosas escarlata. Columnas rojas con bordes de oro proyectaban sombras que se perdían en el claroscuro de luces ocultas por lamparillas en forma de conchas marinas. Una ola verde tomó el color amarillo de la tarde con la luz del sol, se estrelló en la orilla. Columnas de diseños fantasmagóricos, místicos, paganos, se proyectaban a mi alrededor. ¿Alucinación o realidad? El mar azul se enrollaba en eternos flujos y reflujos sobre la arena. El hombre con cabeza de Dingo, avanza por las escaleras, galerías, grutas, perseguían el ruido que hace una ducha de agua. Entonces la vió. Era una rubia de facciones aguileñas que se duchaba. Un torrente de agua dulce le caía sobre el cuerpo sumergido en una piscina de agua burbujeante. Con su cara de ave me miró de reojo. Poseía unos ojos hermosos y su nariz puntiaguda le confería la elegancia de un pájaro. Intuyó mi presencia y se preguntó: ¿era un hombre o un perro? En la radio tocaban una balada de EAGLES: I can’t tell you why... Ésta imponente y escultural mujer, se estiraba sobre el chorro de agua, que provenía de la cascada artificial y danzaba sobre la piscina de espuma blanca. Totalmente desnuda, una sonrisa se dibujaba en su rostro. Sus pechos eran unos globos macizos, hinchados, salvajes y puros. Estaban coronados por unos pezones de color rosa, también hinchados, quizá por una ráfaga de viento marino. De pronto se sumergió, su trasero era una montaña de carne blanca partida por la mitad, como un durazno con una pelusa amarilla, como la crin de una yegua. Entré en la tina, el agua me daba por la cintura. Su mirada era invitadora, su sonrisa se dilataba, abría la boca hasta transformarla en un agujero, una agonía, toda ella era puro deseo. Tomé su tobillo izquierdo y lo levanté hasta colgarlo en mi hombro, ella temblaba y temblaba, incluso cuando mi pequeña y ancha daga atravesó su piel. Estiró el cuello y su cabeza se sumergió en una nube roja. Sobre la línea de agua emergieron sus anchos pezones rosa. Su belleza era una succión devoradora, absorbente, una pasión infernal. Eres una reina, la reina del amor. Me atraes y me rechazas con la fuerza de tu pierna y de tu tobillo, enganchado en mi hombro. Mi frente llena de sudor se apoyaba, reconcentrada, sobre su cuello. Las esencias salieron disparadas al invadir sus entrañas. Sentía como sus tejidos florecían alrededor de mi piel tensa y espigada por la pasión. Una colosal ola se estrelló contra el arrecife. Había que hablar con la verdad en todo este asunto. Johnnie era bisexual. No era un tipo pervertido, regularmente, pero en ocasiones se despertaba en él una pasión por un jovencito y si podía lo tomaba como amante por unos días, hasta que se cansaba. Pick Up era un amante de la belleza y no podía entender una vida que carecía de placer y de cosas bellas. El sexo y las reglas de la moral, creía Johnnie, habían sido creadas para ángeles y seres divinos, y él no era un ser perfecto. Su vida, la vida que le rodeaba no lo era, y él no quería ser diferente a todo lo que le rodeaba, tampoco podía serlo. Algunas veces venían a la mente de Johnnie ese tipo de recuerdos. Su padre le leía pequeños párrafos del profesor Bellow, cuando era un crío. Con el tiempo, Pick Up, quiso profundizar sobre filosofía y optó por Raymond Aron. Una noche la sorprendí en su cuarto y en silencio. Su espalda apoyada en el marco de la puerta, el resto de su cuerpo desnudo. Podía observar todo claramente. Ella se detuvo y, lentamente, giró su cabeza y su ojo derecho me lanzó una mirada profunda de sorpresa, miedo y deseo. Mi sueño de fundirme en sus entrañas se hizo carne. Como un guepardo que había localizado su presa, corría libre hacia mi destino. El cielo, el sol y el desierto era una trinidad divina. Mordía y lamía el color rojo de la sangre. El pequeño cervatillo, dejó de luchar y entregó su cuerpo al frenesí sangriento. Mis colmillos penetraron su carne suave, invitadora, ardiente, que admitía y recibía gustosa los embates del dolor. Desgarraba pedazos y el calor de la sangre aumentaba mi fuerza. Metí el hocico en sus entrañas y el sabor a hiel y sangre, fluía como una fuente inagotable. De pronto su vida se extinguió y sus ojos vacíos como de cristal me miraban fijamente. Era una jovencita de pestañas largas, sensuales, labios llenos y bien formados, de cejas abundantes. Era un rostro de belleza egipcia, bárbara. Estaba en la edad en que ni era niña ni mujer. Poseía unas caderas anchas, montadas sobre largas y seductoras piernas. En su rostro de grandes y femeninos ojos, colgaba un provocativo lunar. Comencé a soñar con su vagina y con sus entrañas, podía percibir el olor de sus vísceras en sus perfumes y afeites. Estaba obsesionado con su belleza y pronto desplazó la imagen de aquella señora, que me había torturado de pasión y cuyo recuerdo me había acompañado durante tantas noches de pensamientos impuros. Mi corazón palpitaba otra vez. Entré, un segundo después de Rod, al bar una noche de caluroso verano. Todo es igual, un cielo sin estrellas y tú... Mirándome fijamente me invitas un whisky... Las chicas han empezado el show... una a una salen a bailar con todo el ritmo del ayer... Mueven las caderas, los talones y los pies y sus espaldas y senos sudan a chorros, también... Más, yo me deleito con sólo volverte a ver. Eres tú, Doris, la mujer que necesito... Me miras con satisfacción, ¿te sorprendes de que recuerde tu nombre? Olvidas que las cosas hermosas nunca se pierden en la memoria... Un culo desnudo se sacude frente a mis ojos... Su sudor oloroso a las noches de París me salpica en la cara... Con tus ojos me llamas la atención, quieres que fije mi mirada en ti... Y tú estás ahí, tomándome la mano, sintiendo mi calor... Te sientes junto a mí y del otro lado se sienta una rubia rica, que con voz aniñada me pide de beber... ¿Dónde estás Doris? Grito tu nombre, desesperado... Sólo obtengo ecos vacíos de desolación... Las burbujas de espuma blanca tenían el color rosa del crepúsculo. Pequeños destellos amarillos nos guiaban el camino. Tu rostro, Mary Jo es hermoso, triste y lleno de sol. Caminamos entre la arena con rumbo a la casa de una médium, una espiritista, una hechicera que nos abría puertas desconocidas. Las burbujas de espuma blanca se acuestan sobre la arena con el mismo ritmo de siempre. Al irse el día, los locales encienden las velas. Únicos destellos amarillos que nos señalan nuestro destino. Quieres comunicarte con Johnnie y la bruja te ha prometido traer su voz del más allá. ¿Qué quieres Mary Jo? Veo tu cuerpo retorcerse de dolor. A veces piensas en el suicido, como el enloquecedor retumbar de las olas sobre el mar. Llegamos al portal de la pequeña cabaña de madera, que está toda llena de velas. Y a la luz de las velas nos vemos los rostros. Tenemos los ojos convertidos en piedras. Pronto la joven y dulce hechicera entra en trance y parpadea, inicia un diálogo. Sí, él está aquí. Me acerco primero y me coloco ante el rostro de la médium. Ella sonríe con el mismo gesto animoso de Pick Up y me saluda. - ¡Hola, Tommy!, veo que sigues con Marie. Marie abrió la boca de susto. Me quedo estupefacto y a duras penas puedo mover los labios para preguntarle que cómo está. - ¿Cómo estás Johnnie? - ¡Bien!, ahora corro olas en el cielo. Siento una inmensa paz y los recuerdo con amor. Nunca me olvidaré de aquella vez que me llevaste en tu taxi. Manejabas como enloquecido. Hablabas, no, vomitabas palabras. Querías que les preparara mi especialidad de langosta a la termidor a los jefes de tu familia. Y ahí estaban sentados comiendo. John Milano, el duro de California, Tony Accardo el duro de Chicago, Nick Civella, el duro de Kansas, Al Leone, Esteban Miraglia, todos reunidos comiendo mi cocina, nunca me olvidaré de eso. Y como música de fondo una canción de Andy Gibb. - Johnnie – le dijo-, aquí está Mary Jo, quiere escucharte. Mary Jo se acerca, está a punto de desmayarse, pero avanza y con voz trémula pregunta. - ¿Mi amor? ¿Eres tú? - ¿Quién más puede conocer el lunar que tienes bajo tu cuero cabelludo asiático? - ¡Johnnie! ¡Johnnie! ¡Eres tú! No sabes cuanto sufro, no sabes cómo duele no tenerte... - Pobrecita mía, mi chinita. Tesoro, tienes que dejarme ir... Poco a poco lo conseguirás... De pronto un viento fuerte hace parpadear el brillo de las velas. La médium presenta señales de fatiga, está empapada de sudor, y, como si la golpeara un rayo sale del trance y despierta. Su bello y exquisito rostro todavía mira a la lejanía y dice: - ¡Se ha ido!, es extraño, pude sentir, pude sentirme invadida de mucha ternura, ese chico era un amado de los dioses. - Sí, ese es mi Johnnie. No hay duda de que era él. - Era mi amigo – dice Tommy-, me consuela saber que él está bien. El viento nos golpea el rostro. Marie está asustada, la experiencia con los muertos es algo que la espanta. La noche negra como la tinta es como el infinito universo que nos rodea. Con la antorcha en la mano somos un punto de luz en la negra eternidad. Las olas del mar revientan con fuerza sobre la arena. Mary Jo es hija del viento. Camina aturdida, camina junto a nosotros, pero no está con nosotros. Parece que en cualquier momento va a salir corriendo en dirección al mar para perecer ahogada, pero no, no, resiste. Oh, Johnnie, desdichado el día en que te fuiste... Ya nada será igual... Una pena honda nos embarga y hasta el mar pierde su color verde para tornarse en un gris... Sin ti, mi compañero, no encuentro la paz y mis días se vuelven de piedra. ¿Pero qué has hecho, compañero? En las noches suena el teléfono y es Marcela que pregunta por ti... La voz de Mary Jo es una tumba y a veces me provoca cogerla por los hombros y sacudirla hasta hacerla entender que ya no estas aquí... Las olas del mar vienen y se van, los días caen como las hojas de un calendario o como las hojas de un frío otoño... A veces me levanto en la noche porque creo que me llamas... Cuando voy al Supermaxi, estoy atento como si esperara que en un momento inesperado, vengas corriendo a mí... Pero no estás... no estás más... Adiós Johnnie, adiós. JOHNNIE PICK UP Pick Up se levantó tarde aquella mañana. Sentía su existencia como la pesada prolongación de la noche anterior. ¡Ah, cómo la había pasado! Caminó despacio hasta el baño y se lavó, cuidadosamente. Por suerte todavía no le habían cortado el agua; esa era otra planilla que estaba pendiente. Johnnie era un chico de clase baja. En otros tiempos había pertenecido a una pudiente clase media, pero luego la clase media se fue viniendo a menos, hasta que aquel desastre económico culminó en una tragedia familiar con la muerte de sus padres. Ahora John no se podía dar el lujo de bañarse con shampoo y para su aseo diario utilizaba pastillas de jabón Rexona. Su cuerpo era perfecto. Tenía unas dorsales descomunales, sus abdominales eran el resultado de una labor paciente y continua. Mirar el abdomen de Johnnie era imaginarse horas y horas de trabajo sacrificado, para delinear cada pequeño músculo del estómago. Era un tributo al esfuerzo físico, una visión que mandaba un mensaje mudo de horror, peligro y advertencia. Se vistió con su chaqueta de blue jean sin mangas, que dejaba ver toda la fibra de sus músculos adoloridos, sus extremidades superiores parecían armas, maquilladas por una que otra mancha lila, residuos de anteriores combates. Sus extremidades inferiores eran escudos y lanzas que se empotraban en una pequeña cadera. Nunca usaba medias. Aquella medida la utilizaba en casos de enfrentamientos. Rápidamente se despojaba de sus zapatos y lanzaba un golpe peligroso en la cabeza a sus oponentes. John sólo tenía una cosa en la mente: sobrevivir. Había que conseguir dinero. El que tenía dinero no tenía deudas, el que no tenía deudas podía vivir tranquilo, el que podía vivir tranquilo podía tener una familia, el que podía tener una familia, tenía esperanza. El clima de esa mañana de febrero era contradictorio: hacía frío, pero el sol enceguecía las niñas de los transeúntes. Johnnie tenía una cita en el Supermaxi. Todo formaba parte de la realidad de Pick Up. Tenía la misión de comprar buena carne de hamburguesas y hot dogs. En el camino se encontró con su íntimo amigo y socio, Tommy Robin. Tommy veía en John el hermano que nunca tuvo. Se conocieron cuando eran infantes de marina y de inmediato se estableció una relación de entendimiento franco y duradero. Ahora Tommy le daba trabajo en una parte de sus negocios. Johnnie se encargaba de administrarle las ocho carretas de hot dogs, que Robin tenía esparcida por todo el norte de la ciudad. Tommy Robin era un mecánico excelente, oficio que conoció a fondo en el colegio técnico en el que se graduó con sobresalientes. Luego ingresó a la infantería de marina, conoció a Johnnie y cuando pidió la baja, ya tenía en carpeta una propuesta para trabajar de chofer y protector de José Leone, un tipo duro en la seguridad de una familia, cuyo eje principal era la política. Cuando el CID dejó de ser una fuerza política en el país, José Leone tenía mucho trabajo como brazo armado de su poderoso hermano Alfonso y necesitaba un tipo leal, de confianza, pero sin una ambición que vaya a representar una amenaza al negocio de la familia. Ese tipo resultó ser Tommy Robin, un colorado, flaco, mecánico experto, ex infante de marina y asesino eficaz. Ahora ambos vivían del negocio de la carne de hamburguesa, de las salsas, del pan, del control del colesterol en sus productos, del boxeo patada y del amor profesional de las mujeres. Tommy también era huérfano, eso compartían y constituía otro lazo de unión entre ellos. Entraron al Supermaxi y mientras hacían las compras se deleitaban del espectáculo que ofrecían las bellas amas de casa de clase alta, que frecuentaban por ahí. Después de hacer las compras se sentaron en una esquina del supermercado, que funcionaba como cafetería y se desayunaron. Había pasado el tiempo en que ambos se desayunaban robando chocolates y galletas de los estantes, ahora tenían dinero y podían gastarse un rico desayuno americano con tostadas, huevos y café negro. El yogurt, lo sentían como una deliciosa crema dulce y helada, que fue acompañado de unos panes de yuca, huevos revueltos y jugo de naranja. En la estantería había salido un ensayo sobre las libertades formales y las libertades reales del profesor Raymond Aron y también pasó por caja. Cuando Tommy y Pick Up terminaron de desayunar, quedaron de acuerdo sobre el trabajo y Tommy se fue en un taxi y Johnnie se quedó en espera de su cita. Marcela poseía una indomable y esponjosa cabellera castaña. Habían pasado tres días, desde la última vez que vio a su amante y ya se volvía a sentir vulnerable y llena de ansias. Las carnes de sus nalgas se estremecían, su ano sudaba y su pensamiento volvía una y otra vez sobre el cuerpo de Johnnie, desnudo, lleno de músculos, que la montaba, que la succionaba, que la hacía estremecer y gritar. Cuando por fin estuvieron juntos, Marcela se dejó penetrar por el ano. - Por ahí duele, papito, no. - Vamos, amor, yo sé que te gusta. Y en verdad le gustaba. Cada vez que la sangre de Johnnie inflaba y bombeaba sangre a su falo, Marcela padecía los dolores de su penetración. Johnnie la deseaba inmensamente, tanto, que no se lo introducía más, esperaba, mientras sentía que estaba a punto de estallar, de sentir una poderosa eyaculación. El inicio de la vida. Johnnie no tenía teléfono. Cuando Marcela quería comunicarse con él, llamaba a la casa de Tommy y si no estaba le dejaba un recado. ¿Amaba Marcela a Johnnie? Todo parece indicar que sí llegó a amarlo. Al principio pudo haber sido todo una travesura de mujer grande, pero con el tiempo, Pick Up se hizo imprescindible. Johnnie era así. Lo podías odiar, lo podías querer, pero nunca podías pasarlo por alto. Lo más significativo, la evidencia más clara del amor de Marcela por Pick Up, fue aquella pregunta que le hizo cuando Pick Up, después de hacerle el amor, le dijo que estaba enamorado de Mary Jo y que estaba pensando en el matrimonio. Que éste era el adiós. Marcela le dijo: - ¿Te vas a casar? ¿Pero, que vas a hacer? Seré muy infeliz cuando te cases. ¡Oh, Dios, qué será de mí! A Marcela le gustaba el amor de Johnnie porque era prohibido. Ella, criada en colegio de monjas, nunca tuvo la oportunidad de pecar contra lo establecido, lo prudente y lo sacrosanto, hasta que Pick Up se le acercó en el Supermaxi a recogerle una verdura que se le había caído. Entonces empezaron a verse en centros comerciales, gabinetes de belleza, parques de diversiones, cines. Toda aquella paranoia le divertía a Johnnie, pero para Marcela era el molesto precio de la dignidad. Era terrible ser señalada, caer en desgracia, ser criticada. Por lo tanto, había que ser más lista que la sociedad estúpida y esclerotizada de tradiciones hipócritas. Lo único que contaba en verdad era sentir como el corazón latía con violencia, sentirse feliz, una mujer completa, deseada y no ignorada o peor aún, desechada como un bonito artículo que a pasado de moda. Pick Up, a su corta edad, tenía una profunda percepción de aquello. Su madre era una mujer abnegada, sufrida, honesta, que lloraba en silencio las traiciones de su esposo. Para la madre de Johnnie el matrimonio era algo tan sagrado e inquebrantable como la palabra de Dios y si su marido nunca llegaría a comprender aquello, ella oraría por su alma y aceptaría sus deslices como algo natural de los hombres. Pero, Johnnie observaba a su madre sufrir las infidelidades de su padre. Analizaba todo aquello y pensaba en cómo resolver aquel problema y seguía así hasta quedarse dormido o hasta ver llegar el amanecer y nunca hallaba la respuesta. En la radio tocaban una melodía de los Air Supply: Lost in love... Start is so easy… you want carry on… Lo más probable es que si Marcela hubiera podido, se habría divorciado para casarse con Pick Up. Lo que nunca supo Marcela era, que si hubiera sido por el marido de ella, hubiera consentido en el arreglo, gustosos y hasta le habría pasado una pensión con tal de sentirse un pollo libre de nuevo. Mary Jo sabía lo de aquel viejo amor y como mujer respetaba a Marcela. En ocasiones encontraba en la tumba de Pick Up una mujer bella y madura vestida de negro. ¿Mary Jo habrá llegado a comprender el terrible efecto del amor de Johnnie? Marcela eres especial y lo sabes muy bien... Siempre intentas e intentas y consigues lo que te propones... Quieres el amor de Johnnie porque él te hace feliz... Oh, Marcela eres como las olas del mar... Y yo estoy feliz de tenerte en mis brazos... A veces te odio por hacerte querer tanto, pero así eres tú, Marcela... Mi Marcela, mi amante, mi tesoro... No, no me dejes jamás... ¡Pero Johnnie! Por qué no salimos esta noche, amor... Yo sé que gozas así, dentro de mí... Tomaremos champagñe, comeremos maní, y asaremos una ternera, tú sabes que soy todo para ti... Las apretadas caderas de Marcela eran penetradas por John, sus cuerpos oxidaban, las entrañas de Marcela eran una herida que gozosas se fundían con sangre y sémen de quien la hacía feliz y sufrir. Johnnie la sacudía y la hacía estremecer hasta lograr posponer siempre el mágico y divino final. Cuando Marcela ya no podía más, con el pelo sobre el rostro maquillado de blanco como una máscara japonesa, gritaba: - Oh, oh, oh, por favor, por favor, vente, vente... En la radio sonaba una melodía de los Air Suplly: I just can’t live without you... Is just no good without you… Without you… Entre los muchos negocios de Tommy Robin, estaba el de proveer mariscos seleccionados a ciertos restaurants. Uno de ellos era la nueva discoteca El Jardín. ¿Qué pájaro más raro era este Robin? Al parecer este ya no tan adolescente, tenía el cerebro suficiente para hacer dinero. ¿Por qué se ensuciaba las manos con sangre? Lo más probable es que muy en el fondo, Tommy tenga alguna furia, que su psique no puede desterrar. Algún fenómeno patológico de la mente lo impulsaba a romper todo tipo de barreras, veamos cómo logramos entender todo esto: Robin mataba por contrato. ¿Cuándo empezó ésto? ¿Fue un accidente al principio? No. Todo era un negocio. Con José Leone, aprendió que la máquina de los negocios producía dinero y el dinero te daba toda la libertad que podías disfrutar. Si una pieza de aquella máquina encontraba un obstáculo real, había que eliminar el obstáculo a como dé lugar. La primera vez que tommy le quitó la vida a una persona fue a una mujer, una reportera de tv, que estaba tras la pista de Alfonso Leone. Era una advenediza que pedía a la fuerza ingresar al clan o descubriría todo el pastel para ganarse algún premio por mejor reportaje. Nadie se atrevía a poner contra la pared a Alfonso Leone y seguir vivo para contarlo. José Leone concertó una cita con la periodista puta, para tener un encuentro erótico con el gran jefe, pero las llaves del departamento se las dio a Tommy, el mismo que llevaba una pistola con silenciador en la cintura. Tommy bang bang, ese era Tommy. En la infantería de marina le habían enseñado a matar y en la calle había encontrado donde colocar ese conocimiento. Entre los ex guardaespaldas del CID no se mataba por pasión o venganza. La pasión y la venganza no eran buen negocio. Ni siquiera lo era el asesinato. Pero las cosas eran así y la vida era dura y el soborno tenía un límite y en la costa no había más orden que el que imponía Alfonso Leone y a los Leone, nada ni nada, les decía lo que tenían que hacer. Lo cierto es que me desvié un poco, pero íbamos a Tommy y sus servicios para la nueva disco El Jardín, Tommy hacía negocios ahí y le consiguió unas entradas a Johnnie. Las puertas de El Jardín se le abrían, de par en par, a Johnnie y este muchacho iba a pasarlo bien, estaba feliz, había hecho dinero suficiente en las carretillas de hot dogs y hamburguesas de Robin, que éste le había dado dinero suficiente para pagar las cuentas de la luz, el agua, los prediales y hasta para surtir la vieja y destartalada refrigeradora de comida vegetariana y fácil de digerir para su anciana abuela. Ahora le tocaba el turno a Johnnie de pasarlo bien. Se divertía sanamente, para entonces conoció a Maggi. Maggi era una ‘niña’ superdesarrollada, que con su belleza y porte confundía a sus atontados admiradores. En los setentas, nadie hablaba claro, todo se daba por sobreentendidos. Maggi me pidió una cerveza y yo le invité un trago llamado ‘Medias de seda’, que es un trago, el trago, preferido por los homosexuales. Ella interpretó el mensaje y me presentó al administrador de turno, siempre cambiaban de administrador en el famoso Jardín. Aquella primera noche Pick Up y Maggi bailaron se conocieron y el administrador de la disco reía al ver a toda la multitud tan animada por esa parejita, que brillaba e invitaba a todo el mundo a pasarla bien. Un nuevo mundo, el mundo que Maggi le abría las puertas a Pick Up, se le presentaba a Johnnie lleno de mujeres perfumadas, gente bella y maldita, gente que gozaba y bailaban tanto música alocada como música calmada, gente que quería vivir hoy, gente que confiaba en los desconocidos, gente que se abría como una flor ante lo bello de este mundo, no importaba si era hombre o mujer. No importaba que todo aquello terminara en una dolorosa y pesada resaca. You the biggest part of me… Forever… You the ligth of the reason me… You change my life… Cada vez que escucho la música de Ambrosía, me acuerdo de ti, Maggi y de aquella primera noche en que te conocí. Y al finalizar toda esa locura nos fuimos en tu volkswagen y cómo nos amamos en tu departamento. Me aprisionabas con tus piernas y yo, pluto, no llegaba a terminar nunca. Finalmente nos quedamos dormidos uno sobre el otro, tu cuerpo era tan liviano. En la radio tocaban una balada de la época de los 70’s: I just full love in you... Girl you know I wanted… Todo ésto no debe dar la falsa idea de que Pick Up era un dandy o un vividor. Estas cosas ocurrían como la excepción y no como regla general. Por las mañanas, Pick Up corría mucho. Empezaba su jornada despacio y después, terminaba su rutina, presionando el paso a la máxima velocidad. Era un adicto a los abdominales, calambres chinos, barras, abdominales boca abajo, etc. Antes de ducharse se ponía a saltar la cuerda, repitiendo series de doscientos, una y otra vez, hasta lo que a su abuela le parecían eternidades. Esa era otra faceta de su vida. No bastaba con tener un rostro que llamaba la atención tanto de hombres como de mujeres. Había que entrenarse, prepararse físicamente, sentir el esfuerzo de la cultura física y el sudor bañando todo el cuerpo. Nada era tan relajante como correr largas distancias por la playa. El sol, con su fuerza aplastante, achicharraba implacable el suelo arenoso, calentándolo hasta extraer de él un vapor que a Pick Up le daba la impresión de encontrarse en un sauna asfixiante, pero al aire libre. Había que explicar bien esto. Tommy y Pick Up, llevaban el negocio de las hamburguesas, juntos, pero cuando se veía venir el invierno cerraban todo, le daban vacaciones forzadas a los empleados y emigraban a la costa. Salinas era otro mundo. Un mundo sin tiempo para apretones y tensión asfixiante. El sol, la arena y el mar le ganaban tiempo al tiempo y las costumbres se volvían laxas. Era absolutamente raro ver a alguien con terno y corbata o con zapatos de suela, allá. Pero, Pick Up estaba lejos, en su memoria recordaba el cálido y dulce abrazo que Maggi le había dado con sus piernas. Tommy observaba a Johnnie, mantenerse en forma, trotar por las mañanas o por las noches, hacer abdominales de cabeza, saltar cuerda, estirar los tendones, sudar copiosamente y se preguntaba, cómo podría sacar provecho a todo ese esfuerzo, a todo ese derroche de energía que parecía inagotable. Pronto se dio cuenta, que muchos estudiantes de artes marciales basaban su conocimiento en teoría pura y que, aparte de los torneos interacadémicos y de la federación, carecían de un lugar para medirse con estudiantes de otras disciplinar marciales. ¿Cómo se podría resolver ese problema? Johnnie sin querer le dio la solución. Primero le dijo que necesitaban un patio más grande para parquear las carretillas de hamburguesas y luego, que sería increíble, que aquel patio se trasformara en un dojo de Kumite, con asientos para espectadores y Tommy en su mente, se imaginó la cantidad de dinero, que ingresarían las ventas de boletos de un espectáculo de esa naturaleza. Las reglas serían simples: que no habrían muchas reglas. Nada de golpes a las entrepiernas y el uso obligatorio de guantes de box. De ahí en adelante ninguna disciplina marcial sería excluía, bastaba que el luchador obedeciera la voz del árbitro. Trotar, caminar, volver a trotar, recorrer distancias cada vez más lejanas. Recibir los rayos del sol, escuchar el murmullo de las olas sobre la arena, un pretexto para descubrir nuevas playas con nuevos y más desafiantes puntos de quiebre. La vida consistía en oxigenar la sangre, hacer bullir el torrente sanguíneo de tal forma que la piel se ponía roja. Toda aquello era muy reconfortante. Trotar sobre la playa, a Johnnie... el ambiente le inyectaba un sopor relajante, al final de cuentas lo único que contaba era tomarse las cosas con calma. Tommy Robin se encontraba al final de camino, tocado con un sombrero fino de cowboy nacional, blanco como la pureza de su alma. Aquel sombrero montubio, le daba un aire de local y en el fondo de su alma, pese a sus rizos rubios y a los finos ángulos de su rostro, Tommy se sentía un local, un nativo de la costa. En realidad en su alma se sentía un local. Para que Johnnie se acerque a Tommy, allá en Paco Illescas o Pacuyescas, como le llamaban a ese punto la people, tuvo que caminar cuidadosamente sobre una alfombra de carnes femeninas, cuyos colores de piel iban del blanco lechoso, el níveo, el rosado hasta llegar al café tostadito. Todos los guayasenses iban a la costa para jugar a ser turistas, era su práctica social predilecta. ¿Y qué había de malo en eso? Habían pocos niños, ese punto, ese punto de mar no era una playa para bañistas comunes. Las olas alcanzaban una altura tan grandiosa como de vértigo y chicos audaces y raros iban por ahí a medirse a sí mismos tratando de dominar la furia del mar. Johnnie estaba ansioso, su cuerpo estaba caliente y quería refrescarse en el mar de agua templada. Todo en Salinas era lento y contradictorio: el sol calcinante y el agua helada. Lo único que tenía sentido era la gente buena y tan considerada como amable, que te miraba en espera de hacerte un favor. Cuando Tommy terminó de encerar la tabla – una preciosa Dick Brewer -, se fue al agua. Calculó la marea y de un salto empezó a remar hacia el punto de quiebre. Las olas eran enormes paredes de color verde, que iban quebrándose poco a poco, produciendo una espuma blanca y un murmullo fuerte, que se confundía con los gritos de los niños, las conversaciones familiares y el chillido de las gaviotas. Del otro lado del muro, apareció Wayne, tosiendo y atragantándose con un poco de humo de marihuana. Johnnie le conversaba su experiencia con Maggi, y Buchanan le contó que también conocía en esos términos a Maggi, y que también había quedado dormido, borracho, entre las dulces y fuertes piernas de aquella chica. La brisa marina empezó a venir con algo de bruma y aquel fenómeno refrescaba las pieles doradas por el sol. Neptuno empezó a mandar olas que se cerraban, pero Tommy corría olas hasta en mar picado. Su juventud tenía un físico increíble. De pronto, Pick Up y Buchanan, vieron a Robin, coger una ola difícil y de buen tamaño. La bajó con los pies bien ubicados atrás y casi logró acostarse sobre el nivel del mar, al llegar a la parte más baja de la ola. Seguramente estaba tratando de imitar a Mark Richards, lo cierto, es que permanecía al borde de la espuma, que reventaba y luego se colocó en el centro de la pared. Estaba cazando un tubo y Neptuno lo complació. La ola se enconchó y una poderosa pared de agua envolvió a Robin. Fueron casi diez segundos hasta que Tommy apareció nuevamente corriendo por la pared. Buchanan era un tipo pacífico y se extrañó cuando se percató de los ejercicios de elongación de Johnnie y más cuando oyó la respuesta de Pick Up. Johnnie estaba practicando un ejercicio para patearle la cabeza a una persona. Pick Up había conversado con Tommy sobre la posibilidad de comercializar su afición a las artes marciales. Johnnie era un vagabundo de academias de artes marciales. Un tiempo -por lo general seis meses -, practicaba karate coreano y de ahí se iba a una academia de karate japonés, entrenaba el mismo tiempo y se cambiaba a una academia de judo, de ahí pasaba a estudiar box en el camal o en un club de algún coliseo y volvía a la academia de karate coreano y volvía a recorrer el circuito en forma errante e interminable. Esta mezcolanza de conocimientos, iban dirigidos a desarrollar una técnica, que Johnnie iba afilando con disciplina, dolores musculares, concentración y humildad. Para ganar, había que tener mejor aguante, reflejos, anticipación al oponente y seguridad de que se le va a provocar más daño al oponente, que el que se va a recibir. Johnnie conversaba con Wayne, sentados en la peña de Roy una noche de rutilantes estrellas. En la radio tocaban una balada de los BOSTON. Sus palabras flotaban y se fundían en la oscuridad de la noche y se dilataban hasta perderse en el negro color del cielo y del mar. Estaban perdidos en un mar de cubas libres, que convertían las estrellas en pequeños brillantes, sobre un tapete negro como la tinta. Tommy lucía espléndido con su hawaiana y su levi’s. Conversaba y bailaba junto a su amante negra Marie. ¿Cuál era la historia de éstos dos? Tommy conoció a Marie una tarde cualquiera, mientras deambulaba por el Municipio. Él quedó muy impresionado al verla y ella le devolvió la mirada, pero siguieron caminando en sentidos opuestos. Tommy, excitadísimo se paró en la esquina, y volvió la cabeza para verla por última vez y ella, en ese preciso momento, giraba, también, su cuerpo para divisarlo. Eso fue todo. Cupido los flechó de forma inmediata. Marie se quedó parada, impaciente, esperándolo y él caminó y luego corrió para hablar con esta negra divina. Marie tenía que hacer un trámite en el Municipio y Tommy dejó botado todo, para acompañarla y acelerar el otorgamiento de unos permisos, con su presencia. Luego, Tommy la invitó a tomar un capuchino. Tommy estaba impresionado con la delicadeza del rostro de esta negra. Su madre tenía familiares blancos, por lo que no era completamente negra y su padre era un alemán que trabajaba en una compañía petrolera de Esmeraldas. La combinación había dado como resultado a Marie, una negra, negra, pero con facciones exquisitas. Tommy le dijo que se uniera a él y ella aceptó de inmediato. Cuando hicieron el amor por primera vez, Marie contrajo los músculos de su pelvis y Tommy sintió que una delicada mano le exprimía suavemente el tronco de su falo. Ella gritaba y sollozaba y gemía de un profundo placer. Cuando estuvieron algo mareados, se fueron todos en el taxi de Tommy hasta su cabaña de la playa. Esta construcción parecía una taberna australiana del siglo XIX. Para todos los efectos, siempre había ventanas que daban al corredor que rodeaba la casa. La ventilación era muy buena de día, pero en la noche, el frío traspasaba a sus ocupantes, como si estuvieran durmiendo al aire libre. En el segundo piso estaba la televisión y los cuatro, Pick Up, Buchanan, Robin y Marie, veían un programa de Bud Abbott y Lou Costello, mientras se fumaban un pitillo de marihuana. Wayne bajó a cocinar. Se puso a preparar unos spaguettis con salsa de carne. Las paredes de la cocina estaban tapizadas de fotos de la Surfer magazine y de chicas de la Playboy. Al rato llegó Claudia Stein en su volkswagen junto a la chica virginal e inocente: Gabriela. Venían vestidas para salir. Todas tenían llave para entrar y pasaron por la oscura sala, para encontrar a Buchanan en la cocina, rodeado de latas y preparando su humeante spaguetti con carne. Gabriela se quedó con él, abrazándolo mientras Wayne seguían frente a la cocina, concentrado en la espesura de la salsa de carne. Gabriela le dijo: - Te he extrañado tanto mi amor. Pensé que ya no te iba a volver a ver... - Pero, si hablé contigo por teléfono anoche. - Sí, pero una cosa es escuchar tu voz, desde el Guayas y otra estar aquí, contigo, abrazada a ti, oliéndote, tonto. - Si me sigues perturbando así, se me va a quemar la salsa y se me van a pasar los spaguettis... - Bueno, bueno... Claudia subió y se sentó en las rodillas de Pick Up. Al rato se enteró, que en esa casa, nadie saldría hasta que Buchanan trajera la olla de comida. La chica Stein se unió al grupo a ver el especial de Abbott y Costello mientras Johnnie, le pasaba de boca en boca, humito de marihuana. Cuando bajaron a comer estaban hambrientos. Ese monte hijoputa, sí que estimula el apetito. En la radio se escuchaba una melodía de Samantha Fox. En Washington, el presidente Jerry Ford, había implantado la moda de la sencillez al vérselo cocinar sus propios alimentos y salir en pantaloncillos cortos, tranquilamente, de la casa a recoger el periódico y todo el mundo se comportaba con una simplicidad y una despreocupación muy democrática y casi santurrona. Luego vendrían los locos finales de los 70’s con el santo de Jimmy Carter y toda la locura DISCO. Johnnie, se apoderó de un nuevo invento, llamado cámara fotográfica Polaroid y empezó a sacar instantáneamente a todo el mundo, en las poses más espontáneas que uno se pudiera imaginar. A Claudia la retrataron mientras leía la revista Life, sentada en un butacón, con una pierna alzada y vestida como una modelo del grupo de cool rock ZZ Top. A Tommy y Marie, los fotografiaron en el baño, desnudos, enjabonándose. A Wayne, lo tomaron mientras jalaba un cigarrillo de marihuana, tarado, mientras vigilaba los spaguettis, Gabriela estaba sentada en un banco, y meneaba la cabeza reprobando, y cuando la retrataron hizo una mueca infantil y sacó la lengua. A la asiática Mary Jo, la fotografiaron caminando desnuda y sólo calzada con unos zapatos de plataforma bien sexis. Caminaba completamente desnuda con un porro de yerba en la mano que se lo pasaba a Johnnie. Christie y Linda los fotografiaron buscando comida en el refrigerador. A Alejandra la fotografiaron ocupada en la taza de servicio. A Vivian la fotografiaron sacándose la ropa hasta quedar desnuda para unirse a Pick Up y Mary Jo en la sesión de THC que tenían en el cuarto de arriba. Todos se morían de la risa y la vida era sana y donde nadie concebía un mundo de maldad. Fuera, el viento soplaba la memoria de la juventud. Había gente por todos lados. Unos iban a patinar al Roller Vito, otros bailaban con elegantes trajes de noche en el Yacht, bajo la ceñuda mirada de los mayores y con las luces encendidas, otros bebían tranquilamente una cerveza en el malecón, otros jugaban ping ball... Oh, Gabriela... Tu dulzura es como un fresco manantial... Qué sería de mí sin el calor de tus labios... sin la miel de tu amor... Nos casamos muy niños en aquel retiro, ¿te acuerdas?... Nuestro amor será eterno... Tommy estaba con los músculos adoloridos y decidió quedarse en casa viendo la tele. Pasaban un programa de Harold Lloyd. Wayne se fue con Claudia y Gabriela a patinar al Roller Vito. A Claudia le gustaba sentir el viento, escuchar la música, la velocidad, ver y que la vean, gente linda, diferente y variada. Toda la atmósfera de Salinas gritaba juventud, vida y diversión. Johnnie salió a caminar por el malecón para ver el desfile de turistas que iban y venían, buscando qué comer o en qué divertirse. Pick Up conocía un lugar donde preparaban unas hamburguesas gordas, con sendas rodajas de tomate y con salsas de aguacate que le gustaban mucho. Salinas, de noche, lucía como una isla en medio del desierto y al borde del mar, completamente iluminada, como una fragata con sus luces en medio del negro mar. Johnnie, caminó y caminó, hasta la heladería Pingüino y en el asiento al aire libre de un restaurante, se encontró con los ojos de una dama tan rechoncha como hermosa, que almorzaba, acompañada de un señor mayor, de camisa blanca que contrastaba con su piel quemada por el sol. Los ojos de Isabel lanzaban chispas de excitación. Johnnie entró al local comercial y con mucha discreción, se colocó detrás del señor y después de varios intercambios de miradas con la dama, se envalentonó y le hizo señas de que si podían verse más tarde. En ese momento, el señor tuvo la urgencia de ir al baño y cuando dejó sola a la dama, Johnnie se acercó y ella adelantándosele le dijo fingiendo conocerlo: - ¡Hola! ¡Hace tiempo que no te veía! ¡Qué vas a hacer más luego! Johnnie comprendió enseguida, que iba a ligar bien aquella noche y le respondió: - Si quieres te estaré esperando en esa barra. Cuando te desocupes te invito unos cebiches de pulpo y calamar, que ahí los preparan muy bien, ¿quieres? - ¡Pero si estoy aburridísima! ¡Espérame que ya te alcanzo! En ese momento llegó el señor mayor y le puso mala cara al adolescente y le preguntó a Isabel: - ¿Qué quería, ese tipo? ¿Te estaba molestando? - ¿Molestando? Oh, no, no, para nada, sólo estaba preguntando una dirección, olvídalo querido, era número equivocado. Johnnie estuvo esperando a la dama desconocida en la barra de aquel centro nocturno y pidió una Pilsener, fumó unos cigarrillos y veía la televisión. Estaban dando un programa de Barney Miller. Entonces llegó Paul Ditto y le dijo que no usaran el teléfono para nada y que de ahora en adelante se olvidaran de ese instrumento tecnológico y que no prendieran la televisión. ¿Qué pasaba, entonces, estaban en problemas? Al rato llegó la dama desconocida. Se sentaron junto a la barra y ella le dijo que se llamaba Isabel. Comieron un cebiche marinero, de pulpo y calamar y quedaron de acuerdo en pasar la noche en el pequeño y apartado hotel llamado EL OLEAJE DE VILLAMIL. La dama daba muestras de estar algo pasada de copas. Borracha y confusa de vez en cuando posaba su regordeta mano en el miembro de Johnnie. Cuando Johnnie e Isabel, se encerraron, el cuarto de aquel hotel parecía un refugio pequeño, pero lleno de comodidades. Había aire acondicionado, los colchones y las sábanas estaban limpios, sin chinches y el baño olía a cloro. Johnnie alzó el teléfono interno y pidió unas cervezas Budweiser y cigarrillos con fósforos. Isabel se acostó y encendió la tele. Todavía pasaban el programa de Barney Miller y, poco a poco, se quedó dormida. Al rato llegaron las cervezas y los cigarrillos y Johnnie destapó una y empezó a beber en el baño, mientras preparaba un cigarrillo de marihuana en la tapa del servicio higiénico. Cuando todo estuvo listo, bajó a la recepción y llamó por teléfono a Andrea y a Claudia, les dió la dirección y les dijo que vengan, que estaban invitados a la fiesta. Cuando Johnnie subió, encontró a Isabel asustada y alarmadísima por la ausencia de Pick Up y él, le dijo que se tranquilizara, la besó en la frente, la desnudó poco a poco, y le encendió un cigarrillo de marihuana para que se tranquilizara. Después de un rato, se armó un jaleo en la recepción del hotel. Habían llegado Claudia y Andrea, y el encargado no las dejaba subir al cuarto. Ellas insistían que se trataba de algo urgente, un asunto de negocios y que las dejara pasar. El encargado llamó al Gerente y éste llamó a la puerta del cuarto 19 de Pick Up. - Sí, ya voy, ya voy – dijo Pick Up, mientras se ponía los pantalones. - Disculpe que lo moleste, señor, pero en recepción... Johnnie abrió la puerta y escuchó toda la locura del Gerente, de que unas chicas querían subir y que le disculpara, pero no sabía qué era lo que estaba pasando. Johnnie le respondió: - Déjelas subir, hombre, que estamos en una reunión muy importante de trabajo. Yo soy representante de una compañía de chocolates y estoy organizando un equipo de impulsadoras. Aquí dentro estoy con la Gerente, usted sabe, la dama con que me vió subir. - Vaya, ¡Pero Bueno!, usted no me ha dicho nada. Yo pensaba... - Nada, nada, hombre, todo esto es trabajo, deje pasar a las chicas... Al rato subieron y entraron Andrea y Claudia y rapidito se quedaron desnudas y se metieron en la cama. Isabel estaba como impresionada y preguntaba mientras miraba a Johnnie: - ¿Pero, qué es ésto? Claudia se le acercó a Isabel, como lo haría una colegiala, con cara de puchero y se acostó en su hombro y le decía: - Estamos aquí para conocerte, ¿no ves?, queremos ser tus amigas. Luego puso su cabeza en el pecho de Isabel y le seguía diciendo: - No nos rechaces, por favor. Somos chicas lindas, ¡ves! Andréa estaba en una esquina de la cama fumando un porro, tomando un sorbo de Budweiser y mirando el programa de Barney Miller como si nada de lo que ocurriera a su alrededor le importara. Johnnie también fumaba un poco de marihuana y empezó a besar los pies de Isabel. Isabel tomó un par de tragos de cerveza y empezaba a entender, que aquellas chicas, no representaban un peligro para ella y empezó a entender, que aquellos chicos, eran especiales, de una raza diferente. En eso sintió que Claudia le succionaba el pezón, despacio, muy despacio. Tan despacio que la hacía relajarse. Johnnie se le acercó y al besarla le pasó humito de marihuana. Se tocaban las yemas de los dedos ardorosamente, todo el maldito cuarto hervía de deseo. Johnnie la volteó a Isabel y empezó a besarle, a succionarle el cuello, bajó por la columna, besándola, lamiéndola, hasta llegar a su ano. Ahí, en ese agujero rosado, Johnnie metió su lengua y empezó a explorar aquel recto tan perfumado y poético. En eso, se unió Andréa y empezó a morder despacio el cuerpo de Isabel, Johnnie la viró y la penetró a Isabel, mientras Andréa le metía el dedo en el ano. Claudia apagó la televisión y prendió otro cigarrillo de marihuana. El aire acondicionado del cuarto funcionaba con toda su fuerza y sin hacer el menor ruido. Después de un momento, Johnnie hizo terminar a Isabel. Fue un momento preciso, ya que el Gerente, entusiasmado por que su establecimiento fuera lugar de reuniones de negocio, había subido unos bocaditos y unos vasitos de cola Seven Up con hielo picado. Cuando se acercó a la puerta del cuarto de Pick Up, escuchó unos gemidos, unos gritos de placer y un golpeteó de la cama contra la pared... Entonces llamó a la puerta y el ruido cesó. La voz de Pick Up se escuchó diciendo: - Ya voy, ya voy, ya voy... Cuando Johnnie salió, apareció despeinado, con el rostro sudado y oxidado. Luego de mirar a la cara del Gerente le dijo: - ¡Muy Bien! ¡Y ahora qué se le ofrece! - ¡Bueno! Pensé que podría ofrecerles, como cortesía de la casa, unos bocaditos para amenizar su reunión de negocios... y... - ¡Qué buena idea, viejo, dame acá esas salchipapas, venga también las colitas que las necesitamos, estamos ardiendo de sed! Adentro Claudia gritaba: - ¿OOOOUUUU?, OOOOOOOUUUUUIIIII, OOOOUUUiii, YUUUUPPPPPIIII... El viejo, con el rostro impasible, miraba a la cara de Johnnie y alzó una ceja. Johnnie se rió, mientras un mechón de su cabello le caía en la cara y dijo: - ¡Ah!, estas impulsadoras, están ensayando lo que van a actuar, cuando el cliente se les acerque en el SUPERMAXI. Y, luego, cerró la puerta. Tommy se encontraba medio dormido cuando escuchó que llamaban a la puerta de su casa. Marie le dijo: - No te levantes, vuelve a la cama. Tiene que ser algún loco que llama a esta hora... Tommy le hizo caso a la negra y se volvió a arropar, pero quedó con la mente expectante, alerta... Después de un rato se volvió a oír la llamada en la puerta. Marie dijo: - Oh, Dios, ¡quién puede ser a esta hora! Tommy se levantó, encendió un pequeño candelabro con seis velas. A esas horas en Salinas se producía un racionamiento de energía y no había luz. Tommy dijo: - ¿Quién puede ser el hijoputa que llama sin saber dónde está la llave? Abrió la puerta y se encontró con Wayne y la flaca Gabriela. Wayne le dijo que no se preocupara, que lo que pasaba era que los padres de Gabriela se habían ido a inspeccionar las haciendas de Olón y Gabriela no quería quedarse sola en casa. Tommy les alumbraba la cara a los chicos con la luz de las velas y trataba de meditar. Gabriela era una zanahoria y una menor de edad y ellos respetaban eso. Lo miró a Wayne y éste, entendiendo el mensaje, les dijo a Tommy y Gabriela: - Hermano, apóyanos, yo estoy muerto de cansancio por surfear todo el día y patinar y patinar toda la noche en ese Roller Vito, sólo quiero acostarme y dormir lo que queda de la noche. - Sí Tommy –dijo Gabriela- no va a pasar nada y me aterra dormir solita en mi casa. Tommy se alzó de hombros y los guió a un cuarto polvoso. Ahí se quedó parado, alumbrándolos con la luz de las velas, casi cayéndose del sueño, mientras los chicos arreglaban rápido el cuarto para acostarse a dormir con las ropas puestas, bien abrazaditos y descansando dulce y castamente. Tommy regresó al cuarto cuando se encontró con Pick Up, que también regresaba a la cabaña en ese momento. Se encontraron uno al otro con las caras alumbradas por la luz de las velas y Tommy le dijo: - ¡Estás loco! El resto de la madrugada, Salinas se convirtió en aquel Paraíso perdido en medio del desierto. Un gallo playero, chillaba en medio de aquella oscuridad sin tiempo. El cielo, negro como la tinta, se llenaba de flashes de luz divina, los truenos de Zeus. Rayos, truenos y relámpagos iban de allá para acá, haciendo retumbar el cielo y toda la atmósfera. Al día siguiente, la mañana empezó con un tímido sol, que inundaba de diferentes tonos naranja el cielo. Buchanan y Gabriela, se despertaron y se fueron, en el volkswagen de Gabriela, al 7-11 a comprar atunes, trajes de baño, varios Supanes, cervezas Pilseners y en el portamaletas revisaron, si la carpa para dos personas, estaba en buenas condiciones, si no faltaba nada. Cuando regresaron a la cabaña de Tommy, éstos ya estaban desayunando unas latas de fréjoles, batidos de fruta con leche, té para Marie, y Pick Up estaba en el patio saltando cuerda. Primero despacio, despacio y luego rápido y cada vez más rápido. Todas las mañanas saltaba un promedio de dos mil a tres mil cuerdas. Todos los ocupantes de la villa sólo tenían una cosa en la mente: CORRER OLAS... SURF. Cuando Johnnie terminó de saltar cuerda fue a la tienda de la esquina y compró leche y Corn Flakes y una tarrina de comida china del chifa ESPERANZA. Preparó todo, con sumo cuidado, y lo devoró todo, con un apetito de náufrago, se atragantaba del hambre que tenía. A la cabaña de Tommy, empezaban a llegar Claudia, Andréa, Adriana, Isabel –no la de la noche anterior, otra-, Alejandra y Esther. Nadie se ponía de acuerdo. Unos querían ir a Montañita, pero para ir a Montaña era muy tarde y el día anterior ya habían decidido ir a Punta Carnero. Tommy quería ir a Punta Carnero y ya estaba decidido. Todos abordo. Todos irían a Punta Carnero. A Punta Carnero iríamos todos, allá vamos, allá vamos. Todos se embarcaron en los Chevrolets y en sus Volkswagenes y se fueron en fila india. La carretera era una serpiente negra y culebreante, que ardía bajo las primeras lenguas de fuego del astro rey. El viento con sus espíritus playeros se arremolinaban en el cabello de las chicas y amortiguaban el impacto de la radiación solar. Todo el paisaje era arena, piedras, cáctus y calor. Gotas de sudor empapaban los cuerpos de los muchachos, que iban en el Chevrolet cargado de tablas de surf de Tommy Robin. En el Volkswagen de Claudia iban las chicas. Todos actuaban como una familia unida. Y así iban las cosas. En el carro de los tablistas reinaba el silencio. Todos miraban a Wayne, que maniobraba con acrobacia mientras preparaba un porro de marihuana, gigantesco. Nada debía caerse al piso. Johnnie había conseguido una marihuana de buena calidad sin pepas y no debía desperdiciarse nada. Las chicas se adelantaron y se colocaron a lado de ellos y traviesas y muertas de risa les tiraron unas mentas por la ventana. Luego, se volvieron a colocar en fila india. Cuando encendieron ese porro gigantesco el Chevrolet se llenó de humo y todo empezó a cambiar en las mentes de los muchachos. En un minuto, Tommy tuvo que pedir a gritos que le bajaran el volumen a la radio. Tocaban una melodía de los Air Supply y aquella canción no lo dejaba coordinar. Empezaba a alucinar. ¿Qué clase de hierba era esa? El sol había adquirido un tremendo poder, era como si lo tuviera sobre el techo de la camioneta. Podía distinguir cada rayo de sol, sentir cada átomo de viento que entraba por la ventana. Wayne daba alaridos como un vikingo salvaje. La carretera, la carretera se convertía en algo más sensible, con mucho más significado, era como si estuvieran manejando en un carro de los picapiedra o algo así. Podía sentir la carretera corriendo bajo sus pies. Un fuego santo y purificador ardía en sus cerebros. Otra vez estaban felices, los buenos tiempos habían regresado. Johnnie iba mudo, tratando de analizar cada pensamiento que surgía, rapidísimo, mientras sus ojos, exploraban el desierto que pasaba raudo por la ventanilla del automóvil. Al fin ascendimos por las pequeñas lomas, que eran el preludio de la playa de Punta Carnero. La visión del mar era impresionante. Parecía que el mar estuviera vivo, sí, era como si el mar estuviera ahí, sabiendo, esperando que llegáramos. La playa lucía blanca, caliente, solitaria y apenas poblada por aislados montes solitarios. Al llegar nos desparramamos en la arena. Empezamos a sacar los bidones de agua, las sillas, las carpas y clavar los parasoles en la arena. Las chicas empezaron el ritual de aplicarse los bronceadores. Se cubrían el cuerpo con esa grasa resbalosa. Pick Up y Tommy se hacían un lío, tratando de armar las carpas. Estaban grifotes y no atinaban a reconocer dónde iban las piezas. Cuando terminaron, fueron a reunirse en el agua con Wayne, que estaba pujando, remaba con todas sus fuerzas contra una corriente bestial. Johnnie enceraba con sex wax su Vland Hawai y se fue a la orilla a esperar una oportunidad, para entrar al agua. Las olas en la orilla estaban grandes, aquella resaca reventaba estruendosamente. Había que remar frenéticamente, pero con cuidado de no lesionar los músculos de los hombros. El agua fría, sobre el cuerpo sudado, era al principio algo refrescante, pero después te minaba la moral, te entumecía, te ponía morado los labios, te arrugaba la piel de los dedos. Todo tu estado anímico se desmoronaba por el frío. Las olas se alzaban contra el cielo y tomaban una dimensión gigantesca y aterrorizante. Era un vacío profundo, ese que se formaba al querer remar para coger una ola salinera. El viento soplaba y soplaba y el mar respondía mandando más olas y más olas, que reventaban, provocando pequeñas explosiones de agua. Bruuummm. Tommy remaba y remaba y parecía que no avanzaba nada. Estaba grifote, totalmente grifote y no pegaba una sola remada con nada. Para Wayne ésto no era ningún problema. Él vivía en Salinas, estudiaba en el Rubira y estaba acostumbrado a meterse en el agua con su cerebro conectado con la yerba. Tommy, por el contrario, sentía que le movían la tabla y se sentaba a cada rato para ver dónde mismo estaba el punto al que quería llegar. En eso pudo ver a lo lejos a Johnnie, que agarraba una ola de buen tamaño, estaba al fondo, ¿cómo había llegado hasta allá? Johnnie remó y remó hasta que se encaramó en esa gigantesca ola y la bajó hecho una bolita, un pequeño puntito en medio del mar. Luego, trepó lo suficiente, como para colocarse en medio de la pared, se movía y resorteaba con una energía inaudita. De pronto una pared de agua, que estaba adelante suyo, se desprendió y le cayó en la cabeza, tumbándolo a gran velocidad. Pero Pick Up se pegó una tubeada increíble. Todo a su alrededor era agua de color verde, azul, celeste. Un túnel, que lo podía destrozar, si dejaba escapar su concentración. Siguió resorteando, resorteando hasta que logró salir. Sentía que los músculos de sus piernas estaban a punto de estallar. Podía sentir todo el universo concentrado en la planta de sus pies, girando alrededor de él. Mientras tanto, Tommy estaba padeciendo con las olas gigantescas, que se le cerraban convirtiéndose en espuma, verdaderas barredoras, que no lo dejaban llegar a la punta y le minaban el estado físico. Wayne remaba hacia una ola, que se acercaba y remaba hasta subir sobre la pared de agua. Subía y subía y subía por la pared de agua, hasta llegar al punto de quiebre preciso, donde se formaban las olas gigantescas. Las olas eran espirales, descomunales, que formaban cañerías mortales, pero también una inspiración fascinante, una poesía encantadora, una invitación a vivir y disfrutar de la vida sin preocupaciones ni responsabilidades y en total anarquía. Las chicas estaban cogiendo sol. Marie estaba preocupadísima por su piel negra, que se pondría como carbón por el sol y también estaba preocupada por su hombre, que a la distancia, lo veía que no daba pié con bola. El pobre remaba y remaba y no avanzaba nada y para rematar todas las olas le caían encima una y otra vez y revolcándolo debajo del agua, pero Tommy no se rendía y seguía adelante y se volvía a incorporar y seguía remando hacia el point, aunque nunca llegara. En la carpa, Alejandra y Andréa estaban amándose, frenéticamente. Se besaban, se acariciaban, completamente desnudas, habían formado el sesenta y nueve, y cada una, se metía su lengua en la vagina y se lamía hasta provocarse un orgasmo. Claudia y Adriana, estaban luchando con el papel de un cigarrillo para envolverse un porro de marihuana. Dentro de la otra carpa, Claudia sudaba a chorros y las manos le temblaban y la marihuana tan especial de Johnnie, se le caía por todos lados. Adriana que era más experta la miraba divertida y también ansiosa. Cuando ya se hartó, le quitó el porro, todo aguado que Claudia había preparado y lo armó bien parejo para darle fuego. Claudia sudaba a chorros y Adriana se extasiaba en medio de ese calor sofocante, al final le dijo: - Chica, deberías probar meterte en el agua, está deliciosa. - Eso es lo que voy a hacer apenas me coja esta porquería. De repente entró Marie y Gabriela y la cogieron a Claudia y la sacaron a rastras, toda drogada, y fueron corriendo hacia el agua, con las carnes de las nalgas moviéndose como gelatina. Al principio, Claudia se asustó y quiso oponer resistencia, pero como las chicas iban riéndose, se dejó llevar, y luego, se unió a la loca carrera sobre la arena, y las tres se tiraron, de cabeza, en el mar helado y espumoso que las envolvió completamente. Tommy Robin había realizado muchas economías para traer desde Bangkok las maderas necesarias para construir su DOJO de kumite. Su forma era redonda y estaba cubierto con una lona impermeable y acolchada, como el piso de un cuadrilátero de boxeo patada tailandés. Robin y Pick Up, habían recorrido todas las academias de artes marciales de la provincia del Guayas, habían hablado con toda clase de senseís, sifus, profesores de boxeo, de Tae Kwon Do, Kung Fu, Kempo Karate, y habían colocado carteles de invitación en todas las academias de artes marciales y dejaban entender, claramente, que no se trataba de un desafío de honor ni nada de esas cosas. Se trataba de competir, sanamente, por dinero y por la gloria de la victoria. Las únicas reglas eran, que los competidores fueran mayores de edad, de igual peso, que usaran guantes de box y que no golpearan los testes ni la manzana de Adán. Todo lo demás estaba permitido, cualquier técnica se podía usar: golpes de piernas, manos y proyecciones. Robin había hablado con José Leone y Paul Ditto para que, si les interesaba, pudieran meter dinero para apostar en las luchas. José Leone se interesó de inmediato y llenó el patio de Robin de asientos cómodos, de luces para efectuar peleas nocturnas, servicios higiénicos, puestos de comidas rápidas, pizzas, algodón de azúcar y refrescos y una boletería de ingreso y otra de apuestas. Paul Ditto, no veía mucha posibilidad de hacer negocio en las artes marciales, pero cuando vió, cómo había quedado el mini coliseo de Tommy Robin, hasta con aire acondicionado industrial, la cosa cambió un poco y se hizo más atractiva. De inmediato, Paul Ditto se puso en contacto con Alfonso Leone y Esteban Miraglia, y les platicó sobre la posibilidad de apoyar a las iniciativas de la juventud, de incursionar en los deportes de contacto, de poner de acuerdo a los dueños de academias de artes marciales y de boxeo, de invertir una gran cantidad de dinero en el proyecto para luego recuperarlo todo con las apuestas. Su filípica iba dirigida a Esteban Miraglia y éste le devolvía la mirada a Alfonso Leone, que lo miraba con preocupación. Lo más probable es que todo ese ruido atraería a la prensa que se entrometía en todo. Al RENZO Leone no terminaba de convencerse de toda la premura que tenían los jóvenes, pero él también había sido joven alguna vez y había querido convertirse en un gran político para llevar a cabo grandes proyectos y volvía a mirar a Esteban Miraglia, que era el santo padre de los negocios de la familia. De pronto, Al llamó por teléfono a su hermano José y le pidió, que le explicara por teléfono a Esteban, toda aquella locura de invertir dinero en un ring, que no era ni de boxeo ni de karate, sino de una mescolanza de artes marciales. José Leone le habló así a su jefe: - Escuche jefecito: este es un negocio muy bueno y tiene futuro. Hoy día hay una fiebre por las artes marciales, hay programas de kung fu, hasta en caricaturas, aparece la historia de Sahuamura el campeón de boxeo tailandés, toda la ciudad hierve de academias de artes marciales. - Sí, le contestó Esteban, pero una cosa es ver comodamente por televisión estos arriesgados espectáculos y otra practicar varias disciplinas e invertir dinero para ganar en apuestas; es un negocio que no tiene antecedentes, es un negocio pionero y eso significa una posibilidad de fracaso y una pérdida de dinero, hemorragia de dinero, todo ese dinero tirado a la basura, no es algo seguro. - Sí, jefecito, es verdad –le respondió José Leone-, pero todo depende de la publicidad que le hagamos a este asunto, usted verá cómo se le puede sacar una tajada rápidamente a ésto, como si se tratara de las carreras de caballos, usted verá... - Tengo que ver el local, dice don Miraglia, tengo que ver el local quiero que tú y Paul Ditto se encarguen de contactarse con todas las academias de artes marciales y dejen bien claro el procedimiento y las utilidades económicas, pero eso sí, que quede claro, nada de entrometer a la prensa en esto, nosotros no pagamos impuestos a nadie, que quede claro que esto es secreto, nada de prensa ni periodistas bocones. - Ok, jefecito, aquí lo estaremos esperando con una buena barbacoa de ternera y costillas de cerdo, como a usted le gustan. - Bien, vamos a ver, no prometo nada. Si veo improvisación y estupideces no entramos, de acuerdo, tiene que quedar claro que no entramos si no vemos una buena organización por parte de Tommy, tiene que quedar claro aquello, entendido. - Usted puede venir tranquilo, jefecito, le va a gustar como a quedado todo y tendrá una pelea de exhibición, ¿quiere una o dos peleas de exhibición? - No tenemos mucho tiempo, pero prepara dos por si nos gusta la cuestión ésta, ok, mijo, prepara dos, mira si tú me prometes que todo está tan bien hecho, te llevo a los primos del Norte, ¿quieres que te los lleve? - ¡Sería un tremendo honor, jefecito! ¡Pero tendríamos que traer chicas también, no! - Yo te confirmo, la venida de los primos del Norte, mijo, no te aceleres por nada. En la pelea de espectáculo quiero unos buenos peleadores bien cojonudos, ok. - Usted verá, don Esteban, tenemos a un muchacho, Pick Up, que es una maravilla, ya llegará el momento de que se lo presente, jefe. - Ok, ok, ¿es como Tommy? - Todavía no –le dijo-, todavía no, pero, presenta un buen perfil, jefe, un buen perfil. Sin ambición y mucha lealtad, jefe, con mucha lealtad, sí. - Encárgate de todo y ya veremos cómo va todo, ok. - Ok, jefe, ok. - Cháu. LA PRIMERA PELEA Pick Up se encontraba en su casillero, de rodillas, con una vela encendida frente a la imagen de la virgen de Posorja. Tommy lo tocó en el hombro y le dijo: - Ya es tiempo. Johnnie estaba nervioso. Apestaba adrenalina. La cara del oponente se veía muy mala. El árbitro hizo una señal y empezó el combate. El oponente de John se le fue encima y Pick Up lo frenó con una patada de media vuelta en el estómago. El oponente lo cogió de la misma pierna, lo volteó lo agarró por el cuello y estrelló su rodilla en la frente de Pick Up. El joven peleador sintió que se le apagaban las luces, pero reaccionó y sacó una patada coreana, de pico, y le rompió la ceja al oponente, al clavarle el talón en la cara. Mientras el oponente se balanceaba y trataba de escurrir la sangre con el guante, Pick Up se le fue encima, pegó un tremendo salto y le clavó la rodilla en la mandíbula que estremeció los sesos del luchador para dejarlo fuera de combate. En las gradas, Peter John Milano miraba asombrado que todo haya acabado tan rápido. Los primos del Norte eran: John Milano de California, Nick Civella de Kansas, Tony Accardo de Chicago y los duros de la península de Santa Elena: Alfonso Leone y su brazo armado, su hermano menor José Leone, y Esteban Miraglia y su brazo armado, su hermano mayor Antonio Miraglia. Al parecer, después de tanto entrenamiento y de recorrer tantas academias, estudiando todos los estilos posibles, Johnnie había perfeccionado su técnica de combate y ahora la iba a convertir en una filosofía de supervivencia. LA FAE BEACH Claudia miraba desde la playa a Johnnie y recordaba los momentos breves y felices que habían pasado juntos. Sus labios relamían el recuerdo y su lengua sentía el sabor del sudor de Johnnie, su pecho se agitaba de ansiedad. Recordaba aquellas veces en que iban a los conciertos del colegio Americano y como Johnnie las hacía entrar sin pagar el boleto. Johnnie pagaba su entrada y en la mano, recibía la señal en tinta de un sello. Él volvía a salir de la sala de baile por una ventana y se lo pasaba a Claudia juntando su piel con la de ella, bien fuerte, bien fuerte. Johnnie le decía: - Tú eres de las nuestras. Una fiesta sin ti no es fiesta. Siempre serás como de nuestra familia, como si te hubieras casado con todos nosotros, nada te faltará, todo lo que necesites lo tendrás mientras nosotros vivamos, ok. Claudia lo amaba por ese idealismo y esa lealtad que parecía unir a todos los chicos playeros de su banda. Lo mismo le había dicho Rod y Russo y Red Hughes y Steve O’Brian, todos se solidarizaban con ella cuando la veían en apuros por falta de dinero o por cualquier necesesidad que tuviera. Tommy siempre era un amor con sus amigos y siempre tenía los brazos abiertos para con todos ellos y a Claudia la trataba como a una hija. Era como si pareciera existir un pacto de amistad entre todos estos chicos. Una mujer, junto a Johnnie, se sentía como algo único y especial. Era tierno y dulce, salvaje y decidido. Le hacía el amor como un esposo que llega de un largo viaje y que la ha extrañado por mucho tiempo. Pero, Claudia no lo tomaba muy en serio. Ella, al igual que Vivian, tenían sexo con todos y recibían de todos sus afectos y atenciones. Claudia era realista y no se hacía ilusiones con ninguno de ellos, porque sabía que ante todo a estos chicos les interesaba más su libertad, además, Johnnie pasaba largas temporadas en el Guayas y ella vivía en Salinas, y no confiaba en la estabilidad de un amor de lejos. Mientras reflexionaba amariguanada en estas cosas, recostó su cabeza en la arena para que el sol la penetrara por los poros e imaginó, que Johnnie era un gran dios griego, que adoptaba la forma de pequeña lenguas de sol, y que la preñaba. Esta idea la había sacado de la lectura de algún libro de la biblioteca, un libro que no recordaba y la excitaba, y calentaba su sangre. Adriana tomó su bolso y sacó un pequeño porrito de marihuana. Se lo llevó a los labios y lo encendió. Gabriela miraba asombrada y confundida. No entendía el motivo de que se drogaran sus amigos. La vida era tan bella para ella que creía no necesitaba de aditivos ni ingredientes especiales que aumentaran el placer. Buchanan también fumaba yerba con su amigo Phillipe. Gabriela podía entender a Phillipe, por lo que estaba pasando con su enamoradita enferma de leucemia, pero a Wayne no lo entendía. Buchanan le decía a Gabriela que era como aumentar toda la alegría de vivir, llegar a sentir todo lo bello de la vida, que pasaba desapercibido ante los simples sentidos. Gabriela le había dado una probadita a un cigarrillo de marihuana y lo que sintió fue un dolor de cabeza y una ligera arrítmia en el corazón y no le gustó la experiencia. Adriana le pasó el porro a Isabel y ésta se atragantó con el humo ya que en su vida había probado ni tabaco y no tenía experiencia en fumar gruesos porros. Adriana le decía que tragara el humo y las dos, Claudia y Adriana, empezaron a gritar en coro: - TRAGATE EL HUMO... TRAGATE EL HUMO... TRAGATE EL HUMO... Entonces, cuando sintieron los efectos, empezaron a abandonarse a la risa. Eran olas de carcajadas que no se podían interrumpir y Gabriela supo de inmediato que la fiesta mental había empezado. Esther estaba horrorizada y con un par de toques se puso paranóica y empezó a correr y correr por toda la playa de la FAE como loca. Gabriela la perseguía inútilmente para tranquilizarla, y cuando finalmente la agarró y la trajo al grupo, no sin grandes esfuerzos, le empezó a hablar al oído y a tranquilizarla. Adriana, desde lejos, alucinaba toda la escena, como si Esther fuera una loca que se cae al agua sin saber nadar y patalea y se sacude, desesperándose, al punto que dificulta más el rescate hasta comprometer la vida de Gabriela que la quiere rescatar. Gabriela les contó, que Esther siempre se ponía así, desde que en la, misma playa de la FAE, fueron interrogadas por unos oficiales de la fuerza aérea. Buchanan había descubierto esa playa prohibida y los militares tenían que meterse con carros de bomberos y haciendo un escándalo con sirenas y luego los milicos se metían al agua entre remolinos y corrientes para sacarlo con tabla y todo. Los muchachos seguían insistiendo por la belleza de la playa y por las olas maravillosas, hasta que los militares se reunieron en una junta y se dieron por vencidos. Aún así, de vez en cuando, los militares hacían redadas y los sacaban con tablas, parasoles, carros, mujeres y drogas, todos se iban para afuera o los encerraban en una gran celda de barrotes oxidados y llamaban a sus padres para que paguen una multa para que recuperen su libertad. Claudia le contó la anécdota con tanta plasticidad –su capacidad histriónica era increíble- a Gabriela, que Gaby quiso darle una última probadita al porro que tenían en la mano, pero Claudia lo consumió todo hasta quemarse los dedos, cuyas puntas estaban amarillas por el uso cotidiano de las calillas. Mar adentro, estaba Pick Up con Rod, Red, O’Brian, Tommy y Phillipe. El agua estaba helada y las olas grandes, lo que en la FAE es una combinación peligrosa. Las olas lo tiraban a uno hacia las rocas y los remolinos lo llevaban mar adentro. Phillipe cogió una ola grande. Era un salinero tubular bellísimo y mortal. Dobló el abdomen y se fue hacia abajo bien parado y extendió las manos hasta tocar el techo de agua del pequeño tubo como lo hacía Buzzy Kerbox. Red remó una ola mediana, pero super bien formada y se fue en ella. Hughes le daba la espalda a la ola y cuando vió que aquella masa de agua se iba a enconchar, pisó bien la parte de atrás de la tabla y se tubeó en forma increíble, al puro estilo de Martín Potter. En la playa, las chicas se preparaban para comer lo que la negra Marie había traído de la cabaña de Tommy. Coca colas, heladitas, para las mujeres, cervezas Pilseners, bien heladas para los hombres, grandes pedazos de pizza para las chicas y tarrinas de comida china del chifa Esperanza, para los hombres, que devoraban como bestias la comida oriental hasta quedar llenos, con la boca grasosa y barrigudos. El sol brillaba con un esplendor especial sobre la arena. Era como si el sol, la playa, el mar y el cielo argentino, todos, todos estos elementos cósmicos estuvieren compartiendo aquel momento de felicidad ilimitada con los chicos. DE NUEVO EN EL CUADRILATERO Johnnie estaba de rodillas, con una vela encendida, frente a la imagen de la virgen de Posorja. Había llegado el momento de luchar por el dinero de la familia y la gloria de la victoria. Su oponente era un practicante de un karate coreano con influencia china. El karate coreano se mezclaba con la fluidez de lo chino. El árbitro dio la señal de combate y el kumite dio inicio. John se puso en guardia, con los puños bien cerrados, protegiéndose los pómulos y los riñones, la barbilla metida en el pecho, los pies siempre juntos como un boxeador tai, para desconcertar al enemigo. Los tobillos protegidos por tobilleras. El oponente se le fue encima a John y le dio una patada en el brazo, que protegía las costillas izquierdas. Pick Up, le devolvió una patada en la cadera. Había un fuego sagrado en los ojos de Johnnie. El oponente giró y le dio una patada de talón en la nariz a Pick Up, éste se hizo para atrás, aturdido y esquivó un segundo ataque que el luchador le propinaba con los codos, pero su contrincante sabía que lo había conectado y lo perseguía encarnizadamente, dándole golpes con los guantes en la cabeza para provocarle un ko técnico o hasta soñarlo. Johnnie retrocedía con una agilidad de cangrejo y se movía, de un lado para otro, sacando de sincronización a su enemigo, que lo perseguía fríamente, pero que en su rostro se reflejaba la necesidad de que Pick Up se quedara quieto para propinarle un duro castigo, persiguiendo el ko, el feroz contrincante se salía de sincronización ante la estrategia de escape de Pick Up, que poco a poco se iba recuperando y volviendo a desarrollar su destreza asesina. Johnnie dejó de retroceder, lo empujó al oponente y le metió una patada lateral en la cabeza. Estaba recuperado. Cuando el muchacho volvió a cargar, Johnnie lo volvió a golpear en la cabeza hasta detenerlo en seco con una fuerte, fuertísima patada con el empeine, que se lo estrelló en el temporal izquierdo. El jugador bajó la guardia, se le cayeron los brazos, se le doblaron las rodillas, los ojos se le pusieron en blanco y cayó pesadamente sobre la lona. José Leone gritaba a rabiar y se abrazaba con el otro gordo de Paul Ditto, contentísimos, habían ganado medio millón de dólares en unos azarosos y electrizantes par instantes. Pick Up empezaba sus mañanas trotando despacio y en las manos, llevaba dos pesos, para ir tirando golpes mientras corría. De esa manera entrenaba los pies y los brazos y fortalecía el corazón. Corría y corría y subía y bajaba escaleras, mientras seguía tirando golpes al aire. Era una máquina de tirar golpes. A veces corría junto a Tommy y éste, de vez en cuando, le ponía una tabla de madera, para que John la partiera con el antebrazo. ¡Pac! ¡TRACK!, las quebraba, de uno o de dos, golpes. Cuando llegaba a su casa encendía la radio y mientras escuchaba una dulce balada de Frank Sinatra, se ponía a saltar cuerda. Primero empezaba despacio y luego seguía cada vez más rápido, más rápido, hasta que paraba, con el corazón latiendo fuertísimo, como un tambor. Otras veces, corría con Tommy alrededor de una cancha de indor y ambos se colocaban una piedra de mediano tamaño entre las manos, la sostenían sobre la cabeza y corrían y corrían, desde la mañana hasta la hora de la comida. Junto a Tommy Robin, convirtieron un departamento, que les regaló Paul Ditto, en un gimnasio con sacos de tela bien apretada. Después de atender el negocio de hamburguesas, Pick Up se pasaba las horas saltando cuerda y girando alrededor y golpeando el saco con patadas y puñetes. Patadas tras patada. Era como si quisiera reventar el maldito saco. Luego venían las patadas con salto. ¡ZAS! ¡Bum! Seguían por horas interminables las patadas y los puñetazos al saco con golpes de box compuestos de rectos, de uppers y los peligrosos cruzados, que iban directo a los nervios alojados en la mandíbula y a los riñones. Luego venían los rodillazos con salto, al estilo Sahuamura el campeón tailandés. Dale y dale rodillazos al saco en forma interminable e inagotable. Era un verdadero espectáculo ver entrenar a Pick Up. Alejandra, una putilla salinera, amiga de Tommy, se excitaba con toda esa violencia y lo veía a Pick Up, como a un toro, un animal salvaje, capaz de violarla y volverla a violar hasta hacerla terminar. Ella se encargaba de atender a Pick Up y cocinarle la comida cuando el muchacho se estaba entrenando. Siempre, el sparring de Pick Up, era el fuertote de Robin. Habían creado un juego de piernas que les preparaba para entrar, golpear y salir sin ser tocados por sus rivales. Consistía en saltar de adelante para atrás sobre una cuerda mientras daban la vuelta en la dirección de las manecillas del reloj, al puro estilo de Benny –THE JET – Urquidez. Ese jueguito era agotador y demandaba andar a todas horas apestando a diablos. No paraban de hacer ejercicios. Había que patear tres mil veces el saco. Arriba, en medio y abajo, darle y darle al saco, no había otra forma. Toda clase de patadas, de media vuelta con salto. ¡ZAS! ¡Bum!, darle al saco toda la noche. Cuando terminaban de entrenar venía un baño aver televisión o a escuchar música un ratito y a dormir temprano. Lo más difícil para Pick Up era aprender a sacar las patadas a la cabeza, desde abajo, y sin avisar. Ese era el truco más vital, para la supervivencia del muchacho Pick Up. Con Tommy, practicaban un ejercicio raro, que consistía en ponerse los guantes de box y boxear saltando con un solo pie. Ésto era agotador y sudaban a chorros y empapaban los guantes de box, que se pudrían y había que comprar otros. Pronto Pick Up empezó a acumular guantes de box podridos, que se destripaban por el sudor y el uso. Johnnie quería mucho al irlandés Tommy. Él le había dado trabajo cuando estaba solo y desesperado. Cuando recién comenzaba Johnnie, venía de trabajar en las carretillas de hamburguesas y se acostaba con todo el cuerpo adolorido de tanto ejercicio, y las manos, casi ni las podía utilizar de los golpes, que le sacudían los codazos de sus oponentes. Cuando Pick Up, quería introducir un golpe en el estómago a veces se descuidaba y sus dedos se estrellaban en los puntiagudos codos de sus rivales y sus manos se lastimaban. Así lesionado le costaba maniobrar con las hamburguesas y los hot dogs, por el dolor que experimentaba. Todo esto hizo que Pick Up buscara una masajista para aliviar la tensión que se iba acumulando en los músculos de su cuerpo y extremidades. Pick Up, recorrió el malecón de Salinas y encontró un gabinete de belleza chino, donde le además de cortarle el pelo, le daban unos masajes anti estrés de primera clase. Le daban masajes todo el tiempo que él quisiera y si seguía pagando también lo satisfacían sexualmente. Pronto se hizo asiduo de una masajista tailandesa llamada Mary Jo, que recién había arrivado a Salinas en busca de una mejor vida. Ella friccionaba su cuerpo con maestría insuperable. Su peso era ideal y al colocarse sobre su espalda, le sacaba todas las tensiones que no dejaban ni dormir al pobre Johnnie. Luego le trabajaba el cuerpo con tanta tenacidad, que Pick Up reía, mientras gotas de sudor de la tailandesa caían sobre su cuerpo. Los músculos separados y adoloridos se volvían a unir y los nervios aprisionados se liberaban de las vértebras que los oprimían. Al finalizar la jornada se la llevaba a Mary Jo a comer, a bailar y, después, a dormir. Mary Jo había sido una antigua estudiante de gimnasia olímpica, que después de una lesión en la rodilla se dedicó a estudiar belleza para trabajar cortando el pelo a los americanos que trabajaban en una base militar cercana a su hogar. Todo lo que ella quería era encontrar a alguien, un hombre que la ame de verdad. Todo estaba claro. Todo lo que una mujer quiere de su pareja es que la ame como lo haría su amante, sin cansarse de ella nunca. Todo lo que una mujer quiere es que su esposo la ame con la misma dulzura y desprendimiento monetario, como lo haría el amor prohibido, secreto y posesivo de un amante. DE NUEVO EN EL CUADRILATERO Pick Up estaba arrodillado frente a la vela que le ponía a la virgen de Posorja. Luego llegaría el momento del combate. Su contrincante se llamaba Hiromoto y a duras penas excedía el peso de Johnnie. Pick Up, nunca había peleado con un disciplinado estudioso del karate do. Hiromoto era un especialista de las katas o formas. Cuando el árbitro dió inicio al combate, estaba claro que Hiromoto pelearía a la defensiva. Johnnie hizo un amage con la pierna derecha y su oponente bloqueó la patada y le incrustó un puñetazo en las costillas. Así estuvieron dando vueltas y estudiándose, por un tiempo algo corto. Johnnie amagaba, Hiromoto actuaba como queriendo reaccionar y Johnnie tomaba nota de su posición de ataque. El ambiente estaba recargado de tensión. De pronto Pick Up oyó a Tommy que le susurró desde la esquina: - Faltan cincos minutos. Entonces, Pick Up empezó a patearlo a Hiromoto en sus piernas, con toda la fuerza de su alma. Hiromoto trató de devolver los golpes, pero sus piernas no funcionaban bien, empezaba a acusar dificultad para desplazarse sobre el cuadrilátero. Pick Up daba vueltas y vueltas y le seguía propinando patadas bestiales a Hiromoto. E este se encendió, su honor había sido tocado, cuando se lanzó al ataque, Johnnie se hizo a un lado y lo recibió con un rodillazo en el estómago, seguido de un codazo en el ojo izquierdo. Hiromoto perdió el equilibrio y John aprovechó aquello, para sacarlo del ring con dos patadas frontales. Pero Hiromoto no salió, acusó recibo de las patadas y se reincorporó. Estuvo a punto de salir del círculo y de ser descalificado, pero era resistente y cayó al suelo y se paró enseguida. Hiromoto se le fue encima a Johnnie al grito de BANZAIII y Pick Up lo recibió con una patada de media vuelta, cuyo talón se lo clavó en la base del cráneo. Hiromoto se fue de largo, para caer de rodillas más adelante. El japonés sentía un fuerte dolor y latidos en la cabeza. El árbitro le preguntó si quería que parara la pelea. Hiromoto se volvió a parar, pero era para buscar la inconsciencia o la muerte y Pick Up, sintió repugnancia por las filosofías orientales. Pick Up hizo un aproximamiento errático y le empezó a trabajar las piernas, pateaba durísimo y el japonés recibía cada golpe y giraba fanático, tratando de colocar sus manos en el resbaloso cuerpo de Pick Up. En un momento en que Johnnie le dió un terrible golpe en la cadera, Hiromoto puso la rodilla al suelo y Johnnie le estampó una patada en pleno rostro. Hiromoto se sintió ligero y perdió toda sensación. Cuando volvió en sí el árbitro le estaba contando siete. Al final decidió quedarse acostado, tranquilo. Paul Ditto y José Leone se encontraban en la oficina de Tommy. Sentados, totalmente felices. Fumaban unos cigarros de la victoria. Cuando llegó Tommy, lo recibieron como a un héroe, lo hicieron sentarse y le prendieron otro cigarro y delante de sus ojos le pusieron un maletín de cuero y lo abrieron. Estaba repleto de billetes de mil dólares. Tommy sentía la garganta seca, quería tragar saliva y no podía. Jamás, en su puñetera vida, había visto tanto dinero junto. José Leone le dijo: - ¡Toma!, coge cuatro fajos y dale la mitad al chico de oro. Se los han ganado limpiamente. Esto es de parte de Tony. ¡Ah!, ¡cómo lo quería Johnnie a ese viejo! SOCIEDAD LIBRE La tarde se escapaba y el brillo del sol declinaba dentro de un sucio color lila. Los muchachos habían corrido olas parte de la mañana y toda la brillante y calurosa tarde. Los músculos estaban hinchados, los movimientos eran menos dinámicos y todos tiritaban de frío. El viento se dejaba sentir con fuerza y con cada ráfaga, los huesos temblaban y temblaban. Incontrolables temblores ponían sus pieles de color violeta. Afuera, las chicas se habían arropado con sweters, pero no estaban impacientes. Estaban acostumbradas a los excesos de su banda y lo que hicieron fue, cubrirse del frío, dentro de las carpas. Allí había comenzado la infinita cháchara sobre modas, fiestas, amores, el tamaño de los penes, comidas y recetas vegetarianas. Cuando se cansaron de hablar, apagaron las velas y se acurrucaron en sus fundas para dormir. Afuera de las carpas, el viento corría con el espíritu de la noche y las almas del mar emergían deambulando por todas partes. Una de las chicas –Andréa-, había comprado una botella de vino y lo descorchó y empezó a llenar vasitos de plástico para pasarlo de un lado a otro. Copiosos sorbitos de vino iban pasando de allá para acá. Todas las chicas conversaban sobre lo que significaba la vida y era una cosa curiosa, nadie sabía exactamente lo que les pasaría en el futuro. Entre los hombres, había una relación de hermandad, que mantenía unido al grupo. Ellos nunca las dejaban caer y a cambio, ellas sólo aportaban su presencia, sus bellezas, sus encantos sexuales, su lealtad incondicional y su compañía. Isabel, que había estudiado algo de filosofía en la Universidad, decía: - Lo que nosotros, ellos y nosotras, estamos formado es una clase de sociedad diferente y aparte de cualquier organización social que pueda existir en éste país. - ¿A qué te refieres con eso? -dijo Gabriela-. - Me refiero a la promiscuidad sexual, las consumidas de marihuana, el vivir sólo para surfear y disfrutar del sol, el ser mantenidas por los chicos, como si cada una estuviera casada con todos, el sexo, me refiero a todo. Esto no lo encuentras en ningún libro de Tockeville, ni Stuart Mill, ni John Locke ni nada. - Hay un cientista económico llamado Milton Friedman que opina que se debe legalizar la marihuana –dijo Gabriela-. - Tal vez en el futuro todo el mundo deje de vivir como loco en la ciudad y se vuelvan a las playas –dijo Claudia -. - Tommy, aunque quisiera, no podría dejar de trabajar en la ciudad, de ahí es de donde saca todo el dinero que gasta en mí y en ustedes. –dijo Marie-. - Dirás en nosotras –acotó Isabel-. Al fondo, mar adentro, las olas estaban imparables. Tommy y Wayne, salían del mar chorreando agua y la arena, se les pegaba en el cuerpo formando un lodo gris. Johnnie aprovecho la última tanda para largarse de ahí y estaba tan oscuro, que no podía ver nada, la ola era una sombra gigante que lo impulsaba hasta la orilla. Podía sentir la vibración de la velocidad y el golpeteo del agua debajo de sus pies, su cuerpo se transformaba en una prolongación de la noche eterna del universo, con sus estrellas y sus meteoritos. Hacía frío. EN EL CUADRILATERO Pick Up se encontraba de rodillas frente a una vela, que le había colocado a la virgen de Posorja. El tic tac del reloj adquiría una sobrecogedora irrealidad cuando de un momento a otro tienes que subirte al cuadrilátero y correr el riesgo de que te partan la cabeza de un mal golpe. Su eco se iba agigantando de una manera surrealista, como si vertieran un negro líquido de licor, dentro de una copa ceremonial. De pronto escuchó la voz de Mary Jo: - John, te llaman. A partir de la pelea con Hiromoto, Pick Up, perdió la cuenta de las peleas que había efectuado en el DOJO privado de Robin. Ahora, le tocaba enfrentarse con un judoca, cuyo peso excedía del suyo con cinco libras. También era más alto y el alcance de sus brazos era mayor que el de nuestro peleador. El árbitro dió la señal de inicio y Pick Up sorprendió al judoca en una posición estática, con los pies muy abiertos. Pick Up se le fue encima, con tal velocidad, que el judoca no pudo deducir que le saltaría a la cabeza y le estrellarían el empeine entre el cuello y el temporal. Fue un golpe brutal, que sacudió al judoca. Pick Up sentía una ligera molestia en el empeine: se hinchaba. El judoca trataba de dar alcance a Pick Up para cogerlo. Cuando Pick Up giraba alrededor de él, el judoca le asestó una patada en los riñones, que John le devolvió con una patada lateral, muy fuerte, en los glúteos. El judoca se ponía rojo de indignación. Luego John conectó un recto de izquierda en el rostro del judoca y lo remató con un cruzado de derecha. El judoca por fin pudo agarrar a Pick Up, de la cintura y lo proyectó fuera de la arena, logrando esquivar, por poco la descalificación y la pérdida del combate. El golpe fue duro y el árbitro empezó a contar. Pick Up se recuperó y se puso alerta, cuando el judoca se le fue encima, con unas patadas frontales. Pick Up aprisionó con sus guantes un pié y a su oponente, le asestó una patada en el pié con que se apoyaba en el suelo o pié de base. El judoca sentía un fuerte dolor en la rodilla, que lo iba paralizando poco a poco. Sabía que no le quedaba mucho tiempo, así que trató de volver a pescar a su escurridizo oponente y cuando Pick Up se acercó, logró cogerlo de las axilas. Pick Up también lo agarró, pero del cuello atenazándolo con los guantes y echó todo el peso de su cuerpo para atrás, llevándose consigo al judoca. Mientras ambos caían, Johnnie viró el cuerpo en el aire y colocó boca arriba a su oponente, cuya base del cráneo se estrelló, aparatosamente en la lona. Hasta allí llegó la resistencia del oponente y antes de perder momentáneamente el conocimiento logró alcanzar a decir: - ¿Pero qué diablos de estilo de pelea es esta? HALLOWEN EN SALINAS Aquella noche era hallowen en Salinas y por todas partes se veían niños disfrazados de mónstruos, duendes, momias, brujas, soldados, etc. Todos iban de puerta en puerta preguntando: ¿truco o sorpresa?, y con una funda que al pasar la noche se iba llenando de caramelos, chicles y bombones. Las chicas habían salido a patinar al Roller Vito con excepción de Isabel, que junto con Tommy, se habían bañado juntos y luego, se acostaron en toallas para ver en la tele en blanco y negro el programa: ‘LAS CALLES DE SAN FRANCISCO’. Johnnie había llegado en ese preciso instante y como tenía urgencia por bañarse y sacarse la sal, fue a la casa de Claudia y se bañó en el cuarto de la empleada. John había quedado en encontrarse con Claudia en una hora, en el garaje de su condominio y ella demoró media hora, ya que sus padres no le daban permiso para ir por lo que la chica se encerró en su cuarto y encendió la radio para escuchar Italian Girls de Hall & Oates y luego se salió furtivamente del departamento por la ventana. En esa media hora de espera en aquel salado parqueadero, Pick Up se lió un porro de marihuana y transformó unos momentos de impaciencia y embrutecimiento, en secuencias divertidas de pensamientos ocurridos y el panorama, de aquellos carros aparcados en silencio se convirtió en algo viviente, vibrante, una tierra que palpitaba en forma diferente. Claudia demoró un cuarto de hora. Johnnie no quería irse sin ella. Aquella noche había muchas alternativas. Había una fiesta en la casa de Adriana. Sus fiestas siempre eran ocurridas y la comida siempre caía bien en los estómagos pegados al espinazo de los surfers. Al fin salió Claudia. Estaba guapísima, con sus jeans apretados y su strapple con el mismo estilo de una modelo de la banda de los ZZTop. Al final de muchas vueltas e inconvenientes, la fiesta se había reubicado en la casa de Esther. John fue el primero en llegar y se sentó en el mueble viejo y preferido del padre de Esther y se puso a escuchar una canción de Fletwood Mac. Las chicas preparaban una rica comida a base de camarones. Al rato llegó Wayne y como a Gabriela no le habían dado permiso para salir aquella noche, Buchanan vino de la mano de su otra enamorada: Vivian. Vivian era el único y verdadero amor de Wayne. ¿O las quería a las dos por igual? Vivian estaba nerviosa y Buchanan no paraba de hablar. Estaba realmente contento, no podía parar de hablar, ni podía estarse quieto. John y Vivian empezaron a conversar, mientras que Buchanan se metió en la cocina, alborotando a las chicas ocupadas preparando la comida y los ricos potajes de camarón. Cuando Wayne hablaba, empezaba despacio y giraba sobre el mismo tema cada vez más rápido, luego, iba aumentando de velocidad y de volumen, por lo que las chicas, experimentaban una sensación de haberse subido a un aeroplano, teniendo como piloto a un acróbata completamente loco. - ¡Uy, pero qué locura! -decía aturdida Esther, ¡cómo habla sin parar!-. Las chicas estaban encantadas cocinando de esa manera, pero se percataron de que se les había acabado el aceite y los palmitos y los mandaron a Pick Up y Vivian, a la tienda a comprar. En la tienda el ‘BARRILITO’, la ancianita los atendió cortésmente. Pero cuando fue a buscar las cosas de la lista, Vivian le preguntó a Pick Up si quería fumar, le encendió un porrito e hicieron flotar abundante, divino y dulce humo de marihuana. En la radio de escuchaba el coro de una canción de los 70’s DE Gino Vanoni: I just wanna stop...and tell my what You feel about this Cuando regresó la ancianita, se dio cuenta, de que toda la tienda estaba impregnada con el olor del monte y puso una cara de susto y de pocos amigos. Cuando dijo el precio les aumentó un porcentaje. Vivian pagó tranquilamente, mientras en su rostro se dibujaba una mueca de superioridad y burla. Tommy e Isabel, salieron de la cabaña y se fueron a una nueva DISCO llamada ‘La Rompiente’, que era un lugar, donde se reunia la gente joven de la farándula tropical. El lugar estaba decorado con innumerables peceras, como si el dueño fuera un biólogo y era el lugar adecuado para probar comidas típicas de la península de Santa Elena. Fuertes aires acondicionados, mantenían la temperatura ideal, para la gente tostada por la radiación del astro rey. Lo pasaron muy bien. Bailaron, comieron, conversaron, se saludaron con todo el mundo, es decir, farandulearon y luego, se fueron a la casa. Mientras Tommy estaba en el bar tomándose un whisky, apareció Paul Ditto con un martini en la mano y le dijo al oído de Tommy: - Olvídensen de hablar por teléfono. Están intervenidos. Simplemente cambien de costumbre y no vuelvan a utilizarlos más, tendrán que aprender a vivir con las líneas telefónicas interceptadas. ¿Qué era lo que pasaba?, ¿estaban en problemas? Se volvieron a bañar juntos pero esta vez Robin la miraba a lo más profundo de los ojos. En el mismo baño cayeron uno encima del otro y Tommy le besaba la nuca y mordía las partes blandas de su cuerpo. Isabel era una rubia un poco gordita y se estremecía con cada mordisco y con cada chupada, que Tom le daba. Tommy le quitó suavemente el pelo de la nuca y su lengua se convirtió en una serpiente, que bajaba, poco a poco, por su espalda hasta introducirla en el ano de Isabel. Robin se quedó pegado, aferrado sin poder desprenderse de ese extremo, dulce y recóndito lugar. Mientras succionaba y relamía ese pequeño orificio, sintió una poderosa y triunfal erección al mismo tiempo en que Isabel se derretía por completo. Isabel se dejó caer temblorosa, boca abajo, y Tommy la viró y la penetró varias veces con brutalidad, mientras le apretaba los pequeños globos de su pecho. Estaban jodiendo de lo mejor cuando escucharon que alguien llamaba a la puerta. Tommy no lo podía creer. Abajo estaba Gabriela, la delicada jovencita con un extraordinario parecido a Farrah Fawcett Majors. Por la ventana del segundo piso, apareció la cabeza de Isabel con el pelo desbaratado y enseñando una teta para preguntar quién era. Gabriela se asustó al ver el medio torso desnudo de Isabel y se fue, al darse cuenta de que estaba interrumpiendo algo. Tommy preguntó con voz impaciente y malhumorada: - ¿Quién es? E Isabel respondió que era Gabriela, que venía a buscar a Buchanan. EN EL CUADRILATERO Johnnie se encontraba en los vestidores, concentrado, saltando cuerda cuando Mary Jo apareció y escuchó la voz de José Leone que le dijo: - ¡Eh, chico!, ya es tiempo. En esta ocasión el adversario de Pick Up era un especialista del karate estilo Okinawa. El árbitro dió la señal de inicio del kumite: - AIIMEEE... Pick Up lo midió y le mandó un par de patadas frontales y el oponente se le adelantó y lo recibió con una fuerte patada de lado, llamada, yoko geri, que impactó en el estómago y enseguida Pick Up tuvo que agacharse, pues el jugador casi le vuela la cabeza con una patada de media vuelta. Otros ataques de Pick Up fueron bloqueados por la misma anticipación y por la misma patada lateral, que parecía un muro defensivo inexpugnable. Todas daban en el mismo blanco: el estómago de Pick Up. Johnnie no podía conectar ningún golpe y el dolor en el estómago era un dolor que se expandía, como una mancha roja, que se abría por toda la cintura hasta llegar a los riñones. Este karateca, de estilo Okinawa, era un hueso duro de roer. Pick Up empezó a girar alrededor de su oponente, para hallar una falla en la defensa de su contrincante. Había una. El oponente siempre dejaba colgados los brazos y basaba toda su defensa en la rapidez y anticipación de sus yoko geris, sus piernas lo eran todo. Johnnie arremetió con todo, como un tigre, pegó un salto y pasó por encima de la defensa de sus piernas y el contrincante se vió obligado a enfrentar una andanada de puñetazos cruzados, que le sacudían la cabeza como una pera en un gimnasio, Pick Up era mortal en las peleas de corta distancia. Cuando el karateca de estilo Okinawa cambió de posición en su defensa ya era tarde, porque Johnnie ya lo tenía agarrado y lo cruzaba con un guantazo de izquierda y con otro de derecha, zas, bam. El karateca retrocedía en vano, tratando de esquivar la andanada y Pick Up lo impactaba en la oreja y en la barbilla y por último le clavó un rodillazo en las costillas. Su oponente dio un salto mortal hacia atrás y pegó un grito estruendoso, como para poner orden en su defensa, pero era inútil, Pick Up lo tenía medido y lo perseguía de cerda y nuevamente le estrelló el empeine en la ceja derecha, partiéndosela y haciendo brotar un chorro de sangre. La pelea continuó por unos minutos más, pero fue detenida por el árbitro, por la hemorragia, dándole el triunfo a Pick Up, por ko técnico. Esa noche, Johnnie le pidió descanso a Tommy y en vez de ir a atender el negocio de carretillas de hamburguesas, fue al gabinete chino para ser atendido por Mary Jo. De padre chino y madre tailandesa, Mary Jo, poseía la belleza de los hijos del cielo y atendía a Pick Up poniendo todo su esfuerzo en los masajes para relajar sus adoloridos músculos. Johnnie vendía hamburguesas especiales y corrientes. Las especiales venían con langostino frito o apanado, con huevo, queso o con doble porción de carne. La fórmula de la hamburguesa se la había dado Russo, el viejo Russo, que ahora trabajaba en el restaurant del Hotel Continental, como jefe de servicios al cliente. Cuando, Mary Jo lo masajeaba, Pick Up, se alejaba de este mundo a medida que la sangre volvía a circular por su golpeado y tenso cuerpo. Recordaba sus inicios en las carretas de hot dogs, en los gimnasios de artes marciales, pensaba en su abuelita –que era el único nexo que lo mantenía atado a la gran ciudad-, en Maggi a quien no había vuelto a ver, desde hace mucho tiempo, en Marcela con quien todavía se veía de vez en cuando, en las enseñanzas de su filósofo favorito Raymond Aron, de quien se había inspirado para practicar unas libertades más reales que formales. En un momento, Mary Jo le pasó un papelito en el que Pick Up pudo leer un poemita que ella, le había escrito y decía así: Puedo oír tu corazón... Déjame saber que existo, que palpita de amor... El brillo de tus ojos me miden y ven cosas, reflejos... ¿Y qué ves? Imágenes de amor, un rostro con rubor. Palmo a palmo sobre tu piel, canela, rubor, sudor, frenesí... Me deslizo sobre ti, Déjame sentir que estoy viva, déjame oír tu corazón... - Es bello, ¿en verdad tú lo escribiste para mí? - Sí. Mary Jo sabía hacer su trabajo, friccionaba y friccionaba, los músculos de sus clientes, con lociones de menta y de aromas exóticos, para transportarlos a un paraíso de placer, relajación y descanso total. El mayor sueño de Mary Jo era el de poner una gran boutique y centro de masaje en el malecón de Salinas. Su padre chino, refugiado en Tailandia y su madre tailandesa, nunca se hubieran podido imaginar a su hija, convertida en señora propietaria de semejante establecimiento. Mary Jo friccionaba y cada movimiento hacía circular la sangre a Pick Up, devolviéndole el calor de la vida. LA PRESENTACION Aquella mañana de noviembre empezó con ligera lloviznas y cuando Pick Up regresó de hacer las compras selectivas de los panes y las carnes y salsas para las hamburguesas y hot dogs, se llevó una sorpresa al notar a Tommy algo intranquilo. Tommy lo recibió con una cara llena de preocupación. Sus ojos, se movían de un lado para otro, sin hallar un punto fijo de enfoque. Era una tarde soñolienta y calurosa, con un gigantesco sol derramando toda su energía solar sobre Salinas; cuando Tommy le presentó a Pick Up la persona para quien había estado trabajando. José Leone era un tipo duro, bien vestido con elegantes ternos, cuyo lugar de residencia podía ser Salinas, Miami, Chicago, Kansas o California. Tommy le habló de esta manera: - Escucha hermano, ha llegado la hora de que te presente a una gente que está interesada en conocerte, me entiendes, ok. En este momento nos vamos en mi taxi al departamento, para que les prepares tu especialidad, esa langosta a la termidor, que sabes hacer tan bien, ok. Escucha, éste es el señor Leone, es un hombre que admira tu fuerza y tu habilidad y que quiere presentarte para con el resto de su familia, que de ahora en adelante también será tu familia. ¿No tienes familia? Ahora ya tienes familia. Una familia a quién rendirle cuentas y que te va a proteger y que tienes que proteger. Nunca más, entiendes, nunca más vas a estar desamparado, ok. Escucha hermano, ok. Sólo tienes que preparar esa langosta a la termidor, como sólo tú sabes hacerlo, ok. Yo me encargo del resto, ok. Entonces le llegó el turno de hablar a don José Leone y dijo: - Eh, muchacho, yo te respeto y... ¿Oye Tommy, puedes bajar la velocidad, que nos vamos a estrellar, muchacho? Tommy, iba grifote, manejando con los ojos enrojecidos mirando de un lado para otro, hasta llegar al departamento, que Paul Ditto les había regalado a Pick Up y Robin, para que lo convirtieran en gimnasio. - He, muchacho, la cuestión es simple: tu primer trabajo como miembro de la familia Leone Miraglia, será pelear con un tipo de la penitenciaría, dentro de la penitenciaría, me entiendes, ok. Un importante miembro de la familia, don Antonio Miraglia está dentro y como buen líder ha revolucionado el sistema penitenciario según la doctrina del filántropo inglés, sheriff del condado de Bedford, John Howard (1726 - 1790) Para celebrar esta labor humanitaria se ha organizado una fiesta boxística, que ha durado varias semanas, ahora el campeón se va a enfrentar con un oponente de fuera, o sea, tú, me entiendes, ok. Finalmente llegaron al departamento y subieron por el ascensor. Dentro, lo estaban esperando los jefes, que estaban departiendo una charla con Paul Ditto. De inmediato, Pick Up se puso a preparar su langosta a la termidor. Puso en agua hirviendo las veinticinco colas de langosta, preparó en la licuadora la mayonesa, puso a hervir las papas y la zanahoria y en una olla aparte, puso a cocer el arroz. Mientras se cocinaba todo, e la radio sonaba la canción Forgets me nots de Patrice Rushen. Pick Up, ahora, tenía dos familias: una, la de sus amigos, que lo eran todo para él; y la otra, con la que podría mantener a su primera familia. En todas estas cosas pensaba Pick Up, mientras deshojaba y limpiaba, bajo un chorro de agua, una voluminosa lechuga, que luego puso a hervir en una olla con agua. Cuando todos terminaron de comer, Pick Up fue presentado por Paul Ditto: - Señores, éste es el muchacho extraordinario del que les hablé... Johnnie Pick Up, el ayatollah del rock and roll... - Estuvo muy buena la cena, mijo –dijo Tony Accardo, mientras se limpiaba la boca con una servilleta. Una de las características de Tony era su generosidad y agradecimiento. Tony tenía éxito en la vida porque sabía dar las gracias a quienes trabajaban bien para él, no era el tipo de empresario que sacrificaba cruel y desatinadamente a sus colaboradores. Un maletín repleto de dinero le estaba esperando a Pick Up. Tony se esforzaba por demostrar su agradecimiento. Cuando Tony le apretó la mano a Pick Up, éste sintió como si el apretón fuera de un hombre débil, una mano de viejo, pero de pronto aquella flácida mano se convirtió en una garra que no le soltó la mano, se la retuvo y de inmediato le dijo: - Pelea como lo has estado haciendo ahora y todo saldrá de maravilla, chico, ok. La mano de John Milano era rígida, casi tensa, perfumada, pero también sudorosa; la mano de Nick Civella era, también, una mano de viejo, pero poseía unas uñas largas y diabólicas y mientras tenía la mano de Pick Up entre las suyas, se ajustó bien las gafas para poder verlo bien. La mano de Al Leone, era como apretar la mano de un boxeador, fuerte y como de piedra, la mano de Esteban Miraglia era flácida y escurridiza como la de un intelectual universitario. Estos hombres eran los dueños de medio mundo y ahora miraban a este cocinero, que era una máquina mortal en el boxeo patada, y Pick Up podía sentir sus miradas sobre su espalda, que lo calibraban, que lo examinaban. Pick Up había encontrado la felicidad junto a Mary Jo, y al tenerla lo tenía todo. El entorno era una explosión de armonía y esperanza. Johnnie reía por dentro. Pick Up vivía en su propio departamento, las cosas habían mejorado al punto de llegar a entrenar sólo para las peleas importantes. La mayor parte del tiempo, se la pasaba en la playa cazando la ola más grande y mejor formada. Se pasaba remando y remando y subiendo y bajando las todo el tiempo. Mary Jo iba de aquí para allá, moviendo graciosamente las caderas y comportándose como si fuera la dueña y señora de aquella cuevita de amor. Mientras se desayunaban en la radio sonaba una canción de John Cougarth: This time I really thing I’m love… I’m love… This time I thing I’m really in love… Era un espectáculo gracioso ver a esta pequeña asiática caminar desnuda y calzada con un par de tacones por todo el departamento. Cuando Mary Jo se ponía alegre, encendía la radio y escuchaba Everybody have fun tonight de los Wang Cheng y aquel departamento se volvía una casa de locos con la música a todo volumen en medio del desierto de una Salinas solitaria y fuera de temporada. El sol volvió a parecer con sus pequeñas lenguas calientes, que achicharraban la piel de los transeúntes. Las calles y veredas reflejaban el calor húmedo con enceguecedores brillos. Mary Jo necesitaba constantemente sentirse apoyada por Pick Up, estaban viviendo una luna de miel interminable. Aquella tarde en Salinas hubo una reunión sorpresa en el departamento de Pick Up. Todos los chicos se reunieron ahí y la presentaron a Mary Jo, como una nueva hermana o miembro de la familia Robin. Comieron torta de almendras, escucharon las canciones de los Carpenter’s, Mary Jo y Pick Up bailaron un bolero con la canción I keep forget de Michael McDonald como si estuvieran en la Infinity y luego bebieron cerveza los hombres; vino rosa, las mujeres, y cuando ya estaban bien borrachos, refinaron con algo de marihuana y al final se fueron todos y dejaron a los dos tórtolos juntos. Claudia estaba un poco celosa de Mary Jo, pero, después de una buena conversación con Pick Up en la cocina, se dio cuenta que él la necesitaba y que ella era super buena gente. Mary Jo ahora trabajaba los fines de semana en parar su boutique –salón de masaje, que le había regalado Pick Up. Ella hablaba con el arquitecto, barajaba números, el trabajo era agotador y la decoración de la boutique tenía que ser excelente porque la gente de la playa se la enganchaba en un cincuenta por ciento con la primera impresión, ya que, generalmente, el dinero era lo de menos. Todo esto era cuando Johnnie no la secuestraba y se la llevaba a la playa en forma imprevista para convertirse en una sacerdotisa del sexo porque era increíble lo gigante que era la necesidad sexual de Pick Up. Pronto Mary Jo empezó a encontrar deliciosas esas horas de viajes interminables en la carretera; el repiqueteo arrítmico de las olas, lamiendo la orilla de la arena, la línea serpenteante del asfalto, los ceibos retorcidos aquí, carcomidos allá, el monte seco, que parecía cubrirlo todo. Era una vida de ensueño, de paisajes psicodélicos y maravillosos atardeceres bien amariguanados. Una vida plácida, que se encontraba con la calma, la quietud, una vida suspendida en el tiempo al borde del mar. En la noche Salinera, el viento, la oscuridad, la calidad de la gente todo conspiraba para quitarle las manecillas al reloj del tiempo y convertirlo en un reloj de arena. El entrenamiento de Johnnie, consistía en remar y remar, coger olas y estar metido en el agua todo el tiempo. Esperaba que Neptuno le enviara olas sobre las que él pudiera deslizarse unas veces felizmente y otras había que soportar unas gigantescas mamarusas, que le caían encima y lo aplastaban contra el fondo. Con el tiempo, Pick Up se compró una camioneta Volkswagen, le instaló un techo descapotable y por dentro la convirtió en un departamento ambulante. Ahora, con esta pelea en la penitenciaria y con su secreto ingreso a la familia de los Leone Miraglia y de los primos del Norte, todo parecía someterlo a intensas presiones psicológicas. No podía fracasar. Nadie sabía cuantas sumas de dinero cambiaban de manos gracias a los resultados de las peleas en aquella época loca. Pick Up salía a regañadientes, por las mañanas, a trotar por la playa. Toda la mañana no veía más que arena, arena, arena, espuma blanca, espuma, troncos secos arrinconados por la marea, olas verdes, azules, grises, más arena y plantas del desierto. Después regresaba, cogía la tabla y empezaba a remar, remar y remar sin parar de la orilla hasta el punto de quiebre, de ahí, se iba remando hasta el otro punto de quiebre, atravesando todo el océano, que bordeaba la costa, luchando contra fuertes corrientes, remolinos que lo chupaban como agujeros negros. Muchas veces, Mary Jo lo acompañaba a trotar por las mañanas, pero caía rendida en alguna esquina de la playa y Pick Up la tomaba en brazos y la llevaba caminando de vuelta al Volkswagen. Otras veces, mientras Johnnie iba remando de una punta de quiebre a la otra, Mary Jo lo iba acompañando, a pié por la playa. Parecía que ambos no podían estar separados, uno del otro, por mucho tiempo. Esa era la forma en que Pick Up se entrenaba en Engabao. Había momentos, en que no se entendía para nada, la redacción en estas memorias de Pick Up. Había que desentrañar su pensamiento con pequeñas conversaciones y entrevistas con sus amigos o amigas y comparar lo escuchado, con lo que Pick Up había querido garabatear con la pluma en la mano. LA FAE BEACH Desde la orilla Mary Jo miraba aterrada como la tanda de olas de tres metros se sucedían unas tras otras amenazando tragarse a su hombre, desapareciéndolo, en los fondos abismales del océano. Pick Up, remaba y subía y subía, por las interminables paredes de agua y cuando cruzaba del otro lado, caía pesadamente, recibiendo en la cara el rocío del labio de la ola. Divisé la ola que estaba esperando. Era un gran desafío para mí, representaba todo lo que mi futuro me deparaba y para lo cual no me sentía seguro de poder afrontarlo tan fríamente como Tommy. Esa ola debía conquistarla y conquistaría el dominio de mi vida. Y entonces remé y remé, luego mi brújula personal, me indicó que me volteara y que me fuera con la ola. Cuando sentí que los pies me levantaban hacia arriba, me paré para sentir aquella fuerza que tiraba de mí con tabla y todo, hacia abajo. Me deslicé en una sola quilla por en medio del voluminoso y acuífero tubo. Mi espalda casi rozaba la pared de agua y su mano iba sumergida en la pared de la ola, para darle algo de equilibrio. Cuando llegué a la orilla, fui saludado por Mary Jo, que se abría paso entre rojos cangrejos y blancas gaviotas. Todas las mañanas era lo mismo, remar y remar, hasta no poder dar ni una brazada más. Salía a la orilla, me sentaba sobre la tabla y disfrutaba de atardeceres naranja, que se fundían apocalípticamente en unos púrpuras bajo el nivel del mar. Tommy estaba echado en la cama aquella mañana. Tenía una fuerte fiebre y las mandíbulas le bailaban y traqueteaban al son de los escalofríos. El doctor le diagnosticó blenorragia en la garganta. Alguna puta le debió contagiar gonorrea mientras la mamaba. Marie lo cuidaba y le leía a Virgilio, Pick Up volvió a la playa para hacer compañía a su amigo y escuchaba medio despierto, medio dormido, a la negra Marie que le leía a su hombre: - ‘...mientras así se lamenta, la tempestad, rugiendo bajo el empuje del aquilón, golpea de frente su vela y levanta las olas hasta las estrellas. Los remos se quiebran, la proa en ese momento gira y ofrece a las olas el flanco de la nave; se echa encima una escarpada montaña de agua...’. Tommy carraspeaba y se revolvía en la cama, sudoroso, insomne, arropado hasta el cuello, el rostro pálido. Se sentía como el espectador de una mala película de suspenso. Su vida se debatía entre las revueltas olas de la fiebre, acaso coqueteaba con la muerte. Sonó el teléfono y Tommy habló con Alejandra. Ahora Marie y Alejandra se turnaban para cuidarlo, bañarlo, prepararle las sopas y las gelatinas, administrarle los antibióticos, atender el teléfono, cambiarle las compresas, lo atendían como a un niño. Todo era factible, para el líder benigno, de una banda de chicos que se sentían agradecidos, por los favores recibidos incondicionalmente. El dolor en la garganta latía e hincaba dolorosamente. Y tragar saliva, equivalía a pasar un gato por el gazñete con las uñas afuera. En la penumbra del cuarto nadaban afilados rayos de luz, que se escapaban de los filos de las persianas. En eso Tommy recibió la llamada que estaba esperando. Marie se la pasó como la cosa más natural. De pronto Tommy les ordenó a las chicas que lo ayudaran a vestirse y Marie protestó, que enfermo como estaba, adónde podía ir en ese momento y que... Tommy la hizo callar con un gesto imperioso y le dijo a Pick Up que se preparara para llevarlo a una cita importante. Se encontró Robin con José Leone y le explicó el plan. Había algunas cosas que entre los miembros de la familia Leone Miraglia no se mencionaban por teléfono, le explicaba Robin a Pick Up. Cheché era un tipo, que a primera vista, parecía divertido con sus buenos modales, su sonrisa peremne en el rostro, sus trajes bien cortados y elegantes. Era un chepo de las finanzas y el brazo ejecutor de Esteban Miraglia, el testaferro de la mayoría de sus inversiones totalmente legales. Ahora, Cheché tenía la misión de hablar, de conversar y persuadir a este gran tonto, a este cabeza cuadrada, a este torpe vagabundo de presidente de la Comisión Anticorrupción, para que saque sus apestosas pezuñas de las operaciones de los Leone Miraglia. A Pick Up, Cheché le parecía un ser repugnante con sus trajes y sus perfúmenes y sus cadenas. Para Carlos Emilio Borja, la ética, la frugalidad y la moral era lo que diferenciaba los hombres civilizados y bien pensantes con los animales, que traficaba con drogas, prostitutas, máquinas de juegos, asesinatos políticos, extorsiones, secuestros y quién sabía cuanto más estaba tras de todo eso. Cheché, con su corbata de colores, lo alaba y le decía que el futuro se presentaba colosal, que había tanta fortuna para los que escuchaban razones, etc. Después de hablar y hablar, Cheché sólo consiguió que su interlocutor le dijera: - Si me está tratando de seducir y atraer a su lado, sepa que yo creo únicamente en el castigo ejemplar para los que son como ustedes. No seamos hipócritas, señor, miembros de su banda junto con el criminal Antonio Miraglia a todos los voy a meter en la cárcel. Allá, reunidos todos, se encontraran a gusto entre los demás animales. Cheché, al darse cuenta de que lo habían mandado a volar, se excusó y salió del restaurant para ser interceptado por un hombre con walkie talkie y le dijo: - Me mandaron a volar. El hombre se puso la radio en la boca y le preguntó a Robin, que se encontraba en la acera de enfrente del restaurant: - ¿Oíste, muchacho? Robin salió de una Chevrolet robada y todavía convaleciente de la gonorrea en la garganta, caminó con una kalashnikov en la mano, entró al restaurant, se tiró el subfusil a la cara, apuntó al esternón del caballero honesto y paladín de la justicia y jaló el gatillo. Carlos Emilio Borja abrió los ojos mientras sentía que se le cortaba la respiración y que su garganta y pulmones se inundaban de sangre. Cuando el presidente de la Comisión Anticorrupción estaba tirado en el piso, aún, se acercó Robin, le apuntó a la frente, y volvió a jalar el gatillo, en medio del griterío de los comensales, que no sabían si correr o quedarse ajenos ante lo que estaban viendo. Luego salió, con el mismo paso de enfermo convaleciente, con que había entrado. El sol despuntó con inusitada energía y los huesos de Tommy dejaron de estremecerlo por el efecto de los antibióticos, que Alejandra le administraba, bajo prescripción médica. Afuera, se escuchaba los gritos de los chiquillos, que jugaban a pelear con patadas sobre el DOJO de Robin. Un par de ellos se habían calzado unos guantines y se habían quedado sólo con los shorts y las tobilleras y estaban luchando mientras se apretaban en un candado al nivel del cuello. Los ayudantes de la mecánica, entraban y salían, para recoger una firma, para hacer una consulta y todo ese ajetreo la sacaba de quicio a Marie. El gato de la casa se acostaba sobre el respaldar de un mueble y bostezaba. Tommy le pidió a Alejandra, que le pusiera su programa preferido: Starsky y Hutch. El sol se volvía a ocultar sobre unas espesas y etéreas nubes de color gris. En el hotel, bar de streap tease y restaurant EL MONO JADEANTE, Renzo Leone estaba festejando y miraba el show de Amanda que bailaba desnuda bajo los acordes de la canción Undercover Angel de Alan O’ Day. Ella se movía con exquisito ritmo de caderas y sus piernas las abría y las cerraba mientras se deslizaba por el tubo de manera pedagógica para enseñarle todos sus trucos a Terina, que la miraba a la maestra boquiabierta. EL KUMITE PENITENCIARIO Finalmente llegó el gran día del Kumite penitenciario. Tommy, ya restablecido, recogió a Pick Up, junto con José Leone que iba a su izquierda. Mary Jo decidió quedarse en casa. Cada vez que masajeaba a Pick Up, era testigo de los efectos de los golpes y tenía que trabajar duro para disolver una hinchazón, un moretón, una cortadura o un coágulo. En la penitenciaría, Johnnie fue presentado, como invitado de honor al líder, Antonio Miraglia un pez gordo calibre 38, hermano mayor y brazo armado de su hermano Esteban. Johnnie había leído, algún que otro libro, de Mario Puzo y quiso darle una buena impresión a don Miraglia, así que cuando estuvo frente al duro de la península, hincó una rodilla, tomó la mano del viejo y mientras se la besaba le dijo: - Bacia tu maní. Y depositó un beso respetuoso en la mano de Miraglia. Antonio se mostró impasible y le pareció algo cómico ver a este irlandés tratando de comportarse como un siciliano, pero por dentro estaba conmovido, en estos tiempos nadie mostraba respeto a menos que se le pateara el trasero o que se lo apuntara en la cabeza con una pistola. José Leone se le acercó al joven Pick Up y le dijo al oído: - Me aseguré que las apuestas estén en tu contra, así que no puedes perder. No lo termines tan rápido, para que el jefe disfrute la pelea, pero no te confíes, que este tipo pelea por su honor y seguirá luchando hasta ver sangre, ok. - De acuerdo, dijo Pick Up. Cuando estuvieron, frente a frente, el convicto se le acercó y le dijo: - Cuídate, aniñado, que hoy te meto el guante por el culo. El árbitro los separó y dio la orden de empezar. Durante el primer round, ambos contrincantes hicieron fintas de estudio. Pick Up se percató de tener al frente a una clase rara de peleador callejero y él había visto a muchos de su clase en los cuadriláteros de box del Camal. Cobarde, astuto y criminalmente despiadado. Cuando el convicto se le fue encima, con una andanada de cruzados, Pick Up se hizo a un lado y mientras el convicto estaba de espaldas, Johnnie le propinó un guantazo en la columna. El golpe era ilegal y el árbitro lo amonestó. Pero Miraglia le dio la orden al árbitro de no volver a entrometerse en la pelea hasta que alguien quede soñado. Los siguientes rounds, se caracterizaban por una actitud agresiva de parte del convicto, que mostraba tener un físico impresionante y Pick Up que, giraba y giraba, alrededor del cuadrilátero al estilo de Hector MACHO Camacho. En un momento dado, en que el convicto empezaba una nueva tanda de golpes cruzados, Pick Up lo detuvo en seco con un upper con la izquierda y un cruzado con la derecha. Los rounds se seguían, unos a otros, y el convicto perseguía a Pick Up, que retrocedía alrededor del cuadrilátero, para responder con dureza de vez en cuando. Cada vez que el convicto creía que lo tenía acorralado, Pick Up le propinaba una golpiza de bajo hacia arriba y de lado a lado y lo dejaba tan desconcertado, que no atinaba a comprender este estilo de pelea. En el último round todo el panorama cambió completamente. Desde el inicio, la pelea se caracterizó por el choque espectacular entre los dos púgiles. El convicto tiraba golpes y Pick Up devolvía sumergiendo a los convictos y a su rey, Antonio Miraglia, en una orgía de sudor y sangre. Cuando el convicto ya no podía más empezó a darle codazos en el rostro de Pick Up y cuando el árbitro quiso parar la pelea se detuvo ante una orden del pez gordo calibre 38, Antonio. Pick Up empezó a devolver los codazos y los dos se partieron el rostro. El convicto en la ceja y Pick Up en el pómulo. Cada golpe del convicto, era devuelto por Pick Up, con la misma fiereza, pero más fría, más calculadora. Cuando el convicto daba muestras de cansancio se abrazaba de Pick Up y éste, para sacudírselo, lo agarraba de la cintura y lo proyectaba contra el piso. A estas alturas, el árbitro ya había salido del ring, la pelea había finalizado en el cronómetro, pero por orden de Miraglia no acabaría, hasta que uno de los dos, quede fuera de combate. Esto ocurrió en un momento en que nadie lo esperaba. Todos estaban pendientes de la pelea sin reglas y, tal vez, hasta el mismo Antonio Miraglia, habría apostado en contra de Johnnie. En un momento de descuido, Pick Up, se le acercó como un tigre al convicto, que mostraba signos de fatiga y le metió un tremendo guantazo de cruzado en el corazón. Todo había acabado. El pez gordo calibre 38, José Leone, estaba como loco y se abrazaba, saltaba y gritaba, junto a Paul Ditto y Robin. Todos reían y hasta las lágrimas se les escurrían por los ojos. Los chicos se fueron a celebrar el triunfo de Pick Up a Montañita. ...- 0 -... Johnnie Pick Up murió a los veintitrés años. Rodaba por las calles a toda velocidad sobre una moto. Salía de la boda entre Tommy Robin y Marie. Se pasó varia señales de rojo y a la tercera fue embestido, y el cerebro se le salió de la cápsula óstea. Las memorias fueron encontradas por Mary Jo y entregadas a mí, para que las termine. fugaz, confuso, incógnito, terriblemente temporal como la vida y la felicidad.

Todo lo que necesites

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CLASES DE LITERATURA UNIVERSAL PARA PRINCIPIANTES

CLASES DE LITERATURA UNIVERSAL PARA PRINCIPIANTES descubra la mejor vía para crear sus obras literarias escribiendo usando sus estados de ánimo y ¡escriba! sus poemas y sus sentimientos fundidos en miles de palabras unas más poéticas y locas y sentimentales que las otras y tenga siempre en cuenta que todo todo vale estudie con la mejor escuela del mundo la clásica y greco romana y aprenda poco a poco a decirle adiós a una vida sin sentido

CLASES DE LITERATURA UNIVERSAL PARA PRINCIPIANTES

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Legendary surfer

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Family

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A ti Doris

A ti Doris Ando ciego sordo y mudo pateando la arena más blanca y seca de todo el mundo mis pasos no me llevan y cuando me preguntan que adónde voy no puedo responder la verdad que estoy perdido sin tu amor que no voy a ningún lado sin ti algún día tú me podrás curar toda esta tristeza o tal vez me vas a despreciar cuando me vuelvas a ver ando por ahí viendo qué comer o tal vez disfrutar de la puesta del sol perdido sin tu amor perdido con tus desprecios no me quedo mucho tiempo en ningún lado escucho de todo un poco y me burlo de todo incluso de mi muy cercana muerte porque estoy muy perdido muy perdido sin tu amor si tuviera que volver a cometer el error de enamorarme como un tonto de ti de sufrir de amor como un tonto por ti de mostrarme servil con quienes me desprecian de sacrificarlo todo por ti y es que lo volvería a hacer y lo volvería a hacer solamente por ti Ando ciego sordo y mudo pateando la arena más blanca y seca de todo el mundo mis pasos no me llevan y cuando me preguntan que adónde voy no puedo responder la verdad que estoy perdido sin tu amor que no voy a ningún lado sin ti algún día tú me podrás curar toda esta tristeza o tal vez me vas a despreciar cuando me vuelvas a ver me quieres junto a ti y al igual que yo no los podemos decir

A ti Doris

A ti Doris
A ti Doris

A ti Doris

A ti Doris Ellas también esperan a su príncipe azul ellas también les ha costado dejar de ser unas niñas en su interior ellas también sufren y viven al caer su corazón en el amor ellas también soportan los insultos y desprecios y miedos y se tienen que sobreponer todas las noches se aferran al primero que encuentren ellas con la vaga esperanza de que sea éste su príncipe azul ellas también esperan a su príncipe azul cada noche vaga, miserable, llena de horribles hedores de las cloacas y orines de todas las almas perdidas de este mundo ellas también esperan a su príncipe azul a veces fingen ser malas y crueles y es porque así es como las han tratado pero luego borrachas también lloran y se despedazan con el corazón roto y lleno de decepción ellas también siempre esperan a su príncipe azul a veces se drogan para ser más fuertes y seguir en el cuadrilátero cruel de la pelea cotidiana de la vida la vida cruel que no les dá más que una sola salida y es por eso que ellas también esperan a su príncipe azul

A ti Doris

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Lecturas imprescindibles

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Funny liliana

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Liliana

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Legendary surfers Salinas Ecuador

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Legendary surfers Guayaquil, Urdesa, Salinas Ecuador

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Historia muy resumida del surf burgues del Ecuador

Historia del surf ecuatoriano Fuentes Danilo Negri y don Evelio Baquerizo Pinto Tal como me lo narró en varias ocasiones Danilo Negri y posteriormente confirmada por Evelio Baquerizo Pinto, fue Pete Block un corredor de autos (porsches) y peruano que trajo en los earlys 60's a Playas General Villamil el surf conocido entonces como longboards y los enganchó de inmediato a Victoriano Posada, Pepe Salvador, Dorothy Jurado y esta información fue a vista de pájaro vista por mi en los fondos de la Biblioteca Municipal de Guayaquil en un reportaje que hizo al respecto la revista Vistazo.

Legendary surfers Ecuador

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Legendary surfer

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Gustavo giler dropeando en Montañita Ecuador

Gustavo giler dropeando en Montañita Ecuador
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Ricky Plaza

Ricky Plaza a quien le debo la vida cuando me ayudó a salir de una Montaña con olas de dos metros y medio; surfer ultrapesado de Salinas Ecuador

Legendary surfer

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Sobre novela Arena Blanca

Reflexiones sobre Arena Blanca ARENA BLANCA (Continuación y final de la saga Roxane, Villa Venecia, El frenesí de la inexistencia) Sebastian ya de sesenta y cinco años con Roxi enterrada en el cementerio de Olón y su sucesora Lucky Ladie (Tamara) trabajando con su hijo Danni en Canoa Ecuador en Donkin Donuts y la siguiente en el Totem de sus innumerables mujeres, Pierina en un viaje de desintoxicación de ida sin regreso ala Yoni, ahora, solo en su cabaña de Cadeate Ecuador se encuentra haciendo fila en el SUPERMAXI a una mujer china casi irreconocible que es Shangai girl (Cristina), ahora ya convertida en una mujer madura y ambos al reconocerse deciden vivir juntos pero de vuelta en Salinas Ecuador que fue donde comenzó su amistad y ese enganche visual a primera vista entre ellos que hizo que ella le siguiera los pasos hasta Montañita Ecuador y se convirtiera en otra doncella más bajoel ala protectora de Roxy la madre comunal de todas las mujeres de Sebastian. Para aquellos que me siguen en estas reflexiones y explicaciones sobre mis obras literarias seguramente han de creer y valorarlo todo según la mentalidad convencional de Quito o de Guayaquil y han de sonreír o imaginar toda clase de asuntos pero recuerden que el retrato literario de mis ya doce novelas casi en el setenta por ciento o más están ambientados desde Playas General Villamil hasta Canoa Manabí y vivir en la playa es otro mundo o como más comunmente se diría es otra cosa. En Arena Blanca por primera vez, Shangai girl conoce la vieja villa Venecia de Sebastian y él le dá a ella plenos poderes para que ella proceda a redecorarla y que Shanbai girl viva con él como su ama de llaves, amiga de toda la vida, amante y como toda una cabrona compartiendo sus momentos de riqueza y los de frío y pobreza también. Así Sebastian la convence de la descabellada idea de acompañarlo a visitar a la PENI de Santa Elena a Freddy y a Carlitos Crazy para llevarles los delicatessen italianos de siempre y la quiere poner a remar un tablón para que ella lo acompañe y ella ante semejante arremetida de nuevas cosas primero le dice que está loco y luego cede ante el irresistible empuje de él, que es el mismo loco impulso que enamoró en su momento a Roxy. También Shangai girl conoce al sargento Goyito un viejo comando amigo de Sebastian de los tiempos en que se convirtió en secretario de un Teniente Coronel del Ejército ecuatoriano de PATUCA y aquí el lector se comienza a familiarizar con el clima de Salinas de aquellos tiempos y a veces tan exigente para los que en realidad se quedan a vivir y a bajar de peso en la playa donde todo es más caro. El autor Edison a pesar de vivir casi como un ermitaño y de ya no poder trabajar por ser un escritor muy polémico e incómodo, usa a partir de su doceava novela Roxane, y sus continuaciones una especie de realismo socialista, que encumbra hasta las nubes y llega a convertir en épicos a sus protagonistas, y sus diálogos íntimos, para de esa manera, liberarse de la dictadura demencial de las circunstancias, creadas por el COVID 19, que nos obliga a vivir en una especie de suicida arresto domiciliario,y seguir intoxicándonos con la basura cotidiana de política y corrupción y crónica roja de los medios. La obra literaria de Edison (Sam Scholl) siempre ha sido de escape intelectual para los que se consideran merecedores de más respeto para sus inteligencias y salud mental. En Arena Blanca,la encantadora personalidad de Shangai girl Cristina, presentada, literariamente, ya como una mujer asiática, ya madura, y ya no como la preciosa chiquilla con que aparece en Roxane, es verdaderamente un caso magistral de la más pura penetración autodidacta en la creación sicólógica de un personaje femenino. Sus dotes literarias autodidactas son las que precisamente incomodan a muchas autoridades media clandestinas y a veces Mafiosas que con sus GPS pueden incluso asesinar a intelectuales que se resisten a reconocer sus interferencias extranjeras en un estilo literario que retrata la vida de la burguesía de una manera extra confidencial como antes nunca se la había abordado. Arena Blanca nos presenta un final sino feliz al menos de completa paz entre dos viejos amigos Shangai girl y Sebastian que viven ahora delos recuerdos de Roxi y de todos sus amigos a veces y muchas veces arropándose juntos en medio de una pobreza muy Salinera y conla visita de la corriente del Humboltd también a veces muy fría.

Arena blanca

Arena blanca
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https://youtu.be/volGCcxOIGA

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https://youtu.be/TEdq5tgeEng

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https://youtu.be/QoD_KuCgZJs

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https://youtu.be/PCc4L3gNtGA

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Edison Delgado Yepez

Who is this guy EDISON DELGADO YÉPEZ Ciudadela El Paraíso, Almendros L 14 www.rincondepoetasexiliados.blogspot.com www.rincondepensadoresexiliados.blogspot.com www.rincondepensadoreseciliados.blogspot.com www.lasamomuchopoletybetsy.blogspot.com www.recuerdosdepierina.blogspot.com nicknick7780@yahoo.es EXPERIENCIA RELEVANTE " Ha trabajado en el área de ventas durante la década de los 80 s, destacándose en la venta de seguros de clientela cautiva; en la década de los 90 s, su honestidad le permitió desenvolverse impecablemente como mensajero, jefe de cobranzas y chofer sportman; y del 2000 en adelante a trabajado en áreas de vigilancia y seguridad privadas. A pesar de sólo tener licencia sportman es un piloto consumado, que no ha registrado ningún accidente de tránsito, y que empezó a manejar desde los catorce años. Durante el 2007 trabajó como chofer en la compañía Nature Farming S. A. Además es autor de doce novelas de las cuales once están registradas de DERECHOS DE AUTOR IEPI . EXPERIENCIA INTELECTUAL " 1988 " Comienza su carrera literaria escribiendo análisis políticos hasta 1993. " En 1993 comienza a escribir su primer manuscrito de ficción llamado RELATOS, que a finales de 1993 tomará el nombre de: LA VIDA SOBRE UN MAR VIOLENTO, su primer capítulo de una novela de seis, que más tarde se llamará: PUNTA DE ARENA. " 1993-1994 " Termina de escribir LA VIDA SOBRE UN MAR VIOLENTO, y comienza a escribir OLAS VERDES, para participar en un concurso del muy Ilustre Municipio de Guayaquil, y termina de escribir FIESTA & MAR ADENTRO, que participa en un concurso del INNFA. El autor se quedaría sin ningún ejemplar de OLAS VERDES ya que el original lo entregó al diario EXTRA y la copia la envió por correo certificado a la revista PLAYBOY. " 1994-1995 " Comienza a escribir FREE PEOPLE, que más tarde se llamará SOCIEDAD LIBRE, pero abandona el trabajo hasta 1998 en que lo vuelve a retomar y rescribir. " 1995-1996 " Comienza a escribir y a reescribir MEMORIAS DE JOHNNIE PICK UP, enviando toda la novela por capítulos a un primo en California y luego volviendo a rescribirla para enviarla por capítulos al diario EL TELEGRAFO. Memorias de Johnnie Pick Up, más tarde en el 2000, tomará el nombre de: TODO LO QUE NECESITES. " 1997-1998 " El autor reescribe TODO LO QUE NECESITES y comienza a incursionar en el mundo desesperado de la poesía. " 1998-1999 " En medio de una crisis existencial sumamente fuerte el autor reescribe SOCIEDAD LIBRE, OLAS VERDES y empieza a escribir el sexto capítulo, titulado: PERMANECE CONMIGO HASTA EL AMANECER, de su primera novela, titulada: Punta de Arena. Tanto SOCIEDAD LIBRE como OLAS VERDES tuvieron que ser rescritas casi de memoria porque los apuntes originales se habían perdido. " 2000-2008 " El autor comienza a escribir y a rescribir todos los seis capítulos para formar un extenso texto llamado Punta de Arena, que lo consigue publicar mediante auspicios publicitarios en la contraportada de 300 libros. " A partir del 2002 hasta el 2003, el autor logra publicar dos libros más: POEMAS SALINEROS y FRAGMENTOS SALINEROS. En total logra publicar 900 libros que los logra vender personalmente y completamente en Guayaquil. En el 2010 publica su cuarto libro en la misma imprenta, titulado HOTEL BERLIN. " A partir del 2004 comienza a escribir pequeños cuentos inéditos hasta alcanzar un total de nueve libros, los cuales detallo: ARENA ROJA, Llegarás tarde a la playa, De Chuyuipe a Canoa, INEPTITUD, ARENA AMARILLA, HOTEL BERLIN, THE IRISH PEOPLE, LA NECESIDAD DEL CORAZON y ROXANE. " Finalmente Sam Scholl se retira de la literatura con su doceava novela que queda inconclusa titulada ROXANE. Después de ocho años de inactividad literaria, un día se inspira con la lectura de los diez Césares de Suetonio y le dá final a su novela inconclusa Roxabe abandonada en el 2010 por un cáncer al colon y le dá continuación con Villa Venecia, El frenesí de la inexistencia y Arena Blanca. Luego escribe una maravillosa obra Maestra de la literatura porno llamada POLET y nuevamente le dá continuación con ANITA y luego con Daisy y las remata a todas con Geoconda. Posteriormente sigue escribiendo durante el 2018, 2019, 2020, 2021 y 2022; registrando en el SEBADI, antes IEPI, novelas breves como Michaela, Alexandra, COMEDIAS, Elizabeth, Barbarita, LUZ que nos muestra la otra cara jocosa de la Medalla del judo ecuatoriano, Gaby que es de Mafia o nobela negra y dos de ciencia ficción como FABIANA 15 y Andrea y Andrea 2. Su actividad literaria y registros de su obra siguen aumentando prolíficamente con ENTRE EL CIELO Y EL MAR, Carlina, otra novela negra de Mafia continuación de su primera obra de Mafia Olas VERDES, y las vuelve a rematar a todas con una romántica historia de sexo con amor llamada BETSY.

Edison Delgado Yepez

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SENADI

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SENADI Edison Delgado Yepez

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SENADI Edison Delgado Yepez

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SENADI Edison Delgado Yepez

A ti Betsy que jamás te volveré a ver

Me preguntan si estoy esperando a una chica en especial me preguntan qué es lo que me pasa no saben nada de lo que me pasa y cuánto me sangra el corazón por ti mira tú el pobre tonto enamorado de un zorra que saben los que creen que saben sobre el amor nadie ni yo mismo te conozco por completo si entregas o no el corazón querida solamente sé que cada noche te busco en medio de lobos peligrosos que me apuntan con el dedo no hay forma de hacerle entender a mi corazón no hay forma de dejar de pensar en ti no hay forma de dejar de escribir nuestra novela que ya lleva más de veinte páginas querida no hay forma de curar mi dolor sin ya no te puedo volver a ver mira al pobre tonto enamorado de una zorra que saben los que creen que saben sobre el amor nadie ni yo mismo te conozco por completo si entregas o no el corazón querida solamente sé que cada noche te busco en medio de lobos peligrosos que me apuntan con el dedo en las noches y madrugadas y hasta en el fin de año camino, miro por todos lados y nada es que solamente se puede comprender a un tonto enamorado cuando se es un tonto enamorado, también pregúntale a Jim Pothoglo si no se puede hacer el papel de tonto alguna vez en a vida querida y enamorarse de una mujer como tú y componer una novela con tu nombre él lo sabe yo lo sé y tarde o temprano tú también lo sabrás Me preguntan si estoy esperando a una chica en especial me preguntan qué es lo que me pasa no saben nada de lo que me pasa y cuánto me sangra el corazón por ti mira tú el pobre tonto enamorado de un zorra que saben los que creen que saben sobre el amor nadie ni yo mismo te conozco por completo si entregas o no el corazón

A ti Betsy

A ti Betsy
a ti Betsy

Obras literarias de Edison Delgado Yepez

Obras literarias de Edison Delgado Yepez
Obras literarias

Obras literarias de Edison Delgado Yepez

Obras literarias de Edison Delgado Yepez
Obras literarias

Betsy

Betsy Hoy al celebrar con tristeza mi amor por ti el caer en tus brazos o en los de otra y no ver tu rostro en la mitad de la noche suspirar y sufrir ciego como un topo tus apuros y miedos sin razón alguna con una velita solitario en mi corazón que al soplarla me llega a mis labios todo tu sabor y celebrar con tristeza el día que te conocí y para siempre te seguí me hallo en medio de un desafío el tener que honrar tu amor escribiendo una novela con tu nombre como una absurda demostración de amor mojado por mil aguaceros de incomprensión y reprobación encharcado también por cada uno de los latidos de tu corazón que me piden que siga escribiendo y que jamás te pueda olvidar que no te busque, que no te siga, que no te llame con el pensamiento que jamás mi amor desmedido y tonto te invoque borracho de lágrimas saladas que corren por mi rostro hoy celebro con tristeza mi amor por ti el caer en tus brazos o en los de otra y no ver tu rostro en la mitad de la noche suspirar y sufrir ciego como un topo tus apuros y miedos sin razón alguna con una velita solitario en mi corazón el verte todo jocoso como te vistes y desvistes para salir apurada reprimiendo todo tu amor por mí

Betsy

Betsy
Betsy

Betsy otra vez

Betsy Hoy al celebrar con tristeza mi amor por ti el caer en tus brazos o en los de otra y no ver tu rostro en la mitad de la noche suspirar y sufrir ciego como un topo tus apuros y miedos sin razón alguna con una velita solitario en mi corazón que al soplarla me llega a mis labios todo tu sabor y celebrar con tristeza el día que te conocí y para siempre te seguí me hallo en medio de un desafío el tener que honrar tu amor escribiendo una novela con tu nombre como una absurda demostración de amor mojado por mil aguaceros de incomprensión y reprobación encharcado también por cada uno de los latidos de tu corazón que me piden que siga escribiendo y que jamás te pueda olvidar que no te busque, que no te siga, que no te llame con el pensamiento que jamás mi amor desmedido y tonto te invoque borracho de lágrimas saladas que corren por mi rostro hoy celebro con tristeza mi amor por ti el caer en tus brazos o en los de otra y no ver tu rostro en la mitad de la noche suspirar y sufrir ciego como un topo tus apuros y miedos sin razón alguna con una velita solitario en mi corazón el verte todo jocoso como te vistes y desvistes para salir apurada reprimiendo todo tu amor por mí

Betsy otra vez

Betsy otra vez
Betsy otra vez

Reflexión y poema amatorio Betsy

BETSY Comenzada como un poema amatorio con ciertos rezagos pornos de los inicios allá por 1997, entre Déjame escuchar tu corazón y Mary Jo, y es a partir del 2013, cuando los poemas amatorios son ya considerados como tal, por el Maestro y crítico don Miguel Antonio Chavez, uno de los mentalizadores del GRUPO CULTURAL BUSETA DE PAPEL. Betsy Betsy o mi reina privada y personal de la noche y las madrugadas ¿Quieres que te baile?, cuéntame algo, ¿me quieres a oscuras, en penumbra?, ¿comemos aquí o después de amarnos? te extraño o la extraño, no lo sé y tú no lo sabes, o, también sufres hasta nuestro próximo encuentro te invito a vivir conmigo, a comer conmigo, también te quiero robar un beso; te lleno de besos, se te suben los colores y te hago estallar por dentro nada de lo que hago te parece sincero ni honesto y tus labios no me los cedes te preocupas y dudas, no me queda más que responderte, para que te olvides del miedo que de mí todo lo que puedes esperar es que te bese el culo sin miedo sigo y me esfuerzo por robarte los labios rojos que solamente confíes tu corazón conmigo entre gemidos, forcejeos, y me miras de reojo, cuando, entre agonías, te susurro que soy tu papi ¿acaso estoy loco para ti por enamorarnos y tener que olvidarnos, cada vez que te busco? y no te vas a hacer ninguna liposucción porque si te mueres, no tendré a nadie a quien entregarle lo que es suyo en las noches, y madrugadas, desesperado, cuando te busco ¡viejo ya déjame ir! ¿quieres que te baile?, o , ¿quieres seguir aquí, conmigo, en la penumbra, besándome el culo? quiero seguir aquí, en tu mente, en nuestro infinito cuarto oscuro, sudando como frenéticos hasta que tus labios cedan y me los entregues con el corazón tal como me entregas con amor el culo BETSY se perfila como una obra maestra de la prosa poética de un tipo novedoso como sería el de escribir poemas de sexo pero con auténtico amor. ¿Sexo con amor?, ¿poemas amatorios de sexo con amor?, ¿es que ésto es acaso una jodida broma de Edison Delgado Yepez?, ¿y no sería eso un engaño, una estafa, una venganza contra la cordura, cometida entre los ardores de media noche con una sexo trabajadora, que recién llega toda lavadita y olorosa a trabajar y se encuentra con un cliente habitual, que la está esperando muy impaciente y nada más que para que el lector y los críticos se ahoguen en un vaso de agua y terminen por romperse la cabeza? ¡Bueno!, es que la novela Betsy invita a reflexionar si es que se puede amar con desesperación a una sexo trabajadora, que hace todo lo posible por no enamorarse y entregar el corazón a éste cliente que no hace más que aprovechar todas las oportunidades para buscarla y tenerla en sus brazos una y otra y otra vez y una vez más, hasta hacerse completamente imprescindible en la vida de esta pobre muchacha. Y es que desde el 2013 Edison Delgado Yepez, descubrió, que lo porno y lo erótico en la obra poética, incluso revestido de toda la erudición que le puede dar a uno la cultura clásica griega simplemente no es buen negocio y ya Holderlin supo muy bien llegar a ciertas poetas como una advertencia de ésta maldición que es la cultura clásica desde Homero hasta nuestros días y ser siempre un fracaso al ser etiquetado como un promotor de la cultura pagana. ¡Pero y Betsy como obra literaria en prosa amatoria, qué tiene que ver con todos estos enredos culturales! Tiene mucho que ver porque Betsy es la prueba literaria en muy temprana e inicial ejecución de que, en primer lugar, el sexo con amor sí existe y no es el invento chiflado de un jodido trasnochado sino que cada detalle de la mentalidad femenina y del corazón de las chicas esquineras, trotacalles, sexo trabajadoras, scorts, damas de compañía o como se las quiera llamar, está ahí Leer el trabajo poético amatorio de Betsy es perderse a veces de manera muy jocosa como ya nos tiene acostumbrados Edison Delgado Yepez - (Sam Scholl), en los corazones y a veces rudimentarios esquemas mentales de las mujeres de la calle. ¡Pero, Betsy!, entonces no sería la descripción poética amatoria de una sola trabajadora sexual sino que al final "Betsy", sería una novela donde se reúnen las mentes y corazones de cientos de trabajadoras sexuales que siempre tienen que lidiar con el dilema de que la chica que se enamora simplemente PIERDE, porque es así como sus proxenetas les increpan y para que recuerden muy bien que el negocio de la carne es algo serio, ilegal y muy peligroso. El mundo es un lugar muy inseguro y muy duro y en las calles hay miles de miles de Betsys que viven el jodido dilema y ahora qué hago con este hombre que me trae de cabeza, el muy hijoputa me chpetea toda, me hace sentir toda adorada como una divina diosa, de remate me pafa muy bien y luego, luego después de joderme y dejarme toda mal enseñada me paga otra vez y se va, salud.

Reflexión y poema amatorio BETSY

Reflexión y poema amatorio BETSY
Reflexión y poema amatorio Betsy

Reflexiones muy tempranas sobre novela Betsy

BETSY Comenzada como un poema amatorio con ciertos rezagos pornos de los inicios allá por 1997, entre Déjame escuchar tu corazón y Mary Jo, y es a partir del 2013, cuando los poemas amatorios son ya considerados como tal, por el Maestro y crítico don Miguel Antonio Chavez, unode los entalizadores del GRUPO CULTURAL BUSETA DE PAPEL. BETSY se perfila como una obra maestra de la prosa poética de un tipo novedoso como sería el de escribir poemas de sexo pero con auténtico amor. ¿Sexo con amor?, ¿poemas amatorios de sexo con amor?, ¿es que ésto es acaso una jodida broma de Edison Delgado Yepez?, ¿y no sería eso un engaño, una estafa, una venganza contra la cordura, cometida entre los ardores de media noche con una sexo trabajadora, que recién llega toda lavadita y olorosa a trabajar y se encuentra con un cliente habitual, que la está esperando muy impaciente y nada más que para que el lector y los críticos se ahoguen en un vaso de agua y terminen por romperse la cabeza? ¡Bueno!, es que la novela Betsy invita a reflexionar si es que se puede amar con desesperación a una sexo trabajadora, que hace todo lo posible por no enamorarse y entregar el corazón a éste cliente que no hace más que aprovechar todas las oportunidades para buscarla y tenerla en sus brazos una y otra y otra vez y una vez más, hasta hacerse completamente imprescindible en la vida de esta pobre muchacha. Y es que desde el 2013 Edison Delgado Yepez, descubrió, que lo porno y lo erótico en la obra poética, incluso revestido de toda la erudición que le puede dar a uno la cultura clásica griega simplemente no es buen negocio y ya Holderlin supo muy bien llegar a ciertas poetas como una advertencia de ésta maldición que es la cultura clásica desde Homero hasta nuestros días y ser siempre un fracaso al ser etiquetado como un promotor de la cultura pagana. ¡Pero y Betsy como obra literaria en prosa amatoria, qué tiene que ver con todos estos enredos culturales! Tiene mucho que ver porque Betsy es la prueba literaria en muy temprana e inicial ejecución de que, en primer lugar, el sexo con amor sí existe y no es el invento chiflado de un jodido trasnochado sino que cada detalle de la mentalidad femenina y del corazón de las chicas esquineras, trotacalles, sexo trabajadoras, scorts, damas de compañía o como se las quiera llamar, está ahí Leer el trabajo poético amatorio de Betsy es perderse a veces de manera muy jocosa como ya nos tiene acostumbrados Edison Delgado Yepez - (Sam Scholl), en los corazones y a veces rudimentarios esquemas mentales de las mujeres de la calle. ¡Pero, Betsy!, entonces no sería la descripción poética amatoria de una sola trabajadora sexual sino que al final "Betsy", sería una novela donde se reúnen las mentes y corazones de cientos de trabajadoras sexuales que siempre tienen que lidiar con el dilema de que la chica que se enamora simplemente PIERDE, porque es así como sus proxenetas les increpan y para que recuerden muy bien que el negocio de la carne es algo serio, ilegal y muy peligroso. El mundo es un lugar muy inseguro y muy duro y en las calles hay miles de miles de Betsys que viven el jodido dilema y ahora qué hago con este hombre que me trae de cabeza, el muy hijoputa me chpetea toda, me hace sentir toda adorada como una divina diosa, de remate me pafa muy bien y luego, luego después de joderme y dejarme toda mal enseñada me paga otra vez y se va, salud.

reflexiones muy tempranas sobre novela Betsy

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Reflexiones muy tempranas sobre novela Betsy

Obras de Edison Delgado Yepez

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Obras literarias

Obras de Edison Delgado Yepez

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Obras literarias

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Obras literarias

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Obras de Edison delgado Yepez

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Obras de Sam Scholl

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Reflexiones La imaginación secuestrada y distorsionada Reflexiones sobre el sexto capítulo de Punta de Arena, PERMANECE CONMIGO HASTA EL AMANECER. Y lo demás mi querido y paciente y amable lector se lo dejo para usted lo lea y lo descubra en mi novela Punta de Arena y alcance un verdadero climax de delirio y locura militar sintiendose usted mismo el protagonista como si usted mismo fuera el COMANDANTE RAYO pilotando su FOUGA MAGISTER cargado de pequeños cohetes junto con sus camaradas PARACOMANDOS volando otros FOUGA MAGISTERS y HAVILANDS tdos cargados de bombas y escoltando el viejo y pesado avión bombardero LANCASTER que lleva en su vientre la pequeña bomba nuclear táctica que en verdad va a ser arrojada contra la base de un poderoso narcotraficante que vive recluido en medio de la jungla en la frontera de Perú con Brasil. Y muchas gracias a todos mis amable lectores por permitirme limpiar mi nombre y para que todo el mundo sepa que lo único que soy y que siempre he sido es un escritor ahora retirado y con una imaginación descomunal que en vez de ser respetada siempre a sido secuestrada humillada insultada poco comprendida y totalmente despreciada. Nuevamente muchas gracias a mis lectores por permitirles explicarles este género literario que yo vengo trabajando desde 1988 y que lo llamo con mucho orgullo literatura surf. Reflexiones

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Reflexiones La imaginación secuestrada y distorsionada Reflexiones sobre el sexto capítulo de Punta de Arena, PERMANECE CONMIGO HASTA EL AMANECER. Dicho de esta manera y apelando a la piedad y comprensión de los lectores por la salpicadera de sangre y muerte que se puede leer en PERMANECE CONMIGO HASTA EL AMANECER, porque en este capítulo el viejo `profesor al investigar una red de trata de blancas es secuestrado por un temible y peligroso transexual llamada Casmene que ya aparece en OLAS VERDES y llevado ante un ex PARACOMANDO ahora dueño de un bar de streap tease, donde consigue que le cuente una historia de operaciones militares secretas donde incluso se produjo el estallido clandestino de una pequeña bomba nuclear en todo el límite con la frontera de Brasil y que en la versión original el evento apocalítpico ocurría en la frontera con Colombia pero como a la pobre Loly casi le da un ataque de nervios mejor en la versión que se iba a publicar se cambió el blanco de bombardeo por la frontera con Brasil.

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Reflexiones La imaginación secuestrada y distorsionada Reflexiones sobre el sexto capítulo de Punta de Arena, PERMANECE CONMIGO HASTA EL AMANECER. Estos antecedentes que vienen a cuento y que son tan largos es para introducir al lector a que COMPRENDAN las verdaderas razones de la creación en mis trabajos literarios de lo que a muchos les asusta cuando les digo de la manera más profesional que se trata de literatura Mafia. Y es novela negra porque en ella se habla de asesinatos y sociedades con la finalidad de vivir saltándose la ley y apoyar sus soluciones y razonamientos en el asesinato. Y aquí y ahora es el momento de hablar claramente que fue de esta manera como utilicé este tipo de literatura para DRENAR mis potentes instintos asesinos que surgían ante el espectáculo de ver completamente impotente la forma como mi Ecuador se destrozaba con la utilización de los medios de comunicación y la fuerza de la economía de manera por demás suicida, irracional y terrorista usando al Estado para atacar a la sociedad civil como si fueran enemigos acérrimos de la patria ecuatoriana

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Reflexiones La imaginación secuestrada y distorsionada Reflexiones sobre el sexto capítulo de Punta de Arena, PERMANECE CONMIGO HASTA EL AMANECER. Este sexto y último capítulo de la novela escrita por el viejo y atormentado profesor de historia republicana de la ACADEMIA DE GUERRA NAVAL, para poder conservar su cordura se empezó a escribir durante 1999 en Cuenca y fue reescrito durante el 2000 y se volvió a reescribir durante el 2008 junto con toda la novela. Tanto en el quinto como en el sexto capítulo de Punta de Arena el protagonista principal Steve O'Brian hace el papel de entrevistador en busca de recopilación de material para escribir una novela. Aquí tengo que hacer una declaración un poco fuerte pero espero que se aprecie la honestidad porque como intelectual sin apoyo ni comprensión de nadie nunca pude asistir a un sicólogo para neutralizar cualquier distorsión que pudiera sufrir mi mente por la presión de vivir y ser el miembro de una generación que habiendo sido formado para pensar en inglés y vivir creyendo en la democracia y la libertad de pronto como muchos de mi generación nos encontramos ante unas fuerzas mediáticas en especial de la televisión que nos empezaron a mandar el mensaje de que toda la cultura y la música y las creencias con las que crecimos estaban equivocadas y eran ilegales e incluso haciéndonos sentir como si fuéramos unos criminales que teníamos que confesar y hasta como si tubieramos que entregarnos a la ley por ser unos criminales muy buscados. Además de esta infame guerra sucia y criminal de corte cultural y sicológica muchos ecuatorianos de nuestra generación tuvimos que ser testigos de la destrucción de casi toda la clase media y de la polarización brutal y genocida de toda la sociedad ecuatoriana con el argumento además de leguleyo y bastante terrorista de que si el mundo cambiaba todos teníamos que adaptarnos al cambio. En fin todos o tal vez muy pocos saben los crímenes que se cometieron contra la sociedad ecuatoriana durante los 90's por parte de una familia dueña de un poderoso estudio jurídico del Ecuador que se ha convertido en el cáncer y azote de todas las libertades civiles y económicas de los ecuatorianos como por ejemplo con el cuento de que ellos son los únicos que se vuelven podridos en dinero mientras que los demás ecuatorianos se vuelven ilegales y culpables de enriquecimiento ilícito porque se compran una refrigeradora para sustituir un artefacto viejo que se cae a pedazos de la misma forma como se a procedido a destruir a toda la sociedad ecuatoriana

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Reflexiones LA COMICIDAD EN LA LITERATURA NEGRA (Mafia) de Edison Delgado Yepez )Sam Scholl) En 1944 con la creación de la novela OLAS VERDES Edison Delgado Yepez -Sam Scholl, revoluciona los cánones estéticos literarios del Ecuador, al crear el principio de un entramado de seis novelas negras o de Mafia, con un protagonista transexual como Casmen, en la novela OLAS VERDES. El protagonista transexual Casmene de OLAS VERDES, siempre va a tener aunque sea un rol literario secundario en las cinco novelas u obras literarias Mafia, como en PERMANECE CONMIGO HASTA EL AMANECER, Poemas Salineros, Johnnie Pick Up , HOTEL BERLIN y en THE IRISH PEOPLE, los Irlandeses. En ésta última es donde vuelve a resurgir con fuerza su rol protagónico literario y siempre es o va a ser de suma importancia recalcar el aspecto literario en todo lo que se refiere a Edison Delgado Yepez - Sam Scholl-, para no cometer la imprudencia y grosería de rebajar su tremendo esfuerzo intelectual en algo teatral o televisivo o meramente deportivo, peor aún de tinte político o de farándula rosa y otros epítetos por demás irresponsables y peyorativos. En Edison Delgado Yepez -Sam Scholl. la literatura ya de surf o negra de Mafia cumple a cabalidad su rol puramente literario sin inmiscuirse en lo periodístico o en la historia del Ecuador. La comicidad, lo hilarante de sus seis novelas negras, empieza por el juego del absurdo, al ser el primer ecuatoriano que en 1994 crea un protagonista transexual como Casmene y al introducirlo en una novela de Mafia como OLAS VERDES, donde lo que siempre a imperado en el submundo del Crimen Organizado es el respeto criminal al machismo brutal y a veces por demás cruel y sanguinario. Aquí Edison Delgado Yepez -Sam Scholl- vuelve a romper otro de los tantos paradigmas literarios en el Ecuador ya que al tiempo que se explaya tratando literariamente de qiue el lector comprenda toda la parafernalia transexual en la niñez de Casmene al ser comprendido y adoptado por la regordeta Laura Leon, hermana de don Renzo Leone, en el trabajo literario de Edison Delgado Yepez, OLAS VERDES, también se explora en el aprendizaje del pequeño Casmene ya por ósmosis de toda la aberración sexual que existe tras el submundo de los lupanares de sexo de todo tipo en la Cosa Nostra de la prostitución organizada imaginada e investigada por el autor Edison Delgado Yepez. En el verdadero submundo del Crimen Organizado jamás un bello y femenino transexual podría ocupar un sitio ni como adoptado siquiera por un familiar para ejercer algún tipo de influencia, poder o regulación. Es aquí, entonces, donde para lo que son entendidos en las claras reglas de la Cosa Nostra, todo el rol protagónico transexual de Casmene, al final, como una carcajada con efecto retardado sólo podrá causar perplejidad y loca comedia, al tratar de usar la literatura para poner en el mismo nivel de respeto criminal a un poderoso homicida, que tiene su base de operaciones en Muey en el HOTLE BAR DE STREAP TEASE Y RESTAURANTE, "EL MONO JADEANTE" con el mismo nivel y con toda la parafernalia de todo lo que sería absolutamente inadmisible al machismo criminal de la Mafia como el asunto transexual y su vergonzoso protagonismo en OLAS VERDES donde se mueve libremente el actuar y la comedia humana de Casmene. Entonces, he aquí, la sorna y la brutal carcajada histérica ante semejante combinación tan absurda y es por este motivo tan quebrantador de todos los paradigmas y cánones estéticos literarios del Ecuador, con la aparición por primera vez en la historia de la literatura del Ecuador de un protagonista transexual, que el ámbito en que se mueve la obra de Edison Delgado Yepez -Sam Scholl- SIEMPRE es única y exclusivamente literaria. Reflexiones EL DURO OFICIO DE RETRATAR LA TRAGICOMEDIA DE LA VIDA EN LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, INEPTITUD Y ARENA AMARILLA La literatura autobiográfica, surge en mi vida, durante el 2005 y se extiende hasta el 2008, como la solución final a un punto de inflexión en mi capacidad imaginativa. En realidad desde 1988 hasta el 2005 ya se había agotado bastante la línea narrativa que venía siguiendo de recrear todo un mundo social surf y una sociedad que vive junto al mar y también la literatura autobiográfica fue una vía de escape a la censura brutal y horrorosa que me perseguía y que me sigue acosando y poniéndome trampitas. Joey Pulido, senior, mi alter ego, es el mismo luchador utópico, que con sus propios pies , se va a meter en el berenjenal y se va a enredar en el corrupto y complicado mundo de la sociedad de la comunicación del Ecuador, que es un país desde siempre catalogado como ingobernable. Pulido empieza a trabajar como vendedor de toda clase de cosas y ya hasta le falta ponerse a vender aviones, y de gana y al fin nunca queda bien despejado el punto en su primera novela LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, (2005), el porqué se mete a escribir cartas como un loco a las direcciones de los periódicos EL GLOBO y del PANFLETO RADICAL. Todo lo que hace Pulido es perder y esa es la regla general, en su vida, perder, fracasar, y sufrir, martirizándose por un ideal ¡yo que nací con mi idea!, el de vivir en un Ecuador libre y democrático. ¡Pero el Ecuador y sus fuerzas organizadas de la sociedad son históricamente famosas por ser ingobernables e ingratas! Con sus cartas, Joey Pulido no hace mas que perder sus trabajos y con la interferencia de de la sociedad de la comunicación también termina perdiendo toda su vida que son su familia su esposa e hijos. LLEGARAS TARDE A LA PLAYA e INEPTITUD son una tragedia literaria moderna del siglo XX dentro del realismo literario del Ecuador. ¡Y por demás cómica! Por la filosofía de resignación , sacrificio y lucha inútil con que el propio Pulido afronta sus desdichas laborales, familiares y su eterna derrota contra la censura de la sociedad de la comunicación más apátrida que ecuatoriana de los periódicos EL GLOBO y EL PANFLETO RADICAL. En LLEGARAS TARDE A LA PLAYA e INEPTITUD, además de ser un recuento jocoso de su historia laboral, Pulido, también lo lleva a reflexionar al lector y a remontarse a unas alturas y unos vuelos intelectuales que lo llevan a los lectores hasta los niveles de la estratósfera, pero de un espacio sideral con mucho sentido del humor. ¡Vaya rara combinación de géneros literarios! Tragedia y comedia quedan fundidos con sus realismos horrorosos con que Edison Delgado Yepez (Sam Scholl), pinta el medio y entorno social que lo rodea. La paulatina decepción -por ejemplo-, amargura, y odio de su esposa Penélope, por sus fracasos y esperanzas y vueltas al fracaso, que terminan confundiendo a su hijo adorado, Danni Pulido y luego no tanto a Joey, jr, que no alcanza a ver ni vivir el tráuma de la disfunción familiar y su posterior y desastrosa violencia intrafamiliar. Todo el rollo también enferma y contagia con verdadera insanidad mental y trauma a sus padres, en cuya casa familiar en una colina de Salinas Ecuador, se desenvuelve toda su desgracia con mínimas victorias pírricas que al final no hacen más que confirmar su fracaso general como pater familia y bastión financiero de su hogar. La interferencia de la sociedad de la comunicación en la vida privada y hasta sexual de Pulido lo lleva por dos ocasiones al borde de la autodestrucción al verse obligado a vivir en la casa de sus padres. El problema de mayor envergadura es la diferencia abismal entre la cosmovisión siempre política de la sociedad de la comunicación a diferencia -con notable diferencia-, una diferencia radical a la de Joey Pulido formado con una cosmovisión completamente apolítica y he ahí la raíz maligna de la tragedia personal no solamente de Joey Pulido, senior, sino del Ecuador entero. Al destruir a Joey Pulido, los que lo planifican y ejecutan lo hacen con antiguas reservas de odio irracional y apátrida contra todo el Ecuador. Los ideales de Pulido se van a estrellar contra los narcisismos y egocentrismos políticos de los más cínicos protagonistas políticos de la historia del Ecuador. Para cuando Pulido abre los ojos y al fin reacciona intelectualmente, comprende que le faltó un mejor y profundo conocimiento y estudio de la historia del Ecuador y eso lo habría prevenido y evitado llegar a ese desastre personal al dejarse arrastrar como un tonto por un ciego y absurdo idealismo. Reflexiones EL DURO OFICIO DE RETRATAR LA TRAGICOMEDIA DE LA VIDA EL CASO ESPECIFICO DE INEPTITUD. En el 2008 mi vida en Quevedo Ecuador ya tocaba a su fin y ante las sorprendentes premuras de jóvenes talentos literarios a que le dé continuidad a mi nueva línea literaria autobiográfica, le di remate a LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, con su continuación INEPTITUD y posteriormente con Arena Amarilla. Se convierte así la vida de mi alter ego Joey Pulido en una trilogía de risa, llanto, escándalo sexual y de franca decadencia, declive moral y miseria doméstica. Casi se podría decir que la casa de los Pulido en aquella pequeña colina de Salinas Ecuador está maldita. Con el regreso de Joey Pulido a su casita en Salinas, toda la familia se percata que ha corrido mucha agua bajo el puente, pero tanto él como su esposa Penélope, tiemblan ante la certeza de quenada ha cambiado con su marido siempre luciendo como una lumbrera intelectual, pero luego y como siempre sin un duro en el bolsillo. Ya Pulido, senior, no es un jovencito brioso, recién salido del Bachillerato del Colegio Claretiano Espíritu Santo, sino que trece años después, ahora comienza a estrenar verdadera decadencia . Pulido está tan agotado de luchar que está dispuesto a arrodillarse ante los pies de Penélope y de pedirle llorando "PERDON" por favor, perdóname. Pero un matrimonio que sigue sufriendo la interferencia nociva y perversa de la sociedad de la comunicación, que al igual que la Cosa Nostra nunca perdona, y que obra implacable sin perdón ni olvido, la cosa sigue igual y los padres de Pulido se dan por vencidos de antemano ante una cuestión que no entienden por insuficiencia intelectual y comodidad para creer que se trata todo de esquizofrenias de un matrimonio joven. Penélope ante esta actitud de los padres de su esposo que ni siquiera se toman la molestia de hacer un beneficio de inventario como al menos ella trata de hacerlo y de entender los miedos y las cosas que dice su esposo, no llega más que a la conocida decepción desesperación y nuevamente a darle la espalda a su esposo, que arrodillado le pide perdón y llorar por toda esta desgracia. Penélope al igual que sus padres jamás volverá a confiar en su esposo y padre de sus dos hijos. Ineptitud, también es el resultado de muchas relecturas y estudio de las obras porno autobiográficas de Henry Miller, tal como lo fue su predecesora LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, escrita durante casi todo el 2005. La sexualidad rabiosa y desbordante de Pulido como deshaogo ante sus fracasos y tensiones laborales, la misma desdibujada historia laboral que siempre va de fracaso en fracaso, y con sus victorias pírricas, pero al final el desenlace de Ineptitud es inesperado. Edison Delgado Yepez (Sam Scholl), en Ineptitud, mata a su alter ego, de la mano de un asesino de P2 Inteligencia Naval, cuando Pulido va al aeropuerto de Salinas con rumbo a Venecia para dar una conferencia a la Sociedad Possi sobre su testamento político publicado en una imprenta DEMOCRACIA Y LIBERTAD. Democracia y Libertad es la antología y reingeniería de todas las cartas enviadas a los periódicos y que fueron siempre censuradas para la misma sorpresa y jocosidad en especial de los miembros de la Juntas Directivas de los diarios EL GLOBO y EL PANFLETO RADICAL. De nada le sirve al viejo y cansado Pulido, ahora el querer escuchar y dar muestras de rendición porque ahora descubre que toda su vida se a convertido en un show en un reality show de escandalosa crónica roja y aunque Pulido no quiera participar y pelee y patalee por desengancharse de este vergonzoso sketch televisivo, la enfermedad de la histeria catódica es mucho más fuerte, lucrativa y de verdadera justicia política. Es que es la polémica, la histeria y el escándalo y sus mentiras asquerosas y ruines lo que siempre paga más que todos los valores sacrosantos de la familia, la patria, la cordura y el sano juicio de la población ecuatoriana. La censura de los periódicos, ahora se ha convertido en un sistema de depresiva y venenosa justicia política, que sin ningún miramiento atropella todos los derechos humanos como el del buen vivir y hasta el derecho a la soberanía alimenticia. La contaminación de la música en español y la sinverguencería de los reality shows, son también una verdadera verguenza para el Ecuador y un insulto para la inteligencia de su pueblo, que como en los tiempos de la Antigua Roma, viven gracias a la vida privada de la famila Pulido del pan y del Circo. Caminante ya no hay camino se hace camino al andar. Acostado en la misma cama matrimonial con su esposa la bella y delicada Penélope, Pulido le informa dejándola completamente perpleja que si ella quiere puede acompañarlo a Venecia a dar la charla sobre su best seller DEMOCRACIA Y LIBERTAD para la Sociedad Possi. Penélope no puede creer lo que escucha de los labios de su esposo a quien siempre y por las fuerzas de las aparentes evidencias lo llegó a tener como un inepto. Ineptitud (2007-2008) es un canto al eterno drama en que viven los intelectuales ecuatorianos que tienen que cargar con la cruz apátrida del orgullo muchas veces ciego y regionalista, que al atraparlos destruye al escritor y a toda su familia en un maldecido laberinto político de Mafia, poder y asesinato.

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Reflexiones EL DERECHO A VIVIR COMO ERMITAÑO A Mimi Barona De la misma manera como evoluciona este cuerpo material en que está envuelta o a veces atrapada el alma, también va evolucionando la mente o inteligencia de una persona. Todo en este mundo material apunta a su caducidad y a su final; las personas jurídicas, las naturales, las sociedades conyugales, la vida de las plantas y de los animales; el mismo planeta tierra con el cambio climático no le queda menos de cien años de vida tal como lo conocemos. El proceso de evolución de la inteligencia es inevitable en las mentes normales y llega, incluso, en ciertos casos de extrema lucidez a comprender el fin de la propia existencia materia, la muerte. Ante esta situación para algunas personas la única opción que les queda es la de explicar y tratar de defender su derecho a vivir como ermitaño. Tarde o temprano a todos nos llega el día en que el ritmo de nuestras vidas nos parece una futilidad completa que nada tiene sentido ni siquiera la vida misma y que lo único que se quiere es desconectarse de todo aquello que no sirve ni trae aquella anhelada paz mental a la que toda persona lúcida aspira, después de años de experimentar y muchas pruebas y errores y de evoluciones físicas y mentales. El método de prueba y error, el de que para saber cómo son las cosas hay que estar en el ajo o meollo del asunto, termina al final y casi siempre con todas las fuerzas para seguir participando en los diarios quehaceres de la vida. Los problemas cuando dejan de ser entendidos como oportunidades o que no hay mal que por bien no venga, terminan por oxidar y minar todas las fuerzas de un ser humano, las físicas, las mentales y hasta las espirituales, todo se va al garete, quedando la esencia del ser humano como un muñeco roto, tullido mentalmente e inservible. Al final las personas abren los ojos y terminan por cansarse de ser utilizadas como una puta. Pero, ante el gigantesco maremagnum, de la soberbia y estupidez de la televisión el tener que explicar interminablemente el derecho a vivir como un ermitaño se vuelve una necesidad impostergable y a ver si de esa manera se les ofrece un poco de luz a las mentes obtusas y frenéticas que viven esclavas del juego materialista de la sociedad. Reflexiones LA COMICIDAD EN LA LITERATURA NEGRA (Mafia) de Edison Delgado Yepez (Sam Scholl) En 1944 con la creación de la novela OLAS VERDES Edison Delgado Yepez -Sam Scholl, revoluciona los cánones estéticos literarios del Ecuador, al crear el principio de un entramado de seis novelas negras o de Mafia, con un protagonista transexual como Casmen, en la novela OLAS VERDES. El protagonista transexual Casmene de OLAS VERDES, siempre va a tener aunque sea un rol literario secundario en las cinco novelas u obras literarias Mafia, como en PERMANECE CONMIGO HASTA EL AMANECER, Poemas Salineros, Johnnie Pick Up , HOTEL BERLIN y en THE IRISH PEOPLE, los Irlandeses. En ésta última es donde vuelve a resurgir con fuerza su rol protagónico literario y siempre es o va a ser de suma importancia recalcar el aspecto literario en todo lo que se refiere a Edison Delgado Yepez - Sam Scholl-, para no cometer la imprudencia y grosería de rebajar su tremendo esfuerzo intelectual en algo teatral o televisivo o meramente deportivo, peor aún de tinte político o de farándula rosa y otros epítetos por demás irresponsables y peyorativos. En Edison Delgado Yepez -Sam Scholl. la literatura ya de surf o negra de Mafia cumple a cabalidad su rol puramente literario sin inmiscuirse en lo periodístico o en la historia del Ecuador. La comicidad, lo hilarante de sus seis novelas negras, empieza por el juego del absurdo, al ser el primer ecuatoriano que en 1994 crea un protagonista transexual como Casmene y al introducirlo en una novela de Mafia como OLAS VERDES, donde lo que siempre a imperado en el submundo del Crimen Organizado es el respeto criminal al machismo brutal y a veces por demás cruel y sanguinario. Aquí Edison Delgado Yepez -Sam Scholl- vuelve a romper otro de los tantos paradigmas literarios en el Ecuador ya que al tiempo que se explaya tratando literariamente de qiue el lector comprenda toda la parafernalia transexual en la niñez de Casmene al ser comprendido y adoptado por la regordeta Laura Leon, hermana de don Renzo Leone, en el trabajo literario de Edison Delgado Yepez, OLAS VERDES, también se explora en el aprendizaje del pequeño Casmene ya por ósmosis de toda la aberración sexual que existe tras el submundo de los lupanares de sexo de todo tipo en la Cosa Nostra de la prostitución organizada imaginada e investigada por el autor Edison Delgado Yepez. En el verdadero submundo del Crimen Organizado jamás un bello y femenino transexual podría ocupar un sitio ni como adoptado siquiera por un familiar para ejercer algún tipo de influencia, poder o regulación. Es aquí, entonces, donde para lo que son entendidos en las claras reglas de la Cosa Nostra, todo el rol protagónico transexual de Casmene, al final, como una carcajada con efecto retardado sólo podrá causar perplejidad y loca comedia, al tratar de usar la literatura para poner en el mismo nivel de respeto criminal a un poderoso homicida, que tiene su base de operaciones en Muey en el HOTLE BAR DE STREAP TEASE Y RESTAURANTE, "EL MONO JADEANTE" con el mismo nivel y con toda la parafernalia de todo lo que sería absolutamente inadmisible al machismo criminal de la Mafia como el asunto transexual y su vergonzoso protagonismo en OLAS VERDES donde se mueve libremente el actuar y la comedia humana de Casmene. Entonces, he aquí, la sorna y la brutal carcajada histérica ante semejante combinación tan absurda y es por este motivo tan quebrantador de todos los paradigmas y cánones estéticos literarios del Ecuador, con la aparición por primera vez en la historia de la literatura del Ecuador de un protagonista transexual, que el ámbito en que se mueve la obra de Edison Delgado Yepez -Sam Scholl- SIEMPRE es única y exclusivamente literaria. Reflexiones El precio de la libertad A Mimi Barona Toda persona racional aspira a vivir en paz y libertad; incluso los militares más enconados y adictos a los triquitraques de la guerra, después de su anhelado baño de sangre y el subsiguiente tráuma, terminan aspirando a la paz, ¿pero, cuánto hay que pagar y sacrificar para obtener estos conceptos de paz y libertad? Si la mentalidad de una sociedad es la de servir hasta caer infartado sobre la mesa de despacho o a vivir de fracaso en fracaso, entonces, ¿no hay cómo, alguna forma de pagar un precio por la paz y la libertad? Es algo característico de las democracias liberales tener chalets de playa vacías o abandonadas, ¿y el motivo? es que ese detalle de las democracias es muy oneroso y solamente para las clases pudientes y muy privilegiadas vivir junto al mar. De lo que se colige es que solamente las clases opulentas podrían subvencionar una vida libre y pacífica junto al clima benigno de la playa, pero, ¿ y los demás estratos sociales, los de abajo, la parentela pobre que vive escondida por la verguenza, no tendrían cómo alguna forma de obtener su liberación de la eterna noria de la sociedad del servicio, la competición y el consumo? Lo cierto es que el precio de querer vivir libre y en paz en la playa o en cualquier lugar sin someterse a la noria y a las reglas de la sociedad siempre es la POBREZA. Es que no basta con ser honrado y trabajador para llegar a pagar algún día el precio de la libertad, sino que hay que trabajar para los intereses de alguien y para las políticas de alguna autoridad todopoderosa o con patente de corzo para que sean ellos los que le autoricen a cualquiera a poder vivir en libertad y en paz. No es broma. Los ejemplos se los encuentra por doquier y en la historia de cada Nación. Moises adoptado primero por los egipcios y luego elegido por su humanismo y bondad por Dios se convirtió en una autoridad que pidió varias veces el permiso al emperador egipcio su hermano de leche que le dejara guiar y libertar a su pueblo judío para llevarlo a la Tierra prometida a la que paradójicamente nunca llegó a ver sino su sucesor Josué. Cualquiera que trate de prescindir del juego de la sociedad para conseguir paz y libertad tendrá que sufrir miseria, hambre y tal vez persecusión. Para vivir en la playa lo primero que se hace es pagar el hospedaje por adelantado, ésto es según el juicio de una persona honesta, y luego ver cómo se administra el dinero para la comida o como se dice vulgarmente hay que ver con cuántas papas se hace el locro de cada día. Muchas veces el hambre y la necesidad de paz y libertad y tal vez una cierta falta de adaptación al vertiginoso ritmo y juego de la sociedad, hace que las personas lo sacrifiquen todo y todos los recursos con tal de vivir junto al mar. Estos individuos ya nacionales o extranjeros pasan hambre y necesidades insufribles con tal de satisfacer ese otro tipo de hambre y necesidad de paz y libertad. Ergo el precio de la libertad y de tratar de no vivir contaminado por la sociedad siempre va a ser la pobreza y el tratar de adaptarse a una nueva clase de valores muy poco convencionales como el de acostumbrarse a vivir retirado sin tener nada que hacer más que perder el tiempo o estar sentado disfrutando plenamente del desfile de los días, recogiendo sus pasos de viajero tenaz de adolescente y tratando de obtener una buena calidad de vida de lo poco que le queda. El precio de la libertad de las personas que por salud, edad de jubilación o por el fin de su ciclo laboral siempre es una baja de sus ingresos y la subsiguiente pobreza con todo el desprecio inhumano que la pobreza trae consigo. Reflexiones

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ARENA AMARILLA

Reflexiones EL DURO OFICIO DE RETRATAR LA TRAGICOMEDIA DE LA VIDA EN EL FIN DE LA TRILOGIA DE LOS PULIDO, CON LA NOVELA BREVE Arena Amarilla. Después de cuatro años los restos o despojos humanos de Pulido ya sólo son meros huesos peludos. Pero en la mente de Danni Pulido, ahora un flamante Bachiller del Liceo Naval, la imagen de su padre cariñoso,regordete, a veces medio barbón, a veces con un rostro que acusaba la tortura y la desesperación, todavía node ha borrado desde lo más profundo de su dolorosa memoria. En esos quince años de la ausencia de su padre, Danni, se a volcado por completo hacia la candorosa amistad del mejor amigo de la adolescencia surf de su padre, el viejo y legendario Pava Loca. Así mismo, como su padre, Danni se ha graduado con una Tesis medio filosófica sobre la relación teosófica entre la apología del Cristianismo de Pascal y sus PENSAMIENTOS, fragmentados y el conocimiento védico de Srila Prahbupada tal como lo interpreta en el Bahgavad Gita. Sus profesores al principio, esbozaron una sonrisa pequeña de incredulidad y sarcasmo ante semejante proposición deTesis: ¡Mezclar una apología del Cristianismo de Pascal con la filosofía védica del Bahgavad Gita segón como lo interpreta Srila Prahbupada! En realidad eso tenían que verlo. Pero en la sustentación dela Tesis, Danni estuvo preparadísimo y se pasó de largo ante el tutor y el Consejo de profesores del Liceo Naval con notable sobresaliente. Y al igual que su padre no tiene mucha paciencia para las ceremonias y no espera el momento de montar en su bicicleta e ir a buscar a Pava Loca a su casa en Salinas Ecuador, quien en el fondo lo ve como una caricatura medio hippie de su padre difunto, que le había prometido un viaje a San Mateo. En Arena Amarilla, Edison Delgado Yepez, muerto su alter ego, Joey Pulido, lo vuelve a revivir en las aventuras de su hijo Danni Pulido y el amigo de aventuras surf de su padre, Pava Loca. En los años en que se sitúa Arena Amarilla como el tercer y último trabajo literario autobiográfico de Edison, la antigua playa de San Mateo a quince minutos de Manta Ecuador,desde noviembre hasta febrero, arrojaba olas de hasta cuatro metros. Pava Loca, Claudia y Danni Pulido se embarcan en una aventura de surf, reflexiones y flashes retrospectivos y pensamientos sueltos que flotan en la cabeza de Danni para mitigar el dolor por la ausencia de su padre, y es en ese desierto de San Mateo donde Danni, Pava Loca y Claudia Stein van a experimentar una alocada sesión sicodélica que va a terminar en una verdadera epifanía para Danni mientras baja una ola de cuatro metros en el salinero de San Mateo. De esa manera alcanza dos objetivos: superar el dolor y soltar el aura de su bienamado padre para que pueda descanzar en paz. En una ocasión una amiga de Montañita de Edison le hizo una muy clarividente observación a este final de su trilogía sobre los Pulido. "En verdad has dado en el clavo con tus tres novelas casi autobiográficas porque todos, absolutamente todos, deberíamos experimentar una suerte o especie de muerte para volver a nacer y empezar de nuevo a vivir" y muchas gracias a Érika Ordóñez por esa notable observación literaria.

ARENA AMARILLA

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Carlina

Carlina como protagonista femenina después destrenarse con gran éxito en la novela HOTEL BERLIN publicada con la gentileza de Alexis Cuzme, sigue apareciendo con más rol e importancia en THE IRISH PEOPLE ya como amante de Chiqui Nolte el que parecía que iba a ser el sucesor de Tommy Robin. Carlina siempre interpreta el rol de mujer Mafiosa que recibe importantes ordenes para realizar misiones de gran importancia como mensajera y al mismo tiempo como portadora de placeres sexuales y de relajación junto con su pandilla de chicas, y es en el último capítulo de ENTRE EL CIELO Y EL MAT en APRENDIENDO DE UN SAMURAI es ella, Carlina a quién Tommy Robin con la contrariedad de el viejo Johnnie, recibe y cumple la orden de junto con Tania el montar una trama y engañar a las viejas amigas, tanto de Tommy como de Johnnie, Alexa y Johanna para ser brutalmente violadas por el gran BOSS Tommy Bang Bang AK 47 Robin. Ahora en esta novela breve con su nombre Carlina de 39 páginas en el manuscrito original, al morir el viejo Pick Up de esclerísis múltiple y una consiguiente distrofia muscular que le llega al corazón, ella de pronto se vuelve metida en una disputa cuando su hijo primogénito Danni Pick Up, es un escritor con un pie en Quito y el otro en Miami y con su hernano Josué tienen un CENTRO de artes marciales combinadas en Miami y a ellos en especial a Josué no le interesan para nada hacer de sucesores de su padre. Carlina después de un dulce e inesperado culetéo con Danni al ir a recoger los libros del viejo Pick Up, se halla inmersa y revestida con la bendición del hijo como sucesora en el puesto del viejo Johnnie el de asesora y consejera orgánica del temible Tommy Robin.

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Carlina

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Carlina

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CARLINA

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Carlina novela negra MAFIA de Edison Delgado Yepez - Sam Scholl

Desde que apareció la morenita Carlina por primera vez en la novela negra de MAFIA, HOTEL BERLIN, ahora en esta novela que lleva su propio nombre, Carlina, es una mujer de treinta años, que a sido abandonada por Chiqui Nolte, huído a Miami, del brazo de una chica Leone y pretendiendo escapar de una reputación gansteril horrorosa. Carlina recibe la orden de recoger las cosas del difunto Pick Up el viejo y en una conversación que termina en un encuentro sexual frenético con su primogénito Danni, donde también termina siendo designada como la sucesora del vacío que ha dejado como asesor orgánico Pick Up el viejo del ahora gran Jefe (BOSS) Tommy Bang Bang Robin. Pero Carlina, sola, sin idea alguna de cómo aconsejar a un BOSS del calibre como Robin comienza a buscar asesoramiento entre todos sus conocidos. Paul Ditto y José Leone le dicen con mucha claridad frente a las tumbas de don Renzo y de don Antonio Miraglia que ella siempre tiene que dar muestras de lealtad absoluta o será allí en tierra Santa donde Carlina va a ir a parar con todos sus huesos y con toda su belleza y encantos de putana egipcia. Cada miembro del CLAN de Tommy Robin le dá a Carlina su propia versión de la gran responsabilidad en la que se está metiendo y a veces Carlina le entran unas tembladeras al verse ante una responsabilidad, que, iniciada con la dulzura del encuentro sexual e inesperado con Danni, ahora iba adquiriendo unos ribetes cada vez más siniestros, donde el error o la traición aún tan solamente sospechada le pudiera costar su jodida vida. Carlina descubre que Mayito está pegando el grito en el cielo por esa designación cuando es ella la que heredó el HOTEL BERLIN y Frida los Bungalows que el viejo Pick Up dejó en PALMAR. La novela Carlina es la historia del ascenso de la deliciosa morenita de sexualidad explosiva como la de una Cleopatra a un puesto de mucha importancia y seriedad como la de ser la consejera del brutal BOSS Tommy Robin.

CARLINA NOVELA NEGRA MAFIA de Edison Delgado Yepez -Sam Scholl

CARLINA NOVELA NEGRA MAFIA de Edison Delgado Yepez -Sam Scholl
CARLINA

Reflexiones sobre novela breve CARLINA

Desde que apareció la morenita Carlina por primera vez en la novela negra de MAFIA, HOTEL BERLIN, ahora en esta novela que lleva su propio nombre, Carlina, es una mujer de treinta años, que a sido abandonada por Chiqui Nolte, huído a Miami, del brazo de una chica Leone y pretendiendo escapar de una reputación gansteril horrorosa. Carlina recibe la orden de recoger las cosas del difunto Pick Up el viejo y en una conversación que termina en un encuentro sexual frenético con su primogénito Danni, donde también termina siendo designada como la sucesora del vacío que ha dejado como asesor orgánico Pick Up el viejo del ahora gran Jefe (BOSS) Tommy Bang Bang Robin. Pero Carlina, sola, sin idea alguna de cómo aconsejar a un BOSS del calibre como Robin comienza a buscar asesoramiento entre todos sus conocidos. Paul Ditto y José Leone le dicen con mucha claridad frente a las tumbas de don Renzo y de don Antonio Miraglia que ella siempre tiene que dar muestras de lealtad absoluta o será allí en tierra Santa donde Carlina va a ir a parar con todos sus huesos y con toda su belleza y encantos de putana egipcia. Cada miembro del CLAN de Tommy Robin le dá a Carlina su propia versión de la gran responsabilidad en la que se está metiendo y a veces Carlina le entran unas tembladeras al verse ante una responsabilidad, que, iniciada con la dulzura del encuentro sexual e inesperado con Danni, ahora iba adquiriendo unos ribetes cada vez más siniestros, donde el error o la traición aún tan solamente sospechada le pudiera costar su jodida vida. Carlina descubre que Mayito está pegando el grito en el cielo por esa designación cuando es ella la que heredó el HOTEL BERLIN y Frida los Bungalows que el viejo Pick Up dejó en PALMAR. La novela Carlina es la historia del ascenso de la deliciosa morenita de sexualidad explosiva como la de una Cleopatra a un puesto de mucha importancia y seriedad como la de ser la consejera del brutal BOSS Tommy Robin.

Carlina Reflexiones

Carlina Reflexiones
CARLINA

Personal

Personal
Personal

Personal

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Personal

Personal

Personal
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Birthday of don Pepe

Birthday of don Pepe
With the personal

Reflexiones del viejo

Sudando, wrestlingieando, judoqueando, respirando, viviendo, aprendiendo de los mejores, observándolo todo, escuchándolo todo, adolorido y a veces con hambre y sed; y sin embargo feliz de la vida del putas loco (!)

El viejo

El viejo
El viejo

A ti

El poder ayudarte
Tu pueblo se muere
tu gente se extingue en una diáspora del infierno
mendigos y locos compiten en imagen y semejanza con cuerdos y adaptados
olas humanas de gente con recuerdos y memorias llenas de dolor y rencor
tomas mi semilla para mezclarla con otros óvulos y crear una nueva especie de tu gente
una raza trashumante, nómada, mucho más fuertes e inteligentes, espirituales e ingeniosos y por demás creativos
barrigas preñadas con los genes de una nueva raza que partiran a otras civilizaciones en busca de una nueva Tierra prometida
aunque tú jamás lo llegues a ver y mueras sacrificada por tantos tumores, miomas y quistes, de todas formas ya eres la heroína de tu pueblo nómada y trashumante
te recordarán como la hechicera vagabunda que extrajo con su vientre la semilla de la nueva raza de un pueblo moribundo
un jodido monumento te elevarán hasta los cielos por tan grato e inmenso favor
y todos los gobernantes del mundo celebrarán entre tragos de whisky y porciones de caviar tu gran Magno sacrificio
en la sombra quedaremos los desterrados como tú yo, silenciosos conejillos de indias de todos los experimentos genéticos mundiales
que viva tu patria y la mía la de los desterrados, los pordioseros y los moribundos
sacrificados para la supervivencia de nuevos seres más fuertes y mejorados en aras de la supervivencia de un nuevo mundo en ¿Marte quizá?
o tal vez en Júpiter

A ti

A ti
A ti

Family

Family
Family

Carta de autorización de mi madre para cambiar de banco

Carta de autorización de mi madre para cambiar de banco
Carta de autorización materna

TIPS del CAMACHO DOJO

TIPS del Camacho Dojo
* Cuando estés de sparring cuídate de no lastimar a tu partner
* Recuerda que entrenas para que todos tus golpes y herramientas de combate salgan de manera instintiva
* Algunos partners no están preparados para el nivel de defensa que te manejas o en que te mueves
* Mucho cuidado a la hora de hacer sparring con un experto en box tradicional y que se te salga de manera instintiva y accidental un rodillazo
* Cuidar a tus partners de entrenamiento siempre tiene que ser tu prioridad número uno
* Discúlpate siempre y explícale en todo momento a tu partner si se te sale un golpe indebido de manera instintiva y tómate todo el tiempo del mundo en explicarle que fue un simple accidente
* Recuerda que en un entrenamiento lo más importante en el mundo es mantener una excelente relación y de absoluta confianza con tus partners
* En un entrenamiento a veces suelen salirse de madre ciertos golpes ilegales o fuera de proporción a lo que es un entrenamiento a media velocidad o de entrenamiento por lo que debes de inmediato demostrarle el respeto y las disculpas debidas a tu partner o pareja de entrenamiento para que todo quede fresco o solucionado
* El entrenamiento a media llave o a media velocidad es lo que hace posible el éxito en un combate o kumite de verdad por lo que siempre vas a necesitar estar en excelentes relaciones de confianza con tus partners de entrenamiento
Suerte

A ti

A TI
Cobardía y miseria nada más
que la esencia de toda esa mierda es lo que soy
que no tengo el valor de recogerte y decirte cuánto te amo
que toda mi vida es un completo desperfecto con mucho dolor y sufrimiento
un canalla y un tonto es todo lo que soy
que tras la máscara de un payaso me muero por verte
y cuando te veo miserable y sigo de largo
podrías estar aquí junto a mí para que te dejes comer a besos por mí
pero, prefieres estar allá arrimada a un árbol tal vez con hambre y frío sola, ¿por qué'?
podrías estar aquí acostada conmigo dándome tu calor viviendo y muriendo de amor y besos ardientes pero
prefieres ponerte a llorar estar allá arrimada a un árbol sola sin mí ¿por qué?
no eres un experimento genético ni yo un androide humanóide, ambos, somos de carne y hueso
ninguna diferencia existe entre nosotros si lloras por mí y me haces doler el corazón
cuando sufro tu ausencia
si yo no puedo tú sí puedes recoger y cosechar entre tu cuerpo mi ardor y lo que es tuyo
la cobardía y la miseria es lo que está entre nosotros
como una máquina desperfecta no deja vernos

Gaby

Gaby
Señora del día y de la madrugada
que a veces me amenazas con ponerme a mamar su enorme culo
que me da de comer cuando estoy exhausto y sin esperanza
que me mete dinero en los bolsillos con tal de que le chupe todos los pelos del clítoris y del ano
nadie como usted para hacerme estallar en el más dulce y salvaje orgasmo
me mima como una madrina enamorada conciente a su soldado preferido
asiste a las reuniones de calle solamente para decirme que me quiere sobar las tetas en las nalgas
personalmente me atiende y me embriaga con sus perfumes y olor a humo de cigarrillo mientras desnuda me cortas el pelo y me dejas chuparte las tetas
te podría besar las nalgas por una hora entera y morderte despacito cada luna llena de tu baja espalda color canela
ya ni siquiera eres una venezolana más sino que bautizada con mi sangre eres una chola guayaquileña ahora de nuevo cuño
casi se me suben las dos bolas mientras te violaba de pie por el ano en el baño
a oscuras y en silencio sabes tú muy bien que soy tu devoto más fiel a la hora de pagarte tus dineros y tus atenciones y tus favores
señora del día y de las madrugadas
que te tiemblan las nalgas cada vez que te avisan que te estoy buscando para sangrarte con dinero
cada vez que te avisan que te estoy buscando para arrinconarte en el baño y morderte el clítoris
te tiemblan las manos apestosas a cigarrillo cada vez que me pajeas y me chupas el pito alternativamente
cuando me lo pones duro lo metes entre tus gordas tetas de chola venezolana guayaquileña para que te me desleche en tu pecho y con los dedos chuparte toda mi esencia
vieja zorra puta lasciva que te gusta que te ponga de rodillas en la oscuridad para obligarte a que me mames duro las bolas
siempre andas pendiente de si tengo o no tengo dinero para prestarme pronto tu auxilio a cambio de que te chupe las tetas y las axilas mientras te rompo el culo
cazadora de la noche bebes Ayahuasca para sintonizarte mejor con los latidos del corazón de tu presa que soy yo
señora del día y de la madrugada que te gusta que te entre a correazos en tus potentes nalgas cuando te pones malcriada e insoportable
te amo Gaby

Gaby

Gaby
Gaby

Ven

Ven

A ti
a la que nunca podré asistir
a la que nunca podré volver a ver ni soñar contigo
tú que te me robaste todos mis sueños
tú que desde lejos me gritas desesperada y adolorida "ven"
a ti que ni siquiera sé bien tu nombre
ni si en realidad me amas como te amé yo aquella noche
a ti a la que no me dejan gritar mi amor por ti en Barricaña
tú que eres una sombra permanente en mis novelas y en mis noches en vela
a ti que me haces superar todos los dolores tan sólo con dejarme verte en la oscuridad de la noche
tú que tal vez ni eres a la que estoy buscando para volverte loca de amor nuevamente
a ti que me tienes como un enloquecido desde que te dejé
a ti que es posible que jamás me vuelvas a decir
-¡entonces búscame otra vez!

Ven

Ven
Ven

A ti Josiemar

A ti Josiemar
Lejos en México y ni siquiera sabré nunca si vas a venir
y ni siquiera sabré nunca si vas a confiar alguna vez en mí
si caminaremos juntos pateando arena hasta cansarnos alguna vez
si terminaremos por enredarnos y perdernos en alguna duna de amor efímero y felicidad
si alguna vez me vas a mirar al corazón que dices que no tengo cuando me veas a los ojos
y si alguna vez regresaremos otra vez al planeta tierra después de alejarnos tanto, tanto con nuestro amor
y si vas a actuar para mi y para todos allá en la Confederación de los cielos
y si te vas a reír de mí al ver el poder que tienes sobre mí y que me dejas siempre boca abierta
si alguna vez te vas a dar cuenta cuán necio y falso es mi amor de papel pero cuán sincero y real es para ti cuando lo lees y lloras por mí
así es mi tonto corazón que se me escapa y corre tras de cualquier amor sin rostro
tonto tonto corazón

Ven

A ti
a la que nunca podré asistir
a la que nunca podré volver a ver ni soñar contigo
tú que te me robaste todos mis sueños
tú que desde lejos me gritas desesperada y adolorida "ven"
a ti que ni siquiera sé bien tu nombre
ni si en realidad me amas como te amé yo aquella noche
a ti a la que no me dejan gritar mi amor por ti en Barricaña
tú que eres una sombra permanente en mis novelas y en mis noches en vela
a ti que me haces superar todos los dolores tan sólo con dejarme verte en la oscuridad de la noche
tú que tal vez ni eres a la que estoy buscando para volverte loca de amor nuevamente
a ti que me tienes como un enloquecido desde que te dejé
a ti que es posible que jamás me vuelvas a decir
-¡entonces búscame otra vez!

Ven

Ven
Ven

Denuncia de terrorismo y espionaje

Denuncia de terrorismo y espionaje
Denuncia de terrorismo y espionaje

Denuncia de terrorismo y espionaje

Denuncia de terrorismo y espionaje
Denuncia de terrorismo y espionaje

Mis hijos ya son cintas azules en Jiujitsu brasilero

Mis hijos ya son cintas azules en Jiujitsu brasilero
Ya son cintas azules

Reflexiones

REFLEXIONES BREVES Y TEMPRANAS SOBRE NOVELA ALEXANDRA DE Edison Delgado Yepez (Sam Scholl)
Jean Francois, un ex mercenario de la Legión Extranjera de sesenta años, que las ha visto las más duras y las más moradas en el Congo, Yemen Eritrea y Biafra, con un botín de guerra, se junta con Alexandra, una reina del porno de todas las hookers y de las strippers para comprar con descuento un edificio tubular de veinte pisos al borde del mar en la comuna de EL PELADO en Playas General Villamil.
Lo compran con mucho descuento porque la Comuna de EL PELADO, lo quiere demoler con furia asesina, pero, luego Alexandra la reina y heredera del soft porn reparte toda clase de dádivas a los comuneros hasta llegar a robarse el cariño de toda la comuna de EL PELADO, que pronto la quieren convertir en la Santa Matrona Alexandra de tan sólo treinta y cinco años.
Cuando al fin Jean Francois y Alexandra viven y disfrutan de la dolce vita un megaterremoto en las Galápagos del Ecuador, va a provocar un tsunami con tormenta eléctrica de olas de nueve metros que va a devastar la costa sur del Ecuador, dejando a Playas General Villamil bajo cinco metros de agua sucia de mar y lodo de arena podrida.
La gran y tremenda paradoja para los comuneros de la playa de EL PELADO es que el mismo edificio odiado a muerte se convierte en la tabla de salvación de más de cuarenta personas, por intercesión de una de las jefas más preponderantes de la Comuna de EL PELADO ante Alexandra para que les dé refugio en los pisos seis hasta el noveno.
Así el edificio tubular de veinte pisos, usado por Jean Francois y Alexandra solamente en el penúltimo piso y la terraza con su piscina, se vuelve la prisión de lujo de los comuneros y luego en una trampa sin salida cuando las puertas de muy grueso vidrio templado y blindado como puertas de tumbas de millonarios se niegan a abrir.
Alexandra, con su penosa descripción, de lo brutal y asesino, que puede ser un Tsunami cuando las gentes subestiman las fuerzas de la naturaleza es la interpretación literaria personal de su autor Edison Delgado Yepez (Sam Scholl), sobre la tragedia global para la humanidad ocurrida con el COVID 19.

Reflexiones

Reflexiones
Reflexiones

Reflexiones

Reflexiones breves y tempranas sobre novela ANDREA de Edison Delgado Yepez (Sam Scholl)

A la querida memoria de mi primo Ruculito en la infancia, Walter chico en la adolescencia y Walter Casi Loco Delgado Ortega en la adultez con toda la estulticia y la futilidad de la vida.

En el siglo XXX en el balneario ecuatoriano de Salinas, y en el piso catorce del Edificio Balboa, vive el antropólogo, Jean Francois, con sus cuatro esclavas sexuales, sintéticas, androides humanóides: Esperancita, Wendy, Fernandita y Elsita.

Para entonces en la Tierra ha ocurrido un Apocalípsis, que fue una mezcla de revolución sexual gay y de terrorismo satelital, y, ahora Jean Francois, vive su rutina alienante pasando del trabajo como oficinista en los archivos del Cuartel Modelo de la POLICIA NACIONAL de Santa Elena y de su trabajo a su departamento japonés en el Edificio Balboa.
Siendo testigo de todas las detenciones, que los escuadrones de la Policia ecuatoriana, encargada del vicio, hace de todos los transexuales y hookers, sin registro, llega a conocer a una chica falsa con un pene entre las piernas, llamada Andrea.
Ella también llega a vislumbrar en este oficinista de medio pelo, con un risible parecido nerd a Nobita, el niño de las caricaturas que divierte a todos los japoneses, y ella se comienza a perder con sus atenciones a que lo obligan a Jean Francois, los otros policías, que la abusan brutalmente en los baños para no ficharla ni empapelarla en los periódicos.
Una noche, regresando en su Pontiac del 71 del trabajo a su casa, Jean Francois es abordado en un semáforo por Andrea,
¿y a quién no le ha pasado que termina entregando su corazón a una mujer de la calle, con el riesgo de que lo hagan carne de hamburguesa?
Así comienza un idilio de conversaciones nocturnas en la pastlería de una amiga de Andrea, también una androide humanóide de marca TOSHIBA, llamada: "DEBORITA LA BELLA", donde Andrea, cada vez logra robársele el corazón a Jean Francois, cuando al mirarlo y escuchar sus palabras, se le suben los colores a la cara del puro rubor y de la pura pasión.
Andrea, es una novela de amor entre un hombre urbano del siglo XXX, que vive en un Ecuador que ya conoce muy bien el sexo entre humanos y seres sintéticos androides humanóides y donde la prostitución femenina y transexual ha alcanzado unas cotas post apocalípticas, hasta llegar a unos niveles sociológicos de estratósfera.
Pero en el siglo XXX, en Salinas Ecuador, todavía sigue existiendo el amor, el verdadero amor, aún con el riesgo de que el corazón de Jean Francois o el de Andrea, una chica falsa con un extraño apéndice entre las piernas, como lo llegan a bautizar sus compañeras de cuarto, las cuatro chicas falsas sintéticas androides humanóides, de marca TOYOTA, pueda llegar a ser usado y desechado como si fuera una carne de hamburguesa.

Reflexiones

Reflexiones
Reflexiones

Reflexion

REFLEXIONES BREVES Y TEMPRANAS SOBRE NOVELA COMEDIAS

"Que duras y dolorosas son las palabras y los reproches de quienes amamos, cuando tienen la razón"

Fragmento de novela COMEDIAS de Edison Delgado Yepez

Adrian EL MARCIANO, el protagonista y su nickname, EL MARCIANO, de esta novela, emerge, entre una secuencia de sentimientos encontrados al tratar de poner en orden a un poemario, titulado: misteriosamente, como: "SUEÑOS DE UN GUEPARDO".
En realidad EL MARCIANO Adrian, un experto ya en la poesía amatoria, que se sepa, nunca ha estado en el Africa, como para que, de pronto, se disparecon un título, así, para un libro de este tipo de poesía sentimental y lacrimógina para las damas de nobles y finos sentimientos.
Y emerge entre una secuencia de sentimientos encontrados, porque, ¿qué es la vida misma de los seres humanos?, ¿es, acaso, la comprensión de la condición humana, y cómo se la podría definir?, ¿ es la condición, es la naturaleza humana o se trata de un fino vaudevill, de una comedia humana, bastante dispersa y balzaciana?
Entonces, si Adrian EL MARCIANO y sus poemas de amor, son mucho más que una noble naturaleza humana, si es mucho más que una simple condición humana y llega, Adrian a arribar a las bahias y meandros y deltas arenosos de una comedia humana total y desbaratada, con todos sus enredos, con todos sus atavismos, y sus farsas, también, en medio de una confusa imponderabilidad, una inseguridad ya no de fin de siglo XX, sino, más bien, de fin del mundo.
Entonces, ¿quées lo que nos quiere decir Adrian EL MARCIANO, ante un Apocalipsis total, donde mueren, setecientas personas por día?
Y aunque, al parecer, nunca se ha sabido que nadie se haya muerto de la risa, sino que por todo lo contrario, según Adrian de Marte, habría que contemplarlo todo, el como se acaba el mundo, con un gesto de despedida amable de humor y perplejidad, ante la pérdida irreparable de la vida y del amor, es como si ante lo irremediable, Adrian de Marte, nos invitara a brindar de felicidad y despedida de todo aquello que alguna vez tuvimos y que fue nuestro, con un beso volado y un adiós, un adiós que muy bien podría significar, que tal vez, en otra vida nos podamos, quizás, volver a ver.

Training sooo hard

Training sooo hard
Training sooo hard

IEPI

IEPI
IEPI

Villa Venecia continuación de Roxane

Villa Venecia continuación de Roxane
Villa Venecia continuación de Roxane

IEPI

IEPI
IEPI

IEPI finalización despues de 8 años de Roxane

IEPI finalización despues de 8 años de Roxane
Después de 8 años finalización de Roxane

Reflexiones

Reflexiones sobre Arena Blanca
ARENA BLANCA
(Continuación y final de la saga Roxane, Villa Venecia, El frenesí de la inexistencia)
Sebastian ya de sesenta y cinco años con Roxi enterrada en el cementerio de Olón y su sucesora Lucky Ladie (Tamara) trabajando con su hijo Danni en Canoa Ecuador en Donkin Donuts y la siguiente en el Totem de sus innumerables mujeres, Pierina en un viaje de desintoxicación de ida sin regreso ala Yoni, ahora, solo en su cabaña de Cadeate Ecuador se encuentra haciendo fila en el SUPERMAXI a una mujer china casi irreconocible que es Shangai girl (Cristina), ahora ya convertida en una mujer madura y ambos al reconocerse deciden vivir juntos pero de vuelta en Salinas Ecuador que fue donde comenzó su amistad y ese enganche visual a primera vista entre ellos que hizo que ella le siguiera los pasos hasta Montañita Ecuador y se convirtiera en otra doncella más bajoel ala protectora de Roxy la madre comunal de todas las mujeres de Sebastian.
Para aquellos que me siguen en estas reflexiones y explicaciones sobre mis obras literarias seguramente han de creer y valorarlo todo según la mentalidad convencional de Quito o de Guayaquil y han de sonreír o imaginar toda clase de asuntos pero recuerden que el retrato literario de mis ya doce novelas casi en el setenta por ciento o más están ambientados desde Playas General Villamil hasta Canoa Manabí y vivir en la playa es otro mundo o como más comunmente se diría es otra cosa.
En Arena Blanca por primera vez, Shangai girl conoce la vieja villa Venecia de Sebastian y él le dá a ella plenos poderes para que ella proceda a redecorarla y que Shanbai girl viva con él como su ama de llaves, amiga de toda la vida, amante y como toda una cabrona compartiendo sus momentos de riqueza y los de frío y pobreza también.
Así Sebastian la convence de la descabellada idea de acompañarlo a visitar a la PENI de Santa Elena a Freddy y a Carlitos Crazy para llevarles los delicatessen italianos de siempre y la quiere poner a remar un tablón para que ella lo acompañe y ella ante semejante arremetida de nuevas cosas primero le dice que está loco y luego cede ante el irresistible empuje de él, que es el mismo loco impulso que enamoró en su momento a Roxy.
También Shangai girl conoce al sargento Goyito un viejo comando amigo de Sebastian de los tiempos en que se convirtió en secretario de un Teniente Coronel del Ejército ecuatoriano de PATUCA y aquí el lector se comienza a familiarizar con el clima de Salinas de aquellos tiempos y a veces tan exigente para los que en realidad se quedan a vivir y a bajar de peso en la playa donde todo es más caro.
El autor Edison a pesar de vivir casi como un ermitaño y de ya no poder trabajar por ser un escritor muy polémico e incómodo, usa a partir de su doceava novela Roxane, y sus continuaciones una especie de realismo socialista, que encumbra hasta las nubes y llega a convertir en épicos a sus protagonistas, y sus diálogos íntimos, para de esa manera, liberarse de la dictadura demencial de las circunstancias, creadas por el COVID 19, que nos obliga a vivir en una especie de suicida arresto domiciliario,y seguir intoxicándonos con la basura cotidiana de política y corrupción y crónica roja de los medios.
La obra literaria de Edison (Sam Scholl) siempre ha sido de escape intelectual para los que se consideran merecedores de más respeto para sus inteligencias y salud mental.
En Arena Blanca,la encantadora personalidad de Shangai girl Cristina, presentada, literariamente, ya como una mujer asiática, ya madura, y ya no como la preciosa chiquilla con que aparece en Roxane, es verdaderamente un caso magistral de la más pura penetración autodidacta en la creación sicólógica de un personaje femenino.
Sus dotes literarias autodidactas son las que precisamente incomodan a muchas autoridades media clandestinas y a veces Mafiosas que con sus GPS pueden incluso asesinar a intelectuales que se resisten a reconocer sus interferencias extranjeras en un estilo literario que retrata la vida de la burguesía de una manera extra confidencial como antes nunca se la había abordado.
Arena Blanca nos presenta un final sino feliz al menos de completa paz entre dos viejos amigos Shangai girl y Sebastian que viven ahora delos recuerdos de Roxi y de todos sus amigos a veces y muchas veces arropándose juntos en medio de una pobreza muy Salinera y conla visita de la corriente del Humboltd también a veces muy fría.

Toto's official music video for 'Hold The Line'. Click to listen to Toto on Spotify: http://smarturl.it/TotoSpotify?IQid=TotoHTL Greatest Hits - 40 Trips Aro...

Reflexiones jocosas de papá

Reflexiones jocosas de papá
Reflexiones jocosas de papá

Explicaciones

Mis queridos amigos y colaboradores de FACEBOOK, explicar es ya parte de mi vida como un escritor que rehuye todo tipo de compromiso político amoral del Ecuador y como un promotor cultural y deportivo completamente independiente. Explicar el motivo por el que un final de mi novela decimodoceava Roxane no tiene un final feliz, basado en mi memoria y aclarar que este trabajo literario está registrado en el IEPI, donde solamente registro literatura SIN FOTOS ni siquiera las mías NI música NI videos porque precísamente quiero recalcar hasta lo más profundo de la mente de todo el mundo que lo que vengo haciendo sanamente es literatura y promoción cultural y deportiva y sin recibir ningún rédito económico de ninguna clase ni legal ni proveniente de fuentes clandestinas que se muestran como pagaderas pero que en realidad vienen a COMPRAR y a CORROMPER y a extorsionar. Actualmente vivo de las miserables rentas del alquiler de MI CASA y nada más y toda esta información es algo que se puede comprobar de manera absolutamente clara y transparente. El proceso de viralización de las imágenes no tiene como finalidad el extorsionar ni el de reclamarlas como propias porque cuando se viraliza en cualquier término en que se haga el único beneficiado es el autor sea quien sea, ya que la verdadera viralización tal como se entiende universalmente, es para promover la calidad artística de lo que sea y en provecho siempre del autor y en mi caso personal JAMAS en el mío, a lo que unicamente le agrego mi trabajo y calidad poética o literaria o de explicación de mi trabajo que siempre se caracteriza por ser jocoso y no difamatorio ni ofensivo y mucho menos el de pretender presentarse como crítico de arte de ninguna clase. Mis autoestudios sobre ANTROPOLOGIA jamás me permitirían convertirme en un crítico de cualquier sociedad porque el estudio o la autoeducación de la ANTROPOLOGIA lo único que me han enseñado es a COMPRENDERLO todo y de ejercer un doble esfuerzo intelectual por explicarlo y promoverlo. Espero de todo corazón que el juicio de ustedes ante esta respetuosa y bien desmenuzada explicación sea benigno para mí.

Explicaciones

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REFLEXIONES CREPUSCULARES SOBRE NOVELA ROXANE: ¿por qué tuvo que morir Roxy y no darle un final feliz?

A Carolina Boyer

Además del silencioso cáncer al seno que se le subió al hipotálamo del cerebro y que la mata a Roxy, ¿qué otras circunstancias o factores fueron los responsables de su muerte?

En la terminación de la novela inconclusa Roxane también registrada en el IEPI, Roxy ya está saturada de Montañita, después de vivir a lo frenético y lavando platos durante ocho años; cuando caminando muy en la mañana por la playa se encuentra una billetera con quinientos dólares, decide abandonar a Sebastian-sin tilde-, y regresar a Quito a pasar el resto de sus días sentada como una tullida mental y física en el parque de la Carolina, muy cerca de su casa en EL BATAN y LAS ULTIMAS NOTICIAS.

Pero las cosas no son tan sencillas, durante ocho años ella se ha convertido en la madre comuinal, punto referente de todas las chicas, que Sebastian va acumulando como polvo sobre un jersey: Shangay girl (Cristina), sobre todo y Pierina y no mucho Erica.

Pero es que Sebastian se ha encaramelado demasiado con su Lucky girl (Tamara), y la a descuidado a ella y a Pierina que es la que más reclama el que ésta Lucky girl la dura administrando el DUNKIN DONUTS de Montañita y después en Canoa Manabí, en la continuación de Roxane, Villa Venecia.

En cambio Roxy practicamente se ha hecho adicta a un lesbianismo a desgana con Pierina, que ante lo que ella considera una traición de Sebastian, se la quiere llevar a Canoa Manabí a Roxy para vivir como parejas lesbicas ya de frente.

Cuando Sebastian se entera por Shangay girl, de que Roxy tiene cómo dejarlos a todos, se le adelanta a Pierina y le propone volver a Salinas con sus quinientos dólares, y con una miserable pensión del Ejércitop ecuatoriano, que Sebastian-sin tilde-, se consigue después de quedarse sin trabajo por el escándalo ocurrido en Palmar, cuando un custodio de un camión saturado con sacos de cemento para la construcción del hotel, que supervisa Sebastian, al pegar un tiro al aire para depejar el camino, de rebote termina matando a un local ajeno a todo el problema.

En el momento en que se hallan reflexionando de cómo se lo van a decir a las chicas en especial a Pierina con su carácter cada vez más voluntarioso por el consumo de la cannabis y de la pobre Shangai girl, Roxy pierde el sentido para no volverlo a recobrar jamás y llegar ya fuera de este mundo a la sala de EMERGENCIAS en Manglaralto.

Edison Delgado Yepez, es un escritor que no sabe desgarrar el corazón a todos los lectores cuando sabe retratar la vida tal como es con sus todos sus aspectos, la vida feliz y fácil y no tan fácil de la playa y la muerte, que es también parte indisoluble de la vida de los seres humanos.

Sebastian al enterarse de los planes de escape de Roxy ya con la rechiflada de Pierina a Canoa Ecuador, en Manabí o a su Quito Ecuador natal para vivir sentada como una tullida en el parque de la Carolina, el ex surfista ya cincuentón es capaz de dejarlo todo por irse con ella, incluso a su adorada putana Lucky girl a quien la termina preñando de tanto aficionarse a esta mujercita medio mafiosa que lo sigue a todas partes en su Peugot, y que desde el inicio lo sorprendió al irlo ella a buscarlo a la construcción con un par de locales gorilas para pedirle unas cañitas y luego al ofrecerle medio borracha unos trescientos dálares con tal de que la deje preñada, es decir, el mismo asunto de MANICOMIO RECORDS tan característicos en el trabajo literario de Edison Delgado Yepez- (Sam Scholl),.

La pervivencia de la memoria de Roxy, sepultada en el cementerio de Olón, se dejará ver en todas las continuaciones de la novela Roxane, ya de una manera alegre como celebrando su fugaz vida y en otras ocasiones como dolorosas pesadillas llenas de lágrimas por parte de Sebastian y de terribles crisis de llanto y rencr por parte de Pierina hacia Sebastian y a su jodida putana preñada su Lucky girl.

Roxy y su sombra e imagen y memoria histórica literaria, siguen con vida en Villa Venecia, EL FRENESI DE LA INEXISTENCIA y en Arena Blanca.

Reflexiones de papá

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REFLEXIONES CREPUSCULARES SOBRE NOVELA ROXANE. LA LLEGADA, VIDA Y MILAGROS DE ROXY Y SEBASTIAN.
A Ricky Lobo con eterna amistad y gratitud
Entre las nubes hay un hueco incandescente que brilla, sí, sí, sí, brilla con la fuerza de un dios libertino y decadente del Olimpo, es el mismo Zéus que se apaga para siempre tras las cimas de la isla de Creta y de Montañita...
Fragmento de novela Roxane- de Sam Scholl -Edison Delgado Yepez
La primera impresión que le descubre la realidad a Roxy al llegar a Montañita, es la pobreza de los extranjeros, ya que en Quito, nunca había conocido a ninguno que sea pobre ni en Salinas, donde veraneaba con sus padres.
Sebastian, en cambio, en Montañita, a diferencia de Salinas, no siente sed y se llena el estómago fácilmente, pronto dejaría de ser un cuarentón panza de agua.
Primero Erica y después Pierina, se meten en la vida de Sebastian, la una como recogida en la calle y la otra la conoce y se involucra con ella al ser una residente permanente del hotel Mayflower, donde llegan Roxy y Sebastian.
El sexo, la fumadera furtiva de yerba, el clima de absoluta libertad y tolerancia, los van enredando, más a Roxy que a Sebastian, ya más familiarizado con la vida permanente en la playa, en la vorágine de vivir a lo loco en una carpa en la tercera planta de un hotel en Montañita.
Las situaciones jocosas posteriores a los enredos -como en el caso de Erica y Sebastian y el vivir para el turismo, como lavaplatos o posilleras o modelos en el caso de Roxy, Pierina y Shangay girl, con todos los avatares, donde el lector se sale de sí mismo y se sumerge con su mentalidad citadina para también estrellarse contra un estilo de vida junto al mar que m^s bien se parece al de un manicomio en llamas y con todos lo sinternos correteando por todos lados despavoridos y con los rostros desencajados por la alegría. Un pensamiento suelto de Sebastian, citando a Saul Bellow, lo expresaría muy bien:
"Te has acostumbrado a aceptar la vida falsa de ahora. Pero no te das cuenta de la obstinación de los tullido. Nonos amamos unos a otros, pero persistimos en nuestra tozudez. Cada hombre sigue siendo él mismo, tercamente el mismo. Por encima de todo, eternamente, cada uno quiere ser sólo él mismo. Cada una de estas criaturas posee una cualidad..."
Erica no llega sola al Mayflower, sino que tras de ella vienen dos personajes masculinos la mar de divertidos, los vecinos de carpa en la tercera planata, el PUEDE SER y el ANTROPOLOGO, chapas, o apodos recibidos y aceptados por ellos ya que el primero, usaba la muletilla de "puede ser" a cada rato y el otro, recibió el de ANTROPOLOGO, or ser un intelectual, militante a ultranza del consumo libre de yerba y que se sentía a sus anchas en Montañita.
Pero lo que el lector va a encontrar con más frecuencia en esta novela es el sentido del humor de Edison Delgado Yepez, (Sam Scholl), como en el caso del sexo imaginativo, de tal manera que Sebastian al montar sexualmente a Pierina ella lo trabajaba hablandole de los atributos sexuales de Roxy y ella hacía lo mismo al momento del acto sexual hablandole de todo lo fornicadora perfecta que era Pierina, es decir una cosa de locos aquí, al estilo de MANICOMIO RECORDS, y que el Sebastian al caer en la cuenta no hace más que exclamarle a las dos:
-¡Estaís las dos locas de remate!
Tal como Edison, nos tiene acostumbrados y ya lo habíamos visto en su novela negra THE IRISH PEOPLE, con Danni Pick Up, una parte de Roxane, nos presenta en el día al Sebastian, que fiscaliza una distribución de materiales de construcción que salen de la bodega, muy bien administrada por su amigo de confianza Duval, para que todo vaya directo a la construcción y no a otro lado.
La primera parte de Roxane se detuvo en el 2010 por un cáncer de colon que superó Edison Delgado Yepez, y ocho años después, la terminación también registrada en el IEPI, es usado como el mismo espacio y tiempo, de ocho años, en que Edison hace durar la felicidad de la vida de Sebastian con Roxy, hasta cuando la obra se paraliza por un paro en Palmar y por un tirotéo con fatal destino accidental para un local de Palmar disparo dado por un custodio de uno de los camiones que transportaba los materiales para la construcción del hotel.
Pero Roxane no finalizaría con la muerte de la protagonista, Roxy, la matriarca o madre comunal de tantas chicas de Montañita, sino que la saga de Sebastian se extenderá con sus continuaciones: Villa Venecia, EL FRENESI DE LA INEXISTENCIA y terminará con ARENA BLANCA.

Reflexiones

Reflexiones
Reflexiones

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REFLEXIONES CREPUSCULARES SOBRE NOVELA INCONCLUSA ROXANE

No es de extrañar que piensen que estamos todos locos

Henry Miller

¿Cuándo es que le cambió la vida a Sebastian -sin tilde-, y sale al fin de su pernisiosa mala suerte y del desempleo crónico?

Cuando conoce a Roxane...

Cuando acompaña a Mario a cambiar un cheque por la venta de un jodido bote inótil, y ve a Roxy, sentada en un banquito de un parque conversando con una amiga y se le acerca, sin poder reprimir el deseo de decirle:

-¡ Disculpe la molestia...!

-¡Sí!

-¡Espero que me disculpe, pero es usted la señorita más linda que he visto en toda mi vida!

Y luego, y como siempre al chiflado de Sebastian, se le vino un pensamiento suelto, ésta vez, de Marvin Harris:

" Debido a la selección natural, se puede decir que los organismos se adaptan a las necesidades y oportunidades existentes en su medio ambiente. Las fuertes presiones sobre los discos cartilaginosos entre las vertebras producen hernias, alineamientos defectuosos y "dolores de espalda"específicamente humanos. En algunos primates, las hembras en celo muestran hinchazones policromas en la región del ano y de la vagina"...

Y después de ese encuentro, los encuentros casuales o no con aquella quiteñita aniñada de el Batán y las últimas noticias, se fueron dando más seguidas y el segundo fue al salir de surfear con Freddy de la punta de Shit Bay y ¡qué feliz se sintió al verla sentada en las escaleras del Condominio SAN LORENZO!

Y por supuesto, después de cada conversa tonta, venía el inefable besito en sus preciosos nudillos de su manita serrana, que la hacía vibrar desde la punta del pelo de su cabecita hasta las uñitas de los pies.

Y es en el tercer encuentro, cuando junto con Freddy y se van a pasear por las colinas de Salinas Ecuador y se van a comprar yerba con los amigos delincuentes de Freddy y cuando se quedan botados en la carretera es que ella muerta de hambre se lo lleva a su departamento a comer una pizza descongelada en el microondas y aquella pizza le sabía a Sebastian a jamón, queso, peperoni, champiñones y la belleza extraordinaria de Roxy y el delicioso sexo de ella, disfrutado mientras se bañaron en el cuarto de ella después de comer.

Sebastian sabía que Roxane lo amaba en secreto y ella sabía que él la adoraba y cuando finalmente pudieran consumar su pasión en Montañita, él la embestiría con tanta ternura reprimida y ella lo recibiría con tanta pasión contenida y se amarían tan completamente, tan ardorosamente, que su pasión les arrancaría lágrimas y les dolería el corazón y en la frente de ella se brotarían pequeñas venitas por la intensidad de su amor tan correspondido, tan maravillosamente fiel, respetuoso y correspondido.

Luego de ésto, ella ya no hacía más que pensar en verlo y cuando Sebastian le propone irse a vivir con él a Montañita, donde le había salido un trabajo, no lo pensó dos veces, y pese al escándalo de sus padres, el día de la partida lo esperó afuera de su casa cuando Sebastian salía y se fueron juntos a coger la Chichera con rumbo a Montañita y el hotel Mayflower, ubicado en la primera calle a la derecha de la entrada de Montaña.

Una mujer puede llevarte a la gloria o destruir toda tu vida para siempre, y en el caso de Roxy y Sebastian, aunque fueron solamente ocho años viviendo juntos en Montaña, pero ella lo hizo a Sebastian el hombre más feliz y completo, al punto que su memoria, quedaría para siempre consagrado con el más respetuoso y adorable amor en esta novela..

Reflexiones

Reflexiones
Reflexiones

Nadia

Nadia o la lluvia como gruesas gotas de lágrimas de un gigantesco dios

A ti que me trataste tan bien

Tengo que volver a verte

aunque en este negocio de la vida esté prohibido amar

necesito saber de ti

necesito saber si necesitas de mí

me obligas a susurrarte al oído:

tontita, no sabes amar, disfrútame

¡es que no te puedo amar, no entiendes, éste es un negocio!

no te pago por el sexo, te pago para que me ames

no puedo, eres tan viejo como mi padre

sí, pero no te pago para amarte como un padre, te pago para que me correspondas mi amor

creo que ya no me podrás volver a ver

te confundo, me voy, pero cada noche habito en una esquina de tu corazón

me niegas cuando te beso las manos

te obligo con la fuerza de la ternura a abrazarme y con miedo cedes a la confusión, ésto ya no es solamente sexo, es amor

me quieres contar tus cosas, quieres obtener sabiduría, pero, no tenemos tiempo, porque no me puedes amar, ésto es un negocio

tengo que volverte a ver

aunque nos esté prohibido amar, amor

Nadia

Nadia
Nadia

Reflexión

Reflexión en honor a todos los Maestros que he tenido en las diferentes disciplinas marciales.
EL JUDO Y LAS ARTES MARCIALES EN GENERAL Y EL GRAN ESFUERZO INTELECTUAL POR INTERPRETARLAS COMO CULTURA.
Cuando se habla de artes marciales, en términos generales, la mayoría de las veces los interlocutores se ponen en guardia, tensos, es una reacción invariable y totalmente inexplicable para mi, simplemente, quieren participar en ellas, como espectadores, comentaristas deportivos o disfrutarlas a través de los vidéo juegos, por el temor a las lesiones, pero siempre desde muy lejos, y a duras penas, y con mucho esfuerzo, toleran que sea considerado como un deporte y por lo tanto se lo redirige a la Secretaria del Deporte y ésto a duras penas.
En el Ecuador sería completamente impensable, por ahora, el tratar de entender las artes marciales también como una materia que forma parte de la Cultura ecuatoriana, aunque en realidad las artes marciales desde siempre han formado parte de la cosmovisión deportiva y cultural, de cómo entienden los ecuatorianos la vida y el mundo.
¿El motivo?
La falta de interés por comprender la huella cultural e histórica milenaria de las artes marciales nacida en China y luego extendida poco a poco por todo el mundo.
Y en esa huella histórica cultural también se encuentran ciertos hechos lamentables de enfrentamientos con las autoridades, que no se hallan de manera regular y tan fácilmente en otras disciplinas deportivas, en donde no es tan necesario el individualismo y la fuerza de carácter del alumno sino más bien el trabajo coordinado en equipo y siempre sometiéndose a los rigurosos controles de las autoridades.
Las artes marciales son conocimiento, ciencia y espíritu.
Su orígen primigenio proviene nace como la disciplina marcial que ciertos monjes budistas le enseñan a sus pupilos para que se encarguen de la protección y defensa de sus compañeros y de la sacralidad de los Templos,
Ésta es la parte de las disciplinas marciales de toda índole que la Cultura del Ecuador debería apreciar e intentar promoverlas y masificarlas en el intelecto y apreciación de la vida de todos los ecuatorianos, haciéndolas parte de la cultura y educación básica y superior del Ecuador continental e insular.
Al limitarse a verlas, como espectadores, espantados, como el enfrentamiento a golpes o proyecciones, entre dos brutos o brutas; y de manera soterrada, como una expresión de la violencia, un deporte sangriento y como una apología intelectual de que la razón de la fuerza es la única solución a los conflictos entre personas civilizadas y que éste es el único mensaje que se esconde tras estos deportes, entre comillas, en sociedades que pretenden ser sumamente civilizadas y de paz, ¿bueno! así, al limitarse a interpretarlas de ésta única manera, se comete un terrible error intelectual de apreciación, una injusticia e imperdonable discriminación ante una disciplina deportiva con mucha tradición, honra y gloria, incluso, olímpica para el Ecuador.
Lo que ocurre es que por lo general se pasa por alto que para llegar al combate los alumnos son previamente adiestrados y preparados, física y mentalmente, para la lucha cuerpo a cuerpo, con su pareja de entrenamiento o con cualquier otro oponente en competencia o fuera de ella.
Hay muchos deportistas y atletas de alto rendimiento que entrenan con varios compañeros y hasta con sus profesores con el debido respeto hacia ellos para conseguir sus metas de luchadores imbatibles a la hora de las competencias internacionales al entrar en contacto con diferentes estilos y recursos de combate evitando el limitarse a luchar y entrenar únicamente con un sólo compañero de entrenamiento.
Las artes marciales son conocimiento, ciencia y espíritu. Y es así como se debería entender siempre su más profundo concepto y definición.
Es de mucha verdad la aseveración de que las artes marciales no son para todos ya que al alumno a veces se le exige una cierta fuerza de carácter y la disciplina necesaria que no todos los principiantes la tienen para aprender la teoría de las katas y para aprender sobre la marcha durante los combates a perseverar tanto en las victorias como en las derrotas.
La tradición exige que el alumno se convierta en discípulo que honre al Maestro, soportando muchas veces ciertos excesos intelectuales o de apreciación en sus juicios en el ejercicio de la autoridad.
La tradición exige también que el alumno jamás rehúse un combate, randori o kumite sin pasar por ser tomado como cobarde.
Muchas veces el desconocimiento del código Bushido y la falta de una capacidad para explicarlo debidamente impide que los alumnos tengan ciertas facilidades para comprender de qué se trata en realidad este conocimiento, esta ciencia y espíritu de lucha que se le exige.
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Reflexiones

Reflexiones
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POLET

Reflexiones tempranas sobre POLET
POLET
Ésta la decimosexta novela de Edison Delgado Yepez, (Sam Scholl) que nos trae un refrescante redescubrimiento de la sexualidad y sus diálogos íntimos de los chicos de las décadas de los 60's
Sam es un viejo casi fracasado escritor que comienza a frecuentar la amistad de Polet, porque es ella la que siempre lo busca, sin saber que detrás de esa eficiente secretaria ejecutiva, que sabe mover muy bien el culo delante de sus jefes, se esconde una evangelista ninfómana, que a duras penas se había estado conteniendo hasta llegar a conocer a Sam, el hombre perfecto para ella y todas sus muy íntimas perversiones.
En este último trabajo literario de Edison las conversaciones de alcoba y sus escenas y escenarios llegan a alcanzar una cota de elevadísima calidad literaria aunque el propio autor viva casi como un ermitaño.
Polet aún con sus lados oscuros y siempre apretando la mano de Sam cuando al llevarlo a sus cultos evangélicos puede ver la cara de tortura y malestar por las diatribas y fuertes indirectas del Pastor que se les carga como si fueran unos herejes infiltrados, en definitiva Polet es una pervertida encantadora y muy suave incluso en sus pequeños ataques de celos contra Sam, que a pesar de todas las predicciones también a veces quiere un poco de su propio espacio para respirar y vivir su propia vida.
POLET O COMO EL RETRATO DE UN MUNDO TODO CORRUPTO
Sam un viejo talento literario casi desconocido y medio fracasado asiste al cumpleaños de Polet llevándole una caja con tres mil dólares y un anillo de oro blanco valorado en dos mil dólares y ella se deshace sin saber que cojones pasa aquí.
Ella se le acercó a Sam un par de veces en un bar de streap tease y una segunda vez en su propio Templo para ver porque se fija en él y hay muchos indicios de que él es el hombre correcto para dar rienda suelta a su muy bien escondida ninfomanía.
Ya borracha al fin joden ante el escándalo de los invitados que los ven subir a su cuarto y no bajar nunca.
Éste sería el inicio de una relación llena de toda clase de locuras sexuales y toda clase de promiscuidades y sexo a veces desenfrenado con terceros y siempre Polet manteniendo un perfil completamente bajo en su oficina y en todos lados, pero lo que quiere Sam es vivir tranquilo y todo este jodido aceleramiento sexual que a veces alcanza cotas innombrables lo lleva a beber a su lugar favorito siempre en completa soledad hasta que se le acerca Rebeca la dueña del territorio de chicas paradas en las esquinas donde está ubicado el pequeño departamento japonés y caluroso de Sam.
En un jodido instante la fama del viejo escritor se dispara entre las putas que siempre lo adoran por la forma como las trata y no solamente por ser ahora el Cachero de Rebeca la vieja puta de ochenta y pico de años y ser la abuela de todas las zorras y la puta del Vaticano, sino que Sam comienza a ayudar a una antigua amante negra muy enferma de SIDA con inyecciones y dinero lo que de remate logra tener el respeto a sus pies de todos los jodidos negros del barrio de Eva.
Polet aparentemente no sabe en la tragedia bastante grotesca en que va a terminar todo este jodido asunto al puro y mejor estilo de Ann Rice incluso como cuando Lestat baila con el cadáver de la madre de una niña que también convierten en ángeles de la noche.
Lo más horrísono de el final de Polet es cuando el viejo escritor Sam con el dinero de sus dos editoriales, una de Filipinas y la otra de Alemania, recién recibido y ya con ruta a ayampe es secuestrado y linchado en una STATION WAGON por dos capitanes de la POLICIA NACIONAL, y luego entregado medio inconsciente a dos negros guardianes de la vieja zorra Rebeca, que se ha metido mucha cocaína e el culo y que con sus burlas provoca que sam cometa homicidio involuntario contra la vieja puta del Vaticano y asesina de su amante negra con SIDA, Eva.
La escena durísima en que Sam se encuentra con el pene atrapado en el ano de la muerta Rebeca y todos sus esfuerzos por librarse de aquel cuerpo inerte cuya cabeza cuelga solamente del pellejo por el tremendo codazo que Sam le dió en la nuca mientras la follaba con rabia, es verdaderamente de MANICOMIO RECORDS, algo que hace de Edison (Sam Scholl) el verdadero heredero de Guy de Maupassant.

Danni

Danni
Danni

Reflexiones breves sobre ARENA BLANCA

Reflexiones breves sobre ARENA BLANCA
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Family

Family
Family

Joey

Joey
Joey

Danni y Joey

Danni y Joey
Danni y Joey

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POLET
Ésta la dieciseisava novela de Edison Delgado Yepez, (Sam Scholl) que nos trae un refrescante redescubrimiento de la sexualidad y sus diálogos íntimos de los chicos de las décadas de los 60's
Sam es un viejo casi fracasado escritor que comienza a frecuentar la amistad de Polet, porque es ella la que siempre lo busca, sin saber que detrás de esa eficiente secretaria ejecutiva, que sabe mover muy bien el culo delante de sus jefes, se esconde una evangelista ninfómana, que a duras penas se había estado conteniendo hasta llegar a conocer a Sam, el hombre perfecto para ella y todas sus muy íntimas perversiones.
En este último trabajo literario de Edison las conversaciones de alcoba y sus escenas y escenarios llegan a alcanzar una cota de elevadísima calidad literaria aunque el propio autor viva casi como un ermitaño.
Polet aún con sus lados oscuros y siempre apretando la mano de Sam cuando al llevarlo a sus cultos evangélicos puede ver la cara de tortura y malestar por las diatribas y fuertes indirectas del Pastor que se les carga como si fueran unos herejes infiltrados, en definitiva Polet es una pervertida encantadora y muy suave incluso en sus pequeños ataques de celos contra Sam, que a pesar de todas las predicciones también a veces quiere un poco de su propio espacio para respirar y vivir su propia vida.

POLET

POLET
POLET

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EL FRENESI DE LA INEXISTENCIA
(Continuación de Roxane y Villa Venecia) por Edison Delgado Yepez
Sebastian después de escapar de Cadeate cuando Pierina se va a la Yoni para desintoxicarse sin regresar, se encuentra de vuelta en Salinas Ecuador.
Y comienzan a desfilar ante su mirada toda clase de personajes como la Pollita, que la había entrevisto de niña en Cuenca y ahora la ve convertida en toda una andrógina punk que ella al verlo se horroriza seguramente por recordar todo lo que hicieron en secreto.
También surge en sus sueños la súcubo Cinthya que la vuelve a encontrar en una reunión increíblemente surrealista en un Hotel de Quito y con la que empieza a vivir una pasión prohibida en cada jodido lugar y rincón de Quito incluyendo el departamento japonés de Sebastian en Quito.
Cuando escapa de Quito y regresa a los tiempos a Montañita conoce a las ambateñas Wendy y Elsa y se embarca en una aventura alcoholica medio porno y bisexual en la que logra satisfacer a sus cincuenta y tres años a aquellas mujeres tan pero tan fuertes, que parecen gallinas serranas MACHAS y con las que pasa unos momentos tan increíbles como los que pasaba con Roxy y Pierina cuando recién llegó a Montañita a los cuarenta años.
Luego comienza a sumergirse en el alcohol y sus sesos son devorados por el amor de su prima suicida Diana con la que se remonta hasta sus mismos años de loca infancia y de su amor incestuosos hacia su prima que siempre lo correspondía ardorosamente y hasta su último encuentro cuando ella ya estaba inexorablemente decidida a divertirse con su primo por última vez y luego desaparecer de este mundo para no ser una molestia para nadie dejando completamente destrozado el corazón de Sebastian.
Así ya casi terminando los cincuenta años Sebastian se vuelve a encontrar a ya una madura Shangai girl (Cristina) en el Supermaxi de Cadeate y se deciden por volver a vivir juntos de vuelta en Salinas Ecuador.
Sebastian vuelve a ver a Mario y a Iván y visita en la Penitenciaria a Freddy y a Carlitos llevándoles toda clase de delicatessens italianos y escuchando el grito de locura de Carlitos cada vez que lo veía venir a visitarlo: "COMENZASTE, COMENZASTE, COGE Y COGE, COGE Y COGE Y TODO PARA LA MADRINA"
Sebastian tiene el corazón lleno de dolor al recordar con Shangai girl -Cristina todo lo felices que vivieron esos bellos momentos con Roxy en Montañita Ecuador, cuyos restos quedaron enterrados en el cementerio de Olón y en secreto y bebiendo a una velocidad crucero y moderata algo de alcohol para soportar la desgracia el recuerdo de su adorada prima Diana que incluso se despidió y lo engañó antes de irse de su vida y de su corazón.

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EL DURO OFICIO DE RETRATAR LA TRAGICOMEDIA DE LA VIDA EL CASO ESPECIFICO DE INEPTITUD.

En el 2008 mi vida en Quevedo Ecuador ya tocaba a su fin y ante las sorprendentes premuras de jóvenes talentos literarios a que le dé continuidad a mi nueva línea literaria autobiográfica, le di remate a LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, con su continuación INEPTITUD y posteriormente con Arena Amarilla.

Se convierte así la vida de mi alter ego Joey Pulido en una trilogía de risa, llanto, escándalo sexual y de franca decadencia, declive moral y miseria doméstica.

Casi se podría decir que la casa de los Pulido en aquella pequeña colina de Salinas Ecuador está maldita.

Con el regreso de Joey Pulido a su casita en Salinas, toda la familia se percata que ha corrido mucha agua bajo el puente, pero tanto él como su esposa Penélope, tiemblan ante la certeza de quenada ha cambiado con su marido siempre luciendo como una lumbrera intelectual, pero luego y como siempre sin un duro en el bolsillo.

Ya Pulido, senior, no es un jovencito brioso, recién salido del Bachillerato del Colegio Claretiano Espíritu Santo, sino que trece años después, ahora comienza a estrenar verdadera decadencia .

Pulido está tan agotado de luchar que está dispuesto a arrodillarse ante los pies de Penélope y de pedirle llorando "PERDON" por favor, perdóname.

Pero un matrimonio que sigue sufriendo la interferencia nociva y perversa de la sociedad de la comunicación, que al igual que la Cosa Nostra nunca perdona, y que obra implacable sin perdón ni olvido, la cosa sigue igual y los padres de Pulido se dan por vencidos de antemano ante una cuestión que no entienden por insuficiencia intelectual y comodidad para creer que se trata todo de esquizofrenias de un matrimonio joven.

Penélope ante esta actitud de los padres de su esposo que ni siquiera se toman la molestia de hacer un beneficio de inventario como al menos ella trata de hacerlo y de entender los miedos y las cosas que dice su esposo, no llega más que a la conocida decepción desesperación y nuevamente a darle la espalda a su esposo, que arrodillado le pide perdón y llorar por toda esta desgracia.
Penélope al igual que sus padres jamás volverá a confiar en su esposo y padre de sus dos hijos.

Ineptitud, también es el resultado de muchas relecturas y estudio de las obras porno autobiográficas de Henry Miller, tal como lo fue su predecesora LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, escrita durante casi todo el 2005.

La sexualidad rabiosa y desbordante de Pulido como deshaogo ante sus fracasos y tensiones laborales, la misma desdibujada historia laboral que siempre va de fracaso en fracaso, y con sus victorias pírricas, pero al final el desenlace de Ineptitud es inesperado.

Edison Delgado Yepez (Sam Scholl), en Ineptitud, mata a su alter ego, de la mano de un asesino de P2 Inteligencia Naval, cuando Pulido va al aeropuerto de Salinas con rumbo a Venecia para dar una conferencia a la Sociedad Possi sobre su testamento político publicado en una imprenta DEMOCRACIA Y LIBERTAD.

Democracia y Libertad es la antología y reingeniería de todas las cartas enviadas a los periódicos y que fueron siempre censuradas para la misma sorpresa y jocosidad en especial de los miembros de la Juntas Directivas de los diarios EL GLOBO y EL PANFLETO RADICAL.

De nada le sirve al viejo y cansado Pulido, ahora el querer escuchar y dar muestras de rendición porque ahora descubre que toda su vida se a convertido en un show en un reality show de escandalosa crónica roja y aunque Pulido no quiera participar y pelee y patalee por desengancharse de este vergonzoso sketch televisivo, la enfermedad de la histeria catódica es mucho más fuerte, lucrativa y de verdadera justicia política.

Es que es la polémica, la histeria y el escándalo y sus mentiras asquerosas y ruines lo que siempre paga más que todos los valores sacrosantos de la familia, la patria, la cordura y el sano juicio de la población ecuatoriana.
La censura de los periódicos, ahora se ha convertido en un sistema de depresiva y venenosa justicia política, que sin ningún miramiento atropella todos los derechos humanos como el del buen vivir y hasta el derecho a la soberanía alimenticia.

La contaminación de la música en español y la sinverguencería de los reality shows, son también una verdadera verguenza para el Ecuador y un insulto para la inteligencia de su pueblo, que como en los tiempos de la Antigua Roma, viven gracias a la vida privada de la famila Pulido del pan y del Circo.

Caminante ya no hay camino se hace camino al andar.

Acostado en la misma cama matrimonial con su esposa la bella y delicada Penélope, Pulido le informa dejándola completamente perpleja que si ella quiere puede acompañarlo a Venecia a dar la charla sobre su best seller DEMOCRACIA Y LIBERTAD para la Sociedad Possi.

Penélope no puede creer lo que escucha de los labios de su esposo a quien siempre y por las fuerzas de las aparentes evidencias lo llegó a tener como un inepto.

Ineptitud (2007-2008) es un canto al eterno drama en que viven los intelectuales ecuatorianos que tienen que cargar con la cruz apátrida del orgullo muchas veces ciego y regionalista, que al atraparlos destruye al escritor y a toda su familia en un maldecido laberinto político de Mafia, poder y asesinato.

Reflexiones

Reflexiones
Reflexiones

Antonella

Antonella

Aún ahora cuando ya todo pasó en realidad no sé que pasó

solo en mi habitación en jocoso arresto domiciliario

con toda la fuerza de mi corazón

y llega la noche aún ahora puedo verte desnuda

y me veo perderme en tu negra jungla

me gusta verte morboso salir desnuda del baño

el recuerdo lo sana todo

todo el amor parece desaparecer todo el dolor de vez en cuando

cada vez que te recuerdo pipona

envuelta en tu piel de zorro

cuando seco tu cuerpo obsceno y tus nalgas groseras y ya no puedo pensar

es tu amor como una flama de oro

flota vaga en mi mente

como cuando te penetraba indolente

y te ríes a mares de mis charlas risueñas

aún ahora cuando tu recuerdo se esfuma

en el frenesí de lo cotidiano

cuando a nadie lo nuestro les importa un pimiento

cuando ya no recuerdo el timbre de tu voz

aún ahora cuando en la cama ya no me corriges mis textos y sin ti ya no sé si lo que estoy haciendo está bien

no puedo verte peinando tu pelo frente al espejo con tu cara afilada de pájaro

y cuando regreso borracho al cuarto de un hotel en Quevedo, Salinas, o Canoa con el mismo dolor que me ahoga el pecho

aún ahora te amo
Tu recuerdo me hace sentir indestructible

me haces humano con tus gemidos

cada vez que con violencia te penetro

perfecta diosa de los bosques

visión en ayahuasca de una perra que cautiva mi corazón

a media noche me pides que te llene el culo de leche

fumo opio como un roedor, como un loco salgo y corro tras tu visión de mujer huyendo precipitada en calzones

sí es aquí donde perteneces en mis alucinaciones en las madrugadas

habitando mi mente y mi corazón

en vano te busco en el bar donde hay tantas chicas que me extrañan y me quieren contagiar un montón de chismes con sus vaginas histéricas

y cuando los años pasen y todo, todo se acabe

ya sea que te vayas o te quedes

solamente estas palabras de amor y reflexión

nos quedarán enterradas en una lejana punta de arena

más todo el tiempo has estado ahí esperando sentada y sudorosa o muerta de frío

y el velo de la noche cae sobre mis párpados y todo mi ser se hunde

en la más profunda de las noches

al recordarte es volver a resucitarte

me duele la próstata cuando pienso en las miles de veces en que te chupé el culo

mucho antes de empezar a besarte los pies

cuando me quedaba dormido en una nube rosa con tus filudos pezones en mis labios

quiero joderte por el culo toda la noche

quiero hacerte un hijo rubio y verte en el trayecto toda barriguda

algunos amigos me dicen que esas mujeres no son, no sirven para echar raíces

más mi mente libre por el opio vuela incesante, peligroso vuelo nocturno para verte desnuda, toda preñadota, después de violada varias veces

sometida en mi mente a la fuerza con los dientes arrancados los calzones
En realidad nunca supe porqué todo entre nosotros terminó, tal vez porque nunca pasó

aún ahora cuando a nadieen Salinas le importa un carajo te sigo recordando Antonella

Anto

Anto
Anto

Antonella

Antonella

Tu recuerdo me hace sentir indestructible

me haces humano con tus gemidos

cada vez que con violencia te penetro

perfecta diosa de los bosques

visión en ayahuasca de una perra que cautiva mi corazón

a media noche me pides que te llene el culo de leche

fumo opio como un roedor, como un loco salgo y corro tras tu visión de mujer huyendo precipitada en calzones

sí es aquí donde perteneces en mis alucinaciones en las madrugadas

habitando mi mente y mi corazón

en vano te busco en el bar donde hay tantas chicas que me extrañan y me quieren contagiar un montón de chismes con sus vaginas histéricas

y cuando los años pasen y todo, todo se acabe

ya sea que te vayas o te quedes

solamente estas palabras de amor y reflexión

nos quedarán enterradas en una lejana punta de arena

más todo el tiempo has estado ahí esperando sentada y sudorosa o muerta de frío

y el velo de la noche cae sobre mis párpados y todo mi ser se hunde

en la más profunda de las noches

al recordarte es volver a resucitarte

me duele la próstata cuando pienso en las miles de veces en que te chupé el culo

mucho antes de empezar a besarte los pies

cuando me quedaba dormido en una nube rosa con tus filudos pezones en mis labios

quiero joderte por el culo toda la noche

quiero hacerte un hijo rubio y verte en el trayecto toda barriguda

algunos amigos me dicen que esas mujeres no son, no sirven para echar raíces

más mi mente libre por el opio vuela incesante, peligroso vuelo nocturno para verte desnuda, toda preñadota, después de violada varias veces

sometida en mi mente a la fuerza con los dientes arrancados los calzones

Anto

Anto
Anto

Antonella

Antonella

Aún ahora cuando ya todo pasó en realidad no sé que pasó

solo en mi habitación en jocoso arresto domiciliario

con toda la fuerza de mi corazón

y llega la noche aún ahora puedo verte desnuda

y me veo perderme en tu negra jungla

me gusta verte morboso salir desnuda del baño

el recuerdo lo sana todo

todo el amor parece desaparecer todo el dolor de vez en cuando

cada vez que te recuerdo pipona

envuelta en tu piel de zorro

cuando seco tu cuerpo obsceno y tus nalgas groseras y ya no puedo pensar

es tu amor como una flama de oro

flota vaga en mi mente

como cuando te penetraba indolente

y te ríes a mares de mis charlas risueñas

aún ahora cuando tu recuerdo se esfuma

en el frenesí de lo cotidiano

cuando a nadie lo nuestro les importa un pimiento

cuando ya no recuerdo el timbre de tu voz

aún ahora cuando en la cama ya no me corriges mis textos y sin ti ya no sé si lo que estoy haciendo está bien

no puedo verte peinando tu pelo frente al espejo con tu cara afilada de pájaro

y cuando regreso borracho al cuarto de un hotel en Quevedo, Salinas, o Canoa con el mismo dolor que me ahoga el pecho

aún ahora te amo

Anto

Anto
Anto

Edison Delgado Yepez

Edison Delgado Yepez

Nace en Guayaquil Ecuador en enero 25 de 1966 y vive en Rocafuerte y Loja y luego en la Ciudadela El Paraíso. Desde los doce años practica deportes extremos y abandona la carrera universitaria para dedicarse por completo a la literatura desde 1988 hasta su retiro en el 2010. Autor de doce novelas de literatura surf empezó a trabajar en la poesía desde 1997 hasta la actualidad. Siempre tuvo problemas con la censura por ser políticamente incorrecto y esto destruyó su familia, su estabilidad económica y su salud. Actualmente va y viene de Montañita Ecuador donde trata de vivir ya retirado completamente. El tipo de realismo literario que utiliza posee sólo tres novelas autobiográficas: LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, INEPTITUD y ARENA AMARILLA. También consideran su trabajo demasiado adelantado a su época y muy sórdido.
Who is this guy?
Edison Delgado Yépez, (Sam Scholl), nació en Guayaquil en enero 25 de 1966 y su infancia transcurrió entre Guayaquil, (Rocafuerte y Loja), Ambato y la Península de Santa Elena.
A los cuatro años se cambia a la ciudadela El Paraíso y a los catorce comienza a correr olas en Chuyuipe, Ballenita y desde Playas General Villamil hasta Canoa en Manabí. Vivió por mucho tiempo en Montañita y Canoa en Manabí hasta ponerse cucú.
Cuando obtiene el título de bachiller en el Bellas Artes ya se había graduado como un gran surfista corriendo olas de tres metros en Briceño, pero sin dejar algún testimonio fotográfico, y no sigue la carrera plástica e ingresa a estudiar en la Universidad Laica y de ahí pasa homologando materias a la Universidad Católica donde aprueba materias de sexto ciclo y descubre la pasión por la antropología y la literatura anglosajona.
Comienza a escribir en 1988 en medio de la peor penuria económica, mientras trabajaba en una carretilla como vendedor de hamburguesas y hot dogs -en la noche y madrugada-, y en el día, estudiaba el deporte de los pobres: karate coreano y japonés, y vive momentos de verdadero éxtasis intelectual hasta llegar al borde de la locura.
En 1993 y casi loco empieza a escribir LA VIDA SOBRE UN MAR VIOLENTO, el primero de seis capítulos de su novela PUNTA DE ARENA, que la publicaría recién en el 2002, mientras trabajaba como guardia de seguridad en el Puerto. Lograría publicar con mucho esfuerzo dos obritas más tituladas: Poemas Salineros y Fragmentos Salineros. Y seguiría escribiendo ARENA ROJA (2004); De Chuyuipe a Canoa( 2005); Llegarás tarde a la playa(2005); INEPTITUD(2006); ARENA AMARILLA(2007); HOTEL BERLIN(2008) y THE IRISH PEOPLE(2008), para retirarse con LA NECESIDAD DEL CORAZON(2008).
Escribe poesía por primera vez en 1997 , tres en total tituladas Marcela, Coqtel de amor, y la otra Mary Jo, en circunstancias verdaderamente duras y suicidas y completa once novelas, la última: ROXANE con la que se retira de la literatura.
Su trabajo literario se lo puede enmarcar dentro de un raro realismo literario, ambientado temporalmente en los 70’s y 80’s y geográficamente desde Playas General Villamil hasta Canoa en Manabí-Ecuador.
Este tipo de realismo literario que el mismo Scholl confiesa a desgana que sí posee un cierto trasfondo guayaquileño busca al igual que el trabajo de Faulkner y de Carson MacCullers revivir una época dorada en la civilización guayasense, llena de libertad y quemeimportismo de todo lo que no sea una total satisfacción de los sentidos.
Scholl lo lleva al lector a viajar por todos los rincones más recónditos de la Península de Santa Elena y a penetrar en la mentalidad de los surfistas pesados tan dispuestos a farrear hasta ver el sol como a bajar una ola grande y peligrosa así como a meterse en unas playas con olas, pero por senderos verdaderamente inaccesibles.
Scholl logra con su trabajo retratar todo aquello que está detrás del mundo de los surfistas pesados de Salinas hasta llegar al borde del escándalo, pero lo hace de una manera graciosa y sin ánimo de ofender, al contrario, su esfuerzo intelectual glorifica la necesidad de los jóvenes por rebelarse y descubrir su verdadero yo en una sociedad atada de piés y manos a toda clase de tradiciones y convencionalismos.
Who is this guy
EDISON DELGADO YÉPEZ

EXPERIENCIA RELEVANTE

" Ha trabajado en el área de ventas durante la década de los 80 s, destacándose en la venta de seguros de clientela cautiva; en la década de los 90 s, su honestidad le permitió desenvolverse impecablemente como mensajero, jefe de cobranzas y chofer sportman; y del 2000 en adelante a trabajado en áreas de vigilancia y seguridad privadas. A pesar de sólo tener licencia sportman es un piloto consumado, que no ha registrado ningún accidente de tránsito, y que empezó a manejar desde los catorce años. Durante el 2007 trabajó como chofer en la compañía Nature Farming S. A. Además es autor de doce novelas de las cuales once están registradas de DERECHOS DE AUTOR IEPI .

EXPERIENCIA INTELECTUAL

" 1988
" Comienza su carrera literaria escribiendo análisis políticos hasta 1993.
" En 1993 comienza a escribir su primer manuscrito de ficción llamado RELATOS, que a finales de 1993 tomará el nombre de: LA VIDA SOBRE UN MAR VIOLENTO, su primer capítulo de una novela de seis, que más tarde se llamará: PUNTA DE ARENA.

" 1993-1994
" Termina de escribir LA VIDA SOBRE UN MAR VIOLENTO, y comienza a escribir OLAS VERDES, para participar en un concurso del muy Ilustre Municipio de Guayaquil, y termina de escribir FIESTA & MAR ADENTRO, que participa en un concurso del INNFA. El autor se quedaría sin ningún ejemplar de OLAS VERDES ya que el original lo entregó al diario EXTRA y la copia la envió por correo certificado a la revista PLAYBOY.

" 1994-1995
" Comienza a escribir FREE PEOPLE, que más tarde se llamará SOCIEDAD LIBRE, pero abandona el trabajo hasta 1998 en que lo vuelve a retomar y rescribir.

" 1995-1996
" Comienza a escribir y a reescribir MEMORIAS DE JOHNNIE PICK UP, enviando toda la novela por capítulos a un primo en California y luego volviendo a rescribirla para enviarla por capítulos al diario EL TELEGRAFO. Memorias de Johnnie Pick Up, más tarde en el 2000, tomará el nombre de: TODO LO QUE NECESITES.

" 1997-1998

" El autor reescribe TODO LO QUE NECESITES y comienza a incursionar en el mundo desesperado de la poesía.

" 1998-1999
" En medio de una crisis existencial sumamente fuerte el autor reescribe SOCIEDAD LIBRE, OLAS VERDES y empieza a escribir el sexto capítulo, titulado: PERMANECE CONMIGO HASTA EL AMANECER, de su primera novela, titulada: Punta de Arena.
Tanto SOCIEDAD LIBRE como OLAS VERDES tuvieron que ser rescritas casi de memoria porque los apuntes originales se habían perdido.

" 2000-2008
" El autor comienza a escribir y a rescribir todos los seis capítulos para formar un extenso texto llamado Punta de Arena, que lo consigue publicar mediante auspicios publicitarios en la contraportada de 300 libros.
" A partir del 2002 hasta el 2003, el autor logra publicar dos libros más: POEMAS SALINEROS y FRAGMENTOS SALINEROS. En total logra publicar 900 libros que los logra vender personalmente y completamente en Guayaquil. En el 2010 publica su cuarto libro en la misma imprenta, titulado HOTEL BERLIN.
" A partir del 2004 comienza a escribir pequeños cuentos inéditos hasta alcanzar un total de nueve libros, los cuales detallo: ARENA ROJA, Llegarás tarde a la playa, De Chuyuipe a Canoa, INEPTITUD, ARENA AMARILLA, HOTEL BERLIN, THE IRISH PEOPLE, LA NECESIDAD DEL CORAZON y ROXANE.
" Finalmente Sam Scholl se retira de la literatura con su doceava novela que queda inconclusa titulada ROXANE.

Nacimiento de Edison Delgado Yepez

Nacimiento de Edison Delgado Yepez
Nacimiento de Edison Delgado Yepez

Adiós Patita

Adiós Roberto

Nos vimos por primera vez en el SURFER GARAGE, escuchando atentamente a Oscar Cruz y reflexionando todo aquello, aquellos razonamientos llenos de olas surf desenfrenado y sexo y alucinaciones y aceleramientos; se cruzaron nuestras miradas y ya desde entonces estabamos cuerdos y locos y de acuerdo en todo y lo comprendíamos absolutamente todo.. Después en San Marino, muerto ya MATRACA en Sunset con olas de ocho metros/ te invité a una entrevista literaria y para que ocupes el lugar de Oscar y me conectes con los surfers de los 90's Hablamos en la sala de mi casa largo y tendido mientras bebíamos café y te explayaste en tus recuerdos y me aleccionaste y descubriste e iluminaste como un santo todos aquellos arcanos y experiencias de las nuevas generaciones de surfers de los 90's Hablamos sí de cómo todo ese conocimiento lo íbamos a fusionar con mi imaginación para terminar de escribir mi doceava novela Roxane. Nos vimos por última vez en el SUPERMAXI y me dijiste que no me podías ayudar más que te ibas a correr olas al sur y que me deseabas toda la suerte del mundo aunque dudabas de todo y de mi futuro como escritor seguramente ya te habían contactado los hombres de negro o los aliens o quién sabe quién pero antes de irte me dijiste casi al oído como una súplica en silencio: "sigue adelante y publica Roxane por Oscar, que descanse en paz" Luego veo la campaña de Manino y de Xaviercito para ayudarte en tu necesaria craneotomía y me deshice en lágrimas y de rabia por ti y por mi y por el surf ecuatoriano porque sabía que ese era tu final. Adiós Roberto Patita mi pana y mi última entrevista literaria de surf.

Adiós Patita

Adiós Patita
Adiós

La última clase de MMA con los chicos en el DOJO familiar

La última clase de MMA con los chicos en el DOJO familiar
La última clase con los chicos en el DOJO familiar

Doris

Doris

Nunca fuiste la reina de mi imaginación

ni moriste de cáncer ni nunca te dejé de amar

porque cada noche atrapas y vuelves a capturar con dolor o sin amor todo mi corazón

sí fuiste la inspiración a la que acudía cada vez que estaba a punto de quebrarme

nunca fuiste sino la ilusión que me esperaba después de caminar entre brumas y dunas de miseria y desolación

eres aquella fantasma que todavía atormenta mi corazón y me arranca lágrimas de amor y reconciliación

y esperas que te olvide cuando me entrego a otra que no eres tú

los olvidos así son pasajeros y el amor es eterno y agradecido como un callejero harapiento

cada noche cada maldita noche te espero amor

Doris

Doris
Doris

Adiós Miguelito

Adiós Miguelito

Nos conocimos por casualidad donde Jimmy al refrescar con unas chelas el atardecer

atardeceres color rosa y púrpura como la inteligencia de nuestros chats, hermano

nadie como tú para refrescar mi memoria de lo que ya no es y de lo que alguna vez fue

el ir y venir de Urdesa y Salinas en el tiempo y espacio recobrado a lo Proust

nadie iba a imaginar que nuestra amistad llena de alcohol y levadura iba a ser para siempre como el sístole y diástole de las eternas olas del mar

y hablamos de todo un poco incluyendo muy gruesos secretos de Estado

era un placer más allá de todo lo inimaginable el poder discurrir contigo de las ideas más absurdas y pasar de repente a todo lo que es necesario para vivir en este planeta y también para emigrar a otros mundos

a veces Jimmy salía corriendo cogiéndose la cabeza a la calle a pedir auxilio por el poder de nuestras ideas y discursos que muy bien hubieran podido salvar o perder al mundo

el tener sexo con robots, por ejemplo y el estallido de una bomba nuclear que se confundía con las chelas en la explosión de un escape

nuestro tiro en la charla y converzadera a menudo terminaba por desbaratárnos de la risa y todo era una locura cuando le lanzabas los perros a alguna loca

tal vez después de mi amigo Vértigo ya eras el último amigo con el que se podía conversar verdaderamente de todo un poco sin salir corriendo desnudos por la playa

aquella playa imaginaria a la que con nuestros recuerdos siempre nos trasladábamos y que ahora sólo existe en mi imaginación y en el más allá donde ahora moras, hermano

el tiempo concluye para todos y para algunos se acaba de pronto y para otros que sabemos burlarlo tan sólo duramos un poco más en este suplicio que llamamos vida

adiós Migue mi brother y no te emplutes mucho allá donde estés esperándome hasta que llegue tu pana Isósceles

Adiós Miguelito

Adiós Miguelito
Adios Miguelito

Verte y olvidarte

Verte y no verte jamás

Todo lo que me haces sufrir al verte y no verte jamás

todo lo que me haces sentir al recordar tu perfume en mi cama

cada vez que pienso en ti y no estás ya más

al verte pasar en los rostros de alguien más

todo lo que me haces sufrir con tus sueños

y pretensiones

cuando me enseñas tus piernas desnudas

cuando me enseñas a morir al verte salir del baño toda desenfadada

todo lo que me haces sentir y poner mi pobre corazón de infarto

cuando taconeando furiosa traicionas a todo el mundo por verme a solas

y al apoderarte así de mi corazón

cuando con una mirada me adviertes que hoy no puede ser

cuando al final te veo partir con tu familia

sin decirme siquiera adiós


Verte y olvidarte

Verte y olvidarte
Verte y olvidarte

Jiujitsu

Jiujitsu
Jiujitsu

Jiujitsu

Jiujitsu
Jiujitsu

Jiujitsu

Jiujitsu
Jiujitsu

El realismo literario interpretado como calumnia

El realismo literario interpretado como calumnia

Después del romanticismo nace el realismo literario y junto con este género, todos los problemas de correcta interpretación para los creadores, críticos y hacedores de cultura y literatura.

Tal parecería que se trata de una ecuación mortal: mientras más profesional, creíble y apegado a un realismo bárbaro a la descripción de unas anécdotas o hechos imaginarios, la crónica literaria se presta a más confusas elucubraciones.

La confusión está a la orden del día, surge un entrechocar de olas entre la verguenza y el caos que produce todo lo que se describe en un trabajo que todo el mundo sabe que es literatura y no periodismo o historia.

Tratar de colocar una distancia entre la historia personal del autor y su obra es una labor interminable, porque se mantiene la férrea convicción de que para conocer a alguien basta con leer lo que esa persona ha escrito.

El realismo literario por muy despersonalizado que sea y aún usando un nombre de pluma, se cae en picada, cuando las diferentes escuelas de interpretación literaria, se limitan a definir y afirmar que todo ese esfuerzo literario de investigación, de constantes lecturas y relecturas, entrevistas y luego de mezclarlo todo con la imaginación sigue siendo una obra literaria con una fuerte carga autobiográfica o completamente autobiográfica a manera de confesión personal.

Más que un galimatías o una estéril discusión bizantina, tales argumentos parecerían tener la finalidad de calumniar al autor literario, acusándolo indirectamente de usar la literatura para distorsionar la realidad y en el peor de los casos para manchar el nombre y la reputación de algún sitio, de una institución o grupo de personas.

El realismo literario parecería así una contradicción entre lo que es aparentemente real y lo que es puramente literario.

Una obra literaria autobiográfica dentro de género del realismo no despierta tantas suspicacias como otra que no se mueve alrededor de la vida personal del propio autor ya sea que use un alter ego, o que la firme con un nombre de pluma o seudónimo. Ese vendría ser el drama y paradoja de una novela que se ambienta fuera del eje personal y privado del autor, de lo que hace, dice o piensa..

Incluso las suspicacias y elucubraciones llegan a tales extremos de paranóia intelectual cuando dentro del mismo trabajo literario hay más de una docena de personajes y en tales casos se llega a afirmar que en cada uno de esos personajes muy profesionalmente definidos ya por el tipo de diálogo y por sus descripciones personales y perfiles sicológicos, pues, también habita la sombra o pervive la huella de la experiencia personal del propio autor lo que muchas veces causa verdaderos desbarajustes en la vida personal, familiar y privada de los escritores que se ven arrastrados a interminables y onerosos pleitos legales y juicios por demás irresponsables y absurdos.

El oscuro orígen de Johnnie Pick Up

El oscuro orígen de Johnnie Pick Up

SALINAS

Como cualquier otro día de surf, Russo salió de su punta de arena preferida. Hinchado, con los ojos inflamados por la sal y el sol, quemado y con mucho apetito. Me fui, tabla en mano, a la cabaña-hogar de Tommy Robin, a ver si masticaba alguna sobra.
La visión crepuscular de la carretera era sorprendente. El cielo estaba formado por colores celestes, naranjas, violetas y azules. Más adelante fui recogido por mi viejo amigo Red Hughes y en su Datsun sin balde, nos fuimos por aquel camino lleno de polvo, maleza y luz naranja.
Acortábamos camino.
El trayecto maratónico, nos conduciría por unos cansinos arrabales, hacia el refugio de los surfistas de nuestro grupo: la casa de Tommy Robin.
La millonaria mansión de verano, había conocido otras épocas de fulgor, donde se daban magníficas fiestas de grandes millonarios. Ahora, de todo aquello, sólo quedaba una vieja pulcritud y un cierto sabor a espléndido en la arquitectura. Aquella vieja construcción, contrastaba con las demás residencias de aquel suburbio, para veranear.
En su interior, los fantasmagóricos cubre-todos, le daban al espacio un aspecto tétrico y espectral, casi ectoplasmático. Impermeabilizaban los bienes del polvo, la humedad o bien de las altas temperaturas. Ahora, la casa de Tommy Robin se había convertido en un hotel para sus amigos:
Rod; Russo; Pick Up; Red Hughes; O’Brian; Christie Mac Dougal; todos llegaban ahí. Me olvidaba de Wayne Buchanan y Phillipe. Y las chicas: Vivian, Claudia y sus hermanas, Esther, Johannie, Alexa, Isabel, Alejandra, Adriana, Andrea y Gabriela.
Aquella casa se llenaba de sleeping bags, tablas de surf, pastas de dientes, comida en lata, cassettes de música, tortas de cumpleaños, radios portátiles y latas y latas de cerveza.
El alcohol era el medio que aquella juventud necesitaba para moverse con mayor fluidez, con mayor soltura y hacer lo que tenían que hacer sin tener que sentir vergüenza, duda o miedo.
Lo único que Russo encontró en la nevera fue cerveza y cerveza en mano, optó por una enjuagada con agua dulce. No había placer más indescriptible que sacarse la sal bajo un chorro de agua dulce, mientras uno se bebía una cerveza en lata bien helada. Y para rematar bajo los acordes de una balada de la banda BREAD.
Después del baño sintió frío.
Medio insensible, por el alcohol en el estómago vacío, se secó con una toalla y se metió en un saco de dormir. El silencio lo era todo. El silencio se mezclaba con el piso de madera, las lámparas, los corredores, el bar, las escaleras y pronto una oscuridad cubrió todos sus sentidos.
Mientras flotaba en la inconsciencia como un muerto, Russo escuchó voces femeninas. Su corto viaje sentimental con Morféo llegó a su término.
Aquellas voces femeninas e infantiles, poseían un acento típicamente costeño y amanerado. Era una afectación delicada, que al igual que el acento de los chilenos, provocaba cierta atención especial. Russo se despertó completamente, abrió los ojos y se fijó bien en aquellas chicas.
Eran Claudia, Gabriela y Vivian que venían a la casa de Tommy para protegerse del sol, iniciar un programa de entretenimiento y tomarse unas cervezas. Pero no estaba Tommy y sólo se encontraba Russo.
Sus figuras eran atléticas y a pesar de sus bikinis y sus camisetas parecían estar desnudas. Estaban en la flor de la juventud y la alegría de vivir era todo lo que importaba en ese momento.
Claudia tenía un tatuín en el brazo, su piel estaba tostada por el sol. Pronto dejaron de soltar chillidos y de alborotar para dirigir su atención sobre Russo. ¿Quién era este chico bonito, musculoso, que habían sorprendido dormido?
El no conocer a ninguno de ellas, no impidió que se emocionara al verlas acercarse para inspeccionarlo. Les dijo que era un amigo de Tommy.
Ellas le contestaron divertidas:
-Nosotras, también.
Actuaban como niñas traviesas y le arrojaban a la cara la fragancia de sus perfumes. Sus ejemplares y potentes cuerpos estaban bañados en una mezcla de aromas exquisitos.
El exámen al que lo estaban sometiendo terminó cuando todos escucharon la voz de Christie, que los saludaba con alegría como si hubiesen fijado la fecha y la hora para ese encuentro. Russo decidió socializar.
Christie le presentó las chicas a Russo y después de dolorosas pausas, empezaron las interrogaciones de rigor, pero también llegó la hora de la cocina. Christie trajo víveres.
Las chicas empezaron a preparar un platillo de arroz con concha y carne de cangrejo, vainitas, zanahoria picada, recortes de jamón, mortadela y brócoli.
Mientras cocinaban Christie y Russo se entretenían mirando desde el balcón la pacífica vista de Salinas con sus casitas rechatas que reflejaban el sol del desierto.
Desde la cocina se escuchaba el parloteo tan alegre como demencial de las chicas, que conversaban sobre las últimas locuras que se escuchaba en las noticias sobre el comportamiento decadente del gordo Elvis Presley.
Cuando la comida estuvo lista los chicos comieron entre risas y discusiones y Russo se esforzó por no terminar el plato de una sola lamida. Ellas se dieron cuenta y Claudia le dijo:
- ¡Pobrecito, pero si ha estado muerto de hambre!
A ellas les gustaba que las miraran con extrañeza y deseo. A aquellas chicas les gustaba que las demás personas las observaran como objetos raros y únicos en su especie. Se sabían preciosas y poseedoras de una belleza subyugante.
De pronto, llegó toda la banda de surfistas que faltaba y todo se volvió una escena de locura. Con los surfers, llegó la música estridente y se empezaron a encender los porros. La habitación toda quedó llena de humo de marihuana.
En medio de la locura generalizada de los chicos apareció, como un espectro, Alfil, el amigo de Russo. Él iba a realizar un trabajo en Manglaralto y le pidió que le cuidara la villa, y hasta le dio las llaves de la casa.
Russo estaba encantado. Le iba a dar cinco mil sucres, lo que en aquella época era una pequeña fortuna. Russo accedió de inmediato aunque un poco titubeante, pues aquella obligación comprometía sus salidas nocturnas, que eran el gran motivo de esparcimiento para un adolescente solo y sin compromisos en Salinas.
Alfil lo enredaba a Russo con mil explicaciones, de lo que no tenía que preocuparse, de las diferencias que había mantenido con unos locales que trabajaban para él, cuidando la casa. O algo por el estilo.
Terminaron la charla cuando accidentalmente una marejada de gente los arrastró, de un lado para otro, en una especie de frenesí loco bajo los acordes de los Eagles.
Aquella noche todo fue genial y alucinante, pues hubo de todo: hot dogs, cerveza, comida china, TV, música, baile, humeantes presas de pollo y camarones, whisky…
En la radio tocaban música de Yes y Rush y lo más desbaratado, era que el dueño de casa no llegaba. Tommy Robin estaba perdido en aquella noche con Marie, su amante negra y no tenía idea de lo que estaba pasando en su casa.
Aquella noche los chicos llegaron a romper todos los límites de la cordura. Aquellas noches de Salinas los conducían hasta el máximo agotamiento sensorial.
Wayne Buchanan y Phillipe brincaban y saltaban como locos y todo era un remolino de emociones, una huevada sin pies ni cabeza.
Russo se enfundó en sus desvaídos jeans. Estaban limpios y confortables como siempre, se colocó sus medias azules de oficina y una camisa manga corta de los 60’s, con abotonaduras en el cuello estilo Oxford, y se fue a dar una vuelta por el malecón en busca de otra fiesta.
Cuando Russo salió a la calle las brumas de la noche lo fueron envolviendo poco a poco, pero el brillo de las luces del malecón lo fueron guiando y cuando llegó al banco de cemento de la Crush, se quedó sentado mirando fijamente, al frente, donde se producía una fiesta repleta de chicas lindas, pero Russo se sentía tan cansado de correr olas todo el día, que aunque su cerebro le daba la orden de moverse e ir a ver en qué onda se encontraban aquellas niñas, los músculos de su cuerpo no le obedecían por el cansancio. Luego, poco a poco, se fue quedando dormido sentado ahí en el banco de cemento de la Crush y pronto se olvidó de todo.
A las seis de la mañana Russo se levantó con el olor de unos verdes fritos, que Claudia y Marie, la novia negra de Tommy, estaban preparando en la cocina.
Russo no tenía la menor idea de cómo había regresado a la casa de Tommy, pero ahora se encontraba ahí, acostado encima de aquel viejo sofá polvoriento, con un mal sabor en la boca. Le picaba todo el cuerpo y sentía un hueco de hambre en el estómago.
A lo lejos escuchaba la voz de Claudia que canturreaba una melodía romántica de Al Stewart, mientras esperaba a que hierva el agua para servir el café con los verdes fritos.
Tommy había llegado a su casa en la madrugada cuando la fiesta estaba casi terminada, y en vez de enojarse, se había unido a la locura de lo que quedaba de la fiesta, que la muchedumbre nómada de surfistas de SALINAS, había organizado en su casa.
Pick Up y Tommy siempre rodaban juntos y todavía, medio borrachos, ya estaban haciendo pendencia, exigiendo y alborotando en la cocina por un desayuno de verdes fritos y café puro.
Toda la casa parecía un avispero lleno de capullos de avispa. Eran los cuerpos, de los que se habían quedado, que estaban metidos en sus respectivas fundas de dormir. Larvas de avispa, eso era lo que parecían.

- LAS OLAS NOS ESTAN ESPERANDO…
- Despierten, despierten…-dijo Claudia-.
Aquellos muchachos vivían para deslizarse sobre las olas. El viento matinal, fresco, vibrante, viajaba con ellos junto al sol, que despuntaba majestuoso, enceguecedor y que le proporcionaba a uno cierta vitalidad contagiosa.
El destino era CAPAES. Había llegado a sus oídos, que desde la noche anterior Neptuno estaba mandando unas líneas – olas -, impresionantes.
Pronto todos estuvieron desayunados y listos para subir a con sus tablas a la camioneta de Tommy y empezar el viaje.
Viajar por la carretera desértica es lo más hermoso y pacífico del mundo, se respiraba el aire puro de la calina desértica que se mezclaba con la brisa fría del mar.
Cuando llegaron, calentaron como pudieron, pues todavía tenían el aliento de la cerveza de la noche anterior, y se lanzaron al agua.
Como algunos de los chicos todavía estaban borrachos, el vaivén de las olas les producía mareos y algunos, devolvieron todo el desayuno, en medio de las olas.
Los músculos se resentían por la farra anterior con traqueteos articulares y fuertes escalofríos, pero, poco a poco, la concentración y el gusto tranquilo y profundo por las olas llenaba al cuerpo de determinación de hacer lo imposible, y seguían adelante.
La torpeza y el frío, daban paso a las maniobras arriesgadas, en donde pequeños muchachos cogían unas olas tres veces más grandes que ellos, para luego, bajarlas con un equilibrio acrobático. Era un espectáculo de otro mundo. Las chicas los miraban desde la seguridad de la playa y se sentían importantes y orgullosas de pertenecer a nuestra banda. Se habían colocado sus bikinis más apretados y se embadurnaban de loción Coopertone y se ponían a dorar al sol.
Ese era el estilo de vida que amábamos y que nadie comprendía lo fácil que era perderlo, y que más tarde, después de estudiar todo un curso de John Locke a John Stuart Mill o de Hayek a Popper y Robert Nozick se podía comprender lo fácil que era perder la libertad que todos buscaban y que nosotros disfrutábamos.
Vivíamos para recorrer las playas, montar olas cada vez más grandes, fumar yerba, compartir nuestras mujeres y farrear en las noches, escuchando y baolando la música FAMILY MAN de Hall & Oates. ¿Qué más se podía pedir a la vida? ¿Qué más se podía pedirle a la vida? ¡Era una vida sobre un mar violento!
Las olas se le venían a uno poco a poco y luego venían tandas seguidas de grandes paredes de agua de dos metros.
Cuando llegó el turno de Russo, se supo colocar justo debajo del pico de la ola. Su fuerza lo llevó hasta la parte más alta, con una velocidad mortal, que a duras penas pudo superar su atracción o chupada, con la fuerza de sus remadas. Luego bajó aquellas toneladas de agua con una sola quilla.
Bajar un olón con una sola quilla en una tabla de dos quillas, era algo que había aprendido con mucho sacrificio. El secreto era presionar la pisada trasera y maniobrar con las rodillas para ejecutar un deslizamiento tajante y tubular.
No había nada más exquisito, que pegarse unos cuantos roles antes de tubearse por completo, hasta sentir el rumor del océano en los oídos. Era igual que escuchar el mar colocando la oreja en un caracol.
Una ola de tres metros tomó forma y Johnnie Pick Up fue tras de ella.
La ola lo llevó hasta el pico o cresta, y tenía tanta velocidad que lo empujo hasta escupirlo al aire. Johnnie se precipitó en el vacío como un bicho que trata de recuperar el equilibrio, pero todo fue inútil. La ola lo arrastró, haciendo que Johnnie embistiera el agua de cara, patinara de espaldas en la ola, que lo revolvía unas veces succionándolo y otras volviéndolo a lanzar desde una altura de vértigo. La caída fue espectacular. Su mujer, la medio Tailandesa, Mary Jo, se puso de pie, completamente angustiada, pero Gabriela le dijo que no se preocupara que ella ya había visto a Pick Up en similares trances, y siempre salía bien librado. Johnnie tenía excelentes pulmones y era un buen nadador.
Era como derrotar a la misma naturaleza, que en cierta forma los preparaba para lo que algún día sería la forma en que deberían sobrellevar y dominar las adversidades de la vida. Era una vida sobre un mar violento.
Al poco rato entró Christie Mac Dougal para decirle a Russo que afuera estaba Alfie como loco.
- Alfie dice que salgas para darte las últimas instrucciones sobre el encargo de la otra noche.
Russo se montó en una ola que llamaban: ´enana blanca´. Era una ola de dos metros completamente blanca y de una rapidez brutal, y con ella se fue Russo hasta la orilla. Llegó a la arena pisando la punta de la tabla al puro estilo de Peter Townsed o de Rell Sun.
Entre puteada y puteada, Alfie le dejó los cinco mil sucres, dos latas de fréjoles y dos latas de palmito y se fue.
Russo le dejó todo su capital a Claudia y volvió corriendo al mar. De un salto penetró en el mar haciendo saltar espumarrajos blancos, enceguecedores y asfixiantes. Al emerger se lo encontró a Pick Up, y con estilo gimnástico y buena velocidad se fueron – mano a mano -, hasta la punta. Neptuno gobernaba nuestras vidas. El día se escapó rápidamente.
Cuando Russo salía de surfear no había nada más rico, que sacarse el pantalón de baño mojado y cambiarse por un pantalón corto de pana.
En eso se encontraba, cuando vino Claudia y le entregó el dinero y sus cosas.
De vuelta en Salinas, hicieron un pequeño recorrido por el malecón en busca de un lugar barato para comer.
Así era siempre la vida en la playa. Los primeros días y noches te gastabas la plata como si estuvieras en la ciudad - el Guayas -, y después andábamos perruñando por el malecón o por los arrabales en busca de una lata de atún con galletas.
Algunas veces le regalábamos un par de cigarrillos de marihuana al mesero del Super Fausto o al cocinero del restorant Saavedra’s y éstos los dejaban dar cuenta con las abundantes y deliciosas sobras que dejaban los turistas griegos que venían de Galápagos a conocer este nuevo tipo de civilización.
El malecón estaba repleto de chicas con trajes de baño apretados, que envolvían sus cuerpos, de niñas que empezaban a hacerse mujer.
Las gorras y las pañoletas estaban de moda y las más atrevidas usaban gafas y cremas nivea para protegerse los labios o la nariz, lo que les daba un aspecto muy sensual de mujeres, fatales. En aquella época estaba prohibido que las chicas usaran malas palabras o que se vayan a acampar con sus amigos y mucho peor con sus enamorados, pero esa regla se la saltaban las chicas pesadas del Guayas, que vacilaban el dato surf en Salinas.
Red Hughes quería hacer unas reparaciones en la casa de Tommy y nos paramos en una ferretería. Muy cortésmente, Hughes se dirigió hacia la veterana que atendía el local y sacó de uno de sus bolsillos una lista arrugada y un poc húmeda de artículos en ella se podía leer:
Brea, cal, goma, focos, insecticidas, clavos, chapas, pintura blanca, pintura anticorrosiva, 8 metros de cableado eléctrico, espátulas, brochas, 2 sacos de cemento, velas, fósforos, alicates, martillos y 2 escobas.
Mientras la dependiente comenzaba a despacharles, ellos doblaron la esquina de la tienda. Era una tienda esquinera y al doblar la esquina, encendieron un porro de marihuana y le dieron unas cuantas chupadas hasta acabarlo. Toda la esquina quedó curada con el dulce y divino humo.
Por suerte en la secreta del carro había un colirio Visina, y nuestros ojos quedaron completamente blancos. El rojo fuego de los ojos focotes quedó sustituido por una blancura y una redondez tal, que daban la impresión de ser de pescados recién salido del mar.
Recibieron la mercadería envuelta en unas grandes bolsas de papel y después de una rápida confirmación de la lista y de los precios. El insecticida había subido una barbaridad. Cuando se fueron le agradecieron a la señora por su atención y cortesía.
De la tienda se fueron directo a la casa de Tommy Robin, muertos de la risa, de la cara de espanto que había puesto la señora - o tal vez todo era una alucinación- por haberle ´curado´ el negocio. Pero eso ya no importaba más.
La fachada de la casa de Robin parecía una de aquellas casas antiguas de San Francisco. Era algo así como una iglesia presbiteriana del siglo XIX. Toda la casa estaba rodeada de un corredor de madera y de pasamanos, lo que le daba al espectador la impresión de ser un rancho australiano.
Red lo llevó a Russo a la casa de Alfie y de ahí se encontró con el local que salió a recibirlo.
Las ropas de Juan de Dios eran viejas, olían a madera quemada y loción barata de afeitar. Le estuvo balbuceando, en su dialecto peculiar, de que él necesitaba saber cuándo iba a venir el patrón para tener llena y limpia la cisterna y un sin número de cosas más.
Tenía una hernia gigantesca, estaba calvo y su cuerpo era delgado, de piel tostada por el sol y de su mano colgaba un machete y no paraba de hablar, de si ésto por aquí o de si ésto por allá, y aquella charla ya lo tenía mareado a Russo, así que para ahorrar tiempo le enseñó las llaves que Alfie le había dado la víspera y se fue para adentro.
La humedad, el óxido y la podredumbre no habían deteriorado mucho la casa, pero estaba repleta de telarañas y de colchones enrollados. Russo calculaba que había una capa de polvo de dos pulgadas en aquella casa. ¿Pretendía Alfie que él se pusiera a limpiar todo ese relajo?
Abrió la puerta medio desvencijada de una vieja refrigeradora General Electric y encontró una caja de cereales Kellogg’s ya comenzada, una olla con tallarines con carnes repletos de hongos, gusanos y dos botellas vacías de jugos Guayas.
Cuando salió al portal, se acomodó en una hamaca y la oscuridad del sueño tardó en venir, pero siempre ocurre lo mismo cuando de dormir en lugares extraños y desconocidos se trata. Durmió tres horas nada más.
Aproximadamente a las diez, lo despertó un tintineo metálico que se oía a lo lejos. Russo se encontraba hambriento, y como ya estaba harto de la comida en lata, salió de la cabaña. Tenía una sed atrasada del carajo. Se volvió a enfundar en sus jeans, su camisa manga corta de los 60´s y traspuso la puerta de tela metálica con marcos de madera. Dejó encendidas las luces del portal. Pero al rato hubo un apagón en todo Salinas y no se veía absolutamente nada. El rítmico tintinear se le evadía en la noche oscura como boca de lobo. Sus pupilas estaban tan dilatadas como la de un gato, para no poner la pata en un hueco lleno de agua. Sus oídos lo guiaban. Donde estaba el tintineo habría una máquina de ping ball y ahí habría luz. Seguramente, ellos tenían un generador eléctrico de emergencia. Russo se moría de hambre y de sed.
Al llegar al local de entretenimiento, olió el exquisito aroma de unos panes de yuca que compró enseguida, y pensó, alegre, que con dos sería suficiente y los bajó con una cerveza, pero se le quedaron atravesados. En la radio se escuchaba Rich Girl de Hall & Oates.
De pronto sucedió algo increíble.
Frente a una máquina de ping ball estaba una salinera cuyas piernas bien torneadas estaban cubiertas por un pantalón pana, sus hermosos pechos tiernos estaban cubiertos por un strapple, y sus hermosos pies desnudos calzados por unos suecos. Ella era mayor que él y en su cuello colgaba una cadena de oro con la forma de su nombre: Annie.
Conversar con Annie era respirar un aire juvenil, nada de interrogaciones, nada de superficialidades. Conversar con ella era fundirse en su personalidad brillante, cuya piel roja como un cangrejo, poseía unas líneas blancas, señal de que ahí se colocaba su traje de baño. En el mundo son raras las aniñadas que son “buena gente”, Russo conoció ésta para luego perderla irremediablemente.
Era absolutamente comprensible el porqué Phil se había enamorado locamente de ella.
Ella acostumbraba bañarse con su familia en Chipipe o en la piscina de la terraza de su casa.
- ¿Y tú cómo te llamas?- le preguntó cuando vio que él no le quitaba los ojos de encima.
- Mis amigos me dicen Russo. Y mi nombre es Jacob.
Conversaron de todo y toda la noche le estuvo provocando unas risitas de aceptación, de aprobación, seguidas de un movimiento de cabeza, que seguramente había copiado de alguna película.
Toda su personalidad estaba armonizada con un perfume que hacía aquel encuentro característico, divino, casi inmortal.
Entre conversaciones, silencios y movimientos concentrados para seguir jugando en una máquina de ping ball, se mantuvieron conversando juntos un buen rato. Un Ford pitó en la calle polvorienta y ella se despidió con un beso en la mejilla de la manera más desenfadada.
Russo quedó preso de su fragancia y del recuerdo de su voz y se hubiera quedado así un buen rato sin importarme regresar a la casa o continuar de paseo por el malecón.
Por segunda ocasión escuchó el taconeo de sus suecos y escuchó su voz:
- Hey Russo, ¿no te gustaría conocer mis amigos?
Lo tomó del brazo en señal de posesión y aprecio y a Russo le pareció que podía sentir un ligero estremecimiento de sus nervios, cuando sus manitas llenas de anillos de oro se tropezaron con su carne.
En el vehículo los amigos de Annie le dijeron, de común acuerdo, que les enseñara un lugar conveniente y famoso donde pudieran vaciar una botella de ron con hielo, que se habían sacado de una fiesta de los mayores.
Primero pensó en Punta Carnero, pero después se los llevó a la casa de Alfie, así cumpliría su palabra de vigilar la vieja casa.
Cuando les comunicó la idea se miraron entre ellos, a lo mejor también creían que los iba a llevar allá y luego dijeron:
- VAMOS A LA CASA DE ALFIE, ENTONCES.
Cuando terminaron de cruzar los arrabales polvorientos y obscuros de Salinas para llegar al rancho – catedral, de los padres de Alfie, no salían de su asombro, no lo podían creer.
El conductor, el hermano de Annie, poseía una apariencia delicada, tenía un refinamiento que le daba el aire de ser un señorito muy educado.
Al lado de Russo estaba una rubia silenciosa y orgullosísima, que no paraba de mirarme con suspicacia e incredulidad cuando hablaba y cuando gesticulaba con esa graciosa desenvoltura con que se expresaban los tipos como Russo.
Él fingía no sentir el hielo de aquella mirada escudriñadora, que contrastaba con el incendio de su piel cada vez que se encontraba con la suya.
Cada vez que Russo hablaba y la miraba a sus ojos, para tener su aprobación, ella le torcía la cara, para después, volver a fijarse en la curiosa manera de hablar. Al parecer, gracias a Annie, estos niños ricos se habían encontrado con un chico de clase media, que sabía más de la vida que ellos y que los estaba llevando a un lugar secreto y prohibido para experimentar un escape a la rutina conservadora y aburrida de sus vidas.
En la clara y fresca noche lunar de Salinas Russo habia encontrado un grupo de nuevos amigos que lo oían hablar y hablar y que se dejaban llevar y llevar, por los arrabales sin luz hasta el fin de una botella de ron, Coca Cola con hielo.
Alexa parecía una yegua finísima provista de unos ojos grandes y almendrados de color azul. Después de que lo mirara fijamente como un objeto raro no le sostenía la mirada sino que le torcía la boca con incredulidad, luego, volvía a fijar toda su atención en el parloteo improvisado, a veces serio, siempre claro y a la vez actual, con el que la entretenía.
Cuando llegaron a la casa de Alfie, Russo tuvo que tranquilizar al guardián, el mismo guardián, que con su gigantesca hernia y su machete en la mano, parecía una prolongación de la casa, y que les había salido al encuentro.
Nos bajamos del auto.
En el trayecto y durante la pequeña reunión, Russo se pudo dar cuenta de cómo estaba jerarquizada la reunión, o, mejor dicho, cual era la estructura social de aquel grupo donde Johannie era la chica de Alfil y la que tenía la voz de mando. En la radio tocaban ´The girl of yesterday´ de los EAGLES.
Abrieron la botella de ron y pusieron la funda de hielo que goteaba mucho en el congelador de la General Electric y prepararon los tragos con una medida de ron, dos de Coca Cola y un limón con hielo, todo al gusto de cada uno.
Bertie, el distinguido y delicado hermano de Annie, obedecía la voz de su novia Johannie, a menos que se obstinara en una idea muy especial para él, lo que ocurría raras veces.
En la radio tocaban ´It´s another tekila sunrise´ de los EAGLES.
Por lo tanto la que tenía la voz de mando en el grupo era Johannie, que con sus rizos de color miel y su piel morenita, daba el aspecto de mayorcita, lo que en realidad no era.
De pronto Johannie empezó a organizar a todo el mundo y tras unos tragos de cubas libres empezó a hablar hasta por los codos.
Alexa, la rubia fría, y antipáticamente sexi, era el hielo provocador de la reunión. Demasiado bella e inteligente para el común de los mortales a excepción de Annie que era su íntima amiga se quedaba observando todo lo que la rodeaba en este viejo mausoleo de madera.
Russo pudo ver como Annie y Alexa observaban el interior de la casa de Alfil, y de inmediato, se pudo hacer una idea de las palabras que estaban pasando por sus mentes de alumnas destacadas del Liceo Panamericano: ¡qué derroche!, ¿es posible que antaño se hayan construido casas de este tipo?, ¿qué clase de millonarios vivían aquí?
Observaban, primero con extrañeza y luego con detenimiento como si fuesen niños pequeños, que visitaban un museo, una casa salinera de millonarios de la época de sus abuelitos, con gigantescas conchas de mar, gigantescos timones de barcos, pisos de madera y enormes retratos al óleo de señores barbudos – probablemente viejos lobos de mar-, y emperifollados y maduras señoras trajeadas con una sencillez elegante.
El efecto de los cubas libres estaba haciendo efecto.
Afuera el mar estaba picado por la brisa desordenada y helada, que fraccionaba el mar en pequeños picos azulados coronados de espuma blanca.
Copas iban, copas venían y todos se empezaban a burlar de Bertie, que le dió, medio borracho como estaba, por querer jugar monopolio a esas horas y, necio, se puso a rebuscar por toda la vieja catedral en busca de uno.
Russo se veía, con el calor de los Cubas Libres, como un malabarista en esta reunión de estirados y traidores, que no tomaban suficiente ron. Y tenía que ser absolutamente natural y entretenerlos con su labia que tenía que ser tan ocurrida como interminable.
De pronto todos se sintieron algo sofocados por las bebidas y por la atmósfera encerrada de aquella vieja casa, y Johannie decidió que trasladasen la reunión al portal, tipo Australiano, que rodeaba toda la casa.
Alexa se estaba alegrando con las bebidas ahogadas en hielo, y ya se le aflojaba la lengua y hasta daba señales de querer bailar.
Russo seguía siendo el excelente anfitrión como Ted Danson en Cheers.
Después de un buen rato tuvo tiempo para encontrarse a solas con Annie en la cocina. Ella preparaba unos pimientos fritos en aceite de oliva extra virgen. Le advertía, con esa vocecita tan fina y particular que ella tenía, que ya no les diera más cubas libres a sus amigos.
- Bien, ¡pero no me habías dicho nada! –le respondió, riéndose-.
Afuera en la sala, Bertie preso de la fiebre alucinante del ron, bailaba eufórico, al ritmo de la música de ´The year of the cat´de Al Stewart.
Combinaba en sus estados de ánimo la alegría y la antipatía que estaba obligado a disimular a la suprema belleza de Alexa.
Entonces ocurrió algo imprevisto: la noticia de que Russo –solito-, cuidaba la casa de Alfie, se había esparcido por todo el malecón y los filibusteros del surf, liderados por Tommy Robin y Pick Up, el Ayatollah del Rock & Roll, habían venido a ver como era la cosa por acá.
Llegaron en una fila india de Volkswagenes con parrillas, música a todo volumen.
Eran como una tribu nómada del desierto y de las olas, con sus perros y sus bidones de agua, sleepings y tanques para la gasolina.
Pronto toda la casa se estremecía con los gritos y aceleramientos de aquella gente. De inmediato Russo renunció a tratar de mantener el control, ni siquiera lo intentó. Aquella masa humana respiraba libertad y su aliento olía a cerveza, transpiraban hawaiian tropic y las chicas melancólicos perfúmenes.
Las chicas, compañeras de estos surfistas nómadas, de inmediato se apoderaron de la sala y en medio del ruido de las guitarras eléctricas, empezaron a mover las caderas y a bailar sintiendose libres; y gritaban eufóricas y los surfistas aullaban en el interior de aquella casa ubicada en medio del desierto, y todo era una completa locura cuando en la toca cassetera empezó a escucharse la música de Billy Ocean, todos gritaban y bailaban desenfrenados la música loca de aquel hermano, que tenía excelente ritmo. Algunas chicas se quejaban de que aquella casa era demasiado vieja, tan vieja, que no tenía piscina para lanzarse al agua y refrescarse del calor…una de ellas con su euforia loca y extrovertida se le acercó a Russo, ignorando a sus estirados amigos que lo acompañaban atónitos ante aquel espectáculo lleno de explosión de enrgía juvenil, nunca antes vista, y le dijo en el rostro, mientras le tiraba en la cara el aliento a alcohol:

- Hey Russo, en esta casa no va a pasar lo de lanzarse a la piscina como en la casa de la periodista de TELEMUNDO, cuando entramos de pavos, ¿te acuerdas?- le dijo la chica con el cerquillo cayéndole sobre el rostro y cubriéndole el ojo derecho, al tiempo que le ofrecía a Russo un cigarrillo de yerba-.
- No, no, aquí no hay piscina…

Russo observaba a sus refinados huéspedes, y se percató de que aquella experiencia sobrepasaba todas sus expectativas de diversión; estaban demasiado metidos en el territorio del ron como para sentirse cortados por la presencia alborotadora de aquellos filibusteros. Alexa sin embargo, de vez en cuando, le dirigía a Russo una mirada, como de comprobación de alguna faceta oscura, que ella ya había calculado con sólo verlo.

EL PRIMER TRABAJO DE TOMMY ROBIN

El sol, como una gigantesca bola de oro, se iba acostando sobre el horizonte. El color púrpura de la noche ganaba terreno sobre las esquinas de las fachadas y de los edificios. Tommy se palpó la pistola con el silenciador colocado en la base de la espalda. Aquella sensación de inutilidad no lo abandonaría nunca. Una sensación -que no siempre se negaba a si misma-, de no haber hecho absolutamente nada. Era el anonimato y la vacía intranquilidad de una esperanza que se esfuma.
No es bueno dejar de creer en los pensamientos, aunque después se olviden como la expresión máxima de la insensatez. No había forma de rebelarse contra el miedo perpetuo de existir en el fracaso. Finalmente llegó a la casa en cuestión. Eran las nueve de la noche. Tommy entró con la llave que le entregó José Leone. Subió despacio los escalones. Los contó, de uno en uno, eran veinte. Su dormitorio estaba vacío. Había una vocecita en el baño, seguramente era la zorra periodista.
Empujó la cortina y pudo apreciar su cuerpo fornido, de buena raza, una hembra completa, de pezones rosados. Sus ojos se encontraron y los labios de la zorra esbozaron una sonrisa malsana, pícara.
Tommy se pudo ver en el espejo. Una cara huesuda, ojos azules, pelo rubio y lleno de rulos, la piel tostada por el sol. Definitivamente se trataba de él, no estaba soñando. Era Tommy Robin. Un mecánico, un don nadie, que hacía trabajos extras para don José. Ahora no era nadie, pero algún día seria una herramienta indispensable, una piedra de apoyo, alguien importante.
Conocería a Tony Accardo y después podría morir en paz. Conocería hermosas mujeres, viviría de su garaje, del surf, de sus amigos, de su negra y de sus armas y algún día lo tendría todo. Toda la cerveza del mundo, toda la libertad del mundo. Siempre lo acompañaría Johnnie, su mejor amigo. Escucharían música todo el día, se emborracharían los fines de semana junto a Red Hughes, y sus noticias internacionales, también disfrutarían de los shows de strip tease, vivirían bien.
Tommy abrió fuego contra su cuerpo y vio cómo se abría un pequeño agujero junto a su corazón, del que salía un hilillo de sangre que se difuminaba con el chorro de agua de la ducha. Su hermoso cuerpo empezó a convulsionarse salpicando de carmín toda la bañera. Sus labios se tornaban violetas y la boca se abría como un pez. Escuchó el golpe seco de la cabeza al chocar contra el piso de la bañera. Un pie femenino quedó inmóvil junto a unas zapatillas romanas doradas.
Era la realidad y la locura.
Era su vida que también se escapaba con ella. Lenta y sigilosamente emprendió la retirada y se encomendó a San Vicente Ferrer.
Al día siguiente todo era como si no hubiera pasado nada. Tommy se encontraba en el garaje, embarrado de aceite hasta los codos, Pick Up hablaba por teléfono. Unas putas estaban sentadas mirando en la TV un concierto de Hall & Oates, que tocaban la balada romántica One on One.

JOHNNIE PICK UP & MARCELA

Unas dos veces en la semana, Johnnie no tenía que levantarse de madrugada para trotar y realizar toda su calistenia de artes marciales.
No. Aquella fría jornada de labores era sustituida por la ansiada llamada de Marcela. Ella lo llamaba todos los sábados por la mañana.
Johnnie era huérfano y vivía con su abuelita a quien sostenía con mucho esfuerzo. Tommy Robin le daba trabajo como vendedor de hot dogs, ya que Johnnie no sabía nada de mecánica ni le interesaba.
Su pasión eran las mujeres y las artes marciales. Vivía regularmente de lo que sus amantes le pasaban y por eso, en su baño, no había champú. Tomó su pastilla de jabón Rexona, y se duchó, pues era muy importante oler bien.
¿Qué pasaba en ese momento por la cabeza de este chico?
Mucha velocidad. Todo se presentaba con suma premura. Después de joder con Marcela se llevaría unas conejitas de un colegio nocturno a bailar.
Su rostro le daba a uno la impresión de tratar con un reptíl, y su inmensa espalda parecía la de una cobra. Escuchaba música rock todo el día y no se perdía ni una pelea de Hector ¨Macho¨ Camacho, de Benny ¨The Jet¨ Urquidez ni de Phillipe Cantamessi, que eran sus ídolos.
Era un depredador que se devoraba las chicas dañadas de los colegios nocturnos. Johnnie no perdía tiempo en reflexiones de conciencia que afectaran su seguridad. La moral y la corrección no eran compatibles con este mundo imperfecto y con la naturaleza del hombre, eso ya lo sabía él muy bien.
Finalmente había quedado con Marcela en encontrase en un gabinete de belleza de unos Tailandeses.
Cuando entró, identificó su presa que ya estaba en la fase final de su peinado. En la radio tocaban una canción de los Fletwood Mac. Todo tomaba un cariz absurdo en ocasiones.
Marcela se gastaba el dinero de su esposo en un peinado, que en menos de un cuarto de hora, se volvería un remolino entre las almohadas y los fornidos brazos de John.
Todas las señoras se volvieron a ver a este joven de camiseta apretada, que entraba como un huracán. En aquella espalda ya no entraban más músculos brotados. La belleza y sensualidad de Johnnie era tan notorias que hombres y mujeres se volvían para contemplar su rostro. Entró y salió, pues ella ya lo había visto, y se apresuraba a pagar para salir a caminar, mejor dicho, a seguirlo, caminando detrás de él a cierta distancia, para que nadie se diera cuenta, que Pick Up la guiaba al hotel. Marcela estaba nerviosa y su corazón palpitaba con fuerza, fingía no verlo. El adulterio tenía mejor sabor cuando se perpetraba en un hotel céntrico y a plena luz del día.
Otras veces Marcelita daba señales de arrepentimiento, a las que Pick Up no les concedía la menor importancia, pero que respetaba. No le gustaba forzar las cosas del amor.
Lo que pasaba era que ella siempre lo iba a buscar al taller de Robin, a su puesto de hot dogs y le suplicaba, que la perdonase, y que se volvieran a encontrar y, entonces, ocurría.
En otras ocasiones, él tenía que esperar en determinada esquina y ella le daba la vuelta en el vehículo, se parqueaba junto a él y le cedía el puesto para que él la condujera a sus niditos de amor.
En esta ocasión ella le tenía una sorpresa: Johnnie era también un fanático de Raymond Aron y su amante le había comprado uno de sus últimos trabajos titulado: ´El opio de los intelectuales´.
El temperamento de Johnnie era fuerte y apasionado, nada en él era consumido con moderación, si algo le gustaba se aficionaba hasta el extremo de convertirse en un coleccionista. Johnnie tenía en su corazón capacidad para amar a varias mujeres. ¡Pero amar de verdad!
Todo daba vuelta en la cabeza de Marcela. Ella sabía que lo que más le gustaba a su amante, era su grande y bien proporcionado trasero. Johnnie le lamía el ano y la hacía sufrir cuando le introducía su falo por ese conducto tan estrecho. Pero ella siempre quería más.
Con Johnnie ella aprendía nuevas cosas, que intentaba poner en práctica con el aburrido de su esposo. Johnnie la encendía y su esposo se maravillara que ella dejara que él eyaculara en su cara o que le permitiera montarla en cuatro como una puta negra. Todo daba vueltas en la vida de Marcela. Todo lo que su aburrido y casi impotente esposo aprendía con ella; éste lo ponía en practica con la domestica de la casa. ¿Absurdo? ¡¿Quién dice que la vida tiene sentido?!
Todos notaban el cambio en el rostro radiante de Marcela, pero nadie llegaba a conocer el motivo. Sus amigas le interrogaban con disimulo y nada, ella no abría la boca.
Amar a Marcela era penetrar en otro mundo, otra clase social llena de riquezas, de aromas exquisitos, de raras y fascinantes gastronomías, de gente de sangre real, de conversaciones triviales y melodramáticas, de fortunas de rancio abolengo y cenas imperiales al borde del mar.

TODOS CONTRA AL RENZO LEONE

De la central electrónica llamada Satélites 1, el Ministro de Defensa y el Director de la CTG, pasaron a una sala de reunión con el carácter de urgente y reservada. El punto del día era analizar la petición del Ministro de Gobierno. El ministro estaba inquieto por la forma como se llevaban las cosas en el interior de la cúpula del sindicato de choferes interprovinciales. Lo más sospechoso era que no había un líder que diera la cara, alguien con quien tratar y negociar. En vez del líder, la cúpula del sindicato de choferes interprovinciales, daba la impresión de manejarse como un monstruo de mil cabezas. No era un interlocutor fijo con quien tenía que tratar el Ministro, sino que, siempre aparecía un negociante diferente, con ‘instrucciones’, con las que nadie podía negociar y dale que te pego que el tiempo transcurría y el caos seguía imparable.
Los choferes interprovinciales no pagaban impuestos al Estado como era debido. Y se corrían rumores siniestros sobre una mano que aplicaba una cierta clase de justicia con sangre y fuego. El Ministro y la CTG estaban empantanados, y no daban marcha ni para adelante ni para atrás.
Harto ya de todo este embrollo, el Director de la CTG, ordenó a la secretaría que recopilara toda la historia, todos los expedientes, más la redacción de un oficio que le pasaba la papa caliente al mismísimo Comando Conjunto de las FFAA.
- ¡Allá que se encarguen ellos! – había dicho el ministro rojo como la remolacha.
El rostro de la directora encargada del Comando Conjunto de las FFAA, de resolver este tipo de asuntos era afilado y amenazador, poseía unos lentes gruesos y transparentes que se equilibraban sobre ese rostro frío, científico y analítico.
Tras de ella, una pared mediana, tapizada de libros y gruesas carpetas le daba la nota final de sobriedad y eficacia. De la conversación surgió una clara conclusión: éste era uno de esos problemas que tardarían, a lo sumo, una década en resolverse. Se formarían varios equipos de trabajo, que leerían detenidamente, hoja por hoja, del material archivado, lo microfilmarían y se realizarían nuevos informes que serían procesados por Seguridad Nacional.
Por el momento la única medida, que se podía tomar era seleccionar a un pelotón de espías que se empapen de la realidad, que hervía dentro del mundo del transporte interprovincial. La pregunta clave era: ¿cuánto tiempo tomaría esta operación?, ¿cuánto costaría la tecnología que se utilizaría para esta operación?, ¿de dónde saldrían los fondos?

JOHNNIE PICK UP

Después de que Johnnie Pick Up ganara el combate pugilístico contra el campeón de la penitenciaría del litoral, toda la tribu se fue a celebrar a Montañita. De ahora en adelante, la dieta de la abuela de Pick Up mejoraría con carnes y pastas. Las noches en Montañita son tétricas, frías, frías, de un frío que penetra hasta la médula de los huesos.
Trepada toda la tribu en la casa triangular, el panorama parecía un verdadero nido de avispas con los sleepings que parecían larvas multicolores, las tablas, las jabas de cerveza, las mujeres danzando al ritmo de la colección musical de los 60’s de Claudia. La radio a todo volumen vomitaba la música de Bread, Poco, Wayne Newton y James Taylor.
Afuera el viento barría la arena y las olas eran sombras violentas de espuma celeste, que se estrellaban frenéticas contra la roca. Un sordo murmullo de las olas venía acompañado de una fría brisa marina por lo que todos lucían unos suéteres deportivos y de colores llamativos.
La tribu se identificaba como una familia feliz. Todos tenían la barriga llena ya que Tommy había invitado a todos a comer una volquetada de arroz con menestra, carne asada y sendos vasos de quacker en la choza de la señora Helena.
El cielo negro y estrellado, era cruzado de cuando en cuando por un meteorito Querida Mariuxi:

Un perro con sarna se rascaba, indolente, la costra sanguinolenta que le colgaba sobre el cuero arrugado y vivito. Una ola empezaba a tomar forma, se alzaba y sus colores, de azul marino, se transformaban en agua clara al colocarse entre el sol y el nivel del mar. Una curiosa sensación de calor agobiante lo invade todo.
¿Cuál es el apuro?
Has hecho tu mejor esfuerzo y eso es lo que importa. La división entre el suelo de cemento y la tierra apisonada se te antoja un cerco, una oposición, la infinita lucha entre la madre naturaleza y la civilización.
Cada instante es como vivir bajo el yugo del tiempo, es un castigo, como la vida, una broma cruel, una mala comedia, que transforma el tiempo en un reloj de arenas movedizas. Venimos del polvo y todo lo que comemos para vivir no tiene un destino más noble, que terminar convirtiéndose en un lodo maloliente y al final, en arena y huesos terminamos. Afuera se descolgó un aguacero torrencial que convertía las calles en ríos correntosos de agua chocolate. Y tengo que esperar. ¿Cuál es el apuro? Mientras tú corres tras la pelota y sueñas con convertirte en un Daniel Pasarela, un Laudrup, un Mario Kempes o Elkjaher. Corres tras la pelota, tu pelo al viento, tu cara expresa decisión, corres de aquí para allá, con el rostro congestionado, te olvidas hasta de respirar por anotar un gol. Yo te espero, corre, hijo, detrás de la pelota de indor, yo te espero.

De pronto suena el timbre de la puerta y corta de un golpe mis pensamientos. Ahora vuelvo a la triste realidad, sentado frente al televisor, examinando el mundo con una botella de whisky en la mano y una pluma en la otra.
Abro la puerta o pienso que la he abierto y me encuentro una pareja de jóvenes empapados por la lluvia. Tu rostro oriental es pálido y vienes acompañada por un hombre destrozado, inquieto, que mira de un lado para otro, y que se seca la humedad con la mano. No los reconozco, ¿quiénes son?
La vida está llena de acción y rapidez, de riesgos y sobresaltos.
Yo voy lento, prisionero del temor que me estruja el corazón, razonar sobre el futuro no me deja ni vivir ni disfrutar el ahora, el presente se torna una endemoniada pesadilla.
Me tomo un vaso de whisky tras otro y una ola ácida me carcome los sentidos, hasta que consigo calmar la ansiedad. Me afano por estar tranquilo y mi esfuerzo me desestabiliza. Trato de hallar, de recuperar la paz perdida en tus ojos orientales. ¿Quedó insatisfecho?
Todo mi cuerpo está envenenado por las picaduras de los insectos.
Conocerte es una experiencia bella y rara, posees una mezcla de inocencia ignorante y una sexualidad, cuyos límites y profundidades no alcanzo a comprender. He buscado en el sexo la paz y la tranquilidad y ya no la hallo como antes, se me escapa.
Veo en tu rostro la incomprensión, la vida te ha golpeado fuerte esta vez. Ha sido tan fuerte el impacto que todavía no puedes reaccionar. ¿Has perdido al amor de tu vida? ¿Qué es lo que me traes? ¿Unas memorias? ¿De quién? ¿Alguien que yo conocí? ¿Importan algo?
Son fuerzas demasiados potentes las que juegan contra mí. No lo puedo resistir. Mariuxi, estás llena de amor como Mary Jo. El viento me dice que los debo dejar pasar. Saco dos batas de tela de toalla para que pongan a secar la ropa empapada. Le echo un vistazo a las hojas amarillentas dentro de la funda plástica, no me dicen nada.
Palabras. Un nuevo eslabón de una cadena de historias sin tiempo.
Cuando cierras tus ojos, tu belleza se convierte en una explosión de sexualidad infinita. Es como verte correr sola y desnuda en medio del desierto. Lujuria mortal como el veneno. Pero en realidad soy un hombre desesperado. Mariuxi, amor, las microondas me bombardean los riñones, lo puedo sentir. Te amo. Escucho tu voz:
- ¡Oh, por favor, por favor, ayúdame!
Tengo ganas, me acosan deseos de leer todas las hojas a la vez y al final me quedo mirándolos a los dos. Aturdido, impotente, extraviado, prisionero de la maldita ansiedad. Quiero leer y de sólo pensar en el tremendo esfuerzo, que mi cerebro va a librar en reescribir todas las malditas memorias, con esa redacción más enredada que toda la maldita jungla de Camboya, ya me doy por vencido y así voy de un lado para otro de la casa, de frustración en frustración, viviendo en la más cruel dimensión desconocida. ¿Mariuxi, dónde estás?

El otro día comimos en Cozolli’s Pizza. Eres mi secretaria y te sientes obligada a ordenar mis papeles, todo es tan serio para ti. Mariuxi, eres una niña inocente con el grado de teniente, no sabes nada de mí ni a lo que he quedado reducido. Pobre de ti, pobre de mí.
Afuera el viento se lleva las hojas muertas de los árboles, en la radio se escucha una balada de Journey:
- I really wanna know you...
- I really wanna show you they way I feel…

A veces me pierdo.
A veces bombardean mi cerebro con tantas microondas que me siento con la memoria de otro, en blanco y vacía como un enfermo de Alzheimer. En el lugar equivocado y no reconozco a nadie.
Pero tú siempre estas ahí y me tomas de la mano y me traes de vuelta a este mundo. Me dices:
- Me escucha, profesor...
A veces pienso que te han adiestrado. Que te han prevenido y entrenando para acompañarme hasta el final. Pero tu rostro es tan dulce, tu risa tan sincera. Celebro tu felicidad con un vaso de whisky y siento que puedo tocar las estrellas.
Eres alemana, lo dice el color de tu piel, la fuerza de tu sangre. Te amo. Tu pelo es como tu carácter, como la fuerza de una tempestad en alta mar. Todos miraban a quien estaba hablando y tú alzaste tus ojos, color cielo y abriste la boca. Tus labios rojos son una provocación, una herida profunda, el color violento de un fruto maduro...
Me sentía como un guía penitenciario con permiso, sentado ahí, masticando una porción de jugosa y caliente pizza. De pronto ocurrió aquello... te convertiste en una aparición... Un ángel de cabellos sedosos y pelirrojos. Mi corazón palpitaba, mi boca se secaba, aquello era demasiado para mí. A través de sus pantalones podía intuir sus delicados calzones, que imaginaba arrancándolos con los dientes... suavemente. Mi espíritu se desprendió de mi cuerpo y transmigró a sus espaldas, casi podía oler la fragancia de sus cabellos y axilas.
Tú seguías conversando distraída, indiferente, causal y remota. Mi espíritu besaba, te tocaba, besaba tus pies desnudos, calzados con unas zapatillas romanas. Mi espíritu se transformó en una enredadera azul, un alga marina, palmo a palmo, devoraba tu piel blanca y llena de pecas como un muro granítico. Mi boca se posesionaba de esa protuberancia, de cada pulgada de carne. Aquel ángel de cabellos rubios reía con la felicidad de un orgasmo celestial. Te amo.
Y tú, Tommy Robin, el duro, ¿cómo estás?
Tienes un aire de preocupación, de ausencia. Pero, no piensas en tu tropa de mecánicos, ni en tu casa de Salinas, ni en tu taller, ni en tu DOJO de kumite de madera cortada en Bangkok.
No, piensas en tu amigo que se ha ido. En lo bien que lo pasaron, en la tremenda cantidad de dinero que ganaron, en las olas que corrieron, en las mujeres que conquistaron, en los ejercicios que practicaban juntos. Ahora, de pronto, conoces la realidad. ¡En verdad estás solo! ¿Qué será de tí?
Tendrás que cuidar de Mary Jo. Es tan frágil. Tendrás que cuidar tu negocio y tu vida, pero eso lo sabes hacer bien, eres un duro, bang bang.
¡Maldito Johnnie! Siempre tan imprevisible. ¿Qué jodido pensamiento se le habrá cruzado por la cabeza para que se decida a matarse de esa manera? ¿Fue suicidio? ¿Fue exceso de confianza? Ahora ya nada importa, igual está bien muerto. En la sala de velación casi no pudiste verlo, no, ese pedazo de cara reconstruida por el cirujano no era tu amigo. Era sólo un cuerpo de carne, un objeto. El verdadero Johnnie viviría en las fotos del cuarto de Mary Jo, en los recuerdos de sus amigos, en el llanto de sus amantes. ¡Ni siquiera pudiste engendrarle un hijo a Mary Jo, para convertir la pérdida en algo pasajero!
Cuando le comunicaron la noticia a José y a Paul, se quedaron de una pieza y balbuceaban algo entrecortado de tener que ir a Washington.
Cuenta la leyenda, que Tony Accardo se dirigía al Senado a rendir su testimonio, cuando fue interceptado por José Leone y Paul Ditto para comunicarle que Johnnie se había matado. El pobre viejo hizo una mueca de dolor y siguió adelante, abatido.
Tendrás que sobreponerte. Tienes a tu amante negra, tienes tus negocios, ahora eres un bisturí político para los Leone y los Miraglia que te aprecian, te respetan. Tienes a tus otros amigos y amigas que van jodidos por ahí, se refugian en tu casa, se comen tu comida o la comida que les dejas para ellos, así sea un litro de leche y unas galletas con helado. Los quieres porque nunca nadie había dependido de ti, porque para ellos no sólo eres el mecánico en jefe, que les paga un sueldo, el asesino político por excelencia, no, los quieres porque todavía no han descubierto la forma, no han dado con la medida, no saben cómo defenderse de la vida. La vida siempre se desenvuelve sobre un mar violento.
Querida Mariuxi, es imposible dejar de pensar en ti. Tu rostro felino y apacible y tu belleza madura y elegante, permanecen en mi pensamiento, motivándome, inspirándome, alentándome en los momentos más oscuros.
A veces tienes una mirada triste, quizá de resignación, que se conjuga con tu atuendo para el frío decembrino de estos lares. Es una gran capa negra, como un gigantesco velo de luto que envuelve tu existencia y que realza tu belleza femenina y melancólica.
Te deseo como la arena al mar. Y sin embargo eres inalcanzable como un espejismo en el desierto. De toda aquella gruesa vestimenta de invierno, sobresalían unos precioso deditos enfundados por unas medias y protegidos por las tiras de cuero de unas sandalias, también negras.
Tu pelo rubio, siempre peinado con una raya en medio, luce como peinado por el viento polar.
De pronto, tengo que cerrar los ojos para no delatar mi amor, no puedo seguir mirándote así.
Mi espíritu flotó hacia un mundo con escenas mudas, donde sólo estás tú y yo.
Depositas tu cuerpo tan hermoso como frágil sobre un diván y me hablas, me platicas sobre cosas de este mundo, sobre tu esposo, sobre tu trabajo anterior, sobre las impresiones sicológicas que has obtenido al estar a mi servicio, etc.
Yo me encontraba mudo como una piedra, sordo como Dios, sólo escuchaba como un siquiatra a su cliente.
Luego, pasado un tiempo, que se hizo casi infinito, me acerqué, trémulo, como una pequeña ola se acerca a la orilla y deposité mis labios, muy cuidadosamente, en los dedos de tus pies. Un acto de adoración, un gesto último antes de la despedida.
La magia del amor se nota en ese brillo peculiar en los ojos de una mujer. Es magia porque se necesita ese tipo de fuerzas para que la vida deje de ser una rutina existencial, una mecánica sacrificada para convertirse en una energía electrizante, llena de pasión y espectativas.
Las sonrisas son diferentes, surge toda la sorpresa, la admiración de ser, de un momento a otro, admiradas, amadas o deseadas, o de ser el centro de un torbellino de intereses y proyecciones. Nada hay más penetrante en el corazón de una mujer que saberse amada, deseada y protegida por ese amor, en forma desinteresada e incondicional.
No hay placer más secreto que el de una mujer que se sabe objeto de la devoción de varios hombres. Todos luchan caballerosamente por ganarse una parte de su atención, alguna palabra de reconocimiento.
Todos son prisioneros de sus caprichos y víctimas de su tiranía.
La prisión en que se ha convertido tu amor te convierte en la reina y dueña de todos los deseos y de todas las voluntades. ¡Audaz pretensión tratar de escapar de tu poder!
Adelante mujer, caminas por encima de los corazones de todos los hombres. Aquel que te mira se convierte en esclavo de tus ojos y de tu sonrisa. Hasta tus defectos y caprichos se convierten en objeto de veneración y disputa. Ese brillo en los ojos de la mujer enamorada es la prueba de que en el fondo de su corazón oculta un amor. Esa sonrisa es la felicidad más pura que pueda expresar su corazón.
El mar estaba desordenado, inquieto, el viento loco soplaba para todos lados. Parecía que cada ola quería irse por su lado. De pronto una pequeña y gris ola tomó forma y se estrelló débilmente contra las rocas indomables.

Leer las memorias de Pick Up, es una forma de conocer el mundo de las mujeres que aman a escondidas, que son capaces de pagar por un poco de ternura y atención. Es penetrar, también, en el mundo de la desesperación. Johnnie no tiene un talento que se pueda comercializar en la sociedad. No tiene recursos para defenderse legalmente. Pero, las planillas llegan; la sociedad te cobra hasta por el aire que respiras. Es caro nacer, caro vivir y caro morir. ¿Qué se puede hacer en un caso así? Johnnie tuvo que aprender a disfrutar de la cruel vida vendiendo su belleza. Comprendía que la belleza no le iba a durar toda la vida y que tenía al tiempo en contra. Por todas partes se apreciaban las sinuosas esquinas de la desesperación.
Leer las memorias de Pick Up, es conocer de cerca esas mujeres tiernas y bobaliconas, que tiran el dinero propio o de sus esposos que se sentían estafadas, usadas, envejecidas y desechadas.
Su mirada era inolvidable. Felina, especial, cautivadora, misteriosa.
Tenía el cuerpo sacrificado de una mujer honesta. A pesar del peso del trajín cotidiano era poseedora de unas caderas anchas, acogedoras, que formaban una combinación que expresaba pureza y elegancia con sobriedad. Pero el calor se anidaba en esas partes que eran fronteras, límites, barreras de la castidad. Fuego en forma de serpiente.
Ese calor íntimo y secreto cambiaba las facciones, transformaba las miradas, hervía la sangre. Era su rostro un rostro severo, casto y puro, que procuraba esconder el gesto de la concesión apasionada del ayer, de la dominación de su carne, de la entrega dolorosa e inevitable.
El ansia que se transformaba en agua clara del estanque y que se enturbiaba con fango del vientre, el limo de la vida.
Sus mechones negros azabache me enceguecían, una gota de sudor caía y estallaba en mi rostro. Yo era un corcel, un garañón, una bestia, que aquella amazona pretendía domar con el infierno de sus entrañas, montaba, cabalgaba desnuda con la boca abierta como un felino salvaje, eufórico por el olor de la sangre, y yo le empujaba y atravesaba, podíamos sentir un placer que se transformaba en dolor. Dolor, vergüenza y placer, eran emociones pequeñas en comparación con la luz que se abría paso entre sus carnes.
En el momento culminante, mi boca era una ventosa que absorbía su alma viva y ella, con sus piernas me atrapó como un cepo, una trampa para animales salvajes. Tenía que llegar al final, mordía sus pies, mordía sus tobillos, hería su piel ardiente, nuestros líquidos se mezclaban, el ruido del tránsito nocturno ahogó un grito de pasión.
Como una navaja afilada atravesada sus carnes inertes de éxtasis.
- Ya no –me dijo - ¡Me haces daño!
Las cosas cotidianas de la vida tienen un valor estético muy poco entendido y apreciado. Cascar un par de huevos para realizar una tortilla, ir al supermaxi de compras, comprar hot dogs en una carretilla nocturna, todo podría ser fotografiado y llevado a una cartulina canson para ser pintado en acuarela. Todo forma parte de la vida de la gente común y es hermoso vivirlo, ¿Por qué no representarlo?
La primera vez que la ví vestía toda de tela blue jean, sin mangas.
Dentro de su sencillez era muy afectada, mostraba una delicadeza algo exagerada. La muñeca doblaba, reflejaba abandono, distracción y relajamiento. Canturreaba una melodía mientras recorría con la mirada los vegetales que necesitaba para su cocina.
El guepardo olió el viento y se pasó la lengua por los colmillos, fijó su mirada en aquella presa que se desplazaba, totalmente desprevenida.
Aquella gacela movía la colita imperturbable, se hallaba sola en aquella pradera, lejos de la manada. Cogió un carrito y empezó a hacer las compras de rutina, mientras su cuerpo espigado se movía, olvidada de sí misma. Temerariamente le daba la espalda a la muerte.
El depredador empezó la carrera por la supervivencia, fija la mirada, las grandes patas moviéndose a gran velocidad. La tomó de un mordisco en las caderas, sus rechazos sólo conseguían agitar la pasión y el fuego que latía dentro de su corazón. El gran gato lamía aquella sangre regurgitante y caliente. Todo su cuerpo era pura adrenalina.
Mordía, desgarrando carne, venas, tendones, tejidos y hueso, el gato la tomó de la nuca. Sus cabellos negros flotaban en la cama. Quería más.
El guepardo puso sus enormes garras sobre aquel cuerpo tendido en un charco de sangre, cuerpo inerte cuyos ojos miraban ya sin ver.
Johnnie besaba sus pies, bebía el agua dulce de su vagina, adoraba ese olor, dulce, íntimo, prohibido, ajeno.
Ella se acoplaba, como la realización de un adorable sueño por largo tiempo postergado. Johnnie la embistió una y otra vez, ella parecía una muñeca en sus manos, de un zarpazo la volteó y la exploró contra su naturaleza.
El momento estaba cerca, pronto brotó una mezcla de hiel, esperma y sangre, todo el ambiente y la atmósfera se llenó de un olor a arena, sol y mar.
Aquella boca, llena de colmillos, lamía con fervor esos diminutos y elegantes pezones, sudaban un néctar amargo.
El cielo giraba de un color argentino, una ola reventó en la orilla.
Mis pies se hundían en la arena y de pronto entré silenciosamente, sentía el frío contacto de las baldosas escarlata.
Columnas rojas con bordes de oro proyectaban sombras que se perdían en el claroscuro de luces ocultas por lamparillas en forma de conchas marinas. Una ola verde tomó el color amarillo de la tarde con la luz del sol, se estrelló en la orilla.
Columnas de diseños fantasmagóricos, místicos, paganos, se proyectaban a mi alrededor. ¿Alucinación o realidad? El mar azul se enrollaba en eternos flujos y reflujos sobre la arena. El hombre con cabeza de Dingo, avanza por las escaleras, galerías, grutas, perseguían el ruido que hace una ducha de agua. Entonces la vió.
Era una rubia de facciones aguileñas que se duchaba. Un torrente de agua dulce le caía sobre el cuerpo sumergido en una piscina de agua burbujeante. Con su cara de ave me miró de reojo. Poseía unos ojos hermosos y su nariz puntiaguda le confería la elegancia de un pájaro.
Intuyó mi presencia y se preguntó: ¿era un hombre o un perro?
En la radio tocaban una balada de EAGLES:
I can’t tell you why...
Ésta imponente y escultural mujer, se estiraba sobre el chorro de agua, que provenía de la cascada artificial y danzaba sobre la piscina de espuma blanca. Totalmente desnuda, una sonrisa se dibujaba en su rostro.
Sus pechos eran unos globos macizos, hinchados, salvajes y puros.
Estaban coronados por unos pezones de color rosa, también hinchados, quizá por una ráfaga de viento marino. De pronto se sumergió, su trasero era una montaña de carne blanca partida por la mitad, como un durazno con una pelusa amarilla, como la crin de una yegua.
Entré en la tina, el agua me daba por la cintura. Su mirada era invitadora, su sonrisa se dilataba, abría la boca hasta transformarla en un agujero, una agonía, toda ella era puro deseo. Tomé su tobillo izquierdo y lo levanté hasta colgarlo en mi hombro, ella temblaba y temblaba, incluso cuando mi pequeña y ancha daga atravesó su piel.
Estiró el cuello y su cabeza se sumergió en una nube roja.
Sobre la línea de agua emergieron sus anchos pezones rosa. Su belleza era una succión devoradora, absorbente, una pasión infernal. Eres una reina, la reina del amor. Me atraes y me rechazas con la fuerza de tu pierna y de tu tobillo, enganchado en mi hombro. Mi frente llena de sudor se apoyaba, reconcentrada, sobre su cuello.
Las esencias salieron disparadas al invadir sus entrañas. Sentía como sus tejidos florecían alrededor de mi piel tensa y espigada por la pasión. Una colosal ola se estrelló contra el arrecife.
Había que hablar con la verdad en todo este asunto. Johnnie era bisexual. No era un tipo pervertido, regularmente, pero en ocasiones se despertaba en él una pasión por un jovencito y si podía lo tomaba como amante por unos días, hasta que se cansaba. Pick Up era un amante de la belleza y no podía entender una vida que carecía de placer y de cosas bellas. El sexo y las reglas de la moral, creía Johnnie, habían sido creadas para ángeles y seres divinos, y él no era un ser perfecto. Su vida, la vida que le rodeaba no lo era, y él no quería ser diferente a todo lo que le rodeaba, tampoco podía serlo.

Algunas veces venían a la mente de Johnnie ese tipo de recuerdos. Su padre le leía pequeños párrafos del profesor Bellow, cuando era un crío. Con el tiempo, Pick Up, quiso profundizar sobre filosofía y optó por Raymond Aron.
Una noche la sorprendí en su cuarto y en silencio. Su espalda apoyada en el marco de la puerta, el resto de su cuerpo desnudo. Podía observar todo claramente. Ella se detuvo y, lentamente, giró su cabeza y su ojo derecho me lanzó una mirada profunda de sorpresa, miedo y deseo.
Mi sueño de fundirme en sus entrañas se hizo carne. Como un guepardo que había localizado su presa, corría libre hacia mi destino. El cielo, el sol y el desierto era una trinidad divina. Mordía y lamía el color rojo de la sangre. El pequeño cervatillo, dejó de luchar y entregó su cuerpo al frenesí sangriento.
Mis colmillos penetraron su carne suave, invitadora, ardiente, que admitía y recibía gustosa los embates del dolor. Desgarraba pedazos y el calor de la sangre aumentaba mi fuerza.
Metí el hocico en sus entrañas y el sabor a hiel y sangre, fluía como una fuente inagotable. De pronto su vida se extinguió y sus ojos vacíos como de cristal me miraban fijamente.
Era una jovencita de pestañas largas, sensuales, labios llenos y bien formados, de cejas abundantes.
Era un rostro de belleza egipcia, bárbara. Estaba en la edad en que ni era niña ni mujer. Poseía unas caderas anchas, montadas sobre largas y seductoras piernas. En su rostro de grandes y femeninos ojos, colgaba un provocativo lunar.
Comencé a soñar con su vagina y con sus entrañas, podía percibir el olor de sus vísceras en sus perfumes y afeites. Estaba obsesionado con su belleza y pronto desplazó la imagen de aquella señora, que me había torturado de pasión y cuyo recuerdo me había acompañado durante tantas noches de pensamientos impuros.
Mi corazón palpitaba otra vez.
Entré, un segundo después de Rod, al bar una noche de caluroso verano.
Todo es igual, un cielo sin estrellas y tú... Mirándome fijamente me invitas un whisky... Las chicas han empezado el show... una a una salen a bailar con todo el ritmo del ayer... Mueven las caderas, los talones y los pies y sus espaldas y senos sudan a chorros, también...
Más, yo me deleito con sólo volverte a ver.
Eres tú, Doris, la mujer que necesito... Me miras con satisfacción, ¿te sorprendes de que recuerde tu nombre? Olvidas que las cosas hermosas nunca se pierden en la memoria... Un culo desnudo se sacude frente a mis ojos... Su sudor oloroso a las noches de París me salpica en la cara... Con tus ojos me llamas la atención, quieres que fije mi mirada en ti... Y tú estás ahí, tomándome la mano, sintiendo mi calor... Te sientes junto a mí y del otro lado se sienta una rubia rica, que con voz aniñada me pide de beber... ¿Dónde estás Doris?
Grito tu nombre, desesperado... Sólo obtengo ecos vacíos de desolación...

Las burbujas de espuma blanca tenían el color rosa del crepúsculo.
Pequeños destellos amarillos nos guiaban el camino. Tu rostro, Mary Jo es hermoso, triste y lleno de sol. Caminamos entre la arena con rumbo a la casa de una médium, una espiritista, una hechicera que nos abría puertas desconocidas. Las burbujas de espuma blanca se acuestan sobre la arena con el mismo ritmo de siempre. Al irse el día, los locales encienden las velas. Únicos destellos amarillos que nos señalan nuestro destino. Quieres comunicarte con Johnnie y la bruja te ha prometido traer su voz del más allá. ¿Qué quieres Mary Jo? Veo tu cuerpo retorcerse de dolor. A veces piensas en el suicido, como el enloquecedor retumbar de las olas sobre el mar. Llegamos al portal de la pequeña cabaña de madera, que está toda llena de velas. Y a la luz de las velas nos vemos los rostros. Tenemos los ojos convertidos en piedras. Pronto la joven y dulce hechicera entra en trance y parpadea, inicia un diálogo. Sí, él está aquí.
Me acerco primero y me coloco ante el rostro de la médium. Ella sonríe con el mismo gesto animoso de Pick Up y me saluda.
- ¡Hola, Tommy!, veo que sigues con Marie. Marie abrió la boca de susto.
Me quedo estupefacto y a duras penas puedo mover los labios para preguntarle que cómo está.
- ¿Cómo estás Johnnie?
- ¡Bien!, ahora corro olas en el cielo. Siento una inmensa paz y los recuerdo con amor. Nunca me olvidaré de aquella vez que me llevaste en tu taxi. Manejabas como enloquecido. Hablabas, no, vomitabas palabras. Querías que les preparara mi especialidad de langosta a la termidor a los jefes de tu familia. Y ahí estaban sentados comiendo.
John Milano, el duro de California, Tony Accardo el duro de Chicago, Nick Civella, el duro de Kansas, Al Leone, Esteban Miraglia, todos reunidos comiendo mi cocina, nunca me olvidaré de eso. Y como música de fondo una canción de Andy Gibb.
- Johnnie – le dijo-, aquí está Mary Jo, quiere escucharte.
Mary Jo se acerca, está a punto de desmayarse, pero avanza y con voz trémula pregunta.
- ¿Mi amor? ¿Eres tú?
- ¿Quién más puede conocer el lunar que tienes bajo tu cuero cabelludo asiático?
- ¡Johnnie! ¡Johnnie! ¡Eres tú! No sabes cuanto sufro, no sabes cómo duele no tenerte...
- Pobrecita mía, mi chinita. Tesoro, tienes que dejarme ir... Poco a poco lo conseguirás...
De pronto un viento fuerte hace parpadear el brillo de las velas. La médium presenta señales de fatiga, está empapada de sudor, y, como si la golpeara un rayo sale del trance y despierta. Su bello y exquisito rostro todavía mira a la lejanía y dice:
- ¡Se ha ido!, es extraño, pude sentir, pude sentirme invadida de mucha ternura, ese chico era un amado de los dioses.
- Sí, ese es mi Johnnie. No hay duda de que era él.
- Era mi amigo – dice Tommy-, me consuela saber que él está bien.
El viento nos golpea el rostro. Marie está asustada, la experiencia con los muertos es algo que la espanta. La noche negra como la tinta es como el infinito universo que nos rodea. Con la antorcha en la mano somos un punto de luz en la negra eternidad. Las olas del mar revientan con fuerza sobre la arena. Mary Jo es hija del viento. Camina aturdida, camina junto a nosotros, pero no está con nosotros. Parece que en cualquier momento va a salir corriendo en dirección al mar para perecer ahogada, pero no, no, resiste.
Oh, Johnnie, desdichado el día en que te fuiste...
Ya nada será igual...
Una pena honda nos embarga y hasta el mar pierde su color verde para tornarse en un gris...
Sin ti, mi compañero, no encuentro la paz y mis días se vuelven de piedra.
¿Pero qué has hecho, compañero?
En las noches suena el teléfono y es Marcela que pregunta por ti...
La voz de Mary Jo es una tumba y a veces me provoca cogerla por los hombros y sacudirla hasta hacerla entender que ya no estas aquí...
Las olas del mar vienen y se van, los días caen como las hojas de un calendario o como las hojas de un frío otoño...
A veces me levanto en la noche porque creo que me llamas...
Cuando voy al Supermaxi, estoy atento como si esperara que en un momento inesperado, vengas corriendo a mí...
Pero no estás... no estás más...
Adiós Johnnie, adiós.


JOHNNIE PICK UP

Pick Up se levantó tarde aquella mañana. Sentía su existencia como la pesada prolongación de la noche anterior. ¡Ah, cómo la había pasado!
Caminó despacio hasta el baño y se lavó, cuidadosamente. Por suerte todavía no le habían cortado el agua; esa era otra planilla que estaba pendiente.
Johnnie era un chico de clase baja. En otros tiempos había pertenecido a una pudiente clase media, pero luego la clase media se fue viniendo a menos, hasta que aquel desastre económico culminó en una tragedia familiar con la muerte de sus padres.
Ahora John no se podía dar el lujo de bañarse con shampoo y para su aseo diario utilizaba pastillas de jabón Rexona.
Su cuerpo era perfecto. Tenía unas dorsales descomunales, sus abdominales eran el resultado de una labor paciente y continua. Mirar el abdomen de Johnnie era imaginarse horas y horas de trabajo sacrificado, para delinear cada pequeño músculo del estómago. Era un tributo al esfuerzo físico, una visión que mandaba un mensaje mudo de horror, peligro y advertencia.
Se vistió con su chaqueta de blue jean sin mangas, que dejaba ver toda la fibra de sus músculos adoloridos, sus extremidades superiores parecían armas, maquilladas por una que otra mancha lila, residuos de anteriores combates. Sus extremidades inferiores eran escudos y lanzas que se empotraban en una pequeña cadera. Nunca usaba medias. Aquella medida la utilizaba en casos de enfrentamientos. Rápidamente se despojaba de sus zapatos y lanzaba un golpe peligroso en la cabeza a sus oponentes.
John sólo tenía una cosa en la mente: sobrevivir. Había que conseguir dinero. El que tenía dinero no tenía deudas, el que no tenía deudas podía vivir tranquilo, el que podía vivir tranquilo podía tener una familia, el que podía tener una familia, tenía esperanza.
El clima de esa mañana de febrero era contradictorio: hacía frío, pero el sol enceguecía las niñas de los transeúntes. Johnnie tenía una cita en el Supermaxi. Todo formaba parte de la realidad de Pick Up. Tenía la misión de comprar buena carne de hamburguesas y hot dogs.
En el camino se encontró con su íntimo amigo y socio, Tommy Robin.
Tommy veía en John el hermano que nunca tuvo. Se conocieron cuando eran infantes de marina y de inmediato se estableció una relación de entendimiento franco y duradero. Ahora Tommy le daba trabajo en una parte de sus negocios. Johnnie se encargaba de administrarle las ocho carretas de hot dogs, que Robin tenía esparcida por todo el norte de la ciudad. Tommy Robin era un mecánico excelente, oficio que conoció a fondo en el colegio técnico en el que se graduó con sobresalientes.
Luego ingresó a la infantería de marina, conoció a Johnnie y cuando pidió la baja, ya tenía en carpeta una propuesta para trabajar de chofer y protector de José Leone, un tipo duro en la seguridad de una familia, cuyo eje principal era la política.
Cuando el CID dejó de ser una fuerza política en el país, José Leone tenía mucho trabajo como brazo armado de su poderoso hermano Alfonso y necesitaba un tipo leal, de confianza, pero sin una ambición que vaya a representar una amenaza al negocio de la familia. Ese tipo resultó ser Tommy Robin, un colorado, flaco, mecánico experto, ex infante de marina y asesino eficaz.
Ahora ambos vivían del negocio de la carne de hamburguesa, de las salsas, del pan, del control del colesterol en sus productos, del boxeo patada y del amor profesional de las mujeres. Tommy también era huérfano, eso compartían y constituía otro lazo de unión entre ellos.
Entraron al Supermaxi y mientras hacían las compras se deleitaban del espectáculo que ofrecían las bellas amas de casa de clase alta, que frecuentaban por ahí.
Después de hacer las compras se sentaron en una esquina del supermercado, que funcionaba como cafetería y se desayunaron.
Había pasado el tiempo en que ambos se desayunaban robando chocolates y galletas de los estantes, ahora tenían dinero y podían gastarse un rico desayuno americano con tostadas, huevos y café negro.
El yogurt, lo sentían como una deliciosa crema dulce y helada, que fue acompañado de unos panes de yuca, huevos revueltos y jugo de naranja. En la estantería había salido un ensayo sobre las libertades formales y las libertades reales del profesor Raymond Aron y también pasó por caja.
Cuando Tommy y Pick Up terminaron de desayunar, quedaron de acuerdo sobre el trabajo y Tommy se fue en un taxi y Johnnie se quedó en espera de su cita.
Marcela poseía una indomable y esponjosa cabellera castaña. Habían pasado tres días, desde la última vez que vio a su amante y ya se volvía a sentir vulnerable y llena de ansias. Las carnes de sus nalgas se estremecían, su ano sudaba y su pensamiento volvía una y otra vez sobre el cuerpo de Johnnie, desnudo, lleno de músculos, que la montaba, que la succionaba, que la hacía estremecer y gritar.
Cuando por fin estuvieron juntos, Marcela se dejó penetrar por el ano.
- Por ahí duele, papito, no.
- Vamos, amor, yo sé que te gusta.
Y en verdad le gustaba. Cada vez que la sangre de Johnnie inflaba y bombeaba sangre a su falo, Marcela padecía los dolores de su penetración.
Johnnie la deseaba inmensamente, tanto, que no se lo introducía más, esperaba, mientras sentía que estaba a punto de estallar, de sentir una poderosa eyaculación. El inicio de la vida.
Johnnie no tenía teléfono. Cuando Marcela quería comunicarse con él, llamaba a la casa de Tommy y si no estaba le dejaba un recado.
¿Amaba Marcela a Johnnie? Todo parece indicar que sí llegó a amarlo.
Al principio pudo haber sido todo una travesura de mujer grande, pero con el tiempo, Pick Up se hizo imprescindible. Johnnie era así. Lo podías odiar, lo podías querer, pero nunca podías pasarlo por alto.
Lo más significativo, la evidencia más clara del amor de Marcela por Pick Up, fue aquella pregunta que le hizo cuando Pick Up, después de hacerle el amor, le dijo que estaba enamorado de Mary Jo y que estaba pensando en el matrimonio. Que éste era el adiós. Marcela le dijo:
- ¿Te vas a casar? ¿Pero, que vas a hacer? Seré muy infeliz cuando te cases. ¡Oh, Dios, qué será de mí!
A Marcela le gustaba el amor de Johnnie porque era prohibido. Ella, criada en colegio de monjas, nunca tuvo la oportunidad de pecar contra lo establecido, lo prudente y lo sacrosanto, hasta que Pick Up se le acercó en el Supermaxi a recogerle una verdura que se le había caído.
Entonces empezaron a verse en centros comerciales, gabinetes de belleza, parques de diversiones, cines. Toda aquella paranoia le divertía a Johnnie, pero para Marcela era el molesto precio de la dignidad. Era terrible ser señalada, caer en desgracia, ser criticada.
Por lo tanto, había que ser más lista que la sociedad estúpida y esclerotizada de tradiciones hipócritas. Lo único que contaba en verdad era sentir como el corazón latía con violencia, sentirse feliz, una mujer completa, deseada y no ignorada o peor aún, desechada como un bonito artículo que a pasado de moda.
Pick Up, a su corta edad, tenía una profunda percepción de aquello. Su madre era una mujer abnegada, sufrida, honesta, que lloraba en silencio las traiciones de su esposo. Para la madre de Johnnie el matrimonio era algo tan sagrado e inquebrantable como la palabra de Dios y si su marido nunca llegaría a comprender aquello, ella oraría por su alma y aceptaría sus deslices como algo natural de los hombres. Pero, Johnnie observaba a su madre sufrir las infidelidades de su padre. Analizaba todo aquello y pensaba en cómo resolver aquel problema y seguía así hasta quedarse dormido o hasta ver llegar el amanecer y nunca hallaba la respuesta. En la radio tocaban una melodía de los Air Supply:
Lost in love...
Start is so easy… you want carry on…
Lo más probable es que si Marcela hubiera podido, se habría divorciado para casarse con Pick Up. Lo que nunca supo Marcela era, que si hubiera sido por el marido de ella, hubiera consentido en el arreglo, gustosos y hasta le habría pasado una pensión con tal de sentirse un pollo libre de nuevo.
Mary Jo sabía lo de aquel viejo amor y como mujer respetaba a Marcela.
En ocasiones encontraba en la tumba de Pick Up una mujer bella y madura vestida de negro. ¿Mary Jo habrá llegado a comprender el terrible efecto del amor de Johnnie?
Marcela eres especial y lo sabes muy bien...
Siempre intentas e intentas y consigues lo que te propones...
Quieres el amor de Johnnie porque él te hace feliz... Oh, Marcela eres como las olas del mar...
Y yo estoy feliz de tenerte en mis brazos...
A veces te odio por hacerte querer tanto, pero así eres tú, Marcela... Mi Marcela, mi amante, mi tesoro... No, no me dejes jamás...
¡Pero Johnnie!
Por qué no salimos esta noche, amor... Yo sé que gozas así, dentro de mí...
Tomaremos champagñe, comeremos maní, y asaremos una ternera, tú sabes que soy todo para ti...

Las apretadas caderas de Marcela eran penetradas por John, sus cuerpos oxidaban, las entrañas de Marcela eran una herida que gozosas se fundían con sangre y sémen de quien la hacía feliz y sufrir.
Johnnie la sacudía y la hacía estremecer hasta lograr posponer siempre el mágico y divino final. Cuando Marcela ya no podía más, con el pelo sobre el rostro maquillado de blanco como una máscara japonesa, gritaba:
- Oh, oh, oh, por favor, por favor, vente, vente...

En la radio sonaba una melodía de los Air Suplly:

I just can’t live without you...
Is just no good without you…
Without you…

Entre los muchos negocios de Tommy Robin, estaba el de proveer mariscos seleccionados a ciertos restaurants. Uno de ellos era la nueva discoteca El Jardín. ¿Qué pájaro más raro era este Robin?
Al parecer este ya no tan adolescente, tenía el cerebro suficiente para hacer dinero. ¿Por qué se ensuciaba las manos con sangre?
Lo más probable es que muy en el fondo, Tommy tenga alguna furia, que su psique no puede desterrar. Algún fenómeno patológico de la mente lo impulsaba a romper todo tipo de barreras, veamos cómo logramos entender todo esto:
Robin mataba por contrato. ¿Cuándo empezó ésto? ¿Fue un accidente al principio? No. Todo era un negocio. Con José Leone, aprendió que la máquina de los negocios producía dinero y el dinero te daba toda la libertad que podías disfrutar. Si una pieza de aquella máquina encontraba un obstáculo real, había que eliminar el obstáculo a como dé lugar.
La primera vez que tommy le quitó la vida a una persona fue a una mujer, una reportera de tv, que estaba tras la pista de Alfonso Leone. Era una advenediza que pedía a la fuerza ingresar al clan o descubriría todo el pastel para ganarse algún premio por mejor reportaje. Nadie se atrevía a poner contra la pared a Alfonso Leone y seguir vivo para contarlo.
José Leone concertó una cita con la periodista puta, para tener un encuentro erótico con el gran jefe, pero las llaves del departamento se las dio a Tommy, el mismo que llevaba una pistola con silenciador en la cintura. Tommy bang bang, ese era Tommy. En la infantería de marina le habían enseñado a matar y en la calle había encontrado donde colocar ese conocimiento. Entre los ex guardaespaldas del CID no se mataba por pasión o venganza. La pasión y la venganza no eran buen negocio. Ni siquiera lo era el asesinato. Pero las cosas eran así y la vida era dura y el soborno tenía un límite y en la costa no había más orden que el que imponía Alfonso Leone y a los Leone, nada ni nada, les decía lo que tenían que hacer.
Lo cierto es que me desvié un poco, pero íbamos a Tommy y sus servicios para la nueva disco El Jardín, Tommy hacía negocios ahí y le consiguió unas entradas a Johnnie.
Las puertas de El Jardín se le abrían, de par en par, a Johnnie y este muchacho iba a pasarlo bien, estaba feliz, había hecho dinero suficiente en las carretillas de hot dogs y hamburguesas de Robin, que éste le había dado dinero suficiente para pagar las cuentas de la luz, el agua, los prediales y hasta para surtir la vieja y destartalada refrigeradora de comida vegetariana y fácil de digerir para su anciana abuela.
Ahora le tocaba el turno a Johnnie de pasarlo bien. Se divertía sanamente, para entonces conoció a Maggi. Maggi era una ‘niña’ superdesarrollada, que con su belleza y porte confundía a sus atontados admiradores.
En los setentas, nadie hablaba claro, todo se daba por sobreentendidos.
Maggi me pidió una cerveza y yo le invité un trago llamado ‘Medias de seda’, que es un trago, el trago, preferido por los homosexuales.
Ella interpretó el mensaje y me presentó al administrador de turno, siempre cambiaban de administrador en el famoso Jardín.
Aquella primera noche Pick Up y Maggi bailaron se conocieron y el administrador de la disco reía al ver a toda la multitud tan animada por esa parejita, que brillaba e invitaba a todo el mundo a pasarla bien.
Un nuevo mundo, el mundo que Maggi le abría las puertas a Pick Up, se le presentaba a Johnnie lleno de mujeres perfumadas, gente bella y maldita, gente que gozaba y bailaban tanto música alocada como música calmada, gente que quería vivir hoy, gente que confiaba en los desconocidos, gente que se abría como una flor ante lo bello de este mundo, no importaba si era hombre o mujer. No importaba que todo aquello terminara en una dolorosa y pesada resaca.
You the biggest part of me…
Forever…
You the ligth of the reason me…
You change my life…
Cada vez que escucho la música de Ambrosía, me acuerdo de ti, Maggi y de aquella primera noche en que te conocí.
Y al finalizar toda esa locura nos fuimos en tu volkswagen y cómo nos amamos en tu departamento. Me aprisionabas con tus piernas y yo, pluto, no llegaba a terminar nunca. Finalmente nos quedamos dormidos uno sobre el otro, tu cuerpo era tan liviano.
En la radio tocaban una balada de la época de los 70’s:
I just full love in you...
Girl you know I wanted…
Todo ésto no debe dar la falsa idea de que Pick Up era un dandy o un vividor.
Estas cosas ocurrían como la excepción y no como regla general.
Por las mañanas, Pick Up corría mucho. Empezaba su jornada despacio y después, terminaba su rutina, presionando el paso a la máxima velocidad.
Era un adicto a los abdominales, calambres chinos, barras, abdominales boca abajo, etc. Antes de ducharse se ponía a saltar la cuerda, repitiendo series de doscientos, una y otra vez, hasta lo que a su abuela le parecían eternidades. Esa era otra faceta de su vida. No bastaba con tener un rostro que llamaba la atención tanto de hombres como de mujeres. Había que entrenarse, prepararse físicamente, sentir el esfuerzo de la cultura física y el sudor bañando todo el cuerpo.
Nada era tan relajante como correr largas distancias por la playa. El sol, con su fuerza aplastante, achicharraba implacable el suelo arenoso, calentándolo hasta extraer de él un vapor que a Pick Up le daba la impresión de encontrarse en un sauna asfixiante, pero al aire libre.
Había que explicar bien esto.
Tommy y Pick Up, llevaban el negocio de las hamburguesas, juntos, pero cuando se veía venir el invierno cerraban todo, le daban vacaciones forzadas a los empleados y emigraban a la costa.

Salinas era otro mundo. Un mundo sin tiempo para apretones y tensión asfixiante. El sol, la arena y el mar le ganaban tiempo al tiempo y las costumbres se volvían laxas. Era absolutamente raro ver a alguien con terno y corbata o con zapatos de suela, allá.
Pero, Pick Up estaba lejos, en su memoria recordaba el cálido y dulce abrazo que Maggi le había dado con sus piernas.
Tommy observaba a Johnnie, mantenerse en forma, trotar por las mañanas o por las noches, hacer abdominales de cabeza, saltar cuerda, estirar los tendones, sudar copiosamente y se preguntaba, cómo podría sacar provecho a todo ese esfuerzo, a todo ese derroche de energía que parecía inagotable.
Pronto se dio cuenta, que muchos estudiantes de artes marciales basaban su conocimiento en teoría pura y que, aparte de los torneos interacadémicos y de la federación, carecían de un lugar para medirse con estudiantes de otras disciplinar marciales. ¿Cómo se podría resolver ese problema?
Johnnie sin querer le dio la solución. Primero le dijo que necesitaban un patio más grande para parquear las carretillas de hamburguesas y luego, que sería increíble, que aquel patio se trasformara en un dojo de Kumite, con asientos para espectadores y Tommy en su mente, se imaginó la cantidad de dinero, que ingresarían las ventas de boletos de un espectáculo de esa naturaleza.
Las reglas serían simples: que no habrían muchas reglas. Nada de golpes a las entrepiernas y el uso obligatorio de guantes de box. De ahí en adelante ninguna disciplina marcial sería excluía, bastaba que el luchador obedeciera la voz del árbitro.

Trotar, caminar, volver a trotar, recorrer distancias cada vez más lejanas. Recibir los rayos del sol, escuchar el murmullo de las olas sobre la arena, un pretexto para descubrir nuevas playas con nuevos y más desafiantes puntos de quiebre. La vida consistía en oxigenar la sangre, hacer bullir el torrente sanguíneo de tal forma que la piel se ponía roja. Toda aquello era muy reconfortante. Trotar sobre la playa, a Johnnie... el ambiente le inyectaba un sopor relajante, al final de cuentas lo único que contaba era tomarse las cosas con calma.
Tommy Robin se encontraba al final de camino, tocado con un sombrero fino de cowboy nacional, blanco como la pureza de su alma. Aquel sombrero montubio, le daba un aire de local y en el fondo de su alma, pese a sus rizos rubios y a los finos ángulos de su rostro, Tommy se sentía un local, un nativo de la costa. En realidad en su alma se sentía un local.
Para que Johnnie se acerque a Tommy, allá en Paco Illescas o Pacuyescas, como le llamaban a ese punto la people, tuvo que caminar cuidadosamente sobre una alfombra de carnes femeninas, cuyos colores de piel iban del blanco lechoso, el níveo, el rosado hasta llegar al café tostadito.
Todos los guayasenses iban a la costa para jugar a ser turistas, era su práctica social predilecta. ¿Y qué había de malo en eso?
Habían pocos niños, ese punto, ese punto de mar no era una playa para bañistas comunes. Las olas alcanzaban una altura tan grandiosa como de vértigo y chicos audaces y raros iban por ahí a medirse a sí mismos tratando de dominar la furia del mar.
Johnnie estaba ansioso, su cuerpo estaba caliente y quería refrescarse en el mar de agua templada.
Todo en Salinas era lento y contradictorio: el sol calcinante y el agua helada. Lo único que tenía sentido era la gente buena y tan considerada como amable, que te miraba en espera de hacerte un favor.
Cuando Tommy terminó de encerar la tabla – una preciosa Dick Brewer -, se fue al agua. Calculó la marea y de un salto empezó a remar hacia el punto de quiebre.
Las olas eran enormes paredes de color verde, que iban quebrándose poco a poco, produciendo una espuma blanca y un murmullo fuerte, que se confundía con los gritos de los niños, las conversaciones familiares y el chillido de las gaviotas.
Del otro lado del muro, apareció Wayne, tosiendo y atragantándose con un poco de humo de marihuana. Johnnie le conversaba su experiencia con Maggi, y Buchanan le contó que también conocía en esos términos a Maggi, y que también había quedado dormido, borracho, entre las dulces y fuertes piernas de aquella chica.
La brisa marina empezó a venir con algo de bruma y aquel fenómeno refrescaba las pieles doradas por el sol.
Neptuno empezó a mandar olas que se cerraban, pero Tommy corría olas hasta en mar picado. Su juventud tenía un físico increíble.
De pronto, Pick Up y Buchanan, vieron a Robin, coger una ola difícil y de buen tamaño. La bajó con los pies bien ubicados atrás y casi logró acostarse sobre el nivel del mar, al llegar a la parte más baja de la ola. Seguramente estaba tratando de imitar a Mark Richards, lo cierto, es que permanecía al borde de la espuma, que reventaba y luego se colocó en el centro de la pared. Estaba cazando un tubo y Neptuno lo complació. La ola se enconchó y una poderosa pared de agua envolvió a Robin. Fueron casi diez segundos hasta que Tommy apareció nuevamente corriendo por la pared.
Buchanan era un tipo pacífico y se extrañó cuando se percató de los ejercicios de elongación de Johnnie y más cuando oyó la respuesta de Pick Up. Johnnie estaba practicando un ejercicio para patearle la cabeza a una persona.
Pick Up había conversado con Tommy sobre la posibilidad de comercializar su afición a las artes marciales.
Johnnie era un vagabundo de academias de artes marciales. Un tiempo -por lo general seis meses -, practicaba karate coreano y de ahí se iba a una academia de karate japonés, entrenaba el mismo tiempo y se cambiaba a una academia de judo, de ahí pasaba a estudiar box en el camal o en un club de algún coliseo y volvía a la academia de karate coreano y volvía a recorrer el circuito en forma errante e interminable.
Esta mezcolanza de conocimientos, iban dirigidos a desarrollar una técnica, que Johnnie iba afilando con disciplina, dolores musculares, concentración y humildad.
Para ganar, había que tener mejor aguante, reflejos, anticipación al oponente y seguridad de que se le va a provocar más daño al oponente, que el que se va a recibir.
Johnnie conversaba con Wayne, sentados en la peña de Roy una noche de rutilantes estrellas. En la radio tocaban una balada de los BOSTON.
Sus palabras flotaban y se fundían en la oscuridad de la noche y se dilataban hasta perderse en el negro color del cielo y del mar.
Estaban perdidos en un mar de cubas libres, que convertían las estrellas en pequeños brillantes, sobre un tapete negro como la tinta.
Tommy lucía espléndido con su hawaiana y su levi’s. Conversaba y bailaba junto a su amante negra Marie. ¿Cuál era la historia de éstos dos? Tommy conoció a Marie una tarde cualquiera, mientras deambulaba por el Municipio. Él quedó muy impresionado al verla y ella le devolvió la mirada, pero siguieron caminando en sentidos opuestos.
Tommy, excitadísimo se paró en la esquina, y volvió la cabeza para verla por última vez y ella, en ese preciso momento, giraba, también, su cuerpo para divisarlo. Eso fue todo. Cupido los flechó de forma inmediata. Marie se quedó parada, impaciente, esperándolo y él caminó y luego corrió para hablar con esta negra divina.
Marie tenía que hacer un trámite en el Municipio y Tommy dejó botado todo, para acompañarla y acelerar el otorgamiento de unos permisos, con su presencia. Luego, Tommy la invitó a tomar un capuchino. Tommy estaba impresionado con la delicadeza del rostro de esta negra. Su madre tenía familiares blancos, por lo que no era completamente negra y su padre era un alemán que trabajaba en una compañía petrolera de Esmeraldas. La combinación había dado como resultado a Marie, una negra, negra, pero con facciones exquisitas.
Tommy le dijo que se uniera a él y ella aceptó de inmediato. Cuando hicieron el amor por primera vez, Marie contrajo los músculos de su pelvis y Tommy sintió que una delicada mano le exprimía suavemente el tronco de su falo. Ella gritaba y sollozaba y gemía de un profundo placer.
Cuando estuvieron algo mareados, se fueron todos en el taxi de Tommy hasta su cabaña de la playa. Esta construcción parecía una taberna australiana del siglo XIX. Para todos los efectos, siempre había ventanas que daban al corredor que rodeaba la casa. La ventilación era muy buena de día, pero en la noche, el frío traspasaba a sus ocupantes, como si estuvieran durmiendo al aire libre. En el segundo piso estaba la televisión y los cuatro, Pick Up, Buchanan, Robin y Marie, veían un programa de Bud Abbott y Lou Costello, mientras se fumaban un pitillo de marihuana.
Wayne bajó a cocinar. Se puso a preparar unos spaguettis con salsa de carne.
Las paredes de la cocina estaban tapizadas de fotos de la Surfer magazine y de chicas de la Playboy.
Al rato llegó Claudia Stein en su volkswagen junto a la chica virginal e inocente: Gabriela. Venían vestidas para salir. Todas tenían llave para entrar y pasaron por la oscura sala, para encontrar a Buchanan en la cocina, rodeado de latas y preparando su humeante spaguetti con carne.
Gabriela se quedó con él, abrazándolo mientras Wayne seguían frente a la cocina, concentrado en la espesura de la salsa de carne.
Gabriela le dijo:
- Te he extrañado tanto mi amor. Pensé que ya no te iba a volver a ver...
- Pero, si hablé contigo por teléfono anoche.
- Sí, pero una cosa es escuchar tu voz, desde el Guayas y otra estar aquí, contigo, abrazada a ti, oliéndote, tonto.
- Si me sigues perturbando así, se me va a quemar la salsa y se me van a pasar los spaguettis...
- Bueno, bueno...
Claudia subió y se sentó en las rodillas de Pick Up. Al rato se enteró, que en esa casa, nadie saldría hasta que Buchanan trajera la olla de comida.
La chica Stein se unió al grupo a ver el especial de Abbott y Costello mientras Johnnie, le pasaba de boca en boca, humito de marihuana.
Cuando bajaron a comer estaban hambrientos. Ese monte hijoputa, sí que estimula el apetito. En la radio se escuchaba una melodía de Samantha Fox.
En Washington, el presidente Jerry Ford, había implantado la moda de la sencillez al vérselo cocinar sus propios alimentos y salir en pantaloncillos cortos, tranquilamente, de la casa a recoger el periódico y todo el mundo se comportaba con una simplicidad y una despreocupación muy democrática y casi santurrona.
Luego vendrían los locos finales de los 70’s con el santo de Jimmy Carter y toda la locura DISCO.
Johnnie, se apoderó de un nuevo invento, llamado cámara fotográfica Polaroid y empezó a sacar instantáneamente a todo el mundo, en las poses más espontáneas que uno se pudiera imaginar.
A Claudia la retrataron mientras leía la revista Life, sentada en un butacón, con una pierna alzada y vestida como una modelo del grupo de cool rock ZZ Top. A Tommy y Marie, los fotografiaron en el baño, desnudos, enjabonándose. A Wayne, lo tomaron mientras jalaba un cigarrillo de marihuana, tarado, mientras vigilaba los spaguettis, Gabriela estaba sentada en un banco, y meneaba la cabeza reprobando, y cuando la retrataron hizo una mueca infantil y sacó la lengua.
A la asiática Mary Jo, la fotografiaron caminando desnuda y sólo calzada con unos zapatos de plataforma bien sexis. Caminaba completamente desnuda con un porro de yerba en la mano que se lo pasaba a Johnnie. Christie y Linda los fotografiaron buscando comida en el refrigerador. A Alejandra la fotografiaron ocupada en la taza de servicio. A Vivian la fotografiaron sacándose la ropa hasta quedar desnuda para unirse a Pick Up y Mary Jo en la sesión de THC que tenían en el cuarto de arriba.
Todos se morían de la risa y la vida era sana y donde nadie concebía un mundo de maldad.
Fuera, el viento soplaba la memoria de la juventud. Había gente por todos lados. Unos iban a patinar al Roller Vito, otros bailaban con elegantes trajes de noche en el Yacht, bajo la ceñuda mirada de los mayores y con las luces encendidas, otros bebían tranquilamente una cerveza en el malecón, otros jugaban ping ball...

Oh, Gabriela... Tu dulzura es como un fresco manantial... Qué sería de mí sin el calor de tus labios... sin la miel de tu amor... Nos casamos muy niños en aquel retiro, ¿te acuerdas?... Nuestro amor será eterno...

Tommy estaba con los músculos adoloridos y decidió quedarse en casa viendo la tele. Pasaban un programa de Harold Lloyd. Wayne se fue con Claudia y Gabriela a patinar al Roller Vito.
A Claudia le gustaba sentir el viento, escuchar la música, la velocidad, ver y que la vean, gente linda, diferente y variada. Toda la atmósfera de Salinas gritaba juventud, vida y diversión.
Johnnie salió a caminar por el malecón para ver el desfile de turistas que iban y venían, buscando qué comer o en qué divertirse. Pick Up conocía un lugar donde preparaban unas hamburguesas gordas, con sendas rodajas de tomate y con salsas de aguacate que le gustaban mucho.
Salinas, de noche, lucía como una isla en medio del desierto y al borde del mar, completamente iluminada, como una fragata con sus luces en medio del negro mar.
Johnnie, caminó y caminó, hasta la heladería Pingüino y en el asiento al aire libre de un restaurante, se encontró con los ojos de una dama tan rechoncha como hermosa, que almorzaba, acompañada de un señor mayor, de camisa blanca que contrastaba con su piel quemada por el sol.
Los ojos de Isabel lanzaban chispas de excitación. Johnnie entró al local comercial y con mucha discreción, se colocó detrás del señor y después de varios intercambios de miradas con la dama, se envalentonó y le hizo señas de que si podían verse más tarde.
En ese momento, el señor tuvo la urgencia de ir al baño y cuando dejó sola a la dama, Johnnie se acercó y ella adelantándosele le dijo fingiendo conocerlo:
- ¡Hola! ¡Hace tiempo que no te veía! ¡Qué vas a hacer más luego!
Johnnie comprendió enseguida, que iba a ligar bien aquella noche y le respondió:
- Si quieres te estaré esperando en esa barra. Cuando te desocupes te invito unos cebiches de pulpo y calamar, que ahí los preparan muy bien, ¿quieres?
- ¡Pero si estoy aburridísima! ¡Espérame que ya te alcanzo!
En ese momento llegó el señor mayor y le puso mala cara al adolescente y le preguntó a Isabel:
- ¿Qué quería, ese tipo? ¿Te estaba molestando?
- ¿Molestando? Oh, no, no, para nada, sólo estaba preguntando una dirección, olvídalo querido, era número equivocado.
Johnnie estuvo esperando a la dama desconocida en la barra de aquel centro nocturno y pidió una Pilsener, fumó unos cigarrillos y veía la televisión. Estaban dando un programa de Barney Miller.
Entonces llegó Paul Ditto y le dijo que no usaran el teléfono para nada y que de ahora en adelante se olvidaran de ese instrumento tecnológico y que no prendieran la televisión.
¿Qué pasaba, entonces, estaban en problemas?
Al rato llegó la dama desconocida. Se sentaron junto a la barra y ella le dijo que se llamaba Isabel. Comieron un cebiche marinero, de pulpo y calamar y quedaron de acuerdo en pasar la noche en el pequeño y apartado hotel llamado EL OLEAJE DE VILLAMIL.
La dama daba muestras de estar algo pasada de copas. Borracha y confusa de vez en cuando posaba su regordeta mano en el miembro de Johnnie.
Cuando Johnnie e Isabel, se encerraron, el cuarto de aquel hotel parecía un refugio pequeño, pero lleno de comodidades. Había aire acondicionado, los colchones y las sábanas estaban limpios, sin chinches y el baño olía a cloro.
Johnnie alzó el teléfono interno y pidió unas cervezas Budweiser y cigarrillos con fósforos. Isabel se acostó y encendió la tele.
Todavía pasaban el programa de Barney Miller y, poco a poco, se quedó dormida.
Al rato llegaron las cervezas y los cigarrillos y Johnnie destapó una y empezó a beber en el baño, mientras preparaba un cigarrillo de marihuana en la tapa del servicio higiénico. Cuando todo estuvo listo, bajó a la recepción y llamó por teléfono a Andrea y a Claudia, les dió la dirección y les dijo que vengan, que estaban invitados a la fiesta.
Cuando Johnnie subió, encontró a Isabel asustada y alarmadísima por la ausencia de Pick Up y él, le dijo que se tranquilizara, la besó en la frente, la desnudó poco a poco, y le encendió un cigarrillo de marihuana para que se tranquilizara.
Después de un rato, se armó un jaleo en la recepción del hotel. Habían llegado Claudia y Andrea, y el encargado no las dejaba subir al cuarto.
Ellas insistían que se trataba de algo urgente, un asunto de negocios y que las dejara pasar. El encargado llamó al Gerente y éste llamó a la puerta del cuarto 19 de Pick Up.
- Sí, ya voy, ya voy – dijo Pick Up, mientras se ponía los pantalones.
- Disculpe que lo moleste, señor, pero en recepción...
Johnnie abrió la puerta y escuchó toda la locura del Gerente, de que unas chicas querían subir y que le disculpara, pero no sabía qué era lo que estaba pasando. Johnnie le respondió:
- Déjelas subir, hombre, que estamos en una reunión muy importante de trabajo. Yo soy representante de una compañía de chocolates y estoy organizando un equipo de impulsadoras. Aquí dentro estoy con la Gerente, usted sabe, la dama con que me vió subir.
- Vaya, ¡Pero Bueno!, usted no me ha dicho nada. Yo pensaba...
- Nada, nada, hombre, todo esto es trabajo, deje pasar a las chicas...
Al rato subieron y entraron Andrea y Claudia y rapidito se quedaron desnudas y se metieron en la cama.
Isabel estaba como impresionada y preguntaba mientras miraba a Johnnie:
- ¿Pero, qué es ésto?
Claudia se le acercó a Isabel, como lo haría una colegiala, con cara de puchero y se acostó en su hombro y le decía:
- Estamos aquí para conocerte, ¿no ves?, queremos ser tus amigas.
Luego puso su cabeza en el pecho de Isabel y le seguía diciendo:
- No nos rechaces, por favor. Somos chicas lindas, ¡ves!
Andréa estaba en una esquina de la cama fumando un porro, tomando un sorbo de Budweiser y mirando el programa de Barney Miller como si nada de lo que ocurriera a su alrededor le importara.
Johnnie también fumaba un poco de marihuana y empezó a besar los pies de Isabel. Isabel tomó un par de tragos de cerveza y empezaba a entender, que aquellas chicas, no representaban un peligro para ella y empezó a entender, que aquellos chicos, eran especiales, de una raza diferente. En eso sintió que Claudia le succionaba el pezón, despacio, muy despacio. Tan despacio que la hacía relajarse. Johnnie se le acercó y al besarla le pasó humito de marihuana.
Se tocaban las yemas de los dedos ardorosamente, todo el maldito cuarto hervía de deseo. Johnnie la volteó a Isabel y empezó a besarle, a succionarle el cuello, bajó por la columna, besándola, lamiéndola, hasta llegar a su ano. Ahí, en ese agujero rosado, Johnnie metió su lengua y empezó a explorar aquel recto tan perfumado y poético.
En eso, se unió Andréa y empezó a morder despacio el cuerpo de Isabel, Johnnie la viró y la penetró a Isabel, mientras Andréa le metía el dedo en el ano.
Claudia apagó la televisión y prendió otro cigarrillo de marihuana. El aire acondicionado del cuarto funcionaba con toda su fuerza y sin hacer el menor ruido.
Después de un momento, Johnnie hizo terminar a Isabel. Fue un momento preciso, ya que el Gerente, entusiasmado por que su establecimiento fuera lugar de reuniones de negocio, había subido unos bocaditos y unos vasitos de cola Seven Up con hielo picado. Cuando se acercó a la puerta del cuarto de Pick Up, escuchó unos gemidos, unos gritos de placer y un golpeteó de la cama contra la pared...
Entonces llamó a la puerta y el ruido cesó. La voz de Pick Up se escuchó diciendo:
- Ya voy, ya voy, ya voy...
Cuando Johnnie salió, apareció despeinado, con el rostro sudado y oxidado. Luego de mirar a la cara del Gerente le dijo:
- ¡Muy Bien! ¡Y ahora qué se le ofrece!
- ¡Bueno! Pensé que podría ofrecerles, como cortesía de la casa, unos bocaditos para amenizar su reunión de negocios... y...
- ¡Qué buena idea, viejo, dame acá esas salchipapas, venga también las colitas que las necesitamos, estamos ardiendo de sed!
Adentro Claudia gritaba:
- ¿OOOOUUUU?, OOOOOOOUUUUUIIIII, OOOOUUUiii, YUUUUPPPPPIIII...
El viejo, con el rostro impasible, miraba a la cara de Johnnie y alzó una ceja. Johnnie se rió, mientras un mechón de su cabello le caía en la cara y dijo:
- ¡Ah!, estas impulsadoras, están ensayando lo que van a actuar, cuando el cliente se les acerque en el SUPERMAXI.
Y, luego, cerró la puerta.

Tommy se encontraba medio dormido cuando escuchó que llamaban a la puerta de su casa. Marie le dijo:
- No te levantes, vuelve a la cama. Tiene que ser algún loco que llama a esta hora...
Tommy le hizo caso a la negra y se volvió a arropar, pero quedó con la mente expectante, alerta... Después de un rato se volvió a oír la llamada en la puerta. Marie dijo:
- Oh, Dios, ¡quién puede ser a esta hora!
Tommy se levantó, encendió un pequeño candelabro con seis velas. A esas horas en Salinas se producía un racionamiento de energía y no había luz.
Tommy dijo:
- ¿Quién puede ser el hijoputa que llama sin saber dónde está la llave?
Abrió la puerta y se encontró con Wayne y la flaca Gabriela.
Wayne le dijo que no se preocupara, que lo que pasaba era que los padres de Gabriela se habían ido a inspeccionar las haciendas de Olón y Gabriela no quería quedarse sola en casa.
Tommy les alumbraba la cara a los chicos con la luz de las velas y trataba de meditar. Gabriela era una zanahoria y una menor de edad y ellos respetaban eso. Lo miró a Wayne y éste, entendiendo el mensaje, les dijo a Tommy y Gabriela:
- Hermano, apóyanos, yo estoy muerto de cansancio por surfear todo el día y patinar y patinar toda la noche en ese Roller Vito, sólo quiero acostarme y dormir lo que queda de la noche.
- Sí Tommy –dijo Gabriela- no va a pasar nada y me aterra dormir solita en mi casa.
Tommy se alzó de hombros y los guió a un cuarto polvoso. Ahí se quedó parado, alumbrándolos con la luz de las velas, casi cayéndose del sueño, mientras los chicos arreglaban rápido el cuarto para acostarse a dormir con las ropas puestas, bien abrazaditos y descansando dulce y castamente.
Tommy regresó al cuarto cuando se encontró con Pick Up, que también regresaba a la cabaña en ese momento.
Se encontraron uno al otro con las caras alumbradas por la luz de las velas y Tommy le dijo:
- ¡Estás loco!
El resto de la madrugada, Salinas se convirtió en aquel Paraíso perdido en medio del desierto. Un gallo playero, chillaba en medio de aquella oscuridad sin tiempo.
El cielo, negro como la tinta, se llenaba de flashes de luz divina, los truenos de Zeus.
Rayos, truenos y relámpagos iban de allá para acá, haciendo retumbar el cielo y toda la atmósfera.
Al día siguiente, la mañana empezó con un tímido sol, que inundaba de diferentes tonos naranja el cielo. Buchanan y Gabriela, se despertaron y se fueron, en el volkswagen de Gabriela, al 7-11 a comprar atunes, trajes de baño, varios Supanes, cervezas Pilseners y en el portamaletas revisaron, si la carpa para dos personas, estaba en buenas condiciones, si no faltaba nada.
Cuando regresaron a la cabaña de Tommy, éstos ya estaban desayunando unas latas de fréjoles, batidos de fruta con leche, té para Marie, y Pick Up estaba en el patio saltando cuerda. Primero despacio, despacio y luego rápido y cada vez más rápido. Todas las mañanas saltaba un promedio de dos mil a tres mil cuerdas.
Todos los ocupantes de la villa sólo tenían una cosa en la mente: CORRER OLAS... SURF.
Cuando Johnnie terminó de saltar cuerda fue a la tienda de la esquina y compró leche y Corn Flakes y una tarrina de comida china del chifa ESPERANZA. Preparó todo, con sumo cuidado, y lo devoró todo, con un apetito de náufrago, se atragantaba del hambre que tenía.
A la cabaña de Tommy, empezaban a llegar Claudia, Andréa, Adriana, Isabel –no la de la noche anterior, otra-, Alejandra y Esther.
Nadie se ponía de acuerdo. Unos querían ir a Montañita, pero para ir a Montaña era muy tarde y el día anterior ya habían decidido ir a Punta Carnero. Tommy quería ir a Punta Carnero y ya estaba decidido.
Todos abordo. Todos irían a Punta Carnero. A Punta Carnero iríamos todos, allá vamos, allá vamos. Todos se embarcaron en los Chevrolets y en sus Volkswagenes y se fueron en fila india.
La carretera era una serpiente negra y culebreante, que ardía bajo las primeras lenguas de fuego del astro rey. El viento con sus espíritus playeros se arremolinaban en el cabello de las chicas y amortiguaban el impacto de la radiación solar. Todo el paisaje era arena, piedras, cáctus y calor. Gotas de sudor empapaban los cuerpos de los muchachos, que iban en el Chevrolet cargado de tablas de surf de Tommy Robin. En el Volkswagen de Claudia iban las chicas. Todos actuaban como una familia unida.
Y así iban las cosas.
En el carro de los tablistas reinaba el silencio. Todos miraban a Wayne, que maniobraba con acrobacia mientras preparaba un porro de marihuana, gigantesco. Nada debía caerse al piso. Johnnie había conseguido una marihuana de buena calidad sin pepas y no debía desperdiciarse nada.
Las chicas se adelantaron y se colocaron a lado de ellos y traviesas y muertas de risa les tiraron unas mentas por la ventana. Luego, se volvieron a colocar en fila india.
Cuando encendieron ese porro gigantesco el Chevrolet se llenó de humo y todo empezó a cambiar en las mentes de los muchachos.
En un minuto, Tommy tuvo que pedir a gritos que le bajaran el volumen a la radio. Tocaban una melodía de los Air Supply y aquella canción no lo dejaba coordinar. Empezaba a alucinar. ¿Qué clase de hierba era esa?
El sol había adquirido un tremendo poder, era como si lo tuviera sobre el techo de la camioneta. Podía distinguir cada rayo de sol, sentir cada átomo de viento que entraba por la ventana. Wayne daba alaridos como un vikingo salvaje. La carretera, la carretera se convertía en algo más sensible, con mucho más significado, era como si estuvieran manejando en un carro de los picapiedra o algo así. Podía sentir la carretera corriendo bajo sus pies. Un fuego santo y purificador ardía en sus cerebros. Otra vez estaban felices, los buenos tiempos habían regresado. Johnnie iba mudo, tratando de analizar cada pensamiento que surgía, rapidísimo, mientras sus ojos, exploraban el desierto que pasaba raudo por la ventanilla del automóvil.
Al fin ascendimos por las pequeñas lomas, que eran el preludio de la playa de Punta Carnero. La visión del mar era impresionante. Parecía que el mar estuviera vivo, sí, era como si el mar estuviera ahí, sabiendo, esperando que llegáramos.
La playa lucía blanca, caliente, solitaria y apenas poblada por aislados montes solitarios. Al llegar nos desparramamos en la arena.
Empezamos a sacar los bidones de agua, las sillas, las carpas y clavar los parasoles en la arena.
Las chicas empezaron el ritual de aplicarse los bronceadores. Se cubrían el cuerpo con esa grasa resbalosa.
Pick Up y Tommy se hacían un lío, tratando de armar las carpas. Estaban grifotes y no atinaban a reconocer dónde iban las piezas.
Cuando terminaron, fueron a reunirse en el agua con Wayne, que estaba pujando, remaba con todas sus fuerzas contra una corriente bestial.
Johnnie enceraba con sex wax su Vland Hawai y se fue a la orilla a esperar una oportunidad, para entrar al agua.
Las olas en la orilla estaban grandes, aquella resaca reventaba estruendosamente.
Había que remar frenéticamente, pero con cuidado de no lesionar los músculos de los hombros. El agua fría, sobre el cuerpo sudado, era al principio algo refrescante, pero después te minaba la moral, te entumecía, te ponía morado los labios, te arrugaba la piel de los dedos. Todo tu estado anímico se desmoronaba por el frío.
Las olas se alzaban contra el cielo y tomaban una dimensión gigantesca y aterrorizante. Era un vacío profundo, ese que se formaba al querer remar para coger una ola salinera.
El viento soplaba y soplaba y el mar respondía mandando más olas y más olas, que reventaban, provocando pequeñas explosiones de agua. Bruuummm.
Tommy remaba y remaba y parecía que no avanzaba nada. Estaba grifote, totalmente grifote y no pegaba una sola remada con nada. Para Wayne ésto no era ningún problema. Él vivía en Salinas, estudiaba en el Rubira y estaba acostumbrado a meterse en el agua con su cerebro conectado con la yerba.
Tommy, por el contrario, sentía que le movían la tabla y se sentaba a cada rato para ver dónde mismo estaba el punto al que quería llegar.
En eso pudo ver a lo lejos a Johnnie, que agarraba una ola de buen tamaño, estaba al fondo, ¿cómo había llegado hasta allá?
Johnnie remó y remó hasta que se encaramó en esa gigantesca ola y la bajó hecho una bolita, un pequeño puntito en medio del mar. Luego, trepó lo suficiente, como para colocarse en medio de la pared, se movía y resorteaba con una energía inaudita.
De pronto una pared de agua, que estaba adelante suyo, se desprendió y le cayó en la cabeza, tumbándolo a gran velocidad.
Pero Pick Up se pegó una tubeada increíble. Todo a su alrededor era agua de color verde, azul, celeste. Un túnel, que lo podía destrozar, si dejaba escapar su concentración. Siguió resorteando, resorteando hasta que logró salir. Sentía que los músculos de sus piernas estaban a punto de estallar. Podía sentir todo el universo concentrado en la planta de sus pies, girando alrededor de él.
Mientras tanto, Tommy estaba padeciendo con las olas gigantescas, que se le cerraban convirtiéndose en espuma, verdaderas barredoras, que no lo dejaban llegar a la punta y le minaban el estado físico.
Wayne remaba hacia una ola, que se acercaba y remaba hasta subir sobre la pared de agua. Subía y subía y subía por la pared de agua, hasta llegar al punto de quiebre preciso, donde se formaban las olas gigantescas.
Las olas eran espirales, descomunales, que formaban cañerías mortales, pero también una inspiración fascinante, una poesía encantadora, una invitación a vivir y disfrutar de la vida sin preocupaciones ni responsabilidades y en total anarquía.

Las chicas estaban cogiendo sol. Marie estaba preocupadísima por su piel negra, que se pondría como carbón por el sol y también estaba preocupada por su hombre, que a la distancia, lo veía que no daba pié con bola. El pobre remaba y remaba y no avanzaba nada y para rematar todas las olas le caían encima una y otra vez y revolcándolo debajo del agua, pero Tommy no se rendía y seguía adelante y se volvía a incorporar y seguía remando hacia el point, aunque nunca llegara.

En la carpa, Alejandra y Andréa estaban amándose, frenéticamente. Se besaban, se acariciaban, completamente desnudas, habían formado el sesenta y nueve, y cada una, se metía su lengua en la vagina y se lamía hasta provocarse un orgasmo.
Claudia y Adriana, estaban luchando con el papel de un cigarrillo para envolverse un porro de marihuana.
Dentro de la otra carpa, Claudia sudaba a chorros y las manos le temblaban y la marihuana tan especial de Johnnie, se le caía por todos lados.
Adriana que era más experta la miraba divertida y también ansiosa. Cuando ya se hartó, le quitó el porro, todo aguado que Claudia había preparado y lo armó bien parejo para darle fuego.
Claudia sudaba a chorros y Adriana se extasiaba en medio de ese calor sofocante, al final le dijo:
- Chica, deberías probar meterte en el agua, está deliciosa.
- Eso es lo que voy a hacer apenas me coja esta porquería.
De repente entró Marie y Gabriela y la cogieron a Claudia y la sacaron a rastras, toda drogada, y fueron corriendo hacia el agua, con las carnes de las nalgas moviéndose como gelatina. Al principio, Claudia se asustó y quiso oponer resistencia, pero como las chicas iban riéndose, se dejó llevar, y luego, se unió a la loca carrera sobre la arena, y las tres se tiraron, de cabeza, en el mar helado y espumoso que las envolvió completamente.

Tommy Robin había realizado muchas economías para traer desde Bangkok las maderas necesarias para construir su DOJO de kumite. Su forma era redonda y estaba cubierto con una lona impermeable y acolchada, como el piso de un cuadrilátero de boxeo patada tailandés.
Robin y Pick Up, habían recorrido todas las academias de artes marciales de la provincia del Guayas, habían hablado con toda clase de senseís, sifus, profesores de boxeo, de Tae Kwon Do, Kung Fu, Kempo Karate, y habían colocado carteles de invitación en todas las academias de artes marciales y dejaban entender, claramente, que no se trataba de un desafío de honor ni nada de esas cosas. Se trataba de competir, sanamente, por dinero y por la gloria de la victoria.
Las únicas reglas eran, que los competidores fueran mayores de edad, de igual peso, que usaran guantes de box y que no golpearan los testes ni la manzana de Adán. Todo lo demás estaba permitido, cualquier técnica se podía usar: golpes de piernas, manos y proyecciones.
Robin había hablado con José Leone y Paul Ditto para que, si les interesaba, pudieran meter dinero para apostar en las luchas.
José Leone se interesó de inmediato y llenó el patio de Robin de asientos cómodos, de luces para efectuar peleas nocturnas, servicios higiénicos, puestos de comidas rápidas, pizzas, algodón de azúcar y refrescos y una boletería de ingreso y otra de apuestas.
Paul Ditto, no veía mucha posibilidad de hacer negocio en las artes marciales, pero cuando vió, cómo había quedado el mini coliseo de Tommy Robin, hasta con aire acondicionado industrial, la cosa cambió un poco y se hizo más atractiva.
De inmediato, Paul Ditto se puso en contacto con Alfonso Leone y Esteban Miraglia, y les platicó sobre la posibilidad de apoyar a las iniciativas de la juventud, de incursionar en los deportes de contacto, de poner de acuerdo a los dueños de academias de artes marciales y de boxeo, de invertir una gran cantidad de dinero en el proyecto para luego recuperarlo todo con las apuestas. Su filípica iba dirigida a Esteban Miraglia y éste le devolvía la mirada a Alfonso Leone, que lo miraba con preocupación. Lo más probable es que todo ese ruido atraería a la prensa que se entrometía en todo.
Al RENZO Leone no terminaba de convencerse de toda la premura que tenían los jóvenes, pero él también había sido joven alguna vez y había querido convertirse en un gran político para llevar a cabo grandes proyectos y volvía a mirar a Esteban Miraglia, que era el santo padre de los negocios de la familia.
De pronto, Al llamó por teléfono a su hermano José y le pidió, que le explicara por teléfono a Esteban, toda aquella locura de invertir dinero en un ring, que no era ni de boxeo ni de karate, sino de una mescolanza de artes marciales.
José Leone le habló así a su jefe:

- Escuche jefecito: este es un negocio muy bueno y tiene futuro. Hoy día hay una fiebre por las artes marciales, hay programas de kung fu, hasta en caricaturas, aparece la historia de Sahuamura el campeón de boxeo tailandés, toda la ciudad hierve de academias de artes marciales.
- Sí, le contestó Esteban, pero una cosa es ver comodamente por televisión estos arriesgados espectáculos y otra practicar varias disciplinas e invertir dinero para ganar en apuestas; es un negocio que no tiene antecedentes, es un negocio pionero y eso significa una posibilidad de fracaso y una pérdida de dinero, hemorragia de dinero, todo ese dinero tirado a la basura, no es algo seguro.
- Sí, jefecito, es verdad –le respondió José Leone-, pero todo depende de la publicidad que le hagamos a este asunto, usted verá cómo se le puede sacar una tajada rápidamente a ésto, como si se tratara de las carreras de caballos, usted verá...
- Tengo que ver el local, dice don Miraglia, tengo que ver el local quiero que tú y Paul Ditto se encarguen de contactarse con todas las academias de artes marciales y dejen bien claro el procedimiento y las utilidades económicas, pero eso sí, que quede claro, nada de entrometer a la prensa en esto, nosotros no pagamos impuestos a nadie, que quede claro que esto es secreto, nada de prensa ni periodistas bocones.
- Ok, jefecito, aquí lo estaremos esperando con una buena barbacoa de ternera y costillas de cerdo, como a usted le gustan.
- Bien, vamos a ver, no prometo nada. Si veo improvisación y estupideces no entramos, de acuerdo, tiene que quedar claro que no entramos si no vemos una buena organización por parte de Tommy, tiene que quedar claro aquello, entendido.
- Usted puede venir tranquilo, jefecito, le va a gustar como a quedado todo y tendrá una pelea de exhibición, ¿quiere una o dos peleas de exhibición?
- No tenemos mucho tiempo, pero prepara dos por si nos gusta la cuestión ésta, ok, mijo, prepara dos, mira si tú me prometes que todo está tan bien hecho, te llevo a los primos del Norte, ¿quieres que te los lleve?
- ¡Sería un tremendo honor, jefecito! ¡Pero tendríamos que traer chicas también, no!
- Yo te confirmo, la venida de los primos del Norte, mijo, no te aceleres por nada. En la pelea de espectáculo quiero unos buenos peleadores bien cojonudos, ok.
- Usted verá, don Esteban, tenemos a un muchacho, Pick Up, que es una maravilla, ya llegará el momento de que se lo presente, jefe.
- Ok, ok, ¿es como Tommy?
- Todavía no –le dijo-, todavía no, pero, presenta un buen perfil, jefe, un buen perfil. Sin ambición y mucha lealtad, jefe, con mucha lealtad, sí.
- Encárgate de todo y ya veremos cómo va todo, ok.
- Ok, jefe, ok.
- Cháu.

LA PRIMERA PELEA

Pick Up se encontraba en su casillero, de rodillas, con una vela encendida frente a la imagen de la virgen de Posorja. Tommy lo tocó en el hombro y le dijo:
- Ya es tiempo.
Johnnie estaba nervioso. Apestaba adrenalina. La cara del oponente se veía muy mala.
El árbitro hizo una señal y empezó el combate. El oponente de John se le fue encima y Pick Up lo frenó con una patada de media vuelta en el estómago. El oponente lo cogió de la misma pierna, lo volteó lo agarró por el cuello y estrelló su rodilla en la frente de Pick Up.
El joven peleador sintió que se le apagaban las luces, pero reaccionó y sacó una patada coreana, de pico, y le rompió la ceja al oponente, al clavarle el talón en la cara. Mientras el oponente se balanceaba y trataba de escurrir la sangre con el guante, Pick Up se le fue encima, pegó un tremendo salto y le clavó la rodilla en la mandíbula que estremeció los sesos del luchador para dejarlo fuera de combate.

En las gradas, Peter John Milano miraba asombrado que todo haya acabado tan rápido. Los primos del Norte eran: John Milano de California, Nick Civella de Kansas, Tony Accardo de Chicago y los duros de la península de Santa Elena: Alfonso Leone y su brazo armado, su hermano menor José Leone, y Esteban Miraglia y su brazo armado, su hermano mayor Antonio Miraglia.

Al parecer, después de tanto entrenamiento y de recorrer tantas academias, estudiando todos los estilos posibles, Johnnie había perfeccionado su técnica de combate y ahora la iba a convertir en una filosofía de supervivencia.

LA FAE BEACH

Claudia miraba desde la playa a Johnnie y recordaba los momentos breves y felices que habían pasado juntos. Sus labios relamían el recuerdo y su lengua sentía el sabor del sudor de Johnnie, su pecho se agitaba de ansiedad. Recordaba aquellas veces en que iban a los conciertos del colegio Americano y como Johnnie las hacía entrar sin pagar el boleto.
Johnnie pagaba su entrada y en la mano, recibía la señal en tinta de un sello. Él volvía a salir de la sala de baile por una ventana y se lo pasaba a Claudia juntando su piel con la de ella, bien fuerte, bien fuerte.
Johnnie le decía:
- Tú eres de las nuestras. Una fiesta sin ti no es fiesta. Siempre serás como de nuestra familia, como si te hubieras casado con todos nosotros, nada te faltará, todo lo que necesites lo tendrás mientras nosotros vivamos, ok.
Claudia lo amaba por ese idealismo y esa lealtad que parecía unir a todos los chicos playeros de su banda. Lo mismo le había dicho Rod y Russo y Red Hughes y Steve O’Brian, todos se solidarizaban con ella cuando la veían en apuros por falta de dinero o por cualquier necesesidad que tuviera. Tommy siempre era un amor con sus amigos y siempre tenía los brazos abiertos para con todos ellos y a Claudia la trataba como a una hija. Era como si pareciera existir un pacto de amistad entre todos estos chicos.

Una mujer, junto a Johnnie, se sentía como algo único y especial. Era tierno y dulce, salvaje y decidido. Le hacía el amor como un esposo que llega de un largo viaje y que la ha extrañado por mucho tiempo.
Pero, Claudia no lo tomaba muy en serio. Ella, al igual que Vivian, tenían sexo con todos y recibían de todos sus afectos y atenciones.
Claudia era realista y no se hacía ilusiones con ninguno de ellos, porque sabía que ante todo a estos chicos les interesaba más su libertad, además, Johnnie pasaba largas temporadas en el Guayas y ella vivía en Salinas, y no confiaba en la estabilidad de un amor de lejos.

Mientras reflexionaba amariguanada en estas cosas, recostó su cabeza en la arena para que el sol la penetrara por los poros e imaginó, que Johnnie era un gran dios griego, que adoptaba la forma de pequeña lenguas de sol, y que la preñaba. Esta idea la había sacado de la lectura de algún libro de la biblioteca, un libro que no recordaba y la excitaba, y calentaba su sangre.
Adriana tomó su bolso y sacó un pequeño porrito de marihuana. Se lo llevó a los labios y lo encendió.
Gabriela miraba asombrada y confundida. No entendía el motivo de que se drogaran sus amigos. La vida era tan bella para ella que creía no necesitaba de aditivos ni ingredientes especiales que aumentaran el placer. Buchanan también fumaba yerba con su amigo Phillipe.
Gabriela podía entender a Phillipe, por lo que estaba pasando con su enamoradita enferma de leucemia, pero a Wayne no lo entendía. Buchanan le decía a Gabriela que era como aumentar toda la alegría de vivir, llegar a sentir todo lo bello de la vida, que pasaba desapercibido ante los simples sentidos.
Gabriela le había dado una probadita a un cigarrillo de marihuana y lo que sintió fue un dolor de cabeza y una ligera arrítmia en el corazón y no le gustó la experiencia.
Adriana le pasó el porro a Isabel y ésta se atragantó con el humo ya que en su vida había probado ni tabaco y no tenía experiencia en fumar gruesos porros. Adriana le decía que tragara el humo y las dos, Claudia y Adriana, empezaron a gritar en coro:
- TRAGATE EL HUMO... TRAGATE EL HUMO... TRAGATE EL HUMO...
Entonces, cuando sintieron los efectos, empezaron a abandonarse a la risa. Eran olas de carcajadas que no se podían interrumpir y Gabriela supo de inmediato que la fiesta mental había empezado.
Esther estaba horrorizada y con un par de toques se puso paranóica y empezó a correr y correr por toda la playa de la FAE como loca.
Gabriela la perseguía inútilmente para tranquilizarla, y cuando finalmente la agarró y la trajo al grupo, no sin grandes esfuerzos, le empezó a hablar al oído y a tranquilizarla.
Adriana, desde lejos, alucinaba toda la escena, como si Esther fuera una loca que se cae al agua sin saber nadar y patalea y se sacude, desesperándose, al punto que dificulta más el rescate hasta comprometer la vida de Gabriela que la quiere rescatar.
Gabriela les contó, que Esther siempre se ponía así, desde que en la, misma playa de la FAE, fueron interrogadas por unos oficiales de la fuerza aérea.
Buchanan había descubierto esa playa prohibida y los militares tenían que meterse con carros de bomberos y haciendo un escándalo con sirenas y luego los milicos se metían al agua entre remolinos y corrientes para sacarlo con tabla y todo.
Los muchachos seguían insistiendo por la belleza de la playa y por las olas maravillosas, hasta que los militares se reunieron en una junta y se dieron por vencidos.
Aún así, de vez en cuando, los militares hacían redadas y los sacaban con tablas, parasoles, carros, mujeres y drogas, todos se iban para afuera o los encerraban en una gran celda de barrotes oxidados y llamaban a sus padres para que paguen una multa para que recuperen su libertad.
Claudia le contó la anécdota con tanta plasticidad –su capacidad histriónica era increíble- a Gabriela, que Gaby quiso darle una última probadita al porro que tenían en la mano, pero Claudia lo consumió todo hasta quemarse los dedos, cuyas puntas estaban amarillas por el uso cotidiano de las calillas.
Mar adentro, estaba Pick Up con Rod, Red, O’Brian, Tommy y Phillipe.
El agua estaba helada y las olas grandes, lo que en la FAE es una combinación peligrosa. Las olas lo tiraban a uno hacia las rocas y los remolinos lo llevaban mar adentro.
Phillipe cogió una ola grande. Era un salinero tubular bellísimo y mortal. Dobló el abdomen y se fue hacia abajo bien parado y extendió las manos hasta tocar el techo de agua del pequeño tubo como lo hacía Buzzy Kerbox.
Red remó una ola mediana, pero super bien formada y se fue en ella.
Hughes le daba la espalda a la ola y cuando vió que aquella masa de agua se iba a enconchar, pisó bien la parte de atrás de la tabla y se tubeó en forma increíble, al puro estilo de Martín Potter.
En la playa, las chicas se preparaban para comer lo que la negra Marie había traído de la cabaña de Tommy. Coca colas, heladitas, para las mujeres, cervezas Pilseners, bien heladas para los hombres, grandes pedazos de pizza para las chicas y tarrinas de comida china del chifa Esperanza, para los hombres, que devoraban como bestias la comida oriental hasta quedar llenos, con la boca grasosa y barrigudos.

El sol brillaba con un esplendor especial sobre la arena. Era como si el sol, la playa, el mar y el cielo argentino, todos, todos estos elementos cósmicos estuvieren compartiendo aquel momento de felicidad ilimitada con los chicos.

DE NUEVO EN EL CUADRILATERO

Johnnie estaba de rodillas, con una vela encendida, frente a la imagen de la virgen de Posorja.
Había llegado el momento de luchar por el dinero de la familia y la gloria de la victoria.
Su oponente era un practicante de un karate coreano con influencia china. El karate coreano se mezclaba con la fluidez de lo chino.
El árbitro dio la señal de combate y el kumite dio inicio.
John se puso en guardia, con los puños bien cerrados, protegiéndose los pómulos y los riñones, la barbilla metida en el pecho, los pies siempre juntos como un boxeador tai, para desconcertar al enemigo. Los tobillos protegidos por tobilleras.
El oponente se le fue encima a John y le dio una patada en el brazo, que protegía las costillas izquierdas. Pick Up, le devolvió una patada en la cadera. Había un fuego sagrado en los ojos de Johnnie.
El oponente giró y le dio una patada de talón en la nariz a Pick Up, éste se hizo para atrás, aturdido y esquivó un segundo ataque que el luchador le propinaba con los codos, pero su contrincante sabía que lo había conectado y lo perseguía encarnizadamente, dándole golpes con los guantes en la cabeza para provocarle un ko técnico o hasta soñarlo.
Johnnie retrocedía con una agilidad de cangrejo y se movía, de un lado para otro, sacando de sincronización a su enemigo, que lo perseguía fríamente, pero que en su rostro se reflejaba la necesidad de que Pick Up se quedara quieto para propinarle un duro castigo, persiguiendo el ko, el feroz contrincante se salía de sincronización ante la estrategia de escape de Pick Up, que poco a poco se iba recuperando y volviendo a desarrollar su destreza asesina.
Johnnie dejó de retroceder, lo empujó al oponente y le metió una patada lateral en la cabeza. Estaba recuperado. Cuando el muchacho volvió a cargar, Johnnie lo volvió a golpear en la cabeza hasta detenerlo en seco con una fuerte, fuertísima patada con el empeine, que se lo estrelló en el temporal izquierdo.
El jugador bajó la guardia, se le cayeron los brazos, se le doblaron las rodillas, los ojos se le pusieron en blanco y cayó pesadamente sobre la lona.

José Leone gritaba a rabiar y se abrazaba con el otro gordo de Paul Ditto, contentísimos, habían ganado medio millón de dólares en unos azarosos y electrizantes par instantes.

Pick Up empezaba sus mañanas trotando despacio y en las manos, llevaba dos pesos, para ir tirando golpes mientras corría. De esa manera entrenaba los pies y los brazos y fortalecía el corazón.
Corría y corría y subía y bajaba escaleras, mientras seguía tirando golpes al aire. Era una máquina de tirar golpes.
A veces corría junto a Tommy y éste, de vez en cuando, le ponía una tabla de madera, para que John la partiera con el antebrazo. ¡Pac! ¡TRACK!, las quebraba, de uno o de dos, golpes.
Cuando llegaba a su casa encendía la radio y mientras escuchaba una dulce balada de Frank Sinatra, se ponía a saltar cuerda. Primero empezaba despacio y luego seguía cada vez más rápido, más rápido, hasta que paraba, con el corazón latiendo fuertísimo, como un tambor.
Otras veces, corría con Tommy alrededor de una cancha de indor y ambos se colocaban una piedra de mediano tamaño entre las manos, la sostenían sobre la cabeza y corrían y corrían, desde la mañana hasta la hora de la comida.
Junto a Tommy Robin, convirtieron un departamento, que les regaló Paul Ditto, en un gimnasio con sacos de tela bien apretada.
Después de atender el negocio de hamburguesas, Pick Up se pasaba las horas saltando cuerda y girando alrededor y golpeando el saco con patadas y puñetes.
Patadas tras patada. Era como si quisiera reventar el maldito saco.
Luego venían las patadas con salto. ¡ZAS! ¡Bum! Seguían por horas interminables las patadas y los puñetazos al saco con golpes de box compuestos de rectos, de uppers y los peligrosos cruzados, que iban directo a los nervios alojados en la mandíbula y a los riñones. Luego venían los rodillazos con salto, al estilo Sahuamura el campeón tailandés. Dale y dale rodillazos al saco en forma interminable e inagotable. Era un verdadero espectáculo ver entrenar a Pick Up.
Alejandra, una putilla salinera, amiga de Tommy, se excitaba con toda esa violencia y lo veía a Pick Up, como a un toro, un animal salvaje, capaz de violarla y volverla a violar hasta hacerla terminar. Ella se encargaba de atender a Pick Up y cocinarle la comida cuando el muchacho se estaba entrenando.
Siempre, el sparring de Pick Up, era el fuertote de Robin. Habían creado un juego de piernas que les preparaba para entrar, golpear y salir sin ser tocados por sus rivales. Consistía en saltar de adelante para atrás sobre una cuerda mientras daban la vuelta en la dirección de las manecillas del reloj, al puro estilo de Benny –THE JET – Urquidez.
Ese jueguito era agotador y demandaba andar a todas horas apestando a diablos. No paraban de hacer ejercicios.
Había que patear tres mil veces el saco. Arriba, en medio y abajo, darle y darle al saco, no había otra forma. Toda clase de patadas, de media vuelta con salto. ¡ZAS! ¡Bum!, darle al saco toda la noche.
Cuando terminaban de entrenar venía un baño aver televisión o a escuchar música un ratito y a dormir temprano.
Lo más difícil para Pick Up era aprender a sacar las patadas a la cabeza, desde abajo, y sin avisar. Ese era el truco más vital, para la supervivencia del muchacho Pick Up.
Con Tommy, practicaban un ejercicio raro, que consistía en ponerse los guantes de box y boxear saltando con un solo pie. Ésto era agotador y sudaban a chorros y empapaban los guantes de box, que se pudrían y había que comprar otros.
Pronto Pick Up empezó a acumular guantes de box podridos, que se destripaban por el sudor y el uso.
Johnnie quería mucho al irlandés Tommy. Él le había dado trabajo cuando estaba solo y desesperado.
Cuando recién comenzaba Johnnie, venía de trabajar en las carretillas de hamburguesas y se acostaba con todo el cuerpo adolorido de tanto ejercicio, y las manos, casi ni las podía utilizar de los golpes, que le sacudían los codazos de sus oponentes.
Cuando Pick Up, quería introducir un golpe en el estómago a veces se descuidaba y sus dedos se estrellaban en los puntiagudos codos de sus rivales y sus manos se lastimaban.
Así lesionado le costaba maniobrar con las hamburguesas y los hot dogs, por el dolor que experimentaba.
Todo esto hizo que Pick Up buscara una masajista para aliviar la tensión que se iba acumulando en los músculos de su cuerpo y extremidades.
Pick Up, recorrió el malecón de Salinas y encontró un gabinete de belleza chino, donde le además de cortarle el pelo, le daban unos masajes anti estrés de primera clase. Le daban masajes todo el tiempo que él quisiera y si seguía pagando también lo satisfacían sexualmente.
Pronto se hizo asiduo de una masajista tailandesa llamada Mary Jo, que recién había arrivado a Salinas en busca de una mejor vida.
Ella friccionaba su cuerpo con maestría insuperable. Su peso era ideal y al colocarse sobre su espalda, le sacaba todas las tensiones que no dejaban ni dormir al pobre Johnnie. Luego le trabajaba el cuerpo con tanta tenacidad, que Pick Up reía, mientras gotas de sudor de la tailandesa caían sobre su cuerpo. Los músculos separados y adoloridos se volvían a unir y los nervios aprisionados se liberaban de las vértebras que los oprimían. Al finalizar la jornada se la llevaba a Mary Jo a comer, a bailar y, después, a dormir.
Mary Jo había sido una antigua estudiante de gimnasia olímpica, que después de una lesión en la rodilla se dedicó a estudiar belleza para trabajar cortando el pelo a los americanos que trabajaban en una base militar cercana a su hogar.
Todo lo que ella quería era encontrar a alguien, un hombre que la ame de verdad. Todo estaba claro. Todo lo que una mujer quiere de su pareja es que la ame como lo haría su amante, sin cansarse de ella nunca. Todo lo que una mujer quiere es que su esposo la ame con la misma dulzura y desprendimiento monetario, como lo haría el amor prohibido, secreto y posesivo de un amante.

DE NUEVO EN EL CUADRILATERO

Pick Up estaba arrodillado frente a la vela que le ponía a la virgen de Posorja. Luego llegaría el momento del combate.
Su contrincante se llamaba Hiromoto y a duras penas excedía el peso de Johnnie. Pick Up, nunca había peleado con un disciplinado estudioso del karate do. Hiromoto era un especialista de las katas o formas.
Cuando el árbitro dió inicio al combate, estaba claro que Hiromoto pelearía a la defensiva. Johnnie hizo un amage con la pierna derecha y su oponente bloqueó la patada y le incrustó un puñetazo en las costillas. Así estuvieron dando vueltas y estudiándose, por un tiempo algo corto. Johnnie amagaba, Hiromoto actuaba como queriendo reaccionar y Johnnie tomaba nota de su posición de ataque. El ambiente estaba recargado de tensión. De pronto Pick Up oyó a Tommy que le susurró desde la esquina:
- Faltan cincos minutos.
Entonces, Pick Up empezó a patearlo a Hiromoto en sus piernas, con toda la fuerza de su alma. Hiromoto trató de devolver los golpes, pero sus piernas no funcionaban bien, empezaba a acusar dificultad para desplazarse sobre el cuadrilátero.
Pick Up daba vueltas y vueltas y le seguía propinando patadas bestiales a Hiromoto. E este se encendió, su honor había sido tocado, cuando se lanzó al ataque, Johnnie se hizo a un lado y lo recibió con un rodillazo en el estómago, seguido de un codazo en el ojo izquierdo. Hiromoto perdió el equilibrio y John aprovechó aquello, para sacarlo del ring con dos patadas frontales.
Pero Hiromoto no salió, acusó recibo de las patadas y se reincorporó. Estuvo a punto de salir del círculo y de ser descalificado, pero era resistente y cayó al suelo y se paró enseguida.
Hiromoto se le fue encima a Johnnie al grito de BANZAIII y Pick Up lo recibió con una patada de media vuelta, cuyo talón se lo clavó en la base del cráneo. Hiromoto se fue de largo, para caer de rodillas más adelante. El japonés sentía un fuerte dolor y latidos en la cabeza.
El árbitro le preguntó si quería que parara la pelea. Hiromoto se volvió a parar, pero era para buscar la inconsciencia o la muerte y Pick Up, sintió repugnancia por las filosofías orientales.
Pick Up hizo un aproximamiento errático y le empezó a trabajar las piernas, pateaba durísimo y el japonés recibía cada golpe y giraba fanático, tratando de colocar sus manos en el resbaloso cuerpo de Pick Up. En un momento en que Johnnie le dió un terrible golpe en la cadera, Hiromoto puso la rodilla al suelo y Johnnie le estampó una patada en pleno rostro. Hiromoto se sintió ligero y perdió toda sensación. Cuando volvió en sí el árbitro le estaba contando siete.
Al final decidió quedarse acostado, tranquilo.

Paul Ditto y José Leone se encontraban en la oficina de Tommy. Sentados, totalmente felices. Fumaban unos cigarros de la victoria. Cuando llegó Tommy, lo recibieron como a un héroe, lo hicieron sentarse y le prendieron otro cigarro y delante de sus ojos le pusieron un maletín de cuero y lo abrieron. Estaba repleto de billetes de mil dólares.
Tommy sentía la garganta seca, quería tragar saliva y no podía. Jamás, en su puñetera vida, había visto tanto dinero junto. José Leone le dijo:
- ¡Toma!, coge cuatro fajos y dale la mitad al chico de oro. Se los han ganado limpiamente. Esto es de parte de Tony.

¡Ah!, ¡cómo lo quería Johnnie a ese viejo!

SOCIEDAD LIBRE

La tarde se escapaba y el brillo del sol declinaba dentro de un sucio color lila. Los muchachos habían corrido olas parte de la mañana y toda la brillante y calurosa tarde. Los músculos estaban hinchados, los movimientos eran menos dinámicos y todos tiritaban de frío.
El viento se dejaba sentir con fuerza y con cada ráfaga, los huesos temblaban y temblaban. Incontrolables temblores ponían sus pieles de color violeta.
Afuera, las chicas se habían arropado con sweters, pero no estaban impacientes. Estaban acostumbradas a los excesos de su banda y lo que hicieron fue, cubrirse del frío, dentro de las carpas. Allí había comenzado la infinita cháchara sobre modas, fiestas, amores, el tamaño de los penes, comidas y recetas vegetarianas. Cuando se cansaron de hablar, apagaron las velas y se acurrucaron en sus fundas para dormir.
Afuera de las carpas, el viento corría con el espíritu de la noche y las almas del mar emergían deambulando por todas partes.
Una de las chicas –Andréa-, había comprado una botella de vino y lo descorchó y empezó a llenar vasitos de plástico para pasarlo de un lado a otro. Copiosos sorbitos de vino iban pasando de allá para acá.
Todas las chicas conversaban sobre lo que significaba la vida y era una cosa curiosa, nadie sabía exactamente lo que les pasaría en el futuro.
Entre los hombres, había una relación de hermandad, que mantenía unido al grupo. Ellos nunca las dejaban caer y a cambio, ellas sólo aportaban su presencia, sus bellezas, sus encantos sexuales, su lealtad incondicional y su compañía. Isabel, que había estudiado algo de filosofía en la Universidad, decía:
- Lo que nosotros, ellos y nosotras, estamos formado es una clase de sociedad diferente y aparte de cualquier organización social que pueda existir en éste país.
- ¿A qué te refieres con eso? -dijo Gabriela-.
- Me refiero a la promiscuidad sexual, las consumidas de marihuana, el vivir sólo para surfear y disfrutar del sol, el ser mantenidas por los chicos, como si cada una estuviera casada con todos, el sexo, me refiero a todo. Esto no lo encuentras en ningún libro de Tockeville, ni Stuart Mill, ni John Locke ni nada.
- Hay un cientista económico llamado Milton Friedman que opina que se debe legalizar la marihuana –dijo Gabriela-.
- Tal vez en el futuro todo el mundo deje de vivir como loco en la ciudad y se vuelvan a las playas –dijo Claudia -.
- Tommy, aunque quisiera, no podría dejar de trabajar en la ciudad, de ahí es de donde saca todo el dinero que gasta en mí y en ustedes. –dijo Marie-.
- Dirás en nosotras –acotó Isabel-.

Al fondo, mar adentro, las olas estaban imparables. Tommy y Wayne, salían del mar chorreando agua y la arena, se les pegaba en el cuerpo formando un lodo gris.
Johnnie aprovecho la última tanda para largarse de ahí y estaba tan oscuro, que no podía ver nada, la ola era una sombra gigante que lo impulsaba hasta la orilla. Podía sentir la vibración de la velocidad y el golpeteo del agua debajo de sus pies, su cuerpo se transformaba en una prolongación de la noche eterna del universo, con sus estrellas y sus meteoritos.
Hacía frío.

EN EL CUADRILATERO

Pick Up se encontraba de rodillas frente a una vela, que le había colocado a la virgen de Posorja. El tic tac del reloj adquiría una sobrecogedora irrealidad cuando de un momento a otro tienes que subirte al cuadrilátero y correr el riesgo de que te partan la cabeza de un mal golpe. Su eco se iba agigantando de una manera surrealista, como si vertieran un negro líquido de licor, dentro de una copa ceremonial. De pronto escuchó la voz de Mary Jo:
- John, te llaman.
A partir de la pelea con Hiromoto, Pick Up, perdió la cuenta de las peleas que había efectuado en el DOJO privado de Robin. Ahora, le tocaba enfrentarse con un judoca, cuyo peso excedía del suyo con cinco libras. También era más alto y el alcance de sus brazos era mayor que el de nuestro peleador.
El árbitro dió la señal de inicio y Pick Up sorprendió al judoca en una posición estática, con los pies muy abiertos. Pick Up se le fue encima, con tal velocidad, que el judoca no pudo deducir que le saltaría a la cabeza y le estrellarían el empeine entre el cuello y el temporal. Fue un golpe brutal, que sacudió al judoca. Pick Up sentía una ligera molestia en el empeine: se hinchaba.
El judoca trataba de dar alcance a Pick Up para cogerlo. Cuando Pick Up giraba alrededor de él, el judoca le asestó una patada en los riñones, que John le devolvió con una patada lateral, muy fuerte, en los glúteos. El judoca se ponía rojo de indignación. Luego John conectó un recto de izquierda en el rostro del judoca y lo remató con un cruzado de derecha. El judoca por fin pudo agarrar a Pick Up, de la cintura y lo proyectó fuera de la arena, logrando esquivar, por poco la descalificación y la pérdida del combate. El golpe fue duro y el árbitro empezó a contar. Pick Up se recuperó y se puso alerta, cuando el judoca se le fue encima, con unas patadas frontales. Pick Up aprisionó con sus guantes un pié y a su oponente, le asestó una patada en el pié con que se apoyaba en el suelo o pié de base.
El judoca sentía un fuerte dolor en la rodilla, que lo iba paralizando poco a poco. Sabía que no le quedaba mucho tiempo, así que trató de volver a pescar a su escurridizo oponente y cuando Pick Up se acercó, logró cogerlo de las axilas. Pick Up también lo agarró, pero del cuello atenazándolo con los guantes y echó todo el peso de su cuerpo para atrás, llevándose consigo al judoca. Mientras ambos caían, Johnnie viró el cuerpo en el aire y colocó boca arriba a su oponente, cuya base del cráneo se estrelló, aparatosamente en la lona. Hasta allí llegó la resistencia del oponente y antes de perder momentáneamente el conocimiento logró alcanzar a decir:
- ¿Pero qué diablos de estilo de pelea es esta?
HALLOWEN EN SALINAS

Aquella noche era hallowen en Salinas y por todas partes se veían niños disfrazados de mónstruos, duendes, momias, brujas, soldados, etc. Todos iban de puerta en puerta preguntando: ¿truco o sorpresa?, y con una funda que al pasar la noche se iba llenando de caramelos, chicles y bombones.

Las chicas habían salido a patinar al Roller Vito con excepción de Isabel, que junto con Tommy, se habían bañado juntos y luego, se acostaron en toallas para ver en la tele en blanco y negro el programa: ‘LAS CALLES DE SAN FRANCISCO’.

Johnnie había llegado en ese preciso instante y como tenía urgencia por bañarse y sacarse la sal, fue a la casa de Claudia y se bañó en el cuarto de la empleada.
John había quedado en encontrarse con Claudia en una hora, en el garaje de su condominio y ella demoró media hora, ya que sus padres no le daban permiso para ir por lo que la chica se encerró en su cuarto y encendió la radio para escuchar Italian Girls de Hall & Oates y luego se salió furtivamente del departamento por la ventana.
En esa media hora de espera en aquel salado parqueadero, Pick Up se lió un porro de marihuana y transformó unos momentos de impaciencia y embrutecimiento, en secuencias divertidas de pensamientos ocurridos y el panorama, de aquellos carros aparcados en silencio se convirtió en algo viviente, vibrante, una tierra que palpitaba en forma diferente.
Claudia demoró un cuarto de hora. Johnnie no quería irse sin ella.
Aquella noche había muchas alternativas. Había una fiesta en la casa de Adriana. Sus fiestas siempre eran ocurridas y la comida siempre caía bien en los estómagos pegados al espinazo de los surfers. Al fin salió Claudia. Estaba guapísima, con sus jeans apretados y su strapple con el mismo estilo de una modelo de la banda de los ZZTop.
Al final de muchas vueltas e inconvenientes, la fiesta se había reubicado en la casa de Esther. John fue el primero en llegar y se sentó en el mueble viejo y preferido del padre de Esther y se puso a escuchar una canción de Fletwood Mac.
Las chicas preparaban una rica comida a base de camarones. Al rato llegó Wayne y como a Gabriela no le habían dado permiso para salir aquella noche, Buchanan vino de la mano de su otra enamorada: Vivian. Vivian era el único y verdadero amor de Wayne. ¿O las quería a las dos por igual?
Vivian estaba nerviosa y Buchanan no paraba de hablar. Estaba realmente contento, no podía parar de hablar, ni podía estarse quieto. John y Vivian empezaron a conversar, mientras que Buchanan se metió en la cocina, alborotando a las chicas ocupadas preparando la comida y los ricos potajes de camarón. Cuando Wayne hablaba, empezaba despacio y giraba sobre el mismo tema cada vez más rápido, luego, iba aumentando de velocidad y de volumen, por lo que las chicas, experimentaban una sensación de haberse subido a un aeroplano, teniendo como piloto a un acróbata completamente loco.
- ¡Uy, pero qué locura! -decía aturdida Esther, ¡cómo habla sin parar!-.
Las chicas estaban encantadas cocinando de esa manera, pero se percataron de que se les había acabado el aceite y los palmitos y los mandaron a Pick Up y Vivian, a la tienda a comprar.
En la tienda el ‘BARRILITO’, la ancianita los atendió cortésmente. Pero cuando fue a buscar las cosas de la lista, Vivian le preguntó a Pick Up si quería fumar, le encendió un porrito e hicieron flotar abundante, divino y dulce humo de marihuana.
En la radio de escuchaba el coro de una canción de los 70’s DE Gino Vanoni:

I just wanna stop...and tell my what You feel about this

Cuando regresó la ancianita, se dio cuenta, de que toda la tienda estaba impregnada con el olor del monte y puso una cara de susto y de pocos amigos. Cuando dijo el precio les aumentó un porcentaje. Vivian pagó tranquilamente, mientras en su rostro se dibujaba una mueca de superioridad y burla.

Tommy e Isabel, salieron de la cabaña y se fueron a una nueva DISCO llamada ‘La Rompiente’, que era un lugar, donde se reunia la gente joven de la farándula tropical.
El lugar estaba decorado con innumerables peceras, como si el dueño fuera un biólogo y era el lugar adecuado para probar comidas típicas de la península de Santa Elena. Fuertes aires acondicionados, mantenían la temperatura ideal, para la gente tostada por la radiación del astro rey.
Lo pasaron muy bien. Bailaron, comieron, conversaron, se saludaron con todo el mundo, es decir, farandulearon y luego, se fueron a la casa.
Mientras Tommy estaba en el bar tomándose un whisky, apareció Paul Ditto con un martini en la mano y le dijo al oído de Tommy:
- Olvídensen de hablar por teléfono. Están intervenidos. Simplemente cambien de costumbre y no vuelvan a utilizarlos más, tendrán que aprender a vivir con las líneas telefónicas interceptadas.
¿Qué era lo que pasaba?, ¿estaban en problemas?

Se volvieron a bañar juntos pero esta vez Robin la miraba a lo más profundo de los ojos.
En el mismo baño cayeron uno encima del otro y Tommy le besaba la nuca y mordía las partes blandas de su cuerpo. Isabel era una rubia un poco gordita y se estremecía con cada mordisco y con cada chupada, que Tom le daba. Tommy le quitó suavemente el pelo de la nuca y su lengua se convirtió en una serpiente, que bajaba, poco a poco, por su espalda hasta introducirla en el ano de Isabel. Robin se quedó pegado, aferrado sin poder desprenderse de ese extremo, dulce y recóndito lugar. Mientras succionaba y relamía ese pequeño orificio, sintió una poderosa y triunfal erección al mismo tiempo en que Isabel se derretía por completo. Isabel se dejó caer temblorosa, boca abajo, y Tommy la viró y la penetró varias veces con brutalidad, mientras le apretaba los pequeños globos de su pecho. Estaban jodiendo de lo mejor cuando escucharon que alguien llamaba a la puerta.
Tommy no lo podía creer.
Abajo estaba Gabriela, la delicada jovencita con un extraordinario parecido a Farrah Fawcett Majors.
Por la ventana del segundo piso, apareció la cabeza de Isabel con el pelo desbaratado y enseñando una teta para preguntar quién era.
Gabriela se asustó al ver el medio torso desnudo de Isabel y se fue, al darse cuenta de que estaba interrumpiendo algo.
Tommy preguntó con voz impaciente y malhumorada:
- ¿Quién es?
E Isabel respondió que era Gabriela, que venía a buscar a Buchanan.

EN EL CUADRILATERO

Johnnie se encontraba en los vestidores, concentrado, saltando cuerda cuando Mary Jo apareció y escuchó la voz de José Leone que le dijo:
- ¡Eh, chico!, ya es tiempo.
En esta ocasión el adversario de Pick Up era un especialista del karate estilo Okinawa. El árbitro dió la señal de inicio del kumite:
- AIIMEEE...
Pick Up lo midió y le mandó un par de patadas frontales y el oponente se le adelantó y lo recibió con una fuerte patada de lado, llamada, yoko geri, que impactó en el estómago y enseguida Pick Up tuvo que agacharse, pues el jugador casi le vuela la cabeza con una patada de media vuelta.
Otros ataques de Pick Up fueron bloqueados por la misma anticipación y por la misma patada lateral, que parecía un muro defensivo inexpugnable.
Todas daban en el mismo blanco: el estómago de Pick Up.
Johnnie no podía conectar ningún golpe y el dolor en el estómago era un dolor que se expandía, como una mancha roja, que se abría por toda la cintura hasta llegar a los riñones.
Este karateca, de estilo Okinawa, era un hueso duro de roer. Pick Up empezó a girar alrededor de su oponente, para hallar una falla en la defensa de su contrincante.
Había una.
El oponente siempre dejaba colgados los brazos y basaba toda su defensa en la rapidez y anticipación de sus yoko geris, sus piernas lo eran todo. Johnnie arremetió con todo, como un tigre, pegó un salto y pasó por encima de la defensa de sus piernas y el contrincante se vió obligado a enfrentar una andanada de puñetazos cruzados, que le sacudían la cabeza como una pera en un gimnasio, Pick Up era mortal en las peleas de corta distancia.
Cuando el karateca de estilo Okinawa cambió de posición en su defensa ya era tarde, porque Johnnie ya lo tenía agarrado y lo cruzaba con un guantazo de izquierda y con otro de derecha, zas, bam. El karateca retrocedía en vano, tratando de esquivar la andanada y Pick Up lo impactaba en la oreja y en la barbilla y por último le clavó un rodillazo en las costillas. Su oponente dio un salto mortal hacia atrás y pegó un grito estruendoso, como para poner orden en su defensa, pero era inútil, Pick Up lo tenía medido y lo perseguía de cerda y nuevamente le estrelló el empeine en la ceja derecha, partiéndosela y haciendo brotar un chorro de sangre.
La pelea continuó por unos minutos más, pero fue detenida por el árbitro, por la hemorragia, dándole el triunfo a Pick Up, por ko técnico.

Esa noche, Johnnie le pidió descanso a Tommy y en vez de ir a atender el negocio de carretillas de hamburguesas, fue al gabinete chino para ser atendido por Mary Jo.
De padre chino y madre tailandesa, Mary Jo, poseía la belleza de los hijos del cielo y atendía a Pick Up poniendo todo su esfuerzo en los masajes para relajar sus adoloridos músculos.
Johnnie vendía hamburguesas especiales y corrientes. Las especiales venían con langostino frito o apanado, con huevo, queso o con doble porción de carne.
La fórmula de la hamburguesa se la había dado Russo, el viejo Russo, que ahora trabajaba en el restaurant del Hotel Continental, como jefe de servicios al cliente.
Cuando, Mary Jo lo masajeaba, Pick Up, se alejaba de este mundo a medida que la sangre volvía a circular por su golpeado y tenso cuerpo.
Recordaba sus inicios en las carretas de hot dogs, en los gimnasios de artes marciales, pensaba en su abuelita –que era el único nexo que lo mantenía atado a la gran ciudad-, en Maggi a quien no había vuelto a ver, desde hace mucho tiempo, en Marcela con quien todavía se veía de vez en cuando, en las enseñanzas de su filósofo favorito Raymond Aron, de quien se había inspirado para practicar unas libertades más reales que formales.
En un momento, Mary Jo le pasó un papelito en el que Pick Up pudo leer un poemita que ella, le había escrito y decía así:

Puedo oír tu corazón...
Déjame saber que existo, que palpita de amor...
El brillo de tus ojos me miden y ven cosas, reflejos...
¿Y qué ves?
Imágenes de amor, un rostro con rubor.
Palmo a palmo sobre tu piel, canela, rubor, sudor, frenesí...
Me deslizo sobre ti,
Déjame sentir que estoy viva,
déjame oír tu corazón...

- Es bello, ¿en verdad tú lo escribiste para mí?
- Sí.
Mary Jo sabía hacer su trabajo, friccionaba y friccionaba, los músculos de sus clientes, con lociones de menta y de aromas exóticos, para transportarlos a un paraíso de placer, relajación y descanso total.
El mayor sueño de Mary Jo era el de poner una gran boutique y centro de masaje en el malecón de Salinas.
Su padre chino, refugiado en Tailandia y su madre tailandesa, nunca se hubieran podido imaginar a su hija, convertida en señora propietaria de semejante establecimiento. Mary Jo friccionaba y cada movimiento hacía circular la sangre a Pick Up, devolviéndole el calor de la vida.


LA PRESENTACION

Aquella mañana de noviembre empezó con ligera lloviznas y cuando Pick Up regresó de hacer las compras selectivas de los panes y las carnes y salsas para las hamburguesas y hot dogs, se llevó una sorpresa al notar a Tommy algo intranquilo.
Tommy lo recibió con una cara llena de preocupación. Sus ojos, se movían de un lado para otro, sin hallar un punto fijo de enfoque. Era una tarde soñolienta y calurosa, con un gigantesco sol derramando toda su energía solar sobre Salinas; cuando Tommy le presentó a Pick Up la persona para quien había estado trabajando.

José Leone era un tipo duro, bien vestido con elegantes ternos, cuyo lugar de residencia podía ser Salinas, Miami, Chicago, Kansas o California.
Tommy le habló de esta manera:
- Escucha hermano, ha llegado la hora de que te presente a una gente que está interesada en conocerte, me entiendes, ok.
En este momento nos vamos en mi taxi al departamento, para que les prepares tu especialidad, esa langosta a la termidor, que sabes hacer tan bien, ok.
Escucha, éste es el señor Leone, es un hombre que admira tu fuerza y tu habilidad y que quiere presentarte para con el resto de su familia, que de ahora en adelante también será tu familia. ¿No tienes familia? Ahora ya tienes familia. Una familia a quién rendirle cuentas y que te va a proteger y que tienes que proteger. Nunca más, entiendes, nunca más vas a estar desamparado, ok.
Escucha hermano, ok. Sólo tienes que preparar esa langosta a la termidor, como sólo tú sabes hacerlo, ok. Yo me encargo del resto, ok.
Entonces le llegó el turno de hablar a don José Leone y dijo:
- Eh, muchacho, yo te respeto y... ¿Oye Tommy, puedes bajar la velocidad, que nos vamos a estrellar, muchacho?
Tommy, iba grifote, manejando con los ojos enrojecidos mirando de un lado para otro, hasta llegar al departamento, que Paul Ditto les había regalado a Pick Up y Robin, para que lo convirtieran en gimnasio.
- He, muchacho, la cuestión es simple: tu primer trabajo como miembro de la familia Leone Miraglia, será pelear con un tipo de la penitenciaría, dentro de la penitenciaría, me entiendes, ok.
Un importante miembro de la familia, don Antonio Miraglia está dentro y como buen líder ha revolucionado el sistema penitenciario según la doctrina del filántropo inglés, sheriff del condado de Bedford, John Howard (1726 - 1790)
Para celebrar esta labor humanitaria se ha organizado una fiesta boxística, que ha durado varias semanas, ahora el campeón se va a enfrentar con un oponente de fuera, o sea, tú, me entiendes, ok.
Finalmente llegaron al departamento y subieron por el ascensor.
Dentro, lo estaban esperando los jefes, que estaban departiendo una charla con Paul Ditto.
De inmediato, Pick Up se puso a preparar su langosta a la termidor.
Puso en agua hirviendo las veinticinco colas de langosta, preparó en la licuadora la mayonesa, puso a hervir las papas y la zanahoria y en una olla aparte, puso a cocer el arroz. Mientras se cocinaba todo, e la radio sonaba la canción Forgets me nots de Patrice Rushen.
Pick Up, ahora, tenía dos familias: una, la de sus amigos, que lo eran todo para él; y la otra, con la que podría mantener a su primera familia.
En todas estas cosas pensaba Pick Up, mientras deshojaba y limpiaba, bajo un chorro de agua, una voluminosa lechuga, que luego puso a hervir en una olla con agua.
Cuando todos terminaron de comer, Pick Up fue presentado por Paul Ditto:
- Señores, éste es el muchacho extraordinario del que les hablé...
Johnnie Pick Up, el ayatollah del rock and roll...
- Estuvo muy buena la cena, mijo –dijo Tony Accardo, mientras se limpiaba la boca con una servilleta.
Una de las características de Tony era su generosidad y agradecimiento. Tony tenía éxito en la vida porque sabía dar las gracias a quienes trabajaban bien para él, no era el tipo de empresario que sacrificaba cruel y desatinadamente a sus colaboradores.
Un maletín repleto de dinero le estaba esperando a Pick Up. Tony se esforzaba por demostrar su agradecimiento.
Cuando Tony le apretó la mano a Pick Up, éste sintió como si el apretón fuera de un hombre débil, una mano de viejo, pero de pronto aquella flácida mano se convirtió en una garra que no le soltó la mano, se la retuvo y de inmediato le dijo:
- Pelea como lo has estado haciendo ahora y todo saldrá de maravilla, chico, ok.
La mano de John Milano era rígida, casi tensa, perfumada, pero también sudorosa; la mano de Nick Civella era, también, una mano de viejo, pero poseía unas uñas largas y diabólicas y mientras tenía la mano de Pick Up entre las suyas, se ajustó bien las gafas para poder verlo bien. La mano de Al Leone, era como apretar la mano de un boxeador, fuerte y como de piedra, la mano de Esteban Miraglia era flácida y escurridiza como la de un intelectual universitario.
Estos hombres eran los dueños de medio mundo y ahora miraban a este cocinero, que era una máquina mortal en el boxeo patada, y Pick Up podía sentir sus miradas sobre su espalda, que lo calibraban, que lo examinaban.

Pick Up había encontrado la felicidad junto a Mary Jo, y al tenerla lo tenía todo. El entorno era una explosión de armonía y esperanza. Johnnie reía por dentro. Pick Up vivía en su propio departamento, las cosas habían mejorado al punto de llegar a entrenar sólo para las peleas importantes. La mayor parte del tiempo, se la pasaba en la playa cazando la ola más grande y mejor formada. Se pasaba remando y remando y subiendo y bajando las todo el tiempo.
Mary Jo iba de aquí para allá, moviendo graciosamente las caderas y comportándose como si fuera la dueña y señora de aquella cuevita de amor. Mientras se desayunaban en la radio sonaba una canción de John Cougarth:

This time I really thing I’m love… I’m love…
This time I thing I’m really in love…

Era un espectáculo gracioso ver a esta pequeña asiática caminar desnuda y calzada con un par de tacones por todo el departamento. Cuando Mary Jo se ponía alegre, encendía la radio y escuchaba Everybody have fun tonight de los Wang Cheng y aquel departamento se volvía una casa de locos con la música a todo volumen en medio del desierto de una Salinas solitaria y fuera de temporada.

El sol volvió a parecer con sus pequeñas lenguas calientes, que achicharraban la piel de los transeúntes. Las calles y veredas reflejaban el calor húmedo con enceguecedores brillos. Mary Jo necesitaba constantemente sentirse apoyada por Pick Up, estaban viviendo una luna de miel interminable. Aquella tarde en Salinas hubo una reunión sorpresa en el departamento de Pick Up. Todos los chicos se reunieron ahí y la presentaron a Mary Jo, como una nueva hermana o miembro de la familia Robin. Comieron torta de almendras, escucharon las canciones de los Carpenter’s, Mary Jo y Pick Up bailaron un bolero con la canción I keep forget de Michael McDonald como si estuvieran en la Infinity y luego bebieron cerveza los hombres; vino rosa, las mujeres, y cuando ya estaban bien borrachos, refinaron con algo de marihuana y al final se fueron todos y dejaron a los dos tórtolos juntos.
Claudia estaba un poco celosa de Mary Jo, pero, después de una buena conversación con Pick Up en la cocina, se dio cuenta que él la necesitaba y que ella era super buena gente.

Mary Jo ahora trabajaba los fines de semana en parar su boutique –salón de masaje, que le había regalado Pick Up.
Ella hablaba con el arquitecto, barajaba números, el trabajo era agotador y la decoración de la boutique tenía que ser excelente porque la gente de la playa se la enganchaba en un cincuenta por ciento con la primera impresión, ya que, generalmente, el dinero era lo de menos.
Todo esto era cuando Johnnie no la secuestraba y se la llevaba a la playa en forma imprevista para convertirse en una sacerdotisa del sexo porque era increíble lo gigante que era la necesidad sexual de Pick Up.
Pronto Mary Jo empezó a encontrar deliciosas esas horas de viajes interminables en la carretera; el repiqueteo arrítmico de las olas, lamiendo la orilla de la arena, la línea serpenteante del asfalto, los ceibos retorcidos aquí, carcomidos allá, el monte seco, que parecía cubrirlo todo. Era una vida de ensueño, de paisajes psicodélicos y maravillosos atardeceres bien amariguanados. Una vida plácida, que se encontraba con la calma, la quietud, una vida suspendida en el tiempo al borde del mar. En la noche Salinera, el viento, la oscuridad, la calidad de la gente todo conspiraba para quitarle las manecillas al reloj del tiempo y convertirlo en un reloj de arena.
El entrenamiento de Johnnie, consistía en remar y remar, coger olas y estar metido en el agua todo el tiempo. Esperaba que Neptuno le enviara olas sobre las que él pudiera deslizarse unas veces felizmente y otras había que soportar unas gigantescas mamarusas, que le caían encima y lo aplastaban contra el fondo.
Con el tiempo, Pick Up se compró una camioneta Volkswagen, le instaló un techo descapotable y por dentro la convirtió en un departamento ambulante. Ahora, con esta pelea en la penitenciaria y con su secreto ingreso a la familia de los Leone Miraglia y de los primos del Norte, todo parecía someterlo a intensas presiones psicológicas. No podía fracasar. Nadie sabía cuantas sumas de dinero cambiaban de manos gracias a los resultados de las peleas en aquella época loca.

Pick Up salía a regañadientes, por las mañanas, a trotar por la playa. Toda la mañana no veía más que arena, arena, arena, espuma blanca, espuma, troncos secos arrinconados por la marea, olas verdes, azules, grises, más arena y plantas del desierto.
Después regresaba, cogía la tabla y empezaba a remar, remar y remar sin parar de la orilla hasta el punto de quiebre, de ahí, se iba remando hasta el otro punto de quiebre, atravesando todo el océano, que bordeaba la costa, luchando contra fuertes corrientes, remolinos que lo chupaban como agujeros negros.
Muchas veces, Mary Jo lo acompañaba a trotar por las mañanas, pero caía rendida en alguna esquina de la playa y Pick Up la tomaba en brazos y la llevaba caminando de vuelta al Volkswagen. Otras veces, mientras Johnnie iba remando de una punta de quiebre a la otra, Mary Jo lo iba acompañando, a pié por la playa.
Parecía que ambos no podían estar separados, uno del otro, por mucho tiempo. Esa era la forma en que Pick Up se entrenaba en Engabao.

Había momentos, en que no se entendía para nada, la redacción en estas memorias de Pick Up. Había que desentrañar su pensamiento con pequeñas conversaciones y entrevistas con sus amigos o amigas y comparar lo escuchado, con lo que Pick Up había querido garabatear con la pluma en la mano.

LA FAE BEACH

Desde la orilla Mary Jo miraba aterrada como la tanda de olas de tres metros se sucedían unas tras otras amenazando tragarse a su hombre, desapareciéndolo, en los fondos abismales del océano. Pick Up, remaba y subía y subía, por las interminables paredes de agua y cuando cruzaba del otro lado, caía pesadamente, recibiendo en la cara el rocío del labio de la ola.

Divisé la ola que estaba esperando. Era un gran desafío para mí, representaba todo lo que mi futuro me deparaba y para lo cual no me sentía seguro de poder afrontarlo tan fríamente como Tommy. Esa ola debía conquistarla y conquistaría el dominio de mi vida.
Y entonces remé y remé, luego mi brújula personal, me indicó que me volteara y que me fuera con la ola. Cuando sentí que los pies me levantaban hacia arriba, me paré para sentir aquella fuerza que tiraba de mí con tabla y todo, hacia abajo. Me deslicé en una sola quilla por en medio del voluminoso y acuífero tubo. Mi espalda casi rozaba la pared de agua y su mano iba sumergida en la pared de la ola, para darle algo de equilibrio. Cuando llegué a la orilla, fui saludado por Mary Jo, que se abría paso entre rojos cangrejos y blancas gaviotas.
Todas las mañanas era lo mismo, remar y remar, hasta no poder dar ni una brazada más. Salía a la orilla, me sentaba sobre la tabla y disfrutaba de atardeceres naranja, que se fundían apocalípticamente en unos púrpuras bajo el nivel del mar.

Tommy estaba echado en la cama aquella mañana. Tenía una fuerte fiebre y las mandíbulas le bailaban y traqueteaban al son de los escalofríos.
El doctor le diagnosticó blenorragia en la garganta. Alguna puta le debió contagiar gonorrea mientras la mamaba. Marie lo cuidaba y le leía a Virgilio, Pick Up volvió a la playa para hacer compañía a su amigo y escuchaba medio despierto, medio dormido, a la negra Marie que le leía a su hombre:
- ‘...mientras así se lamenta, la tempestad, rugiendo bajo el empuje del aquilón, golpea de frente su vela y levanta las olas hasta las estrellas. Los remos se quiebran, la proa en ese momento gira y ofrece a las olas el flanco de la nave; se echa encima una escarpada montaña de agua...’.

Tommy carraspeaba y se revolvía en la cama, sudoroso, insomne, arropado hasta el cuello, el rostro pálido. Se sentía como el espectador de una mala película de suspenso. Su vida se debatía entre las revueltas olas de la fiebre, acaso coqueteaba con la muerte.
Sonó el teléfono y Tommy habló con Alejandra. Ahora Marie y Alejandra se turnaban para cuidarlo, bañarlo, prepararle las sopas y las gelatinas, administrarle los antibióticos, atender el teléfono, cambiarle las compresas, lo atendían como a un niño.
Todo era factible, para el líder benigno, de una banda de chicos que se sentían agradecidos, por los favores recibidos incondicionalmente. El dolor en la garganta latía e hincaba dolorosamente.
Y tragar saliva, equivalía a pasar un gato por el gazñete con las uñas afuera. En la penumbra del cuarto nadaban afilados rayos de luz, que se escapaban de los filos de las persianas.
En eso Tommy recibió la llamada que estaba esperando. Marie se la pasó como la cosa más natural.
De pronto Tommy les ordenó a las chicas que lo ayudaran a vestirse y Marie protestó, que enfermo como estaba, adónde podía ir en ese momento y que...
Tommy la hizo callar con un gesto imperioso y le dijo a Pick Up que se preparara para llevarlo a una cita importante.
Se encontró Robin con José Leone y le explicó el plan. Había algunas cosas que entre los miembros de la familia Leone Miraglia no se mencionaban por teléfono, le explicaba Robin a Pick Up.

Cheché era un tipo, que a primera vista, parecía divertido con sus buenos modales, su sonrisa peremne en el rostro, sus trajes bien cortados y elegantes. Era un chepo de las finanzas y el brazo ejecutor de Esteban Miraglia, el testaferro de la mayoría de sus inversiones totalmente legales.
Ahora, Cheché tenía la misión de hablar, de conversar y persuadir a este gran tonto, a este cabeza cuadrada, a este torpe vagabundo de presidente de la Comisión Anticorrupción, para que saque sus apestosas pezuñas de las operaciones de los Leone Miraglia.

A Pick Up, Cheché le parecía un ser repugnante con sus trajes y sus perfúmenes y sus cadenas.

Para Carlos Emilio Borja, la ética, la frugalidad y la moral era lo que diferenciaba los hombres civilizados y bien pensantes con los animales, que traficaba con drogas, prostitutas, máquinas de juegos, asesinatos políticos, extorsiones, secuestros y quién sabía cuanto más estaba tras de todo eso.

Cheché, con su corbata de colores, lo alaba y le decía que el futuro se presentaba colosal, que había tanta fortuna para los que escuchaban razones, etc.
Después de hablar y hablar, Cheché sólo consiguió que su interlocutor le dijera:
- Si me está tratando de seducir y atraer a su lado, sepa que yo creo únicamente en el castigo ejemplar para los que son como ustedes. No seamos hipócritas, señor, miembros de su banda junto con el criminal Antonio Miraglia a todos los voy a meter en la cárcel. Allá, reunidos todos, se encontraran a gusto entre los demás animales.


Cheché, al darse cuenta de que lo habían mandado a volar, se excusó y salió del restaurant para ser interceptado por un hombre con walkie talkie y le dijo:

- Me mandaron a volar.


El hombre se puso la radio en la boca y le preguntó a Robin, que se encontraba en la acera de enfrente del restaurant:

- ¿Oíste, muchacho?


Robin salió de una Chevrolet robada y todavía convaleciente de la gonorrea en la garganta, caminó con una kalashnikov en la mano, entró al restaurant, se tiró el subfusil a la cara, apuntó al esternón del caballero honesto y paladín de la justicia y jaló el gatillo.

Carlos Emilio Borja abrió los ojos mientras sentía que se le cortaba la respiración y que su garganta y pulmones se inundaban de sangre.

Cuando el presidente de la Comisión Anticorrupción estaba tirado en el piso, aún, se acercó Robin, le apuntó a la frente, y volvió a jalar el gatillo, en medio del griterío de los comensales, que no sabían si correr o quedarse ajenos ante lo que estaban viendo.

Luego salió, con el mismo paso de enfermo convaleciente, con que había entrado.
El sol despuntó con inusitada energía y los huesos de Tommy dejaron de estremecerlo por el efecto de los antibióticos, que Alejandra le administraba, bajo prescripción médica.
Afuera, se escuchaba los gritos de los chiquillos, que jugaban a pelear con patadas sobre el DOJO de Robin.
Un par de ellos se habían calzado unos guantines y se habían quedado sólo con los shorts y las tobilleras y estaban luchando mientras se apretaban en un candado al nivel del cuello.

Los ayudantes de la mecánica, entraban y salían, para recoger una firma, para hacer una consulta y todo ese ajetreo la sacaba de quicio a Marie.
El gato de la casa se acostaba sobre el respaldar de un mueble y bostezaba.
Tommy le pidió a Alejandra, que le pusiera su programa preferido: Starsky y Hutch.
El sol se volvía a ocultar sobre unas espesas y etéreas nubes de color gris.

En el hotel, bar de streap tease y restaurant EL MONO JADEANTE, Renzo Leone estaba festejando y miraba el show de Amanda que bailaba desnuda bajo los acordes de la canción Undercover Angel de Alan O’ Day. Ella se movía con exquisito ritmo de caderas y sus piernas las abría y las cerraba mientras se deslizaba por el tubo de manera pedagógica para enseñarle todos sus trucos a Terina, que la miraba a la maestra boquiabierta.

EL KUMITE PENITENCIARIO

Finalmente llegó el gran día del Kumite penitenciario.
Tommy, ya restablecido, recogió a Pick Up, junto con José Leone que iba a su izquierda.
Mary Jo decidió quedarse en casa.
Cada vez que masajeaba a Pick Up, era testigo de los efectos de los golpes y tenía que trabajar duro para disolver una hinchazón, un moretón, una cortadura o un coágulo.
En la penitenciaría, Johnnie fue presentado, como invitado de honor al líder, Antonio Miraglia un pez gordo calibre 38, hermano mayor y brazo armado de su hermano Esteban.
Johnnie había leído, algún que otro libro, de Mario Puzo y quiso darle una buena impresión a don Miraglia, así que cuando estuvo frente al duro de la península, hincó una rodilla, tomó la mano del viejo y mientras se la besaba le dijo:
- Bacia tu maní. Y depositó un beso respetuoso en la mano de Miraglia.


Antonio se mostró impasible y le pareció algo cómico ver a este irlandés tratando de comportarse como un siciliano, pero por dentro estaba conmovido, en estos tiempos nadie mostraba respeto a menos que se le pateara el trasero o que se lo apuntara en la cabeza con una pistola.
José Leone se le acercó al joven Pick Up y le dijo al oído:
- Me aseguré que las apuestas estén en tu contra, así que no puedes perder. No lo termines tan rápido, para que el jefe disfrute la pelea, pero no te confíes, que este tipo pelea por su honor y seguirá luchando hasta ver sangre, ok.
- De acuerdo, dijo Pick Up.
Cuando estuvieron, frente a frente, el convicto se le acercó y le dijo:
- Cuídate, aniñado, que hoy te meto el guante por el culo.
El árbitro los separó y dio la orden de empezar.

Durante el primer round, ambos contrincantes hicieron fintas de estudio.
Pick Up se percató de tener al frente a una clase rara de peleador callejero y él había visto a muchos de su clase en los cuadriláteros de box del Camal.

Cobarde, astuto y criminalmente despiadado. Cuando el convicto se le fue encima, con una andanada de cruzados, Pick Up se hizo a un lado y mientras el convicto estaba de espaldas, Johnnie le propinó un guantazo en la columna. El golpe era ilegal y el árbitro lo amonestó. Pero Miraglia le dio la orden al árbitro de no volver a entrometerse en la pelea hasta que alguien quede soñado.
Los siguientes rounds, se caracterizaban por una actitud agresiva de parte del convicto, que mostraba tener un físico impresionante y Pick Up que, giraba y giraba, alrededor del cuadrilátero al estilo de Hector MACHO Camacho.
En un momento dado, en que el convicto empezaba una nueva tanda de golpes cruzados, Pick Up lo detuvo en seco con un upper con la izquierda y un cruzado con la derecha.
Los rounds se seguían, unos a otros, y el convicto perseguía a Pick Up, que retrocedía alrededor del cuadrilátero, para responder con dureza de vez en cuando. Cada vez que el convicto creía que lo tenía acorralado, Pick Up le propinaba una golpiza de bajo hacia arriba y de lado a lado y lo dejaba tan desconcertado, que no atinaba a comprender este estilo de pelea.
En el último round todo el panorama cambió completamente.
Desde el inicio, la pelea se caracterizó por el choque espectacular entre los dos púgiles. El convicto tiraba golpes y Pick Up devolvía sumergiendo a los convictos y a su rey, Antonio Miraglia, en una orgía de sudor y sangre.
Cuando el convicto ya no podía más empezó a darle codazos en el rostro de Pick Up y cuando el árbitro quiso parar la pelea se detuvo ante una orden del pez gordo calibre 38, Antonio.
Pick Up empezó a devolver los codazos y los dos se partieron el rostro. El convicto en la ceja y Pick Up en el pómulo. Cada golpe del convicto, era devuelto por Pick Up, con la misma fiereza, pero más fría, más calculadora.
Cuando el convicto daba muestras de cansancio se abrazaba de Pick Up y éste, para sacudírselo, lo agarraba de la cintura y lo proyectaba contra el piso.
A estas alturas, el árbitro ya había salido del ring, la pelea había finalizado en el cronómetro, pero por orden de Miraglia no acabaría, hasta que uno de los dos, quede fuera de combate.
Esto ocurrió en un momento en que nadie lo esperaba. Todos estaban pendientes de la pelea sin reglas y, tal vez, hasta el mismo Antonio Miraglia, habría apostado en contra de Johnnie.
En un momento de descuido, Pick Up, se le acercó como un tigre al convicto, que mostraba signos de fatiga y le metió un tremendo guantazo de cruzado en el corazón.
Todo había acabado.
El pez gordo calibre 38, José Leone, estaba como loco y se abrazaba, saltaba y gritaba, junto a Paul Ditto y Robin. Todos reían y hasta las lágrimas se les escurrían por los ojos.
Los chicos se fueron a celebrar el triunfo de Pick Up a Montañita.

...- 0 -...

Johnnie Pick Up murió a los veintitrés años. Rodaba por las calles a toda velocidad sobre una moto. Salía de la boda entre Tommy Robin y Marie. Se pasó varia señales de rojo y a la tercera fue embestido, y el cerebro se le salió de la cápsula óstea. Las memorias fueron encontradas por Mary Jo y entregadas a mí, para que las termine.
fugaz, confuso, incógnito, terriblemente temporal como la vida y la felicidad.

IEPI protege novela sobre Johnnie Pick Up

IEPI protege novela sobre Johnnie Pick Up
IEPI protege novela sobre Johnnie Pick Up

Reflexiones jocosas

Reflexiones jocosas
Reflexiones jocosas

Todo lo que quiero de ti

Lo único que quería era escurrirme y desaparecer en la noche y ver lo que andaba haciendo la gente por todo el país.
Jack Kerouac

TODO LO QUE QUIERO DE TI

Cada mañana ver tu pelo suelto indígena cayendo sobre tu trasero desnudo
desayunar la leche de tus pezones cuando los aprieto con mis labios
recorrerte con mi lengua y pensamiento todo tu cuerpo desnudo fresco recién salido del baño
desembocar con mis labios y pensamiento en el Missisipi de tus entrepiernas y chuparte duro la mata de vello negro y salvaje que lo puebla
caer contigo en las nebulosas de rodos los éxtasis y vértigos y espasmos del sexo la eyaculación y los orgasmos
danzar en las madrugadas al ritmo de los címbalos y tambores sioux los cantos ancestrales e invocaciones a todas las almas y espíritus de la lojoria y la pasión
hasta que quedes bien preñada
todo lo que quiero de ri es beber y morder y morir en tus sueños y perfumes nativos y en mis ojos ver la última imagen de tu belleza indígena afrodisíaca


Todo lo que quiero de ti

Todo lo que quiero de ti
Todo lo que quiero de ti

Sam Scholl

Sam Scholl
Sam Scholl

IEPI Roxane

IEPI Roxane
IEPI Roxane

No debo nada a nadie

No debo nada a nadie
No debo nada a nadie

No debo nada a nadie

No debo nada a nadie
No debo nada a nadie

No debo nada a nadie

No debo nada a nadie
No debo nada a nadie

No debo nada a nadie

No debo nada a nadie
No debo nada a nadie

Reflexiones jocosas en Montañita

¡Qué tal te fue!,¡cómo te va con la jodida abstinencia sexual!, ¡por favor mi hermano no te burles de mi que esa idea absurda es de mi esposa que se pone a leer pendejadas y luego quiere experimentar conmigo sus locuras de la GNOSIS!, pero mi hermano siempre existe el método de la masturbación y hasta Henry miller lo recomendaba!, ¡mi brother Miller era un enfermo y el caso es que yo llego del trabajo a mil y no me puedo sacar el estrés con mi esposa porque ella anda con estas pendejadas de la GNOSIS y la transmutación del semen de los cojones al cerebro y el sexo tántrico y la fumadera de marihuana y al parecer yo soy el conejillo de indias de todas estas locuras!, ¡así que sigue con esas cosas de ponerte parado desnudo en medio del cuarto a pronunciar el mantra de la M y a dizque a transmutar el semen de los cojones hasta el cerebro!, ¡sí hermano parece toda esta huevada una pesadilla!, y pero bueno cuál es el jodido resultado de estas cosas!, ¡nada que ando con los cojones tan cargados que se poenen a bailar de felicidad cuando veo una chica normal que despierta mis feromonas y no como la loca de mi esposa que me tiene célibe y loco!, ¡hermano realmente a ti sí que te pasan huevadas y no entiendo cómo las soportas!, ¡ y no te imaginas cuando al fin se pone cuerda y en fechas determinadas me permite tocarla y ahora es en cambio el turno a la pendejada del sexo tántrico y que unicamente tengo que depositarle una sola gota de semen en la vagina y luego ella se pone en unas posiciones tan raras que mi hermano al ver tan complicado todo este jodido asunto hasta se me quitan las ganas de joder y más bien me entran las risas desenfrenadas e histerícas y mejor me acuesto a dormir y ella se pone furibunda y yo sigo con el jodido problema de que ando como un animal a mis cincuenta y un años porque no tengo una esposa normal que me atienda cada vez que llego por las noches del trabajo!, ¡claro hijjoputa y tú lo único que haces es cagarte de la risa y mejor ponle más asunto al volante que te ríes tanto que parece que nos vamos a salir de la carretera o que quieres sacar a alguien del camino y que nos vamos a matar!

Reflexiones jocosas

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Aikido

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Reflexiones

Tengo muchas anécdotas del callejón del Miramar MUUUUCHAS de cuando conocí y casi nos vamos de puñete con Achi y cuando conocí a PAPELITO y a el que después sería mi inseparable amigo CLAVO y al temible Rosendo y al increíble buen dato Chechi y a los legendarios Salvador, especially José Alfredo, y al awesome ENANO Molina, y su gallada Canessa y Bottero y a los "enfermos" entre comillas que siempre paraban ahi y casi vivían ahí Chicle y Gino y Pepón y por supuesto el FOX y su pana Valdez que ahí sí no había como hacerle mucha bronca porque se suponía que de un karatazo le había roto el brazo a Saavedra o al menos eso se decía en realidad no lo he podido confirmar nunca. Y ahí fue donde después de correr una jornada de surf brutalmente de a bestia en el salinero fui aplaudido y felicitado por Achi y luego consagrado por Jeffrey Bohrer que estaba viéndome extasiado surfear como si estuviera corriendo el salinero del PIPELINE de Hawwaii,, y al salir ¡pero vaya qué increíble sorpresa! estaba Jeffrey con traje de etiqueta y una botella de champagne y me llamó y me dió un beso irlandés en la mejilla y me felicitó a diferencia del duro Achi que solamente me hizo la señal de very good brother desde lejos. Para entonces ya no corría con la Eddie Bauer sino con la Vland Hawaii e imitaba muy bien el estilo de Cheyne Horan.

Reflexiones

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Memorias

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Roxane

ROXANE

POR

SAM SCHOLL

A Ricky Lobo con profunda gratitud

La dignidad es un bien al que tienen derecho de manera natural todo hombre racional en una sociedad justa.

John Rawls

No es de extrañar que piensen que estamos todos locos.

Henry Miller

Sebastián se sentía fatigado aquel día catorce de septiembre y salió a caminar por la playa para relajarse y refrescarse. El sol pegaba fuerte y en aquellos días calurosos, prefería pegarse dos baños por día: uno en la mañana y otro en la tarde. Siempre abría la vieja puerta de su refrigeradora General Electric para tomar sendos vasos de agua, para calmar la intensa sed que lo atormentaba con la misma tenacidad que los celos de una mujer hermosa y dominadora, y aquellos vasos de agua le inflaban la panza de manera tremenda.

Luego tomaba su baño de agua tibia para relajarse y purificar su espíritu y cuando salía de la ducha se quedaba unos instantes mirándose en el espejo, calibrando su voluminosa ¡panza de agua!, así es como se veía él a sí mismo.

Su vida, tal como la llevaba, era muy similar a la de un prisionero con varias cadenas perpetuas sobre su cabeza, un convicto mariguanero y sucio, un perro de pies malolientes destinado a la silla eléctrica.

Se levantaba muy temprano y salía a recibir el sol que pujaba por salir tras las colinas salineras, y se desayunaba unos panes briollos, bien calientes, con una soda y miraba la gente pasar, buscaba en sus rostros la posibilidad de encontrar ¡alguien! que le pueda ayudar con un trabajo.

Luego regresaba a su pequeña villa, se desnudaba desalentado y se metía en la ducha y de ahí de vuelta la cama. Por horas que en su mente inquieta y afiebrada le parecían eternidades, se quedaba mirando las fotos familiares que se encontraban enmarcadas y colgadas de la pared, y pensaba, y pensaba y consumía su cerebro con pensamientos inteligentes, unas veces, otros eran cargados de sensualidad, y a lo lejos escuchaba la canción Forgets me nots de Patrice Rushen, y pensaba y pensaba, en la forma de escapar a este tormento que llamamos vida.

Luego pensaba en Laura Calder, la deliciosa chef de la televisión y mentalmente le recitaba este canto a Afrodita:

Afrodita inmortal, la del trono esplendoroso, hija engañosa de Zeus: a ti va mi plegaria; con dolores y tormentos no rindas, ¡oh, señora!, mi corazón; mas ven aquí si de lejos oíste y escuchaste mi voz, dejaste la morada paterna y, preparado el aureo carro, las fuertes olas de dos cisnes veloces y bellos, revoloteando desde el Cielo por en medio del aire, te condujeron hasta la negra Tierra, y aquí llegaste; y luego, sonriente tu rostro inmortal, me preguntaste,¡oh!, dichosa, que me afligía para que yo clamase, qué me afligía para que yo clamase, qué quería en nombre de este corazón salvaje: “¿a qué debo persuadir de que te quiera? ¿quién te agravia, Safo? Pues si ahora huye, pronto seguirá; si ahora no quiere dones, dará a su vez, y si ahora no ama, pronto amaría, quiera o no quiera; ven a mi también ahora, desátame de mis pesados dolores, haz lo que desea mi corazón, tú, que eres mi aliada de guerrera…

Cuando Sebastián se bañaba se aferraba a la cordura, porque después de ser desempleado y chiro, ya la suciedad era un signo de visible enfermedad mental como todo lo que trae consigo el desempleo y la mendicidad.

En aquellas sesiones de baño, Sebastián, sentía que recuperaba la cordura y no escatimaba la cantidad de jabón ya que le gustaba frotarse el cuerpo con abundante espuma.

Se restregaba las axilas que era el punto álgido de donde se desprendían esencias potentes de su cuerpo y las demás partes con religiosa escrupulosidad. Era como si con aquella terapia de agua y jabón, Sebastián quisiera sacarse toda la maldita mala suerte que lo agobiaba con el desempleo crónico, ya que nunca duraba más de tres meses en cualquier trabajo.

A partir de los veinte y cinco años todo el peso de la vida le cayó encima a Sebastián y su cuerpo se empezó a hinchar y sus blue jeanes ya no le quedaban.

Cuando hacía tabla, le costaba remar y se aburría en el agua cuando no había olas.

Prefería quedarse mirando el mar con una biela en la mano y disfrutando de los bellos atardeceres. Estaba cansado de las farras y su cuerpo ya no era el de un quinceañero que podía soportar el farréo hasta el siguiente día.

Sus amigos se habían distanciado de él, poco a poco, al irse metiendo en pequeñas sectas religiosas y sólo le quedaban Freddy, Iván y Mario, que de vez en cuando lo invitaban a almorzar o a ver el partido de fútbol junto con sus parejas del momento, pero a Sebastián el fútbol se la sudaba y por lo tanto sus amigos al verse rechazados se sumaban momentáneamente al numeroso grupo de personas que no entendían a Sebastián, que lo llamaban loco y que preferían no cruzar palabra con él.

La mañana anterior había madrugado, y junto con Freddy y Mario, se habían metido a Shit Bay, remando desde el edificio EL TIBURON. Las olitas de dos metros habían estado muy bien y la corriente no tan fuerte. Lo duro de surfear en Shit Bay era la remada de regreso a la orilla, era un esfuerzo tremendo y los chicos salían con el cuerpo completamente deformado por la hinchazón.

Mientras caminaba se dejaba llevar por sus reflexiones…aquello se había vuelto una pesada costumbre: caminar, respirar, sentir, reflexionar, volver a pensar, vivir, comprenderlo todo, analizarlo todo, fijarse en todos los detalles, volver a pensar, caminar, vivir…dudar de todo…y recordó un pensamiento de Theodor W. Adorno:

Aferrar la totalidad de lo real por la fuerza del pensamiento…

Aquello le parecía algo asombroso, seguramente Adorno, era un tipo de pensador sentimental tal como lo catalogaría PASCAL, y Sebastián, mientras evitaba caerse en un hueco en la vereda, mientras caminaba entre distraído, alegre y atento a lo que lo rodeaba, citó el pensamiento en cuestión:

Los que están acostumbrados a juzgar por el sentimiento, no comprenden nada en las cosas de razonamiento, porque quieren, desde luego, penetrar de un solo golpe de vista, y no tienen hábito de buscar los principios. Los otros, al contrario, que tienen costumbre de razonar por principios, no comprenden nada de las cosas de sentimiento, y buscan los principios y no pueden ver a primera vista.

Pronto llegó a la casa de su viejo amigo, Mario, que se hallaba negociando la venta de un pequeño bote con su remo y su pequeño motor.

Ayudó a su amigo a subir el bote de pura fibra de vidrio al techo del vehículo y sintió un molestoso dolor en el testículo derecho, el bote de su amigo, que estaba en venta había sido adquirido con la idea de ser utilizado para pasear en el mar con la familia o ir de pesca, pero aquellos sueños pronto se vieron truncados por la crisis económica.

Sebastian fue invitado por Mario para que lo acompañe a la casa de Víctor para dejar el bote y luego ir al banco a sacar el dinero. El negocio estaba cerrado y Mario iba a recibir doscientos dólares por el bote y el motor, pero seguía dando muestras de ansiedad, se ponía a hablar como loco sobre la deuda que mantenía con la empresa eléctrica.

Todo iba mal en los negocios de la compra y venta de mariscos. Y a veces el pobre Mario no tenía ni siquiera para comprar la comida de la semana. Algunas veces Sebastián le iba a dejar una funda repleta de víveres para que tenga por lo menos para comer algo en las noches.

Recorrieron hablando y gesticulando como locos rematados el camino que va de Salinas hasta la LIBERTAD, entre esperanzadores diálogos sobre el mejoramiento del negocio de la pesca y maldiciones sobre lo difícil que se había vuelto subsistir honradamente.

Cuando llegaron a la casa de su amigo, Sebastián se percató de que aquel individuo tenía todo el patio de su casa repleto de cosas inútiles, cachivaches que esperaban ser vendidos, y entre ellos, una gran carreta para vender hamburguesas y hot dogs. Sebastián le dijo:

- ¿En cuánto vendes aquella carreta?

- Mil quinientos dólares como precio tope…

- ¿No habría posibilidad de alquilártela con opción de compra e irte pagando poco a poco?, todo lo que quiero es TRABAJAR…

- No. Si esa carreta sale de aquí es vendida por mil quinientos dólares.

Pronto Sebastián se desanimó y no volvió a insistir y se volvió a sumergir en sus obsesivos pensamientos…reflexionar, pensarlo todo, calcularlo todo, comprenderlo todo, aprehenderlo todo, pensar, pensar, analizarlo todo, calcularlo todo, hasta el más mínimo detalle, creer en todo, desconfiar de todo, reflexionar, vibrar y sentir la fuerza del cosmos, del universo todo…, luego le vino a la mente un pensamiento de E. M. Cioran:

Siempre que pienso en la muerte me parece que moriré menos, que no puedo extinguirme sabiendo que voy a extinguirme, que no puedo desaparecer sabiendo que voy a desaparecer. Y desaparezco, me extingo y muero desde siempre.

Y mientras caminaba por las estrechas callejuelas enrarecidas y enarenadas de Salinas se entregaba completamente a sus pensamientos:

Creo que mi inteligencia y mi buen corazón se merecieron una mejor suerte.

Desgraciadamente uno viene al mundo con una ideología, ¡yo que crecí con mi idea!, que en mi caso a terminado por marcar mi vida de manera permanente.

Herr doctor Erasmo de Rótterdam consiguió con su trabajo intelectual ELOGIO DE LA LOCURA, recopilar una serie de detalles y aspectos de la vida de los seres humanos, que tienen una serie de superficialidades verdaderamente anormales.

¿Es tan malo estar un poco loco y tratar de ser una persona completamente funcional y hasta llegar a ser relativamente importante?

¿Por qué tenemos que desacreditar a las personas alegres y extrovertidas, que se salen del molde o estereotipo común de una sociedad?

No debería ser un motivo de preocupación y alarma el que una persona sea rara o diferente, que imparta clases de física, filosofía y le guste el rock and roll.

Las personas vienen al mundo con una serie pero limitada capacidad de combate, una perfecta combinación de dones otorgados por Dios para hacerle frente a la vida.

¿Es tan malo y de mal gusto combinar lo serio con lo absurdo todo el tiempo?, la inteligencia y la seriedad no deberían declararse enemiga de los aspectos risueños y de las paradojas, que una mente despierta, erudita, brillante y ¿por qué no?, algo confundida le puedan brindar a su entorno que tanto ama y que quiere convertir en un mundo de fantasía.

Sebastián no comprendía la tiranía de las autoridades psiquiátricas que amenazaban con utilizar toda la fuerza y el peso terrorista de la sociedad para reprimir y confinar en una cama del Lorenzo Ponce a cualquiera que se atreviera a gritar contra el sistema terrorista, que elevaba el respeto de la autoridad por encima de las fuerzas fundamentales de los artistas, de los pensadores, y que obligaba a sangre y fuego a raymundo y todo el mundo a inclinarse a los pies de energúmenos políticos más cercanos al terror, la maledicencia propia de los ignorantes y la salvajada.

Si la realidad de las enfermedades mentales es tan seria y un fenómeno con el cual el enfermo tiene que aprender a vivir, por qué hay que cerrarle la puerta a los enfermos que pueden ser rescatados y utilizados en beneficio de la sociedad…

No es correcto ser tan duros con las personas raras, que se salen del molde, que son inteligentes y hasta brillantes, pero que no se ajustan bien a su entorno y son motivo de malestar en la sociedad.

No utilicemos la seriedad, la inteligencia y el poder de la información como instrumentos para destruir a las personas raras y excepcionales, que tienen dificultades para adaptarse al medio.

Muchos locos brillantes pueden ser utilizados por la sociedad de manera provechosa, reciclados, lanzados al mundo de la coordinación, la eficacia y la responsabilidad sin perjudicar a nadie, solo hay que intentarlo con fe y buenos sentimientos y todo marchará sobre ruedas.

Roxy no te imaginas, ni tienes la menor idea, de cuantas veces tu recuerdo a calmado mi desesperación. Tus maneras dulces y llenas de profunda ternura han generado en mi interior grandes dosis de cordura y serenidad. El efecto es similar al de escuchar una melodía de Richard Clayderman.

En la actualidad, cada vez que negros pensamientos sobre la muerte me perturban, mi mente fuga, y en su auxilio, acude el sonido de tu voz, al defender implacablemente la existencia de Dios y un mundo más allá, después de la muerte, argumentos todos ellos tan llenos de esperanza como de ingenuidad. Y no te lo digo por orgullo o ira sino por pleno convencimiento.

Me auxilia el recuerdo de tu rostro sereno, tu voz tan densa, y tu mirada, que es como un atardecer en Punta Carnero, en el comedor de la hacienda de EL VERGEL o en Bellavista, todo aquello poseído por una bella poesía junto al mar.

En estas líneas, he querido explicarte, en qué consiste estos fragmentos. Se trata, nada más y nada menos, que de un encuentro intelectual con dos grandes escritores anglosajones, casi desconocidos, aquí en Latinoamérica, como John Updike y Saul Bellow.

Ambos se han constituido en mis pilares intelectuales. Sostienen todo el edificio de mis doce novelas, ocho de ellas registradas en DERECHOS DE AUTOR, que en algún momento tuve que volver a solicitar los respectivos certificados, porque en un acto de demencia senil mi madre los arrojó a la basura.

Al leerlos he asistido a verdaderos seminarios de literatura, que no sólo han influido en mi prosa sino que también han iluminado mi vida.

¡Cuántos errores hubiera podido evitar, cuántos problemas me hubiera podido ahorrar, de haber leído en mi adolescencia estos libros!

Obras, que por cierto, voy a hacer referencia, porque quiero dejarte algo más profundo que una serie de novelas sobre la península de Santa Elena.

No quiero que creas, que estos fragmentos se tratan de una obra biográfica sobre la vida personal de estos autores, que quiero tanto, que tanto han influido en mí, sino que más bien, se trata de un encuentro intelectual, un análisis reflexivo sobre los pocos libros que han podido llegar a mis manos.

Tengo que ser sincero contigo. Al principio yo no aprendí a escribir con ellos, sino con la constante relectura de los cuentos de Guy de Maupassant, pero, después, al entrar al mundo de Saul Bellow y John Updike, me fui perfeccionando, me fui puliendo, como le ocurrió a un Balzac, hasta llegar a la cima con su papá Goriot, hasta llegar a considerar muy seriamente, la idea de estar lo suficientemente maduro para escribir este ensayo, como tributo y agradecimiento a estos dos grandes escritores anglosajones, traducidos al español.

Además, si yo quisiera escribir sobre la vida personal de ellos sólo tendría que acudir al internet y ¡listo!

Recuerdo, que cuando me enteré de la muerte de Saul Bellow en el 2005, le escribí por internet, al profesor John Updike, sobre aquella dolorosa novedad para mí, y aproveché para decirle que yo lo consideraba a él como el legítimo heredero de William Faulkner.

Nunca obtuve ninguna respuesta del profesor Updike ni la certeza de que él haya recibido mi mensaje. ¿Es posible que existan estos casos en la vida de un autor?, ¿qué un escritor sufra por la muerte de otro, y que al tratar de compartir su dolor, con otro escritor, que considera su guía, éste ni siquiera se dé por enterado o que le de una respuesta siquiera que representaría tan poco para él y tanto para mí?

Aquí viene la parte dolorosa de mi prólogo.

He descubierto que existe una especie de guerra cultural entre los anglosajones y los latinos. Cuando –al encontrarnos en el mismo continente-, lo que debería existir es un cruce cultural.

Tal parece, que ambas culturas tratan afanosamente de excluirse con verdadera aversión en lugar de estudiarse y compenetrarse mutuamente.

Al parecer los latinoamericanos cuando estudian o presentan al lector la literatura anglosajona, sólo presentan los autores más ineptos.

No tienes idea de lo difícil que ha sido para mí escribir con la técnica aprendida en los libros sobre autores anglosajones traducidos al español. Son pocos los comentarios halagadores que he recibido. La mayoría de las veces me han dicho que mi trabajo no es literario, que deje de escribir o que es de baja calidad.

Tanto para los pintores, como para los escritores latinoamericanos, es sumamente difícil sobrevivir, ahora imagina, lo extremadamente raro y difícil, que es escribir y vivir como escritor, sin reconocer las raíces españolas, el aspecto políticamente telúrico y xenofóbico de nuestra cultura latina.

El sectarismo latinoamericano es igual de tonto que el anglosajón, y siempre se escudan en que las traducciones de la literatura anglosajona es pésima, que hay que leerlos en inglés o en francés o en ruso y que hay que viajar al exterior para realizar esos cursos. Y lo que es peor para mí, el nacionalismo anglosajón, se empecina en la idea, de que el escritor, que quiera estudiar a los escritores norteamericanos, debe por fuerza, leerlos en inglés.

Esta aberración intelectual que se atreve a llamar mediocridad a los que no concuerdan con su posición es la piedra de toque que aísla la cultura de allá que tanto necesitamos acá.

Mi primer encuentro fue con Saul Bellow y su obra CARPE DIEM, en una bodega convertida en oficina del edificio PLAZA en Guayaquil.

De inmediato me identifiqué con él, porque su erudición lo separa de su nacionalidad, su bandera, su terruño, y lo convierte en un escritor universal.

Un hombre cosmopolita, que posee todo el conocimiento del mundo en sus manos y se pasa la vida montado en un avión tras otro para recorrer todo el mundo y cuyo lenguaje puede ser tan refinado com brutal.

Definitivamente le sirvió trabajar en la confección de la ENCICLOPEDIA BRITANICA, dato que lo obtuve mucho tiempo después al leer LAS AVENTURAS DE AUGIE MARCH.

También me identifico con él, porque su intelecto ha sabido expresar en palabras, las ideas y los pensamientos, que yo no he podido expresar, y que me han descubierto un mundo de verdadera y profunda libertad intelectual.

La tragedia y el humor reflejado en Carpe Diem no siempre resulta una lectura deprimente para los que lo consumen. La tragedia de Tommy, que ha desperdiciado su vida durante tantos años a causa de haber tomado malas decisiones es algo que a muchos les ha pasado, pero que es sumamente difícil de reconocer. ¿Cómo es posible que un escritor tan exitoso comprenda tan bien la tragedia y la desgracia de un hombre tan fracasado y destruido? Eso es algo que nadie puede saberlo.

Al igual que Updike, su prosa tiene como música de fondo, los duros avatares de la gente urbana. Que es la gente que siempre pierde y con la que yo tengo que vivir, con la que me identifico.

La primera vez que me encuentro con John Updike es en el Supermaxi con su bellísima, ¡futurista!, primera novela LA FERIA DEL ASILO.

Es la realidad con la que tengo que lidiar y con la que me identifico plenamente. Al leer aquel libro de inmediato me trasladé a la época en que siendo universitario llevaba a mi enamorada a visitar a los ancianos refugiados en los asilos geriátricos.

Yo no encuentro nada atractivo en hablar de realidades con las que no me identifico. Yo no voy con la antropología nacional al campo de la literatura para crear una maravillosa novela costumbrista, sino que, más bien, hallo exquisito el profundizar en los marismas y deltas de la psicología y en la antropología universal para asistir al drama y las contradicciones del hombre urbano, del hombre de la ciudad. Tal como ocurre con mi primera novela casi autobiográfica: Llegarás tarde a la playa.

El paisaje rural, poblado por esforzados campesinos agricultores, que se agachan para desmontar la tierra, para perforarla y sembrarla; llenos de vastas y complicadas tradiciones, es algo completamente extraño para mí, con lo que yo no me he criado y que no me sirve en nada para entenderme y resolver los profundos problemas mentales que tengo, ya que los problemas golpean y oxidan a los hombres, los acaban, enferman y envejecen.

Tampoco me sirve de consuelo, el afán telúrico –y bien recompensado- de escribir sobre los suplicios y adversidades de los indígenas, con todas sus complicaciones, sus martirios y sufrimientos que, curiosamente, en vez de llevarlos a la extinción, más bien ha conseguido el fortalecimiento de su estirpe, que ya alcanza poderosas fuerzas de representación política. Uno de los grandes fenómenos históricos del Ecuador conseguido por la civilización serrana ha sido la eliminación de la clase media, que ha huido al extranjero, dejando dueños del país a los indígenas y a los políticos.

Todo esto ha sido conquistado con verdadero coraje y sangre.

Bellow y Updike, escriben una literatura más cercana a la clase media. Esta clase media silenciosa, egoísta y aburrida, que es el sustento democrático de una nación civilizada. El verdadero catalizador entre los ricos y los pobres en una sociedad democrática, rica y estable.

Los libros de Bellow y Updike, nos abren las puertas, a los tipos urbanos de la clase media, a una sabiduría-, que en Bellow, se caracteriza por la magistral representación de la vida de los intelectuales universitarios judíos- medio desadaptados como en el caso de Moses Herzog-, de las aulas universitarias; y que en Updike, se caracteriza por el rudo conocimiento de los avatares de los maestros de escuela provinciana de los Estados Unidos, como se refleja en su novela EL CENTAURO-, que logra empaparnos de múltiples experiencias, vivencias; una sopa primordial, que refleja lo que nosotros, los guayaquileños, vemos en las calles de nuestra ciudad. Es una sabiduría con la que nos identificamos porque nos da pautas para vivir y resolver nuestros más secretos y angustiosos problemas existenciales. Esto a diferencia del sordo y ciego conocimiento de los guías espirituales- los Pastores-, que nos remiten a la Biblia, y cuyas soluciones no son capaces de resolver nuestros problemas ni de llegar a los tipos de poca fe y gran intelecto.

Por esta época y con la debacle que nos dejó el sistema Presidencialista, Guayaquil está infestada de sectas evangelistas, que predican, con preocupante seguridad, toda clase de argumentos intelectualmente pobres y que en su mayoría terminan pronosticando el fin del mundo. Hemos llegado al punto de ya no reconocer a los locos de los cuerdos.

Las obras de Bellow y Updike nos proporcionan una sabiduría, que nos llega a tocar de cerca, y que nos pone en guardia, para evitar futuros problemas.

Problemas tales como estar en guardia durante la adolescencia ante posiciones idealistas y utópicas muy exageradas, como cuando se quiere cambiar el mundo o como cuando se sufre por una idea. Este tipo de lecturas proporcionan verdadero entretenimiento de alto nivel intelectual. En sus páginas va encerrado el conocimiento que se debe tener a la hora de encontrarse, frente a frente, con los aspectos más ilógicos y sórdidos que nos presenta la vida y la naturaleza humana, tan llena de tipologías sicológicas, llenas de personajes grotescos y perturbadores. Tipos locos, dementes, tanto aquellos que se manifiestan abiertamente como los cínicos, encubiertos, que están listos para clavarte una puñalada por la espalda.

Porque al final, uno logra entender, que la vida no tiene sentido, que todo es una rutina mecánica, una broma cruel, que se agrava con las enfermedades crónicas o terminales, el paso del tiempo y que al final nos deja el amargo sabor en la boca de que toda la existencia divina es una gran estafa.

El humor, que encontramos en las novelas de Bellow y Updike, es un bálsamo, un poderoso ingrediente intelectual, que en medio de nuestras miserables y rutinarias vidas de burgueses, llenas de desastres, efímeros momentos de felicidad y sufrimientos, nos alivian la pesada carga de nuestra propia existencia.

Las continuas lecturas y relecturas de las obras de Bellow y Updike nos transportan a diversos mundos, todos completamente diferentes el uno del otro. Hay que ser un verdadero estudioso de los tipos sicológicos humanos, un arqueólogo de la sociología, para dar con la huella digital que caracteriza a cada autor. Y se podría decir que esa es la finalidad de estos fragmentos: encontrar las huellas dactilares del pensamiento encerrado en los diferentes libros que conseguí de cada autor.

Soy víctima de la censura y de alguna enfermiza especie de control por parte de la prensa catódica, que se esfuerza cada día en convertirse en instrumento del terrorismo internacional, en el caso de la prensa catódica extranjera y en instrumento del terrorismo nacional, en el caso de la prensa de este país.

Cuando el amigo de Mario terminó de sacar el bote y el pequeño motor del techo de su camioneta en venta y de negarle toda posibilidad a Sebastián de ganarse la vida trabajando como vendedor de hamburguesas y hot dogs, les hizo señales para que se vuelvan a subir al auto para ir al cajero de un banco para sacar la plata y pagarle a Mario.

El sol fuerte de la mañana pegaba sobre las paredes de las villas y sobre la arena del desierto. Muchas de las villas de Salinas estaban deshabitadas o lucían un cartelito que las ponía en venta.

Sebastián sentado junto a la ventana observaba todo, y lo analizaba todo, tratando de comprender la mísera suerte que le había tocado vivir. El camino de asfalto, estrecho y sinuoso se desplegaba por delante de ellos, que iban concentrados en la conversadera sobre la pésima situación del negocio del pescado, sobre cuál shampoo era mejor para evitar la caspa y la calvicie- Sebastián sugería el Johnson & Johnson-, y sobre las reuniones de padres de familia que son agotadoras.

Sebastián completamente ajeno a aquella realidad dejaba escapar su mente por la ventana del vehículo y su mente se centraba en tratar de comprender toda la mala suerte que rodeaba su jodida vida…

Richard Nixon fue el primero en pronosticar que la tercera guerra mundial podría tener como eje el terrorismo internacional en su libro: LA VERDADERA PAZ.

Desde 1989 se a puesto de moda el grito de guerra de SACAR LA CARA POR EL PAIS, el de REPRESENTAR AL PAIS, aún cuando uno esté manifiestamente en contra de cualquier tipo de chauvinismo y aún cuando no se esté muy convencido del derrotero moral e ideológico que se ejerce en el propio país ni de su supuesta identidad.

Los indígenas se sienten excluidos y luchan por ser y tener y por conservar su identidad; a ellos tampoco les gusta cambiar y su lucha va encaminada a convertir a todos a su causa indígena y andina. El resultado de tan noble causa es que todo aquel que viene del extranjero cree que al bajarse del aeropuerto se va a encontrar con indios con plumas en la cabeza. Pero cosa curiosa, los indígenas siguen siendo pobres y comprometidos con la causa de distribuir su pobreza a todo el mundo.

Y a pesar de todo aquello, para Sebastián no existía experiencia más excitante que tirar con una indígena que vende lotería. Toquetearlas y sentir que sus nalgas se hacen agua es lo más delicioso que un hombre blanco puede experimentar. Sebastián conoció a una de estas Marías de manera muy personal en el puerto y después de emborracharla ella se lo llevó a su guarida y allí se bañaron como un ritual y jodieron maravillosamente. Mientras Sebastián la volteaba por todos los lados a ella le vibraba la chucha caliente y hablaba en quichua y se agitaba y gemía intensamente como si estuviera dando a luz y cuando Sebastián terminó dentro de su vientre y se quedaron acostados, desnudos, uno junto al otro, ella lo arrullaba en su idioma, el quichua y así pasaron toda la noche, disfrutando del uno al otro. Cada vez que Sebastián la embestía a la indígena, ella se ponía tensa y su piel ardía y se oxigenaba. Y a cada rato exclamaba: ¡uy diosito!, ¡uy diosito!, ¡uy diosito! Y sentía que terminaba y que se volvía dilatar para recibir más y más y más hasta hacerla terminar de nuevo, que era una sensación de cómo caer flotando que le consumía la cabeza y las fuerzas del cuerpo. Pero lo peor de todo era que la porquería del hombre le infectaba las vías urinarias y le hacía arder la chucha cuando orinaba.

Con el cuento de que somos un país andino, todo el poder político y económico se lo han llevado a Quito y los serranos se sienten muy a gusto sólo con sus pares y excepcionalmente con algún costeño convencido de la superioridad intelectual de los serranos y con quienes son culturalmente más afines. El resto de costeños que no son comunistas ni son adictos al centralismo comunista, simplemente no existen, son extranjeros, monos copiones y si persisten mucho en tratar de ocupar un espacio y existir se los deporta y ¡listo!, asunto arreglado.

Es una pesadilla vivir así, porque la censura no te deja defenderte de los ataques y de las tergiversaciones y manipulaciones a la que eres sometido por las fuerzas organizadas de la sociedad dentro del país en el que vives y de otros tipos de sociedad que se encuentran fuera de tu país y que se las puede considerar como el mundo.

Durante la década de los 70’s el mundo anglosajón experimentó un pequeño intervalo de locura hedonista que fue detenido por el declive del uso de las drogas como una moda nueva con la cual se podía experimentar. El uso de la heroína hizo la cagada destruyendo la vida de muchos jóvenes desubicados y generalmente la destrucción también alcanzó a sus familias disfuncionales.

La revolución hippie de los 60’s se vino abajo por la muerte de Jim Morrison, Jimmy Hendrix, Janis Joplin y por los asesinatos cometidos por Charles Mason. A pesar de todo la generación de los 60’s estuvo al borde de cambiar radicalmente el sistema occidental con su oposición a la guerra de Vietnam, que era parte de una serie de guerras cuyo fin era convertir a Estados Unidos en el policía del mundo y con el espectáculo al aire libre llamado Woodstock.

En lo político también la ola de cambio fue decapitada con los asesinatos de John F. Kennedy, Mahatma Gandhi, Martin Luther King y Robert Kennedy.

El eje político y militar de Washington nunca ha llegado a comprender que la riqueza de su país se encuentra en su estilo de vida y su cultura, que el resto del mundo quiere tener o de alguna manera participar en él y que el armamentismo y el afán de controlarlo todo mediante el uso de las armas y las guerras produce un efecto contraproducente. Y lo peor de todo es que este tipo de política blindada, que prefiere esgrimir el garrote en vez de la mantequilla y las letras y la cultura, genera un odio sistemático y un rechazo generalizado a todo lo extranjero, una anglofobia y un antiamericanismo desastroso que no deja crecer a las personas ni económicamente ni espiritualmente.

Luego Sebastián se detuvo y mientras miraba una fila de golondrinas posadas sobre un peligroso cable eléctrico, pensó en unas palabras de Holderlin:

Si sobre ti y ante ti no hay nada más que desierto y vacío, es porque dentro de ti no hay más que desierto y vacío. El oleaje del corazón no haría tan bella espuma y podría convertirse en espíritu sino rompiera contra el destino, esa vieja y muda roca…jugamos con el destino y él hizo lo mismo con nosotros. Nos llegó en vaivén una y otra vez desde el trono hasta la estaca en la que se apoya el mendigo…

Luego de un pequeño lapso de tiempo en que su mente quedó extraviada, Sebastián regresó a la Tierra.

Cuando finalmente llegaron al banco, Sebastián y Mario se quedaron en el vehículo esperando a que su amigo Víctor fuera al cajero y sacara el dinero que tanto necesitaba Mario para “hacerlo parir”. Tenía que invertir ese dinero muy bien, pensar detenidamente en qué iba a gastar cada centavo porque quién sabía cuándo volvería a caerle otro billete.

Mario se excitaba con las mujeres en forma tremenda cuando estaba chiro, esa era una forma de escapar de la desesperación y de todas sus angustias existenciales. De tanto sexo se le habían pegado unos hongos que inútilmente trataba de combatir con una crema de Ketoconazol.

Su vieja y maltrecha perra había parido tres perritos de raza labrador, y Sebastián se percató de que ya necesitaba un baño porque el tufo a perra sucia inundaba todo el pequeño departamento.

Sebastián cogió del suelo repleto de periódicos que tapaban pequeños charcos de meado, uno de los pequeños cachorros y lo acunó tiernamente.

Mario estuvo a punto de decirle que si quería uno de aquellos perros tendría que ser el negro porque los otros ya estaban vendidos, pero de inmediato se dio cuenta que Sebastián estaba más chiro que la pepa de una guaba.

Finalmente Víctor sacó el dinero y se lo entregó en las manos a Mario y se fueron del banco justo un poco antes de que una remolcadora de la Comisión de Tránsito los enganchase. Estos operativos de la autoridad de tránsito se habían convertido en un maldito fastidio, característico del nuevo orden de cosas, que imperaba en Salinas.

Sebastián se acomodó en su asiento y volvió a disfrutar del viaje. Bellas chicas estaban paradas por todos lados y él lo veía todo, incluso la miseria y la fealdad, se fijaba en todo, lo absorbía todo y se compadecía mucho de sí mismo por ser el poseedor de esta lúgubre sensibilidad que nunca lo soltaba y que lo hacía ver todo sobre la Tierra con unos ojos dotados de una rara melancolía.

Luego, mientras escuchaba las voces de sus amigos que se enfrascaban en una conversación sobre lo lento que servía las hamburguesas el Pavo, Sebastián se fue alejando en su mente y se volvió a perder en sus pensamientos…

Oppenhaimer habla de que las democracias necesitan con urgencia instituciones fuertes y no hombres fuertes que oscilan como un péndulo implementando con sus acciones políticas de izquierda y de derecha. Me parece un buen argumento para desacreditar el sistema presidencialista que tanto daño le ha causado a las incipientes democracias latinoamericanas. El poder de las instituciones desgraciadamente está relacionado con el poder de las personalidades de los políticos que las crean, mejoran o que simplemente las utilizan para su provecho.

En los 80’s el estilo de vida hippie se convirtió en una actividad marginal y la libertad sexual recibió un duro golpe con la aparición del SIDA.

La censura, la crónica roja que chorrea sangre, la deportación, el fútbol y el bloqueo económico son los instrumentos que se utilizan para cuidar la imagen de una sociedad o de un país.

Al parecer la pesadilla totalitaria creada por Orwell y llamada EL GRAN HERMANO, se a puesto de moda a través de los llamados REALITY SHOWS, que no es otra cosa que verdadera basura de la televisión, empeñada en legalizar la intolerancia y la intromisión de los televidentes en la vida privada y en la intimidad de las personas, que para rematar viven encerradas y sometidas a una enloquecedora disciplina, que busca por todos los medios SACAR DEL JUEGO a todos sus participantes hasta dejar a uno solo que se convertiría en el ganador de una gran suma de dinero.

La década de los 90’s se caracterizó bajo la batuta de la familia Bush por utilizar los TALK SHOWS para confundir y embrutecer a los televidentes de bajo rendimiento intelectual y hacer parecer como algo inteligente y novedoso ventilar por televisión los conflictos explosivos y escandalosos que habitan en los hogares en especial los latinoamericanos.

Incluso la otrora sacrosanta función judicial cayó en este horripilante espectáculo surgida de la mente de Orwell y se prostituyó al mismo ritmo que los demás programas embrutecedores de una televisión que experimentaba el uso y el abuso de su nuevo poder para “controlar” a la sociedad.

George Bush, padre, y ex director de la CIA, junto con Dick Cheney, Donald Rumsfeltd y George W. Bush, hijo son los obstáculos para que la SEGURIDAD NACIONAL estadienense revelen el secreto sobre la inteligencia extraterrestre, que cambiaría dramáticamente la forma como los seres humanos conceptuamos la vida sobre el planeta Tierra. ¿Es posible que los mismos alienígenas les obliguen a guardar el secreto?

En la sociedad en la que vivo es bien visto bailar y acomodarse a los vientos de cambio. Si no cambias simplemente mueres. Y es mal vista la persona que no se adapta bien a los cambios, ya que pronto se convierte en una paria y un sujeto inadaptado que debe ser desterrado.

- ¡Saquen a ese pan que se está quemando!- es el grito de guerra-.

Desde 1989 el nacionalismo a adquirido una fuerza inaudita y todo aquel que posee un espíritu cosmopolita es merecedor de la más dura reeducación para que aprenda a amar lo nuestro. La seriedad del nacionalismo ha llegado a tales niveles de fanatismo que colindan no sólo con lo absurdo sino que también con la demencia.

Para ser un buen ecuatoriano hay que ser quiteño, serrano y comunista. Y la peor cagada de una persona con mentalidad cosmopolita es que sólo lea textos traducidos al español.

El ciudadano cosmopolita, hedonista y pacifista es candidato número uno a ser asesinado y una vez muerto a que le coloquen un puñado de tierra en la boca. Y lo peor de todo es que esta peste intelectual se a extendido al resto de naciones exaltando el racismo, la xenofobia y la peor de todas las violencias: la económica.

No hay peor crimen que el bloqueo económico. Uno puede tener todas las diferencias del mundo con cualquier persona, pero que por eso se lo aísle y se le quite el derecho a trabajar o que se lo bloquee económicamente ya es una medida propia de terroristas económicos y de criminales.

En la sociedad en la que vivo es creencia muy frecuente que todo joven idealista y soñador debe ser comunista, de tal suerte que termine hablando con la izquierda mientras se alimenta con la derecha sudorosa, ignorante y esforzada de sus padres.

La influencia perniciosa del CHE Guevara martirizado por los cazadores de la CIA y traicionado por Fidel Castro, es un poderoso efecto narcótico en la juventud, mucho más poderosa que la influencia de James Dean o de Elvis Presley.

Pero en mi caso desde el principio le tuve gusto a pensar a favor de la libertad y en una libertad auténtica no a aquella que se esconde tras la tiranía del Estado y la disciplina marcial de los militares, esa casta de hombres y mujeres que tanta desgracia le han causado a la humanidad. Ni tampoco se trata de aquella libertad que se esgrime con la única finalidad de forrarse los bolsillos de oro a cualquier precio para luego arrodillarse en misa los domingos de la manera más cínica.

El amor a la libertad por sobre todas las cosas; una libertad que es muchas; la libertad política y la económica; la libertad poética de Octavio Paz y la de Mariano Grondona; la libertad filosófica: una libertad que está comprometida con el placer y la vida despreocupada y al aire libre.

Una libertad cuyo ejercicio se vuelve verdadero liberalismo y compromiso con la iniciativa privada, que apuesta a la inteligencia personal del hombre, que trabaja y da trabajo para que todos saquen su beneficio sirviendo a los demás.

¿Existe en verdad eso que se llama DEMOCRACIA?

La democracia real y bien entendida sería la suma de todas las iniciativas privadas nacionales o internacionales afincadas dentro de un territorio nacional.

Cuando llegaron a la villa de Mario, éste se olvidó de avisarle a Víctor que sacara del techo de su auto en venta las parrillas, que Mario utilizaba para transportar el bote y se fue con ellas, lo que le causó un tremendo disgusto a Mario y otra vez se sumergió en aquellas crisis de angustia y desesperación.

Adentro de la villa, Sebastián observaba todo y era testigo de los vanos esfuerzos de su amigo por tratar de hacer funcionar una bomba para fumigar la cocina ya que se le había metido en la mente que por culpa de la perra, toda la cocina estaba llena de garrapatas.

Sebastián caminaba de un lado para otro y observaba detenidamente el piso del corredor del departamento lleno de pedazos de papel periódico que cubrían pequeños, pero apestosos charquitos de meado de perro.

Cuando Mario terminó de colgar la ropa recién lavada y de cambiarse de ropa le dijo a Sebastián que lo acompañara para ir cobrar un cheque producto de una venta de mariscos. En el último momento, poco antes de salir, a Mario se le ocurrió ofrecerle un gran vaso de cola negra a Sebastián y se lo hizo beber a toda prisa, como era su maldita costumbre.

En todo este tiempo Mario interrumpía sus labores de fumigar la villa, de colgar la ropa o de cambiarse de ropa cuando hablaba por el celular, tratando de coordinar todas las cosas al mismo tiempo. Lo que más lo desquiciaba era recibir las llamadas de las madres de sus hijas que le pedían dinero para tratar de sobrevivir a la fuerte crisis económica.

Cuando estuvieron listos Sebastián y Mario se volvieron a embarcar en el volkswagen verde y se fueron para la casa de John, que quedaba en Chipipe.

En el camino Mario le repetía una y otra vez a Sebastián lo jodido de su situación y su amigo le respondía que tratara de drenar con él toda su angustia y desesperación, pero que le agradecería que lo hiciera de una manera más bien educada. Así, mientras Mario hablaba, Sebastián se volvía a perder en los vericuetos de su mente trastornada, cuando sus ojos se posaban en el paisaje sedante del desierto de Santa Elena…

Sebastián se volvió a sumergir en sus pensamientos sueltos…

No todo en la vida debería ser sufrimiento y humillación, no todo en la vida se debería ganar con el sudor de la frente de uno. Hay personas que por su inteligencia y fragilidad deberían recibir cierta protección del Estado contra las aberraciones del mismo Estado y sus orgullosos funcionarios.

Desgraciadamente hay personas en la vida que vienen al mundo con todo en contra, pero en realidad nadie sabe el drama o el crimen que se esconde tras los bastidores de la vida de cada ser humano.

No hay que generalizar. Cada ser humano es único e irrepetible y si bien es cierto que dentro de su ser se esconde una porción determinada de genes, que lo condicionan para ejercer ciertas virtudes o para dejarse llevar por ciertos defectos, el destino de cada ser humano se forja en el acontecer del día a día. A pesar de que la fuerza del destino esté por sobre todas las cosas hay cierto margen de error por el que cada hombre o mujer puede escapar a un final nefasto. Los dioses propicios nos lo permiten casi todo incluso eludir un final nefasto y no todo es tan trágico.

Hay cosas bellas en la vida que le dan sentido como hacer el amor con una mujer que lo ama a uno de veras, con quien se tiene una afinidad más intelectual que física.

Practicar el sexo como una medida para obtener placer es una de las formas de relajación y equilibrio más sofisticadas que se a dado por inventar el hombre dentro de la sociedad.

Actividad que en estos momentos me es imposible porque sufro de varicocelis en las bolas. Es un problema de mala circulación que si me descuido me puede degenerar en una trombosis.

El sexo es una práctica que de generalizada pasa a convertirse en el privilegio de unos pocos cuando en la sociedad cae el telón de acero y cada esquina de cada barrio se llena de viejas chismosas y moscones políticos que reciben pensiones y privilegios del Estado para informar vida y milagros de la vida privada o de los comentarios políticos de las personas de su barrio.

Entre los placeres de la vida se encuentran el escuchar una buena música y alimentarse con un buen plato de comida masticado con verdadera hambre; disfrutar del amor incondicional de los hijos; ayudarlos cuando se meten en problemas; educarlos y adiestrarlos para que no cometan los mismos errores que los padres. Los hijos son una prolongación de uno mismo en el tiempo y qué padre no a experimentado que se le desgarra el corazón cuando se pone a imaginar que futuro le va a tocar vivir a su prole.

No sé ni cómo te llamas ni puedo saberlo, tu amor me es prohibido, pero por las noches tu vientre maduro danza desnudo y visiones oscilantes por el reflejo de una llama empañan mi mente, ¿quién eres me pregunto? La sangre roja y ardiente como un río de lava explota con tu recuerdo danzarina erótica de mi mente…quisiera ser tu almohadita de Bob Esponja para que apoyes tu cabeza fatigada obre mi pecho y escuches la armonía de las esferas, ¡qué felicidad tan extraña!, saber que con sólo girar la cabeza puedo verte y ¡sigues ahí sentada!, si tan sólo tuviera el valor de dirigirte la palabra, entrar, finalmente, en tu mundo y empaparme de todo conocimiento sobre tu existencia…saber que estás ahí es todo lo que necesito para ser feliz en este mundo…

Hoy la arena amaneció blanca y crema, el mar era una piscina, perros cholos corren felices por la playa, el viento sopla con fuerza y azota los rostros de los paseantes que caminan cogidos de la mano…

Reconozco que me quita seriedad el no poder controlar los ataques de risa y de eso se valen para contra argumentar mis detractores así que tengo que averiguar la forma de sacar provecho a esa desventaja…

El negocio de la guerra sobrevuela amenazadoramente sobre la cabeza de los ecuatorianos.

Esta peste apocalíptica sólo puede ser neutralizada definitivamente si se legaliza completamente el uso de la yerba. Aunque se han dado los primeros pasos la presión que ejerce sobre los gobiernos la industria armamentista es indetectable porque como buena conocedora de la política se esconde tras los orgullos inflamados del comunismo y sus valores, del nacionalismo y de todos los valores culturales comprometidos con la narcopolítica.

El negocio de la guerra mediática es la más fuerte expresión del terrorismo internacional: el nacionalismo.

Los valores tradicionales ya no se los esgrime de manera racional, respetuosa y en última instancia opcional sino que se han blindado con la fuerza de una ética que más parece terrorismo moral y fanatismo.

Barack Obama nos engañó a todos al hacernos creer que un cambio era posible, pero todas las evidencias señalan que los Bush siguen en el poder. Mientras esta situación continúe el verdadero desarrollo intelectual y económico de Latinoamérica estará detenido al tiempo que sigue alimentando el voraz Leviatán del comunismo y del marxismo cubano. Si esa maldita isla no cambia nunca vamos a cambiar los demás y permaneceremos secuestrados por las fuerzas de la oscuridad y del secretismo.

Cuando llegaron a Chipipe, ahí los estaba esperando John y otro amigo e intercambiaron un caluroso diálogo por la forma como se demoraban las cosas, ya que Mario tenía que cambiar los pistones de su volkswagen que estaba a punto de fundirse.

En cada cambio de velocidad que hacía la máquina se escuchaba una explosión, y Sebastián era sacado de la profundidad de sus pensamientos para, temporalmente, volverse a fijar en la calurosa realidad en la que vivía…

Cuando llegaron y John fue a retirar el cheque, el valor con que venía lleno era seis dólares menos del valor pactado, y Mario se resignó, se controló y no dijo nada. De inmediato puso en marcha el motor de su volkswagen y lo dejó a su contacto de negocios y a su amigo y se fue con Sebastián a la ventanilla del banco más cercano para cambiar ese miserable cheque.

Mientras esperaban a que se vaciaran los turnos que precedían la operación de Mario, ambos amigos se sentaron a tomar un asqueroso refresco de dieta…

De pronto Sebastián se percató de una preciosa señorita sentada en el banquito de un parque que conversaba con otra amiga.

Mientras Mario le seguía renegando de la vida y haciéndole un doloroso recuento de todas sus desventuras, Sebastián lo interrumpió y le dijo al oído:

- Mira allí al frente ¡que linda chiquilla, sentada, conversando tranquilamente con su amiga! ¡Pero mira qué perfecta naricita que decora aquel bello rostro de ojitos hundidos y mira qué linda boca por la cual salen misteriosas palabras que mi oído no alcanza a escuchar!

Su melenita negra estaba bien peinada con una raya en medio y los bordes de su pelo lacio le llegaban elegantemente hasta el fino cuello. Sobre sus delicados pero abultados pechos colgaba una pequeña y delgada cruz de plata.

Sebastián no pudo reprimir el deseo de acercársele, aunque tímidamente y le dijo:

- Disculpe la molestia…

- ¿Sí?

- Espero que me disculpe, pero es usted la señorita más linda que he visto en toda mi vida…

- Muchas gracias, no es ninguna molestia.

- Disculpe, ¿cómo se llama?

- Roxane…

- ¡Gracias!

Y Roxane le tendió la mano y Sebastián aprovechó la oportunidad para agacharse y depositarle un tímido pero fervoroso beso entre sus nudillos, que la hizo vibrar desde la punta de su delicado pié hasta la más fina hebra de cabello. En ese momento a Sebastián se le vino a la mente un pensamiento de Marvin Harris:

Debido a la selección natural, se puede decir que los organismos se adaptan a las necesidades y oportunidades existentes en su medio ambiente. Las fuertes presiones sobre los discos cartilaginosos entre las vértebras producen hernias, alineamientos defectuosos y “dolores de espalda” específicamente humanos. En algunos primates, las hembras en celo muestran hinchazones policromas en la región del ano y de la vagina.

Mientras Sebastián se alejaba de Roxane se olvido de aquellos pensamientos raros y su prodigiosa mente se sumergió en un delicado poema:

Hoy al verte

Me muero de ganas por conocerte

En mi mente

Te pinto al óleo desnuda, tranquila, juguetona, traviesa

Como una canción de Billy Ocean

Envuelves mi cabeza con perfume

E ilusiones

Eres perversa e inquieta como una ola

Pero te rindes cada noche, cuando

Antes de bañarte te bajas los calzones

Cuando me abres tus glúteos en medio de la noche

Ayer te confisqué un beso, corazón

Hoy me envuelves en tu ternura, ardes cuando te penetro

Me hablas en quíchua cosas que no entiendo

Me vuelves loco de amor sin razón

¿qué es lo que quieres de mí, me pregunto?

Al día siguiente Sebastián madrugó y en medio de duro frío se bañó, se acicaló y se perfumó, luego fue a la cocina y cascó dos huevos y se los preparó revueltos en la sartén apenas untada con aceite de oliva, y salió de su casa a las siete de la mañana para acudir a la casa de Freddy para ir a una compañía que les iba a dar unas cajas de cloro para salir a venderlas en Milagro.

Pasó por el malecón y cuando sus ojos se depositaron en Shit Bay, su corazón le latió más aprisa. En el lejano punto se podían ver grandes espumarajos, lo que quería decir que estaban reventando las olas.

Aquella mañana, Freddy se había levantado a las cuatro y se había ido a Paco Illescas a correr unas olitas en medio de la penumbra. El agua estaba helada, pero las olitas pronto lo hacían entrar en calor a cualquier surfer.

Al principio con movimientos un poco torpes lograba remar unas olitas y se montaba en ellas para sentir bajo los pies cómo la fuerza de la ola lo empujaba a toda velocidad hasta la orilla.

Cuando Sebastián llegó a la villa de Freddy y lo empezó a llamar con impaciencia, pero pronto se percató de que su amigo había salido, ¿pero adónde?

De pronto tuvo un presentimiento y se encaminó a Paco Illescas, de todas formas no tenía nada que perder con intentarlo.

El sol de aquella mañana empezaba a despuntar con mucha fuerza por lo que cuando Sebastián llegó al punto, estaba todo sudado y sus rodillas temblaban por el esfuerzo de caminar un largo trecho sobre la arena.

Al fondo, en la punta, se encontraba Freddy, que en ese momento se encontraba remando una olita de metro y medio, y luego la bajó todo tambaleante para luego dirigirse a la orilla donde lo esperaba su amigo.

El tiempo no había pasado en vano para Freddy y Sebastián, y ambos hacían gala de una pequeña barrigota, y Freddy siempre bromeaba preguntándole a su amigo sobre cómo hacía para ponerse las medias y que si él también usaba un banquito.

Cuando ambos amigos se dirigieron a las puertas del condominio San Lorenzo, Sebastián se llevó una linda sorpresa, que casi lo tumba patas arriba: sentada en las escaleras se encontraba Roxane. Estaba envuelta en una gran toalla que la protegía de los incipientes rayos del sol mañanero y de las fuertes corrientes de aire frío.

Sebastián se acercó a saludarla y ella le ofreció su delicada mejilla. Por segunda vez nuestro héroe depositó un delicado beso en la piel exquisita de aquella muchachita tan dulce. Antes de iniciar la conversación Sebastián pensó en una cita de C. Levi-Strauss:

Para buen número de tribus, el prestigio social de un individuo está determinado por las circunstancias que rodean ciertas pruebas a las cuales los adolescentes deben someterse en la pubertad…en el estado de embotamiento, debilidad o de delirio en que los dejan estas pruebas y ejercicios, esperan encontrar comunicación con el mundo sobrenatural…

Definitivamente debo admitir que no sé reaccionar más que con un perplejo silencio cuando me responden de manera irracional. La Lógica y la claridad mental forman parte inextricable de mi vida y de mis pensamientos y todo lo irracional me deja mudo, confundido y ¡hasta asustado!

Luego Sebastián repasó rápidamente mentalmente ciertos pensamientos sueltos:

¡La realidad está gobernada por Dios!

Si esto fuera cierto no existiría tanta miseria en el mundo, más bien da la impresión de que todo está perdido y que o Dios ha muerto o nos ha abandonado.

¡Nada!, ¡no puedo dormir!, ¡por culpa de tu amor, a este paso voy a terminar asilado en la casa de la risa!

Todo desorden mental originado por una relación sentimental fallida o insatisfecha es una herida que con el tiempo se va curando. Para todo hay tiempo en este mundo: para llorar por un amor y para olvidarlo también.

Caminando me encuentro con una pareja de enamorados, se besan tan apasionadamente, que ella parece una muñeca en las manos de él, ¡una muñeca que está a punto de ceder! Es una sensación rara contemplar el amor de otros como algo tan fresco y vital cuando en nosotros ya está casi extinto.

En la actualidad los matrimonios duran dos o tres años u al final con hijos o sin hijos se acaba todo y viene el divorcio.

La isla de Creta: “¡isla de cien ciudades!”

¡Me quieren volver loca!

Los secretos matan, las conspiraciones matan, el mayor peligro de un gobernante son los conservadores que se aferran a sus privilegios y no quieren ningún cambio.

¡Así crecimos!

La estupidez humana nunca es inocente sino más bien malintencionada. El orgullo irracional por su estúpida raza y su maldita cultura, que por otro lado nunca nos a traído nada bueno, sólo se merecen mi mayor desprecio.

¡No me gusta que me hagan sentir que estoy loca!

¡Avancen para atrás!

She is my boyfriend!

¡Un bruto que embiste todo lo que es rojo!

¡Oye chiquito, no haga relajo, chiquito!

¿Acaso que soy un perro?

¡El problema surge cuando se retracta!

¡La peor cagada de una mente cosmopolita es que sólo pueda leer textos traducidos al español!

¡Creo que me va a dar algo!

¡Usted está loca de remate yo no soy gringa, soy del pueblo!

¿Y ahora, tú, por qué eres mentirosa, vuelta?

¡Disck jockey, disck jockey!, ¿qué le pasa?, ¿ya está borracha?

¡Dicen que hay un Liberache en la Comisión de Tránsito!

¡Ya me viene a joder a mí, sí viste!

¡Va a traer a la jefa para acá!

¡Todos vamos a salir de aquí profetas y locos!

¡La espera ya es de todos!

El bombardeo radial es una técnica de tortura de refinados procedimientos y muy difícil de comprobar por medios legales. Todo lo que queda para enfrentar el terrorismo latinoamericano es la herramienta del terrorismo internacional.

¡No hay nada más efectivo para curar la alegría que la presencia de un policía negro mal encarado!

¡Estamos intoxicados!

¡Menudo problema!

¡Yo salgo a comer a las doce!

¡Yo no tengo la llave para entrar en esa carpa!

¡Qué suerte la mía, hasta los perros tiran libremente en la playa!, ¡juegan y retozan, y se aman, tierna y dulcemente!, ¡también se persiguen en zigzag!

¡Qué suerte para desgracia!, ¡no puede ser que pensando en la una termine preñando a la otra!

Tenemos que sacrificar a nuestra pobre, crujiente individualidad-que quizá sea sólo(desde un punto de vista analítico) una persistente megalomanía infantil, o (desde un punto de vista marxista) una pequeña y asquerosa característica burguesa- a una necesidad histórica. Y a la verdad. Y esto sólo es verdad cuando causa más desgracia y angustia a los seres humanos de modo que si proporciona algo distinto al mal, sólo será ilusión y no verdad. Saul Bellow.

¡Le gusta la tostadita!

¡No te olvides de los papeles!, ¿¡qué papeles!?

¡No quiero ser tu abuela ni tu madre, quiero ser tu mujer y la madre de tus hijos!

¡Te van a colgar de las pelotas!

¡Mira!, ¡la carga desnuda!

¿Cómo se puede ser serio si se lleva por naturaleza la vibra del humor y de la risa por dentro, bien profundo en el alma?

¡No hay nada más chévere que ver junto a tu hijo a los locales surfear mientras se escucha la música de COLDPLAY!

¡Cuando haces el bien sin mirar a quién no es fácil elegir el bando por el que tienes que luchar…estás irremediablemente ubicado en el centro de la contienda, ¿por qué no podemos trabajar en armonía, felicidad y Santa paz?

¡Todo lo que digo lo utilizan en mi contra!

¡No hay nada más lindo que escuchar a lo lejos la risa de un niño!

Toda la noche dormí con Jerry-el gatitto-, se acurrucaba en la colcha, luego se estiraba y se volvía a dormir tapando la nariz con sus peludas manitas!

¡Ella a todo le dice que sí!

¡Y te me vas!, ¡por longo!

¡Crees que nos puedes engañar a todos!

¿Este remedio me lo tengo que tomar o me lo tiro encima?

¡Ya me dejó rayado!

¡Se engañó así mismo y nos engañó a todos!, ¡y tú toma por eso!

¿A dónde vas mujer?, ¿para qué tanta afán y apuro?, aquí los relojes no tienen manecillas ni existe la premura, tampoco hay caos ni congestión…

¡Me enamoré de una prostituta!

¡Ah, sí!, ¡las cartas!, ¡ya todos estamos en el manicomio!

¡Dame dólar para comerme un aguado!

¿A usted le gusta hacer cosas locas e impulsivas?, ¿por qué no se casa?

¡Vuelve a atacar la dimensión desconocida!

¡Y voy a andar de pelo suelto!, ¡y voy!

El verdadero desastre del planeta Tierra es que nunca se prestó verdadera atención al problema real, al nudo gordiano de la falla maestra como factor que impide la paz mundial: que no hay traducción mala sino que nunca hubo las suficientes traducciones de textos para que nos comprendamos todos…

Cuando Sebastián regresó a la Tierra, enfocó su mirada en la preciosa muchacha, que se hallaba frente a él y le preguntó:

- ¿Qué hace por aquí tan de mañana?-le preguntó con hilaridad Sebastián-.

- Me gusta venir a ver a los surfers. Este es un rincón apartado y no hay mucha gente.

Freddy le preguntó:

- Mi amigo y yo nos vamos a pegar un viaje a Montaña para vender unos cartones de cloro, ¿quieres venir?

- Bueno, ¿por qué no?- contestó la preciosa chiquilla mientras miraba con una suavidad muy provocadora hacia el ruborizado rostro irlandés de Sebastián-.

Freddy había estacionado su pequeña chevrolet en una esquina y los tres muchachos subieron al vehículo para poner rumbo a la fábrica de cloro de su amigo para retirar las cajas que iban a vender.

En el camino Freddy le preguntó a Sebastián si tenía yerba y éste se puso un poco nervioso porque se lo preguntaba delante de aquella chica y no sabía cómo ella iba a responder. Pero ella dijo:

- Yo tengo un poco.

Y Sebastián respondió:

- No te preocupes, no utilices de la tuya…

Y sacó de su billetera un batecito y Freddy aplastó el encendedor automático de su chevrolet y luego se lo pasó a Sebastián y éste lo juntó al borde de su pequeño cigarrillo y empezó a exhalar humo de los orificios nasales.

Roxane se mostraba impaciente porque Sebastián le pasara el porrito y darle unas cuantas pitadas, y finalmente le tocó el turno a Freddy y mientras manejaba recibiendo todos los rayos del sol de aquella fría mañana se lo terminó de fumar bajo la enojosa y a veces sorprendida mirada de uno que otro transeúnte, pero eso a Freddy no le importaba en lo más mínimo.

Mientras viajaban por la carretera, Freddy encendió la radio y en silencio escuchaban la bella melodía I’d really love to see you tonight de England Dan y John Ford Coley.

Sebastián estaba a punto de explotar de tanta felicidad al estar junto a esta chiquilla tan linda. Y ella se volteaba para verlo cantar con tanto sentimiento aquella melodía tan romántica.

En el camino Freddy logró divisar a Cristina, una muñequita de pelo negro que más parecía una figurita de porcelana china, caminando junto a la carretera, en zapatillas, traje de baño azul y con una camiseta negra que decía: SHANGAI GIRL.

Freddy disminuyó la velocidad, se acercó a la preciosa chica y le dijo:

- Hey Shangai girl vamos para Montaña, ¿te quieres subir?

- ¡Hablen, hablen!, ¿se van para Montaña?, ¡entonces nos vamos para allá!

Cuando Cristina se subió a la camioneta fue presentada a Roxane y los cuatro muchachos siguieron el camino hasta llegar a la fábrica del amigo de Freddy y mientras él entraba a concretar su asunto, ellos se quedaron afuera, escuchando la linda música de la radio, que en ese momento tocaba AT SEVENTEN de Janis Ian.

Como Freddy se demoraba, Sebastián armó otro pitillo de yerba y Cristina se emocionó mucho porque aunque no buscaba los momentos para fumar, sí le encantaba el efecto disipador de la yerba. Roxane le preguntó con ironía:

- ¿Te vas a fumar otro?

- Nos vamos a fumar otro-respondió enfático Sebastián-.

- No te preocupes, Roxane-dijo Cristina-, si no quieres yo me fumo tu parte…

- Mira a la otra-dijo Sebastián- te pica el cerebro por fumarte un porrito, ¿no?

Así que se lo encendieron con mucho miedo de que alguien de la fábrica saliera y los descubriese o de que algún policía pasara por ahí en ese momento y los pescase in fraganti.

Cuando se terminaron de fumar el pitillo de yerba se pusieron locos de contento porque en la radio se escuchaba Does your mother know del grupo ABBA y como estaban recontra grifotes la música les agitaba el cerebro y cantaban a todo pulmón y se agitaban dentro de la pequeña camioneta.

Después de un rato apareció el dueño de la fábrica y más atrás Freddy, pero no vino con las cajas de cloro prometidas sino con unas cuantas muestras y con un pequeño balde de goma. Con eso no se iba a justificar el viaje a Montaña, pensó Sebastián.

Cuando entró en la camioneta Freddy les confirmó a los chicos la mala noticia de que les habían fallado con el cloro y que en vez de ir a Montaña, irían a una pequeña colina a buscar a un pusher para comprar más yerba.

Así que se encaminaron para allá.

Las chicas iban locas de contento porque estaban paseando, pero para Sebastián las cosas ya no iban tan bien porque el proyecto se vino abajo y los dólares que esperaba ganar se le esfumaron de la mente.

La pequeña chevrolet de Freddy hizo un sinnúmero de zigzags y finalmente se salió del desierto para subir por una pequeña colina llena de arbustos que al final del camino terminaba en la estación de una serie de pequeñas busetas de color rojo que servían de transporte intercantonal.

Entonces las chicas se serenaron y dejaron de armar bulla porque estaban en una zona roja y no era prudente llamar la atención. En aquel ambiente lleno de malandros se empezaron a poner paranoicas y temían ser vigiladas por todos lados y que se presentase la policía en cualquier momento. Pero Freddy se comportaba con la tranquilidad de quien se encuentra en su propia casa e iba y venía de un lado para otro conversando con los pushers de la yerba mientras esperaba que le llegara su dólar de marihuana.

Sebastián y las chicas se quedaron sin resuello cuando después de un largo rato apareció una camioneta del Municipio de JUSTICIA Y VIGILANCIA, que representaban ese nuevo fascismo que azotaba junto con la Comisión de Tránsito a toda la Península y no dejaban trabajar a nadie. Para rematar llegó en el momento en que la yerba ya había llegado y Freddy se encontraba probándola junto con los demás pushers con un tremendo cigarro en la mano.

Las chicas le querían hacer señales de que ya nos largásemos de ahí, pero él actuaba como si no pasara nada y seguía allí, departiendo alegremente con sus amigos delincuentes.

Cuando finalmente entró a la camioneta las chicas le protestaron a viva voz por su comportamiento tan imprudente, pero él les respondió que ni siquiera a la policía le paraba bola mucho menos se iba a preocupar por una camioneta del Municipio. Y Cristina le preguntó:

- ¿Y no te da miedo que ellos te denuncien?

- Ese no es asunto de su incumbencia, el narcotráfico no es de su incumbencia, a ellos sólo les interesa la plata que vienen a cobrar.

Sebastián estaba cabreado porque Freddy había puesto a las chicas en riesgo y porque no iban a viajar a Montaña, pero se quedó callado royendo su malestar interno, él ya conocía cómo era Freddy porque había trabajado de chofer con él cuando repartían por toda la Península materia prima para las industrias y era la misma historia con la fumadera y la cagadera de risa, yendo de un lugar a otro, y a veces metiéndose en contra vía y cagándose de risa todo el tiempo, sólo que en esa ocasión era Sebastián el que estaba al volante.

Luego Sebastián y Freddy se habían metido a trabajar en una procesadora de fruta para exportación y por andar con la fumadera y la cagadera de risa casi queman el motor de la banda de la procesadora de fruta que transportaba la pulpa cortada en trocitos y que la convertía en fruta congelada, lista para ser exportada. El mecanismo que controlaba aquella banda que transportaba la fruta procesada por las hábiles manos de las operarias…debía ser manejado con mucho cuidado cuando se congelaba la banda transportadora porque por el efecto del frío se podía romper en mil pedazos, entonces Sebastián, todavía medio grifote, le dijo al jefe:

- La verdad es que usted me explicó tan rápido todo este asunto de cómo encender y operar este artefacto que no se me retuvo en la mente…

También Sebastián había trabajado con Freddy como chofer de una huevito para una distribuidora de computadores, pero no duró mucho tiempo ya que los hijoputas de la Comisión de Tránsito se le llevaron la camioneta, que supuestamente, estaba mal estacionada con una grúa y eso le costó sesenta y cinco dólares a la compañía y Sebastián se quedó fuera del camello.

Durante las tres semanas que Sebastián trabajó en aquella distribuidora la pasó super chévere con Freddy, fumando yerba todo el tiempo, mientras conducían por toda la Península, repartiendo equipos electrónicos y sólo parando para almorzar un chaulafán de a dólar.

Cuando llegó la hora del almuerzo, Freddy se regresó a su casa y en el camino se quedaron Sebastián y Roxane, ya que ella quería invitarlo para que conociera dónde ella vivía.

Se trataba de un lindo departamento medio rústico y medio moderno, ubicado en un edificio atrás del Miramar. Ella le preguntó si quería que le cocinara algo y Sebastián reflexionó mucho la respuesta aunque las tripas le sonaban por el hambre que producía el efecto secundario de la yerba y luego de una larga pausa le dijo que sí.

En el rostro de Roxane se dibujó la felicidad y sacó de la refrigeradora una gran pizza congelada a la que le quitó el plástico que la cubría, para luego meterla en el horno microondas. Luego se dirigió al toca cedés y puso una suave y romántica canción de Johnnie Matis.

Sebastián se relamía de gusto con la vista panorámica de aquel edificio, desde donde se podía ver Shit Bay escupiendo abundantes espumas blancas lo que era señal segura de que todavía había buen oleaje.

Roxane estaba en la cocina canturreando como lo hacía la madre de Sebastián cuando se hallaba concentrada con algo entre las manos. Después de unos veinte y cinco minutos sonó el timbre del microondas y Roxane lo llamó al comedor para que se sirva, entonces, Sebastián le preguntó:

- ¿Vives sola?

- Por ahora sí, estoy de vacaciones. Esta pizza está buenísima, tiene de todo, jamón, queso, peperoni, champiñones, de todo…

El aire acondicionado de aquel departamento funcionaba a toda potencia y el frío que lo envolvía a Sebastián lo hacía combinar en sus pensamientos toda clase de sensaciones que se mezclaban con las pinturas modernas colgadas en la pared, la música de Johnnie Matis, los suculentos y humeantes pedazos de pizza, la belleza extraordinaria de Roxane, que le ponía duro el miembro, la vista panorámica del departamento, la pintura blanca de las paredes con esa mezcla entre rústico y moderno con esas vigas de gruesa madera enlacada pegadas en el techo y que le daban forma a la pequeña chimenea de estilo español.

Mientras Sebastián comía aquellos deliciosos pedazos de pizza sintió el pequeño pie de su linda amiga, que primero lo rozó en el empeine y que luego se fue posicionando sobre sus canillas.

No hay nada que incite más al sexo que una buena comida y unos cuantos tragos de vino. Entonces Sebastián hizo algo revolucionario: le tomó de la mano a su amiga y se la llevó a los labios. Y ella se lo quedó mirando con una expresión llena de dulzura y dudas en el rostro, como si no supiera cómo satisfacer a su lindo amigo, y después de vacilar un rato, le preguntó:

- ¿Te quieres bañar?, me imagino que has de estar fastidiado con todo ese calor de allá afuera…

- ¿Estás segura de que no llegará nadie?

- No.

Su negativa fue definitiva y en sus ojos Sebastián pudo ver el fuego del infierno que ardía en sus entrañas.

Cuando Sebastián terminó de comer se fue al baño y se desnudó poco a poco. El frío del aire acondicionado le recogía el escroto y lo desacostumbrado de todo aquello hacía que se moviera en cámara lenta.

De pronto entró Roxane desnuda al baño y se le sentó en las rodillas y se lo quedó mirando a los ojos y le dijo:

- ¡Tienes bonitos ojos!, ¡casi no me había fijado en ellos!

Sebastián le empezó a besar en las manos y luego en el cuello y era una delicia sentir, sí, sentir el roce de sus labios en el suave y dulce rostro de la muchacha. Era una experiencia casi mágica besar sus pezones, escuchar sus tímidos quejidos…de pronto se levantó de la tapa del servicio con ella envuelta en la cintura y rodeándolo con sus piernas, y se metió a la ducha.

Bajo el agua la penetró varias veces de manera incesante y con mucho amor. Sebastián no paraba de besarle los pequeños pero abultados senos de su amante y ella se desesperaba y gemía cada vez que era penetrada.

Al día siguiente, Sebastián se levantó temprano no de madrugada y acudió a la puerta de su villa donde alguien tocaba suave, pero insistentemente. Cuando Sebastián abrió la puerta se encontró con su viejo amigo don Jaime, que venía para ofrecerle un trabajo como administrador de un viejo edificio, que con el paso del tiempo se había convertido en hotel-en los pisos de arriba y en bodegas en los de abajo-, ya que su anciana madre había fallecido recientemente.

Sebastián lo hizo pasar y mientras don Jaime esperaba en la pequeña salita de la villa salinera, el rubicundo irlandés se terminó de vestir. Luego se fueron a tomar unos capuchinos en un bar restaurant de CASA TOSI, y empezaron a conversar sobre el negocio: todo lo que tenía que hacer Sebastián era cobrar la renta del edificio, entregar un recibo y depositar el dinero en un banco, y anualmente pagar el impuesto al Municipio, eso era todo.

Después de que se tomaron sus capuchinos se fueron a ver el viejo edificio y entraron en el hotel para que la encargada conociera al nuevo cobrador de la renta. Luego Sebastián quedó libre y don Jaime lo dejó en su villa.

Ni bien llegó, el fornido y barrigón muchacho se metió al baño y se duchó, luego se metió dentro de un traje de baño, cogió su tabla Mark Richards, de dos quillas, y sin desayunar, se fue caminando para coger olas en Shit Bay.

Cuando llegó hasta el edificio EL TIBURON se metió al agua y empezó a remar el largo, largo trayecto hasta coronar las peligrosas rocas de Shit Bay. Mientras remaba iba pasando por en medio de asombrados turistas que se estaban bañando satisfactoriamente bajo el fuerte sol de la temporada y volvían sus cabezas para ver a este tipo raro que se dirigía con su tabla hasta la punta más extrema de Salinas, junto a una base militar.

El punto estaba preñado de olas que se paraban hasta alcanzar la altura de dos y tres metros, y por el efecto del viento, se paraban y se cerraban violentamente, y el pobre Sebastián tenía que remar y remar la maldita espuma que lo empujaba peligrosamente contra las rocas, pero este viejo surfer, ya era un veterano de Salinas y sus hombros tenían las credenciales como para resistir el embate de las tandas de barredoras.

Cuando finalmente el rey Neptuno le dio una pequeña tregua, Sebastián logró coronar la punta del point y se quedó ahí, flotando y remando, remando y flotando, y con la mirada en el horizonte en busca de la llegada de las mama rusas.

Su mente estaba completamente concentrada y fija en las diferentes sensaciones y posibilidades estéticas, que el mar le ofrecía. El frío del agua le penetraba hasta los huesos, desde la cintura para bajo y los fuertes rayos del sol lo quemaban desde la cabeza hasta la cintura.

Cada vez que la corriente lo arrastraba, se volvía a acostar sobre la tabla y volvía a remar para colocarse en la posición correcta para cazar una buena ola salinera.

Cuando empezaron a llegar las olas, Sebastián se lanzó en la búsqueda de la más grande de toda la tanda y rebasó las paredes de agua de las dos primeras para encontrarse de frente con una bestial pared de agua, que, en la medida que se iba acercando, se iba enconchando, por lo que el hombre se viró, la empezó a remar y se fue en ella a toda velocidad.

Así se mantuvo hasta que el sol comenzó a declinar y completamente agotado empezó a remar de regreso a la orilla. Todavía había luz cuando pisó arena y sus ojos se alegraron al ver a Roxane, sentada en la arena, envuelta en una toalla y con sus ojos protegidos por unas gafas muy punk, y ella le dijo:

- Te va a dar cáncer en la piel por exponerte de esa manera al sol…

- Mi piel no tiene ningún problema con el sol…mi piel ama al sol…mi problema es con el frío…¿cómo así estás aquí?

- Te ví con el telescopio del balcón cuando venías para acá y me vine a esperarte, ¿tienes hambre?

- Estoy que ladro de hambre, ni siquiera he desayunado…

- Vamos para invitarte un plato de comida, ¿qué quieres comer?

- Yo te llevo, conozco un lugar donde preparan unos gigantescos lomos a lo pobre con arroz y menestra…

- ¿Unos qué?

- Lomos a lo pobre, ¿nunca has escuchado de ese plato?

- En Quito no conocemos esa clase de plato, ¡lomo a lo pobre!, ¿y por qué le llaman así?

- No tengo la menor idea, pero sé que te lo sirven con una tremenda sábana de carne, que te cansas y te terminan doliendo las mandíbulas de tanto masticar…

- ¡No me digas!

Cuando la linda parejita llegó cerca de la casa de Iván empezaron a oler el tufo de las carnes asadas y ya la oscuridad de la noche empezaba a cerrarse sobre las calles de Salinas. Durante todo el trayecto, Sebastián se cansaba de cargar la tabla y no paraba de pasársela de un brazo al otro, así que se sintió aliviado cuando llegaron al pequeño establecimiento pobremente iluminado con un foquillo y se sentaron.

La dulce serranita le pidió al cocinero, que era también el mesero, dos platos de lomo a lo pobre y se volvió hacia su amante.

Sebastián tiritaba de frío que se hacía más molestoso por el pantalón de baño mojado, y Roxy pronto se percató de su malestar y le tendió la toalla para que su hermoso amante cubriera sus poderosos hombros y espaldas con ella y se cubriera un poco del frío de la noche salinera. Ella estaba contenta por ser la segunda vez que le daba de comer a este hombre tan simpático y que la había amado tan dulcemente hasta hacerla estallar varias veces la noche anterior.

De pronto apareció de entre la penumbra, Iván, el amigo de Sebastián y lo saludo:

- ¡Habla mi pana!

- Te presento a mi enamorada Roxy…

- ¡Hola!- saludó la chica con la gracia y el acento de las quiteñas aniñadas de EL BATAN-.

- Hola, mi amiga, ¿cómo le va?, ¿están probando la especialidad de la casa?

- Aquí me trajo su amigo que se muere de hambre…

- Ni siquiera he desayunado- acotó Sebastián-.

- ¡Vaya ahí!, ¡yo les pongo las cervezas y me voy porque tengo que trabajar!

Iván prácticamente vivía de las rentas de los alquileres de los cuatro departamentos de su gran villa, pero además para redondear su presupuesto preparaba y vendía tarrinas de comida a los empleados del Mi Comisariato. Con ese dinero tenía que ayudar a su hermano que recientemente había sufrido un derrame cerebral, que le había paralizado todo el lado izquierdo del cuerpo y parte del lado derecho de la cara.

Al principio el pobre muchacho estuvo al borde de la muerte y cuando Sebastián lo fue a visitar, ayudaba a Iván a levantarlo de la cama, para que las enfermeras cambien las sábanas orinadas y lo sentaron en una silla de ruedas muy criolla y lo llevaron a hacer fila para esperar su turno para el baño y mientras tanto Iván le pidió a su amigo que le leyera unos textos de las doctrinas de los Testigos de Jehová. Todo eso había sido muy penoso. Después del baño del enfermo, Sebastián sintió un gran alivio cuando lo sacó a pasear al soleado patio ya que estar en aquel pabellón repleto de enfermos lo deprimía sobremanera, y cuando lo sacó al enfermo al soleado patio, le susurraba al oído a Lalo que silbara para que se recuperara más rápido y que tenga fe y esperanza ya que todo aquello era una maldita pesadilla, pero temporal, un mal sueño y que pronto se recuperaría y se irían a la playa y correrían buenas olas en Canoa.

Todos aquellos recuerdos surcaban la mente de Sebastián mientras comía en silencio al tiempo que asentía sin escuchar verdaderamente a las palabras de Roxi, que le hablaba sobre lo lindo y lo tranquilo que le parecía la vida nocturna de Salinas. Y Sebastián le preguntó cuando su mente aterrizó nuevamente sobre el restaurant:

- ¿Y por qué no te quedas a vivir aquí?

- ¿Te gustaría que me quedara a vivir aquí, en la playa?, ¿contigo?

- ¿Crees que te dejarían tus padres?

- Les daría un ataque al enterarse que dejo de estudiar en el AMERICANO, para venir acá a estudiar en EL RUBIRA y a VIVIR contigo.

- ¿Crees que te desheredarían?

- Mi papá se resentiría muchísimo, pero mi madre me protegería hasta el último día de su vida…

- Sería una gran conmoción.

- Sí, lo sería.

- Entonces no te voy a pedir que te quedes conmigo, aquí, en Salinas.

- ¡Estás loco!, ¿y tú?, ¿por qué no te vienes a vivir conmigo a Quito?

- El frío me destroza y allá no hay olas. Nunca podría vivir sin correr olas.

- ¿Las olas serían más importantes para ti, que vivir con la mujer que amas?

- No lo sé…de todos modos no lo dije tan en serio, pero me fastidia la idea de no volverte a ver cuando se acaben tus vacaciones.

- ¿Tanto así?

- Me gusta verte cada vez que salgo del agua, en verdad eres super linda y tu dulzura me marea, es como una droga que siempre me deja insatisfecho. Hoy al verte en la arena cuando salí del agua sentí que el corazón me brincaba en el pecho.

- ¿Tanto así?

- ¿Qué tal está tu lomo a lo pobre?

- Prefiero el cebiche mixto…

- Lo que pasa es que eres una quiteña con gustos costeños, por eso te fijaste en mí…

- Un momentito, mi señor, yo estaba tranquilita, sentadita con mi amiga cuando usted vino y se presentó todo galanteador y me alborotó toda con esa mirada de chico malo…

- Dime la verdad, ¿cómo es que te apareciste en Paco Illescas?

- Pura coincidencia, ya antes había caminado por ahí y me había fijado que en ese lugar se reunían los surfers y me pareció un espectáculo tan bonito como apacible. Verlos bajar las olas es algo tan bonito, que esa mañana fui temprano para verlos y sentirme bien.

Sebastián sabía que Roxana lo amaba en secreto y ella sabía que él la adoraba y cuando finalmente pudieran consumar su pasión en Montaña, él la embestiría con tanta ternura reprimida y ella lo recibiría con tanta pasión contenida y se amarían tan completamente, tan ardorosamente, que su pasión les arrancaría lágrimas y les dolería el corazón y en la frente de ella se brotarían pequeñas venitas por la intensidad de su amor tan correspondido, tan maravillosamente fiel, respetuoso y correspondido…

- ¿Te gustaría venirte a vivir conmigo a Montañita?-le preguntó sin más ni más Sebastián a Roxane, dejándola perpleja-.

- ¿A vivir a Montaña?, ¿cuándo se te ocurrió esa idea?

- Tengo la posibilidad de ir a trabajar como asistente de obra en la construcción de un HOTEL.

- ¿Qué crees que pensarían mis padres si te dejo llevarme para allá, a la casa de la risa?

- No sé, eso es algo que tienes que arreglar con tus padres…la oferta está echada sobre el tapete…siempre e querido vivir una temporada por allá, ¿por qué no te vienes conmigo?

Después de una semana Sebastián empezó a preparar maletas para coger la chichera que lo llevaría a Montañita, en la madrugada había recibido una llamada de la constructora para que se trasladase para allá inmediatamente.

Cuando Sebastián se disponía a salir de la villa y al abrir la puerta ahí estaba su serrana, sentada en el camino de conchilla con su gran mochila a un lado. Y mirándolo a la cara le dijo:

- ¿Ya está listo mi monito?

- ¿En serio te vienes conmigo?

El camino le pareció a la linda parejita lleno de paisajes soleados, el desierto lucía maravilloso y Sebastián pensaba:

“What that fuck is going on, here?!

Pero nada de eso tenía importancia ahora. Estaban juntos. Desde que él le había ofrecido llevarla a Montaña, Roxane no le había respondido y después de mucho tiempo, él se había enterado de que ella le había solicitado el permiso a sus padres a la hora del almuerzo provocando una escena dramática en la familia, y luego se había empecinado y había llorado y también suplicado hasta que finalmente los padres la dieron por loca y se rindieron…la madre le dijo con voz trémula detrás de la puerta de su cuarto que se encontraba cerrada a cal y canto:

- ¿Pero, al menos, él se va a casar contigo?, ¿no?

Cuando llegaron, Sebastián se dirigió al HOTEL MAYFLOWER, donde un amigo que simpatizaba con Mario le había propuesto alguna vez que se viniera a pasar unas vacaciones.

El HOTEL MAYFLOWER, quedaba justo a la entrada de Montañita en la primera calle a la derecha. Lo que a Ricky le molestaba era la situación de Roxane, le preocupaba que sea una menor de edad y que Sebastián se la haya raptado. Sebastián tuvo que hablar más de una hora frente a Ricky y soltarle todo el rollo del trabajo con la constructora para tranquilizarlo.

Así que cuando Ricky se quedó tranquilo, Sebastián y su chica se fueron a dar una vuelta por Montañita. Sebastián no venía a Montaña desde hacía veinte años y lo encontró todo cambiadísimo. Cuando se cansaron de dar vueltas se apearon en una pequeña tiendita y almorzaron a las tres de la tarde unas dos latas de sardina con pan y cola negra.

Entonces Roxy le dijo a su novio en el oído, mientras le señalaba con la cabeza a una linda hippie que vigilaba a su guagua que jugaba distraídamente:

- No hay nada más triste y desesperante que ver a una madre soltera criando a su hijo sola y desamparada…

Cuando comenzaron el camino de regreso les dolían las piernas y llegaron muertos al MAYFLOWER a ducharse y a bañarse y finalmente a descansar en una mediana carpita que Ricky les había alquilado en el tercer piso.

Sebastián se quedó profundamente dormido y se despertó a eso de la media noche y descubrió a Erica sentada en el malecón, sola y con la mochila a un costado mirando el maravilloso atardecer. Sebastián tomó nota del asunto:

El sol crepuscular, anaranjado, atómico, oculto entre las nubes rosa, se funde en completa armonía y éxtasis con el azul horizonte marino.

Entre las nubes hay un hueco incandescente que brilla, sí, sí, sí, brilla con la fuerza de un Dios libertino y decadente del Olimpo, es el mismo Zeus que se apaga para siempre tras las cimas de la isla de Creta.

Sebastián le preguntó a Erica si tenía donde hospedarse y ella le dijo que estaba esperando a un amigo y no volvió a tomar más asunto y se dedicó a vigilar las varillas de hierro y los sacos de cemento que llegaban de la bodega a la construcción.

A la hora del almuerzo, Sebastián sabía que Erica iba a estar perdida por ahí sin un lugar donde descansar así que salió a buscarla y la encontró sentada media dormida e incómoda y la despertó suavemente y se la llevó al MAYFLOWER, y le pagó a Pati para que le alquilara una carpa y descansara.

Luego Sebastián regresaría al trabajo para vigilar que los obreros no regaran la mezcla de cemento y que no se robaran los sacos.

Cuando llegaron las seis de la tarde, Sebastián se sentía molido, no había un solo ganglio en el cuerpo que no le doliera y se fue al Mayflower. Roxy estaba en la cocina, pero Sebastián se fue directo a su carpa. Subió aquellos anchos peldaños de madera como si fuera un cadáver y cuando se metió en la carpa tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para sacarse la ropa, envolverse en una toalla y salir para meterse en el baño. Se encontraba en la segunda enjabonada cuando Erica entró en el baño y se le metió en la ducha. Antes haló la válvula para que se vaya la mierda que Sebastián recién había evacuado y su cuerpo se le enroscó como una gigantesca serpiente pitón en el fornido cuerpo de su benefactor, su cuerpo del color de la oliva estaba ardiendo en fiebre y le preguntó a su futuro amante:

- ¿Quieres que te enjabone la espalda?

Ella ponía su vello púbico tan cerca del miembro de Sebastián que era imposible que él no se excitara. Pero Sebastián se sentía cohibido porque sabía que Roxy estaba abajo en la cocina.

- ¡Maldita sea, me pones en un aprieto!

- ¿Quieres que me vaya?

- No sé lo que quiero, quisiera que te detengas…no tenía pensado esto, sólo quería bañarme y meterme en la cama…

- Entonces te estaré esperando en mi carpa…

- ¡Gracias!, ¡y disculpa!

Cuando Erica se salió del baño, Sebastián se sintió más tranquilo y el corazón dejó de latirle con fuerza. Cuando terminó de bañarse se secó como pudo y se envolvió en una toalla y se metió en su carpa sin antes percatarse de que en la carpa de Erica había una débil luz encendida, seguramente estuviera leyendo un libro.

Pronto el viejo y agotado surfista se fue quedando dormido y perdió toda conciencia con lo que estaba a su alrededor.

Cuando se despertó, encontró el cuerpo de Roxy a su lado y estaba inerte, así que se vistió muy despacio dentro de la carpa para no despertar a su amada, se colocó su hawaiana, se enfundó en su blue jean y se metió en sus nike’s y se fue a la planta baja para comer algo porque se encontraba hambriento. Cuando llegó a la cocina, se encontró con una linda rubia que se hallaba calentando su comida, la comida que Roxy le había dejado sobre la estufa…

- ¡Hola!- le dijo Pierina-, ¿ésta comida es tuya?

- Me temo que sí, pero si no te incomoda la podemos compartir, desde que estoy viviendo en Montaña he experimentado dos fenómenos fisiológicos interesantes: no siento sed y me lleno el estómago fácilmente.

- ¡Te has venido a vivir para acá!, por tu acento pareces guayaquileño…

- Lo soy, pero desde hace mucho tiempo vivo en Salinas y he venido a vivir y trabajar en Montaña…

- Entiendo, bueno si no hay problema podemos comer los dos del mismo plato, yo estoy esperando a un vecino tuyo, que se ha alojado en una de esas lindas carpas del tercer piso, ¿quieres fumar?

- ¿Tú tienes?

- Me queda un poco de weed…

- Yo tengo encendedor.

Pronto la cocina hippie del Mayflower se inundó, brevemente, del humo acre de la weed de Pierina y Sebastián supo de nuevo lo que es la felicidad al satisfacer dos necesidades muy arraigadas en su persona el hambre y la soledad.

Cuando terminaron de comer, Pierina se sintió muy excitada, era como si entre sus piernas tuviera un jodido yogurt y muy disimuladamente le preguntó a su nuevo amigo si aquel cuarto de enfrente estaba vacío. Sebastián pensó que la chica lo quería alquilar y para hacerle un favor a su amigo Ricky, se lo enseñó, ya que estaba desocupado y en la puerta colgaba el candado con la llave.

Cuando entraron Pierina se colocó justo detrás de su nuevo amigo y mientras él le enseñaba el cuarto que poseía un olor rancio por la humedad, ella se le acercó mucho por detrás hasta colocar su sexo sobre las nalgas de él y luego aspiró el delicioso perfume parisino que fluía detrás de las orejas de Sebastián.

A pesar de que éste estaba grifote, se dio perfecta cuenta de la situación y experimentó una fuerte erección. Su mente se disparó y en honor a Pierina, recordó un poema egipcio:

¡Flor de sam; estoy en el jardín!

Yo soy tu primera hermana;

Donde he plantado flores

Y toda clase de hierbas olorosas.

Ameno es el estanque que tu mano cavó

Al fresco soplo de la brisa del norte;

El bello lugar recibe nuestros pasos,

Cuando tu mano reposa sobre la mía

Mi corazón se sacia de alegría

Cuando paseamos juntos

La cosa más suave para mí

Es oír tu voz;

Yo vivo porque la oígo…

Y ella actuó como si le hubiera leído la mente… y le dijo:

- ¿Quieres caminar conmigo por el centro?

- Bueno…

- ¿O quieres joder conmigo en este cuarto?

- ¡Demonios, pensé que nunca me lo preguntarías!

Y de inmediato se encerraron en el cuarto y Sebastián le hacía señas de que apagara la luz y de que no hiciera bulla.

Definitivamente Pierina era una wild cherry y rápidamente se sacó la ropa y se le montó encima al pobre viejo y gordo Sebastián. El peso de su cuerpo y la excitación lo iba volviendo loco y él empezó a succionarle sus pequeños globitos con tanta desesperación que ella empezó a jadear.

- ¡Por favor no hagas bulla!

- ¡Es que me estás haciendo acabar y todavía no me penetras!, ¡oh Dios qué excelente amante eres!

Al día siguiente Sebastián se despertó con todo el cuerpo molido, miró por la ventana del cuarto y eran las seis de la mañana y no había regresado a la carpa con Roxy. ¡Repámpanos! Rápidamente subió las escaleras y se metió en el baño y se restregó con abundante espuma de jabón, y se volvió a enfundar en la misma ropa y fue directo a la carpa, donde Roxy seguía dormida.

- Cariño, cariño, despierta, me tengo que ir al trabajo…

- ¿Qué hora es?

- Las seis y media, ¿tienes dinero para el desayuno?

- Sí, pero, ¿dónde se desayuna aquí?

- Para ahorrar cómete unos panes con cola en la panadería EL TRIGAL o vete donde la señora Elena.

- Bueno, ahora, déjame dormir…

- Sí, claro, como tú digas…

- ¿Adónde fuiste anoche?

- Ahora no puedo conversar tengo que irme…

- Dame un beso de despedida…

Aquel día de trabajo fue un infierno ya que Sebastián tenía que registrar todo el material que salía de bodega y el HOTEL estaba en tal posición que tenía que hacerse ocho para recibir los materiales que le llegaban por dos distintas calles. Luego se dio cuenta de que la libreta que había llevado estaba a punto de acabarse y se fue caminando tranquilamente a la tienda de don Emilio para comprar otra. Cuando llegó lo atendió muy amablemente la señora y le ofreció una libretita con un TIKO TIKO en la portada y Sebastián le dijo entre dientes:

- ¡Pero no me dé el de TIKO TIKO, deme uno más serio!

- Usted me hace reír-le respondió la señora-, y le dio una libretita con una portada de una conejita de PLAYBOY.

En ese momento ya Sebastián comprendió que tenía que regresar al trabajo y que no tenía tiempo para poner patas arriba la tienda hasta encontrar la libreta adecuada, así que acepto a regañadientes, la libretita con la conejita PLAYBOY y se fue de ahí, exclamando un ¡Jesús!

Cuando llegó ya por la noche al MAYFLOWER, venía cenando de donde la señora Elena y subió aquellas escaleras completamente agotado hasta llegar a la tercera planta y ya en la entrada aquel hotel estaba lleno de gringos y ya en el segundo piso se dio cuenta de que algo estaba mal porque todo estaba a oscuras, así que cuando finalmente arribó, se encendieron las luces y Roxy, Erica, Pierina y dos vecinos más le gritaron ¡sorpresa volkswagen amarillo!

Con tanto ajetreo, Sebastián se había olvidado por completo de que era su cumpleaños. Roxy, Erica y Pierina estaban completamente borrachas de dulce vino y los otros dos vecinos estaban saturados de yerba.

- ¡Maldita sea, de verdad estamos veinte y cinco de enero!

Roxy se le acercó y le dijo mientras le lanzaba el aliento a vinazo en el rostro:

- ¡Ya sé lo que hiciste anoche!, ¡picarón!

- Ya lo sabes, ¡créeme que lo puedo explicar todo!

- ¡No hay nada que explicar!, ¡y por favor no me decepciones!-le gritó Pierina-, ¡anoche fuimos amantes!

A estas alturas, en un tercer piso, ¡en Montañita!, Sebastián se rindió, simplemente aceptó un porro que le brindaba uno de los vecinos, amigo de Erica y Pierina y que todos lo apodaban:”PUEDE SER” y empezó a fumar, aunque ya nada valía la pena mantener en secreto, le agradecía a Erica, que un poco más sensata, no le haya contado también a Roxy el pequeño asunto que tuvieron en el baño, cuando él se resistió a se violado después del trabajo. Luego se le vino a la mente de Sebastián este triste pensamiento:

La dificultad para tener una feliz y saludable relación sexual con una amante, radica en el problema de querer mantener todo bajo secreto. Sin el secreto la relación se interrumpe y ya no hay una amante sino más bien un escándalo, pero con el secreto las cosas no son psicológicamente tan fáciles, tampoco, porque el secreto mata y destruye la psiquis de las personas.

Luego apareció con los ojos rojos y desenfocados, entre una nube de yerba el vecino al que todos apodaban EL ANTROPOLOGO, poseedor de un degree de la universidad de Huntington. Su porte lo utilizaba para andar de un lado para el otro y después de unos cuantos pipazos ya se creía Leonardo Di Caprio en una fantasía fílmica de hashís. Se encaramaba en una saliente del techo del hotel de Ricky y le provocaba angustias a Erica, que le decía con su vocecita:

- ¡Oye bájate de ahí!

- ¿Qué tal vecino?, ¿le gusta mi weed?, la he traído directamente de New York, ¿le gusta?, oiga vecino, regáleme un jabón, y también una toalla, y hágame un hijo, vecino…

- Desde el primer momento que la fumé se me congeló el sudor y me siento más relajado, pero ahora lo que quiero es bañarme…y con respecto a lo demás estás loco de remate y no quiero saber nada más de esa locura…

Y el vecino ANTROPOLOGO le hizo una señal con la mano muy afrancesada de fin de siglo, que significaba: “adelante siga usted”…

Entonces Sebastián dejó su jodido casco dentro de la carpa y cogió, el jabón, la pasta de dientes y la toalla y cruzó hacia el baño. Cuando estuvo adentro se desnudó y se sentó en la taza para pegar su habitual cague y luego se metió en la ducha para limpiarse y purificarse el cuerpo de todas las cochinas toxinas que había expulsado su organismo con la transpiración.

Cuando ya estaba a punto de salir le empezaron a golpear la puerta como si se la quisieran tumbar…

- Vecino soy yo el ANTROPOLOGO, que le tengo un regalito de cumpleaños…

- Maldita sea-exclamó Sebastián-, primero me pides un jabón, luego una toalla, luego quieres que te haga un hijo ¿y ahora qué quieres?

Cuando abrió la puerta se encontró con Roxy y Pierina desnudas, que aprovecharon para empujar y meterse en el baño a la fuerza.

- Bueno, bueno, bueno, déjame ver si entiendo bien toda esta locura…

- No se trata de entender nada, men…-dijo Pierina-, hoy te bañas con nosotras…

- Sí, eso te pasa por picarón…-dijo Roxy-. Y las dos chicas se metieron en el baño con su amante Sebastián, mientras Erica se quedaba sola y triste bebiéndose su vasito de vino.

El sol pegaba sobre la ola y la volvía de un verde cristalino, de jade, y la espuma parecía brillar con fuego incandescente.

El tiempo había transcurrido volando como dice Manilow: “time flyes when you having fun, men”…

Unas veces Sebastián sentía preferencia por las nalgas de Roxana y en otras ocasiones por las de Pierina, para Sebastián era un gusto verlas semidesnudas cogiendo el sol matutino de la playa con sus cabellos forrados por pañuelos, sus tangas metiéndoseles entre los glúteos y oliendo el perfume de sus bloqueadores solares que se untaban generosa y seximente sobre sus blancas pieles.

Roxane era más barrigoncita, pero su cuerpo era igual de seductor que el de Pierina.

El sol pegaba sobre el hueco de la ola y ésta lo reflejaba convirtiendo al mar en un espejo de burbujas incandescentes.

El ombligo de Roxane parecía flotar en medio de una sexi pipa de grasa, ver aquello era disfrutar de un espectáculo casi obsceno. Ambas tenían las uñas pintadas de rojo.

Sebastián sentía un profundo amor por Roxane, aquel amor era bellamente correspondido con ternura, toda la ternura del mundo, pero el amor de Pierina era salvaje y exuberante, loca, loca, loca de atar y cuando Sebastián se apoyaba en ella, sentía que se le salían todos los tornillos de la cabeza y quedaba majareta. ¡Menudo problema!, su corazón estaba dividido, ¡su corazón!, este órgano de Sebastián era tan grande que ahora estaba dividido por el amor de dos mujeres, que sentían verdadero frenesí cuando se acostaban con él, por lo que Sebastián decidió irse a vivir a la carpa de Pierina durante una semana y en la siguiente con Roxane.

Algunas veces esta situación le hacía mal a Roxane y borracha le reprochaba, que no se decidiera y en otras ocasiones disfrutaba de esta poligamia porque adoraba a Pierina y porque ella la hacía partícipe de todas sus locuras. Las dos en general se habían dado a fumar demasiada yerba para el gusto de Sebastián.

Entre las dos experimentaban con Sebastián con el sexo imaginativo de tal manera que cuando Sebastián la montaba a Pierina ella le hablaba de los atributos sexuales de Roxi y lo inducía a terminar dentro de ella pensando en Roxi y lo mismo hacía Roxi al inducirlo a Sebastián a terminar dentro de ella pensando en Pierina. Hasta que en una ocasión, Sebastián cayó en la cuenta de todo el asunto y les dijo a las dos:

- ¡Estáis locas de remate!

En cambio él como todo buen patriarca a veces salía solo en los fines de semana con una botella de whisky en la mano y se sentaba en la esquina de la obra en construcción y disfrutaba de aquellas mañanas con fuerte frío y garúa mientras las olas de la punta se paraban detrás de la roca.

Una noche Sebastián se levantó del lecho, se vistió y se fue a caminar al HOLA OLA y se encontró con una Lucky GIRL y como ya se habían visto en el trabajo, porque ella le había pedido que le regale unas cañas a lo que él se había opuesto a regañadientes, incluso, se tomó la molestia de explicarle el motivo, aquella noche ella le restregaba en el rostro el haberle negado unos miserables pedazos de caña, pero él le decía que no tenía ningún poder como ella afirmaba para darle las cañitas que si por él hubiera sido le regalaba todo el jodido edificio. Pero Lucky Girl insistía…

Tal vez estaba borracha o quería sexo, Sebastián no lo sabía…

-¡Me negaste unas cañas miserables!

- En ese mismo día había recibido la orden específica de no regalar los desechos porque todo iba a ser reciclado, y arriba estaba siendo vigilidado por unos trabajadores que no estaban bajo mis órdenes…

-No entiendo, ¡cómo es eso que tú que eras el jefe y eras vigilado por los trabajadores!

- ¡Te me pareces a Barbara Straisend!

- ¡Ahora sí, recién te estás aflojando!, ¡se te ve muy cargado!

- ¿Fumas yerba?

- Sí, ¿quieres un poco?

- Sí…

- ¿Dónde estás hospedado?

- Donde Ricky en el Mayflower…

- ¿Quieres venirte conmigo?, Yo estoy más allá del Donkin Donas…

Mientras iban caminando ella le tomó por el brazo y mirando románticamente a las estrellas, ella le preguntó:

- ¿Le temes a la muerte?

- Sí, y mucho…

- ¡Por qué!

- Recuerda que soy escritor y mis fuentes literarias provienen del viejo y decadente mundo de Maupassant y Balzac…

- ¿Y?

- Ellos te enseñan a amar completamente a la vida y a temerle a la muerte, a la pobreza y a la locura…

Pronto llegaron a su departamento con un estilo arquitectónico muy hawaiano, todo de madera curada y grandes tablones gruesos como peldaños de las escaleras.

Cuando se desnudaron ella se sintió libre de mover las caderas, sensual y provocativamente, frente a él y de caminarle desnuda por entre sus narices y hacerle la paja a su nuevo amante. Luego interrumpía la paja para chuparle las bolas y el pene y de pasada le lamía el ano.

Aquella noche Lucky Ladie se sentía solitaria y le conversaba a Sebastián sobre su madre y la relación extraña que tenían y que había culminado con una entrega de dinero por correo para que ella parara un pequeño negocio, y luego la conversación saltó sobre su último amante que la dejó botada después de seis años de relaciones ininterrumpidas.

Su situación psicológica era de penumbra porque le contaba a Sebastián una serie de cosas y le daba a entender que era una hooker, pero luego lo negaba enfáticamente. Sus pensamientos eran confusos, y Sebastián no alcanzaba a comprender lo que ella quería, ¿quería sexo pero luego se desanimaba?, ¿quería conversar, pero luego, se quedaba callada esperando una respuesta a una pregunta ya hecha?

En la atormentada mente de Sebastián sonaba el timbre de la alarma, tenía que regresar al hotel para descansar un poco, al día siguiente tenía que regresar. Entonces ella le dijo:

-¿Qué te parecería la idea de darte doscientos dólares si me haces un hijo?

- ¿Acaso usted no necesita el dinero?

- ¡El dinero se lo hace!

- ¡Así de simple!, ¡pero claro para los que pueden trabajar!

- ¿Qué decides?, ¿sí o no?

- ¿No te parece un poco precipitado este asunto?, ¡no te parece algo loco, impulsivo y traído de los cabellos!

- Tengo treinta y tres años y tengo la edad justa para ser madre y todos mis problemas económicos bien resueltos con mi propio negocio…

- ¡Creo que tenemos que hablar de este asunto otro día!, ¡ahora estoy borracho!- y Sebastián se levantó a regañadientes de la cama calientita por el calor de su amante y en medio del tremendo frío de las madrugadas de Montaña, se empezó a vestir-.

- Huye, gringo, vete a dormir a tu carpita, por ahora puedes escapar, pero tarde o temprano regresarás a mí porque sólo yo puedo ver el poder que tienes y que todavía no lo descubres…

- ¡El poder!, y ¡dale con esa locura, mujer!, yo no sé de qué jodido poder me hablas…

- Regresarás a mí…

- ¿Por qué estás tan segura?

- Porque muy en el fondo sabes que soy tu Lucky one…

Y Sebastián se quedó callado, aturdido y más bien asombrado por la repentina fascinación que había provocado en aquella deliciosa mujercita…

Las noches en Montaña son tremendamente frías y silenciosas, pero su cielo no es como el de Canoa, tachonado de estrellas.

Cuando llegó al Mayflower ya se podía sentir el terrible frío que se experimenta poco antes de que comiencen a salir los primeros rayos del sol.

Cuando llegó a la tercera planta, encontró sentada en las penumbras a Erica, con las piernas cruzadas en la posición de loto y fumando un porro de yerba. Ella lo saludó:

- ¡Hola!

- ¿Qué tal?, ¿has madrugado o no has dormido nada?

- No lo sé, creo que te estaba esperando…

- ¿Necesitas algo?

- ¿Quiero saber el porqué me ayudaste sin pedirme nada a cambio?, ¿y el porqué no quisiste joder conmigo en el baño?

- ¡Es curioso!, ¡yo tampoco tengo una respuesta coherente para esa pregunta, además ahorita estoy muy borracho y cansado!

- ¡Por favor, no lo entiendo, dímelo!

- No lo sé, sólo quise ayudarte…y nuestro asunto en el baño, ¡demonios!, mi enamorada estaba abajo en la cocina, no soy tan cínico para arriesgarme a que me coja así

- A ella no le hubiera importado…

- Recuerda que eran los primeros días en Montaña, no es lo mismo que si ya lleváramos varios meses, aquí, viviendo en esta atmósfera enrarecida de manicomio…

- ¿Sabías que hay una leyenda que dice que si pasas más de tres meses en Montaña o Canoa, el clima te pone cucú, te dá vueltas el cerebro, te dejas crecer la barba, te tatúas en el pecho, todo te tiene sin cuidado y por último terminas deschavetado, corriendo desnudo por la playa…

- ¿Me estás tomando el pelo, verdad?

- ¡Es en serio!, ¿quieres fumarte un toque?

- Me quiero bañar, lavarme los dientes, desayunar e irme a trabajar…

Entonces Erica se puso de pié y avanzó agresivamente hacia Sebastián, se le puso muy cerca aunque su estatura era menor que la de él y le acercó los labios muy cerca del oído de ella y le dijo:

- ¿Quieres bañarte conmigo?, te puedo enjabonar la espalda, te puedo comer a besos, te puedo hacer acabar en pocos minutos…

- ¡Maldita sea, Erica, siempre me coges cuando estoy desmayado!

- ¡Sabía que te morías de ganas por joderme, lo sabía desde que me recogiste y me trajiste aquí!, ¿al menos te puedo preparar el desayuno?, ¿quieres huevos revueltos?, eso es bueno para devolverte las energías y ponerte bien tieso el miembro, ¿no crees?

- Igual no podemos hacer nada, para entonces, las chicas estarán despiertas y armando pendencia…

- ¡Pero me puedes joder cuando regreses o te puedo ir a buscar al trabajo a la hora del almuerzo!

- ¡Por Dios, Erica, me estás volviendo loco, ya tengo dos mujeres, ¿qué es lo que quieres?, ¿ser la tercera?

- Te prometo que si me jodes te va a gustar tanto que no querrás joder con ninguna otra?

- ¡Estamos desvariando!, ¿qué manera de hablar huevadas?, ¡basta ya!, ¿por qué es tan importante para ti joder conmigo?

- Nunca, nunca nadie ha hecho algo por mí en forma desinteresada, además me enteré de que escribes poesía erótica y cuando las chicas y yo nos fumamos un grifo dentro de tu carpa, ví que lees a Henry Miller y a mí me encanta Miller, ¿también escribes novelas de ese tipo?

- Sí, pero ahora estoy muy cansado y sí me gustaría unos huevos revueltos, ¡chica estás que ardes!

- No hago el amor desde hace tres meses porque nadie me inspiraba algunas ganas, pero de pronto llegas tú y me pagas una carpa ¡sin pedirme nada!, ¡y luego te niegas a joderme cuando estamos desnudos en el baño!, entonces realmente, quiero saber qué clase de hombre eres tú…

- Sólo uno que siempre coges cuando está o muy cansado o muy estresado- le respondió Sebastián y le dio un beso en la frente, y se metió en el baño…y sintió que Erica estuvo a punto de seguirlo, hasta pudo oír su suspiro que a Sebastián le destrozó el corazón-.

Todas las mañanas Sebastián aprovechaba la hora del almuerzo para disfrutar del show de los locales que se metían a correr el beach break y entre ellos había un niño de diez años…,¡aquello asombró sobremanera a Sebastián!, y decidió alquilar todos los días una tabla para meterse al agua durante el lunch, para ponerse a remar y hacer un poco de ejercicio.

De pronto sus pensamientos se interrumpieron cuando frente a su rostro apareció una linda danesita con una canasta repleta de trufas con avena, manjar y maní sobre el chocolate, adornadas con una flor roja, y Sebastián le compró tres a cincuenta centavos cada una. Muchas veces llegaban a la construcción, gringas vendiendo galletas tortitas, empanadas, y Sebastián las hacía subir al incipiente edificio a ofrecer sus deliciosas variedades gastronómicas a los empleados para que le hagan el gasto. Muchas de ellas lucían como tocados grandes y voluptuosas trenzas y muchas veces estaban descalzas.

Cuando terminó la agotadora jornada de trabajo y Sebastián regresó a la tercera planta del Mayflower, se encontró con la gratísima sorpresa de ver acostada en una hamaca roja a su amiguita de Salinas, la SHANGAI girl, vistiendo un straple púrpura, y una faldita blue jean, que le quedaba super ajustada, y le dejaba adivinar al espectador, sus hermosas y fornidas piernas.

Roxane le dijo en tono festivo:

- ¡Mira quién está aquí!

- Sí, ya me di cuenta, ¿cómo te va niña?

- ¡Grifota!, ¿quieres un bate?

- Primero quiero bañarme y descabezar un sueño, guárdamelo para más tarde, lo siento, pero esa es mi rutina, ¡he venido a trabajar, acá, sabes!

- Yo te lo guardo- le contestó Cristina con su adorable rostro de muñequita de porcelana china-. Y de inmediato siguió ahí acostada conversando con Roxy y Pierina sobre sus asuntos femeninos, que Sebastián no alcanzó a comprender porque llevaba la cabeza completamente saturada de sol. Aquel día el sol había pegado tan fuerte que la crema LUBRIDERM, que Sebastián utilizaba fue insuficiente y tuvo que comprar un bloqueador de sol para protegerse la piel del rostro.

Cuando salió del baño y se metió en la carpa no pudo dormir mucho tiempo porque después de un rato llegaron a la tercera planta los vecinos PUEDE SER y el ANTROPOLOGO ¡y comenzó el relajo…!

A lo lejos se escuchaba la canción SARA SMILE de Hall& OATES.

El vecino ANTROPOLOGO recién había llegado del valle de los Chillos y había recogido de entre la mierda seca de las vacas unos hongos alucinógenos que los estaba ofreciendo a todo el mundo como si fuese la experiencia intelectual más grande del mundo.

- ¡A ver, vecino, a despertarse, que aquí le traemos unos honguitos para que alucine!- gritaba estentoreamente el vecino ANTROPOLOGO-.

- No gracias, la última vez que experimenté con ese asunto me pegué un susto de muerte…

- ¿Por qué vecino?-preguntó PUEDE SER-.

- Porque me mastiqué una tapa con mermelada a eso de las siete de la mañana y eran las ocho de la noche y seguía arriba, te juro, hermano, no te lo recomiendo-dijo Sebastián-.

De pronto llegó a la puerta de la carpa de Sebastián el dulce perfume de Cristina y le ofreció compartir su batecito. Sebastián le pegó dos fuertes toques y sintió que los músculos del cuello se le relajaban y cuando sus ojos se enfocaron bien pudo ver en el rostro de la SHANGAI GIRL una expresión de ansiedad, como si ella quisiera decirle algo, algún secreto que tuviera escondido en el fondo de su corazón. Y lo que pasaba es que Cristina, Roxana y Pierina habían apostado contra Erica que Cristina lograba seducir a Sebastián y meterse en la cama con él, pero las cosas no se iban a dar así nunca porque había demasiada gente en la tercera planta del Mayflower, y Sebastián en cuestiones de sexo no le gustaba dar espectáculos.

El vecino ANTROPOLOGO estaba fumadote y frustrado porque nadie quería compartir con él su viaje en hongos, y grifote como estaba, se paró en una cornisa y decía que con aquella yerba se sentía como Leonardo Di Caprio, y Erica, angustiada, porque no le gustaban las alturas le gritaba con voz fina:

- ¡Oye bájate de ahí!

Cristina no se rendía y poniendo una carita linda, de puchero, le dijo a Sebastián:

- Tengo hambre, ¿por qué no me llevas a comer?

- ¿Quieres ir a comer algo donde la señora Elena?

- ¡Bueno!

Entonces Sebastián se vistió lenta y cansadamente y se fueron calladitos como escapando de toda la algarabía del tercer piso y se encaminaron hacia el restaurante de la señora Elena.

Cuando llegaron ahí estaba la señora Elena cocinando un delicioso seco de carne y más allá su esposo, Pocho, sentado leyendo el periódico y cuando Sebastián pidió los dos secos de carne, la señora Elena mandó a don Ignacio para que vaya adonde don Emilio a ver dos botellas de cola negra bien heladas.

Entonces Sebastián le preguntó a la señora Elena sobre la iglesia del pueblo y el motivo de que le colocaran el nombre de San Isidro Labrador.

Ella le narró la historia que uno de sus antepasados le había contado: un pescador había encontrado en una de las rocas de la punta donde todavía se acostumbra sacar pulpos, una pequeña imagen del Santo, que en un principio no había reconocido y al llegar a casa lo guardó en un gran baúl, pero más adelante lo llevó a empeñar a una casa donde vendían licores, para poder pegarse unos tragos, pero al Santo no le gustó aquel ambiente, y de manera milagrosa regresó la efigie al baúl, y desde ahí golpeaba, y cuando el pescador empezó a escuchar aquellos golpes se intrigó y cuando abrió la maleta y encontró la imagen del Santo, se quedó completamente asombrado y todavía un poco incrédulo por el misterio divino de aquel milagro.

Y esa era toda la historia del porqué le habían colocado el nombre de San Isidro Labrador a la pequeña iglesia del pueblo de Montañita.

Cristina y Sebastián comieron con gran satisfacción sus secos de carne y las colas y luego, después de agradecer, se levantaron, pagaron la cuenta y salieron a caminar por el pueblo.

Ella sentía frío y Sebastián la abrazó para transmitirle su calor, entonces, ella le propuso no regresar al Mayflower todavía sino que se metieran en otro hotel acompañados de unas botellas de cerveza.

Junto en el malecón había un hotel, el Montañita, donde la pareja se refugió del frío de la noche y de la garúa y alquilaron una habitación con parlantes para escuchar la música de fondo que ponía el disck jockey del bar del hotel.

Sebastián se metió en el baño y roleó y encendió un porro y Cristina se le unió, sentándose en la tapa del servicio, para fumar con él. Le dio varias caladas al cigarro y se fue a la habitación donde se desnudó y se metió en la cama para luego de estirarse y frotar las piernas con el rico frío de las sábanas, proceder a acostarse boca abajo dejando a la vista de Sebastián su enorme y reluciente culo blanco, bien brotado.

Sebastián le dio los últimos toques al bate y también se quitó la ropa y se acostó junto a su amiga y se tapó hasta los hombros con la colcha, pero con la mano izquierda empezó a sobar los preciosos glúteos de Cristina, y ella volteó el rostro para contemplarlo con ojos soñolientos. Luego de un rato le preguntó un poco enigmática:

- ¿Por qué no te subes encima mío y me follas?, ¿no te parece lindo mi culito?

Sebastián le acercó los labios a la frente y le depositó un beso y procedió a acostarse encima del esbelto cuerpo de aquella jovencita y Sebastián descubrió que se sentía muy suave y bien estar encima de ella. De aquel cuerpecito atlético se desprendían olorosas fragancias dulces y enigmáticas como el misterioso chocho de una virgen. Entonces Cristina le susurró con el rostro escondido entre el antebrazo derecho:

- ¡Métalo!

- ¡Eres verdaderamente deliciosa!

- Entonces métalo, que tengo la chucha bien caliente…

Sebastián la volteo a su amiga y sus ojos se quedaron frente a los de ella y no pudo contener una irresistible necesidad de besarle todo el rostro sin dejar ni un solo pequeño espacio que no tocaran sus labios. Así era Sebastián, un tipo que en su interior, desbordaba de ternura, para él joder sin sentimiento era imposible y casi antinatural.

Cristina todavía sin ser penetrada tenía las entrepiernas húmedas por el deseo y su vientre estaba hinchado por la intensidad del deseo. Sentía unos ardores en todo el cuerpo que eran verdaderamente inaguantables.

Sebastián no paraba de cocinar aquella pasión a fuego lento, besándole interminablemente, en el cuello, succionándole los pezones y lamiéndole las axilas. Todo aquello la hacía desesperar aún más a Cristina, hasta que sin poder aguantar más lo empujó y lo volteo y se subió encima de él u se ensartó la tiesa varilla dentro de su chochito y empezó a menearse hasta que su pequeña vaginita se pudo mantecosa como el contenido de una botellita de yogurt y ella sintió que las fuerzas del cuerpo se le iban en la medida en que experimentaba una serie de orgasmos.

Al día siguiente, Sebastián se despertó desnudo enredado en las sábanas de aquel misterioso hotel y el cuerpo de Cristina estaba a su lado boca abajo.

De inmediato se metió en el baño y se enjabonó abundantemente para ir al trabajo. Ni bien llegó a la construcción del hotel, se encontró con una loca alucinada, que se hallaba en cuclillas, escondiéndose de quien sabe qué enemigo imaginario y con una biela en la mano. Hablaba toda loca una serie de incoherencias y lo empezó a involucrar a Sebastián en un asunto dudoso, más bien era un escándalo homosexual, y Sebastián, estaba cansado y no tenía ni tiempo ni paciencia para soportar toda aquella mierda, los trabajadores no tardarían en llegar, así que lo cortó y le dijo en tono enérgico que no tenía tiempo para toda esa mierda y le decía al gay:

- Escuche, por favor, ya no me replete con más de esta mierda…

Luego el alucinado parpadeó y como que se hizo la luz en su pequeño cerebro, comprendió, y se puso más histérica y empezó a correr de un lado para el otro como una estrella de mar rosa completamente fuera de control.

Aquel día recibió una suave amonestación por no poner con detalle todos los nombres de los trabajadores y hasta le pidieron que les ponga su especialidad.

El día transcurría muy lentamente, la garúa no amainaba y en medio de ese frío unos alemanes, que aparentemente, recién habían salido de una fiesta tan borrachos como amanecidos, estaban bañándose en la orilla con aquella agua helada de la madrugada.

Cuando llegó la hora del almuerzo, Sebastián se fue caminando a la bodega para encontrarse con Duval y salir a almorzar juntos. Desde que había llegado a Montañita había tenido tanto sexo que empezaba a tener miedo a las mujeres. Su escroto estaba seco sin ni una sola gota de semen.

Cuando Sebastián llega a la bodega, Duval lo estaba esperando y juntos se fueron a comer donde Rosita unos churrascos con carne apanada bien buenos.

Después de comer, Duval lo llevó a Sebastián a conocer el santuario de la virgen, que se hallaba encima de la montaña y metido en una cripta. Para entrar tuvieron que sacarse los zapatos y se sentaron y se quedaron ahí, una hora completa contemplando a la imagen de la virgen que había llorado y cuyas manchas de sangre en los ojos todavía se podía apreciar.

Sebastián, pensó:

- ¡Tengo que estar loco para estar aquí, sentado, ¡contemplando!, metido aquí en este asunto!

- ¿Qué hiciste anoche con aquella hermosa chiquilla con la que te vi, caminando por el malecón?

- Me cansé de lamerle el ano, que recién se lo había lavado con jabón y cuando ya sentía que se me iba a acalambrar la lengua, ella me lamió el falo hasta ponérmelo bien duro…

Caminaba entre la oscuridad del tártaro con sus calores del infierno y fuegos como los de Roma ardiendo por el capricho asesino de Nerón.
Caminaba de la mano de mi madre y podía ver gente agonizante sin riñones dando sus últimos estertores y eran veladas por una multitud trashumante que pasaba arrastrando los pies con cadenas mirando los cuerpos acostados en camas de hospital en una esquina de Iglesia para pobres.
Las flamas de las velas iluminaban pobremente sus rostros contraídos por el espanto y de aspectos de almas dolientes, retorcerse por el horror ante la irrefrenable agonía de la muerte.
Junto a mi exesposa te fui a buscar a una cama desvencijada donde yacías sola y abandonada, sudando al calor y penumbra de las velas y de los fuegos del averno.
Me arrodillé ante ti mi amada amante, el sueño de amor de mi vida y lloré y supliqué ante tus pies al verte postrada con el dulce rostro tuyo embalsamado por la frenitis aguda.
De rodillas llorando como un niño que pierde a su madre y mucho más que a una madre a una amante adorada, fiel apoyo e incondicional amiga, te supliqué que no te mueras.
a mi lado caminaban alternativamente todos mis familiares fallecidos, incluso la misma muerte.
Mi rostro bañado en lágrimas y de rodillas suplicando que no te fueras de este mundo, era enjuagado por las tiernas manos del pequeño Joey, jr
-¡No quiero que te mueras nunca! -grité entre sollozos y espasmos y de pronto te sentaste y con el torso desnudo y con las piernas abiertas embutidas en un pantalón chicle negro de luto me dijiste.
- Muero cada vez que amo a un hombre
muero porque cuando amo le entrego todo mi corazón a ese hombre que eres tú
muero porque lo nuestro desde el principio siempre fue un imposible

Me despierto en la carpa de la tercera planta junto a ti a un lado y con Pierina en el otro, llorando aterrorizado, empapado de sudor, desorientado en la oscuridad entre los cuerpos ardientes y sudorosos, busco el reloj de muñeca para saber si ya tengo que ir a la bodega a desayunar con Duval y ya son las siete por lo que salgo de la carpa con mucho cuidado, me meto al baño y en mi mente flota, aparece un poema seguramente un remanente de la pesadilla anterior.
No te encuentro en esta oscuridad de abismo en el que vivo
porque sin tu amor Roxy el que está muerto soy yo
¡el tipo aquel el de la esquina me quiere robar!
¡el negro aquel!
¡me quiere robar!
¿por qué te matas alcoholizándote de esa manera, amor?
¿si acaso no tienes a nadie que te espere en casa para bañarnos juntos y hacer el amor toda la noche?
mejor cómete unas galletas para que no se te fundan las paredes de tu estómago indígena
en esta funda tengo hartos maduros
¿quieres cola'
¡sí!
tómate otro vaso de cola negra que es todo lo que hay
¿por qué hablas en inglés a esa gringa?
¿estás celosa, acaso?
come rápido y a las gringas siempre hay que hablarles en inglés, ¿cuál es el maldito problema?
ya terminé de comer, ¿ahora sí nos vamos al hotel a dormir?
sí ya terminé de comer y compré dos jabones y pagué todo para que nos bañemos juntos y me cuides mientras duermo bocabajo
¿te puedo abrazar si siento miedo durmiendo sola con un desconocido, desnuda, en la oscuridad de un hotel de mala muerte?
¡claro que sí y si te apetece te puedes acostar encima mío para que ambos nos demos calor!
No hay atardecer más esplendoroso en mi vida que ver tu cuerpo indígena alcoholizado desnudo mientras te bañas
cuando pasas la pastilla de jabón sobre tu pálido cuerpo y me lanzas miradas provocadoras de audacia y osadía invitándome a que te frote la espalda
cuando me enseñas tus labios pintados de fuerte carmín y me abres las piernas y brotas tu sexo hinchado y peludo, también rojo como una flor de peregrina
escenas eróticas del mejor atardecer de mi vida cuando desenfadada,todavía mojada sales de la ducha y te me acercas borracha para acoplar tu sexo encima del mío
toda la habitación se pinta de un color rojo frenético y pierdes todo freno y escrúpulo cuando te me tiras encima
te ensartas varias veces y te quejas placenteramente
joder a un hombre blanco, conmigo es para ti como leer un poema erótico de Cátulo
fallamos al mismo tiempo ante la madre naturaleza cuando nos venimos al mismo tiempo y agotado y empapado de sudor me susurras en quichua un "cuánto te amo"

Después de que Sebastian y el bodeguero Duval salieron del templo de la virgen Rosa Mística Católico de Montañita, caminaron en completo silencio y ascendieron fatigados la pequeña loma frente al colegio de niños y adolescentes para bajar a Olón, hasta meterse por unos arrabales y desembocar en la playa.
Ambos se quedaron estupefactos de los colores del cielo celeste brillante y el mar infinito y azul y el viento que secaba el sudor en sus rostros.
Su sorpresa fue mayor ante la belleza de los Chalets o Beachouses; casas de playa que decoraban con una arquitectura casi artística toda la orilla de la playa de Olón.
Era un domingo y ambos no tenían nada que hacer. Habían salido muy temprano del centro de Montaña y estaban habituados a caminar pateando la arena y charlando como dos viejos filósofos griegos que salen a aregonzar y reflexionar mientras disfrutan del sol, la arena y la brisa del mar.
Roxane
El paisaje era esplendoroso: perros sueltos, retozando en la playa, locales paseando con sus parejas nalgonas en moto y vendedores ambulantes de mariscos y de toda clase de chucherías como brownies con yerba, cocteles de gelatina con vodka, botellas raras con guanchaca o puro macerado con toda clase de frutas. Todos ellos iban y venían por la playa como si fueran adornos o recuerdos de un androide o dibujos pintados en un paisaje marino.
Duval aprovechaba la ocasión para bombardear de preguntas a Sebastian sobre las noches de Montañita ya que el pobre pasaba encerrado en el campamento bodega ubicado en la Comuna de Montaña.
Sebastian se sentía libre de hablar en voz alta porque sabía que Duval era una persona sincera y de confianza.
Sebastian le explicó que las noches de Montaña son bien raras que él a sus cuarenta y pico de años ya no tenía las fuerzas para farrear y que solamente era un testigo a fuerza viva del baile de las extranjeras que sobre la arena disfrutaban de la música electrónica; y luego se hundía en una disertación antropológica sobre los fantasmas de la noche que son personas que solamente salen en la noche a farrear y a comerciar con droga y a tener sexo.
Mientras Sebastian y Duval caminaban y conversaban eran testigos de las aniñadas más finas y delicadas que se hubieran podido imaginar en sus vidas, embutidas en sus trajes de baño, viviendo la dulce vida junto al mar, y en sus chalets de playa, tomando el sol con sus cuerpos blancos, incitadores, deliciosos, untados hasta más no poder de bloqueador solar; bañándose en sus piscinas, asomadas en los ventanales de sus condominios, saludando con las manos o lanzando besos volados.
Sin que se dieran cuenta, Sebastian y Duval se detuvieron cansados de caminar y sin reparar en ello, habían dejado atrás Olón, San José, Curía y ahora hambrientos y extenuados, parados con las piernas temblorosas, encima de unas grandes piedras amarillas colocadas ahí como rompeolas para proteger los chalets de playa contra los aguajes del Niño y totalmente agotados, felices y desestresados, fueron testigos de una imponente puesta de sol tan, pero, tan maravillosa que ambos experimentaron la misma sensación como si fueran testigos de una explosión solar atómica en el horizonte de la Comuna La entrada que era ya el límite entre Santa Elena y Manabí.
Muertos de hambre hasta el punto de quedarse otra vez en silencio, caminaron al pueblo y preguntaron ya con la oscuridad de la noche encima, dónde podían comer algo y una ancianita con el rostro arrugado y curtido por el sol y la sal como una pasa les dijo que les cobraba diez dólares a cada uno por alquilarles una ducha, una pastilla de jabón y ofrecerles un seco de carne calientito y jugoso que pronto estaría en su punto. ¡Ah!, ¡Jesucristo!, ¡con qué alivio Sebastian disfrutó de la ducha de agua salobre después que tuvo que esperar pacientemente a que la desocupe Duval!
Su cuerpo había sentido tanto frío y ardor por el cansancio de la caminata y por la exposición al sol que ahora se secaba con una toalla media usada, tiritando de frío y con la piel de gallina mientras desde la estufa de leña de la cocina de la ancianita de la Comuna La Entrada le llegaba el olor vivificante del seco de carne.
Mientras tanto Roxane y su inseparable Pierina se sacaban la madre lavando platos en un restorant de lujo de Montaña y porque los fines de semana era cuando más se movían los negocios y en verdad Roxane adoraba a Pierina no solamente porque era una loca dulce, una chiquilla que la hacia reír a mares y sabía ser discreta y hacerse a un lado cuando ella quería estar a solas con Sebastian o cuando estaba locota rayadota y quería estar en la cama de la carpa con él y con ella al mismo tiempo y por todo eso, Roxane adoraba a Pierina.
Todo en Montaña era de ensueño con ese toque de pueblo y de aislamiento, se respiraba una atmósfera de libertad y pura felicidad cuando las dos locas descerebradas estaban juntas grifotas charlando tonterías y medias y no sabía cómo, pero hasta cuando estaban trabajando en la cocina de posilleras , lavadoras de platos, Pierina siempre encontraba la forma para encenderle un porro y fumárselo rapidito y ambas sentían que la tensión en sus cuellos, trapecios y hombros y cinturas se disipaba y se ponían, unas veces torpes y deslenguadas y otras veces se ponían a lavar platos y a secarlos con una velocidad y precisión de verdaderas autómatas con los ojos también redondos y abiertos como platos.
En Montaña el humo de marihuana era algo muy común y nadie jamás les decía nada, un asunto que nunca dejaba de sorprender a la quiteñita Roxane y a Pierina no porque a pesar de ser guayaquileña había crecido toda su vida como una cereza salvaje, surfista y farrera de Montaña.
Roxane
En una ocasión esta loquita de Pierina la pescó a Roxane en el baño de la hostal Mayflower del tercer piso, armando un bate, agachada, colocando la yerba en el papelillo y la muy majadera la empezó a montarla, colocando su clítoris inflamado por una repentina calentura justo entre las nalgas de Roxane hasta incluso después de bajarle las bragas tratar varias veces de penetrarla, hasta lograr que ella abandone del todo la operación y lograr que la vieja treintañera se afloje por completo con los besos y las caricias de Pierina que le agarraba y masturbaba masajeándole los senos, la besaba febril y empalagosamente en el cuello hasta poder penetrarla con su clítoris en su ano, al tiempo que restregaba su vello púbico entre la raja de sus nalgas con tal tacto y tan meticulosa que ahí en el baño y completamente transpiradas ambas llegaron al paroxismo total del placer lésbico con una fuerza demencial.
Después de comer como salvajes, con el hambre de unos náufragos, Sebastian y Duval quedaron de acuerdo en que caminar de regreso desde la Comuna La Entrada con marea llena y por la playa o por el carretero de noche hasta Montaña sería una locura impensable y regresar en bus para soportar toda la noche hasta las cuatro de la madrugada todo el ruido y la jarana de las fiestas también era una opción que desecharon ya que se sentían tan bien en aquella mesa de comedor familiar de pescadores artesanales ya retirados en su ancianidad, pobremente iluminada, escuchando a lo lejos el ruido intermitente de las olas y la interferencia molesta del barullo a poco volumen de una televisión que pasaba las noticias de la península.
Duval le preguntó a la ancianita si les podía dar hospedaje y desayuno a los dos por una noche y mañana, y ella respondió que estaría encantada, pero que solamente disponía de unas hamacas en el patio con mosquiteros y que si les parecía bien les cobraría cinco dólares por cabeza.
Duval se lo pensó rápido y luego se lo quedó mirando a Sebastian como diciendo: que aquella sugerencia tenía que ser una broma y juntos de la manera más cordial se despidieron de la venerable señora y salieron en dirección de una hostal que habían visto desde la playa y que tenía todo el aspecto moderno como para brindarles alguna comodidad y privacidad y en especial ese aislamiento que las personas amantes de la playa siempre buscaban.
Caminaron despacio para que las tripas llenas con el seco de carne y los vasos de quaker no se convulsionaran dentro de sus organismos hasta que se dieron de frente con la gran puerta de madera y al golpearla como aviso con la gran aldaba circular no se oyó respuesta.
La gran hostal sin nombre estaba vacía pero al rato y de la nada de aquella noche muy espectral apareció un local con aspecto demacrado, cadavérico, seguramente el tipo estaba en las últimas y siendo devorado por alguna enfermedad terminal, su cuerpo todo cubierto de paño blanco, estaba con el aspecto de una aparición, de un espectro que sin pronunciar palabra alguna se les acercó por un costado e introdujo una gran llave gruesa y antigua en la cerradura y la puerta se abrió haciendo un chillido que más parecía un jodido gruñido como el de una bestia del infierno y algo bastante lúgubre.
El hombre local de aspecto fantasmagórico cambió la expresión de su rostro al ver entrar en la hostal a Duval y Sebastian por la de un hombre aterrado y con los ojos como desorbitados, se abstuvo de entrar y acompañarlos.
Duval respingó al encender el switch de la luz porque aunque la sala llena de mesas y sillas con señales de apolillamiento y el bar también de madera nueva pero con la carcoma de la polilla por todos lados, y polvo y las ocho fundas negras de basura acumuladas detrás del bar eran un claro indicio de que todo el asunto estaba en completo abandono.
Sebastian le preguntó a Duval:
- ¿Qué opinas, nos quedamos aquí a pasar la noche?
Cuando Duval se regresó para hablar de los precios el local de aspecto fantasmal había literalmente desaparecido del umbral pobremente iluminado de la puerta.
De pronto Duval se llevó la mano al bolsillo derecho del pantalón y sacó su celular, encontró en la pantalla el nombre de Pierina y extendió el brazo con ademán de fastidio y se lo pasó a Sebastian y le dijo:
-Toma, es una de tus esposas y como no cargas tu celular me llaman a mi.
Sebastian cogió el celular y oyó la voz infantil y alocada de Pierina que le decía:
- Roxy está frenética y angustiada, tú sabes como le fastidia tener que trabajar los domingos y angustiada porque a esta hora ya salimos de nuestro turno en el trabajo y ya sabes como nos ponemos las dos estamos estresadas y queremos joder contigo.
- Estoy con Duval en la hostal en la Comuna de La Entrada y hasta que Duval no diga lo contrario aquí vamos a pasar la noche, nos fuimos caminando desde la mañana sin parar y llegamos hasta acá completamente extenuados, y vimos un atardecer de ensueño con unos colores nucleares, sentados encima de unas piedras de arenisca color crema, gigantescas, totalmente extasiados y relajados por completo.
- ¡En la Comuna de La Entrada!,-se interrumpió Pierina, mientras cuchicheaba con Roxy y luego prosiguió-, tu vieja treintañera quiere saber si están ustedes muy cómodos los dos solos o si ella puede irse en un bus verde de la Manglaralto, junto conmigo, por supuesto, para que nos recibas en la parada y podamos acostarnos a fumar yerba y joder.
-Dile que al menos yo estaré encantado de que vengan para que vean esta hostal de madera nueva y con doce cuartos con ducha en cada uno, un balcón para intoxicarse con cervezas y una sala especial con mesas de ping pong y de billar y dos refrigeradoras.
- ¡Llenas de cervezas!- exclamó Duval desde la cocina-.
-¡Duval dice que las dos refrigeradoras están llenas de cervezas en lata!, ¡vaya eso sí que es una jodida sorpresa!
Cuando SEbastian concretó todo con Pierina, quedando que en una hora las estaría esperando en la parada de buses frente a la Comuna, pero, en realidad, Sebastian le confesó a Duval que no creía para nada que las chicas iban a venir por el simple motivo de que estarían muy agotadas y grifotas y después del baño seguramente se quedarían dormidas en la carpa de la tercera planta de la hostal Mayflower.
Así que Duval empezó a sacar de dos en dos las latas de cerveza casi congeladas de la refri y se sentaron a beber como náufragos sedientos en el bar que daba al mar de la hostal sin nombre.
A pesar de que ya era de noche hacía un calor tremendo, sofocante, de desierto y no corría ni una sola pequeña brisa proveniente del mar; y en esa situación de cosas es cuando vuelve a sonar el celular de Duval y esta vez apareció en la pantalla un número desconocido.
Duval que estaba medio borracho, contestó y una voz profunda y febrilmente seductora le habló al otro lado de la línea:
-¿Me puede pasar con Sebastian, por favor?
-¡ Sí, claro,, si pregunta de parte de quién, qué le respondo- contestó Duval hecho el bromista, seguramente ya por los efectos de las cuatro latas de cerveza que tenía en el cerebro-.
-Dígale que está al teléfono su Lucky Ladie que el sabe muy bien quién soy yo.
- Toma-dijo Duval, alargando el celular a Sebastian, te llama, ella dice, mejor dicho, que te llama tu Lucky Ladie.
- No lo puedo creer, ¿en serio eso fue lo que ella dijo?
- Sí, toma y ya me estoy cansando de hacerte de secretaria, toma...
- Aló
-Hola, ¿te acuerdas de mí?, la zorra nalgona a la que le negaste unas miserables cañitas y unas miserables tablitas para mi miserable bar?
- ¡No puedo creer que todavía exista yo en tu mente!, ¡escuchar tu voz es como volvelar a escucharla después de ocho años de tiempo!
- Estaba en un departamento de Olón con unas amigas y te vi con unos binoculares pasar caminando por la playa con el flacuchento de tu amigo y luego los seguí; estoy afuera de la hostal aquí en La Entrada con mi auto, parqueado, esperando a que me abras la puerta, ¡y ya pensaste la proposición que te hice?, porque justo ahora estoy ovulando...
- Ya voy a verte para conversar-dijo Sebastian mientras le entregaba el celular a Duval-.
Cuando Sebastian salió de la hostal sin nombre otra vez no lo podía creer y ahí estaba ella, esta chica medio patuchona de larga y negra cabellera con los labios gruesos y sexis y provocativos, que le abría la puerta del auto y dejaba ver sus gruesas piernas embutidas en un pantalón negro de chicle y con su tremendo trasero natural que venía a su encuentro con los ojos pintados con rimel negro que le daba el aspecto de un maqullaje egipcio.
- Todavía no puedo creer que estés aquí y lo más curioso es que siempre me abordas cuando rstoy o medio borracho o borracho y medio.
- Aquí tengo los trescientos dólares en efectivo y estoy en pleno ovulación, así que, ¿cuál va a ser tu jodida respuesta?
Todo lo que pasó después en aquel cuarto donde el grifo del baño perdía agua fue algo que Sebastian nunca pudo comprender si en realidad pasó o sólo fue algo que pasó en su mente alcoholizada, pero, Lucky Ladie, lo agarró de la mano y le puso los trescientos dólares en el bolsillo y acto seguido ella lo empujó en la cama, mientras se desvestía apresuradamente, y sintiendo que se le derretía la entrepierna , y luego bebió de la lata de cerveza de Sebastian mientras no dejaba de verlo con su ojo izquierdo y luego loca con las mechas de pelo negro cayéndole en cascada sobre el rostro, que lo mandaba hacía la espalda con un agresivo movimiento de cabeza, lo empezó a desvestir a Sebastian, que extasiado y sin todavía salir del asombro se dejaba manipular por esta hembra que era una una pequeña autoridad media mafiosa en Montaña y que ahora cobraría venganza porque un simple ojo seco de la construcción de un hotel en su territorio le había dicho que no en su vida.
Cuando Lucky Ladie terminó de desnudarlo, Sebastian, de pronto se sintió furioso, endiabladamente loco de rabia con esta mujer, que por algún motivo esquizofrénico quería engendrarle un hijo.
Sebastian la cogió de las axilas y la puso boca arriba en pleno vuelo y la penetró brutalmente haciéndole daño al punto que ella se quejó diciendo.
-¡Ay, bruto, más despacio!
-¡Lo siento, corazón, no sé qué me pasó...
Es por ti y no sé todavía bien el motivo por el que estoy haciendo esto, es sólo que me excitas terriblemente, desde que te vi, ahí, parado, cogiendo sol, y pasaba todos los días para verte y ver tu piel blanca como se iba poniendo canela y tu forma de ser educado y gentil con las gringas hablándoles en inglés, pero ahora, ¿podrías ser un poco más gentil conmigo?
- Lo siento de verdad , creo que ya se me pasó la furia asesina con que te embestí en el primer momento

Creo que el alcohol y tu determinación y tu pelo negro cayendo con locura encima de tu rostro, espero que me disculpes, lo siento.

Sebastian le chupaba los pezones gordos y le lamía las axilas y le besaba el cuello y su miembro duro como el acero nadaba y entraba y salía libremente de aquella vagina gorda y dura, que recibía cada nueva embestida con un nuevo quejido pero ya no de dolor sino de placer, de auténtico placer.

Al día siguiente en la mañana de aquel lunes, Sebastian, se levantó con una sed brutal, espantosa de verdad, le dolía la cabeza y todo el jodido cuerpo.

Todo estaba en penumbras y se oía apenas el ruido del mar, encendió la luz y se percató que estaba solo, sentado en la cama estrecha de un cuarto diminuto y efectivamente con el sordo goteo de la llave de baño que perdía.

Era lunes y tenía que ir a Montaña a trabajar, pero todo su ser lo que en realidad le pedía a gritos era tomar agua helada para la sed bestial que lo consumía por el chuchaqui.

Se levantó y se metió en el baño y se enjuagó con agua salobre pero no encontró ninguna pastilla de jabón.

Cuando salió del cuarto ya metido en sus ropas, palpó en el bolsillo izquierdo de su pantalón un bulto y entonces casi pierde la chaveta, pues, en realidad, era el fajo de trescientos dólares, es decir, que todo lo que vagamente recordaba entre espesas nebulosas de alcohol, todo, había ocurrido en realidad con su fanática Lucky Ladie.

Cuando fue a una de las refrigeradoras que quedaba en la pequeña cocina quedó claro que estaba solo, Duval se había marchado; también se percató de que las ocho fundas de basura no estaban. Desgraciadamente en la refrigeradora solamente había cervezas en lata y ni una sola botella o jarra con agua y en ese momento era imposible que tratara de calmar la espantosa sed con más cerveza porque así llegaría todo borracho y loco al trabajo y lo botaría el residente de la obra.

Consultó su reloj de muñeca y eran las seis y media de la mañana, pero, algo raro había ocurrido en aquella sala, ya que todas las mesas estaban boca abajo y las sillas desparramadas y movidas y no como las había encontrado en la noche anterior.

Cuando salió de la hostal era todavía muy temprano para que alguien esté despierto en este pequeño pueblo de La Entrada.

Buscó a alguien que le dijera cuánto tenía que pagar, pero no hallaba eco del local de aspecto de enfermo terminal que les había abierto la puerta y luego había desaparecido.

Sebastian se sentó en las escaleras de la entrada de la hostal sin nombre un rato, respirando el aire puro que venía del mar y luego caminó hacia el pequeño mirador y vio que en el agua había unos locales corriendo olitas medianas cuando el sol empezaba a salir de entre las nubes y a golpear con más fuerza.

Recordando que el trabajo en la construcción en Montaña estaba pendiente, caminó hasta la parada de buses y después de esperar un momento se le empezó a venir un pensamiento suelto seguramente inspirado en su sesión de amor de la noche anterior con su Lucky Ladie:

Definitivamente, las mejores amantes son las mujeres que conservan la inocencia de la niñez en su corazón y son tiernas e inseguras y nunca se hartan de ser ninadas, engreídas y adoradas como ninguna otra mujer y de disfrutar de ese amor completo y total hasta que su amante y esposo les cierre los ojos.

Y luego se subió en un bus verde de la Manglaralto con rumbo a Montaña.

Aquella noche Duval ya bien borracho con diez y seis latas de cerveza en el cerebro, disfrutando del maravilloso espectáculo que daba la marina nocturna de La Entrada.

Pudo ver divertido la perra suerte que tenía Sebastian con las mujeres y en especial con esta tremenda sensual Lucky Ladie, que lo vino a buscar y cuyos quejidos y gemidos y brincoteos sobre los muelles de aquella cama escuchó como mudo testigo toda la noche.

De pronto, Duval se levantó completamente intoxicado y sacó de dos en dos las ocho las ocho fundas negras de basura y se puso a barrer toda la carcoma del piso de la pequeña sala de aquella hostal sin nombre. También barrió el exterior de la entrada de la hostal que estaba casi obstruida por las hojas de varios árboles de almendros y así siguió frenético su tarea de limpieza, así intoxicado hasta quedar completamente agotado y empapado de sudor y con las sienes de la cabeza latiéndole fuertemente.

Luego se dispuso a descansar y subió los peldaños de la escalera de dos tramos con un descansillo en medio para seleccionar algón cuarto para dormir, para tal efecto, empezó a encender las luces de todos los cuartos para ver cuál de ellos era de su mejor agrado.

Nada podía presagiar el tremendo espanto que Duval se iba a pegar cuando al encender la luz de la habitación nueve pudo ver que sobre el colchón se dibujaba la forma antropomórfica de un ser humano invisible que hundía el colchón con una notable depresión como si un hijoputa invisible estuviera acostado ahí en ese mismo momento.

Duval parpadeó de insólito incredulidad y experimentó en la nuca y en su cuero cabelludo una crispación, un enervamiento de todos sus sentidos que a duras penas pudo sofocar un grito de terror o de espanto.

De pronto ya no sabía qué hacer, ¿tendría que ir a avisarle a Sebastian que se hallaba en ese momento en plena sesión de sexo animal?

¡Ah!, ¡todo era una locura en su mente en ese momento!, ¡pero no podía dudar en absoluto de lo que sus ojos habían visto!, es verdad que estaba bien borracho, pero, ahora volvía a recordar la cara de horror del local con aspecto de muerte que puso cuando ellos entraron en esta jodida hostal sin nombre.

Duval completamente tembloroso se metió en el cuarto seis y se encerró sin siquiera querer tomar una ducha.

Trató de dormir con las luces apagadas pero luego las encendió despavorido cuando de pronto escuchó en la planta baja como si una tromba, un ejército de voces alegres de almas en pena o risueños irrumpieran en la sala y el cuarto de entretenimiento y como unas apariciones del otro mundo empezaran a golpear las puertas con bates de beisbol y a abrir y cerrar violentamente las puertas y ventanas de toda la jodida y encantada hostal lo que le provocaba todavía más terror a Duval, que se persignaba y a veces en silencio y otras veces a punto de gritar se repetía para sus adentros.

-¡Santa madre de Dios!, ¡Santa madre de Dios!, ¡Santa madre de Dios!

De pronto todo aquel aquelarre se detuvo en seco y Duval aguzó aún más sus oídos para volver a comprobar que solamente se escuchaban los trajines sexuales de Sebastian y su pareja y luego como si ella se detuviera exclamando un ronco grito de placer y luego nuevamente se hizo el silencio.

Duval estaba aunque empapado por el sudor a causa del espanto anterior se mostró mucho más tranquilo al escuchar los ruidos normales y conocidos de la actividad sexual.

Luego escuchó que la famosa Lucky Ladie, salía de la habitación donde posiblemente había dormido el antiguo administrador de esta hostal sin nombre y que salía de la hostal y el ruido al embarcarse en su auto Peugot compacto, arrancar el motor y alejarse.

Por un momento, estuvo Duval tentado y a punto de salir de su habitación y rogarle, casi implorarle a la chica que lo lleve consigo a Montaña, pero, en realidad, era la primera vez que la veía y no la conocía para nada, ¡estaba atrapado!

Así estuvo toda la noche y madrugada hasta el amanecer cuando ya salió a eso de las cinco y media de la madrugada de la habitación y sin esperar a Sebastian, huyó a estampida hacia la parada de buses frente al pueblo de La entrada e incluso siguió carretera abajo caminado para alejarse lo más posible y dejar atrás experiencia tan aterradora.

La misma noche anterior después de que Pierina había quedado de acuerdo con Sebastian a través del teléfono de Duval de dónde se encontraban para ir con Roxy a buscarlos y que los esperara en el paradero de buses al frente de la Comuna La entrada, efectivamente, tal como lo había predicho Sebastian, las chicas sentadas en la cocina en la planta baja del Mayflower, se aburrieron de ejecutar semejante proyecto y desistieron, prefiriendo, cocinar algo, comer y conversar tranquilamente.

La terrible Pierina se había se había sacado de la bodega de la cocina unos seis filetes de un gigantesco Robalo sin que nadie se diera cuenta, ni siquiera Roxy y ese pequeño hurto, ya después sería descubierto y se armaría un pito, pero lo importante era que no la habían pescado in fraganti, así que Pierina sacó las piezas congeladas del Robalo de su mochila y pasándoselas por en frente de Roxy las puso a asar en la parrilla pequeña de la hostal.

Roxy al ver aquello, exclamó mientras encendía un porro:

- ¡No me digas!, ¡vamos a cenar filetes asados de pescado!, ¡y ni quiero saber de dónde los sacaste!

- ¡Qué piense en rosa!
¡A ese mercadotecnista hijodeputa le pago una fortuna para que me dé el nombre de un restorant y no para que me diga huevadas, de que piense en rosa y que yo mismo invente el nombre!

- No me jodas, tú sabes cómo son las cosas aquí y la mierda de dinero que nos pagan, así que hoy comeremos rico Robalo rojo.

- ¡Yuuuuooiii!- fue la respuesta finguida o desganada de Roxy.

- ¡La vagina histérica!

- ¿Te conté de aquella vez que viví tres meses con un ermitaño maestro ebanista en Playas?

- No

- ¡Pero qué clase de nombre es ese para un restorant italiano!
- ¡Qué piense en rosa!, ¡yo cuando pienso o cuando sueño es en blanco y negro y no en rosa!

- Pues sí, era un estudiante desertor de arquitectura, que una vez que se hartó de vivir siempre pagando impuestos en su taller en la calle Chile por el barrio del astillero, un buen día, como te dije, se cansó de todo y vendió la casa, el torno, las cuchillas y las herramientas con que hacía los muebles y con ese dinero se fue a Playas General Villamil y construyó una linda y pintoresca casita de cañitas en el Pelado en donde hay un curioso letrero que dice que es un sitio de avistamientos de alienígenas…

- ¡Un sitio de avistamientos!, ¿de qué?

- ¡Así dice el letrero!, aunque yo nunca he visto ni borracha ni drogada a un ser extraterrestre…

- ¡Vaya me parece que me estás tomando el pelo!, ¡en lo que a mí respecta el único alien que he conocido es el Sebastian que ese sí que es extraterrestre!

- ¡Como sea, este tipo, un día que llegué caminando desde el Humboldt y llegué muerta de sed y le pregunté si conocía la casa de un amigo, me obvió la pregunta y me invitó a tomar agua de lluvia!, ¡te puedes imaginar!, ¡él tomaba, en su vida como ermitaño, agua de lluvia que recogía en una gran funda de plástico negro y que luego embotellaba para su consumo!

- ¡Bueno!, ¡eso ya parece más plausible que lo de los extraterrestres!

- Me dijo que él vivía ahí sin luz ni agua potable sobreviviendo con muy poquito y comiendo a veces arroz y café y de la pesca improvisada y que en lasmañanas cosechaba los frutos marinos que caían en su red…

- ¡Los frutos marinos!

- ¡Podrías dejar de repetir todas las huevadas que digo a cada rato y dejarme continuar con mi relato!, ya sabes que no soporto que me hagas sentir que estoy loca!

- ¡Bien!

El tipo éste que te cuento, en el día clavaba en la arena no muy cerca de la orilla dos palos fuertes recogidos de la basura marina y que resistan la fuerza de las olas y de la resistencia de los peces y entre los que aseguraba una red para que en las noches que es cuando se mueven mucho los bagres grandes o peces gato, los robalos, las rayas y los pulpos de mediano tamaño, ahí se enredaban y él en las mañanas los cosechaba y comía hasta hartarse y lo demás lo vendía en el mercado de Playas o los cambalecheaba por sal, jabones para bañarse, arroz, ropa o redes para reponer las que se rasgaban o por cualquier cosa que necesitaba.

Reflexiones breves sobre ARENA BLANCA

Reflexiones breves sobre ARENA BLANCA
Reflexiones

CLASES DE LITERATURA UNIVERSAL PARA PRINCIPIANTES

CLASES DE LITERATURA UNIVERSAL PARA PRINCIPIANTES descubra la mejor vía para crear sus obras literarias escribiendo usando sus estados de ánimo y ¡escriba! sus poemas y sus sentimientos fundidos en miles de palabras unas más poéticas y locas y sentimentales que las otras y tenga siempre en cuenta que todo todo vale estudie con la mejor escuela del mundo la clásica y greco romana y aprenda poco a poco a decirle adiós a una vida sin sentido

CLASES DE LITERATURA UNIVERSAL PARA PRINCIPIANTES

CLASES DE LITERATURA UNIVERSAL PARA PRINCIPIANTES
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Legendary surfer

Legendary surfer
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Legendary surfer

Legendary surfer
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Legendary surfer
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Reflexiones

¿Qué significa ser un escritor humorístico? Partiendo del hecho que tan solo dedicarse a escribir ya es un oficio muchas veces duro, suicida, e ingrato, es bastante notorio, lo rematadamente imposible que además se escriba con humor y no se trata de una visión lúgubre nacida de la experiencia personal. Es un ejercicio intelectual doble, unas veces dulce y otras amargo, ya que se es feliz al convertirse en un profesional de la palabra escrita, sabiendo colocar en perfecto orden sobre una hoja de papel o en la pantalla de un ordenador lo que se piensa y en especial lo que hace feliz a los demás. Para ser un escritor hay que leer y estudiar lo que le inspire sanamente y motive a escribir ya sea cuando el cielo esté soleado, despejado y maravilloso o cuando el clima de la opinión en general sea lluvioso de críticas, frío, poco amigable o incluso hostil y amenazador. Son las dos caras de la medalla de la vida del escritor y no se trata de las opiniones de un payaso o de un cobarde sino de saber preservarse con vida y aguardar el momento, detenerse para no presionar cuando el cielo de la opinión no es favorable. No es muy recomendable creer o seguir a pie juntillas que " la función debe continuar" cuando tan solo escribir aunque sea para la felicidad de muchos lectores solamente le traiga a uno la muerte, pobreza, insanidad mental y desgracia a la vida personal del escritor con un sentido del humor innato. El escritor humorista en ciernes tiene que seleccionar muy cuidadosamente sus libros de cabecera y que sean los más precisos a la hora de educarlo e inspirarlo para mantener la convicción de que se es un escritor con sentido del humor y que uno se encuentra en el camino correcto. El realismo literario de Maupassant en Bel Ami ofrece muchas escenas como el juego del "gato atrapado" entre Duroy y Laurina, que son muy dignas de ser incluidas en la categoría del humor aunque se trate de un humor muy raro y excepcional. En la novela LA CONCIENCIA DE ZENO, de Italo Svevo, cuando Zeno corteja a Ada Malfenti en el capítulo "La historia de mi matrimonio", todas las escenas en que es acosado por Anna Malfenti la menor de todas las chicas Malfenti, y cuando en varias ocasiones lo trata como un demente, es esa fijación negativa, cruel, de una crueldad tipicamente infantil, que siente la pequeña por el pretendiente de su hermana mayor, y que hasta llega al punto de decirle " vas a ver que te van a atar", también posee una hostidad que más bien evoca a la risa y la disipación mental. El escritor humorista en ciernes tiene siempre que tener un ojo avisado y entrenado para descubrir todas las escenas risueñas en la gran comedia humana que se nos presenta en todas las obras literarias. Este entrenamiento intelectual es vital en su camino preparatorio hacia un tipo de erudición podríamos llamarla humorística literaria. El camino de un escritor ajeno a los compromisos de la seriedad y sus pretensiones con sus fatigosas lecturas y relecturas siempre es penoso si no se cuenta con el apoyo y la comprensión familiar y social. Si usted, amable lector, alguna vez llega a tener un familiar con mucha imaginación risueña y que sea un ávido lector, será mejor que por el bien de toda la familia, haga su mejor esfuerzo y apoye su talento, para que no provoque su destrucción personal y al final arrastre también a toda la familia a una total desolación.

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LA FURIA ASESINA EN LA NOVELA NEGRA Mafia DE Edison Delgado Yepez A los pocos, muy pocos alumnos que tuve invariablemente les urgia a que escribieran usando sus estados de ánimo y si estaban locos de rabia, que igual escribieran sus manuscritos literarios pero mentalizándose, metiéndose en el papel como si fueran unos jefes de la Mafia. En mis obras literarias negras el primer protagonista que es un verdadero demonio, una máquina de matar es Greg Spanolopus, que por motivos personales; -a su hija no la casan con el hijo del jefe Renzo- en un momento dado desata una guerra brutal entre familias criminales y en las que al parecer como en el caso de la vida real del fogoso Toto Riina, quiere matar a todos, y en mi novela Punta de Arena, tiene que intervenir Milwaukee Phil para acabar tanta carnicería o purga. Un caso menor es el de Tony Luca que después de llegar de supervisar uno de sus tantos bares de strippers con violencia la saca del baño desnuda a su esposa para meterle una golpiza delante de su tierno hijo, que en vano le suplica papi por favor, y luego la trepa desnuda al auto para llevarla al desierto y pegarle un tiro en la cabeza y es ella al revelarse y decirle que lo haga que ella también hace todo lo que puede con el crio, se detiene. El más temible de todos es también Tony Miraglia, hermano mayor y brutal brazo armado de Esteban y que desde la cárcel le ordena a Tommy Robin matar con pistola con silenciador a un periodosta que de pronto lo puso como un demente por un comentario lleno de exacerbada suficiencia intelectual sobre algo que él conoce muy bien y que no quiere que cambie. También hay un agente de la CIA, Rocky Palmera, que se expresa con violencia a la hora de ofrecerles a los hermanos Nolte un contrato para cometer un Magnicidio. Cuando Pick Up tiene su combate más peligrosoen la Penitenciaria, la furia asesina de su contrincante con todo el cuerpo tatuado y que más parece que lo quiere matar ahí estoy retratando la furia que ví en otros púgiles a lo Mike Tyson que vi en los cuadriláteros del CAMAL de Guayaquil , la típica furia asesina de la gente de la calle. Este recurso literario de escribir usando los estados de animos, siempre impacta profundo y a veces lesiona sensibilidades de personas delicadas en lo estético, pero ese efecto colateral no se puede considerar una falta de respeto al público y a los lectores, porque es esa violencia, ese tipo de lectura fuerte y recargada, es la que buscan otros tipos de lectores de culto de novelas negras que buscan desesperadamente.

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Legendary surfer

Legendary surfer
Legendary surfer

Betsy otra vez

Betsy Hoy al celebrar con tristeza mi amor por ti el caer en tus brazos o en los de otra y no ver tu rostro en la mitad de la noche suspirar y sufrir ciego como un topo tus apuros y miedos sin razón alguna con una velita solitario en mi corazón que al soplarla me llega a mis labios todo tu sabor y celebrar con tristeza el día que te conocí y para siempre te seguí me hallo en medio de un desafío el tener que honrar tu amor escribiendo una novela con tu nombre como una absurda demostración de amor mojado por mil aguaceros de incomprensión y reprobación encharcado también por cada uno de los latidos de tu corazón que me piden que siga escribiendo y que jamás te pueda olvidar que no te busque, que no te siga, que no te llame con el pensamiento que jamás mi amor desmedido y tonto te invoque borracho de lágrimas saladas que corren por mi rostro hoy celebro con tristeza mi amor por ti el caer en tus brazos o en los de otra y no ver tu rostro en la mitad de la noche suspirar y sufrir ciego como un topo tus apuros y miedos sin razón alguna con una velita solitario en mi corazón el verte todo jocoso como te vistes y desvistes para salir apurada reprimiendo todo tu amor por mí

Betsy

Betsy
Betsy

Reflexiones tempranas sobre POLET

POLET
Ésta la decimosexta novela de Edison Delgado Yepez, (Sam Scholl) que nos trae un refrescante redescubrimiento de la sexualidad y sus diálogos íntimos de los chicos de las décadas de los 60's
Sam es un viejo casi fracasado escritor que comienza a frecuentar la amistad de Polet, porque es ella la que siempre lo busca, sin saber que detrás de esa eficiente secretaria ejecutiva, que sabe mover muy bien el culo delante de sus jefes, se esconde una evangelista ninfómana, que a duras penas se había estado conteniendo hasta llegar a conocer a Sam, el hombre perfecto para ella y todas sus muy íntimas perversiones.
En este último trabajo literario de Edison las conversaciones de alcoba y sus escenas y escenarios llegan a alcanzar una cota de elevadísima calidad literaria aunque el propio autor viva casi como un ermitaño.
Polet aún con sus lados oscuros y siempre apretando la mano de Sam cuando al llevarlo a sus cultos evangélicos puede ver la cara de tortura y malestar por las diatribas y fuertes indirectas del Pastor que se les carga como si fueran unos herejes infiltrados, en definitiva Polet es una pervertida encantadora y muy suave incluso en sus pequeños ataques de celos contra Sam, que a pesar de todas las predicciones también a veces quiere un poco de su propio espacio para respirar y vivir su propia vida.
POLET o como el retrato de un mundo todo corrupto
Sam un viejo talento literario casi desconocido y medio fracasado asiste al cumpleaños de Polet llevándole una caja con tres mil dólares y un anillo de oro blanco valorado en dos mil dólares y ella se deshace sin saber que cojones pasa aquí.
Ella se le acercó a Sam un par de veces en un bar de streap tease y una segunda vez en su propio Templo para ver porque se fija en él y hay muchos indicios de que él es el hombre correcto para dar rienda suelta a su muy bien escondida ninfomanía.
Ya borracha al fin joden ante el escándalo de los invitados que los ven subir a su cuarto y no bajar nunca.
Éste sería el inicio de una relación llena de toda clase de locuras sexuales y toda clase de promiscuidades y sexo a veces desenfrenado con terceros y siempre Polet manteniendo un perfil completamente bajo en su oficina y en todos lados, pero lo que quiere Sam es vivir tranquilo y todo este jodido aceleramiento sexual que a veces alcanza cotas innombrables lo lleva a beber a su lugar favorito siempre en completa soledad hasta que se le acerca Rebeca la dueña del territorio de chicas paradas en las esquinas donde está ubicado el pequeño departamento japonés y caluroso de Sam.
En un jodido instante la fama del viejo escritor se dispara entre las putas que siempre lo adoran por la forma como las trata y no solamente por ser ahora el Cachero de Rebeca la vieja puta de ochenta y pico de años y ser la abuela de todas las zorras y la puta del Vaticano, sino que Sam comienza a ayudar a una antigua amante negra muy enferma de SIDA con inyecciones y dinero lo que de remate logra tener el respeto a sus pies de todos los jodidos negros del barrio de Eva.
Polet aparentemente no sabe en la tragedia bastante grotesca en que va a terminar todo este jodido asunto al puro y mejor estilo de Ann Rice incluso como cuando Lestat baila con el cadaver de la madre de una niña que también convierten en ángeles de la noche.

POLET

POLET
POLET

Reflexiones

LA INCREIBLE RELIGIOSIDAD EN LA NOVELA NEGRA Mafia DE Edison Delgado Yepez.

Si se somete todo a la razón, nuestra religión no tendrá nada de misterio ni de sobrenatural. Si se choca contra los principios de la razón nuestra religión sería absurda y ridícula.
Pascal
Marie la afroecuatoriana, mujer oficial de cabecera del gánster Tommy Robin en la novela THE IRISH people, se muestra al lector como una mujer incompleta, vacilante y llena de dudas, por su incapacidad de procrearle a Tommy 2ametralladora, bang bang" Robin un mulatito.
en las vidas de los gánsters retratados por Edison delgado yepez, hay una vida propia, aparte del normal curso criminal narrativo de sus vidas, en las que trabajan para sus amos o familias criminales.
En estas vidas privadas como en el caso específico de Marie, su problema personal es la infertilidad, que Edison Delgado Yepez, venía tratando de manera muy de pasada, tangencial, empezando en el libro sobre Johnnie Pick Up y Tommy Robin en sus inicios al salir de la Infantería de Marina y llevando adelante las administraciones de sus carretillas de hot dogs y luego en Poemas Salineros y hasta en Hotel berlin, pero ya, en THE IRISH PEOPLE, Marie ha llegado a una edad, seguramente en la media de los cuarenta, donde ya Tommy no espera ningún vástago de ella, para no poner en peligro su vida y la de agregar más verguenza e infamia agregada a su masculinidad por la infertilidad de su hembra con el nacimiento de un hijo con síndrome de Down.
Ante esta situación, la afro Marie, se refugia en las doctrinas de los Testigos de Jehová, pero de lleno no como un simple ritual con el que hincaba la rodilla Pick Up ante la Virgen de Posorja antes de cada pelea de boxeo patada.
Decisión Ésta que es como pegarse un tiro o un clavado en una piscina sin agua, ante la situación en la que se encuentra al ser la consorte de un asesino profesional, empresario de mariscos, hobre reclutador de miembros para la Mafia y hombre de todo, que trabaja sin que jamás pueda salirse de ese círculo en el que se mueve entre esas dos familias criminales., pero una vez más se les ruega a los lectores que en lugar de sentir pánico por lo que eswcribo y que se les espeluque todo el cuerpo, comprendan que todo esto no es más que literatura negra o Mafia de Edison Delgado Yepez.
En tal situación y ya a sus cuarenta y cinco años la infertilidad que la atormenta a Marie, con el paso de los años, es un nudo gordiano, que la hace temblar de desesperación ante las posibilidades de que Tommy sea desaparecido al estilo de la Mafia por el hampa para la que trabaja sin que a ella le quede ningún hijo como recuerdo de su fiel esposo.

Esta interioridad sicológica literaria en la vida de una pareja de gánsters y específicamente en una protagonista afroecuatoriana de una novela mafiosa de Edison Delgado Yepez, demuestra el profesionalismo como producto del constante trajinar y escribir no solamente sobre lo mismo, sino que partiendo de un centro como en el capítulo OLAS VERDES de un proyecto más grande dentro de Punta de Arena se va abriendo el esfuerzo narrativo con bárbara fuerza centrífuga hacia nuevos detalles y más profundas ramificaciones con los que una de las protagonistas más viejas como de Punta de Arena como Marie, se ve enfrentada como es el caso de su infertilidad que a veces es comentada muy, pero muy en voz baja entre los soldados de las diferentes familias criminales.

La religiosidad de los Testigos de Jehová se va a chocar con un caso tan especial como el de Marie, que ante su incapacidad por verbalizar su tremendo problema, por el asunto de la OMERTA, que pondría en peligro inmediato la vida de su bienamado Tommy.

Así, la pobre Marie, estaría sola y atrapada entre el códico criminal del silencio de la OMERTA y una religiosidad que solo le serviría como nota singular y de oropel sin que le pueda servir para nada en su vida saturada de miel con el amor fiel y recurrente de Tommy y de hiel por el miedo y hasta pánico cada vez que su hombre sale a la calle a trabajar. en el mundo negro de peligrosa criminalidad en que cada vez va ascendiendo más y más.

Reflexion

Reflexion
Reflexion

Danni y Joey

Danni y Joey
Danni y Joey

El amor de Danni

El amor de Danni
El amor de Danni

Danni

Danni
Danni

Danni

Danni
Danni

El amor de Danni

El amor de Danni
El amor de Danni

Tú

Tú
Tú

Reflexiones

EL DURO OFICIO DE RETRATAR LA TRAGICOMEDIA DE LA VIDA EL CASO ESPECIFICO DE INEPTITUD.

En el 2008 mi vida en Quevedo Ecuador ya tocaba a su fin y ante las sorprendentes premuras de jóvenes talentos literarios a que le dé continuidad a mi nueva línea literaria autobiográfica, le di remate a LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, con su continuación INEPTITUD y posteriormente con Arena Amarilla.

Se convierte así la vida de mi alter ego Joey Pulido en una trilogía de risa, llanto, escándalo sexual y de franca decadencia, declive moral y miseria doméstica.

Casi se podría decir que la casa de los Pulido en aquella pequeña colina de Salinas Ecuador está maldita.

Con el regreso de Joey Pulido a su casita en Salinas, toda la familia se percata que ha corrido mucha agua bajo el puente, pero tanto él como su esposa Penélope, tiemblan ante la certeza de quenada ha cambiado con su marido siempre luciendo como una lumbrera intelectual, pero luego y como siempre sin un duro en el bolsillo.

Ya Pulido, senior, no es un jovencito brioso, recién salido del Bachillerato del Colegio Claretiano Espíritu Santo, sino que trece años después, ahora comienza a estrenar verdadera decadencia .

Pulido está tan agotado de luchar que está dispuesto a arrodillarse ante los pies de Penélope y de pedirle llorando "PERDON" por favor, perdóname.

Pero un matrimonio que sigue sufriendo la interferencia nociva y perversa de la sociedad de la comunicación, que al igual que la Cosa Nostra nunca perdona, y que obra implacable sin perdón ni olvido, la cosa sigue igual y los padres de Pulido se dan por vencidos de antemano ante una cuestión que no entienden por insuficiencia intelectual y comodidad para creer que se trata todo de esquizofrenias de un matrimonio joven.

Penélope ante esta actitud de los padres de su esposo que ni siquiera se toman la molestia de hacer un beneficio de inventario como al menos ella trata de hacerlo y de entender los miedos y las cosas que dice su esposo, no llega más que a la conocida decepción desesperación y nuevamente a darle la espalda a su esposo, que arrodillado le pide perdón y llorar por toda esta desgracia.
Penélope al igual que sus padres jamás volverá a confiar en su esposo y padre de sus dos hijos.

Ineptitud, también es el resultado de muchas relecturas y estudio de las obras porno autobiográficas de Henry Miller, tal como lo fue su predecesora LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, escrita durante casi todo el 2005.

La sexualidad rabiosa y desbordante de Pulido como deshaogo ante sus fracasos y tensiones laborales, la misma desdibujada historia laboral que siempre va de fracaso en fracaso, y con sus victorias pírricas, pero al final el desenlace de Ineptitud es inesperado.

Edison Delgado Yepez (Sam Scholl), en Ineptitud, mata a su alter ego, de la mano de un asesino de P2 Inteligencia Naval, cuando Pulido va al aeropuerto de Salinas con rumbo a Venecia para dar una conferencia a la Sociedad Possi sobre su testamento político publicado en una imprenta DEMOCRACIA Y LIBERTAD.

Democracia y Libertad es la antología y reingeniería de todas las cartas enviadas a los periódicos y que fueron siempre censuradas para la misma sorpresa y jocosidad en especial de los miembros de la Juntas Directivas de los diarios EL GLOBO y EL PANFLETO RADICAL.

De nada le sirve al viejo y cansado Pulido, ahora el querer escuchar y dar muestras de rendición porque ahora descubre que toda su vida se a convertido en un show en un reality show de escandalosa crónica roja y aunque Pulido no quiera participar y pelee y patalee por desengancharse de este vergonzoso sketch televisivo, la enfermedad de la histeria catódica es mucho más fuerte, lucrativa y de verdadera justicia política.

Es que es la polémica, la histeria y el escándalo y sus mentiras asquerosas y ruines lo que siempre paga más que todos los valores sacrosantos de la familia, la patria, la cordura y el sano juicio de la población ecuatoriana.
La censura de los periódicos, ahora se ha convertido en un sistema de depresiva y venenosa justicia política, que sin ningún miramiento atropella todos los derechos humanos como el del buen vivir y hasta el derecho a la soberanía alimenticia.

La contaminación de la música en español y la sinverguencería de los reality shows, son también una verdadera verguenza para el Ecuador y un insulto para la inteligencia de su pueblo, que como en los tiempos de la Antigua Roma, viven gracias a la vida privada de la famila Pulido del pan y del Circo.

Caminante ya no hay camino se hace camino al andar.

Acostado en la misma cama matrimonial con su esposa la bella y delicada Penélope, Pulido le informa dejándola completamente perpleja que si ella quiere puede acompañarlo a Venecia a dar la charla sobre su best seller DEMOCRACIA Y LIBERTAD para la Sociedad Possi.

Penélope no puede creer lo que escucha de los labios de su esposo a quien siempre y por las fuerzas de las aparentes evidencias lo llegó a tener como un inepto.

Ineptitud (2007-2008) es un canto al eterno drama en que viven los intelectuales ecuatorianos que tienen que cargar con la cruz apátrida del orgullo muchas veces ciego y regionalista, que al atraparlos destruye al escritor y a toda su familia en un maldecido laberinto político de Mafia, poder y asesinato.

Reflexiones

Reflexiones
Reflexiones

Adiós Silvino

Adiós Silvino Chivo Borbor
Cada vez que salía de la punta de surfear, podía verte con tu figura saludándome con la mano.
Tu amistad era franca, risueña, loca como tu risa en crescendo a carcajadas demencial y estentórea.
Nada podía impedir que de vez en cuando almorzáramos juntos para vernos, conversar y entendernos.
Éramos y por siempre lo seguiremos siendo unos hermanos.
Dejé el surf en 1987 y te volví a ver conversando con mi jefe Iván Vargas en DTC
-ahora los dos juntos han de estar leyendo este poema y riéndose y burlándose de mi sensiblería y de mí-
y al volver a conversar y remontarnos en esos viejos tiempos de nuestra juventud, mi seriedad y perplejidad se confundían en los bajos del Edificio VALRA nuevamente con tu risa de escándalo y contagiosa...
Oh, querido y adorado Chivo, EL ALCALDE DE MONTAÑITA, eras mi pasado glorioso como surfer y yo otro viejo CROMO de la playa la mar de divertido
luego como escritor retirado vuelvo a vivir en tu HOTEL por tres meses donde bajo tu asombro y escándalo pudiste ver como era violado por una argentina madura
y siempre, siempre al encontrarnos las risas iban y las risas venían
  • ¡Uy éste Isósceles siempre es una huevada!
como cuando me pedías que te trajera un par de escorts de Palenque para un billar de Montañita y yo que en mi nota siempre, siempre soy extenso voy y te llevo un lindo y adorable transexual de rubia piel blanca
tu asombro no llegaba a conocer límites jamás conmigo, Silvino, y medio trabado de la risa y aún completamente perplejo me dijiste:
  • - ¡Pero Isósceles, te pido dos chicas de Palenque para meseras y me traes un maricón, estás completamente loco o qué, brother!
¡Ah, Silvino, mi hermano!, la locura es de ambos por ser residentes permanentes de Montañita...
ahora te has ido muy lejos, junto con tantos otros amigos y surfers hijos de Montañita y de la señora Elena
en este poema de despedida no me despido de ti mi hermano del alma sino que vuelvo a salir de la punta surfeando para ser recibido por ti y conversar un rato
jamás habrá un adiós para ti mi querido amigo
porque siempre te tendré a mi lado

Adiós Silvino

Adiós Silvino
Adiós

Reflexiones

LA COMICIDAD EN LA LITERATURA NEGRA (Mafia)

de Edison Delgado Yepez )Sam Scholl)

En 1944 con la creación de la novela OLAS VERDES Edison Delgado Yepez -Sam Scholl, revoluciona los cánones estéticos literarios del Ecuador, al crear el principio de un entramado de seis novelas negras o de Mafia, con un protagonista transexual como Casmen, en la novela OLAS VERDES.

El protagonista transexual Casmene de OLAS VERDES, siempre va a tener aunque sea un rol literario secundario en las cinco novelas u obras literarias Mafia, como en PERMANECE CONMIGO HASTA EL AMANECER, Poemas Salineros, Johnnie Pick Up , HOTEL BERLIN y en THE IRISH PEOPLE, los Irlandeses. En ésta última es donde vuelve a resurgir con fuerza su rol protagónico literario y siempre es o va a ser de suma importancia recalcar el aspecto literario en todo lo que se refiere a Edison Delgado Yepez - Sam Scholl-, para no cometer la imprudencia y grosería de rebajar su tremendo esfuerzo intelectual en algo teatral o televisivo o meramente deportivo, peor aún de tinte político o de farándula rosa y otros epítetos por demás irresponsables y peyorativos.

En Edison Delgado Yepez -Sam Scholl. la literatura ya de surf o negra de Mafia cumple a cabalidad su rol puramente literario sin inmiscuirse en lo periodístico o en la historia del Ecuador.

La comicidad, lo hilarante de sus seis novelas negras, empieza por el juego del absurdo, al ser el primer ecuatoriano que en 1994 crea un protagonista transexual como Casmene y al introducirlo en una novela de Mafia como OLAS VERDES, donde lo que siempre a imperado en el submundo del Crimen Organizado es el respeto criminal al machismo brutal y a veces por demás cruel y sanguinario.

Aquí Edison Delgado Yepez -Sam Scholl- vuelve a romper otro de los tantos paradigmas literarios en el Ecuador ya que al tiempo que se explaya tratando literariamente de qiue el lector comprenda toda la parafernalia transexual en la niñez de Casmene al ser comprendido y adoptado por la regordeta Laura Leon, hermana de don Renzo Leone, en el trabajo literario de Edison Delgado Yepez, OLAS VERDES, también se explora en el aprendizaje del pequeño Casmene ya por ósmosis de toda la aberración sexual que existe tras el submundo de los lupanares de sexo de todo tipo en la Cosa Nostra de la prostitución organizada imaginada e investigada por el autor Edison Delgado Yepez.

En el verdadero submundo del Crimen Organizado jamás un bello y femenino transexual podría ocupar un sitio ni como adoptado siquiera por un familiar para ejercer algún tipo de influencia, poder o regulación.

Es aquí, entonces, donde para lo que son entendidos en las claras reglas de la Cosa Nostra, todo el rol protagónico transexual de Casmene, al final, como una carcajada con efecto retardado sólo podrá causar perplejidad y loca comedia, al tratar de usar la literatura para poner en el mismo nivel de respeto criminal a un poderoso homicida, que tiene su base de operaciones en Muey en el HOTLE BAR DE STREAP TEASE Y RESTAURANTE, "EL MONO JADEANTE" con el mismo nivel y con toda la parafernalia de todo lo que sería absolutamente inadmisible al machismo criminal de la Mafia como el asunto transexual y su vergonzoso protagonismo en OLAS VERDES donde se mueve libremente el actuar y la comedia humana de Casmene.

Entonces, he aquí, la sorna y la brutal carcajada histérica ante semejante combinación tan absurda y es por este motivo tan quebrantador de todos los paradigmas y cánones estéticos literarios del Ecuador, con la aparición por primera vez en la historia de la literatura del Ecuador de un protagonista transexual, que el ámbito en que se mueve la obra de Edison Delgado Yepez -Sam Scholl- SIEMPRE es única y exclusivamente literaria.


Villa Venecia, El Frenesí de la inexistencia y Arena Blanca

VILLA VENECIA

(Continuación de ROXANE) -por Sam Scholl

Después de la muerte de Roxy, el dolor por la incomprensión, casi dejan dementes a Sebastian, Pierina, Shangai girl (Cristina), Erica y en cierta forma y desde lejos a Tamara (Lucky Ladie), que ahora está preñada de Sebastian y se van juntos a vivir ahora que han abierto un DONKIN DONUTS, en Canoa Manabí, como pareja.

Pero en Manabí, Sebastian, vuelve a encontrar fortuitamente o quién sabe como, a Pierina, que ahora hace pareja con una deliciosa francesita llamada Tiffany y que le convencen, para que junto con su Lucky Ladie (Tamara), adopten a una adolescente quinceañera medio hippie y desamparada, una beach bum, exactamente igual como lo era Pierina en su momento a Piluca y nuevamente la vida del pobre Sebastian se le vuelve a hacer un completo y jodido lío por culpa de su buen y noble corazón y de las argucias femeninas de Pierina y Piluca.

Las presiones del trabajo en el DONKIN DONUTS comienzan a agriar las relaciones entre Tamara y Sebastian y éste vuelve a desahogarse sexualmente con la lesbi de Pierina y a tener que soportar toda su locura sicodélica hasta que terminan por escapar del ambiente y atmósfera de MANICOMIO RECORDS de Canoa a Cadéate y tratar de vivir en paz sin las locuras amargas y las escenas de Tamara y los líos de Piluca.

Aparentemente ahora, Sebastian, que se consigue una pensión de jubilado en el Ejército ecuatoriano, pueda tal vez vivir con Pierina lejos de tanta locura en un ambiente ecoturístico en Cadéate, que le fascina a Pierina al igual que todas las mañanas en que Sebastian la satisface sexualmente como a una burra, y ver desde muy lejos, todo el jodido bullicio y las situaciones very demency de la famosa Villa Venecia en Canoa Ecuador.

,EL FRENESI DE LA INEXISTENCIA y ARENA BLANCA (Continuaciones de Roxane y Villa Venecia)

Sebastian ahora tiene sesenta y cinco años desde que empezó su trama con Roxane en el 2010 cuando era un surfista cuarentón.
Después de vivir ocho años en Montañita y de ver morir ante sus ojos a su serranita adorada, la quiteñita aniñada del Batán y Ultimas Noticias Roxane, lo termina por perder todo cuando Pierina se marcha definitivamente a la Yoni por no poder dejar las drogas y sin Tamara, viviendo en una cabaña en Cadéate y casi sobreviviendo a la podredumbre, flaco como langosta al sol como todos lo sque viven en la playa por mucho tiempo.
Sebastian ahora comienza a experimentar su propio frenesí de la inexistencia como jubilado del Ejército ecuatoriano y como un hombre reconcentrado en sus recuerdos que lo llevan incluso a su jodida infancia y a la muerte por suicidio de una prima adorada, Diana.
Pero de pronto es comenzado a visitar por una Súcubo una deliciosa brujita irlandesa quiteña llamada Cinthya que se le metamorfosea de aniñada intelectualoide con lentes a una chola de rubio pelo oxigenado y que lo empieza a perseguir incluso hasta en una fiesta en el salón de recepciones del hotel Quito en Quito la Capital del Ecuador donde se le hace presente en carne y hueso y lo seduce en el ascensor del hotel y luego para terminar jodiendo maravillosamente en un taxi que es pagado para circular por todo Quito nocturno.
En la vida de Sebastian el frenesí de su inexistencia está determinado por la cantidad de mujeres que van y vienen en su vida como las ambateñas Wendy y Elsa que lo retrotraen en experiencias sexuales de trios bisexuales experimentadas en Montañita entre Roxy su adoración y la entonces adolescente rechiflada Pierina.
En ARENA BLANCA, Sebastian se vuelve a quedar solo pero en el SUPERMAXI encuentra a Shangai Girl Cristina y se unen para siempre en sus días postreros y últimos ya ahora viviendo como jubilados de vuelta en Salinas Ecuador.
ARENA BLANCA es el final de la novela surf Roxane y de la vida de Sebastian comenzada en el 2010 y abandonada por Edison Delgado Yepez ante un grave cánce al colon y terminada ocho años después en que Edison nunca dejó de vivir en Montañita Ecuador en el interior de su mente.

Antonella

Antonella

Aún ahora cuando ya todo pasó en realidad no sé que pasó

solo en mi habitación en jocoso arresto domiciliario

con toda la fuerza de mi corazón

y llega la noche aún ahora puedo verte desnuda

y me veo perderme en tu negra jungla

me gusta verte morboso salir desnuda del baño

el recuerdo lo sana todo

todo el amor parece desaparecer todo el dolor de vez en cuando

cada vez que te recuerdo pipona

envuelta en tu piel de zorro

cuando seco tu cuerpo obsceno y tus nalgas groseras y ya no puedo pensar

es tu amor como una flama de oro

flota vaga en mi mente

como cuando te penetraba indolente

y te ríes a mares de mis charlas risueñas

aún ahora cuando tu recuerdo se esfuma

en el frenesí de lo cotidiano

cuando a nadie lo nuestro les importa un pimiento

cuando ya no recuerdo el timbre de tu voz

aún ahora cuando en la cama ya no me corriges mis textos y sin ti ya no sé si lo que estoy haciendo está bien

no puedo verte peinando tu pelo frente al espejo con tu cara afilada de pájaro

y cuando regreso borracho al cuarto de un hotel en Quevedo, Salinas, o Canoa con el mismo dolor que me ahoga el pecho

aún ahora te amo
Tu recuerdo me hace sentir indestructible

me haces humano con tus gemidos

cada vez que con violencia te penetro

perfecta diosa de los bosques

visión en ayahuasca de una perra que cautiva mi corazón

a media noche me pides que te llene el culo de leche

fumo opio como un roedor, como un loco salgo y corro tras tu visión de mujer huyendo precipitada en calzones

sí es aquí donde perteneces en mis alucinaciones en las madrugadas

habitando mi mente y mi corazón

en vano te busco en el bar donde hay tantas chicas que me extrañan y me quieren contagiar un montón de chismes con sus vaginas histéricas

y cuando los años pasen y todo, todo se acabe

ya sea que te vayas o te quedes

solamente estas palabras de amor y reflexión

nos quedarán enterradas en una lejana punta de arena

más todo el tiempo has estado ahí esperando sentada y sudorosa o muerta de frío

y el velo de la noche cae sobre mis párpados y todo mi ser se hunde

en la más profunda de las noches

al recordarte es volver a resucitarte

me duele la próstata cuando pienso en las miles de veces en que te chupé el culo

mucho antes de empezar a besarte los pies

cuando me quedaba dormido en una nube rosa con tus filudos pezones en mis labios

quiero joderte por el culo toda la noche

quiero hacerte un hijo rubio y verte en el trayecto toda barriguda

algunos amigos me dicen que esas mujeres no son, no sirven para echar raíces

más mi mente libre por el opio vuela incesante, peligroso vuelo nocturno para verte desnuda, toda preñadota, después de violada varias veces

sometida en mi mente a la fuerza con los dientes arrancados los calzones
En realidad nunca supe porqué todo entre nosotros terminó, tal vez porque nunca pasó

aún ahora cuando a nadieen Salinas le importa un carajo te sigo recordando Antonella

Antonella

Antonella
Antonella

Esperanza

En mi NOTA soy extenso

Se necesita MECENAS completamente desinteresado para donar 3000 dólares para terminar de reescribir novela surf

ROXANE

abandonada en el 2010 por un cáncer al colon. Ocho años después el autor Edison Delgado Yepez (Sam Scholl) la logra terminar y hay que hacer el levantamiento de texto y pegar las dos partes para luego empezar a reescribirlas mínimo unas veinte veces. La novela está ambientada en los 70's y 80's y geográficamente en Salinas, Montañita, Canoa Manabí, Cadeate, Puerto Lopez y Ayampe. Esta doceava novela de Edison Delgado Yepez (Sam Scholl) - Sam Malone, es la historia de un surfista cuarentón de Salinas Ecuador, Sebastian, que junto con sus amigos están a punto de convertirse en criminales por el desempleo y la chirez, hasta que, Sebastian el protagonista conoce a Roxane, una quiteñita aniñada de el Batán y Ultimas Noticias y se quedan chiflados de amor el uno por su serranita y ella por su monito tan duro, bronceado por el sol y bello como persona y amantísimo delicado hasta besarle los pies y el ano. De inmediato la suerte cambia para Sebastian y les sale un trabajo en Montañita donde se quedan viviendo junto a una descocada y rechiflada wild cherry adolescente llamada Pierina, que de remate, en aquella atmósfera de Montañita de manicomio records los seduce más a Roxane que a Sebastian de vivir en poligamia mientras ellas se la pasan lavand platos y fumando yerba y hablando pavadas mientras Sebastian trabajo como burro supervisando la construcción de un HOTEL con su amigo inseparable Duval y asombrandose de todas las clases de locuras que ocurren en las noches en la tercera planta del hostal róstico donde viven en carpas a lo beatnik el MAYFLOWER.

SINOPSIS
ROXANE - Sam Scholl

Sebastian es un surfista cuarentón y venido a menos que tiene que pasar toda clase de peripecias para sobrevivir y ayudar a sobrevivir a sus amigos todos acosados por el desempleo y el fracaso laboral y que no logra hallarse a sí mismo en Salinas-Santa Elena-Ecuador, aunque una afortunada noche encuentra y se enamora de Roxane, una quiteña la mar de dulce, y con la que -con mucho esfuerzo y a costa de un breve escándalo familiar-, se traslada a vivir y trabajar a Montañita, un santuario para los extranjeros y para toda persona con espíritu y mentalidad cosmopolita.
En Montañita, Sebastian y la dulce Roxane experiementan una gran revolución sicológica al conocer a una wild cherry, llamada Pierina, que es una chica out of your fucking mind, y very crazy, que los seduce y convence para vivir en una auténtica poligamia muy condimentada con harta marihuana.
El pobre Sebastian tarda mucho en comprender toda la locura que lo rodea, pero acude infaltablemente a su trabajo como supervisor en la construcción de un gigantesco HOTEL en Montañita, que es un verdadero monumento al cruce cultural entre los nativos locales de Montaña y todo el mundo exterior, típicamente occidental.
Cuando Roxane enferma de cáncer al seno, Sebastian no logra explicarse el porqué siempre le toca vivir estos dramas al estilo de Shakespeare en lugar de disfrutar de una vida tranquila y normal como aparentemente la viven los demás, y hasta el último minuto, cuando le toca cerrar los ojos de su amada serranita, le demostrará que ella no está sola y que morirá rodeada de su amante y de Pierina, que sorprende a todo el mundo al convertirse en aquellos terribles momentos en una fiel ayuda y compañía para su amiga deshauciada.

NOTA
Desde 1998-99 usa el nickname o nombre de pluma de Sam Scholl y así es como se me viene conociendo con este apellido casi impronunciable como el escritor más prolífico de la generación del 66 y siempre subterráneo en la huitoria de la literatura guayaquileña ecuatoriana.
Saludos,
Edison delgado Yepez
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VILLA VENECIA (Continuación de ROXANE)

-por Sam Scholl

Después de la muerte de Roxy, el dolor por la incomprensión, casi dejan dementes a Sebastian, Pierina, Shangai girl (Cristina), Erica y en cierta forma y desde lejos a Tamara (Lucky Ladie), que ahora está preñada de Sebastian y se van juntos a vivir ahora que han abierto un DONKIN DONUTS, en Canoa Manabí, como pareja. Pero en Manabí, Sebastian, vuelve a encontrar fortuitamente o quién sabe como, a Pierina, que ahora hace pareja con una deliciosa francesita llamada Tiffany y que le convencen, para que junto con su Lucky Ladie (Tamara), adopten a una adolescente quinceañera medio hippie y desamparada, una beach bum, exactamente igual como lo era Pierina en su momento a Piluca y nuevamente la vida del pobre Sebastian se le vuelve a hacer un completo y jodido lío por culpa de su buen y noble corazón y de las argucias femeninas de Pierina y Piluca. Las presiones del trabajo en el DONKIN DONUTS comienzan a agriar las relaciones entre Tamara y Sebastian y éste vuelve a desahogarse sexualmente con la lesbi de Pierina y a tener que soportar toda su locura sicodélica hasta que terminan por escapar del ambiente y atmósfera de MANICOMIO RECORDS de Canoa a Cadéate y tratar de vivir en paz sin las locuras amargas y las escenas de Tamara y los líos de Piluca. Aparentemente ahora, Sebastian, que se consigue una pensión de jubilado en el Ejército ecuatoriano, pueda tal vez vivir con Pierina lejos de tanta locura en un ambiente ecoturístico en Cadéate, que le fascina a Pierina al igual que todas las mañanas en que Sebastian la satisface sexualmente como a una burra, y ver desde muy lejos, todo el jodido bullicio y las situaciones very demency de la famosa Villa Venecia en Canoa Ecuador.

Esperanza

Esperanza
Esperanza

Reflexiones

LA ANARQUIA Y LA LIBERTAD EN EL REALISMO LITERARIO DE Edison Delgado Yepez

A primera vista lo que más impresiona en el realismo literario de Sam Scholl ( Edison Delgado Yepez), es un confuso desorden, muchas de sus narraciones, como en Fragmentos Salineros, y LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, resultan complejas, por la cantidad de recuerdos, flashbacks, que retrotraen al lector a episodios del pasado de los protagonistas, sacándolos o mejor dicho, interrumpiéndoles a los lectores su linea de tiempo, espacio o continuidad de la historia que se está leyendo o contando oralmente.

¿ a qué se debe esta intención de presentar a los lectores una primera impresión de ser el trabajo de un novato que escribe más bien todo confuso y desbaratado?

La primera respuesta podría venir de su autoeducación; si el ritmo de su erudición es seguido, permanente, y o pero anárquico, es muy posible que así también resulte su estilo literario en la mayoría de los casos. Anárquico y desordenado a la hora de ser leído por sus consumidores.

" Está muy bien escrito y atrapa al lector, pero es muy tedioso a la hora de querer profundizar en el trabajo por ser enrevesado y confuso; en realidad no es nada fácil a la hora de tratar de aprhender la novela LLegaras tarde a la playa".

En ARENA AMARILLA y su doceava novela Roxane, también sus protagonistas intercalan su cotidiano devenir con pensamientos sueltos ajenos a la linea de tiempo en que se narran los acontecimientos literarios, lo que podría causar confusión a los lectores profesionales al querer constatar la autenticidad entre el pensamiento citado mentalmente por los protagonistas y la autoría de los mismos ya con nombres conocidos completos o por sus seudónimos y en algunos casos por sus iniciales solamente, que es así como el autor los encontró e incorporó en sus proyectos y más tarde en sus obras literarias.
Ahora bien, vamos a la intención, del autor, ¿es que lo que se pretende -como en el caso de su novela Sociedad libre-, el tratar de contagiar la propia alienación del protagonista fumador de yerba al lector?

En todo caso siesta sería la intención efectista del autor sobre el lector estaría bien y muy acertado tanto culantro en la linea de espacio tiempo de la novela Sociedad libre, " tus novelas están tan bien hechas que hasta a mi me provoca dejar botado el trabajo, intoxicarme con yerba y salir corriendo desnudo por la playa, o bañarme borracho en la noche con una jeva o cometer algún tipo de locura así".

Éste sería otros de los muchos comentarios que el propio autor a llegado a escuchar de los lectores que han tenido la amabilidad y la confianza de converzarle sus pareceres al respecto.

¿Por qué?

¿Por qué?
¿Por qué?

ARENA AMARILLA

ARENA AMARILLA por Sam Scholl

SAN MATEO EN MAREA BAJA
Si llega un momento en que uno no puede decir lo que piensa, entonces debe perderse en lo más profundo del bosque y dejarse morir en una choza.

Jack Kerouac

Cuando los chicos se despertaron, cada uno tenía su propia experiencia, archivada en los más profundos anales de sus cerebros, y sus propias conclusiones, de aquel viaje en PEDRO. Claudia estaba con el labio hinchado y partido, su estómago le ardía por el hambre, había salido de la carpa y sus pupilas se resentían por el efecto de los incipientes rayos de sol, le ardía tremendamente la piel por haberse expuesto excesivamente al sol y quería ver el mar, su rugido intermitente era un llamado salvaje para ella y no lo podía resistir; Pava Loca estaba con todo el cuerpo lleno de arena, quemado por el sol y adolorido, sus músculos triturados por el esfuerzo demencial de correr por todo el desierto, y Danni había soñado toda la noche con el entierro de su padre, el dolor de su madre y la sorpresa e interrogante perenne en el rostro de su pequeño hermano. Recordaba:

¿Dónde está papá?

Afuera el mar bramaba por sus respetos.
Pava Loca buscó en su mochila un traje de baño de repuesto, se lo puso, enceró su tabla y se metió al agua. Remó y remó hasta llegar a la punta. Las olas continuaban llegando, pero más finas, más peligrosas, más hueco era el descenso en marea baja. Estaba solo. Al rato se le unió Danni y juntos esperaban en silencio la llegada de las olas. Era todo lo que había que hacer…esperar el verano, bello, interminable, imposible de olvidar y de vivir sin él. El verano se había convertido para ellos en una puerta para entrar y conocer todo tipo de libertades, todo tipo de gente y culturas, unas más raras y peculiares que las otras. Su mundo se iba expandiendo, las fronteras se derribaban e iban más allá de la ciudadela Urdesa o del barrio del Miramar.
Al fondo, cubierto por una densa neblina, se empezaron a divisar las líneas que surcaban el mar. Al fin venían las olas. Pava Loca se dirigió a su encuentro y empezó a meter los brazos en la fría agua. Danni lo siguió, de mala gana y juntos se volvieron a posicionar en la punta de quiebre.
Cuando llegó la primera tanda, Pava Loca se fue en aquella ola, trepándose en aquella gigantesca masa de agua con la destreza de un gato callejero. La bajó, pegándose, muy elegantemente a la pared, y tubeándose de inmediato. Fue un tubo largo, el tubo de una ola de cuatro metros en marea baja.
En la playa, Claudia era un mudo testigo de aquella proeza, de aquella exhibición de extraordinario equilibrio.
Más atrás venía Danni, cortando la ola radicalmente como Cheyenne Horan, al tiempo que le daba la espalda a aquella pared de agua.
Claudia no había desayunado aquella mañana, y se le antojaban unas chuletas ahumadas con unos huevos revueltos y un buen vaso de jugo de naranja. Pero todo lo que la rodeaba en aquel momento era el desierto infinito, seco, caliente, aquel pobre y anónimo cementerio, la playa con aquella arena amarilla, y las olas donde se recreaban sus amigos. Claudia sentía que había vivido tanto, tanto, que era como si todos los siglos del mundo le hubieran caído encima, su pelo se había vuelto blanco, sus dientes se habían podrido y caído, su rostro bello se había quedado lleno de surcos que la hacían una mujer diferente e irreconocible, el peso atómico de las estrellas la sofocaba, la belleza de las constelaciones la mareaba, todo parecía una exposición fílmica de un documental astrofísico de Carl Sagan. Todo un sistema solar habitaba en su cuerpo, hecho de polvo estelar, y todo aquel milagro se acabaría con su muerte, su desintegración final. Todo se desintegraría de manera inmediata, con el fin de su existencia material. Nada quedaría para el recuerdo, sólo este pobre testamento. Su vida sería rescatada, como un fragmento enterrado en la arena del desierto, como un tesoro arqueológico, a donde se llega después de descifrar un complicado pergamino lleno de jeroglíficos ininteligibles, salvo para los expertos.
Cuando Pava Loca llegó a la orilla, volvió a remar en dirección a la punta y lo mismo hizo Danni. El mar helado, el esfuerzo físico y la concentración necesaria para bajar aquellas olas gigantes de cuatro metros, les había hecho olvidar que tenían hambre. Nada existía en sus mentes, salvo la necesidad de volver una y otra vez a desafiar a la muerte, montando aquellas colosales masas de agua fría, salada y verde. Su pasado no importaba, no existía filosofía alguna que lo justificase, su presente estaba absorbido por las circunstancias peligrosas, y en aquel momento, estaba prohibido pensar. Para Danni los libros contenían todo el conocimiento del mundo y en aquel desierto de San Mateo, había tenido una revelación que lo conectaría con su padre de una manera mucho más íntima, pero nunca podría volver a hablar con él, a escuchar su voz, a sentir sus caricias. Esto era lo que le proporcionaba mayor dolor. Aquella ausencia, aquel vacío infinito lo volvía loco de rabia. Era la misma sensación de frustración que sintió cuando su padre lo abandonó temporalmente para irse a vivir en una casa de reposo en Cuenca. Danni se trastornó y sufrió mucho porque pensaba que su padre lo había abandonado porque ya no lo quería. su carácter se volvió violento, ingobernable y terco. Su salud se resintió mucho con aquella fiebre reumática y a duras penas su organismo logró soportar las dolorosas inyecciones de aquel polvo blanco que le suministraban. Cuando Danni regresó al hogar de los Pulido, sufrió un desvanecimiento que asustó de muerte a todo el mundo y los doctores dijeron que ya no le inyecten más aquel polvo blanco porque el niño estaba casi sin glóbulos rojos. Su padre estaba loco de furia contra Penélope, pero cerró la boca, comió mierda y no dijo nada, porque él estaba de regreso en un hogar casi destruido.
Sólo cuando Danni surfeaba podía dejar de pensar en el pasado y de citar frases de los muchos libros que había leído. Este deporte era lo único que le proporcionaba el olvido indispensable para seguir viviendo con cordura, sin dolor reprimido en silencio. Gigantescas gotas de agua salada le salpicaban la cara cada vez que pasaba por encima de una pared de agua, tras otra, remando para llegar al punto de quiebre. De pronto, Danni sintió algo extraño que lo rodeaba, como si de su tierno cuerpo se desprendiera un aura. Era como una presencia, un espíritu, ¡era el alma de su padre!, que vivía en él se separaba de él…¿se liberaba?, se elevaba por el aire hasta el infinito, y recorría toda aquella punta de quiebre, volviendo a mirar todo desde un punto de vista celestial. Entonces, en aquella inmensidad, entre aquel infinito mar, en medio de aquel mar turbulento, adentro, hundido de agua hasta los hombros, rodeado de gigantescas y peligrosas olas, Danni le dijo adiós a su padre.
FIN

ARENA AMARILLA

Arena Amarilla por Sam Scholl

ALUCINACIONES

Bueno es mentir si merece la pena, pues a mi parecer el que miente y el que dice la verdad van entrambos al mismo fin de atender a su provecho. Miente el uno porque con el engaño espera adelantar sus negocios; dice la verdad el otro para conseguir algo, cebando con ello a los demás para que le fíen mejor sus intereses. En suma, con la verdad y la mentira procuran todos su utilidad; de suerte que creo que si nada se interesara en ella la gente, todo este aparato de palabras se lo llevaría el aire, y tan falso fuera el hombre más veraz, como veraz el más falso del universo.

HERODOTO

Una de las cosas que se aprende en el desierto es que el tiempo es un reloj sin manecillas, es como leerse una novela de Carson McCullers o un libro del profesor Kenneth Galbraith, el tiempo transcurre imperceptiblemente. Las mañanas son frescas, casi frías, pronto los muchachos se metían en el agua y calentaban sus cuerpos, las tardes pasaban rápidamente entre las gigantescas olas y el frenesí deportivo y pronto llegaban las horas mágicas y surrealistas del crepúsculo. Aquellas maravillosas caídas de sol convertían a los muchachos en vibrantes testigos del mejor espectáculo de la Tierra. Todo el desierto parecía recibir el impacto de un sol que al tiempo que lo calcinaba lo sumía en las más tétrica oscuridad.
El aguaje de San Mateo llevaba ya tres semanas de continuo oleaje. Danni y Pava Loca habían experimentado un cambio: sus cuerpos habían eliminado las grasas innecesarias y ahora eran pura fibra. Hasta Claudia había perdido peso, pero aquella grasa pequeño burguesa se había convertido en formidables curvas, llenas de erotismo. Claudia se había convertido en la mujer de los dos. Satisfacía tanto a Pava Loca como a Danni, y a veces a los dos al mismo tiempo. Era como la Marylou de Jack Kerouac en su novela EN EL CAMINO, pero era una Marylou más atrevida, más sincera, más amorosa, ¿tal vez estaba enamorada de los dos al mismo tiempo?, nadie lo sabía.
Aquella noche de Enero del 72, los tres chicos saboreaban su última lata de chancho con menestra. Pava Loca le preguntó a Danni:

¡Bueno!, ¿y ahora qué diablos hacemos?, ¿nos regresamos?
Bueno, todavía hay olas, ¿no?, si estamos desesperados, sólo nos queda un último recurso…
¿Y cuál es ese recurso?-preguntó Claudia-.
Bajemos del cerro del cementerio y visitemos a mi tía Rina…
¿Vive aquí?
Al final de la playa, por estas épocas sabe venir a pasar sus días.
¿Y por qué no fuimos desde el principio?, ¡oye hace rato que estoy hostigada de comer comida enlatada…
No esperaba que las olas duraran tanto…

Entonces Danni citó mentalmente un pensamiento del profesor John Updike: el sufrimiento, la abstinencia, la esterilidad, las dificultades y carencias forman parte indispensable de la educación, de la iniciación podría decirse, de todos los que quieren seguir a Jesucristo. Pero pronto apartó aquellos tristes y falsos pensamientos, productos de la insolación y del desierto; producto de una filosofía de esclavos, resignados a su tragedia histórica como los primeros cristianos sacrificados cruelmente por Nerón. Él no era Jesucristo y no creía en nada de esas cosas. No estaba en aquel inhóspito lugar para probar que era el hijo de Dios ni para resistir ninguna tentación diabólica, sino que había venido a correr olas y a pasarlo estupendamente junto a sus amigos. ¡Qué manera de pensar en cosas absurdas!, pero no lo podía evitar. Desde la muerte de su padre se tomó en serio el asunto de tratar de leer todo lo que estaba en aquella Biblioteca, en ser un excelente alumno y en terminar aquel bachillerato de manera segura y brillante. Pero nunca se imaginó que tendría que pagar un precio, que todo aquel conocimiento se le enredaría en el cerebro, que los autores de aquellos libros dirigirían su vida mental, que de un momento a otro ellos saldrían a la luz y le demostrarían el camino de un mundo ideal, donde las ideas luminosas tendrían siempre el control. Danni vivía en el mundo de las ideas de la misma manera que su padre muerto.

Entonces ocurrió algo tremendo. Los chicos escucharon un ruido tremendo, algo apocalíptico y al asomarse a ver qué pasaba vieron una gigantesca muchedumbre, que subía la loma con antorchas y completamente loca y enfurecida.

-¡Chispas!, ¿qué rayos pasa allá?

Y al mismo tiempo se producía una estampida y un alboroto en el bar de streap tease, que estaba colocado más allá del cementerio. Los hombres gritaban, las bailarinas abrían la boca, toda desencajada e insultaban, luego pedían ayuda…
Cuando los chicos volvieron a ver, tenían toda la muchedumbre encima de ellos, pero pasaron por entre ellos, que se quedaron congelados de terror, e iban presididos por unos policías, completamente asustados, pálidos y traumatizados, que no podían parar la multitud. Lo que ocurría era que las mujeres de los pescadores, hartas de que sus maridos se gastaran toda la plata en el bar nudista, se rebelaron, se han envalentonado, se han organizado y ahora le van a tumbar el quiosco a las putas y luego les van a prender fuego.
Pava Loca en medio de aquella multitud, lo primero que pensó, al ver que se acercaban, fue en salir corriendo y salvar la vida internándose en el desierto, pero cuando vio que la cosa no era con él, EN MEDIO DE TODA AQUELLA MULTITUD CON POLICIAS Y TODO, se prendió un grifo y se lo empezó a fumar delante de todo el mundo, como si el honorable Congreso Nacional hubiera legalizado la yerba de un día para otro.
Claudia, toda temblorosa le decía.

Oye, Xavier, qué te pasa, ¿acaso estás loco?

Danni se cagaba de la risa de manera demencial, simplemente no podía creer lo que estaba viendo con sus propios ojos.
PAVA LOCA FUMANDO YERBA DELANTE DE TODO EL MUNDO Y DELANTE DE LA POLICIA.
Pero la cosa iba en serio.
La masa de gente enardecida, le cayó encima al Chongo, rompieron las ventanas, tumbaron las puertas, y finalmente, le prendieron fuego a todo el local. Se armó un verdadero bate royal.
Era el caos, el fin del mundo. Las bailarinas y las putas salían despavoridas, medio desnudas y medio locas de terror e impotencia por la puerta de atrás y se iban corriendo, internándose en el desierto, gritando como locas.
Las mujeres de los pescadores, como locas histéricas, gritaban y aullaban, dando grandes alaridos de victoria, blandían con sus brazos fuertes las antorchas purificadoras. Todas estaban vestidas de negro. Era una conspiración y una conjura demencial.
Los policías pedían la calma y la vuelta a la cordura, y a duras penas ayudaban a las bailarinas y a los borrachines rezagados a salir del chongo, que se quemaba íntegramente, arrojando llamaradas de varios metros de altura.
Pava Loca, Danni y Claudia se quedaron alucinados al presenciar aquel fuego, aquella combustión purificadora.
Al fondo del desierto una treintena de mujeres semi desnudas y con el cuerpo muy tatuado, dejaban de correr y se sentaban en la arena, nerviosas, agitadas, confusas, dementes. Todo parecía la reunión de unos buitres en espera de alguna carroña para saciar su hambre.
Cuando todo acabó, los chicos decidieron ir a darle una vuelta de visita a la tía Rina de Danni.
Caminaron hasta el final de la playa y al fondo divisaron la gran mansión de madera. La preciosa señora se encontraba de vacaciones en su residencia. Ella había hecho mucho dinero durante la presidencia de Eisenhower, hasta que una deficiencia cardíaca le impidió al gran General seguir en la Casa Blanca. Incluso la tía Rina de Danni se hizo fiel compañera de golf de Ike. Y siempre se jactaba de quedar admirada de la gran resistencia de aquel viejo. Caminaba y caminaba, incansablemente, por aquellos campos, empujando incansablemente, la pelotita hasta terminar todos los hoyos. Tal parecía que Ike se pasaba todo el tiempo jugando golf en vez de gobernar a la nación más poderosa de la Tierra.
Les salió a recibir su fiel mayordomo, y les hizo pasar a los chicos a la recepción. Después de un rato bajó la noble señora y saludó con un beso en la mejilla a Danni.
Ella le reclamó su alejamiento de la familia. Y luego le dijo:

Ojalá no hayas salido como tu padre que era un ermitaño, un ser bastante antisocial. Ven, te voy a enseñar algo. Aquí tengo unas fotos de tu padre cuando era niño y fue portador de aros en mi matrimonio. Acá está sentado en las rodillas del rey de California: John Milano. Recuerdo muy bien lo que él le dijo:
¡Pero qué niño tan bonito!, ¿cuándo vienes a visitarme a mi rancho, pequeño señorito?, te tengo una linda chica rubia para ti… Esas fueron sus palabras. ¡Tu pobre padre!, nunca supo adaptarse a este mundo, su reino era el de las ideas. Tal vez si hubiera nacido allá, habría podido ser feliz y próspero, un escritor respetado y reconocido como un pilar de información para la sociedad. Tu padre siempre fue norteamericano y corrupto.
¿Y corrupto?
Sí, ¿apuesto cien dólares a que nunca te contó cuando, junto con sus amigos: Toro Loco, Pelele, Pollo Roto, Miko Loco y Eddie Sugar, estafaron a unos importantes intermediarios de arroz, diciéndoles que eran dueños de una piladora, les enseñaron una muestra de excelente arroz flor y luego les vendieron, carísimo, ochocientos sacos de arroz del Estado, de pésima calidad, que estaba destinado para ser repartido entre los pobres?, ¿verdad?, tuviste que haberlo visto, sacándose la madre en la bodega clandestina del vendedor de huevos de Eddie Sugar, cambiando los sacos del arroz del Estado por los sacos nuevos con que iban a estafar a esos pobres diablos.
¿Usted leyó su libro, DEMOCRACIA Y LIBERTAD?
No, pero sí escuché toda clase de comentarios, y los que más me impresionaron fueron los que calificaban a aquel libro de irreverente, obsceno, en lo que respecta a la mezcolanza que hizo con aquellos poemas, seguramente, para imprimir cierto atractivo juvenil a su dislocada ideología neoliberal. ¿quieren nadar en la piscina?

Todos dijeron que sí.

Aquella piscina le trajo un borroso recuerdo a Danni. Su padre le había comentado que en aquella casa, cuando él era pequeño y estaba de visita, había saltado el muro que los separaba de los vecinos, y que se había internado en aquel cesped hasta que unos perros salchicha lo sacaron corriendo despavorido, por el nerviosismo perdió pie y se cayó y se sintió desmayar cuando lo alcanzaron los diminutos canes.
La señora en traje de baño negro, se recostó en una silla plegable, de color blanco y se quedó ahí, tranquila, tomando el sol.
Claudia no paraba de mirar la piel delicada y bella de aquella dama. Parecía la piel de Cleopatra, que nunca envejecía por sus baños diarios con leche de burra o algo así. El rostro mismo de aquella señora le parecía egipcio, enigmático, de una belleza insondable, era casi como el de una diosa egipcia. La Nefertiti retratada magistralmente por Norman Mailer.
Danni y Pava Loca al fin lograron refrescar su piel torturada por el sol, la arena y el sudor en aquella agua dulce y fresca. Al fondo del salón, el mayordomo había puesto la radio, y de aquel instrumento, salían las notas de una canción de Barry Manylow, la estrella rutilante de LAS VEGAS. La señora ordenó que le trajeran el televisor y al encender la pantalla, sintonizaron canal dos, donde pasaban el show cómico de Carol Burnett. En aquel episodio, aparecía toda guafachoza, con un cubo de agua y un palo para trapear pisos, y se dedicaba a mantener un monólogo muy gracioso sobre las ridículas paradojas de la vida laboral de una mujer proletaria de New York.
Danni le preguntó a la tía Rina:

Disculpe la molestia, tía, ¿pero tiene algo de comer?
La comida en esta casa hay de sobra y hasta para regalar, pero hijo, está completamente congelada, tendrán que esperar a que se prepare todo.

Y con un tono imperioso de emperatriz rusa, le gritó al mayordomo, que preparara un buen guiso para Danni y sus amigos, y que haga suficiente por si querían repetir.
Cuando Danni se encontró frente al jugoso y humeante guiso de chuletas y huevos revueltos, su mente proyectó un pensamiento de DH Lawrence: obedecer al instinto más profundo es nuestro destino.
Danni, Claudia y Pava Loca devoraron con hambre atrasada aquellas chuletas de cerdo ahumadas con huevos.
Ella les preguntó:

¿Qué hacen por acá?
Estamos corriendo olas, las olas no paran de llegar a la orilla, pero ya se nos ha acabado la comida y el dinero.
No se preocupen más por eso. Sólo tienen que venir y pedir. Yo me siento terriblemente sola y aburrida, aquí. La compañía de gente joven me hará bien- afirmó esto último con el gesto majestuoso de una reina austro-húngara-.

Con todos los problemas logísticos solucionados, los chicos volvieron al cerro del cementerio a sentarse frente a sus carpas y extasiarse frente al maravilloso espectáculo que ofrecía el mar rayado por las ondas que terminaban agónicamente en la orilla de San Mateo.
Claudia dijo:
Se nos acaba la yerba.
Eso no es problema-dijo Pava Loca-, yo tengo un par de mugas por ahí en mi mochila, sólo tendremos que ajustarnos y fumar agujitas.
Esas agujitas para lo único que sirven es para surfear más cool y acostarse a dormir.

De pronto los chicos vieron en la playa, la figura solitaria de Iván, que caminaba con la majestuosa solemnidad de un monje Krsna.
Claudia lo llamó y el chico hizo visera con la mano, los divisó y empezó el ascenso de la montaña.
Iván era un dato fuera de serie. Su vibra era muy dulce, una persona noble, estaba hambriento, pero prefería someter su cuerpo a la tortura y la renuncia antes que dejar su playa preferida. Después de que se había instalado les dijo a los chicos:

¿Quién quiere acompañarme a bucear?, me muero de hambre y estoy dispuesto a cazar una tortuga, apuñalearla, descuartizarla, beberme su sangre y sobrevivir…

A Claudia, aquella idea le pareció repugnante y primitiva, de alguien que estaba fuera del mundo civilizado, pero no dijo nada y se recostó entre sus dos hombres.
Pava Loca y Danni se miraron el uno al otro y la idea les pareció interesante y nueva. El mundo no sería más que un asilo para ancianos sin las experiencias nuevas y el conocimiento añadido que proporcionaba el ímpetu, la ambición y el hambre de poder de la juventud. La juventud siempre lo revolucionaba todo, desde los catorce años hasta los veinte el joven poseía una fuerza física arrolladora, casi divina, por su mente no pasaba la idea de la muerte, el dolor o el sufrimiento. Pero el destino juega con los hombres como conejillos de indias, unos vienen al mundo en la más extrema pobreza y otros con una cuenta de crédito multimillonaria en el banco, unos nacen con estrella y otros estrellados; todos luchan contra el destino sin darse cuenta: contra una enfermedad terminal, un hijo amado y perdido en la droga, la vejez o la pobreza. Ni Zeus podía detener el destino de los hombres, Casandra de Troya podía ver el futuro, pero no podía cambiarlo. Muy pocos tenían la suerte de vivir una niñez feliz y despreocupada porque pronto el destino los enfrentaba contra el horror y la brutalidad de la lucha por la supervivencia del más apto.
Se incorporaron y acompañaron, barranco abajo, a su loco amigo y cuando éste se terminó de colocar el equipo de buceo, se metieron al agua.
Aquellas profundidades, de color jade, eran casi transparentes. Las rocas parecían mecerse de un lado para otro, pero todo aquello se trataba del efecto que producían las algas adheridas a las rocas. Aquellos abismos azules, intimidaban, peces raros y con rostros monstruosos asomaban sus caras, apareciendo de pronto de entre las brumas azules y gélidas de las profundidades. La naturaleza en Manta es grande, todo grande. De pronto Iván se lanzó en picada, profundidad abajo para arrancar del fondo arenoso y rocoso una gigantesca langosta. Regresó con aquel animal, cogido de las antenas y se lo puso en las manos de Pava Loca. Luego salió a la superficie, respiró con el snorkeer y volvió a sumergirse y esta vez fue a por una tortuga de buen tamaño. Se le acercó al confiado y dócil animal, y le asestó una puñalada mortal en el cuello con su cuchillo de buceo. Entonces salieron jadeantes a la playa. Pero Danni retenía en la mente la muerte y el sacrificio de aquel animal: estaba manchado de sangre.
Cuando volvieron a subir la loma, encontraron a Claudia, recorriendo las tumbas del cementerio, recogiendo palos y basura para quemar y hacer una fogata. Pava Loca, mucho más diestro en aquel asunto, se metió en el desierto bíblico y empezó a recolectar buena leña.
Cuando finalmente consiguieron encender un buen fuego, Iván tenía envueltos en pequeñas ramas puntiagudas, pedazos crudos y sanguinolentos de tortuga y langosta, que de inmediato los puso a asar. Aquella escena se asemejaba a un sacrificio de los antiguos para sus dioses del Olimpo. También tenía un gran vaso repleto de sangre de tortuga. Después de ofrecérselo a todos y de ser rechazado por todos, se lo bebió él de un solo trago y sin respirar.
Claudia sentía que se le revolvía el estómago. A Danni se le vino a la mente una cita de Jack Kerouac: que claramente nos damos cuenta de cuándo nos estamos volviendo locos; la mente se sume en el silencio, físicamente no ocurre nada, la orina se acumula en la vejiga, las costillas se contraen.
Los tres fueron testigos de un asesinato y de un acto salvaje contra la naturaleza. Su amigo Iván se había comportado como un Caín contra la naturaleza. Grifotes como estaban, después de pasarse uno de los últimos porros de yerba que le quedaban, alucinaban a Iván como si fuera un primitivo homínido, devorando aquellas piezas de carne humeante, medio asadas y medio crudas, un poco sanguinolentas. Todo aquel asunto era absolutamente demencial. El método primitivo de comer con las manos era un ritual antropológico, Iván era para los ojos alucinados de aquellos chicos un subhumano, un sobreviviente, sus dientes y muelas trituraban aquella carne que iba a parar a sus intestinos para darles calor, fe, ¿valor?
Claudia sentía que se estaba volviendo loca y no paraba de mirar a sus compañeros de manera interrogativa, movía la cabeza en busca de auxilio para su cordura, tratando de arrancarles con la mirada alguna palabra que aclarara todo aquel asunto.
Cuando finalmente Iván se hartó, se arrellanó sobre la arena y se apoyó contra una mochila y les dijo a los chicos:
¿Alguna vez han probado PEDRO?
No.
Yo tampoco.
Le tengo miedo a esos experimentos-dijo Pava Loca-.
Sólo basta unas gotitas y todo reventará en sus cerebros, ¿quieren probar?
Déjame verlo-dijo Claudia-.

Iván rebuscó en su mochila y sacó un pequeño frasquito, color púrpura, el color de la locura. Parecía aquellos frascos donde se guardan caros perfúmenes de la aristocracia guayaquileña. Y luego dijo:

¡Aquí está!, y abrió la tapita.

Pava Loca dejó caer en su lengua un par de gotas de PEDRO de aquella mágica pócima y luego se levantó y se fue caminando en dirección del desierto. Él dijo que si algo le iba a pasar, que sea en el desierto porque temía morir ahogado en el mar.
Danni y Claudia hicieron lo mismo y se quedaron sentados junto a la fogata, pero después Danni se encontró-sin saber cómo ni como había llegado allí-, dentro de la carpa junto a Claudia.
Mientras tanto Pava Loca se encontraba corriendo, desnudo, con los ojos desorbitados, errante por el desierto de San Mateo, escurriéndosele espuma por la boca. Iba y venía de un lado para otro, corriendo desnudo y a veces gritaba y soltaba unos alaridos demenciales, como si fuera un soldado de infantería embistiendo al enemigo, en plena batalla.
Danni no supo cómo ni en qué momento había dado a parar, con todos sus huesos, en la carpa de una bruja, que se hallaba en pleno desierto.
La bruja Alcira, le sostenía la mano, leía las líneas y le hablaba sobre su futuro. Palabras ininteligibles, que el efecto alucinante del PEDRO las hacían incomprensibles. De pronto la maga le metió la mano en el bolsillo del pantalón de baño de Danni y se metió en su cartera unos cuantos sucres. Después la mujer madura se empezó a desnudar, poco a poco, y se acostó en una hamaca confeccionada con redes de pesca y su rostro se relajaba entre una multitud de colores y entre una humareda que salía de un habano que se estaba fumando despacio.
Los ojos de Daniel –por el efecto de la droga-, podían apreciar cada detalle erótico de aquella mujer chola de piel color aceituna y ojos almendrados. Sintió entre las piernas una poderosa erección, que casi le hizo gritar de dolor y la vieja bruja también se dio cuenta de aquello. En la cabeza afiebrada por las alucinaciones se le vino un pensamiento que fue citado por Jack Kerouac: Dios tiene por norma hacer que nuestras vidas sean menos crueles que nuestros sueños. Entonces Alcira lo comenzó a llamar para que se acerque, en un lenguaje típico de los huancavilcas y ya perdido: el TALLAN, lenguaje extraviado en la memoria de los comuneros de la playa. Como Danni estaba paralizado por el efecto idiotizante del PEDRO, la bruja, que sentía las entrepiernas empapadas de deseo, se le acercó lentamente al joven surfista. Luego le metió la madura y hermosa mano entre los broches del pantalón y se lo sacó. El falo del muchacho estaba a punto de estallar. La bruja se quedó extasiada al ver el duro falo del muchacho, que goteaba por el éxtasis y de inmediato se lo chupó. Cuando la maga hubo saboreado, por un buen rato, la carne del muchacho, se le montó encima. Aquella jodienda con una mujer madura y excitada, todo sazonado con la droga, era algo inimaginable, de una dulzura exquisita. Aquella mujer chola gemía, se retorcía, casi lloraba y su sapote era una caverna, que chorreaba su esencia como una catarata que bañaba las carnes sudadas del muchacho. Luego la chola se puso en cuatro y le indicaba por señas a Danni, que la montara por atrás, que se le trepara entre las nalgas, la penetrara por aquel lugar estrecho, hediondo y prohibido, y la jodiera. Danni obedeció y la penetró con facilidad porque aquel templo también estaba empapado por el deseo, hacía una espuma fragante a olor de tripas con el sutil frotar de las carnes completamente irrigadas de sangre. Cuando ambos acabaron, la bruja se desentendió fríamente del muchacho y salió al patio para ducharse al aire libre con su maduro y grueso cuerpo desnudo.
Mientras tanto, Claudia estaba caminando como loca perdida por la playa, recogiendo caracoles, que en su mente afiebrada por el PEDRO, al tocarlos se convertían en mariposas multicolores, que volaban y volaban hacia más allá de las nubes, y luego, con todos ellos, logró llenar una gran funda y se los llevó a la carpa; llenó un perol con agua, recogió leña, encendió fuego, un fuego chisporroteante, casi divino, antiguo y sagrado como las ruinas de la vieja ATENAS, luego cocinó un poco de arroz y lo mezcló todo. Junto a ella se sentaron Sócrates, Heráclito, Anaximandro, Pitágoras, Diógenes, Epicuro y otros sabios y le hablaban el incomprensible lenguaje de los muertos. Toda aquella noble, original y primitiva sabiduría pasó por sus oídos, por su piel irritada por las quemaduras del sol; instruyéndola, asesorándola, abriendo su mente en diferentes direcciones. En su loca cabeza estaba preparando un plato de alto nivel gastronómico: arroz con caracoles, pero en realidad aquella bazofia estaba cocinándose de la manera más rudimentaria, sin aliños, ni sal y todo realizado a la maldita sea. De pronto, Claudia se ha cansado de tanto trajín, se ha hostigado y se ha metido dentro de la carpa. Allí se encontraba cuando de repente Pava Loca entró de un salto, desnudo, con todo el cuerpo repleto de arena y le ha caído encima, el impacto ha sido tan fuerte que a la pobre Claudia se le ha partido la boca por el bestial cabezaso del muchacho.
El golpe la dejó turulata y sin ganas de decir palabra alguna y a duras penas emitió un débil quejido. Mientras Pava Loca se le quitó, pesadamente, de encima y se ha acostado a un lado a dormir. Llevaba por lo menos cuatro horas ininterrumpidas de vuelo y de correr como caballo loco por en medio del desierto.
Casi al anochecer llegó Danni. Cuando arribó al campamento fue testigo de una procesión fúnebre en la que iban a depositar un cadáver en una fosa previamente excavada en el cementerio cerca de donde se encontraban acampando.
Sin decir nada, Danni se les unió a la procesión y recordó cuando tuvo que vivir la muerte de su padre, y hasta en ese momento, tuvo la loca idea, muy clara y precisa, de que el muerto que iban a enterrar en aquel cementerio de San Mateo era, precisamente, su padre. Danni caminaba detrás del féretro y escuchaba los lamentos de la familia, el llanto de los niños y de la esposa de aquel pescador.
Finalmente la procesión se detuvo junto al hueco excavado en la tierra y el sacerdote dijo unas cuantas palabras:

Hermanos nos hemos reunido aquí para darle el último adiós a este pobre pescador: polvo eres y en polvo te convertirás. Fuiste un hombre íntegro y viviste una vida larga, ahora ha llegado el momento de descansar. Adiós Sebastián, paz en tu tumba.

Y luego empezaron a bajar con resignación el sarcófago al hueco, su morada final. Los sollozos, los quejidos y los lamentos de la viuda, sus familiares y sus hijos menores, se hicieron más agudos, más prolongados, casi quebraban el ambiente caluroso con aquel dolor, pero de pronto una gran brisa marina refrescó aquel lúgubre ambiente de dolor, quejidos lastimeros y lágrimas.

Danni quería gritar…, decir algo…, todo pasaba demasiado rápido para que él lo comprendiera, para que él lo pudiera controlar y asimilar. Se estaba quedando sin padre, no lo volvería a ver nunca más, aquel ser que amó se convertiría en materia en descomposición, líquidos apestosos, una cosa innombrable.
De pronto, despertó, se dio cuenta, había despertado, se percató que aquel muerto no era su padre, que su padre ya había muerto hace años y se alejó del grupo de gente y se fue para el borde del precipicio donde estaba la carpa. Cuando llegó, encontró entre las cenizas de un fuego casi apagado, una olla de arroz con caracoles y le pareció un plato exquisito, un manjar de dioses. Empezó a coger con la mano pequeñas pociones de arroz con pedacitos de caracol y empezó a comer y le pareció que aquello estaba salado y sin sabor, pero no pudo detenerse, no podía detenerse, comía y comía de aquel menjurje, como si tuviera un hambre atrasada de varios días. Cuando hacía pausa, era para poder masticar y buscar con los ojos, un poco de agua para pasar el bulto de comida que tenía entre los dientes y las muelas. La noche se les venía encima a los chicos y el crepúsculo, rosado y púrpura, los sorprendió a los tres metidos en la calurosa carpa. Nadie había sabido nada de la vida de Iván, que era el hombre que había empezado toda aquella jornada de alucinaciones.

ARENA AMARILLA

ARENA AMARILLA por Sam Scholl

Lo que anhelamos durante nuestra vida, lo que nos hace suspirar y gemir y sufrir todo tipo de dulces náuseas, es el recuerdo de una santidad perdida que probablemente disfrutamos en el seno materno y sólo puede reproducirse (aunque nos moleste admitirlo) al morir.
Cuando llegó al restaurant MAR & TIERRA, dobló a la izquierda y se metió por los polvorientos arrabales rumbo a la casa de Pava Loca. En su camino veía pasar las pizzerías, los pequeños antros de máquinas de ping ball, los puestos de alquiler de libros y revistas, las casas de los millonarios, que celebraban el fin de año con música de Frank Sinatra, Johnnie Matis, Carpenters, mientras se bebían sendos vasos de whisky con hielo y se asaba la barbacoa en la parrilla. Todos esperaban la hora de la comida para servirse una parrillada de mariscos a la sevillana.
Danni también pasó por diferentes surf shops, donde, a precio módico, alquilaban tablas de surf de balsa, foam u otros materiales sintéticos, para los novatos, niños de ocho y nueve años que querían aprender a montar olas en Paco Illescas, Chuyuipe, EL MIRAMAR o Shit Bay.
Cuando llegó a la casa de Pava Loca, Danni parqueó su bicicleta en las vallas de madera blanca y entró por el estrecho y desgastado caminito de conchas, para luego bordear por la derecha, la vieja y olímpica casa de madera hasta llegar al cuarto del servicio doméstico. Ahí estaba Pava Loca, acostado en la cama, recién bañado con jabón de Rosas, mirando en canal dos, una película de John Wayne sobre los boinas verdes en Viet Nam. Pava Loca se reía a carcajadas, completamente grifote, de algo que para Danni era una devastadora acción de guerra nocturna, en medio de la selva, con un pocotón de chinos comunistas que se les venían encima para aniquilarlos. ¿Por qué se reía Pava Loca?
Cuando Danni llegó, se sentó en el suelo del estrecho cuarto, junto a la cama y cogió el porro de yerba, que estaba a medio quemar en el cenicero color jade, lo encendió con un fósforo gallito y le dio tres pitadas, nada más. Entonces se le vino a la mente un pensamiento de PASCAL:
No es bueno estar demasiado libre. No es bueno estar lleno de necesidades.
Pava Loca le dijo:

- ¡Al fin llegaste!, ¿ya estás listo?, me parece que tu tabla tiene un pequeño hueco debajo de la punta. Le estuve chupando y creo que salió algo de agua salada.
- ¿Por qué estás viendo es mierda de película de guerra?, ¿acaso te gustan esas pendejadas militares?
- En otra vida yo fui raya-le contestó Pava loca-.
- ¿Oye?, ¿eso que suena no es el teléfono de tu casa?
- Sí, seguramente es Claudia, que está loca, que jode para saber si ya llegaste y que cuándo la vamos a ir a ver.
- ¿Y cuándo la vamos a ver?
- ¿Ya te fumaste lo que quedaba de esa yerba?
- Más o menos.
- Entonces ya vámonos.

Pava Loca se levantó de la cama, se desperezó, se puso las sandalias, apagó la televisión, apagó la luz y salió del estrecho cuarto junto a Danni. Acomodaron las tablas, envueltas en sus forros, en la parrilla del techo del auto y se treparon en la camioneta para ir a ver a Claudia.
Mientras lo hacían, conversaban sobre San Mateo y la cara que puso Perico, cuando se quedó pasmado en la corona de una ola salinera de cuatro metros. Luego conversaban sobre la cantidad de faranduleros y hippies, cuyo número iba cada vez más en aumento y que llenaban cada rincón del malecón de Salinas y de sus arrabales.
Por las noches, Salinas se transforma en una ciudad luz, llena de bullicio, gente que se desplaza entre las sombras, mochileros, niñas lindas de familias bien, que salían a vacilar el richie patín en el Roller Vito. Toda clase de locura se podía ver por ahí.
Cuando habían recorrido dos cuadras, salieron a la esquina de Pingüino’s y ahí estaba parada con una pequeña minifalda y un straplle, Claudia, furiosa.

¡Al fin!, ¡yo pensé que se había ido a San Mateo y me habían dejado tirada!
No me hagas tanto drama, y venga, meta su precioso culo junto a mí-dijo Pava Loca-.
¡Estás chiflada!, es de pura suerte que pasamos por aquí, ¿por qué no nos estás esperando en tu casa?-dijo Danni-.
¡Les juro que yo pensé que ya se habían ido y que me habían dejado tirada!, ¡qué bacán, nos vamos a San Mateo!, ¡pero no e felicitado a mi brigadier, recién graduado!, ¡a ver un beso!, mua, mua, mua…
Bueno, bueno, todo eso está bien, pero ¿conseguiste la yerba para el viaje?
No, eso tenemos que irlo a ver a la vuelta de la casa de Estefanía.
Entonces vamos para allá-dijo Pava Loca-.

Danni Pulido miraba, a través de la ventanilla de la camioneta de Pava Loca, todo el paisaje nocturno de la loca Salinas. Y nuevamente, se le venía a la mente una cita de PASCAL, que decía: la sensibilidad del hombre para las cosas pequeñas y la insensibilidad para las grandes denota un trastorno extraño.
Los mochileros, los vendedores de boyas, los vendedores de canelazo empujando sus carretillas, los vendedores de algodón de azúcar, los que alquilaban pequeñas escopetas, para que los clientes les disparen a unas cajitas de chicles y diferentes recuerdos, todo, todo, su pasado, su presente y su futuro se encontraba en Salinas; aquella pequeña ciudad se había convertido en una especie de ciudad de LAS VEGAS-latinoamericana, en chiquito como alguna vez lo fue Cuba bajo la dominación de Batista.
Cuando llegaron a la casa de Estefanía, Claudia se bajó y subió las escaleras de madera, y toda agitada, tocó dos veces el timbre. Adentro se escuchaba la música de la banda de los Comodores, que tenía de vocalista a Lionel Richie. No había luces adentro sino que todo estaba iluminado por románticas velas.
Al final abrió la puerta Lucho, un surfista pesado de Chuyuipe en marea alta, que era el enamorado de Estefanía.

¿Está Estefanía?-dijo Claudia-.
Ya viene se está vistiendo.
¿Tú eres la amiga que se va a Manta?
Sí. ¿Tú sabes si se demora mucho?
No, ya sale.
Ola, pelada, ¿ya estás lista para el trip?
Necesitamos ese asunto del condimento para el viaje, tú sabes.
Ah, ya, espérate que ya vengo.

Y bajó las escaleras, pasó junto a la camioneta de Danni y Pava Loca, y se metió por entre unas vallas desvencijadas de madera y desapareció de la vista de todos, en medio de la oscuridad de la noche.
El viento arreciaba, a lo lejos se escuchaba el sordo retumbar de las olas sobre la orilla, la noche era negra como la tinta.
Mientras tanto, Pava Loca y Danni esperaban en la camioneta y en la radio se escuchaba una canción de Leo Sawyer:

You make me feel like dancing…
You make me feel like dancing…
You make me feel like dancing…

De pronto apareció Estefanía con varios rollos de yerba y se los pasó a Claudia. Y ésta, feliz de la vida, regresó a la camioneta de Pava Loca. Las chicas se despidieron con un beso.
Pava Loca encendió la camioneta y se largaron de ahí.
El camino de regreso de LA LIBERTAD a Salinas era una carretera llena de luces de vehículos, que venían en sentido contrario. Pava Loca, antes de viajar, tenía que resolver el problema de recoger en LA PEÑA DE ROY, las carpas donde iban a dormir y algunos bidones de agua y ciertas latas de comida. Cuando llegaron a la puerta de proveedores, Pava Loca parqueó la camioneta y entró solo al local.
Cuando salió traía todo el equipo y una nueva idea: ya no quería ir a San Mateo sino que quería avanzar hasta Montañita, nada más. En la radio de la camioneta se escuchaba la canción LOTTA LOVE de Nicolette Larson. Claudia meneaba la cabeza y tarareaba la letra de la balada.
De pronto dijo:

¿Qué es lo que te pasa Pava Loca?, siempre eres así, primero dijiste que de regalo de graduación le ibas a dar a Danni un viaje a San Mateo para correr olas salineras de cuatro metros, y ahora te pasmas y quieres llegar hasta Montaña, más luego te fumas un grifo y no querrás saber nada del asunto y te contentarás con correr olas en la aburrida FAE.
La FAE no es un lugar aburrido para correr olas-le dijo Danni-, es un lugar peligroso…
¡Da igual!, lo que me cabrea es que este tipo nunca mantiene su palabra-dijo Claudia, señalando con el dedo a Pava Loca-.
Sí, cachorra, pero el asunto es que soy YO el que tiene que manejar de noche por todo la carretera desértica. ¿Comprendes?, yo solito, toda la noche.
Entonces, ¿por qué no nos quedamos a dormir en tu casa y salimos mañana temprano en la madrugada?-dijo Danni-.
Sí, hagamos eso-dijo Claudia-.
No, porque mis padres llegan mañana, y si me pescan en la casa, se me van a pegar como chicles-dijo Pava Loca-.
Entonces hagamos una fogata en Paco Illescas.
¿Por qué no vemos si podemos ir a dormir a la casa de Jaime?
Pero si eso no funciona, siempre podemos ir a tirar carpa a Paco Illescas, ¿no?

Entonces se pusieron en marcha y se fueron directo a la casa de Jaime. Pero cuando llegaron a la casa de Jaime se dieron cuenta que todo estaba cerrado y que no estaba su amigo. Aquella vieja y grande casa de madera donde se reunían después de surfear en EL MIRAMAR, para escuchar la música de Super Tramp o de Jackson Brown, estaba oscura y vacía, ¿llena de polvo?
Cuando iban de regreso se encontraron con Clavo, Chicle y Gino. Y ellos los invitaron a una fiesta RAVE.
Los nuevos protagonistas se treparon en la camioneta y les iban indicando a gritos el camino a Pava Loca por la ventana.
Pasaron por los arrabales de Salinas de un extremo a otro en medio de la más densa oscuridad. Un verdadero ejército de la noche, con rostros rojos por las quemaduras del sol, pasaban desfilando por la ventanilla de la camioneta.
Cuando llegaron, se encontraron con una casa de madera de tres pisos, que había sido decorada para la fiesta con globitos, serpentinas, harta cerveza, música electrónica como la Anything goes de DRIFTWOOD, pero también baladas románticas y rock and roll.
Aquella casa de madera de tres pisos parecía más bien el compartimiento de un gigantesco galeón de la marina colonial francesa. Después de subir los tres peldaños de la entrada, uno se encontraba con un amplio recibidor que desembocaba en una gigantesca escalera de caracol, que llevaba a los pisos de arriba, un descanso y otra pequeña escalera que conducía al tercer piso. Aquellos corredores estaban atestados de muchachos que deambulaban con cerveza en mano y chicas bonitas, tostadas por el sol y en zapatillas que parloteaban, se reían y deslumbraban a cualquiera con sus largas y rubias melenas. Muchas de ellas eran de la secundaria del Liceo Panamericano, las Mercedarias, el Alemán Humboltd, la Asunción, el Americano. Otras, ya graduadas, trabajaban en el banco del Pacífico, Sociedad General de Crédito, Holandés Unido, Filanbanco, de Guayaquil, Continental, de Préstamos, Territorial, o financieras como Factor del Pacífico, Finansur, y también habían universitarias de la Católica, de la Laica y de la Estatal. En aquella fiesta estaba reunido medio Guayas. La entrada era gratis y nadie controlaba nada ni nadie sabía quién la había organizado ni porqué. Aquí estaba reunida la crema y nata del surf guayasense: en una esquina estaba el enano Molina con Botero y Canessa, en otro lado estaba Pepón, Pera, Fosil y Carlos Xavier, más allá estaba el Che, los hermanos Piedra y los hermanos Velasco, por otro lado estaba Jeffrey con una botella de vino, Manuel Fernando y sus hermanos, más allá se encontraba el Camello, el TURCO y Damerval, la gente de Playas también estaba presente: Maleño, De Janon, Lenin, el GATO, Ormeño, Concalves, los hermanos Crow, Chispa, los hermanos Ordoñez y el cachetón Carreño. También se encontraban el grupo de los surfistas pesados del USO NAPOLI y de MAR BRAVO: Perico, Rosendo, Gustavo, Galleta, Jaime, el Mono, Iván, Chechi, Isósceles, la masa Valverde y Robert. Además estaban los super novatos de Chuyuipe: Manolo, Lucho y papaya Rodríguez y Grunauer. Además estaban los duros del Miramar Pablito y el FOX. Y no podían faltar los viejos Hernán, Insua, Galito y los hermanos Blue, Dapelo, Leonardo, Loco Huerta, Pinina, Ricky Plaza y Majo, que eran los habituales de LA FAE y Montaña. Danni Pulido al ver a toda esta gente recordó una cita de Saul Bellow: las playas sientan bien a los locos con tal de que no estén demasiado locos.
Pava Loca estaba hambriento, no había comido nada desde el desayuno. Cuando él y Claudia divisaron una bandeja con ensalada, se lanzaron encima y empezaron a devorar las hojas de lechuga, los rábanos con los pepinos y los pequeños cuadraditos de queso. Danni observaba asombrado como se metían en la boca grandes porciones de ensalada y se la pasaban con abundante cerveza Pilsener.
Danni sintió en el hombro el toque de una mano femenina y cuando se volteó se dio cuenta que era Andrea, la chica más sexi de Salinas y junto a ella estaba su hermana Elizabeth.

¿Quieres bailar, dulce chico?, ya me enteré que hoy pasaste al mundo de los hombres universitarios…eso es sexi…
¡Gracias!, no hay problema-respondió Danni, mientras se fijaba en los dulces ojos de Elizabeth y en las tetas de Andrea-.
Luego se puso a bailar con las dos y finalmente se fue a la cama con las dos. Aquellas nenas estaban bien cachondas y llevaban vario rato esperando por alguien de su gusto. Cuando llegó Danni, se consultaron entre sí, se pusieron de acuerdo y luego lo abordaron…
Cuando Danni se las llevaba al cuarto Clavo, Chicle y Gino se rieron de él y le dijeron:

- Allá va un hombre con suerte…

A Danni le temblaban las piernas, pero ellas se desnudaron pronto frente a un cuadro al óleo, antiguo, que era el retrato de una monja con hábito negro y que miraba fijamente todo lo que estaba pasando, sus cuerpos desnudos dejaban ver sus vellos púbicos, sus nalgas al aire, sus tetas con pezones color carne, sus melenas largas y quemadas por el sol, como la pelambre de unas brujas, a lo lejos se escuchaba la canción Just Once de James Ingram. Sus cuerpos robustos eran la expresión de la salud y de la fuerza de la juventud. No se parecían en nada al cuerpo sufrido y sacrificado de su madre o al cuerpo decrépito de su abuela. Elizabeth se sentó en la cama y le ayudó al pobre chico a terminar de bajarse los pantalones. Luego le agarró la picha, sin circuncidar, y se la metió en la boca. El resto fue un loco frenesí de besos, caricias impúdicas, voluptuosidad demencial y un desenfreno total hasta llegar al clímax del sudor, la felicidad, el semen y luego la duda sobre la cordura de todo aquel asunto, la preocupación y el arrepentimiento. Pero no había tiempo para pensar, no había tiempo para analizar todo detenidamente, los demás pensarían que a uno le da vueltas el cerebro, que está irremediablemente chalado, completamente fuera de juego. El sexo no era en aquel momento una demostración de amor conyugal, amor noble, todo estaba rodeado de arena amarilla.
Cuando todo terminó, a Danni se le vino una cita de John Updike: No hay mejor compañero de cama que la mujer con que acabas de joder.

La fiesta duró hasta las tres de la mañana y Danni recorrió aquellos pasillos llenos de arena, que reflejaban toda la opulencia y el boato de una familia en vías de extinción, una familia económicamente venida a menos, era una mansión que había conocido otros días de esplendor y gloria. Mientras lo hacía citó en su mente a Saul Bellow: Pues, ¿cuándo vamos a ser verdaderamente serios los seres civilizados?, preguntaba Kierkegard. Sólo cuando hayamos conocido a fondo el infierno.
En sus paredes colgaban viejos retratos al óleo de grandes matriarcas, de grandes patriarcas, todos aquellos perdidos en la memoria del tiempo, que, ahora, eran mudos testigos de una fiesta rechiflada de adolescentes que gritaban, adornaban las paredes con barritas de incienso, para alejar los malos espíritus, bailaban tumultuosamente, chifleaban y brindaban con alegría africana el milagro de la vida. Aquel ambiente para una persona prudente y sensata le daría la impresión de poseer la atmósfera de un manicomio donde los enfermos tienen el control donde se escuchaba la mósica de Michael Jackson con su Don’t stop, la MAGIC de los CARS, Jack and Hill cantada por Raydio y la música de THE POLICE.
Cuando todo había terminado, Pava Loca estaba un poco borracho y pasado de tila, y Claudia estaba cansada y empapada de sudor por bailar con Gino, Clavo y Chicle. Pronto se pusieron de acuerdo en ir a tirar carpa a Paco Illescas. Finalmente se despidieron de Chicle, Clavo y Gino. Mañana temprano correrían olas tubulares en EL MIRAMAR junto con Isósceles, el nuevo novato estrella de la temporada.

Así que de inmediato se fueron a Paco Illescas y armaron las carpas, y encendieron una fogata mínima con los desperdicios combustibles, y basura inflamable de la playa. Luego sacaron sus sacos de dormir y se metieron dentro, pero Claudia estaba maravillada con el brillo fosforescente de la espuma marina, que se estrellaba en la orilla del mar.

¿Qué es lo que le pasa?, ¿no tiene sueño la bebe?-dijo Danni-.
No pasa nada es que estoy grifota, nada más y estoy alucinando la playa negra como el vello púbico de mi sapo.
¡Estás rematadamente loca!-dijo Pava Loca-.
¡Por eso me traen y me llevan con ustedes todo el tiempo de arriba a abajo, ¿no es así?

A lo lejos se escuchaba la canción EVERYBODY de los Backstreet boys.
- ¿ Parece que está llegando la hora de yajajá-dijo Pava Loca-.
- Olvídense de ese asunto, que tenemos que conservar el físico para las olas, después los hombros y las piernas se nos ponen como mantequilla-dijo Danni-.
- Sí, fumémonos otro bate y tratemos de dormir en esta noche fría y arenosa.
De pronto todos se callaron porque fueron testigos de una tremenda alucinación. Un poco más allá, en toda la punta llegaban en un LAND ROVER, dos surfistas mucho más pesados que ellos, se trataba de Rickie Plaza, Miliki, Pinina, el TURCO, Jeffrey y su mascota: Galleta. Bajaron sus tablas y se metieron a correr olas en medio de la noche, pero con las olas gigantescas de dos metros iluminadas por los faros del LAND ROVER.


ARENA AMARILLA

ARENA AMARILLA por Sam Scholl
FUEGO Y HIELO

Unos dicen que el mundo terminará presa del fuego,/
otros dicen que del hielo./
Por lo que pude aprender del deseo/
me adhiero a los que hablan a favor del fuego./
Pero si tuviera que perecer dos veces,/
creo conocer lo suficiente de la ira/
para decir que la destrucción por hielo/
también es estupenda/
y bastaría

Robert Frost

GRADUACION Y EL VIAJE A SAN MATEO

Y ha habido también otros a quienes el Señor ha mostrado todas las cosas, y las han escrito; y han sido “selladas”, según la verdad que está en el cordero, para aparecer en su pureza a la casa de Israel en el propio y debido tiempo del Señor.

Libro de Mormón

Tal vez, si Dios existe, sea tan amplio que pueda parecerle distinto a cada uno.

Graham Greene

Sí, usted sufre, pero usted debería amar su dolor, porque es el dolor de Cristo.

John Updike

Finalmente Danni Pulido, obtuvo el título de bachiller en Ciencias Filosóficas en el LICEO NAVAL, con una brillante tesis, más cercana a la literatura que a la filosofía, titulada: FRAGMENTOS ENTRE SALINAS Y ALMENDROS L 14: UN ENCUENTRO CON SAUL BELLOW Y JOHN UPDIKE. Mientras se acercaba a su madre y a su hermano para posar para la foto, se le vino a la mente un pensamiento de PASCAL:
El proceder de Dios que dispone todas las cosas con dulzura es comunicar la religión al espíritu por las razones y al corazón por la gracia. Pero quererla imponer en el espíritu y en el corazón por la fuerza y por las amenazas, no es llevar allí la religión, sino el terror, terrores potius quam religiones…

Ya habían pasado tres años desde el asesinato de su padre Joey, y su ausencia era un dolor, una herida, que todavía no había cicatrizado completamente. Danni se sentía robado, le habían quitado el placer de ver envejecer a su padre amado. Extrañaba a su dulce padre y siempre recordaba aquellas palabras tan suyas, que le decían:

Danni, nosotros somos pobres, no tenemos nada. No puedes ir al colegio a perder el tiempo en clase. Al menos pon atención en las clases y no pases todo el tiempo distraído y conversando. Como hombre pobre mi consejo es lo único que puedo dejarte como herencia, además de la biblioteca de tu abuelo, ¿sí sabes que te amo?, ¿sí sabes que yo sólo vivo por ti y tu hermano?

Así que pasó el tiempo y Danni seguía sin darle importancia y seriedad a la vida. Pasaba los años y terminaba los cursos por inercia, pero lo que en verdad lo distraía era el surf, el karate y el fútbol. En una ocasión tuvo un accidente en el colegio y se le dobló el tobillo de manera dramática hasta provocarle un trauma con hemorragia interna y provocarle una dolorosa hinchazón. Danni no podía creer lo que le había pasado y mientras se bañaba se preguntaba con risa histérica: ¿por qué me tuvo que pasar esto a mi?, ¿por qué me tuvo que pasar esto a mi? Desde entonces su padre le obligó a usar apretadas tobilleras para jugar fútbol o para practicar boxeo tai.
Al igual que su padre, eran los deportes lo que en realidad lo apasionaba.
Entonces ocurrió el asesinato de Joey, padre y todo cambió para el joven Pulido, que tuvo que madurar de golpe.
Ahora tenía dieciocho años y posaba junto a su madre y su hermano para la foto, en la que aparecía con el diploma en las manos.
Había quedado de acuerdo con su madre, que después del colegio tomaría unas cortas vacaciones en la playa. Viajaría, mientras que su madre Penélope y su hermano Joey, jr, se quedarían en casa.
Cuando llegaron a su hogar, su abuelo lo recibió muy contento, y hasta con lágrimas en los ojos. Él había prometido no hablar de su hijo para que el joven Pulido pueda recordar a su padre en silencio, en las fotos de la casa, pero no quería que aquel recuerdo se convirtiese en una herida profunda y purulenta. Y sin embargo recordó cuando junto con su esposa celebraron la graduación de Joey, señor en IDEPRO como asistente de contabilidad.
Su anciana abuela, ahora completamente ciega, estaba feliz de aquel logro. Con el carácter de Danni, siempre tan distraído, nunca tuvo muchas esperanzas de que terminara el bachillerato. Pero pronto se desanimaba y a duras penas lograba sofocar un sollozo causado por la ausencia de su hijo. Danni era tan parecido a Joey, mientras que Joey, jr era la fiel copia de Penélope, aunque en ocasiones sorprendía a todos con su vena de inteligente locura, particularmente similar a la de su padre. Tenía el mismo tipo de sangre de la madre de Pulido, y los huesos de la cabeza tenían la misma forma que los huesos del cráneo de la madre de Pulido. El niño tenía tendencia a tener un carácter áspero como el de la madre, pero la ternura de la abuela y el amor como la miel siciliana de Pulido lo fueron educando en el mundo de los buenos sentimientos, de las ideas nobles y altruistas, de la misma forma que Danni. La familia Pulido se caracterizaba por ser la típica clase media de gente extremadamente buena y noble. En el mundo de los Pulido valía más ser buena persona que una persona muy inteligente porque una persona cruel e inteligente consigue mucho éxito en la vida pero siempre termina sacrificando las cosas más bellas y nobles de su humanidad. Era lo que se llamaba vender el alma al diablo.
Pronto toda la familia estaba reunida en torno a la mesa y todos estaban hambrientos, pero también tenían miedo de pronunciar el nombre del difunto. Penélope entraba y salía de la cocina con la comida, la torta de chocolate y las cervezas heladas.
Celebraron aquella feliz ocasión con mucha conversación sobre el futuro, que también significaba el final de una etapa de la vida del joven Pulido y el comienzo de otra. Una etapa llena de desafíos intelectuales, su memoria se pondría a prueba una y mil veces, sus conocimientos serían revisados por sesudos profesores universitarios, su conducta sería analizada, toda su vida privada sería inspeccionada, cualquiera no podía pasar el filtro académico para ingresar al selecto círculo de la educación superior.
Penélope había renunciado a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días, tras el asesinato de su esposo, y ahora se dedicaba a trabajar de secretaria de una importadora de vehículos. Siempre analizaba a los clientes mucho más allá de simples seres humanos, era como si indagara en sus almas, en sus secretas vidas privadas y cuando notaba alguna actitud negativa se lo adjudicaba al demonio y se le venía a la mente una cita del libro de Mormón:
Ni tampoco observaban las prácticas de la Iglesia, de perseverar en la oración y suplicas a Dios diariamente, para no entrar en tentación. O si no recordaba esta otra, cuando el individuo o la mujer en cuestión, mostraban cierto defecto de carácter:
Y así vemos el fin de aquel que pervierte las vías del Señor; y así vemos que el Diablo no amparará a sus hijos en el postrer día, sino que los arrastrará aceleradamente al infierno.
Llevaba los asuntos administrativos, y de vez en cuando, lograba vender un carrito. Con aquella comisión que le pagaban, más el millón de dólares por el premio de la sociedad POSSI, que recibió su difunto esposo por su libro DEMOCRACIA Y LIBERTAD, y más la ayuda de los padres de Pulido, lograba sacar la familia adelante. Pero de todas formas el dinero se iba volando. Había que pagar las cuentas de agua, teléfono, luz, el gas, los malditos impuestos prediales, la empleada que hacía las cosas que la anciana y ciega madre de Pulido ya no podía realizar, la lavada de la ropa, la comida semanal, los gastos de la educación de los chicos y finalmente los gastos para la salud cuando se enfermaban de la garganta o contraían fiebre. A Danni durante un corto tiempo le diagnosticaron barro en la vesícula y arenilla en los riñones por no tomar suficiente agua y comer mucha comida chatarra.
El padre de Pulido mantenía su rutina de siempre, y trataba de olvidar toda aquella desgracia familiar saliendo por las noches y encerrándose en diferentes Casinos, para jugar, ganar dinero, sentir la adrenalina de la victoria o el estrés y la pesadumbre de la derrota. Pero lo importante era mantener la cabeza alejada del recuerdo del hijo amado, prematuramente desaparecido, desgraciadamente e impunemente asesinado. Durante el día pasaba acostado viendo la televisión, esperando alguna noticia, que lo sacara del constante aburrimiento o escuchaba música mientras se ponía a revisar sus códigos y leyes. Si tan solo su hijo se hubiera dedicado a la práctica del DERECHO, en vez de la filosofía política, ahora estaría aquí vivo y disfrutando de su familia, pero tenía que haber salido a su madre, loca e idealista, aferrado a esa maldita ideología neoliberal, ¿para qué le había servido todo aquello?, ¿para qué le había servido leer tantos libros y pasarse todas las noches escribiendo si ya no podía disfrutar de su familia, muerto y enterrado como estaba?, todo era una desgracia, su tonto hijo nunca logró comprender que en este pequeño y miserable país, para los costeños pensar y escribir es algo, que sólo se le es permitido para los que le lamen en culo a los serranos y a su detestable orden centralista. Irse contra todo eso era algo suicida, era como colocarse frente al paredón de fusilamiento; pobre Joey, tanto tiempo desperdiciado, tanta inteligencia derrochada inútilmente, tanto fracaso y sufrimiento económico. Debió emigrar a Estados Unidos y no emprender una lucha en solitario, en completa desventaja, contra un sistema que en una ocasión él mismo la calificó de DERECHA GUAYAQUILEÑA ROJA y LA MALDITA DEMOCRACIA SANGUINEA. ¡Pobre!, ¡qué triste era todo!, tenía que dejar de pensar en todo aquello y resignarse, sí, tenía que resignarse, tenía que asimilar la derrota y la insufrible pérdida.
Sus hijos crecían sin que les falte ropa, medicina o un plato de comida, pero él se daba cuenta que resentían la ausencia de su padre, sus sabias, pero también confusas palabras, sus caricias que siempre les hacía cosquillas.
Joey, jr nunca supo lo que en realidad había pasado. Sólo sabía que su padre ya no estaba. Aquel vacío lo expresaba con un comportamiento verdaderamente rebelde e ingobernable, que sacaba de quicio a Penélope y a Danni. A veces le pegaban hasta tres veces al día. A veces Danni perdía la paciencia con su hermano cuando éste le borraba alguna información importante de la computadora. Todo parecía indicar que el pequeño Joey, jr sólo se sentía bien cuando estaba junto a sus abuelitos, pero a veces, hasta a ellos los sacaba de quicio y tenía que irse a su cuarto. Joey, jr sabía muy adentro de sí, que nadie sino su padre lo comprendería, que él lo único que quería era jugar y jugar hasta el cansancio para olvidarse de que su padre ya no estaba. De que ahora su padre sólo era el recuerdo expresado en una fotografía pegada en la refrigeradora, junto con las fotos de otros miembros muertos de la familia: la tía Mayiya, la tía Elbita, la tía Gladys, la abuelita Rosita, el abuelo Edison.
Penélope hacía todo mecánicamente, trataba de olvidar y llevar una vida normal, y a veces se interrumpía para atender el teléfono, hablaba con sus viejas amigas de la Iglesia, daba consejos, nunca se dejaba entrampar en discusiones teológicas ni quería saber nada de regresar al templo, luego volvía a sentarse en la mesa, a pasar las viandas de comida, beber un trago de cerveza y conversar con la madre de Pulido. Toda aquella celebración gastronómica se realizaba bajo los balsámicos acordes de la canción Heartlight de Neil Diamond, el cantante preferido del abuelo de Danni.
Danni miraba el reloj. Estaba impaciente por que termine todo aquel asunto. Tenía que ir en bicicleta a la casa de Pava Loca, para luego ir en la camioneta de éste a recoger a Claudia y de ahí a la libertad…San Mateo.
Penélope se daba cuenta de la impaciencia de su hijo mayor, se alegraba por dentro, en realidad le daba las gracias a todo el mundo por que no mencionaran el nombre de su esposo. Ella pasó por un momento de gran desasosiego y depresión con todo aquel asunto. Por las noches se veía arrodillada en el aeropuerto, con los brazos llenos de sangre, sosteniendo la cabeza reventada de Joey. Otras veces se veía caminando por las calles de Urdesa, desnuda, mugrosa, envuelta tan solo por una sábana, llena de vergüenza y desesperación, y sin saber adónde ir o a quién pedir ayuda. Entonces se despertaba llena de espanto y recordaba una cita del libro de Mormón que decía: Sí, ¿por qué no dejó caer la espada de su justicia sobre nosotros y nos condenó a la desesperación eterna?, luego, lloraba y lloraba muy bajito para que sus hijos no se despierten. Pero Danni se enteraba de lo que le pasaba a su madre y entonces él también dejaba escapar una lágrima porque al final de cuentas su madre sí amó a su padre. Porque el odio y la guerra, comenzó, cuando su padre le levantó la mano a su madre, de eso estaba seguro. Y también estaba seguro que su padre siempre se había arrepentido de aquel fallo en su juicio.
Cuando Danni estuvo listo, se despidió de todos con un beso en la frente y lo abrazó con mucha ternura-igual que su padre-, a su joven hermano. Él también quería ir, pero, imposible, era muy pequeño todavía. Siete años menor, Joey, jr, siempre sería muy pequeño para poder salir con él.
Danni recordaba cuando su padre le enseñaba karate y boxeo tai y Joey,jr siempre miraba desde lejos, sentado en una esquina del DOJO. Danni tenía que golpear a su padre y perseguirlo, hasta que el peso de los guantes de box lo dejaban sin oxígeno en los pulmones, y luego cuando ya no podía más, tenía que retroceder, tratando de defenderse de la andanada de golpes que su padre le propinaba al cuerpo con patadas de media vuelta y frenéticos golpes de puño. Lo peor eran las patadas de su padre, que pateaba como mula. Su padre siempre le decía: que no se ahuevara ante la dureza del combate, y que mostrara más fiereza frente al contrincante, que correspondiera a la fuerza con mayor fuerza, que confiara en él, ya que su padre no era un improvisado sino un maestro.
Pronto Danni se metió en la ducha, se cambió de ropa y se fue en su bicicleta por el camino polvoriento a la casa de Pava Loca, que quedaba en los arrabales tras el centro mismo del malecón de Salinas. Mientras se alejaba del hogar de su amada familia, se le vino a la mente una cita de Jack Kerouac:
¿Qué se siente cuando uno se aleja de la gente y ésta retrocede en el llano hasta que se convierte en motitas que se desvanecen? Es que el mundo que nos rodea es demasiado grande, y es el adiós.
Mientras iba por el camino veía toda clase de surfistas, que deambulaban por el malecón, o por los restaurantes para tratar de comer algo antes de regresar a la playa. Las chicas andaban patinando en trajes de baño, con gafas verdes y cintillos para el sudor en la cabeza.
El viento helado de la brisa marina, refrescaba el rostro de Danni, que era atacado por el impacto del sol desértico de la playa. Un sol que moría lentamente mientras se acercaba a la tierra, bañándola toda de color rojo. Las caídas de sol le recordaban a Danni la muerte de su amado y dulce padre. Cuando moría el sol, el recuerdo de su padre moría poco a poco con él. Y de pronto se le vino a la mente un pensamiento de Jack Kerouac:

ARENA AMARILLA

ARENA AMARILLA
ARENA AMARILLA

LA DESNACIONALIZACION DEL DINERO

LA DESNACIONALIZACION DEL DINERO EN EL ECUADOR

Con la dolarización en el Ecuador no es que se desnacionalizo completamente la economía ecuatoriana sino que surgió en la historia económica del Ecuador el bimonetarismo, ya que hay en circulación dentro del mismo territorio nacional el dólar norteamericano y el dólar con imágenes de Juan montalvo, Olmedo y Maruri y el de una indígena con moño.

La estabilidad económca tan ansiada no fue para todos porque permaneció en el Ecuador el esquema empresarial y público de los 90's en que se busca sin ninguna hidalguía tratar con humillación al trabajador y sin reconocerle sus horas ectras y muchas veces su salario bien ganado; por lo que ahora se les recomienda a las diferentes Cámaras de Comercio, Industrias y Producción en el Ecuador que apunten con esmero a la robótica y de esa manera puedan disfrutar de sus millones con mano de obra esclava que tanto necesitan.

La dolarización comenzó a ser saboteada con un plan acumulativo de más de cuarenta programas tributarios y ahora con un programa que más parece un proyecto económico de destrucción del Ecuador, donde tanto nacionales como extranjeros sacan los dólares fuera del país por contenedores ocasionando una catastrófica restricción económica que ya no hay ni billetes ni suelto para comprar un chicle, una fruta o un caramelo.

Ante esta situación que más parece el preludio de un apocalypsis zombie, viene la brutal elevación de los precios, que como ya es costumbre en la historia del Ecuador son siempre los justos los que terminan pagando por los pecadores en lo que a medidas económicas se refiere.

¿Cuál sería la solución ante esta catastrófica situación?

La solución sería que el PRESIDENTE del ECUADOR Continental e Insular firme un decreto legalizando el poder liberatorio de monedas duras dentro del Ecuador como el Yuan chino el Yen japonés y el EURO y ése sería todo el remedio para este tan patapúfete problema que nos azota y enloquece a todos los ecuatorianos.

¿Y cómo se llevaría la contabilidad de TODA ESTA GIGANTESCA OLA DE DINERO O TSUNAMI DE DINERO que se nos vendría encima metiéndole una buena patada en el culo a la restricción económica?

Simple y sencillamente teniendo a nuestro viejo y fiel dólar como moneda PATRON de referencia en valores compras en lo que poder adquisitivo de las otras monedas se refiere.


Intento de asesinato

Intento de asesinato
Intento de asesinato

Intento de asesinato

Intento de asesinato
Intento de asesinato

IEPI protege novela sobre Johnnie Pick Up

IEPI protege novela sobre Johnnie Pick Up
IEPI protege novela sobre Johnnie Pick Up

Novela Poemas Salineros

TONY M

Querida Doris:

El hombre que le escribe es un hombre desesperado por su amor y dotado de una tremenda imaginación.
Buscarte es peligroso, y así vivo a medias en esta pesadilla.
Su ausencia se me hace insoportable, pero buscarte es morir.
Sueño el día en que regresando al bar, te vuelva a encontrar.
Tengo tanto que decirte.
Usted y yo tenemos una sed tremenda de imaginación.
Es un fuego sagrado que nos consume, como la pasión inocente y confusa de un alumno por su profesora. Admirada y amada, temida y respetada con desesperación.
El amor por la guerra es el horror apocalíptico que nacerá de las intrigas y el orgullo desbordado. Si nadie cede todo se convertirá en cenizas radioactivas.
Tengo una pesadilla recurrente, que baila en mi mente como una llama. Y llega usted con su misterio. Cuando una persona utiliza pocas palabras para saludar, deja muchas interrogantes en el aire. La imaginación y la razón no quedan satisfechas.
Desconfías de todos. Lo que busco es sexo como todos, pero contigo descubrí que existe el sexo con amor, pero callo y me intrigo con tus esquemas.
No quiero perder tu estima hablándote de cosas sucias.
Busco la claridad del día en el pensamiento.
Pero si me escribes y te describes como una doncella reclinada, con el vientre combado en espera de mi pecado... Yo te entiendo.
Tengo treinta y seis años, y soy un poco de polvo estelar.
Comprimido como una figura estructural de varios átomos, que presenta los síntomas de la carencia de su amor y pasión.
Muero con el rechazo de la gente, del odio gratuito y la incomprensión de mi siglo.
Al igual que usted, sufro mi soledad y sus angustias existenciales en silencio, como los antiguos romanos.
Quisiera penetrarte por el ano en un cuarto oscuro y hacerte gemir de placer y dolor.
Devolverte así el dolor que he sufrido por tu ausencia.
Es un dolor que soportarías por mí. Así lo has decidido para satisfacernos hasta el fin. El tuyo es el placer de sentirte amada, idolatrada y masoquista. Sientes el vértigo del semen que te inunda las entrañas. Un chorro de vida que va a parar al limo de la vida de tus intestinos.
Escucho la música de los EAGLES y pienso en ti.
Escucho la música de Peter Frampton y pienso en ti.
Estoy en ti.
Tú estás en mí.
Estoy en ti.
Tú estás en mí.
Por favor dame tu amor y no me dejes jamás.
Es un infierno estar así sin ti.
No me importa dónde nos tengamos que ver.
¿Cómo pude llegar a amarte tanto?
Cuando estoy perdido pienso en ti.
No me dejes caer cuando las fuerzas desmayen.
El recuerdo de tu mirada y el color de tus ojos viven en mí y en las noches de marea alta me fatigo pensando en ti.
Busco la manera de reconstruir tu rostro cuya fisonomía se pierde con el tiempo.
Ejercicios inútiles que practico una y otra vez hasta el cansancio.
Y me quedo fatigado, dormido y desconsolado en la bruma del recuerdo de tus pechos de discreta opulencia.
Pero en la mañana, ay, que triste realidad aprender a vivir sin ti.
En medio de la noche escucho una gota de agua caer solemne en el lavamanos y producir un eco.
En aquel laberinto de soledad retumba la tristeza de tu nombre que es un completo vacío para mí.
Estoy tan solo y camino solo en medio de la ciudad de la noche eterna.


OLAS GRIEGAS

A Clarita Yagual

Hacía un tiempo húmedo y ventoso en la PENITENCIARíA DEL LITORAL.
Antonio Miraglia se encontraba arreglando la cama de su celda, cambiaba la sábana y le daba la vuelta al colchón para que se airee.
Mientras se encontraba en estas faenas, su mente acostumbraba transportarlo a otras épocas.
Una tarde en especial, le dió por recordar el acto, casi mágico, en que se hizo miembro de la familia Yagual.
La familia Yagual a diferencia de los Leone o de los Miraglia, estaba liderada por una mujer.

Antonio siempre pertenecería al clan de los Miraglia, que era gobernado inteligentemente por su hermano menor Esteban, pero después de años de mútua colaboración, los miembros varones y las chicas Yagual, habían solicitado a Esteban que, a su hermano Antonio, le permitieran ingresar al clan como protector.

La ceremonia se realizaría en una de las villas al borde del mar, que la madrina Yolandita poseía en Ballenita.

Antonio fue conducido en un taxi por Tony Luca y Joey Quintana. Iban fumando muchos cigarrillos y su misión consistía en dejarlo en la puerta, lo dejaron al príncipe de la mafia en las puertas de la villa.
De ahí en adelante fue escoltado por Pepo Quintana y unas doncellas del clan Yagual, que les abrieron las puertas de la residencia y del imperio.
Antonio fue bañado con agua tibia, dulce y a la luz de las velas, lo vistieron y perfumaron.
Era una noche adornada con una luna gigantesca, y aquella atmósfera parecía enrarecida o encantada cuando se oían los aullidos de los perros en las dunas y el arenal.
Las olas del mar rugían con fuerza.
Ataviado con ropas ceremoniales, Antonio fue conducido hacia la terraza de aquella villa, que daba la impresión de ser un templo sagrado de alguna cultura remota y perdida en alguna historia narrada por Heródoto.
Él ya había escuchado ciertos rumores sobre esta clase de iniciaciones y ceremonias y tenía entendido que cada nuevo miembro de la banda de los Yagual, tenía que pasar por un rito de sacrificio sexual de la virgen – se obligaba al macho a desflorar a una doncella como compromiso de sangre-, y otras locuras así, pero no sabía los detalles ya que todo era guardado en el más absoluto secreto.
Pero, tratándose de el brazo armado del jefe de los Miraglia, tal vez sería diferente la cosa.
Los Yagual estaban organizados como un matriarcado criminal, que tenía como territorio el mercado de mariscos, el de frutas y ahí sólo trabajaban los miembros de la familia. Era la ley de la sangre y el esperma, y los que desobedecían esas reglas no escritas lo pagaban con sangre.
Después del baño y del acicalamiento, Miraglia fue llevado por un corredor arenoso e iluminado por la ténue luz de antorchas hasta una sala donde se encontraba la bella madrina.
Estaba vestida con bellos pliegues de tela de un blanco transparente. El color de su pelo y las facciones de su raza le daban a uno la impresión de estar frente a un hermoso ejemplar de la raza costeña. Yolandita estaba sentada frente a un pequeño banquete compuesto por sushi de pulpo y calamares fritos.
Las doncellas llegaron hasta ahí y de ahí en adelante, Antonio quedaba solo. Si todo el ceremonial fuera una trampa, Antonio estaría completamente indefenso ante cualquier ataque.
Antonio y Yolandita empezaron a comer y a beber. El ambiente estaba cargado de incertidumbre mágica, vapores de alcohol y silencio. El viento traía cierto frescor ante los embates del calor de las antorchas. Una gota de sudor corría libre, empapando la axila de Yolandita.
Mientras masticaba y saboreaban los deliciosos calamares, Antonio fue informado por boca de su madrina de lo fundamental del clan Yagual. Antonio escuchaba y asentía.
Cuando la madrina terminó de explicar sus reglas, vino una embajada de seis doncellas y en la terraza regalaron a los dos personajes un baile erótico.
Todo en aquellas criaturas era exquisito. Sus largas melenas del color de la noche, sus ojos azabache, sus cinturas apretadas, sus tobillos brincaban e impulsaban sus cuerpos al son de una música bárbara y extraña a los oídos de Antonio.
Su copa siempre estaba rebosando de vino rosa. El aire del mar ya no lo refrescaba más. Por su sangre corría un torrente de fuego, colocándolo dentro de una ola infernal y al frente estaban estas mozas mueve que mueve los culos rebosantes de carnes y lujuria.
Las bailarinas danzaban a un ritmo hipnótico y sensual. Sus trajes transparentes dejaban adivinar con claridad todas sus partes más íntimas, desde el apretado vello púbico hasta las diferentes clases y pigmentos de sus grotescos y sensuales pezones.
Después de un rato de apreciar aquellos movimientos orientales, Antonio sintió un golpecito en el hombro y supo que la parte más importante de aquel acontecimiento estaba por darse.
Antonio y la madrina se escurrieron por un pasillo lateral hasta llegar a una pieza en cuyo centro estaba una cama cuyo ornato correspondía más bien al de una especie de trono de una diosa Huancavilca, que gobernaba su imperio acostada en la cama.
Afuera se escuchaba el ulular de antiguos cantos femeninos que le daban a toda la escena una atmósfera de ceremonia de iniciación sexual.
Antonio pudo ver, entre las tinieblas del vino, el cuerpo de su madrina, que se despojaba suavemente sus ropajes que molestaban y cubrían su deseo ardiente. Su piel negra y suave, encendían de lujuria los pensamientos de Antonio que veía llegar muy cercano un apetecido momento de crisis y agonía fálica donde la tierra se mezclaba con lo infinito.
Ahí estaba ella, en medio de la cama, con las piernas abiertas mostrando su abundante vello púbico que nunca se había rasurado y con las piernas abiertas como un gesto, que significaba el abrazo que se le da a un amigo que no se ve desde hace mucho.
Un infierno ardía en la mente de Antonio y tomó a esta hembra de los tobillos para besarla, morderla, acariciarle el clítoris con su lengua, sentirla vibrar, saborear sus secreciones y oírla gemir.
A su vez Yolandita, cuando tuvo en su vientre el fierro candente de su nuevo general, empezó a remover sus músculos internos hasta que poco a poco llevó al climax a su nuevo hombre.
Al final, Yolandita, mientras sentía desfallecer a Antonio, le susurró una pregunta en el oído del gran Capo:

- ¿Quién es tu reina, ahora?
- Y el mafioso le contestó satisfecho y agotado:

- Tú eres mi reina.





UNA NOCHE ESPECIAL

Antonio se encontraba en su celda. Ubicada en el pabellón de los atenuados.
Esperaba visitas.
En su celda tenía un hornillo y unas cacerolas y se encontraba en plena faena. Ya había picado las cebollas, los tomates, los pimientos y licuado todo con un poco de agua. Lo estaba cocinando con un poco de sazón y achiote.
Por otro lado ya tenía mojados y reblandecidos los fréjoles- los había puesto a remojar la noche anterior-, y al rato los vertió en la olla para mezclarlos, junto con los pedazos de carne sin aliñar y el refrito.
Más tarde les agregó abundante fideo canelone y la albahaca.
El menestrone y el seco de pollo regado con abundante cerveza croata debían estar en su punto cuando llegaran los muchachos.

-0-

En el camino a la penitenciaría se encontraba Tommy Robin, manejando su taxi. A su lado venía Pick Up, un poco nervioso. Atrás venían sentados Paul Ditto y José Leone , los dos embajadores de la familia criminal Leone Miraglia.
Estaban listos para la gran ceremonia que se iba a producir en aquella noche especial. Paul Ditto adoraba las noches especiales. A todo el mundo le gustaban las noches especiales. Una noche especial, era una fiesta que se realizaba esté donde esté la persona autorizada a celebrarla.
En aquellas noches los invitados a la ceremonia de ingreso a la cosa nuestra de los Leone Miraglia, se zampaban un buen ágape.
Tommy Robin siempre manejaba su taxi grifote. En esta ocasión había sustituido su hawaiana, sus jeans y sus tenis Nike, por un elegante pantalón poliéster, unos zapatos de suela y una blanca guayabera.
En la radio se escuchaba al trovador de Las Vegas, Wayne Newton:

You are so beautiful...
You are so beautiful…
You are so beautiful…
To me…

Era una noche preciosa. Soplaba un lindo viento que refrescaba la calurosa oscuridad de la vía a Daule. Una gigantesca luna colgaba del firmamento como un inmenso planeta.
Todo estaba en silencio y a lo lejos se escuchaba el croar de las ranas.
Un guardia abrió la puerta de la celda de don Antonio y entraron los chicos.
El importante convicto los recibió con cortesía y todos pasaron a sentarse en la pequeña mesa de madera.
Conversaron Paul Ditto y José Leone los asuntos de la familia a Miraglia, mientras Robin y Pick Up esperaban sentados en una cama hecha con pulcritud.
De pronto se fue la luz en la zona y a lo lejos se escuchó el estallido de un transformador. Al rato apareció un guardia con un puñado de velas.
Pronto la mediana celda quedó iluminada entre brumas. Un claroscuro preñado de olores, colores y sabores que trasuntaban un significado de pueblo costero. Antonio le dijo a Johnnie:

- ¿Estás listo?
Y Johnnie contestó:
- Sí.

Antonio cogió una pistola falsa, hecha de espermas derretidas y pintadas con betún. Y luego, tomó un cuchillo y le dijo a Johnnie:

-Jura que servirás fielmente a tu nueva familia y que la defenderás con la ley del cuchillo y la pistola. Nada será más importante que el honor de tu familia.
Ni el Estado ni tu propia familia ni nada.
- Lo juro, respondió Pick Up.

Entonces Antonio procedió a picarle el pulgar a Johnnie hasta que brotó unas gotas de sangre negra. Antonio, tomó el dedo del muchacho y manchó de sangre un retrato de San Vicente Ferrer , luego le prendió fuego y terminó depositando la foto quemándose en las manos de Johnnie, que la sostuvo hasta que se consumió totalmente.
Entonces todos los presentes brindaron con las cervezas de lata que Tommy había traído. Estaban heladitas.
Pick Up recibió el abrazo de Paul Ditto, luego fue efusivamente abrazado por José Leone el hermano yl brazo armado de don Alfonso.
Al final se quedó frente a frente de Tommy, que le abrió los brazos y lo recibió como un hermano menor que debía cuidar y proteger.
El hermano que nunca tuvo. El compañero y compinche de toda la vida.
Luego se sentaron a comer la sopa menestrone con albahaca y el seco de pollo con cerveza croata.
Johnnie estaba tan emocionado, que casi no podía tocar la sopa de menestrone. En primer lugar estaba tan caliente.
Los muchachos atacaron la sopa humeante y se mandaban al gazñete chucharadas tras cucharadas de sopa y de pronto vino la luz.
Tommy Robin se encargó de soplar las velas para que se apagaran para poderlas usar en otra ocasión.
En la radio se escuchaba una canción de STIX:

Is this the train to dance the moon…
Those summer night when we are young…

On dance the moon…
On dance the moon…

Los muchachos se enfrascaron en una prolongada charla sobre las cosas de la familia, y en la radio seguía sonando el estribillo de STIX:

On dance the moon...
On dance the moon…
Dance the moon…
Dance the moon…
















LOS ÚLTIMOS DíAS DE UN LUCHADOR POR LA LIBERTAD DE SU GENTE


El brazo armado de Esteban Miraglia, Antonio, se encontraba en las duchas. Utilizaba una pastilla de jabón Rexona. Nadie en su sano juicio se atrevería intentar siquiera sodomizar a este casi rey del crimen organizado de la costa.
El hijoputa que quisiera atreverse se podía dar por muerto de la manera más terrible. Lo más probable es que lo torturarían, le pegarían un tiro en la rodilla, le insertarían electricidad en el ano, le sacarían las uñas, le quemarían los ojos con un soplete, lo castrarían y por último a él y a su familia los cortarían en varios pedazos, descuartizados, los meterían en algún tonel que sellarían con soldadura, un peso de cemento y lo tirarían mar adentro.

-0-

Después del baño en las duchas de la peni, don Antonio se formó para que los guías realicen la contabilidad matutina de los convictos en el pabellón de los atenuados.
Luego, procedió a encerrarse en su celda a desayunar.
En aquella mañana tomaría unos panqueques con miel y mantequilla derretida, tal como le preparaban en el Continental.
Miraglia bebía mucha leche de chivo. Él creía que esa dieta le mantenía afinada la puntería.
Aquella mañana recibiría la visita semanal de su mujer.
Ella le conversaba los mismos viejos chismes de todos los días y alguna que otra novedad sobre sus hijos.
Su esposa se veía muy golpeada por hallarse en tan tremendas circunstancias. Antonio siempre le había jurado que lo que él hacía era ocupar el puesto de la ley y el orden. Él le pintaba a su mujer sus actividades como ‘políticas’ y ‘justicieras’, cuando en realidad desafiaba abiertamente o solapadamente a la justicia y a todo el país.
Antonio no sabía si su mujer podría resistir la humillación y la vergüenza de tener a su anciano esposo en la cárcel, con una condena de diez y seis años. Era toda una vida. Mucho más de lo que le quedaba de existencia a él y a ella misma.
Después de la visita de su mujer, Antonio recibió A Tommy Robin que lo venía a visitar junto a su amiga Isabel. Antonio ya le había dicho a Tommy que la próxima vez que lo visitara le trajera una hembra para sacarse unos angelitos, que no lo dejaban dormir.
En la radio tocaban una canción de Nicolette Larson:

We go on take large love…
Change the waiting are…
So you look on my directions…
My hart need protections…
And so you are…

En cuanto entró..., Tommy supo que Isabel era del agrado de don Miraglia. Isabel estaba más linda y hechiceramente puta que nunca. Meneaba las tetas y el culo con una sincronía que hubieran enamorado al mismo Jesucristo.
Tommy la presentó al capo y ésta –según las instrucciones de Tommy-, se arrodilló ante el anciano, le tomó la mano y le dijo en italiano:
- Bacia tu mani....

El capo pronto sintió una fuerte erección entre las piernas. Isabel se sentía excitada, le palpitaba el corazón. Hoy iba a ser su día.
Convertirse en la amante oficial de este hombre le representaría algo así como ganarse el premio mayor de la lotería. Seguramente obtendría su propio departamento. Después de todo, Tommy no la iba a mantener toda la vida.
Después de conversar nimiedades durante un rato, Antonio le hizo señas a Tommy para que se esfumara.
Y Tommy se excusó y después de guiñarle el ojo a Isabel, se salió de la celda y se fumó rápidamente un porro de marihuana en la puerta de la celda de al lado.

-0-

Tommy se puso a reflexionar.
Llevaba como marido de Isabel, siquiera unos diez años, y él se estaba comprometiendo cada vez más con su amante negra Marie. Entre las dos mujeres siempre terminarían dejándolo quebrado y en la calle.
No era una cuestión de que él era un cojudo y un cachudo, no.
Él tenía que buscarle un futuro seguro a su segunda mujer Isabel, y lo más lógico era pasarla a unas manos más opulentas como Antonio.
Tommy chupó de su porro de marihuana y sintió que las paredes de la peni empezaban a vibrar.
Ahora la cosa era que Isabel se ponga las pilas y lo trabaje bien a don Antonio. Ella tenía que sacudirse y culearle bien al viejo para que éste se quede impresionado.
Si Antonio se decidía a elegir y aceptar a Isabel como su amante, Tommy estaría libre de una responsabilidad económica y sexual, que ya lo venía agotando física y financieramente de manera bárbara.
Tommy le dio una última chupada a su calilla de yerba y mientras contenía el humo del porro en los pulmones le rogó desesperado a su Santo Vicente Ferrer:

- Ayúdame San Vicentito...¡por favor, no me desampares ni a Isabelita, por favor!

Mientras tanto, Antonio cerró la cortina de color púpura que cubría las rejas de la celda.
Esa era la señal de que el viejo capo de la mafia se estaba tirando a alguien y que nadie debía joderlo.
Para la ocasión, Antonio descorchó un vino alemán que tenía añejando en su mini refrigeradora.
Comenzaron a beber alegremente. Isabel le pidió permiso al capo para ponerse cómoda y sacarse los zapatos y las medias de seda. Lo hizo con tal maestría en la seducción, la zorra puta, que el falo de Antonio ya goteaba de placer.
Lo que Isabel estaba representando se acercaba mucho a un pequeño show de streap tease. ¡Y funcionaba!
Se tomaron media botella y el viejo capo, mirándola a los ojos le dijo que se levantara la falda y se pusiera en cuatro.
A ella aquello le pareció muy brusco, un signo de timidez innecesario y ella, por iniciativa propia, se le arrodilló y le desabrochó la bragueta.
Al instante salió brincando un tremendo falo, tieso y lleno de venas.
Isabel lo aprisionó con sus labios y cuando ella ya no resistía sus propios ardores, se bajó el calzón y obedeció las órdenes del viejo.
El anciano de nalgas aguadas se puso de pié, mientras Isabel se ponía de cuclillas sobre la cama de la celda y se dejaba penetrar por el ano.
Fue algo dolorosísimo y el viejo no se cansaba de metérselo y sacárselo, una y otra vez hasta que Isabel sintió como el viejo se estremecía al terminar de eyacular.
Antonio terminó de pié y como signo de aprobación le dio una palmadita en la nalga.
Ésta se sentía rendida, con el ano dilatado e insatisfecha.
Ella no había terminado. Antonio le dio un billete de cien dólares y le dijo que lo visitara cada vez que necesitara dinero.
Luego le pidió el número de teléfono y ella le dio el de la casa de Tommy donde vivía, al menos hasta ese día.

BOX

A Hector ‘Macho’ Camacho

El día había empezado con una mañana plena de sol. Era un sol que inundaba cada rincón de los pabellones de la peni. Secaba todas las humedades y los ojos de agua arrojaban vapores, convirtiendo el grupo de celdas en baños sauna.
Antonio había empezado el día como de costumbre. Se bañó, se afeitó formó fila para el contéo de rutina y luego se metió en su celda.
Quería estar cerca de su mini refrigeradora para tener a la mano sendos vasos de agua helada. Hacía un calor insoportable.
Ahora se podía llevar estos calores de una manera más humana. Antes de las reformas penitenciarias, implementadas por la familia Miraglia, aquellos calores evaporaban las aguas negras de las cañerías del centro de detención, lo que provocaba que aparte del calor y la humedad, se tuviera que respirar los olores nauseabundos de las aguas servidas, que estaban en estado de ebullición en las cloacas.
Antonio esperaba la visita de sus dos tenientes, Paul Ditto y José Leone. Estos muchachos le tenían gusto a los juegos de azar, y era una delicia ver sus codiciosos ojillos brillar de emoción y éxtasis cuando ganaban una partida. Ditto invertía en los hipódromos y era un experto fanático de los caballos, mientras que Leone, prefería el box.
Así, que a Leone, se le ocurrió agasajar a don Antonio, celebrando un torneo de box interpenitenciario, en homenaje a un luchador político por la libertad de los pueblos oprimidos de la costa.
Habían hablado con el Gobernador y él había dado su aprobación lleno de temor hacia lo que pudiera comentar la prensa. El Gobernador desconocía que el gran premio para el triunfador consistía en diez mil dólares americanos, en efectivo.
Antonio pasaba el rato entreteniéndose con la tele en blanco y negro que tenía en su celda. En ese momento pasaban un programa de Cheers con Ted Danson, Shelley Long y el Coach.
Mientras tanto Paul Ditto y José Leone se encargan de ultimar todos los preparativos para el gran acontecimiento. El ring o cuadrilátero ya lo habían instalado con mucho esfuerzo, el cuadro de las peleas ya estaba programado, para tener una bolsa tan millonaria, había pocos participantes en la competencia. La mayoría de convictos prefería balandronear, fumarse un porro de yerba y limitarse a mirar y disfrutar del espectáculo.
Todos los participantes estaban clasificados por su peso y demás características físicas. Los chicos Miraglia habían comprado una tremenda copa como trofeo para el ganador.
El cielo era de color celeste argentino, brillaba por el efecto de un sol abrazador y aquella tarde parecía una realidad cósmica de otro mundo, que engullía como un agujero negro los edificios públicos, y hasta la voz y las facciones de los convictos.
No había donde poner el culo fuera de la celda. Si uno se sentaba en el pavimento ardiente podía sentir como se le iba quemando la próstata y el ano.
Antes del apoyo de la familia Miraglia en pro de la renovación del centro penitenciario, al calor y los vapores nauseabundos de las cloacas, se les hubiera sumado los enjambres de moscas. El nuevo plan de tratamiento de los desechos, era otra obra de la familia.
Antonio estaba distraído mirando la tele, cuando Tommy Robin le anunció la llegada del árbitro y de los jueces. Antonio cruzó con ellos un par de palabras de bienvenida y de agradecimiento y luego los despachó.
Cada convicto se enfrentaba en el cuadrilátero con todos sus conocimientos sobre la pelea callejera. Todas las mañas y los trucos salían a relucir en el estrecho espacio del cuadrilátero. Toda la violencia asesina, toda la marginalidad brutal hallaba su espacio de expresión cultural y deportiva, en aquellos combates.
Cada boxeador era una llama de fuego de pura dinamita, que se demoraba en encender y que después de breves y espaciadas llamaradas se extinguía.
La mayoría de los participantes no tenían una buena capacidad espirométrica y se ahogaban en el tercer round. No les entraba aire en los pulmones.
Antonio no podía entender esta manía que tenían los convictos y los militares de tatuarse el cuerpo.
Alrededor de las peleas se desarrollaba el drama y la miseria humana. Los convictos apostaban por tal o cual peleador de su preferencia y utilizaban como moneda pequeños paquetes de base, cigarrillos, un par de zapatos nuevos contra unos jeans recién adquiridos en la bahía.
Los espectadores alentaban a los púgiles con gritos y palabras obscenas que los incitaba al asesinato, como si en vez de un espectáculo deportivo, estuvieran asistiendo a un acto criminal, de una riña mortal en las celdas.
Miraglia no se había olvidado de nada y hasta entre round y round, aparecía una linda chica cholita en traje de baño que anunciaba cada número del nuevo round por venir.
La penitenciaría se había convertido en un verdadero manicomio. Antonio reía a mandíbula batiente y Tommy Robin, grifote, se lo quedaba mirando impresionado. Nunca había visto tan feliz a su padrino.
Los púgiles en medio de su pelea presentaban un espectáculo tan lamentable que mejor era reir ante tanto ridículo. Cada uno de ellos en su vida había enfrentado a algún oponente cara a cara.
Ellos simplemente se limitaban a meterle una puñalada en los riñones a algún enemigo odiado. Y siempre atacaban por la espalda.
Ahora se veían obligados por su codicia y por las reglas del juego a batirse como varones los unos frente a los otros y se veían toda clase de actitudes bajas y cobardes o actos de valentía nacidos de la desesperación.
Había algunos que le escupían en la cara a su contrincante para aprovechar la sorpresa y golpear, otros se abrazaban a su oponente y les abrían una herida con golpes sucios de cabeza. También habían los que mordían y de remate, habían los que confundían el box con el karate de contacto pleno y alzaban la pata.
Por suerte Antonio ya había hablado con el réferi para que se hiciera de la vista gorda y dejara pasar estas anomalías sin bajar puntos o descalificar a los púgiles, porque de lo contrario, sin tolerancia no habría espectáculo ni ganadores.
De pronto, don Antonio escuchó un murmullo y presenció un pequeño revuelo. Se trataba que a última hora el Gobernador y el Alcalde se habían decidido a presenciar el combate. ¡El propio Gobernador y el Alcalde estarían presentes!

INSIDE & OUTSIDE

Aquella noche, Antonio no podía conciliar el sueño en su celda. Se levantaba una y otra vez a orinar, revisaba y acomodaba el colchón, lo sacudía, revisaba las patas del catre, prendía y apagaba una pequeña vela, daba vueltas en la cama. No podía dormir. Necesitaba una mujer.
En su mente se agolpaban las imágenes de la película que habían pasado en el pabellón 7-A.
Desde que había ingresado a la peni, don Miraglia movió todas sus conexiones políticas para que la peni se implantara una verdadera revolución que reformara la rehabilitación. Todo estaría basado en las reformas que implantó el filántropo inglés John Howard. Por ejemplo:

• Se aplicaría una disciplina diferente a los procesados y a los condenados.
• Los adictos recibían educación moral, religiosa y terapéutica.
• A los convictos se les enseñaba disciplinas artesanales para bajar los niveles de estrés causados por el encierro.
• Se los separaba por sexos y edades.
• Se implantó el régimen celular. Un convicto en cada celda.
• Se acortaban las condenas por buen comportamiento y hasta se otorgaban certificados.
• Se mejoró la calidad de la nutrición, la higiene y la calidad del agua.


La familia Miraglia había donado fondos para la creación de un cine, una cancha de basket, una biblioteca bien surtida y un pequeño gimnasio.

El cerebro de don Miraglia se encendía y se apagaba una y otra vez y su cerebro recibía los impactos de las escenas de la película ‘Contacto en Francia’, con Gene Hackman.
Aquella película lo había impresionado. ¿Era posible que alguien, algún detective loco lo estuviera persiguiendo así?

Necesitaba un trago.
Se volvió a levantar de la cama y sintió el cuello húmedo de sudor. Se movía en completo silencio, en medio de las tinieblas, era como si hubiera estado acechando a alguien para dispararle en la cabeza. Cuando estuvo cerca de su pequeña refrigeradora, la abrió y destapó una cerveza bien helada. Bebió todo el contenido a grandes tragos, la paladeaba, la saboreaba, seguramente con un par más podría conciliar el sueño. No. No podía más.
Cogió el teléfono cuyas cuentas las pagaba la propia familia Miraglia y se puso en contacto con la línea privada de su hermano Esteban.


- ¡Aló!, ¡aló!, ¿Antonio?, ¿pero es que estás loco?, ¡cómo me llamas a esta hora!, ¿te pasa algo?, ¿tienes algún problema?
- No brother, tranquilo. Pero hoy es una de esas noches, tú sabes.
- Ya no aguantas más esa mierda, lo comprendo, ¿quieres salir?
- Sí brother. Una escapadita y regresar,ok.
- Ok, ya arreglo todo en este momento, espera tranquilo unos segundos que ya te sacan y estate alerta, ok.
- Apúrate hijoputa.
- Cháu.

Desde ese momento, el corazón de don Antonio, dejó de latir sin control, y hasta el gran capo pudo tranquilizarse un poco. La noche negra como la tinta estaba poblada de un sinnúmero de estrellas, que la hacían preciosa como esas noches que se describen en el Kama Sutra.
Al rato, desde una esquina de la reja se oía un Psst, un llamado silencioso y vacilante. Antonio se levantó apresurado e inquieto y se acercó al desconocido. Cuando éste lo vió cerca le abrió la reja y don Antonio lo siguió en medio del más absoluto silencio.
Al poco rato don Miraglia estaba fuera de la peni, dentro de un taxi y rumbo al departamento de Isabel que él le había comprado.
Tony Luca estaba que se cagaba los pantalones. Si se filtraba la noticia sobre estas escapaditas de Miraglia y aparecía su nombre en la televisión, sería su fin como miembro activo de la familia.
Su carrera recién comenzaba y ya le asignaban misiones peligrosas. Para Tony estar tan cerca de la peni , junto a tantos polis era una cosa de locura. Todo su cuerpo se espelucaba. Desde chiquito se había criado con conciencia criminal y la sola presencia de los policías era motivo de alarma.
Antonio estaba contentísimo que ya hablaba como loco. Vomitaba palabras de toda clase, estaba feliz de poder desafiar a la autoridad una vez más. Hablaba y hablaba, preguntaba a Tony Luca sobre su familia, que si ya había comido, etc.
Paul Ditto sudaba a chorros y le entraban unas ganas de ponerle un esparadrapo en la boca al gran capo.
De pronto tuvieron que frenar a raya de tal manera que casi salen volando por el parabrisas y casi se salen de la carretera.
Tony había atropellado a un tremendo venado de los que habitan los montes por Pascuales y le había quebrado una pata. El pobre animal yacía allí, tirado, a un costado de la carretera.
Cuando Antonio se cercioró de que el animal estaba jodido, le pidió a Tony Luca su pistola con silenciador y lo remató con tres tiros en la cabeza.
Esa noche Isabel probaría unas piernas y cuartos traseros de venado.
Cuando finalmente llegaron a Playas, encontraron a Isabel dormida y nadie acudía a abrirles las puertas.
Antonio ordenaba golpear más fuerte la puerta de madera y ésta se caería bajo las narices de Paul Ditto. Tony Luca sudaba frío por el escándalo que se podía armar con la bulla y el griterío.
Finalmente se encendieron las velas en el departamento de Isabel y se quedó como loca al ver a su viejo alegre y cachondo, listo para darle una verguiza de padre y señor mío.
Tony Luca se tiró al hombro aquel monstruoso animal de alucinante cornamenta y Paul le alumbraba el camino. Isabel se quedó fascinada y decía:

- ¿Pero qué es ésto?, ¡uy pobrecito!
- Le hicimos un favor, mamita. Tenía una pata quebrada. Iba a sufrir mucho.
- Pero debieron llevarlo a un veterinario, ¿no?


Antonio miró a sus amigos y éstos le devolvieron la mirada como ignorando lo que su hembra había dicho. Miraglia miraba a Isabel como si fuera un ser de otro planeta y al ver que ella no tocaría a un animal que no había comprado en el supermercado, ordenó a Paul que lo serruchara y despellejara para comerlo esa misma noche.
Tony dejó el venado gigante en la cocina y bajó al auto a ver las herramientas que siempre tenía a la mano. Tony sudó la gota gorda descuartizando y despellejando al venado como si se tratara de alguna de sus víctimas asesinadas y Paul Ditto se encargó de filetearlo para preparar una tremenda barbacoa al estilo de Tony Accardo. Luca preparó una salsa de tomates, espárragos, palmitos, ajos y rábanos.
Toda el piso de la cocina quedó repleto de sangre y latas de conservas.
Mientras se asaban los filetes de venado, Tony le curó el balcón del departamento a Isabel, fumándose un porro de marihuana. Después de un par de chupadas todo le pareció encajar a Luca. Ya no le importaba que lo estuvieran siguiendo o grabando la prensa, y que descubrieran el pastel y a todos in fraganti.
Cuando encendieron la barbacoa, en toda la nocturna Playas se podía oler el asado de venado.
Paul no entendía esta manía de las nuevas generaciones de escaparse de la realidad fumando yerba.
Al rato, Antonio les ordenó que les pasaran unos platos con carne de venado y unas cervezas bien heladas.
Desde afuera del cuarto de Isabel, los chicos oían la cama de metal que golpeteaba en el suelo de madera.

Chink, chink, chink, chink...
Y la voz de Isabel que gritaba:

Ahhh, así papito, así... ahh...


Cuando todo el festín acabó, Tony Luca y Paul Ditto lo llevaron de regreso al jefe a la peni y el duro, Miraglia pudo dormir tranquilamente.

LIBERTAD

Antonio tenía diez y seis años de encierro por delante.
Últimamente lo venía a visitar una vieja amiga de su esposa, que en sus años mozos, había sido su más ardiente amante. El tiempo había pasado sobre aquel rostro y sobre aquel cuerpo como un tractor pasa sobre los sembríos dejando profundas marcas.
Al principio, Antonio se sintió turbado por aquella visita que lo encontraba recluido entre el fango de la vergüenza y la marginalidad. Pero Mercedes hacía como que no se daba por enterada de toda aquella situación que rodeaba a su viejo amigo y amante. Y charlaba toda clase de trivialidades sobre los vecinos de la costa, de su vida, de lo hermosa que se estaba poniendo su hija, de lo aburrido que le resultaban las costumbres monótonas de su marido, etc.
Antonio le fue cogiendo cariño a esta vieja sexi y pobre mujer que en su miserable vida, hallaba tiempo para venir hasta el Guayas y participarle al gran capo de las novedades de la vida externa.
Lo que más le atraía la atención de esta niña envuelta en la piel de una anciana, era la forma como se expresaba.
Parecía decir:

Yo sé y siento la música dentro de ti...

No había cambiado con los años. Era una aniñada de Urdesa al natural. Hablaba con aquel acento fino y encantador que utilizaban las jovencitas en la época en que don Antonio era un joven mozo impetuoso y atractivo.
Movía la boca de un lado para otro, dándole especial énfasis a las palabras y situaciones, unas veces para darle humor y otras para darles ironía. No había cuento o chisme sexual que se le escapara, y todo, todo se lo contaba a Antonio como si se tratara del cura de la esquina en día de confesión.
No se guardaba nada para ella.
Mercedes le traía regalitos, dulces preparados por ella misma y cositas de picar. Era como la amante de César que se mantenía fiel, incluso si era necesario, dándole a su linda hija como concubina.
Una noche, don Antonio la invitó un par de copas, y aquellos viejos amantes se pusieron a bailar bajo los castos acordes de Frank Sinatra.

-0-

Otros días no recibía la visita de nadie ni se daba por enterado de nada de lo que ocurría en el mundo exterior. En esos momentos era cuando lo invadía una extraña fatiga que le dominaba las carnes del cuerpo y lo arrastraba hacia el suave y húmedo catre, donde dormitaba, dándole al tiempo implacable la oportunidad de escurrirse. Su mente se atormentaba con el encierro hasta cuando estaba a punto de quedarse dormido y se sentía inválido y como agarrado en una trampa que lo sujetaba del cuello provocándole asfixia.
Pero no había forma de salir.
Su encierro y condena formaba parte de un trato político que su hermano, Esteban había cerrado con los militares que los seguían. Todo eso no era más que basura. Si la cuestión dependiera del propio Antonio, aquellos hombres de inteligencia militar y aquellos hijoputas de periodistas ya estuvieran muertos.
Cuando Antonio dormía su mente se retorcía en mil pensamientos sobre el futuro de su familia y lo poco que él podría hacer para ayudarlos en este valle de lágrimas, este endemoniado jardín del edén.
Sufría tremendamente tener que vivir entre tres paredes y una reja. Había ocasiones en las que le provocaba cortarse las venas y acabar con su miserable existencia.
Otras veces le confesaba a Tommy Robin y Tony Luca, que él tenía el plan para liquidar a los hijoputas que lo encerraron, y hallaba en los ojos de Robin y Luca el brillo asesino de quien está dispuesto a todo para conseguir la libertad tanto deseada para un querido amigo y mentor.
Antonio se sabía indispensable en el aparato de seguridad de la familia Leone Miraglia y esta certeza le provocaba agudos escalofríos al no saber cómo se estaban desarrollando las cosas sin él.
Cuando esto ocurría, Antonio se sentía desamparado, le palpitaba el corazón, sus rodillas temblaban y todo su ser colapsaba. Pronto se arrastraba hacia el catre y depositaba su cuerpo como el de un cadáver entre las sábanas. Ahí se quedaba dormido con el ánimo anhelante, viendo las sombras de los convictos pasar delante de las rejas, escuchando sus voces repetir una y mil veces las mismas estupideces.
Su mente se poblaba de negros pensamientos de muerte e impotencia y no había forma de sacudirse de ellos.
Su único consuelo era conversar con Tommy Robin. Tommy no se cansaba como Paul Ditto, Pepo Quintana, Joey, Tony Luca, de escuchar los planes de crueles asesinatos: a ese general o a ese capitán y todos los hijoputas que hiciera falta hasta formar una carnicería como si se tratara de que estuviéramos viviendo en el Africa. Esa era la realidad, que para que Antonio saliera de prisión habría que matar a mucha gente, demasiada.
Esos tristes, patéticos y delirantes sueños lo consolaban al viejo.
Lo que lo desesperaba es que todo el mundo le diera la espalda y se olvidaran de él.
Cuando Antonio se quedaba dormido en su catre, su mente lo transportaba a otras épocas en que él era joven y los paisajes se veían en blanco y negro, todo era apacible y maravilloso.
En esos sueños, venía a su encuentro la figura de Mercedes, rejuvenecida también, que lo abrazaba y besaba en la boca en medio de una playa secreta.
Una playa secreta par amantes.
Era una cosa bella la sensación del contacto con la arena, recibir la brisa del mar y sentir en la piel los rayos del sol. Escuchar el rumor de las olas y apreciar el imponente espectáculo del mar que se extendía hasta el horizonte.
Y luego poseer a la mujer de otro hombre. Aquel placer secreto y prohibido que aumentaba la dicha y la convertía en verdadero éxtasis.
Antonio siempre terminaba por despertarse antes de poseer el cuerpo de su amante. De cara a su triste realidad se levantaba en la madrugada, empapado de sudor, a orinar varias veces, y a tomar grandes sorbos de agua helada para quitarse ese mal sabor a hierro, que últimamente venía sintiendo en la boca. Era como si la boca se le llenara de hiel y sangre.
El encierro se estaba convirtiendo en un pensamiento obsesivo que lo atormentaba día y noche. En ocasiones hasta le quitaba el apetito y Miraglia ayunaba.
Todo le aburría, todo le parecía el mecanismo monótono de una emsambladura industrial que se repetía una y mil veces, persiguiéndolo hasta el sueño, a cada rato día y noche.
Y luego venían los sudores. La tensión hacía que las glándulas sudoríparas trabajasen a toda máquina y empapaba las camisetas interiores y el uniforme de convicto.
Sudaba y sudaba a chorros como si su cuerpo tratara de expulsar todo el estrés y toda la adrenalina de su cuerpo de una buena vez.
El encierro lo estaba matando. Antonio tenía que librar verdaderas luchas interiores para acoplarse a la disciplina de la peni y seguir el ritmo elemental que los guías le imponían.
Había días en que no quería salir de la cama ni rasurarse ni moverse para nada. Quería estar ahí acostado, tranquilo, sin que nada lo perturbe, vegetando hasta que la muerte lo libre de aquella pesadilla.
Entonces cuando ya no podía más, y toda la cabeza le daba vueltas, sonaba el teléfono y al otro lado de la línea escuchaba la voz de su hermano Esteban:

- ¡Qué hay hombre!
Entonces Antonio explotaba contra su hermano.
- ¿Qué que hay?, que estoy encerrado en este muladar como una vagina y ya estoy harto, ¿me entiendes?, estoy volviendo loco, eso es lo que pasa, ¿me oyes?, ¡ESTOY HARTO!

DINERO

Marie se levantó temprano aquella mañana. Su cuerpo desnudo se dirigió al baño y ahí se quedó hasta que cada parte de su negro cuerpo estuvo oloroso a sales fragantes de florida primavera.
Afuera las olas del mar rugían como leones de circo romano.
La negra se puso su traje de baño y al salir se detuvo un instante para despertar a su marido. Tommy Robin se había quedado dormido con la tele encendida. La noche anterior había tenido una reunión con Tony Luca y Pepo Quintana. Habían jugado unas partidas de naipes, habían bebido varias jabas de cervezas y habían escuchado a las chicas conversar sobre el clima y sobre las mismas cosas de siempre.
Tommy estaba sentado, dormido, chuchaqui, la tele encendida, su pelo amarillo y rizado, completamente revuelto y sudado. Los labios de la negra Marie patinaban sobre su rostro y cuando Tommy despertó, lo primero que pudo oler era el dulce aroma a sales de baño de su mujer.
Afuera el sol brillaba con hermosos rayos olímpicos que se reflejaban en la arena.
El motivo de la reunión de la noche anterior era para encomendarle una misión a Tommy. Tenía que llevar un maletín repleto de dinero a la peni y entregárselo a don Antonio.
Tommy se espabiló todo lo que más pudo y se metió en las duchas y bien mojado se frotó por todo el cuerpo una pastilla de jabón LUX.
Era increíble la cantidad de mugre que salía de su cuerpo. Parecía que la grasa de la mecánica y las toxinas se le hubieran impregnado dentro de la piel.
De pronto se dio cuenta que su cabeza le latía con fuerza. Casi podía oír sus propios latidos en sus sienes. Pronto colocó su cabeza bajo la ducha de agua para aplacar los latidos que amenazaban con hacerle saltar el cerebro.
¿Dónde estaba Marie?
En otras ocasiones su mujer se hubiera metido con él en el baño para limpiarle la espalda que parecía casco de buque viejo y oxidado, y aprovechar la menor oportunidad para exprimir su falo.
Cuando Tommy terminó su baño se secó, se puso una hawaiana límpia, se puso sus jeans y cogió el maletín que estaba guardado en el armario. Luego se metió en su taxi y empezó el largo viaje hasta el Guayas.
El sol había recalentado el tapiz del vehículo. Con la mirada, tommy buscaba la figura de su mujer en algún rincón de la playa de Chipipe. No había rastro de ella por ningún lado.
Tommy respiró la dulce brisa que provenía del mar. Había cosas que el dinero no podía comprar y ésta era una de ellas. La libertad, el sol y la brisa marina, el espectáculo de una punta de arena bañada por las olas del mar y los rayos del sol.
Robin se dio cuenta que estaba perdiendo peso. La vida junto al mar, el surf, las mujeres y el mismo ritmo de vida que llevaba lo estaban consumiendo. En cambio, su mujer cada día parecía ir ganando carnes. Él se estaba quedando sin grasas y su negra cada día estaba más apetitosa como una manzana madura.
Tommy se puso sus gafas contra el sol y se dejó ir en su taxi. A través del paisaje desértico se alejaban de su adorada costa para ir a la inmunda civilización. ¿Cuándo podría retirarse a vivir al borde del mar sin tener que pisar la inmunda ciudad?
El carretero surgía ante Tommy como una culebra de asfalto que hervía bajo el impacto del astro rey. Las lenguas de fuego del sol penetraban en el carro por todas partes, por las ventanas, se transportaba en el aire, vivía en el paisaje, estaba en el calor del metal y en la piel.
La calina del desierto lucía de color crema. Incrustadas en la arena del desierto estaban las rocas antiguas, inmóviles, reflejando la luz del sol. El paisaje pasaba, por la ventanilla de Tommy, ráudo y en incomprensibles secuencias. El viento era una dulce brisa que la velocidad transformaba en un bálsamo que acariciaba la piel de su brazo.
A un lado del carretero, un grupo de infantes de marina completamente armados y equipados trotaban en formación de pelotón con ruta de Playas a Guayaquil, sus ropas tenían grandes manchas de sudor.
El cielo era una cartulina celeste recién pintada por un dios colosal que había colocado unas nubes de formas caprichosas y de textura parecida al algodón.
Tommy recordó sus viejos tiempos junto a su compañero Pick Up y todas las terribles pruebas físicas que tuvieron que pasar para aprobar el curso de salto libre.
El paisaje era la cosa más bella que Tommy podía imaginar. El desierto se extendía por todas partes. Bajo los efectos del candente sol, aquella parte de la tierra lucía como la piel de una mujer desnuda y acostada boca abajo.
En ocasiones, en el paisaje se alzaba un cáctus medio seco y carcomido, pero adornado en la punta con una flor exótica. Unico signo de vida en medio de aquel arenal inhóspito. En aquel cielo de cartulina pintada de celeste, flotaban unas manchitas negras, que volaban en círculos. Eran buitres que aprovechaban la fuerza del viento para ascender en espiral más y más como si estuvieran viajando en globo.
Tommy se fijaba en el señalador de temperatura del vehículo. Estaba subiendo la flechita cada vez más. Por suerte en la cajuela siempre llevaba una botella de agua para el radiador o para beber en caso de emergencia.
A veces el vehículo cogía tal velocidad que el viento ululaba por entre la ventana y nada, absolutamente nada más se podía escuchar en aquella pequeña cabina.
Por suerte Tommy tenía en la secreta un cassette de Bread. Lo sacó y lo metió en el tocacintas. La canción que primero sonó era ‘la chica del adiós’.
De pronto ocurrió algo inesperado. Un gigantesco bus de transporte interprovincial se cruzó a la vía o carril donde Tommy venía rodando.
Tommy se puso alerta, algo andaba mal.
Tommy empezó a pitar y se colgó del claxon mientras disminuía la velocidad, todo era pura adrenalina. El bus seguía acercándose y se le venía encima. No había tiempo para pensar.
El carro que Tommy conducía despacio, estaba prácticamente parado.
¡Y el bus seguía acercándose!
Tommy metió segunda y pisó el acelerador, y con carro y todo se internó en medio del desierto, atravesando montes espinosos, rocas, hasta quedar detenido en medio de una nube de polvo. Casi al instante el bus pasó junto al vehículo de Tommy a toda velocidad.

-0-

Cuando llegó a la peni, y por fin le entregó el maletín repleto de dinero a don Antonio, éste le quedó mirando y le dijo:
- ¿Qué tal te fue en el viaje?

ASESINATO

La mañana había empezado gris para el capo Miraglia. Con el dinero que le trajo Tommy había pagado unas pequeñas deudas y todavía le había quedado suficiente para organizar una pequeña orgía con dos cholitas, menores de edad.
El cielo nublado, el chuchaqui y el frío lo pusieron de mal humor. Comenzó el día como de costumbre, evacuó, se bañó, se afeitó, se desayunó unos panqueques tipo Continental, formó fila para el contéo y se metió en su celda que parecía un congelador.
¿Cuándo saldría el sol?
Odiaba el frío.
Empezó a dar vueltas en el pequeño espacio de su celda, golpeaba los muros con los nudillos. Sentía una cólera sorda y asesina por su situación. Miraba el teléfono de su propiedad y dudaba en llamar.
¿Llamar a quién?
Por fin se decidió a encender el televisor en blanco y negro que tenía y le tocó escuchar las noticias. Hablaba un serrano sobre los castigos ejemplares que se deben aplicar a los criminales y sobre el endurecimiento de las penas e incluso sobre la instauración legal de la pena de muerte.
Antonio recibió una impresión fuerte, era como si le hubieran disparado en su cara. Su rostro del blanco pálido por el frío se fue poniendo más y más rojo por la rabia.
Casi no podía contenerse y temblaba de furia.
Cuando el serrano terminó de explicar su digresión sobre el endurecimiento de las penas, Antonio se fijó en el nombre de aquel hijoputa.
Con la mano temblando de furia marcó los números de Tommy Robin y la llamada le salía ocupado y ocupado. Cambió de orden y discó los números claves para llamar a Paul Ditto. Al fin le respondieron al otro lado.

- ¡Aló sí!
- Habla Antonio, necesito que me mandes al número uno. Es urgente.
- Enseguida...¿enseguida?
- De inmediato, chucha la madre...que es para ayer.

Y colgó.
Antonio abrió la mini refrigeradora y destapó unas tres latas de cerveza croata y bebió. Su cuerpo experimentaba unas revoluciones fantásticas. El temblor de la furia se transformó en un frío profundo causado por la penetración de la cerveza en la sangre de Miraglia.

-0-

Pasó un tiempo infinito en que Miraglia sentía que se iba a morir congelado en aquella celda del infierno. Se dormía, se volvía a despertar, miraba el reloj de la pared. El frío era tan fuerte que ya parecía escalofrío. Se acostó de lado y metía las manos entre las piernas para calentarse con el poco calor que emitían sus bolas. A veces se quedaba mirando la pared gris de su celda y la mente se le ponía en blanco hasta que el sueño le cerraba nuevamente los ojos.

-0-

Tommy Robin se encontraba acostado, desnudo, junto a la negra Marie.
Una de las cosas que Tommy gustaba era mirar los lindos pezones de su negra. Eran como un par de uvas voluptuosas. Los pezones de Marie a diferencia de Isabel eran más carnosos, más provocativos. Los de Isabel eran más pequeños, rosados, aunque sus senos eran más grandes y redondos. A Tommy lo que le gustaba de Isabel eran aquellos labios gordos y provocadores que ella sabía usar con él.
De pronto aquellas ensoñaciones sufrieron un colapso. Era como si un loco furioso le quisiera tumbar la puerta. Marie se espantó y pegó un chillido.

- ¡ Ehhh!, ¿qué cosa pasa?

Tommy se levantó en pelotas armado con una mini uzi. Cuando abrió la puerta se encontró con la mirada cabreada y preocupada de Tony Luca.
Tony le dijo:

- ¡Vístete rápido, algo está pasando!

Tommy se puso su hawaiana y sus jeans Iman y sus zapatos Nike.
Marie le dijo adiós con la cara asustada. Se le acercó desnuda y le dio un beso en la cara y le susurró en el oído:

- Vuelve sano y salvo para mí, ¿me oíste?

Tommy no respondió nada y con la mirada fija en la puerta siguió a Tony que se fumaba un cigarrillo con manos temblorosa. ¿Qué era lo que pasaba?
Al fin Tony le dijo a Robin:

- Tienes un trabajo número uno.

En la jerga de estos tipos, cuando se mencionaba el número uno, se trataba de que Tommy tenía que cargarse a un infeliz.
Tommy se trepó en su taxi junto a Tony Luca y de Playas al Guayas recorrieron el camino batiendo todos los records de velocidad habidos y por haber.
Pronto se reunieron con Paul Ditto y José Leone y se enteraron de las órdenes de Antonio con respecto al periodista serrano. Había luz verde para la operación.
Paul Ditto se sentó con Tommy, se tomaron un capuchino y Tommy supo lo que tenía que hacer.

-0-

Después de dos semanas de seguimiento al periodista serrano. Tommy estaba exhausto. Conocía todas las idas y venidas de aquel infeliz.
Hasta le habían intervenido el teléfono y sabían, incluso, cuando iba a cagar o cuando hacía el amor a su esposa.
Un día le quitaron gasolina del susuki con el objeto de que no llegara en auto a su casa y tuviera que caminar un buen trecho. Esa distancia sería la necesaria para matar al maldito.
El serrano lucía impecable. Estaba orgulloso de ser el único que había empezado una campaña moralizadora, que predicaba el castigo ejemplar para los criminales crónicos. Se consideraba así mismo como la punta de lanza para una revolución moral y ética que transformaría las penitenciarías del país y el sistema judicial.
Cada vez que abría la boca era para sermonear y fustigar la actitud ambigua de las autoridades que se hacían de la vista gorda con las cosas oscuras que pasaban en el interior de la política del Congreso Nacional.

-0-

Emilio Hidalgo se detuvo poco antes de llegar a su casa. Se bajó del vehículo sin gas y siguió a pié.
Caminó media cuadra cuando pasó a su lado Robin. Robin le dijo:

- Ey amigo, ¿me da fuego que quiero fumarme un porro de yerba?

El periodista serrano se volteó indignado para ver cara a cara al sinverguenza y descarado. Casi no podía creer lo que estaba escuchando. Luego contestó:

- Yo no le fomento el vicio ilegal a nadie.

Y siguió caminando.
Tommy le dijo:

- Oiga hijo de mala madre...

El honorable periodista serrano se detuvo y se viró para responder al majadero, cuando vió a Tommy con el brazo alzado y empuñando una pistola nueve milímetros con silenciador.
Emilio Hidalgo recibió un tiro que ingresó por la mandíbula para que la pepa terminara alojándose en el cerebro. Una abundante hemorragia y una tremenda hinchazón del cerebro le provocó un colapso total de los órganos y la muerte.

TELÉFONOS

Entre las muchas innovaciones que la familia Miraglia había realizado en la peni, estaba la disposición de unas tierras para realizar labores terapéuticas de agricultura.
Don Antonio se encontraba en plena faena, trabajando con sus propias manos, un semillero de diferentes clases de arbolitos. Tenía planeado criarlos como Bonsáis.
Se encontraba arrodillado sobre la tierra, en medio de un sol de campo, con las rodillas emporcadas de lodo, el cuello sudoroso y en la cabeza, cubriéndole la calva un sombrerito de pescador.
De cuando en cuando, hacía breves pausas para que su corazón recupere su ritmo que amenazaba perderse.
De pronto vió frente a él la sombra de otro convicto. Cuando se dio la vuelta se percató que era el hombre de enlace entre las familias Leone Miraglia: Paul Ditto.

- ¡Qué!, ¿y ahora qué pasa?
- Malas noticias, jefe.

Antonio hizo un amage de tratar de incorporarse y Paul Ditto lo tomó del brazo y lo ayudó a ponerse de pié.

Paul le soltó la noticia de que no podían hablar por teléfono ya que estaban intervenidos y de algo más grave.
Antonio lo cogió del brazo a Paul como queriéndolo llevar a un lugar más privado, aun cuando estaban en campo abierto.

- ¿Qué es lo que está pasando, Paul?

Entonces el viejo luchador se enteró de que su hermano Esteban la cabeza financiera de las familias tenía un satélite de inteligencia militar en la cabeza. Un diputado les sopló que estaban intervenidos con una nueva tecnología de microondas. Y era un satélite armado que podía matar de un derrame o de cualquier lesión en el cuerpo del blanco seleccionado.
Antonio dijo con los labios temblando:

- ¿Un satélite, dices...?

En ese momento Antonio sintió un dolor agudo y paralizante en el cuadrante superior derecho del cuerpo. Se tambaleó completamente y Paul se espabiló tratando de coger en el aire al anciano que se desvanecía, precipitándose al suelo. En la mente de Antonio todo se puso blanco y de una paz inimaginable.
En medio del caos, Paul le hizo señas a Luca, que llamara a las autoridades para que trajeran una ambulancia. Un grupo de convictos incondicionales de don Antonio lo cargaron hasta el dispensario médico.

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Después de un par de horas, Antonio recuperó el conocimiento. Por suerte era la primera vez que le fallaba el corazón al anciano. Todo había sido una combinación peligrosa de agotamiento y emociones fuertes. El diagnóstico clínico fue: estrés.

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Alfonso Leone gritaba como loco.
Algo tremendamente malo estaba pasando en la República.
Estaban matando gente del círculo militar, periodístico, petrolero, de inteligencia de las FFAA, y todo el mundo tenía puesta su mirada en él y Alfonso no había hecho nada de nada.

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Greg Spanolopus le dio la orden a su secretaria para dejar pasar al Comandante Rayo. Junto al Comandante iba un paracomando. Greg se apresuró a ordenar a su brazo armado Ngo Son que cerrara la puerta.

- Esperamos órdenes, señor.

Greg se sacudió las manos y se dirigió a una caja fuerte. Pulsó la combinación y sacó una lista de nombres. Era más bien una serie de hojas con fotos. Gente de mierda que había que eliminar.
El Comandante Rayo cogió la voluminosa carpeta y se la pasó a su segundo.
Greg le dio la última instrucción a los ex militares:

- Mátalos a todos, ok.

Greg volvió a su terminal y siguió de cerca las voluminosas cifras que aparecían en la pantalla del terminal personal.

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Alfonso Leone disfrutaba del show de streap tease de su preferida.
Esta diez y sieteañera hizo una entrada fascinante, entre bruma artificial, la música sublimaba cada movimiento lento que ella hacía. Todo su cuerpo vibraba de energía erótica. Daba la impresión de sentirse incómoda con las prendas de fantasía que llevaba encima. Siguiendo el ritmo de la música se iba despojando de cada parte hasta enseñar los pezones rosados y su diminuto vello púbico.
Ese pequeño y seductor triangulito reflejaba las luces de la DISCO. Los turistas sentían ganas de bailar con ella de tocarla, de beberse todo el whisky, estaban eufóricos.
El mundo de los Leone Miraglia estaba a punto de derrumbarse, pero seguían las fiestas, la música y la alegría hasta el final como en el Titanic.
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Antonio Miraglia murió apuñaleado diez y siete veces a manos de un paracomando que obedecía órdenes de Greg Spanolopus.

CARTAS

El médico de la familia Miraglia había realizado un minucioso reconocimiento a don Antonio, y recomendó absoluto reposo.
Ahora, Antonio se encontraba más prisionero que nunca. Era imposible hablar por teléfono y la idea de la muerte comenzó a rondar sus pensamientos como negros murciélagos en una tumba.
De pronto se le ocurrió una idea y llamó a Paul para que le trajera una máquina de escribir y más adelante empezó a escribir cartas a sus hijas.
Podía presentir la muerte y era algo tan palpable como la lluvia o la oscuridad de la noche.
Empezó por escribirle a su hija mayor:

Querida Aminta:

¿Cómo estás?
Me parece una eternidad el tiempo que no te veo. ¿Qué tal el clima en Chicago?, te he extrañado mucho, hija. Creo que he sido injusto contigo. Tal vez nunca pude ser buen padre, pero traté de darte lo mejor que ofrecía el mundo. Tal vez el peor error que cometí contigo fue el desentenderme de ti por mucho tiempo. Antes de que vengas al mundo yo esperaba un varón. Es la misma vieja historia de siempre.
En aquellos años tenía que viajar mucho a Quito. No quiero que pienses que trato de recuperar el tiempo perdido. Tal vez no sé expresarme en palabras.
Hay tantas cosas que me gustaría decirte. Soy un anciano de setenta años y la muerte me rodea, ¿entiendes?
Tu madre me habla de ti como si fueras una mujer extraña, como si nada tuvieras que ver con nosotros.
Yo en cambio recuerdo tantas cosas de ti, tu primer diente, la primera meada que me pegaste en las piernas, tu primer enamorado y tu primera decepción amorosa.
¿Te gustaría saber cómo la paso yo?
Hace unas semanas sufrí un pequeño síncope, un ligero remesón en el corazón. No fue nada grave, pero ahora debo ir con cuidado. El doctor Geovanny me inyecta unas vitaminas y yo sigo tirando con mi vida hasta el final.
¿Cómo te va con tu galería de Arte?, ¿van muchos pintores y gente rara a tu negocio?
El otro día te mandé una cinta con música de Nicolette Larson, la cantante que tanto te gustaba de adolescente.
Tu madre me cuenta que estás sudando la gota gorda tratando de sacar un doctorado en Historia del Arte, ¿es verdad eso?, ¿sabes?, yo nunca fui un tipo muy inteligente. En la familia el cerebro era tu tío Esteban. A él le sobraba de frente lo que yo tenía de agallas. Lo más probable es que hayas sacado de herencia su mollera.
El otro día vino a visitarme tu tío Alfonso y organizó una fiesta de streap tease en plena peni. Sé que te enoja que te hable de estos temas. Pero fue para celebrar la culminación exitosa de un certamen de box interpenitenciario que organizaron los chicos de la familia.
Bueno, no soy muy bueno con las palabras y ya no sé que decirte. La vida en prisión es dura aún con comodidades y todo. El encierro te afecta el cerebro y los nervios, mija. Espero que te animes a escribirme algo, lo que sea. No me llames por teléfono por ningún motivo.
Tu padre nunca pudo decirte algo que ahora creo que debo decir:

Siempre te he amado aunque hayas nacido mujer. Nunca te olvides de eso.

Tu padre que aún vive,

Antonio Miraglia.-
Guayaquil Ecuador
South America

-0-

Cuando Antonio terminó de tipear aquella carta se sentía con el cerebro exprimido. Era como si hubiera corrido una maratón y estaba agotado.
Estiró la mano y sacó de la minirefrigeradora un té con leche, afgano, helado y lo bebió poco a poco. Le echó una ojeada a aquella carta y dudaba de la ortografía de muchas palabras. Si la seguía leyendo acabaría por romperla, así que la dobló y la guardó en un sobre. Un sobre que Paul Ditto se encargaría de conseguir que llegara a las manos de su hija.
Aquella noche tuvo sueños extraños. Todos estaban relacionados con su hija primogénita. Era como ver una película en blanco y negro de todos aquellos momentos que compartió con su adorada Aminta.
A la mañana siguiente empezó la segunda carta a su hija Linda. Con su segunda hija las cosas siempre habían sido diferentes. Ella sentía una especial afinidad por su duro padre y nunca perdió el contacto con la familia. Antonio sí podía estar seguro del amor de su segunda hija. Era como si ella quisiera compensar el desapego emocional de su hermana. Linda era diferente. Ella lo perdonaba todo y se hacía la desentendida del peligro que rodeaba las actividades de su padre.
Antonio empezó a escribir:

Querida Linda:

Tu madre no tiene palabras más bellas con las que pueda describir y adornar tu vida. ¿Cómo está el clima en Chicago?, ¿cómo están creciendo mis nietos?, ¿ya los vacunaste a todos?
Nunca entendí el porqué tu hermana nunca se quiso casar y tener una familia.
Esteban me cuenta que tu esposo es un hombre muy capaz y que lleva los negocios y los intereses de nuestra familia con buen criterio. No sabes cuánto me alegra que hayas tenido buen ojo al elegir a un Universitario como compañero para toda tu vida.
Espero que no te vayas a asustar porque te escribo cartas. Tú ya sabes cómo es mi vida. No quiero que me llames por teléfono. Escríbeme.
Tu madre se encargará de hacerme llegar tus cartas. Cuéntame de tu vida cotidiana, quiero saber cómo crecen mis nietos.
¿Qué tal te fue en tu viaje a Tokio? Espero que me hayas traído un bonsái y una botella de sake.
Como le escribí a tu hermana, acá no me falta nada, pero el encierro me vuelve loco. Todo esto a sido un duro golpe para tu madre y quiero tener la certeza de que tú la sabrás sacar de la depresión y de la angustia si algo me llegara a pasar, ¿entiendes mija?, vivo momentos muy peligrosos y la muerte me rodea, ¿entiendes?
Llévatela de vacaciones a California y que el primo John Milano se encargue de todo, ok. Ya sabes que a ella no le hace bien el frío.
No te preocupes tanto por mí. Tu padre es un hombre de respeto. Un top guy, un duro.
Tu madre me cuenta que te has convertido en una comensal asidua de las barbacoas de Tony Accardo. ¿Sabes? A nosotros también se nos pegó esa costumbre y acá también hacemos barbacoas con invitados todos los cuatro de julio. ¿Qué te parece?
¿Sabes mija? Extraño la vida que llevaba junto al mar. Extraño el rumor de las olas y el viento fresco y salino de la mañana.
Tu madre me contó una noticia preocupante sobre tu vida personal. Tú te has de imaginar a lo que me refiero. A ese chico menor con el que te estás viendo. Tú sabes que, a diferencia de tu hermana, yo nunca intervine en las cosas personales de tu vida, pero me parece que ya estás muy comprometida y muy mayorcita ya para andar en esas correrías que la honra de tu esposo no merece.
Yo no digo nada más. Ya sabes que no se le puede contar nada íntimo a tu madre que todo me lo cuenta.
Para nosotros los hombres eso no significa nada, pero para ti que eres una mujer muy femenina, tal vez eso signifique amor y libertad y yo digo que eso son puras mierdas. Piénsalo bien, mija.

Se despide de ti con amor tu padre,
Antonio Miraglia.-
Guayaquil Ecuador

DESEOS

Isabel se sentía sola.
Al principio todo había sido agitación. Tuvo que mudarse. Todas sus cosas y tereques que poseía en el departamento de Tommy en el Guayas y las que tenía en su villa en Salinas, pasaron a su nuevo departamento en Playas.
Las noches de Playas eran melancólicas. El viento nocturno era una brisa que hacía parpadear las gotas de luz de las velas. Fuegos pálidos de fe y esperanza.
A veces la visitaban su otra familia, compuesta por Pick Up y sus amigas. Ellos traían alegría con su música y sus botellas de cerveza y se quedaban un tiempo, mientras durara el aguaje y hubiera grandes olas que correr.
Pero ella detectaba una ausencia: Tommy.
Por las noches soñaba con aquel macho de rizos dorados y abundantes.
Su cuerpo sufría su ausencia y soñaba que él estaba junto a ella, jodiéndola con su cosa y haciéndola feliz.
También cuando se bañaba y su cuerpo de grandes pechos recibía el agua dulce, se estremecía toda, de sólo pensar y pensar.
Sus pezones se hacían carne dura y pronto imaginaba los labios de cupido de Tommy, succionando y mordiendo despacio hasta hacerla gritar de felicidad.
¡Qué extraño!
El pene de Antonio Miraglia era grande y grueso y cada vez que la penetraba la desgarraba y le hacía daño. En cambio el pipí de Tommy, tenía las dimensiones precisas para provocarle un sano placer que podía ser correspondido sin dolor. Y la lengua de Tommy era maravillosa. Había que ponerle un preservativo a esa lengua que él se la metía por todas partes hasta el fondo.
Cuando los chicos la visitaban ella tomaba el mando absoluto de su departamento y hasta la desplazaba en autoridad a Vivian. Ella se encargaba del menú. Con Tommy había aprendido a agasajar a sus amigos.
Isabel en lo que respecta a comidas era una manirrota. Iba al supermercado TODO y compraba comida para un batallón.
Muchas veces Vivian y la colorada Isabel se ponían a trabajar juntas en la lista de ingredientes para el menú. Luego se iban las dos a lucir su elegancia y buen físico en los pasillos del supermercado. Todos los vecinos las miraban con admiración. Creìan que se trataba de extranjeras.
Pero el resto del tiempo ella se la pasaba sola y encerrada en aquel pisito en espera del llamado de Antonio o de sus rarísimas visitas. Era triste, muy triste estar así.
Algunas noches eran una pesadilla.
Se removía en su cama y pensaba en Tommy. Se revolvía entre las sábanas sin poder tener el alma tranquila. Se tocaba y se sentía arder con la misma fuerza de las pequeñas llamas de las velas.
Al final pensaba que tendría que hacer algo para que esto no continuara.
Un día decidió ir a ver a don Antonio.
Iba con el espíritu resuelto a solucionar su situación. ¿A qué se podría exponer? ¿A una bofetada? Prefería eso antes que meter a Tommy entre sus piernas sin su permiso. Un hombre como Antonio no se merecía eso. Y la vida de Tommy era muy preciosa como para arrastrarlo a esa situación de peligro. No después de todo lo espléndido que se había portado con ella.
En el camino iba pensando en los argumentos que esgrimiría, en las posibles reacciones de su protector. Pensaba en cómo rebatirlo, le juraría que nunca le defraudaría en la cama si le complacía con aquella necesidad. No. No era un capricho ni se podía tomarlo de esa manera tan ligera, tan superficial.
¿Por qué el maldito Volkswagen no rodaba más rápido?
El pequeño carrito que conducía el cuerpo apurado de Isabel se alejaba de Playas hacia un horizonte bañado de luz rosa y atrás dejaba una estela de polvo del desierto.

La familia Leone Miraglia estaba agonizando.
Daba sus últimos estertores. Así era como lo veía Greg Spanolopus. Greg, se había informado de su brazo armado Ngo Son, que los Leone Miraglia, albergaban al enemigo en su propio seno.
Estaban infiltrados y lo más grave era que el ministerio de Defensa junto con la NASA, habían colocado un satélite en la cabeza de Esteban Miraglia.
Seguramente se trataba de la seguridad aérea.
Estaban muertos en vida.
Greg conocía del plan de Alfonso Leone de crear un imperio turístico que colonizara toda la península de Santa Elena. Alfonso Leone traería extranjeros que con sus capitales elevarían el nivel de vida de los locales de la costa.
Pero en la situación en que se hallaban no iban a poder operar con absoluta libertad. En cambio Spanolopus tenía los cojones para declararle la guerra a todo el aparato de seguridad del país. Y finalmente se apoderaría del proyecto turístico gigantesco de Alfonso Leone: crear un Holding Turístico, imperial para la inversión extranjera.
Greg sí podría convertir el desierto de la península de Santa Elena en algo parecido a Las Vegas o Atlantic City.
De hecho ya Greg estaba metido en medio de una guerra que seleccionaba sus blancos con eficacia bestial.
Caían como moscas.
Había que machacarles la idea en el cerebro a los militares serranos que tenían que marcharse de la costa. Acá sólo les esperaba la muerte.
Todas esas reflexiones las realizaba Greg mientras miraba el retrato de su hija drogadicta. Sentía que sus tripas se comprimían de odio. Después de un rato de locura depresiva, llamó a Ngo Son por el intercomunicador. Cuando apareció el sur vietnamita quedó sellada la condena a muerte de los Leone Miraglia.
En el velorio de Antonio Miraglia asistieron todos los miembros de la familia: Accardo, Milano, Civella.

NOTAS

Pero, ¿cuál es la filosofía de esta generación?, no que Dios ha muerto. Eso ya ha dejado de decirse desde hace mucho tiempo.
Quizá deba decirse ahora que la muerte es Dios.
La generación actual cree –éste es su gran pensamiento-, que nada que sea fidedigno, vulnerable y frágil, puede durar ni tener verdadera fuerza.
La muerte espera estas cosas lo mismo que un suelo de cemento espera a una bombilla que está a punto de caerse.
El brillante caparazón de cristal pierde con un estallido su pequeño vacío y eso es todo lo que pasa, aparte del ruido.
Y así es como nos enseñamos unos a otros la metafísica.
¿Crees que la historia es la historia de los corazones enamorados? ¡Qué idiota eres! Mira esos millones de muertos, ¿acaso puedes sentir compasión por ellos?
¡Ni hablar!
Son demasiados para que puedas sentirlo.
Los quemamos los enterramos. La historia es historia de la crueldad, no del amor, como creen los blandos.
Hemos tratado de averiguar quién es fuerte y admirable y hemos visto que nadie lo es. Sólo queda el practicismo. Si el viejo Dios existe, debe de ser un asesino. Y es que el Dios verdadero es la muerte. Así es y no hay que hacerse cobardes ilusiones.
Saul Bellow


Los fragmentos literarios sobre Antonio Miraglia en la penitenciaria del litoral, fueron creados para un taller de literatura en la Casa de la Cultura dirigido por el profesor Jorge Velasco Mackenzie.

Al final tuve que retirarme del taller por falta de dinero.
El taller se desarrollaba todos los miércoles y costaba $15 dólares.
Fue la experiencia intelectual más libre y culta que he experimentado en toda mi vida.
Tenía que trabajar en el ejercicio de la piel, el llegar a amar el conocimiento secreto que encierra el texto literario.
Ahí conocí a una chica muy inteligente, que utiliza el seudónimo de Gabriela Espumer, con la que me identificaba en su interés por explorar los caminos de la poesía. A mí me parecía que todo lo que ella escribía era néctar de los dioses.
Su intelecto era exquisito y muy superior al mío.
Incluso ella escribió la materia prima del poema TRANSEXUALIDAD, que está más adelante y que yo con el permiso verbal de ella, estoy autorizado a reescribir y publicar.
En esos talleres de literatura descubrí la necesidad por expresarse libremente, que tiene todo escritor.
Y esa libertad, en un medio tan mezquino como el de una ciudad portuaria y netamente comercial, se tiene que pagar, es un castigo del infierno, con la indigencia, el desempleo, la mendicidad y la locura.
La filosofía de las élites se fundamenta en la competitividad.
Unos a otros se despedazan sin piedad, bárbaramente en un cruel y brutal espectáculo televisivo, como el de los gladiadores romanos.
Las familias antiguas de añejas fortunas, caen en la bancarrota y la miseria por la agresiva competitividad.
Los nuevos ricos son la esencia de la competitividad, así como la clase media el catalizador ideal de la democracia.
La competitividad para la literatura, significa que la tiranía de la sociedad ignorante tiene que decirle al escritor lo que tiene que escribir y mientras más obediente y diestro es en satisfacer sus dictados, más competitivo es.
Es por eso que muchos literatos hacen la transición al análisis político.
Es la única forma de poder llevar el pan a casa en forma segura, conservadora y convencional.
Para los escritores puros y bien pensantes, esta filosofía de la competitividad es una fuerza ignorante, que nos prostituye y que tiene el mismo rango y valor moral, como si a una familia pobre le subieran el precio del gas, le congelaran las pensiones del IESS, le subieran el valor del kilovatio-hora, le suben el valor del impuesto predial o de la gasolina.
Nos llevan al suicidio.
Adicionalmente, Poemas Salineros, en sus diferentes capítulos, fueron enviados por internet a revistas de surf de Australia, Perú, South Africa, Nueva Zelanda, y a la revista Playboy en Chicago.

IEPI protege novela Poemas Salineros

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Novela Olas Verdes

OLAS VERDES

por Edison Delgado Yepez (Sam Scholl)



El tedio del oficinista es originado por la suma de pequeñísimos cansancios, que se van acumulando a lo largo de cada día de trabajo. Todo produce tensión. Cepillarse los dientes todas las mañanas, mantener el corte de pelo reglamentario. Vestirse de terno y corbata todos los días, mantener lustrados los botines y relucientes las hebillas. Someterse al detector de mentiras todos los viernes de cada semana. La afeitada de todos los días.

La vida de un contador no es tan aburrida como todo el mundo cree. Existen ciertos placeres secretos, que sólo los de nuestro oficio podemos gastarnos.

Nuestro dominio de los números nos abre puertas hacia todo tipo de esferas y departamentos de una compañía. En mi caso, fui reclutado por una rama fantasma del Comando Conjunto de las FFAA, que se especializaba en estadísticas. Eso significaba acceder a un servicio secreto, que me sometía a pruebas físicas e intelectuales.

Mi trabajo era diseñar barras y tortas por computadora para que sean analizadas por altos oficiales del ministerio de Defensa. De esa manera ingresé a la firma auditora Chester & Robinson, que era la pantalla civil para una serie de operaciones secretas de recolección de información.

Mi teléfono vivía interceptado permanentemente, toda mi vida pasada había sido investigada minuciosamente, hasta mi basura era analizada cotidianamente. Poco a poco, me habían entrenado para pasar todo tipo de pruebas. Me habían seleccionado por mi aptitud hacia los números, mi estatura y la fortaleza de mi corazón. Muchas veces me preguntaba, qué clase de firma auditora era ésta, que nos sometía regularmente a pruebas físicas de carácter militar, defensa personal, conocimiento y memorización de códigos y otras estrategias secretas de inteligencia. Mi vida hasta los cincuenta años era tan intensa y tan fuera de lo común, pero estaba dentro de una pantalla de normalidad, que nunca me atreví a dar el paso necesario para tener una familia. Mi trabajo lo era todo. Estaba casado con la recolección de información sobre control de armamentos; con la permanente actualización y verificación de toda información que se ocultaba en los partes de las diferentes bases militares que tenían que ver con el suministro y traslado del mismo.

Estaba casado con mi trabajo. Pero la vida de un contador no es tan aburrida como todo el mundo cree.

A partir de los cuarenta empecé a penetrar en el mundo de los placeres prohibidos; de las mujeres de la noche.

Mentalmente fui llevando una operación de censo de todas las chicas con las que entraba en tratos.

Mi interés no se limitaba al puro placer sexual, sus manías y demás peculiaridades, que eran registradas fielmente por mi memoria. Mi archivo mental empezó a crecer tanto que tuve que robar horas extras a mi trabajo para poder documentarlo todo en varias libretas negras, guardadas celosamente bajo llave, detrás de un óleo.

De esa manera había encontrado una forma de distracción, que me permitía escapar del tedio del oficinista sometido a una disciplina férrea.

Aquella actividad me permitía contrastar las diferentes realidades de la vida. La vida diurna con su aburrida rutina era el balance inicial y la vida nocturna era el de comprobación. Eran balances con su partida y contrapartida no de números si no de palabras, también de rostros, gente que hablaba y comunicaba sus ideas de diferentes maneras; era todo un muestrario de vidas con diferentes apetitos, pareceres y peculiaridades.

La presión del trabajo de la oficina empujaba tanto mi psique, que para mantenerme cuerdo me obligaba a abrír una compuerta a la creatividad y a la disipación.

Desde los cinco años, ya muy pequeño había tomado muchas horas de clases de pintura, así que en mi mente fue tomando forma la idea de crear una serie de óleos que perpetuara con la más exquisita plasticidad aquella nueva faceta de mi vida, que empezaba a tomar forma; de esa manera empecé a desenrrollar el cabo de la tensión con los óleos que retrataban las diferentes mujeres con las que entraba en tratos sexuales.

Otros compañeros disfrutaban de su escaso tiempo libre jugando ajedrez; bebiendo extraños licores; practicando tiro al blanco; jugando squash; aprendiendo a pilotear avionetas; aprendiendo idiomas extranjeros.

Yo pintaba al óleo; combinaba colores, experimentaba con diferentes técnicas, reproducía aquella realidad nocturna, secreta y vergonzosa de las mujeres de la noche, con toda su parafernalia y ritos órficos.

Entonces y sin que casi me diera cuenta se formó una escisión psicológica, una tendencia contradictoria en mi vida.

A veces me sentía como un Tolouse Lautrec con sus muñones de piernas, y su falo monstruosamente grande, que retrataba la belleza corrupta de la vida nocturna de la ciudad. Otras veces me sentía el mesías, el salvador de aquellas niñas o mujeres, que me entregaban su cuerpo a cambio de unas monedas, que me daban un poco de placer y yo al pintarlas, casi podía sentir que las salvaba de su condenación, de aquel purgatorio saturado de suciedad y cucarachas; compuesto por hoteles con sábanas manchadas de semen, hombres enfermos que tosían, jadeaban, sudaban y les hablaban porquerías al oído. En mi interior se fue formando un laberinto y una serie de conexiones de impulsos contradictorios.

Me importaba un bledo que en el departamento de personal se enteraran de mi extraña afición.

Era algo digno de ver y en mi interior me regocijaba al ver, la cara que ponía Teresita, la señorita del detector de mentiras, cuando le respondía que sí a las más desenfadadas e impertinentes preguntas, que el departamento de personal le enviaba sobre mi conducta sexual, supuestamente, privada.

Lo que no sabía era que en mi propio departamento mi conducta le estaba provocando dolor a Teresita. Tere era una chica de extraño parecido con la actriz Sigourney Weaver, pero más baja de estatura y más llenita. Vivía suspirando en secreto por tener una oportunidad para traerme, de nuevo, al camino correcto. Mientras que yo pasaba de largo sin prestar atención. ¿Pero qué clase de relación amorosa sería esa y qué tipo de bienestar podría producir una vida familiar de esa naturaleza?

Oirían y grabarían toda nuestra vida privada. Sabrían hasta si nos decidiéramos por tomar vacaciones o coger un curso de lenguas extranjeras. Nos escucharían hasta cuando hacemos el amor, cuando hablamos por teléfono y ventilamos nuestras diferencias privadas. ¿Qué clase de vida familiar sería esa? Escucharían hasta cuando vamos al baño a bañarnos o a defecar. ¿Qué clase de vida familiar sería esa?, ¿cómo lograríamos aprender a vivir todo el tiempo bajo la lupa de los servicios de control y seguridad?

Como consuelo a mi soltería forzada, me quedaba mi destreza con los números, y mis horas solitarias y vacías, junto a las prostitutas, a las que pagaba para que me liberen, por un momento, siquiera, de la pesada carga de mi vida.

Verlas desnudas, posando, las miradas fijas en un oscuro rincón. Sentir sus cuerpos fríos, sin alma, convertidos en carnes calientes y temblorosas de pasión.

Chester & Robinson era el hogar que el destino me tenía reservado. Como envidiaba a los conserjes y mensajeros, que llevaban una vida simple, ya que su vida personal sería algo transparente sin mayores obstáculos que superar y de contradicciones, también, pero una vida mucho más tranquila y sin la terrible carga de tanta responsabilidad. Ese era un asunto sobre el que personal, también tendía su red de información. Todo el mundo vigilaba a todo el mundo y todos eran parte de una misión de registro y comprobación.


Todas las mañanas, tardes y ocasionales noches, venía Teresita con su tacita de capuccino y su sánduche de supán con alguna novedad gastronómica. A veces, había en el menú de Tere, un sánduche holandés, otras veces eran ingredientes italianos o marroquíes. Teresita tenía toda una comida internacional a bordo. Esas ganas de servir no disminuían en absoluto su capacidad para los números, las estadísticas informáticas y el respeto y admiración que todos en la oficina sentíamos por ella.

El secreto de aquella gastronomía tan internacional era que la cocina de la compañía, tenía servicio y asesoramiento de la Fuerza Aérea Satelital. Que era una unidad super secreta y especializada del Comando Conjunto de las FFAA, cuya labor consistía en dar seguridad en los alimentos que consumían los oficiales del servicio secreto consular.

Operaciones Consulares Negras, era una rama fantasma del Comando Conjunto de las FFAA que trabajaba indistintamente para la CIA, la DEA o el FBI, y estaba compuesta por cinco oficinas que laboraban fuera de cualquier dependencia pública.

Su labor, a veces, era tan invisible como su permanencia conceptual dentro del servicio público. Es decir que sus autoridades militares variaban y negaban rotundamente que existiese ese departamento.


Todas las mañanas tenía que vérmelas con mi compañero Fritz Robinson y su rostro torturado por las fatigas que le ocasionaba su problema crónico de la úlcera. Unas veces se reponía, para después de unos días, haber recaído. Su estómago temblaba y tenía que vivir con la pesadilla de la amenaza de morir por un cáncer al estómago.

Para Fritz, Tere le reservaba leche de soya, carne de soya, batidos de fruta con salvado de trigo y miel. ¡Vivíamos trabajando con un enfermo!

Mi jefe inmediato era Dick Chester. En su rostro siempre dominaba una expresión de preocupación, asombro e incredulidad, simplemente nunca dejaba de asombrarse de las cosas locas que sobrepasaban la razón y de las cuales él era testigo.

Uno nunca sabía o podía adivinar qué era lo que pasaba por su mente.

Tenía una excelente pronunciación. Y era siempre contundente en sus más importantes afirmaciones, cuyo lugar asiduo para darlas, era en la oficina que siempre estaba medio en penumbra, llena de computadores, y aires acondicionados.

A algunas personas sensibles le daba la impresión de estar hablando con un ser, que prefiere dar las instrucciones más delicadas en un ambiente esterilizado de ondas indiscretas y sin que uno pueda verle bien el rostro. Trabajar en aquella atmósfera llegaba a afectar en el autocontrol de algunas personas que se volvían paranóicas, pero para eso existía un departamento entero de psiquiatras que andaba por ahí, ejerciendo un poder de tipo Gestapo. Pobre del que cometía un error donde tuviera aquel departamento su jurisdicción; ya podía considerarse listo para ser sometido a todo un proceso de moderna inquisición.

Mi vida familiar era pobre. Tenía una hermana bien casada, que siempre estaba regañándome por no conseguir una esposa y que hasta cuándo, iba a seguir así, como un muchacho, sin compartir mi vida con una buena mujer a mi lado. Me daba la lata en forma, y yo no podía decirle sobre el infierno que pasaba en mi maldita vida porque seguramente no me creerían y dudarían de mi buen juicio.

Ella creía que yo trabajaba en el Ministerio de Defensa y la cosa no iba por ahí, tampoco, por lo que yo callaba, y la molestaba ocasionalmente al pedirle que me tenga un cuarto para pasar la noche.

Estaba harto de hoteles y en Riobamba el frío se sabe llevar mucho mejor en el ambiente del hogar.

Cuando mi padre murió de tristeza por la muerte de mi madre, estuve a punto de salirme del servicio. Pasé la mayor parte de la crisis en unas vacaciones, disfrutando del clima riobambeño y de la melancolía polar de sus paisajes, algunas putillas serranas me sirvieron de modelos para pintarlas al óleo y me la pasaba pintando y pintando, con una determinación llena de fuerza angustiosa, los retratos de mi padre y de mi madre.

Luego volví a los números y a las sesiones de trabajo inagotables, números y más números que escupía el ordenador y algo en mi mente tomó forma. Cuando llegara el tiempo de mi retiro me dedicaría a pintar a las prostitutas de Riobamba y me quedaría a vivir entre ellas. Les haría ganar dinero, con la fuerza de mi intelecto las organizaría y tendría una gran familia a la que yo cuidaría y que cuidarían de mí.

Cuando llegó la hora del retiro estaba nervioso y consultaba insistentemente el reloj. Eran las cinco. Se acercaba la hora crepuscular que tanto utilizaba en mis óleos. Al fin había llegado la hora del retiro.

Ahora comenzaba una nueva vida. Tere me conocía muy bien y a la hora de la cena, en vez de un sánduche me trajo un Yiapingacho, como los de Riobamba.

Sus ojos estaban cargados de lágrimas. Tal vez habría podido ser feliz con esa milagreña que tanto se acercaba a mí. La vida continuaría para ella y para mis compañeros llevando una vida concentrada en el oficio de contables secretos.

Tere era demasiado buena para meterla en mi vida de mierda, completamente intervenida por los escuchas de los servicios de inteligencia. Otros podían vivir de esa manera, hablando, pensando y observando el paso de la vida sabiendo que gente del gobierno los estaba escuchando, pero yo nunca me pude acostumbrar y hacía de mi soltería un acto de rebelión. Mis andares nocturnos eran una protesta, pero que sospechaba más daño me hacían a mí que al gobierno.


Había luchado tanto para ingresar a este tipo de sistema, había luchado tanto para que me acepten y al final me habían utilizado implacablemente hasta casi fundirme.

Firmé con verdadera satisfacción la carta de retiro por antigüedad y respiré feliz. Tenía cincuenta y cinco años. Cuando partí, sentí que atrás de mi, venían los pasos de Tere. ¿La volvería a ver algún día? Me subí al taxi y el viaje fue incomodo. Al final, en medio de la negra noche, me quedé dormido.


Seguramente estaba soñando, sí, estaba soñando. Hablaba con un tipo de facciones asiáticas. Me sentía culpable, ¿por qué? El tipo en cuestión era un asesino. Lo podía ver en su rostro. Caminamos por un pasillo oscuro y tenebroso que desembocó en un cuarto de baño.

Ese tipo me enseñó la bañera repleta de carne molida. Luego, este tipo asiático, me enseñó una funda de plástico repleta de huesos sanguinolentos listos para ser enterrados. Luché por despertar de aquella pesadilla de horror. ¡Carne molida de seres humanos!


El chofer me despertó. En su boca brillaba un diente de metal. Le pagué con manos temblorosas, me sentía como un anciano. Sudaba copiosamente. La brisa del mar me golpeaba en el rostro. ¡Que fresco era todo aquello! Las olas del mar, de color verde, un verde puro, transparente, esmeralda, virgen y salvaje.

La noche daba la impresión de ser una superficie húmeda sobre la cual flotaban unas estrellas que parpadeaban protestando por haber sido arrojadas al azar.

Otra clase de vida me esperaba.

El taxi lo había dejado en el frente de una villa de El Miramar. La calle arenosa era de la gasolinera, busqué el 909, me acerqué como una canoa recargada, con mucho cuidado, empujé el timbre diminuto, que flotaba en la pared, como una mancha de tinta. Presioné varias veces y al rato se escuchó un ‘tac’ hermético y gris.

Cuando la puerta se abrió, una mujer dueña de una preciosa obesidad, su suave cabellera compuesta por rizos de oro y mirada fascinante, apareció en medio de un pequeño y elegante camino pobremente iluminado.

- ¡Buenas noches! ¿Usted es el nuevo inquilino?

- Lucio P., para servirle, sí, su nuevo inquilino.

- ¡Ah!, ¡Qué gusto! ¡Pero no parece un artista! ¿Pero cómo, en serio es un artista?

- Yo soy su inquilino, el artista, ¿le enseño alguna credencial?

La pregunta quedó flotando en el aire y al lado de la mujer obesa, surgió la figura sexi de una linda muchacha ataviada con un traje masculino, y en su cabeza lucía uno de esos cortes de pelo corto de estilo francés.

La pequeña corbatita era la nota más diabólica con su color rojo sobre aquel traje.

De pronto el cielo se cubrió de sonidos grotescos. Truenos, relámpagos y rayos, iluminaban la negra noche con flashes intermitentes.

El sonido de las olas del mar, empezaron a escucharse con más fuerza, como los tambores de un batallón que va a la guerra.


Las cosas habían quedado claras en el Guayas. El Volkswagen había sido vendido y el dinero depositado en una póliza, el departamento, vendido y el dinero fue a parar en otra póliza, los muebles y electrodomésticos, todo vendido, y a parar al banco.

Me fui a Salinas con el dinero de la liquidación y con mis instrumentos de pintura. Aceites, óleos, trementinas, telas, maderas, pinceles y mi afán por empezar una nueva vida.

Me despedí con una ternura exagerada de mi hermana. Abracé a sus hijos como si me estuviera despidiendo de mis hijos.

Ya en el camino me deleitaba con el paisaje y el corazón me palpitaba alegre. La selva verde y negra, transcurría ante mis ojos dando la impresión de ser un mar sin fin e impenetrable.

En el Terminal Terrestre se desató una lluvia compuesta por gotas de agua gigantescas y parecía que, en cualquier momento, toda la estructura se iba a venir abajo, sepultando a todos.

Cuando Lucio se despertó, le dolía terriblemente el cuello por haberse quedado dormido en una mala posición. Recordaba los ojos azules de Teresita, húmedos de lágrimas, y obliguó a su mente a cambiar de imagen, tenía que pensar en otra cosa menos dolorosa.


La bella y obesa doña Laura se movía con gracia y lentitud. Era el movimiento lo que más llamaba la atención, como un tiburón blanco: oscilante y seductor.

Doña Laura encendió la habitación y ésta estaba recién pintada de blanco, limpia, desinfectada de ácaros y chinches, y con el aire acondicionado encendido. La habitación estaba fresca y lúcida, incluso olía a perfume de mujer.

- ¿Qué le parece su nuevo hogar, señor artista? – le preguntó con aquel acento francés, doña Laura.

Lucio no sabía en realidad que responder. Él esperaba algo parecido a la atmósfera de su Riobamba, pero en Salinas todo era diferente: el clima unas veces templado, y otras, caluroso; las razas de sus habitantes; los colores y diseños arquitectónicos de los vecindarios.

- Es mucho mejor de lo que esperaba, doña Laura- se oyó decir-.

- A propósito, monsiur Lucio, no sé si a una persona como usted le llegue a interesar, pero yo necesito un jefe de meseros en el negocio de la familia, usted sabe, alguien de confianza. Yo siempre acierto en mis juicios y sé de las penalidades de los artistas, en fin, si llega a necesitar un ingreso extra...

El trabajo sólo lo ocuparía por la noche.

En cuanto se sienta interesado puede hablar con Cas, sobre los detalles.

Entonces apareció la dulce y sexi figurita de mujer con traje masculino y peinado francés. Era el transexual más femenino y bello que Lucio había visto en toda su vida.

El Mono Jadeante era un hotel – bar strip tease -, restaurant, que funcionaba en Muey y que le brindaba el mejor entretenimiento a los turistas de la península. Todo el glamour, todo el vicio, toda la suavidad, estaba allí, para cualquiera que quisiera encontrarla.

La sexi transexual Cas, le dijo a Lucio que por ahora se duchara y descansara, que el desayuno estaría listo a las nueve en punto del día siguiente.

Ambos personajes salieron con un paso bamboleante, suave y acompasado, y la oscuridad se fue apoderando de aquellos perfiles hasta que desaparecieron completamente en la noche tormentosa.

Cuando Lucio se aflojó el nudo de la corbata, se dio cuenta que el interruptor de luz hacía corto y cuando trató de arreglarlo, Lucio sintió una pequeña sacudida. De pronto, en el exterior, se escuchó la explosión de un transformador y todo el barrio quedó a oscuras.

Había llegado el momento de utilizar las velas que él compró en la Libertad.

¡Espermas candentes!

Lucio rió para sus adentros. Recordaba un episodio chistoso de la oficina. Fritz Robinson lo incordiaba con la pregunta curiosa, de qué misterio se traía entre manos en sus días francos y que si esto y que si lo otro, hasta que un día lo llevó a uno de los burdeles riobambeños, donde Lucio tenía un cuartito de pintor y le presentó a una de sus amigas.

Para Fritz, un tipo santurrón y desmañado, el sexo con una linda y azucarada prostituta era algo nuevo por no decir revolucionario, y casi se trauma con la experiencia. Lo peor de todo fue que, en medio del acto, que se llevaba a cabo con la torpeza carácter♂sticas que proporcionan unas copas demás en la cabeza, afuera explotó un transformador y se fue la luz. Al encender una vela, su torpeza hizo que esta gotera y que le quemara la nalga a la chica y de ahí la expresión: ¡espermas calientes!

Aquellas bromas le causaban una fingida indignación a Teresita que se limitó a exclamar:

- ¡Los hombres son unos animales!

Lucio se quedó en calzoncillos y medias, mirándose en el espejo. Vió la figura de un hombre fornido, pero demacrado por el viaje.

Los años no pasaban en vano, el clima de la playa se encargarían de aligerar y estilizar su figura. El aire yodado, el calor intenso, refrescado, de vez en cuando, por la brisa marina, el desierto y la brisa calina, que sofocan el último aliento de humedad y de vida en la zona.

Se tendió en el suelo, primero boca arriba y luego boca abajo y empezó a flexionar, levantando su propio peso. Suavemente, una y otra vez, buscando botar todas las toxinas con el sudor. Cuando los músculos de los brazos y espalda, acusaron recibo del esfuerzo, empezó a ejercitar las piernas con un ejercicio que se le llamaba paracaídas y mantuvo el paso hasta que las piernas empezaron a temblar.


Seguramente estaba dormido, totalmente dormido, pero sintió que se despertaba, su cuerpo era más joven. Había regresado al tiempo del curso de entrenamiento de fuerzas especiales en Quevedo. De pronto todo le parecía muy extraño. Ya no estaba en el campamento ni en el frío y lúcido departamento de Salinas. Se encontraba en un templo japonés. El cielo estaba despejado y él gozaba de todas sus facultades. Tenía la fuerza de la juventud, el ímpetu y la gallardía, que lo impulsaba a creer que nada lo podía detener.

De pronto apareció aquella cara asiática con una sonrisa dibujada en su rostro, que parecía más una máscara del horror que lo miraba con fijeza.

Este hombre asiático se acercaba a él y Lucio estaba acostado, inmóvil, sintiendo que debía hacer algo, que debía defenderse. El asiático le cogió las mandíbulas y le forzó a abrir la boca para introducirle mecánicamente grandes pociones de carne molida de seres humanos.

Lucio se debatía, luchaba por liberarse de aquella parálisis y coger del cuello a aquel verdugo, pero no podía, y como música de fondo, se oía la risa de un hombre todopoderoso. Era la risa de un hombre cosmopolita y su rostro se unió al del asiático y juntos se reían a carcajadas, mientras el asiático, con el rostro sudado, le seguía haciendo tragar aquellas masas de carne molida de seres humanos. Más allá, se oía el grito de terror de Teresita y pudo oír sus pasos que se aproximaban al todopoderoso Greg Spanolopus y éste, la agarró del cuello y la empezó a estrangular.

Lucio se debatía y gritaba, sí, gritaba con todas sus fuerzas con el peligro de atorarse, con toda aquella carne molida humana en su boca y garganta, corriendo hacia abajo. De pronto escuchó, aterrado, el último grito de Tere, casi un estertor, que salía de su fina garganta cogida con aquella mano, como una tenaza y comprendió que Tere estaba al borde de la asfixia. Lucio hizo un último esfuerzo, un esfuerzo sobrehumano, un esfuerzo que salía del fondo de todo su ser.

Entonces, Lucio se despertó y otra vez estaba en el elegante camastro de aquel blanco, frío y lúcido departamento de Salinas y estaba otra vez gordo, viejo, sólo, acostado en aquella habitación que olía a perfume de mujer.


En el desayuno, Lucio se comportó con aquellos modales de soldado en colegio militar. Se sentía observado por doña Laura que estudiaba cada movimiento, cada gesto, cada palabra que decía o que dejaba de decir.

El sexy y bello transexual Cas, se interrumpía para hacerle algo de conversación. De esa manera se enteró que Lucio había trabajado como contable en el Guayas.

Después doña Laura se interesó por lo que iba a hacer en la mañana el artista y nuevo huésped de su villa.

Lucio le dijo que iba a recorrer las marinas en busca de algún punto que le llamara la atención. Un lugar que le despertara su vena plástica para capturarlo en el óleo.

Lucio les habló a las dos mujeres sobre el tremendo efecto, que la proximidad del mar le causaba, que ellas se emocionaron como dos niñas de escuela, cuando un compañero les propone una nueva travesura.

Para ellas el mar era agua salada y la arena una clase especial de tierra inútil que se pegaba y se metía por todas partes.

Pero para Lucio, que tenía por costumbre ir de un lado del país a otro y que luego sus vacaciones las pasaba encerrado en los burdeles de Riobamba, soportando climas helados o internándose en selvas vírgenes, la proximidad al mar era como un bálsamo que nunca había probado en su vida.

La villa de doña Laura era toda de madera y pintada con colores de diferentes verdes en tonos pastel y combinado con el blanco. Aquella casa parecía la villa de recuperación y descanso de un barrio geriátrico de Miami.

Finalmente logró convencerlas de que lo acompañen a la playa y doña Laura le dio la orden a Cas para que preparara el Volkswagen. Con esa hermosa obesidad, doña Laura no podía ir a pié a ningún lado.

A duras penas caminaron, muy despacio, el pequeño trecho que separa de la calle hasta la punta de Paco Illescas, y ahí, la bella y obesa mujer de rubios cabellos, se acomodó en la arena como una ballena varada en la costa. Casmene lucía un traje de baño que se ajustaba perfectamente a su fino cuerpo de mujer. Danzaba y correteaba por la playa, jugaba con el agua helada de la orilla y sus pequeños pezones se ponían duros por el frío.

Lucio ataviado con un sombrero de local, estaba agachado sobre la tela registrando, con la misma minuciosidad del experto contable, cada detalle de color y sombra del paisaje marino; el mar lamiendo la orilla de rocas filudas; el cielo de un celeste argentino, libre de nubes; la arena brillando, con el fuerte reflejo del sol; las olas del mar precipitándose sobre la costa.

Lucio se compró una bicicleta, que equipó con pequeñas canastas donde llevaba sus pinceles y óleos para trabajar en las marinas. Todas las mañanas, después del desayuno, pedaleaba y pedaleaba, quemando grasa bajo un sol de justicia, que lo consumía todo hasta recocinar las rocas del desierto.

Había emprendido el largo camino, largo, largo camino hacia su jubilación. Pero, en vez de estar en el frío de Riobamba, con la consigna de pintar las prostitutas de la sierra, se encontraba en medio de este desierto calcinante, en un carretero polvoriento y abandonado de Dios. Pedaleaba y pedaleaba en su bicicleta de panadero con sus instrumentos a cuestas, pujando, en busca de un paisaje, de una escena que capture el alma de esa gente, de esta raza sometida y que lo espera todo de las fuerzas de la naturaleza y de los turistas.

Lucio pedaleaba, pedaleaba, pedaleaba y trataba de coordinar su respiración con el empuje de sus piernas. Podía sentir cómo los rayos del sol le quemaban la piel, poco a poco. Seguramente, para cuando llegara la noche estaría en su cuarto, todo de color rojo, con la piel en llaga viva.

Finalmente llegó a Punta Carnero.

Estaba completamente deshidratado, descansó sobre la arena y se quedó quieto, absorbiendo la brisa marina mientras esperaba que los latidos de su corazón se apaciguaran para ponerse a dibujar. Su férrea disciplina, en algunas ocasiones lo convertía en un bruto sin razonamiento alguno. Así que sacó su equipo y empezó la tarea de registrar con breves apuntes las combinaciones de los colores que le dieran a la arena esa textura inconfundible, esa razón de ser que tanto apasionaba a los costeños. Tendría que registrar en sus pinturas esa cualidad refractante del sol, esa constitución árida que convertía un balde de agua en una joya, un objeto sagrado, de importancia vital.

Luego estaban las olas del mar. Un mar infinito que se extendía más allá del horizonte y que se agitaba con la fuerza del viento, un mar que es territorio de Neptuno con sus espumas blancas azotando de manera infinita las rocas y las orillas de la playa.

Un mar de olas verdes, otras de color azul, y en algunas ocasiones revuelto y de color gris, y que por las noches apenas se distingue de la negra bóveda del cielo por el murmullo intermitente de sus olas.

Un mar misterioso que esconde el secreto de la Atlántida y por el que navega el comercio mundial y por el que fluye la sangre negra de la tierra: el sucio petróleo.

El tiempo transcurría lentamente en Salinas. El tiempo, como un gran reloj de arena, le brindaba motivos de reflexión. Pronto, Lucio conoció a Pepo Quintana, que era un asesino de la legión de José Leone, el brazo armado de Alfonso Leone, el jefe de todos los jefes, de la península de Santa Elena.

La misión de Pepo Quintana era husmear en las actividades de Lucio, el nuevo inquilino de Laura Leone, la hermana de don Alfonso.

Pepo Quintana se presentaba como un amigo, un guía, que lo llevaría a recorrer cada hueco de la península. Una noche en que Lucio se sentía vacío de cualquier tipo de inspiración, Pepo lo llevó al Mono Jadeante, el hotel restaurant y bar strip tease, que servía a Alfonso Leone de base de operaciones.

A Pepo le gustaba el show de strip tease de una chiquilla de diecisiete años llamada Amanda. Era algo espectacular la forma en que demostraba el ritmo que llevaba dentro de su ser. Su baile era un acto que exacerbaba hasta al más frío de los turistas.

Todo el mundo aplaudía a rabiar a Amanda, que siempre terminaba su show, completamente desnuda y empapada de sudor. Desgraciadamente nadie podía meterse con aquella chiquilla porque sólo don Alfonso Leone la podía tener. Para decir la verdad era su preferida. Una chica que estaba a punto de ingresar formalmente a la familia.

Pepo Quintana también le presentó a la esposa legal de don Alfonso.

La esposa de don Alfonso Leone era una mujer alta, rubia, con raya en medio y respondía al nombre de Pandosia de Leone. Tenía un notable parecido con la actriz Linda Evans. La señora Pandosia rara vez se dejaba ver en el Mono Jadeante y vivía recluida en su elegante y acogedora villa de estilo minóico en el Miramar. Cuando Pandosia supo, que el nuevo inquilino de su cuñada Laura era un pintor, pronto concertó una cita a través de Pepo Quintana, que en ocasiones trabajaba como recadero de todo el mundo. Pandosia quería que un artista diestro, pintara su retrato en tamaño natural, para colgarlo en su sala de tipo mediterráneo.

Todas las mañanas, llegaba Lucio, se desayunaba y leía el periódico mientras esperaba a que doña Pandosia lo recibiera, Lucio encontraba en la señora un raro parecido con la actriz Linda Evans. Después se enteró, por la doméstica de la casa, que la señora quería ese retrato para dejárselo a su esposo como recuerdo, ya que ella padecía de cáncer al seno izquierdo. Y a pesar de la insistencia de su marido y de la familia, ella rehusaba tratarse. La señora tomó aquella enfermedad como una señal de Dios. Era la forma como Dios quería mandar un mensaje a don Alfonso por todos los asesinatos que había cometido.

Cuando Lucio conoció aquel delicado detalle de la señora, empezó a recordar la muerte de sus padres y pintó aquel retrato suyo, como una verdadera sinfonía a la muerte. Cada detalle, cada rasgo era capturado por el maestro con una dedicación y una maestría verdaderamente impresionante. De ésto pudo dar testimonio Caulonia, la hija de don Alfonso. Era una chiquita mimada y exigente, casi nada la complacía y sólo por incordiar a su padre, se había convertido a la religión de los mormones. Aquella fe, que tenía como profeta a José Smith.

Caulonia le hablaba y le predicaba las buenas nuevas del libro Mormon a su madre y ésta la escuchaba con aquella infinita paciencia, que no perturbaba absolutamente nada. Doña Pandosia escuchaba a su hija, sobre aquellas revelaciones, con la misma tranquilidad con que Alfonso mataba algún tipo que ponía en peligro la organización.

Incluso, la misma doña Pandosia, con los ojos llenos de lágrimas, le había conminado, chantajeando y sobornado al Pepo Quintana, para que él se convirtiera en su confidente. De esa manera el pobre Pepo al ver esos ojos azules, preciosos, inundados de lágrimas y al saber que la pobre señora estaba desahuciada, le contó cómo su marido controlaba la disciplina en la organización. Al tipo que se lo sorprendía en un camino equivocado, es decir, desobedeciendo las órdenes expresas del gran jefe de todos los jefes, le metían una bala en la nuca, otra en la boca, lo cortaban en pedazos y lo incineraban o lo enterraban en alguna pared de cemento o terminaba formando parte de la base de concreto de algún edificio de Salinas.

Lucio pintaba el retrato de la señora con una lealtad apasionada. Ella siempre tenía una mirada triste, no muy triste, pero una mirada que veía a la muerte como el comienzo de la línea costera de un mundo ultraterreno, donde profundas cavilaciones la habían empezado a acostumbrar a aceptar. Ella veía y sentía su muerte con cada día que pasaba y poblaba su transición como lo haría un pasajero que se encamina a realizar un largo viaje en un crucero. Estaban los seres queridos que la iban a despedir y que por orden de Dios no podían acompañarla en su viaje espiritual, y estaban los familiares queridos que la esperaban, que la recibirían, gentes que ella había amado y que había perdido y que ahora había llegado la hora de volver a encontrar.

Sí, ella empezaba a divisar aquel perfil costero como un lugar indicado por Dios para que su alma descanse y para que desde allí, pudiera convertirse en la abogada del alma de su esposo.

Cuando Caulonia se derrotó a sí misma al aceptar el indudable talento de Lucio, quiso ser parte del todo y le rogó a su madre que el pintor la retratara también. Lucio pintó a Caulonia mientras hacía esa nueva gimnasia rítmica llamada aeróbicos y luego la pintó en compañía de su dóberman preferido, llamado ‘Circo’, Lucio los pintó, capturando un momento especial de pleno acercamiento fraternal.

No había momento en que Lucio pudiera trabajar en silencio, cuando aparecía la inquieta y engreída hija rebelde, genio y figura del mismo don Alfonso Leone.

Ahora Caulonia, se había empeñado en convertir a la fe de José Smith al propio Lucio. Para Lucio era una verdadera pesadilla tener que soportar a esta aniñada de mierda, que pretendía saberlo todo.

Hablaba con una seguridad ridícula sobre temas delicados como el libro de Mormon, el libro sobre Doctrinas y Convenios y La Perla del Gran Precio, y no mostraba ni respeto ni tolerancia por las ideas ajenas.

Cuando Lucio, mostrándose vil, le decía que envidiaba la seguridad con que emitía tan profundos juicios y sentencias, la muy pretenciosa le respondía con una sonrisa preciosa en el rostro que eso se llamaba fe.

Un día se obsesionó con algo que había oído o leído sobre la leche de soya y atormentaba a las cocineras, porque ellas no sabían cómo preparar la bendita leche de soya.

Lucio suspiraba, lleno de impaciencia, hasta que por fin, tuvo que abandonar su trabajo y decirle a la señora Pandosia que se tomara un tiempo para descansar y de esa manera, ir a la cocina para decirle, muy diplomáticamente, a la chiquilla malcriada e insolente, que él sí sabía cómo preparar su tan apetecida leche de soya. Caulonia batía palmas y se portaba completamente diferente a como se había conducido con el servicio doméstico. Su carácter era así de inestable. De un momento a otro podía pasar de la cólera más demencial para luego, a los poco segundos, mostrarse toda ella llena de dulzura. Lo único que había que hacer era cumplir con sus malditos caprichos. De buena gana Lucio la hubiera abofeteado, pero dominando su indignación con la misma férrea disciplina con que había triunfado en el servicio militar, cogió un papel y una pluma y anotó la mecánica de la preparación de la leche de soya.


01 Colocar los granos de soya en un recipiente con agua y dejarlo en reposo por veinticuatro horas.
02 Botar esa agua y repetir la operación hasta que el agua tome un color lechoso.
03 Sacarle la cáscara al grano con una presión que se le hace a un puñado de soya que quepa en la mano.
04 Coger los granos pelados e inflados de agua y licuarlos y esa masa poner a cocinar con bastante líquido, según la cantidad necesitada.
05 Una vez que hierve la masa se la coloca en un pañal fino o tela fina y se la exprime, agregándole agua hervida, y el líquido que se obtiene se recoge para volverlo a hervir.


Cuando finalizó la exposición, Lucio se sentía más tranquilo, la pedagogía ejercía en él un efecto terapéutico y cuando volvió sus ojos hacia Pandosia, ella lo estaba mirando con ojos de ternura.

Una ternura compuesta por una alegre serenidad.

Los días en que Lucio pintaba a la señora Pandosia, los culminaba con unas noches llenas de amable excitación, ya que se hizo visitante asiduo de Le Mono Pantelant. Aparte de Amanda, había otra chica que también le gustaba ver por su maravillosa danza nudista. Era un verdadero show erótico de los tiempos antiguos aquellos movimientos, que nunca se repetían y que variaban según el ritmo de la música que el disck jockey les ponía. Las luces multicolores, la decoración de alfombras rojas que tapizaban las paredes, los espejos gigantescos que devolvían las imágenes del interior con confusos reflejos, toda aquella atmósfera daba la impresión de ser un manicomio donde los internos tenían el control.

Terina, era una chica que bailaba tan bien, que le hacía la competencia a Amanda. Los turistas depositaban en sus bragas toda clase de billetes ya sean estos dólares, yens, libras, francos, etc.

La única razón por la que don Alfonso no se metía con Terina, era que Amanda era celosa, menor de edad, más depravada, más viciosa, complaciente, capaz de realizar cualquier acto de depravación con tal de satisfacer al único hombre capaz de sacarla de aquel mundo de monstruos, de aquel lupanar y antro para degenerados y de la maldita pobreza en que tenían que vivir las cholas de la playa, que no tenían las suficientes luces para forjarse un destino más próspero.

Cuando terminó su show, Terina, fue a visitar a aquel hombre maduro y robusto, que impresionaba con esos hombros poderosos y esa mirada penetrante y diferente de los demás hombres. Los otros hombres que trabajaban en el Mono Jadeante, no miraban de frente, sus miradas eran esquivas y llenas de incertidumbre. En el Mono Jadeante se reunían toda la crápula, todos los mafiosos de la península y estaba prohibido tomar fotos dentro de las instalaciones. Cuando Lucio quiso pintar aquella atmósfera repleta de caras intimidantes, siniestras y peligrosas, tuvo que hablar con Casmene, con doña Laura y con José Leone, el capo aficionado a la música de Julio Jaramillo.

Aquellos rostros irradiaban una energía criminal, de asesinato, robo y tortura. Habían algunos que se presentaban siempre en pijamas, un picahielo en la mano dentro del bolsillo y zapatillas de andar en casa, esos eran los más sicópatas y peligrosos.

Terina se acercó. Olía a un perfume penetrante y parisino. Después de cada show las chicas se bañaban y acicalaban para, luego, ir a sentarse junto a algún cliente para satisfacer sus estómagos vacíos. A cambio de eso juntaban su piel a la del turista, le enseñaban las tetas de manera provocativa y discreta, a la vez. Se acercaban lo suficiente para dejarse oler sus fragancias enervantes y seductoras y siempre se comunicaban hablándoles a los turistas al oído, para que ellos pudieran morbosearlas, apretarlas y enredarse en las telarañas de la seducción, que irremediablemente terminaba en oscuras noches de pasión desenfrenada, con peligro para algunos de sufrir un infarto, llenas de gritos de placer y semen.

Todas las chicas cumplían una misma función. Se ponían de acuerdo con el disck jockey y éste les manipulaba los sentidos con la música de su preferencia. Ellas bailaban un par de canciones con todas sus fuerzas y luego el disk jockey les enviaba un par de canciones suaves para que las chicas recuperen el aliento.

Ellas pasaban por encima de la barra asegurándose de colocar bien cerca, sus tobillos, piernas y rodillas, de las caras de los turistas.

Cuando éstos se disponían a sacar un billete para colgárselo en las ligas de las bailarinas, éstas se volteaban y colocaban sus sudorosos glúteos prácticamente encima de las narices de los asistentes. Todo el mundo gritaba y celebraba la lujuria en su máxima expresión.

Ningún cliente se podía propasar con las muchachas y para que esto se cumpla con estricto orden, estaban los capos de turno y de terno, vigilando, curados de cualquier sentimiento de novedad con respecto al show de las chicas. Eran las mismas chicas repitiendo el mismo paso de baile y las mismas risas y gestos de seducción. Pobres ángeles caídos de la noche. Con sus cabezas huecas, en qué más se podían meter para ganarse la vida, en nada.

Lucio y Terina fueron profundizando más y más en su amistad.

Un día Terina le propuso irse a vivir, ella y su hijo, al departamento del artista. Lucio no sabía qué decirle. En verdad congeniaba con esta mujercita de senos robustos y cintura apretada. Le dijo que lo harían, pero como un tiempo de prueba, a ver si las cosas funcionaban.

El pequeño hijo de Terina tenía un añito y cuando la bailarina tenía que ir al Mono Jadeante a trabajar, dejaba a su tierno niño con una señora que lo cuidaba hasta el día siguiente.

Entonces, Lucio empezó a volver a pintar mujeres desnudas. Terina era su inspiración. Aquellos pezones grandes y negros, aquella pequeña y estrangulada sombra entre sus piernas, lo transportaba a mundos de secreto placer. Ella yacía recostada sobre un sillón o sobre la cama y él la pintaba cuidando cada detalle. Para el color de su piel no usaba el blanco y el rojo como la piel rosada de doña Pandonsia. No. Acá el color de Terina era más bien el de la aceituna, el blanco, el crema y el verde. De esa manera se obtenía aquel color de piel llena de voraz sexualidad, que atraía a Lucio como un agujero negro.

Todo era tremendamente cósmico con Terina, la forma de su ombligo, que colgaba de aquella barriga pequeña, griega y forzada hacia delante, sus ricos senos colocados entre aquellos hombros estrechos y femeninos. Su boca poseía unos labios mediterráneos, como sacados de un mosaico de la antigua Grecia y se combinaban con aquellos ojos azules sobre unos cabellos negros. Toda ella era una provocación, una invitación a entrar en un mundo lleno de carnes suaves, de conductos estrechos y húmedos, de olores ya dulces ya amargos.

Usaba unos aros como pendientes tan grandes y seductores como el resto de su presencia que le daban un aspecto de gitana y lectora de la mano.

Cuando se acostaba en la cama para posar, nunca se despojaba de sus zapatos puntiagudos, sean del color que sean, lo que la hacía más deseable, dándole una imagen de mujer fatal.

Ella esperaba, que en cualquier momento, Lucio se acercara tan sólo lo suficiente para aprisionarlo con sus brazos y sus piernas y su boca y absorberlo todo, de una sola vez.

Casi nunca estaban acostados en la misma cama. En las noches ella bailaba en el Mono Jadeante y él estaba en el departamento y cuando ella llegaba al amanecer, él salía con sus instrumentos y su bicicleta a buscar y capturar paisajes marinos. Lucio era un hombre como cualquier otro y le excitaban las cosas bellas de la vida, pero a su edad y con su experiencia, había aprendido a tomarse las cosas con más calma.

Una tarde que Lucio tomaba un baño, sintió que Terina entraba al departamento y que acostaba a su pequeño hijo. Luego sintió que Terina abría la puerta del baño y escuchó su voz que le decía con el ánimo fatigado:

- ¡Estoy cansadísima, he caminado por toda la Libertad! ¿Me dejas entrar contigo?

- No me parece correcto y ¿el niño?

- Está dormido, lo traje cargado y dormido como una piedra. ¿Me dejas?

- Entra.

Lucio escuchó como el cuerpo caluroso de Terina se desnudaba y como la ropa caía al suelo, escuchó que se sacaba los zapatos y la ropa interior.

Cuando Terina entró al baño, Lucio se volvió y ella se tapó un poco el cuerpo desnudo. Ese cuerpo que había modelado para él y que se derretía por él, ese cuerpo que se abría como una fruta fresca ante la mirada de él, ese cuerpo cuyo corazón palpitaba de extrañeza, curiosidad e incredulidad cuando él se mostraba desinteresado, pero sin ofender ni despreciar. Lucio se había convertido en un misterio para Terina, se había convertido en una necesidad escuchar su voz, se había convertido en una obsesión que la aturdía en las noches y que la llenaba de calor en aquellas zonas de su cuerpo, en aquellas fronteras y abismos donde ardía una llama de pasión.

Terina le dijo:

- Me parece que ya tienes algunos cuadros listos. ¿Te gustaría que te contacte con un amigo para que los vendas?

- ¿Un amigo? ¿Qué clase de amigo?- le dijo Lucio medio sorprendido-.

- Es un antiguo novio que tuve, se llama Ngo Son, es un survietnamita que trabaja en un Casino del Guayas. Él te podría poner en contacto con su jefe un tal Spanolopus y ¿quién sabe?

- ¿Cómo dijiste que se llamaba?

- Ngo Son, ¿quieres que te lave la espalda?, es un hombre rudo, pero de vez en cuando hace pequeños negocios o al menos los hacía cuando pasó una temporada por acá.

- Como quieras, contáctalo, entonces.

- ¿Quieres que te lave el pecho?

- Bueno.

Terina le enjabonó el pecho con una vieja esponja y se acercó lo suficiente para pegar sus apretados vellos púbicos en la cabeza del pene de Lucio. El pintor sintió una poderosa erección y Terina le dijo a Lucio, mientras lo miraba a los profundos ojos:

- ¿Ya?

Terina se fue agachando, poco a poco, y colocando sus labios abiertos alrededor de la cabeza del pene de Lucio. Terina lamía la carne del pene que rodeaba el pequeño agujero. Lamía alrededor mientras su pequeña mano iba apretando el tronco del falo de Lucio. Lucio empezaba a entrar en aquella espiral de sensaciones, en aquella crisis, que como un rayo aprisiona los sentidos hasta hacernos desfallecer. Las venas del falo de Lucio se brotaban cada vez más y más.

Ahora Terina había introducido toda la cabeza del falo en su pequeña boca y seguía acariciando con la punta de la lengua la base de la cabeza, justo debajo del agujero. Entonces escuchó que Lucio se quejó suavemente y Terina sintió en su boca y después en su garganta un líquido cremoso y caliente con sabor amargo y más salado que el sudor.

Esa noche Lucio se acostó preso de un sueño pesado, tan pesado que ni siquiera se molestó en secarse el cuerpo después del baño ni en quitarse la toalla.

Lucio estaba soñando.

Esta vez iba borracho o drogado en el asiento trasero de un taxi, lo cierto es que iba con las facultades bien disminuidas. El taxi lo conducía por diferentes y recónditos arrabales de Salinas. Finalmente se detuvo y los ojos de Lucio veían todo sin ver nada, no podía distinguir nada con claridad, babeaba y sobre sus ojos pasaban fogonazos de luz incoherente.

Lucio sintió que dos hombres lo sacaban del taxi y que lo metían a un cuarto, que lo desnudaban completamente y que le tiraban baldes de agua servida, detritus fecales, lodo y toda clase de porquerías.

Entonces volvió a distinguir, sí, a distinguir aquel rostro asiático y a escuchar, sí, a escuchar..., podía escuchar aquella risa diabólica que asociaba a toda clase de crueldades y dolores.

Era una risa incontenible y al fin pudo ver el rostro de ese hombre, era un hombre calvo con unas cejas arqueadas y tétricas, lo miraba a él, fijamente, y se reía con una risa demencial, que salía de lo más profundo de su alma. El rostro asiático volvió a acercarse y lo volvió a tomar de las mandíbulas como a un niño indefenso y Lucio apenas podía ponerse a gatas y éste asiático lo garraba, lo forzaba y le abría la boca y le volvía a meter carne molida de seres humanos y le obligaba a tragar esa porquería sanguinolenta.

Después, Lucio sintió que el asiático lo empezaba a estrangular con sus manos, que eran como garras y cuando se despertó estaba en el suelo y Terina, arrodillada a su lado, tratando de calmarlo.

La casa de Pandonsia tenía las paredes decoradas con bellos frescos que representaban delfines, focas, pulpos y escenas prehistóricas y rupestres con toros y cazadores. Había muchos hombres representados con una técnica primitiva, montados en carruajes de combate y junto a ellos había muchas mujeres con el torso desnudo y sus peinados alborotados por el viento que flotaba libremente.

La casa de Pandonsia parecía un descubrimiento, una joya arqueológica como una villa o más bien un templo, donde habitaba una diosa del Olimpo.

Había escaleras que conducían a pequeñas estancias y siempre para pasar de un cuarto a otro había que subir o bajar escaleras.

Todas las habitaciones olían a jazmín.

Caulonia apareció, saludó breve y desinteresadamente al artista y se fue a patinar con sus amigas por el malecón.

Aquella noche, Lucio encontró al transexual Casmene en su cuarto examinando sus trabajos. Cas era la portadora de un recado de doña Laura, era urgente, quería que subiera lo más pronto posible.

Lucio no sabía de qué se trataba, y acompañó a Cas, que en ese momento se iba en su Porsche al Mono Jadeante.

Cuando Lucio se acercó a la puerta de la villa de doña Laura, ésta se encontraba semiabierta. Entró y esperó en la sala. Al ver que no salía nadie a su encuentro, subió por la escalera para ver si todo estaba bien. Entró a un dormitorio en cuyas paredes se representaban escenas de prostitutas ofreciendo su servicio a clientes desnudos como en la antigua Pompeya, y luego a un cuarto de baño, y cuando abrió la puerta pudo ver el cuerpo, la espalda gorda, desnuda y los bellos, seductores y abundantes glúteos de doña Laura, que se remojaba bajo un chorro de agua fría, mientras sostenía con la mano un artefacto de metal, largo y ergonómico, con una esponja suave en la punta y que utilizaba para enjabonarse y limpiarse aquellas partes íntimas, que con su cintura y brazos gordos le era imposible llegar.

Doña Laura volteó y con su cabeza giraron sus opulentos pechos de pezones diminutos y de color rosa, y Lucio pudo observar aquella vagina lampiña y gorda y la bella obesa miró los ojos de Lucio y pegó un chillido de susto, alegría y secreto placer:

- ¡Oh!, ¿Qué es lo que le pasa?

Lucio retrocedió, abochornado y sintió que la sangre se le agolpaba en la cabeza, pero se fue tranquilizando al ver, que la gorda y distinguida dama, siguió como si nada, se viró y continuó con la titánica labor de limpiar y restregar su voluminoso cuerpo.

Lucio bajó y se sentó en la sala a esperar a doña Laura para ver qué quería.

Doña Laura era una mujer obesa, ciertamente, pero su gordura en vez de afearla la agraciaba, convirtiéndola en una mujer de proporciones gigantescas y seductoras. Vivía casi recluída en su villa en compañía de la belleza transexual, Casmene. Ahora, se dedicaba a ser consejera de cuestiones del corazón, de los jóvenes miembros de la familia Leone y Miraglia. Nunca, ningún hombre pudo acercársele para entregarle y derramarle en el vientre su amor, por el temor que inspiraba la fama de su hermano Alfonso.

Al final, doña Laura sólo conocía el pródigo y celoso amor de su hermano por su familia.

Alfonso Leone se ganaba la vida desde pequeño como chambero y recolector de periódicos y botellas vacías. Toda basura mal parqueada, que encontraba en la calle la recogía para las empresas de reciclaje. Un día corrió por toda la península la noticia que el CID, un importante partido político del Guayas, estaba reclutando gente de la costa. El joven Alfonso se presentó a la recluta y con aquel hedor a basura y los ojos desorbitados por el achicharrante calor del sol, aunque asustó terriblemente a la señorita, logró enrolarse como guardaespaldas del diputado más influyente del CID. Otro muchacho de la península también se presentó, se trataba de Esteban Miraglia, un local atildado, de frente amplia, que daba más la impresión de ser universitario.

Ambos muchachos se hicieron amigos inseparables y aprendían toda clase de artimañas en los pasillos tortuosos del Congreso Nacional en Quito.

Ahora, Alfonso Leone se encontraba en una encrucijada. Tenía la sospecha de que había un soplón dentro del círculo familiar y algunos detalles reveladores señalaban a un hombre de Paúl Ditto, un tal Máximo Echeverría. Alfonso convocó a todos los hombres de esa sección y frente a todos ellos, sentados en una gran mesa de un departamento especial o sala de reuniones, dejó que Pepo Quintana le disparara en la base del cráneo mientras Alfonso hablaba sobre la Omerta.

Nadie dudaría ya que pasarse de la raya en el negocio de los Leone era mortal.

Doña Laura bajó las escaleras totalmente dueña de sí misma y cuando se hubo sentado junto a Lucio, empezó a hablar:

- Mire, mi estimado pintor. He conversado con mi cuñada y me quedé muy sorprendida con lo bien que me ha hablado de su trabajo. Lo que le voy a proponer es que me pinte a mí, también, un retrato de tamaño natural, ¿entiende?, ¿qué?, ¿cree que podrá hacerlo?

- ¡Por supuesto!, mi señora, será un verdadero placer.

Cuando Lucio regresó a su departamento encontró a Terina con una pequeña sonrisa dibujada en el rostro. Y después de saludarlo le dijo así:

- ¡Tengo buenas noticias para tí!

Finalmente, Terina se había contactado con el survietnamita Ngo Son y le había hablado con un entusiasmo poco frecuente sobre aquellas telas y Ngo, pudo sobrentender, que Terina estaba jodiendo con aquel sujeto. Como se habian separado sin ningún resentimiento, aceptó ser el intermediario para conectarlo con su jefe, Greg Spanolopus.

Ngo Son era un survietnamita que se había ganado la vida como boxeador tai en los cuadriláteros de Bangkok. Cuando Greg Spanolopus lo vio pelear quedó absolutamente encantado con aquella salvaje maestría y de inmediato lo contrató como brazo armado.

Greg Spanolopus era un griego universal. Ya había perdido la cuenta de las veces que había dado la vuelta al mundo. Era el dueño y señor de cada máquina de juego y Casino del Guayas. Nadie sabía que había una pena que lo corroía en el fondo de su alma. Su hija era una drogadicta que se consumía irremediablemente con la droga que traficaba su propio padre. ¿El motivo?, una decepción amorosa con el hijo de Alfonso Leone, como protagonista principal. El joven había preferido los encantos y la pasión de la dulzura nívea de una de las chicas Miraglia.

Ambos jóvenes se habían prometido amor eterno, con un juramento de sangre bajo la mirada severa de un Jesús manco.

De esa manera las dos familias, aparte del lazo de afecto que unía a los patriarcas, estaban unidas por un lazo de sangre.

Spanolopus esperaba pacientemente la oportunidad de apuñalear al viejo Alfonso Leone como a César en el foro del Senado, y vengar así, todo el sufrimiento que le causaba la desgracia de su hija.

Ngo Son se entrevistó con Lucio y el pintor le dejó fotografiar los trabajos que iba acumulando. Ngo no prometía nada, pero haría el esfuerzo y ya tendría Lucio noticias de él.

Casmene le había hablado a don Alfonso, de la experiencia de Lucio como contable, y le calentaba la oreja a cada rato, con la necesidad de utilizar su ayuda como auditor de todas las operaciones, que se fraguaban tras la fachada del Mono Jadeante. Alfonso le comentó de pasada a Esteban sobre la conveniencia de la idea de Cas sobre una auditoría particular sobre todos los movimientos que tenían entre manos. Esteban Miraglia era el cerebro comercial de todas las inversiones, tenía un don especial para convertir en oro todo lo que tocaba y como no quería ningún problema o crisis de confianza con el jefe, aceptó.

Doña Laura sería la encargada de darle la noticia a Lucio sobre la idea de realizar una auditoría a los libros contables, guardados en la computadora del Mono Jadeante. Lucio le recordó que él había venido a empezar una nueva vida, que estaba retirado del mundo de los números, que ¡en fin!, él no quería volver al pasado.

Doña Laura le hizo la observación de que hiciera un esfuerzo ya que su hermano lo necesitaba y él era un hombre que no admitía negativas.

Que aquella labor sería un pedazo de cake para él, Lucio.

De pronto Lucio, que supuestamente, había ido a Salinas a vivir de la pintura y a disfrutar de su jubilación, se estaba envolviendo en más y más actividades, que exigía su mejor atención. Era un ritmo que se ponía cada vez más presionador, como una espiral, donde Lucio caía cada vez más profundo sin poder detenerse.

Su vida se había transformado en una estrecha galería poblada con hermosos cuadros realistas, llenos de luces y sombras que le daban a aquellos rostros o paisajes la impresión de haber sido ejecutados por un fotógrafo. Así, entonces, estaba el retrato de doña Laura sentada desnuda sobre un sofá; un paisaje lluvioso de Canoa; Caulonia en una sesión de aeróbicos; la misma Caulonia tomando desayuno; otra vez Caulonia patinando en el Malecón de Chipipe; Caulonia junto a su dóberman Circo; Caulonia con traje de noche en el Casino; un retrato del hijo de Terina dormido en la cama; un autorretrato retrospectivo de Lucio con terno, frente a su computador; Terina lavándose con el torso desnudo el cabello con agua dulce; una fiesta con kaipiriñas en casa de un escultor anónimo; una marina mar adentro en Shit Bay; una fiesta en el Mono Jadeante; un retrato de Alfonso Leone en su oficina, retrato de Amanda colocándose unas medias de seda; retratos de bellos transexuales, Rocío y Cecilia, bebiendo en la barra del Mono Jadeante; un artista anónimo trabajando en una escultura; un concierto de rock en el patio de la primaria del Espíritu Santo; cuatro surfistas esperando una ola en el Miramar; reunión de surfistas en Paco Illescas; los transexuales Rocío y Cecilia comprando en el 7-11; un taller de sastrería; el transexual Casmene, subiendo unas escaleras; una lavandera de Ballenita con el torso desnudo y mojado en plena faena; el velorio del pescador que no volvió; criminal juzgado en Comisaría; una pizarra con ecuaciones; y, para terminar, Terina abrazando a su hijo en la sala de un hospital.

Ahora empezaba la minuciosa y estremecedora labor de ir por las mañanas al Mono Jadeante para reunirse con Cas y empezar a revisar las cuentas, los libros, facturas, programas de informática contable, una serie de claves y todos los detalles y mecanismos que habían utilizado para registrar las entradas y salidas de dinero.

¡Gracias a Dios el trabajo se realizaba en una oficina con aire acondicionado!, el calor era insoportable, Lucio terminaba cada jornada del día con la cabeza latiéndole, los ojos inflamados, la camisa empapada de sudor y con gripe alérgica, por el polvo que se había acumulado en los documentos.

De regreso, cuando Lucio llegaba a su departamento, se duchaba y se sentía aliviado con el frescor del aire acondicionado, encendía la radio y se relajaba escuchando a FREAK OUT de Norma Jean Wright y Lucy Martin, mientras se bebía un gran vaso de té helado.

En poco tiempo, Lucio descubrió que el Mono Jadeante era un negocio rentable, pero habian algunos ingresos de dinero de origen algo misterioso, que funcionaban como cuentas en claves que Cas no quería revelar. Lucio fue anotando cada clave mentalmente y cuando llegaba a su departamento las apuntaba. De esa manera cuando el gran jefe de jefes le diera la oportunidad de verlo cara a cara, él se lavaría las manos con respecto a esos dineros. Eran cantidades grandes de dinero y tanto las entradas como salidas de esos dineros estaban en clave.


En Quito un diputado se estaba moviendo en el ministerio de gobierno y estaba tras la pista de la familia Leone Miraglia. Recopilaba testimonios, archivaba recortes de periódicos, entrevistaba en secreto a ex funcionarios y estaba hablando con Inteligencia Militar del Ejército para intervenir los teléfonos del Sindicato de Transportes Interprovinciales.

Los ojos y oídos de Esteban Miraglia, que trabajaban en el Congreso Nacional, pronto dieron cuenta de aquellos movimientos a Paúl Ditto y éste, como funcionario de enlace entre las dos familias, pulsó el botón de alarma. Don Alfonso Leone –don Renzo-, no perdió nada de tiempo y le dio la orden de detener a aquel sujeto.

El distinguido profesor universitario Eugenio Villaquirán, había decidido pasar unas vacaciones en Salinas. Quería ver con sus propios ojos el terreno donde se desenvolvían esos malos ciudadanos, que aterrorizaban en diferentes partes del país. A esas alturas ya Esteban Miraglia había ordenado actuar a su hermano Antonio y ahora resultaba que el cordero venía con sus propios pies al matadero.

Esteban Miraglia intervino el teléfono del honorable profesor y estaba al tanto de las idas y venidas del diputado. En una bella noche Salinera el profesor salió del hostal a dar una vuelta por el malecón para hacer tiempo, mientras su esposa se terminaba de arreglar. Ni bien cruzó la calle y dobló la esquina, cuando dos hombres a punta de pistola lo obligaron a subirse a una Station Wagon para llevarlo con rumbo desconocido. El tiempo pasó y la familia se vio en la necesidad de seguir los trámites legales para presumir y luego reconocer al esposo como muerto. Nunca hallaron el cuerpo.


Los días transcurrían como si el reloj de Salinas no tuviera manecillas. Todas las tardes Lucio venía a su departamento con la cabeza toda congestionada por las cifras. Durante el día el Mono Jadeante era un hervidero de bailarinas que ejercían diferentes oficios como masajistas, estilistas de belleza y prostitutas.

Lucio fue llamado ante la presencia del gran jefe, don Alfonso.

En un departamento aparte, todo tapizado de rosa y espejos en los techos, se encontraba el alto y obeso jefe y junto a él estaba la preciosa Amanda. Era la hora del almuerzo. El gran don estaba frente a una gigantesca fuente que contenía abundante sopa marinera caliente como el mismo infierno ubicado en las entrañas de Israel.

Amanda le hablaba al oído al gigantesco don, cuya obesidad y corpulencia, con su cabeza adornada por una melena leonina y partida por la mitad y blanca, le daba el aspecto de un extraño sapo de las selvas orientales. Lucio en su vida como Adison Adler, había conocido y visitado a pié, intrincados rincones de la amazonía y había visto toda clase de fauna y de la más inverosímil que uno pueda imaginar.

El don le dio permiso a Lucio para que se sentara y le dijo que le diera un breve y escueto informe sobre la situación.

Lucio le dijo que el Mono Pantelant estaba en perfecta salud económica, pero que dentro de la contabilidad, él había detectado un movimiento contable adicional con claves que Cas se había negado revelar y, que con respecto a esos voluminosos movimientos de dinero, él no sabía qué registrar en sus informes.

El jefe de todos los jefes del Sindicato de Transportistas Interprovinciales, lanzó un suspiro que escondía una meditación larga, como si ya hubiera estado esperando esa noticia o algo parecido. Después de una breve pausa en que sus ojos se posaron en el rostro de diecisiete años de Amanda, le dijo a Lucio lo siguiente:

- Mira, mijo, con respecto a ésto, verás, no quiero que registres esos movimientos y las claves con todas sus entradas y salidas quiero que me lo entregues así, sin descifrar. ¿Habrá algún problema con eso?, he Lucky...

- ¡No, en absoluto! - dijo Lucio apoyando los dedos suavemente en el filo de la gran mesa redonda.
Lucio Comprendió que esas cuentas sin registrar representaban un fuerte lavado de dinero.
Cuando Lucio terminó su jornada se encontró con Terina que se hallaba en el departamento, pero que bien agitada. Sus hermosas greñas, ahora le daban el aspecto de un rostro desesperado.

El hijo de Terina mostraba todos los síntomas del cólera. Al rato llegó Pepo Quintana y con un taxi se fueron todos al hospital Guayaquil.

En el hospital recibieron al pequeño y le administraron suero para combatir la deshidratación. Después de un rato llegó Casmene.

El transexual Casmene lucía más sexi y bella que nunca. Estaba cubierta de pieles, aretes y joyas, que le daban la impresión de una mujer cosmopolita. Mientras todos esperaban cualquier noticia del cuerpo médico, Casmene se paseaba intranquila como una yegua nerviosa. Movía su cuerpo como una serpiente del desierto y sus tacos de puntas finas golpeaban el piso pulido y desinfectado con una imperiosa persistencia. Su cuerpo despedía un olor exquisito. Tal parecía que aquella piel blanca y llena de voluptuosas pecas poseía una textura fina y seductora que invitaba al tacto.

Una de las noches que Lucio nunca olvidaría fue cuando el gran jefe Alfonso Leone lo llevó a Lucio, él mismo manejando el auto, a conocer a un escultor, que de día trabaja en sus proyectos y por la noche preparaba unas kaipirñas exquisitas.

Sus herramientas, su materia prima era la chatarra, que José Leone le traía de vez en cuando. Era increíble lo que aquel sujeto anónimo hacía con el hierro. Sus trabajos poseían ese toque realista que tanto buscaba Lucio en sus trabajos con los colores.

Aquellos cuerpos, aquellas máscaras que representaban mujeres y niños de la mano y paseando por las playas, poseían una fijación, casi obsesiva, por el detalle anatómico. Don Alfonso –don Renzo-, se tomó un par de tragos y los dejó solos para que los artistas se comunicaran.

Lucio conversaba sobre las posibilidades del arte tropical en un futuro no muy lejano y ambos llegaron a la conclusión, que el arte en un país, tan identificado con los negocios estaba condenado a la extinción.

Cuando Lucio estaba a punto de irse llegó Casmene en su Porsche.

Lucio estaba más que bebido, se sentía muy torpe y el viento que le golpeaba la cara lo ponía más ido. Cuando llegaron al departamento, Terina había salido a trabajar y no había nadie. El transexual Cas, con su figura delicada, tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para guiar a este hombre fornido que pesaba y pesaba. Cas tenía que cogerlo impulsarlo, sacarlo del auto, sostenerlo, evitar que se vaya para un lado o para el otro. Este ajetreo iba excitando al bello transexual, que se deleitaba oliendo los olores corporales de hombre de este misterioso artista contador, que estaba tan cerca de ella y tan lejos. Cuando llegaron, Cas lo desvistió a Lucio y lo acostó y apagó las luces del departamento. Sólo dejó encendida una pequeña luz de lectura y sin poder resistir la presión del deseo, empezó a desvestirse.

Con sus manitas llenas de anillos y olores punzantes, empezó a tocar el pene de Lucio. Sentía aquella piel un poco más fina, más delicada, rodeada toda con aquellos pelos apretados que escondían un olor peculiar e íntimo. Cas puso sus labios en el pene de Lucio como un apretado anillo de bodas y empezó a succionar hasta que el pedazo de carne respondió, poco a poco, hasta ponerse duro y grande como una espigada caña. Una caña de piel y tejidos, que en su interior escondía un néctar del color del látex, la sangre de los árboles de caucho.

Cuando al fin aquel cuerpo carnoso se calentó e inflamó lo suficiente para expulsar su blanco chorro de vida, Cas se deleitaba embarrándose la cara y la lengua con aquel precioso incienso que se había consumado en el altar de su boca y su cara.

Al día siguiente, Lucio se despertó desnudo en su cama y con una fuerte resaca. A su lado estaba el cuerpo caliente y bien formado de Terina, que se había puesto unas anteojeras para dormir la mala noche. Afuera el viento entraba galopante por las ventanas y se podía oír el rugido del mar. De pronto sonó el timbre y Lucio se percató que se trataba del correo. Una carta de Ngo Son le anunciaba lo siguiente:


Querida Terina y Lucio:
Es a todos, acá, el unánime parecer, que las pinturas de Lucio, tienen el mérito como para ser vistas por los amigos del señor Spanolopus. Es la gloria que llega, prepárense.
Los estima, Ngo Son

La inauguración de una nueva sala de juego, fue la ocasión esperada para presentar a los amigos de don Greg Spanolopus los trabajos de Lucio, recopilados por varios meses. Aquella fue una noche de gala. Se iba a botar la casa por la ventana.

El tiempo transcurría en Salinas como granos que se escapan de un reloj de arena.

Lucio había terminado de realizar la auditoría a las operaciones de El Mono Jadeante y en un breve intervalo en el que tenía que preparar un informe, dispuso de tiempo para reanudar sus recorridos artísticos. Pintó una marina en Shit Bay, en el mismo sitio. Para lograrlo, alquiló un pequeño bote y se metió mar adentro. A duras penas pudo realizar un breve y apretado bosquejo sobre la constitución del mar de aguas agitadas, sobre las pequeñas olas que reventaban. Un día venía de regreso de las candentes arenas hacia su departamento, montado en su bicicleta, cuando un hombre lo detuvo para decirle algo. Cuando Lucio se detuvo sintió en la nuca un fuerte golpe y se desvaneció por completo.

Los hombres lo cogieron de las axilas y lo metieron en la cajuela de un Mercedes Benz. Cuando se despertó, se encontraba en las oficinas de Greg Spanolopus que tenía en Salinas.

Cuando abrió los ojos se encontró con un hombre de rostro asiático y un hombre mayor con una cara terrible, como máscara de la muerte.

Sus cejas eran malignas, terminaban en puntas y sus ojos tenían una mirada profunda que lo escrutaba todo y sus lentes acentuaban el gesto mortal y peligroso.

Greg había firmado un cheque del Lloyds Bank por la cantidad de tres mil dólares. Luego se lo extendió a Lucio. Lucio lo tomó y miró con los ojos de incomprensión e interrogación. El hombre de rostro asiático le dijo que era Ngo Son y el señor del cheque, don Greg Spanolopus. Don Greg le dijo que en la carpeta, que le iban a entregar a la salida, estaban las fechas e indicaciones para la exposición de los óleos. Greg le dijo que le gustaba su trabajo y de una gaveta sacó una foto en blanco y negro del joven Spanolopus dándole la mano al hombre duro de Kansas, Nick Civella.

Quería que, utilizando aquel realismo fotográfico, Lucio pintara un óleo del primer socio del señor Spanolopus.

La hermana de Spanolopus, Liliana, era dueña de una galería de arte y Greg le advirtió que iba a ser visitado por ella para ver el avance del trabajo. Sonó el teléfono y Lucio fue despedido rápidamente.

A la salida de la oficina, se encontró con el survietnamita Ngo Son con su incansable sonrisa. Le explicó que tenía que ponerse una capucha para ser devuelto sano y salvo a su departamento. Eran las reglas y nadie estaba excento de su cumplimiento.


Una noche, Lucio estaba bebiéndose una cerveza en el Mono Jadeante que estaba repleto de turistas y el jefe de jefes, don Alfonso, estaba de viaje. Tenía asuntos pendientes en Chicago, California, Kansas y Miami. Terina había pedido permiso para asistir al funeral de un familiar en Manta. Aquella noche Amanda se le acercó a Lucio y le dijo:

- ¡Parece que estamos solos!, ¿no?

- Sí, he venido a verte para que me inspires.

- Hagamos un trato. Yo te inspiro y tú me traes suerte con los turistas, ¿ok?

- ¡Trato hecho! - le respondió Lucio con el ánimo como que empezaba a alegrarse-.

Cuando le llegó el turno de bailar a Amanda el escenario se llenó de neblina artificial y las luces de colores se prendían y apagaban y todos los turistas se aprestaban a aplaudir a la reina de la DISCO, cuyos movimientos eran una buena y más atrevida imitación de Sally Rand, que en su época ofrecía un espectáculo casi pornográfico en el Century Progress de Chicago. El disck jockey ponía a todo volumen la canción de Rod Stewart, titulada: ‘Hot Legs’, Piernas Calientes.

El público enloquecía de felicidad, las cervezas corrían de un lado para otro, así como las porciones de maní y canguil como en un festín Vikingo. Amanda surgía de entre las brumas con un traje apretadísimo, que insinuaba cada parte de su cuerpo desnudo. Bailaba con una maestría y un ritmo que era algo impresionante. En su mente, ella dominaba sobre el impulso animal de todos aquellos hombres, que acudían sólo para verla bailar y desnudarse poco a poco. Ella era su diosa, ella les daba su hora feliz y el mejor recuerdo de aquellas tierras desérticas llenas de mar, sol y arena.

El ritmo frenético enardecía y caldeaba los ánimos de los espectadores y Amanda les correspondía con movimientos más y más atrevidos y sensuales. Era como ver florecer una especie de flor salvaje y mortal.

Amanda vivía su mundo púbico dando vueltas, alzando las piernas, enseñando su pequeño vello púbico, que se agitaba y goteaba sudor y lujuria. En algunas ocasiones se tiraba un jarro de cerveza en el cuerpo y los espectadores veían como sacudía sus tetitas, su cintura y sus caderas, para que el licor resbalara por todo su cuerpo y los espectadores bebieran aquellas gotas de alcohol que salían de su cuerpo. Luego se paraba sobre la barra, abría las piernas y volvía a derramar cerveza sobre su cuerpo, esta vez sobre su vello púbico y de ahí le daba de beber a un turista enloquecido por el show y todo el mundo aplaudía a rabiar.

Cuando terminó el show, Lucio se fue a pasear por el malecón de Salinas. Era increíble la forma como estaba creciendo aquel balneario. Pronto se convertiría en una verdadera capital del turismo de la Península de Santa Elena.

Cuando llegó Lucio a su departamento y quiso encender las luces no pudo. Pero un débil resplandor venía de su cuarto y Lucio creyó que se trataba de un conato de incendio y fue a ver.

En su cuarto, Amanda había colocado un círculo de velas rojas y dentro de aquel círculo estaba ella en cuatro, desnuda, bañadita y olorosa a Victoria Secret, como una yegua, esperando a su domador.

Cuando Amanda se percató de la llegada de Lucio se puso de pié y se abalanzó hacia el alto pintor y lo desnudó con sus pequeñas manitas y ambos se abordaron con verdadera pasión. Con aquella pasión ardorosa de los que cometen algo ilegal y prohibido.

Lucio la puso boca abajo y con su falo la penetraba y la penetraba y Amanda recibía y recibía y así llegaron al éxtasis al mismo tiempo, ella recibiendo y él dando y ella tomando y él dando y ella tomando.

Aquel cuarto iluminado por velas se fundía con la noche calurosa de Salinas y sus olas de poesía retumbaban y todo era como un murmullo perenne, como una música, sí, una música, como la melodía de los Hall and Oates:

You make my dreams come true...
Cuando terminaron por tranquilizarse, Lucio le pidió a Amanda que posara para él, sacándose las medias de seda negra. Era el retrato de Amanda desnuda librándose de su piel de serpiente, como una liberación de unas medias negras como la noche.

En una noche de esas en que toda Salinas se iba la luz, Cas se encontraba en su cuarto, acostada en la cama, cavilando sobre su futuro. Encendió las velas para tener un poco de claridad a pesar de que en la bóveda celeste brillaba una impresionante luna.

A veces sentía que su vida soportaba mucha presión. La educación de monjas que le había dado doña Laura no la ayudaba para nada a descifrar el misterio que constituía su existencia.

¿Quién era ella?

Había nacido con un sexo masculino pequeñito y atrofiado y su mente pertenecía completamente a una mujer. ¿Dónde estaba el sentido de todo aquello?

Su futuro era algo que la inquietaba. ¿Qué pasaría si moría la legítima esposa de don Alfonso, Pandonsia? Estaba desahuciada, la pobre. Doña Pandonsia había apoyado a doña Laura para que su marido entendiera su situación y la tratara como a una mujer, claro con sus limitaciones, pero como una mujer en vez de como un marica degenerado.

Casmene se sentía como un producto no evolucionado, en medio camino de un hombre hacía una mujer. Entonces, se levantó de la cama y se alzó la pijama para verse su pequeño penecito y sus reducidos y marchitos testículos, que colgaban como un apéndice triste e inútil, que debían ser extirpados. Cas había escuchado de doctores europeos que habían intervenido quirúrgicamente otros casos como el de ella.

La misma doña Laura, le había dicho que reúna la plata para hacerse la operación de cambio de sexo y hacerse un estilo de vida lo más cercano a lo normal posible.

Aquella noche sentía ardores, fuegos que agitaban su alma. Estaba enferma de deseo. Pensaba en el rico y amargo jugo que le había exprimido al inquilino y su corazón palpitaba con fuerza, se agitaba toda de desesperación. Afuera el mar estaba agitado y el ruido de las olas estrellándose contra la orilla le producía espasmos, que eran como aquellas convulsiones emocionales de un amante al ser oprimido por el peso del cuerpo de su ser querido.

En fin, pensó, si moría Pandonsia ya vería ella, para que doña Laura la protegiera de cualquier adversidad que le pueda producir Amanda, que seguramente sería la nueva señora de amplio dominio en los negocios del Mono Jadeante.

Consultó su reloj y vio, que no era muy tarde, así que se cambió de ropa, se duchó y se fue al departamento de Lucio para ver en qué pintura estaba trabajando, ahora.

El día fatal para Pandonsia llegó una tarde de un miércoles. Lucio se había desconectado de la señora del Miramar desde hacía mucho tiempo.

Gracias a Dios no había sufrido mucho. La tensión de su enfermedad en combinación con los agudos dolores le provocaron un infarto y amaneció muerta en su cama. Había fallecido mientras dormía. No se podía imaginar muerte más dulce para una mujer tan buena, tan cerebral como espiritual.

Lucio, vestido de negro, fue a presentar sus respetos a la familia, pero en aquella iglesia de la Libertad, no entraba ni un chinche más.

Lucio se imaginó y recordó a aquella señora de mirada dulce que nunca dejaba de ser amable con todo el mundo. Recordaba el día en que había terminado el inmenso retrato de tamaño natural. Ella se sentía feliz. Era como si ya hubiera dejado todo arreglado, en este mundo, para poder partir al otro, donde le esperaba algo indescifrable, un misterio divino.

Así era como recordaba a doña Pandonsia. Con su traje transparente, de largos velos, inflados por la brisa marina. Sus ojos parecían decir algo, una despedida, un adiós que era para siempre.

Ahí estaba en el balcón, recibiendo la brisa marina como si estuviera anunciando a Dios que ya la podía recoger cuando Él lo determinara.


Las olas del mar la reclaman, oh, hermosa señora. ¿Cómo será la vida, ahora, de todos aquellos que tuvimos el privilegio de ser benditos con su tierna y sincera amistad?

Negras nubes de duelo encapotan el cielo mientras su alma se va a los dominios de los espíritus. En el corazón de tu hija y de toda tu familia ha surgido un quebranto, señora de las olas y del mar.


Y en este yermo desierto cae la lluvia, como si su muerte fuera un sacrificio consumado y necesario para expiar a esta tierra castigada por los dioses con la sequía y la desolación.

Ha muerto la elegancia, el don de gentes y la cortesía. La belleza madura y pura, de la miel de abeja, ahora se tornará en cenizas, espíritu y viento.


Finalmente había llegado la noche en que Lucio estaría presente en la gran gala pictórica, que don Greg Spanolopus ofrecía en su gigantesco Casino a sus distinguidos clientes y amigos. Se trataba de la inauguración de una nueva sala de juegos y sus paredes exhibían las veintiocho obras de Lucio. Para la ocasión, Lucio había alquilado un frac y caminaba despacio, con cautela entre gentes que tenían por costumbre asociarse con la vida del mar. Había toda clase de gente snob en aquel lugar. Diplomáticos, empresarios, señoras encopetadas y dueñas de inmensas fortunas, gente joven que encontraba divertido aquellos escenarios, donde se acostumbraba a departir sus pareceres sobre la vida, la sociedad y el mundo.

Algunas personas, se fijaban en las obras y calibraban la calidad del trabajo con el precio y al final se decidían por adquirirlas.

Otras, más desinteresadas, se dedicaban a continuar con su rutina de juego y guardaban en sus bolsillos o carteras, el papel en que se presentaba la obra y vida del autor de aquellos óleos, que, para la mentalidad de los jugadores, aquello no consistía más que en un derroche incosteable.

La noche transcurría lentamente y Lucio decidió servirse un trago de whisky en las rocas y seguir respondiendo a las preguntas de las pocas personas que Caulonia le presentaba. Caulonia estaba regia con aquel traje de luces y gala, que moldeaba su cuerpo atlético y esbelto.

Algunas damas se mostraban un poco turbadas con ciertas desnudeces que presentaba como ingrediente final, la obra del pintor. Pero todo aquello pasaba como algo accesorio ante la belleza imponente de los paisajes marinos. Aquella calidad y realismo alucinante, nunca se habían visto en la acostumbrada producción contemporánea.

Entre toda aquella gente apareció Liliana Spanolopus, alta y vestida con un bello conjunto de noche, con un gran escote que dejaba desnuda su espalda hasta dejar entreveer sus preciosas nalgas. A diferencia de su hermano, el rostro de Liliana era de una dulzura y de una gracia de gente bien, acostumbrada a la buena vida.

También Lucio pudo ver entre los asistentes al hipocondríaco Fritz Robinson, que se le acercó muy despacio y casi imperceptiblemente y le depositó un mensaje cifrado, en la mano, cuando se acercó a saludar al autor de tan exquisito trabajo. Se trataba de una fecha y un lugar para encontrarse con él y con Dick Chester.

A Caulonia le encantó aquel óleo en que se retrataba a unos jóvenes escuchando un concierto de rock en el patio de la primaria del Espíritu Santo. Lo compró de inmediato.

La noche había sido agotadora. Toda su vida parecía transcurrir delante de él como una serie de secuencias donde Lucio aparecía siempre trabajando inagotablemente. ¿Cuál era el problema con él?

No lo sabía. Había imaginado, que en el borde del mundo, cerca al mar, las presiones se acabarían, y, sin embargo, todo se convertía en un torbellino, un remolino que lo succionaba de una actividad a otra.


Cuando entró, finalmente, a su departamento, fue alumbrando cada cuarto con el sentimiento de alivio de no encontrar ni a Terina, ni a Amanda ni a Cas. Estaba cansado de ser el objeto y fijación sexual de cada una de estas mujeres y de tener siempre que satisfacer sus necesidades sexuales. Lo que tenía en mente Lucio, era terminar el cuadro de don Greg Spanolopus, dándole la mano al duro de Kansas, Nick Civella. Pero de pronto, cuando encendió la luz del dormitorio, en una esquina apareció de la oscuridad la silueta de Liliana Spanolopus. Estaba abrigada por una cobertor grueso, que le daba la impresión de ser una sacerdotisa griega.

Liliana le dijo con una voz sensual y con acento francés:

- Te he estado esperando desde hace dos horas.

Cuando terminó de decir aquellas palabras mortales que se le clavaron en el corazón a Lucio, dejó caer el abrigo de tela que la cubría desde los hombros, y apareció todo su cuerpo alto, blanco, desnudo, canela era el color de su pubis, rizado y de donde fluía un olor dulce, íntimo y prohibido.

Sus ojos eran la visión de vértigo del peligro. Lucio estaba jugando con fuego.

Lucio la tomó y le mamó las tetitas, las axilas, al tiempo que la penetraba una y otra vez hasta hacerla acabar y cuando ella terminó, Lucio la volteó, la penetró por el ano y terminó en sus apretadas entrañas.


Aquella mañana, Lucio acudió al Sander’s a su cita confidencial con los chicos. En una mesa contigua estaban unos anglo-americanos tomando un desayuno y Lucio compró el periódico y se puso a desayunar.

De pronto le cayeron Fritz Robinson y Dick Chester, como dos aves de presa y se sentaron. Fritz empezó a manosear el desayuno de Adison Adler –Lucio-, mientras Dick Chester ordenaba un desayuno al mesero.

Dick Chester le dijo en voz baja a Adison:

- ¿Qué es lo que has averiguado?

Fritz Robinson masticaba ruidosamente una de las tostadas de su íntimo amigo.

- Tengo el diskette. El ‘hombre’, -dijo, refiriéndose a don Alfonso Leone-, trafica duro, cantidades bestiales, son lavadas en toda clase de negocio y en especial en un proyecto monstruoso, un imperio, un Holding, un conglomerado de empresas turísticas que van a transformar toda la costa. Y eso no es todo, Al Leone –don Renzo-, como se lo conoce íntimamente, es sospechoso de cada homicidio y muerte por desaparición, acá en la costa. Nadie mata sin permiso de Leone. Esa es la forma como se lleva la justicia y la paz en esta parte del país.

- ¡Escalofriante! –dijo Fritz y siguió comiendo su tostada y bebiendo su taza de café, que en realidad era la de Lucio-.

- Hemos colocado un satélite en tu cabeza, Adison, pero esta tecnología no está en su punto, es experimental. Y hemos colocado otro, sobre la cabeza de Esteban Miraglia. Prácticamente está muerto en vida. En cualquier momento le podemos provocar una falla renal o un derrame cerebral o una trombosis a las coronarias. Terminó de decirle Dick Chester.

- Tienes que cuidarte las espaldas, Casmene y Ngo Son están preguntando por ti. Lo más probable es que ya exista un contrato por tu cabeza y todos los indicios que tenemos es que será Ngo Son quien te va a eliminar. Dijo Fritz, mientras terminaba la última tostada de Adler.

Ni bien terminaron de hablar, Lucio les dió a Dick y Fritz, el periódico en cuyo interior se ocultaba el diskette que contenía toda la información contable, que incriminaba a la familia Leone Miraglia.

Fritz y Dick se alejaron de aquel sitio como dos ángeles que se internan en un túnel de luz.

Adison Adler nunca se había retirado del servicio secreto de una rama secreta del Comando Conjunto de las FFAA. Él siguió imperturbable, pintando y pintando, mientras tanto, la vida de la costa.

Al Leone fue arrestado por el FBI en el aeropuerto internacional de Miami.

Lucio se cambio de departamento. A sus cincuenta y cinco años había preñado a Terina y ésta se fue a San Mateo, Manta, a vivir su embarazo y dar a luz. Lucio nunca más pudo volver a Riobamba, se quedó enamorado de la costa, retratando a su gente y su estilo de vida. Una noche que salía del departamento de Amanda, la preferida de don Alfonso Leone, recibió un mortal golpe de karate en la nuca propinado por Ngo Son y falleció en el acto. Casmene vive en París... sola.




IEPI protege novela Olas Verdes

IEPI protege novela Olas Verdes
IEPI protege novela Olas Verdes

Reflexiones

Reflexiones

Ya van dos días que paso por el edificio de Salinas donde pasamos tantos momentos de libertad y autoconocimiento y disfrutando de la amistad y cortesía y don de gentes de Pepe Mata, ahora como jubilado voy por el día a Salinas y me encanta. Es como si las letras y palabras de todos mis trabajos literarios ambientados en gran parte en Salinas recobraran vida y me bañé haciendo peripecias y media como el hombre araña en el Miramar que han tapiado la vista del callejón principal y me bañé en Paco Illescas dos veces. Paso por la fachada del viejo Rubira, donde antes quedaba Pinguinos y me parece reconocer un holograma de Papaya adolescente saludándome y en el Miramar la voz de CLAVO y Culín jodiendo la paciencia y en Illescas la figura del Mono Endara con su chompa verde militar como la primera vez que lo conocí conversando con su amigo inseparable Perico y así sigue el asunto de manera irrefrenable y luego cuando visito la Iglesia Católica de Chipipe me parece ver el holograma de Achi arrodillado con respeto escuchando la misa solemne y también busco la casa de Saavedra y de Pava Loca y no las encuentro porque un maldito perro de la m ladra e interrumpe mis ensoñaciones de escritor jubilado. Y finalmente corono mi caminata sudado y extraviado en la orilla mirando siempre frente a Shit Bay con unas ganas demenciales de meterme a remar aunque sea.


Reflexiones

Reflexiones
Reflexiones

LA DESNACIONALIZACION DEL DINERO

LA DESNACIONALIZACION DEL DINERO EN EL ECUADOR

Con la dolarización en el Ecuador no es que se desnacionalizo completamente la economía ecuatoriana sino que surgió en la historia económica del Ecuador el bimonetarismo, ya que hay en circulación dentro del mismo territorio nacional el dólar norteamericano y el dólar con imágenes de Juan montalvo, Olmedo y Maruri y el de una indígena con moño.

La estabilidad económca tan ansiada no fue para todos porque permaneció en el Ecuador el esquema empresarial y público de los 90's en que se busca sin ninguna hidalguía tratar con humillación al trabajador y sin reconocerle sus horas ectras y muchas veces su salario bien ganado; por lo que ahora se les recomienda a las diferentes Cámaras de Comercio, Industrias y Producción en el Ecuador que apunten con esmero a la robótica y de esa manera puedan disfrutar de sus millones con mano de obra esclava que tanto necesitan.

La dolarización comenzó a ser saboteada con un plan acumulativo de más de cuarenta programas tributarios y ahora con un programa que más parece un proyecto económico de destrucción del Ecuador, donde tanto nacionales como extranjeros sacan los dólares fuera del país por contenedores ocasionando una catastrófica restricción económica que ya no hay ni billetes ni suelto para comprar un chicle, una fruta o un caramelo.

Ante esta situación que más parece el preludio de un apocalypsis zombie, viene la brutal elevación de los precios, que como ya es costumbre en la historia del Ecuador son siempre los justos los que terminan pagando por los pecadores en lo que a medidas económicas se refiere.

¿Cuál sería la solución ante esta catastrófica situación?

La solución sería que el PRESIDENTE del ECUADOR Continental e Insular firme un decreto legalizando el poder liberatorio de monedas duras dentro del Ecuador como el Yuan chino el Yen japonés y el EURO y ése sería todo el remedio para este tan patapúfete problema que nos azota y enloquece a todos los ecuatorianos.

¿Y cómo se llevaría la contabilidad de TODA ESTA GIGANTESCA OLA DE DINERO O TSUNAMI DE DINERO que se nos vendría encima metiéndole una buena patada en el culo a la restricción económica?

Simple y sencillamente teniendo a nuestro viejo y fiel dólar como moneda PATRON de referencia en valores compras en lo que poder adquisitivo de las otras monedas se refiere.


Adiós Silvino

Adiós Silvino Chivo Borbor
Cada vez que salía de la punta de surfear, podía verte con tu figura saludándome con la mano.
Tu amistad era franca, risueña, loca como tu risa en crescendo a carcajadas demencial y estentórea.
Nada podía impedir que de vez en cuando almorzáramos juntos para vernos, conversar y entendernos.
Éramos y por siempre lo seguiremos siendo unos hermanos.
Dejé el surf en 1987 y te volví a ver conversando con mi jefe Iván Vargas en DTC
-ahora los dos juntos han de estar leyendo este poema y riéndose y burlándose de mi sensiblería y de mí-
y al volver a conversar y remontarnos en esos viejos tiempos de nuestra juventud, mi seriedad y perplejidad se confundían en los bajos del Edificio VALRA nuevamente con tu risa de escándalo y contagiosa...
Oh, querido y adorado Chivo, EL ALCALDE DE MONTAÑITA, eras mi pasado glorioso como surfer y yo otro viejo CROMO de la playa la mar de divertido
luego como escritor retirado vuelvo a vivir en tu HOTEL por tres meses donde bajo tu asombro y escándalo pudiste ver como era violado por una argentina madura
y siempre, siempre al encontrarnos las risas iban y las risas venían
  • ¡Uy éste Isósceles siempre es una huevada!
como cuando me pedías que te trajera un par de escorts de Palenque para un billar de Montañita y yo que en mi nota siempre, siempre soy extenso voy y te llevo un lindo y adorable transexual de rubia piel blanca
tu asombro no llegaba a conocer límites jamás conmigo, Silvino, y medio trabado de la risa y aún completamente perplejo me dijiste:
  • - ¡Pero Isósceles, te pido dos chicas de Palenque para meseras y me traes un maricón, estás completamente loco o qué, brother!
¡Ah, Silvino, mi hermano!, la locura es de ambos por ser residentes permanentes de Montañita...
ahora te has ido muy lejos, junto con tantos otros amigos y surfers hijos de Montañita y de la señora Elena
en este poema de despedida no me despido de ti mi hermano del alma sino que vuelvo a salir de la punta surfeando para ser recibido por ti y conversar un rato
jamás habrá un adiós para ti mi querido amigo
porque siempre te tendré a mi lado

Adiós Silvino

Adiós Silvino Chivo Borbor
Cada vez que salía de la punta de surfear, podía verte con tu figura saludándome con la mano.
Tu amistad era franca, risueña, loca como tu risa en crescendo a carcajadas demencial y estentórea.
Nada podía impedir que de vez en cuando almorzáramos juntos para vernos, conversar y entendernos.
Éramos y por siempre lo seguiremos siendo unos hermanos.
Dejé el surf en 1987 y te volví a ver conversando con mi jefe Iván Vargas en DTC
-ahora los dos juntos han de estar leyendo este poema y riéndose y burlándose de mi sensiblería y de mí-
y al volver a conversar y remontarnos en esos viejos tiempos de nuestra juventud, mi seriedad y perplejidad se confundían en los bajos del Edificio VALRA nuevamente con tu risa de escándalo y contagiosa...
Oh, querido y adorado Chivo, EL ALCALDE DE MONTAÑITA, eras mi pasado glorioso como surfer y yo otro viejo CROMO de la playa la mar de divertido
luego como escritor retirado vuelvo a vivir en tu HOTEL por tres meses donde bajo tu asombro y escándalo pudiste ver como era violado por una argentina madura
y siempre, siempre al encontrarnos las risas iban y las risas venían
  • ¡Uy éste Isósceles siempre es una huevada!
como cuando me pedías que te trajera un par de escorts de Palenque para un billar de Montañita y yo que en mi nota siempre, siempre soy extenso voy y te llevo un lindo y adorable transexual de rubia piel blanca
tu asombro no llegaba a conocer límites jamás conmigo, Silvino, y medio trabado de la risa y aún completamente perplejo me dijiste:
  • - ¡Pero Isósceles, te pido dos chicas de Palenque para meseras y me traes un maricón, estás completamente loco o qué, brother!
¡Ah, Silvino, mi hermano!, la locura es de ambos por ser residentes permanentes de Montañita...
ahora te has ido muy lejos, junto con tantos otros amigos y surfers hijos de Montañita y de la señora Elena
en este poema de despedida no me despido de ti mi hermano del alma sino que vuelvo a salir de la punta surfeando para ser recibido por ti y conversar un rato
jamás habrá un adiós para ti mi querido amigo
porque siempre te tendré a mi lado

Adiós Silvino

Adiós Silvino
Adiós

Adiós Silvino

Adiós Silvino
Adiós

Legendary surfer

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Reflexion

LA FURIA ASESINA EN LA NOVELA NEGRA Mafia DE Edison Delgado Yepez A los pocos, muy pocos alumnos que tuve invariablemente les urgia a que escribieran usando sus estados de ánimo y si estaban locos de rabia, que igual escribieran sus manuscritos literarios pero mentalizándose, metiéndose en el papel como si fueran unos jefes de la Mafia. En mis obras literarias negras el primer protagonista que es un verdadero demonio, una máquina de matar es Greg Spanolopus, que por motivos personales; -a su hija no la casan con el hijo del jefe Renzo- en un momento dado desata una guerra brutal entre familias criminales y en las que al parecer como en el caso de la vida real del fogoso Toto Riina, quiere matar a todos, y en mi novela Punta de Arena, tiene que intervenir Milwaukee Phil para acabar tanta carnicería o purga. Un caso menor es el de Tony Luca que después de llegar de supervisar uno de sus tantos bares de strippers con violencia la saca del baño desnuda a su esposa para meterle una golpiza delante de su tierno hijo, que en vano le suplica papi por favor, y luego la trepa desnuda al auto para llevarla al desierto y pegarle un tiro en la cabeza y es ella al revelarse y decirle que lo haga que ella también hace todo lo que puede con el crio, se detiene. El más temible de todos es también Tony Miraglia, hermano mayor y brutal brazo armado de Esteban y que desde la cárcel le ordena a Tommy Robin matar con pistola con silenciador a un periodosta que de pronto lo puso como un demente por un comentario lleno de exacerbada suficiencia intelectual sobre algo que él conoce muy bien y que no quiere que cambie. También hay un agente de la CIA, Rocky Palmera, que se expresa con violencia a la hora de ofrecerles a los hermanos Nolte un contrato para cometer un Magnicidio. Cuando Pick Up tiene su combate más peligrosoen la Penitenciaria, la furia asesina de su contrincante con todo el cuerpo tatuado y que más parece que lo quiere matar ahí estoy retratando la furia que ví en otros púgiles a lo Mike Tyson que vi en los cuadriláteros del CAMAL de Guayaquil , la típica furia asesina de la gente de la calle. Este recurso literario de escribir usando los estados de animos, siempre impacta profundo y a veces lesiona sensibilidades de personas delicadas en lo estético, pero ese efecto colateral no se puede considerar una falta de respeto al público y a los lectores, porque es esa violencia, ese tipo de lectura fuerte y recargada, es la que buscan otros tipos de lectores de culto de novelas negras que buscan desesperadamente.

Reflexion

Reflexion
Reflexion

Pensamientos sueltos de Sam Scholl en Montañita Ecuador

Pensamientos sueltos de Sam Scholl en Montañita Ecuador
Jocosidades

Betsy

Betsy Hoy al celebrar con tristeza mi amor por ti el caer en tus brazos o en los de otra y no ver tu rostro en la mitad de la noche suspirar y sufrir ciego como un topo tus apuros y miedos sin razón alguna con una velita solitario en mi corazón que al soplarla me llega a mis labios todo tu sabor y celebrar con tristeza el día que te conocí y para siempre te seguí me hallo en medio de un desafío el tener que honrar tu amor escribiendo una novela con tu nombre como una absurda demostración de amor mojado por mil aguaceros de incomprensión y reprobación encharcado también por cada uno de los latidos de tu corazón que me piden que siga escribiendo y que jamás te pueda olvidar que no te busque, que no te siga, que no te llame con el pensamiento que jamás mi amor desmedido y tonto te invoque borracho de lágrimas saladas que corren por mi rostro hoy celebro con tristeza mi amor por ti el caer en tus brazos o en los de otra y no ver tu rostro en la mitad de la noche suspirar y sufrir ciego como un topo tus apuros y miedos sin razón alguna con una velita solitario en mi corazón el verte todo jocoso como te vistes y desvistes para salir apurada reprimiendo todo tu amor por mí

Betsy

Betsy
Betsy

Reflexiones

REFLEXIONES CREPUSCULARES SOBRE NOVELA ROXANE: ¿por qué tuvo que morir Roxy y no darle un final feliz?

A Carolina Boyer

Además del silencioso cáncer al seno que se le subió al hipotálamo del cerebro y que la mata a Roxy, ¿qué otras circunstancias o factores fueron los responsables de su muerte?

En la terminación de la novela inconclusa Roxane también registrada en el IEPI, Roxy ya está saturada de Montañita, después de vivir a lo frenético y lavando platos durante ocho años; cuando caminando muy en la mañana por la playa se encuentra una billetera con quinientos dólares, decide abandonar a Sebastian-sin tilde-, y regresar a Quito a pasar el resto de sus días sentada como una tullida mental y física en el parque de la Carolina, muy cerca de su casa en EL BATAN y LAS ULTIMAS NOTICIAS.

Pero las cosas no son tan sencillas, durante ocho años ella se ha convertido en la madre comuinal, punto referente de todas las chicas, que Sebastian va acumulando como polvo sobre un jersey: Shangay girl (Cristina), sobre todo y Pierina y no mucho Erica.

Pero es que Sebastian se ha encaramelado demasiado con su Lucky girl (Tamara), y la a descuidado a ella y a Pierina que es la que más reclama el que ésta Lucky girl la dura administrando el DUNKIN DONUTS de Montañita y después en Canoa Manabí, en la continuación de Roxane, Villa Venecia.

En cambio Roxy practicamente se ha hecho adicta a un lesbianismo a desgana con Pierina, que ante lo que ella considera una traición de Sebastian, se la quiere llevar a Canoa Manabí a Roxy para vivir como parejas lesbicas ya de frente.

Cuando Sebastian se entera por Shangay girl, de que Roxy tiene cómo dejarlos a todos, se le adelanta a Pierina y le propone volver a Salinas con sus quinientos dólares, y con una miserable pensión del Ejércitop ecuatoriano, que Sebastian-sin tilde-, se consigue después de quedarse sin trabajo por el escándalo ocurrido en Palmar, cuando un custodio de un camión saturado con sacos de cemento para la construcción del hotel, que supervisa Sebastian, al pegar un tiro al aire para depejar el camino, de rebote termina matando a un local ajeno a todo el problema.

En el momento en que se hallan reflexionando de cómo se lo van a decir a las chicas en especial a Pierina con su carácter cada vez más voluntarioso por el consumo de la cannabis y de la pobre Shangai girl, Roxy pierde el sentido para no volverlo a recobrar jamás y llegar ya fuera de este mundo a la sala de EMERGENCIAS en Manglaralto.

Edison Delgado Yepez, es un escritor que no sabe desgarrar el corazón a todos los lectores cuando sabe retratar la vida tal como es con sus todos sus aspectos, la vida feliz y fácil y no tan fácil de la playa y la muerte, que es también parte indisoluble de la vida de los seres humanos.

Sebastian al enterarse de los planes de escape de Roxy ya con la rechiflada de Pierina a Canoa Ecuador, en Manabí o a su Quito Ecuador natal para vivir sentada como una tullida en el parque de la Carolina, el ex surfista ya cincuentón es capaz de dejarlo todo por irse con ella, incluso a su adorada putana Lucky girl a quien la termina preñando de tanto aficionarse a esta mujercita medio mafiosa que lo sigue a todas partes en su Peugot, y que desde el inicio lo sorprendió al irlo ella a buscarlo a la construcción con un par de locales gorilas para pedirle unas cañitas y luego al ofrecerle medio borracha unos trescientos dálares con tal de que la deje preñada, es decir, el mismo asunto de MANICOMIO RECORDS tan característicos en el trabajo literario de Edison Delgado Yepez- (Sam Scholl),.

La pervivencia de la memoria de Roxy, sepultada en el cementerio de Olón, se dejará ver en todas las continuaciones de la novela Roxane, ya de una manera alegre como celebrando su fugaz vida y en otras ocasiones como dolorosas pesadillas llenas de lágrimas por parte de Sebastian y de terribles crisis de llanto y rencr por parte de Pierina hacia Sebastian y a su jodida putana preñada su Lucky girl.

Roxy y su sombra e imagen y memoria histórica literaria, siguen con vida en Villa Venecia, EL FRENESI DE LA INEXISTENCIA y en Arena Blanca.

Reflexiones

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https://youtu.be/AHcjjxYbgNM?list=RDMMAHcjjxYbgNM

Reflexiones breves y tempranas de novela GEOCONDA

(Continuación de novelas POLET, ANITA, y Daisy)

Precisamente en medio del espacio tiempo entre las novelas Polet, su continuación Anita, y su continuación Daisy, se encuentra el relato que explica muchas cosas, titulado GEOCONDA.

Ella es una Madrina de Ayampe y de mucho respeto con una hija viuda y preñada llamada Doris.

Ya antes de que el viejo literato medio adinerado de Sam, arribe a Ayampe, ya la Madrina Geoconda, con sus contactos en la COSA NOSTRA de LA LIBERTAD se había enterado del brutal crimen de la anciana Rebeca, la dura de todas las esquineras en el barrio del Vaticano en Salinas Ecuador.

Sam al recorrer el barrio de los locales en ayampe en busca de algún cuartito comienza a recibir ciertas señales de esta señora, que aprovecha para abrirle la puerta de su hogar y desde las sombras enseñarle la pierna de manera muy voluptuosa, hasta que en determinado momento, Sam le compra un cuartito en su patio, que después se convierte en una exacta réplica telúrica del cuartito japonés en el que vivía en el balneario ecuatoriano de Salinas.

Aunque Sam espera ya hasta casi perder la esperanza la llegada de su Josefina, Polet, la Madrina Geoconda le induce al viejo a que reciba la compañía y calor de su hija de cuatro meses, Doris, pero en realidad es ella la que termina cosechando todo el furor sexual del cincuentón, Sam, no dejando nada para su hija.

Ayampe es el perfecto escenario para un protagonista literario como Sam, que tiene que exiliarse de su barrio donde vivió toda su vida, para intentar comenzar de nuevo con su delicada Polet, que cuando Doris está a punto de parir y ella la acompaña y la instala con el dinero tanto de Sam como el de ella; regresa destrozada al ver tantas chicas locales, piponas y otras madres primerizas en las Maternidades de Santa Elena Ecuador, mientras que a ella ya le hace efecto de roncha, el que le digan muchas veces y a veces de manera despectiva: "la Josefina" por no poder darle descendientes, al único hombre, con el que se puede dar el lujo de ser ella misma y que siempre la recoge y la salva física y mentalmente en los momentos más oscuros de su vida.

En esta novela donde se finaliza la saga de POLET y que se va desarrollando con ANITA, ubicada en Ayampe, y con su continuación ambientada ya en Puerto Lopez, Edison Delgado Yepez, (Sam Scholl), utiliza un muy nuevo recurso literario, al intercalar una trama literaria con nuevos datos y detalles ENTRE los tres relatos, lo que hace de su trabajo un nuevo esquema de ver e interpretar la forma de amar de Edison al Ecuador a través de ficcionar casi todo su esfuerzo intelectual en la costa ecuatoriana.

Geoconda

Geoconda
Geoconda

Reflexiones

Reflexiones tempranas sobre ANITA y DAISY

(Continuaciones de novela POLET de Sam Scholl)

Sam después de escapar por un pelo del escándalo dejado atrás en Salinas Ecuador, con la muerte de Rebeca la zorra del barrio del Vaticano, ahora se encuentra en Ayampe, solo y no tan solo,, esperando la llegada o el adiós definitivo de Polet, su dulce y adorada Josefina.

Con medio millón de dólares en una cuenta cifrada del BANCO HOLANDES UNIDO, y con una serie de éxitos editoriales en Alemania y las Filipinas, cuando le anuncian que su manuscrito POLET va a ser llevado con muy buenos pronósticos de taquilla a la industria cinematográfica XXX (PORNO) de Francfurt y de Bonn, y de que en las Filipinas sus novelas LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, INEPTITUD y ARENA AMARILLA son la sensación del momentoentre las adolescentes intelectualoides de Manila y los círculos transexuales, de toda Filipinas, el viejo talento literario medio desconocido y casi un fracaso completo, recién asus cincuenta y cuatro años comienza a vislumbrar las puertas del ♪xito internacional abiertas para que entre.

Alojado en un pequeño departamento japonés que le compra legalmente a la Madrina Geoconda y que es una exacta réplica del que tenía en el balneario ecuatoriano de Salinas, ahora se la pasa bebiendo en el Bar para poetas e intelectualoides de los argentinos de San Juan Johnatan y Sergio, y disfrutando de los placeres sensoriales que le ofrece la dueña de una despensa, Anita, que ya la había conocido anteriormente en el Templo evangélico al que asistía junto con Polet.

Cuando ya Sam a pesar de su pequeño éxito, que no puede compartir con su amada Polet, cree que ella ya no va a venir y que tanto su vida como su salud mental está a punto de quebrarse llega toda perfumada y desesperada por el vacío de las ausencias, su deliciosa Josefina, Polet al Bar de Johnatan y Sergio, pero ésto no llega ser suficiente para Sam que presiente el estallido de otro escándalo ahora teniendo como protagonistas a Anita y Polet, por lo que cansado de tantos jodidos enredos, se marcha solo a Puerto Lopez, donde es alcanzado de manera casi milagrosa por su amada Polet, que ahora dispone de una pequeña fortuna por concepto de jubilaciones anticipadas en el FIRST NATIONAL CITY BANK, y que está dispuesta a usarla para vivir con Sam felices de la vida en Puerto Lopez en la HOSTAL de Daisy, una lojana encantadora, que también Polet ya se la había introducido a Sam después de las reuniones del Culto en su Templo evangélico.

Edison Delgado Yepez (Sam Scholl), en estas continuaciones de su novela POLET, muestra su amor por el Ecuador de una manera muy inusual, haciendo que los lectores se interesen por conocer las otras caras de las medallas del Ecuador, la Costa ecuatoriana y las interrrelaciones entre la sociedad burguesa y la cosmovisión de los locales; y no, precisamente el choque cultural entre ambas civilizaciones y razas sino su fusión completa rendidos ambas cosmovisiones sociales a los atardeceres y la vida laxa, divertida y adorable de la playa.

Reflexiones

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REFLEXIONES CREPUSCULARES SOBRE EL INICIO DE ROXANE
La dignidad es un bien al que tienen derecho de manera natural todo hombre racional en una sociedad justa.
John Rawls
La Salinas que se retrata en la decimosexta novela de Edison Delgado Yepez (Sam Scholl), en realidad o no existeo es una realidad intelectual y emocional de cada ser humano racional que vive en una urbe metropolitana, pero, ¿también esa sociedad puede llegar a ser justa?
La urgencia por mantenerse cuerdo y limpio, de Sebastian. sin tilde., que a sus cuarenta y cinco años ya acusa en sus labios el sabor al fracaso, lo llevan a justificarse intelectualmente como cuando él mismo cita a Theodor W. Adorno: "aferrar la totalidad de lo real por la fuerza del pensamiento".
Entonces, por un lado sí existe una Salinas Ecuador con unos personajes, que ante la erosión del tiempo, se desesperan, pero, no existe un Sebastian -sin tilde-, que quiera aferrar la realidad con su pensamiento y el de otros pensamientos que se usa aquí como los citados de Erasmo de Rotterdam, donde se pueda encontrar una base estable para sostener la cordura de la mente y la limpieza de su cuerpo ante las constantes embestidas de la desesperación, la desesperanza y la locura seguida de la muerte.
Mientras se levanta temprano y sale a las calles del balneario ecuatoriano de Salinas, Sebastian-sin tilde-, deja rodar todos sus pequeños pensamientos, intercalados con frases del docto Erasmo para hacerle el quite a una especie de derrota más intelectual que nada, así, por ejemplo, Sebastian piensa y reflexiona : " ¿es tan malo y de mal gusto combinar lo serio con lo absurdo todo el tiempo?, la inteligencia y la seriedad no deberían declararse enemigas de los aspectos risueños y de las paradojas, que una mente despierta,erudita, brillante y ¿por qué no?, algo confundida le puedan brindar a su entorno que tanto ama y que quiere convertir en un mundo de fantasía"
Y luego Sebastian mientras camina evitando por una distracción caerse en un hueco en la vereda, citaba mentalmente un pensamiento liberador de la propia enajenación mental de Erasmo de Rotterdam:
"Ciertamente no envidio al poderoso hijo de Cronos la cabra que lo amamantó, puesto que a mi me dieron sus pechos dos encantadoras ninfas, Meté, hija de Baco, y Apedia, hija de Pan".
Mientras Sebastian, sin tilde, caminaba se dejaba llevar por sus reflexiones y aquello se había vuelto para él una pesada costumbre y es que al lector en ese preciso momento desconoce la causa de esta turbulenta actividad intelectual de Sebastian y es en sus continuaciones como en VILLA VENECIA y en ARENA BLANCA,cuando el lector recién se entera que desde los veinte años fue secretario de un Teniente Coronel del Ejército ecuatoriano en Patuca y luego a los cincuenta y cinco años se convierte en secretario de redacción deuna muy influyente mujer Coronel dela POLICIA NACIONAL del Ecuador,para darle los últimos toques de estilo a su Tesis SOBRE EL COMETIMIENTO DE DELITOS SEXUALES.
Entonces ése sería el orígen de tal esfuerzo intelectual muy ilustrado por cierto para luchar contra el desbordamiento que la desesperación con la alienación del desempleo, lo rodea.
La situación es tan grave que Sebastian juntocon Iván, Freddy, Mario y Carlitos Crazy,empiezan a tener reuniones de calle para evaluar las posibilidades de un asalto o robo a gran escala y darle una parte a Lalo, que es víctima de un ACV que le paraliza todo el lado izquierdo.

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Reflexiones sobre Arena Blanca

ARENA BLANCA
(Continuación y final de la saga Roxane, Villa Venecia, El frenesí de la inexistencia)
Sebastian ya de sesenta y cinco años con Roxi enterrada en el cementerio de Olón y su sucesora Lucky Ladie (Tamara) trabajando con su hijo Danni en Canoa Ecuador en Donkin Donuts y la siguiente en el Totem de sus innumerables mujeres, Pierina en un viaje de desintoxicación de ida sin regreso ala Yoni, ahora, solo en su cabaña de Cadeate Ecuador se encuentra haciendo fila en el SUPERMAXI a una mujer china casi irreconocible que es Shangai girl (Cristina), ahora ya convertida en una mujer madura y ambos al reconocerse deciden vivir juntos pero de vuelta en Salinas Ecuador que fue donde comenzó su amistad y ese enganche visual a primera vista entre ellos que hizo que ella le siguiera los pasos hasta Montañita Ecuador y se convirtiera en otra doncella más bajoel ala protectora de Roxy la madre comunal de todas las mujeres de Sebastian.
Para aquellos que me siguen en estas reflexiones y explicaciones sobre mis obras literarias seguramente han de creer y valorarlo todo según la mentalidad convencional de Quito o de Guayaquil y han de sonreír o imaginar toda clase de asuntos pero recuerden que el retrato literario de mis ya doce novelas casi en el setenta por ciento o más están ambientados desde Playas General Villamil hasta Canoa Manabí y vivir en la playa es otro mundo o como más comunmente se diría es otra cosa.
En Arena Blanca por primera vez, Shangai girl conoce la vieja villa Venecia de Sebastian y él le dá a ella plenos poderes para que ella proceda a redecorarla y que Shanbai girl viva con él como su ama de llaves, amiga de toda la vida, amante y como toda una cabrona compartiendo sus momentos de riqueza y los de frío y pobreza también.
Así Sebastian la convence de la descabellada idea de acompañarlo a visitar a la PENI de Santa Elena a Freddy y a Carlitos Crazy para llevarles los delicatessen italianos de siempre y la quiere poner a remar un tablón para que ella lo acompañe y ella ante semejante arremetida de nuevas cosas primero le dice que está loco y luego cede ante el irresistible empuje de él, que es el mismo loco impulso que enamoró en su momento a Roxy.
También Shangai girl conoce al sargento Goyito un viejo comando amigo de Sebastian de los tiempos en que se convirtió en secretario de un Teniente Coronel del Ejército ecuatoriano de PATUCA y aquí el lector se comienza a familiarizar con el clima de Salinas de aquellos tiempos y a veces tan exigente para los que en realidad se quedan a vivir y a bajar de peso en la playa donde todo es más caro.
El autor Edison a pesar de vivir casi como un ermitaño y de ya no poder trabajar por ser un escritor muy polémico e incómodo, usa a partir de su doceava novela Roxane, y sus continuaciones una especie de realismo socialista, que encumbra hasta las nubes y llega a convertir en épicos a sus protagonistas, y sus diálogos íntimos, para de esa manera, liberarse de la dictadura demencial de las circunstancias, creadas por el COVID 19, que nos obliga a vivir en una especie de suicida arresto domiciliario,y seguir intoxicándonos con la basura cotidiana de política y corrupción y crónica roja de los medios.
La obra literaria de Edison (Sam Scholl) siempre ha sido de escape intelectual para los que se consideran merecedores de más respeto para sus inteligencias y salud mental.
  • En Arena Blanca,la encantadora personalidad de Shangai girl Cristina, presentada, literariamente, ya como una mujer asiática, ya madura, y ya no como la preciosa chiquilla con que aparece en Roxane, es verdaderamente un caso magistral de la más pura penetración autodidacta en la creación sicólógica de un personaje femenino.
  • Sus dotes literarias autodidactas son las que precisamente incomodan a muchas autoridades media clandestinas y a veces Mafiosas que con sus GPS pueden incluso asesinar a intelectuales que se resisten a reconocer sus interferencias extranjeras en un estilo literario que retrata la vida de la burguesía de una manera extra confidencial como antes nunca se la había abordado.
  • Arena Blanca nos presenta un final sino feliz al menos de completa paz entre dos viejos amigos Shangai girl y Sebastian que viven ahora delos recuerdos de Roxi y de todos sus amigos a veces y muchas veces arropándose juntos en medio de una pobreza muy Salinera y conla visita de la corriente del Humboltd también a veces muy fría.

Reflexiones sobre ARENA BLANCA

Reflexiones sobre ARENA BLANCA
ARENA BLANCA

Reflexiones

LA FURIA ASESINA EN LA NOVELA NEGRA Mafia DE Edison Delgado Yepez

A los pocos, muy pocos alumnos que tuve invariablemente les urgia a que escribieran usando sus estados de ánimo y si estaban locos de rabia, que igual escribieran sus manuscritos literarios pero mentalizándose, metiéndose en el papel como si fueran unos jefes de la Mafia.

En mis obras literarias negras el primer protagonista que es un verdadero demonio, una máquina de matar es Greg Spanolopus, que por motivos personales; -a su hija no la casan con el hijo del jefe Renzo- en un momento dado desata una guerra brutal entre familias criminales y en las que al parecer como en el caso de la vida real del fogoso Toto Riina, quiere matar a todos, y en mi novela Punta de Arena, tiene que intervenir Milwaukee Phil para acabar tanta carnicería o purga.

Un caso menor es el de Tony Luca que después de llegar de supervisar uno de sus tantos bares de strippers con violencia la saca del baño desnuda a su esposa para meterle una golpiza delante de su tierno hijo, que en vano le suplica papi por favor, y luego la trepa desnuda al auto para llevarla al desierto y pegarle un tiro en la cabeza y es ella al revelarse y decirle que lo haga que ella también hace todo lo que puede con el crio, se detiene.

El más temible de todos es también Tony Miraglia, hermano mayor y brutal brazo armado de Esteban y que desde la cárcel le ordena a Tommy Robin matar con pistola con silenciador a un periodosta que de pronto lo puso como un demente por un comentario lleno de exacerbada suficiencia intelectual sobre algo que él conoce muy bien y que no quiere que cambie.

También hay un agente de la CIA, Rocky Palmera, que se expresa con violencia a la hora de ofrecerles a los hermanos Nolte un contrato para cometer un Magnicidio.

Cuando Pick Up tiene su combate más peligrosoen la Penitenciaria, la furia asesina de su contrincante con todo el cuerpo tatuado y que más parece que lo quiere matar ahí estoy retratando la furia que ví en otros púgiles a lo Mike Tyson que vi en los cuadriláteros del CAMAL de Guayaquil , la típica furia asesina de la gente de la calle.

Este recurso literario de escribir usando los estados de animos, siempre impacta profundo y a veces lesiona sensibilidades de personas delicadas en lo estético, pero ese efecto colateral no se puede considerar una falta de respeto al público y a los lectores, porque es esa violencia, ese tipo de lectura fuerte y recargada, es la que buscan otros tipos de lectores de culto de novelas negras que buscan desesperadamente.

Edison

Edison
Edison

Danni y Joey en entrenamiento paterno

Danni y Joey en entrenamiento paterno
Danni y Joey

Danni y Joey

Danni y Joey
Danni y Joey

Danni

Danni
Danni

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EL DURO OFICIO DE RETRATAR LA TRAGICOMEDIA DE LA VIDA EN LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, INEPTITUD Y ARENA AMARILLA

La literatura autobiográfica, surge en mi vida, durante el 2005 y se extiende hasta el 2008, como la solución final a un punto de inflexión en mi capacidad imaginativa.

En realidad desde 1988 hasta el 2005 ya se había agotado bastante la línea narrativa que venía siguiendo de recrear todo un mundo social surf y una sociedad que vive junto al mar y también la literatura autobiográfica fue una vía de escape a la censura brutal y horrorosa que me perseguía y que me sigue acosando y poniéndome trampitas.

Joey Pulido, senior, mi alter ego, es el mismo luchador utópico, que con sus propios pies , se va a meter en el berenjenal y se va a enredar en el corrupto y complicado mundo de la sociedad de la comunicación del Ecuador, que es un país desde siempre catalogado como ingobernable.

Pulido empieza a trabajar como vendedor de toda clase de cosas y ya hasta le falta ponerse a vender aviones, y de gana y al fin nunca queda bien despejado el punto en su primera novela LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, (2005), el porqué se mete a escribir cartas como un loco a las direcciones de los periódicos EL GLOBO y del PANFLETO RADICAL.

Todo lo que hace Pulido es perder y esa es la regla general, en su vida, perder, fracasar, y sufrir, martirizándose por un ideal ¡yo que nací con mi idea!, el de vivir en un Ecuador libre y democrático.

¡Pero el Ecuador y sus fuerzas organizadas de la sociedad son históricamente famosas por ser ingobernables e ingratas!

Con sus cartas, Joey Pulido no hace mas que perder sus trabajos y con la interferencia de de la sociedad de la comunicación también termina perdiendo toda su vida que son su familia su esposa e hijos.

LLEGARAS TARDE A LA PLAYA e INEPTITUD son una tragedia literaria moderna del siglo XX dentro del realismo literario del Ecuador.

¡Y por demás cómica!

Por la filosofía de resignación , sacrificio y lucha inútil con que el propio Pulido afronta sus desdichas laborales, familiares y su eterna derrota contra la censura de la sociedad de la comunicación más apátrida que ecuatoriana de los periódicos EL GLOBO y EL PANFLETO RADICAL.
En LLEGARAS TARDE A LA PLAYA e INEPTITUD, además de ser un recuento jocoso de su historia laboral, Pulido, también lo lleva a reflexionar al lector y a remontarse a unas alturas y unos vuelos intelectuales que lo llevan a los lectores hasta los niveles de la estratósfera, pero de un espacio sideral con mucho sentido del humor.

¡Vaya rara combinación de géneros literarios!

Tragedia y comedia quedan fundidos con sus realismos horrorosos con que Edison Delgado Yepez (Sam Scholl), pinta el medio y entorno social que lo rodea.

La paulatina decepción -por ejemplo-, amargura, y odio de su esposa Penélope, por sus fracasos y esperanzas y vueltas al fracaso, que terminan confundiendo a su hijo adorado, Danni Pulido y luego no tanto a Joey, jr, que no alcanza a ver ni vivir el tráuma de la disfunción familiar y su posterior y desastrosa violencia intrafamiliar.

Todo el rollo también enferma y contagia con verdadera insanidad mental y trauma a sus padres, en cuya casa familiar en una colina de Salinas Ecuador, se desenvuelve toda su desgracia con mínimas victorias pírricas que al final no hacen más que confirmar su fracaso general como pater familia y bastión financiero de su hogar.

La interferencia de la sociedad de la comunicación en la vida privada y hasta sexual de Pulido lo lleva por dos ocasiones al borde de la autodestrucción al verse obligado a vivir en la casa de sus padres.

El problema de mayor envergadura es la diferencia abismal entre la cosmovisión siempre política de la sociedad de la comunicación a diferencia -con notable diferencia-, una diferencia radical a la de Joey Pulido formado con una cosmovisión completamente apolítica y he ahí la raíz maligna de la tragedia personal no solamente de Joey Pulido, senior, sino del Ecuador entero.

Al destruir a Joey Pulido, los que lo planifican y ejecutan lo hacen con antiguas reservas de odio irracional y apátrida contra todo el Ecuador.

Los ideales de Pulido se van a estrellar contra los narcisismos y egocentrismos políticos de los más cínicos protagonistas políticos de la historia del Ecuador.

Para cuando Pulido abre los ojos y al fin reacciona intelectualmente, comprende que le faltó un mejor y profundo conocimiento y estudio de la historia del Ecuador y eso lo habría prevenido y evitado llegar a ese desastre personal al dejarse arrastrar como un tonto por un ciego y absurdo idealismo.

Reflexiones

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LA DESNACIONALIZACION DEL DINERO EN EL ECUADOR

LA DESNACIONALIZACION DEL DINERO EN EL ECUADOR

Con la dolarización en el Ecuador no es que se desnacionalizo completamente la economía ecuatoriana sino que surgió en la historia económica del Ecuador el bimonetarismo, ya que hay en circulación dentro del mismo territorio nacional el dólar norteamericano y el dólar con imágenes de Juan montalvo, Olmedo y Maruri y el de una indígena con moño.

La estabilidad económca tan ansiada no fue para todos porque permaneció en el Ecuador el esquema empresarial y público de los 90's en que se busca sin ninguna hidalguía tratar con humillación al trabajador y sin reconocerle sus horas ectras y muchas veces su salario bien ganado; por lo que ahora se les recomienda a las diferentes Cámaras de Comercio, Industrias y Producción en el Ecuador que apunten con esmero a la robótica y de esa manera puedan disfrutar de sus millones con mano de obra esclava que tanto necesitan.

La dolarización comenzó a ser saboteada con un plan acumulativo de más de cuarenta programas tributarios y ahora con un programa que más parece un proyecto económico de destrucción del Ecuador, donde tanto nacionales como extranjeros sacan los dólares fuera del país por contenedores ocasionando una catastrófica restricción económica que ya no hay ni billetes ni suelto para comprar un chicle, una fruta o un caramelo.

Ante esta situación que más parece el preludio de un apocalypsis zombie, viene la brutal elevación de los precios, que como ya es costumbre en la historia del Ecuador son siempre los justos los que terminan pagando por los pecadores en lo que a medidas económicas se refiere.

¿Cuál sería la solución ante esta catastrófica situación?

La solución sería que el PRESIDENTE del ECUADOR Continental e Insular firme un decreto legalizando el poder liberatorio de monedas duras dentro del Ecuador como el Yuan chino el Yen japonés y el EURO y ése sería todo el remedio para este tan patapúfete problema que nos azota y enloquece a todos los ecuatorianos.

¿Y cómo se llevaría la contabilidad de TODA ESTA GIGANTESCA OLA DE DINERO O TSUNAMI DE DINERO que se nos vendría encima metiéndole una buena patada en el culo a la restricción económica?

Simple y sencillamente teniendo a nuestro viejo y fiel dólar como moneda PATRON de referencia en valores compras en lo que poder adquisitivo de las otras monedas se refiere.


Intento de asesinato

Intento de asesinato
Intento de asesinato

Intento de asesinato

Intento de asesinato

Locales muertos en terremoto de Canoa Ecuador

LISTADO DE PERSONAS QUE MURIERON EN EL FATIDICO TERREMOTO EN CANOA ECUADOR EN EL 16
* Darwin Ruben Ontaneda Pizarro
* Maria Amparito Leon Gualote
* Yoselin Gisella Ontaneda Leon
* Alejandra Beatriz Rosado Zambrano
* Juan Alexander Flores Rosado
* Diana Pilar Salazar Estacio
* Ruddy Rodolfo Ramirez Chianoluiza
* Mirian Maritza Velazquez Baque
* Bernardo Melecio Velazquez Merchan
* Maria Monserrate Zambrano Chavez
* David Alejandro Plaza Salazar
* Rocibel Valentina Alarcon Arevalo
* Luis Francisco MaciasJaime
* Emiliano Narciso Murillo Dominguez
* Cruz Maria Vargas Delgado
* Dania Esther Guerrero Vargas
* William Eduardo Velazquez Baque
* Manuela Molina
* Mayra Carolina Catuto Chue
* Carmen del Rocio Macias Rodriguez
* Lisseth Estefania Pilco Silva
* Carlos Andres Pilco Silva
* Jose Marcelino Oña Ronquillo
* Gabriela Elizabeth Parra Celi
* Elina Estefania Ruiz Ordoñez
* Mariuxi Paola Mendieta Santos
* Leonidas Elvis Mendieta Mendoza
* Franklin Avilez
* Betty Maria Gomez Delgado
* Felix Anibal Ulloa Espinoza
* Gonzalo Proscopio Murillo Tello
* Darwin Alejandro Velez Zamorano
* Estrella De Los Angeles Cedeño Vera
* Eidan Abel Enrique Cercado
* Karen Gabriela Moreira Chanoluiza
* Matias Daniel Ganchoso Moreira

Listado de persona muertas en terremoto Canoa Ecuador

Listado de persona muertas en terremoto Canoa Ecuador
Listado de personas muertas en terremoto Canoa Ecuador

Joey Pulido

Joey Pulido
Joey Pulido

Joey Pulido

Joey Pulido
Joey Pulido

Joey Pulido

Joey Pulido
Joey Pulido

Joey Pulido y Danni y Joey, jr Pulidos

Joey Pulido y Danni y Joey, jr Pulidos
Joey Pulido y Danni y Joey, jr Pulidos

Danni

Danni
Danni

Danni

Danni
Danni

Joey,jr

Joey,jr
Joey,jr

Joey, jr

Joey, jr
Joey, jr

Danni

Danni
Danni

Danni y Joey,jr

Danni y Joey,jr
Danni y Joey,jr

Terrorismo privado en Guayaquil

TERRORISMO PRIVADO EN GUAYAQUIL
LOS DERECHOS CIVILES Y CONSTITUCIONALES NO EXISTEN EN GUAYAQUIL Y NO HAY NADA QUE CELEBRAR EN SUS FIESTAS DE FUNDACION.

Se a vuelto una costumbre patética y legal violentar los derechos Constitucionales de los guayaquileños, cada vez, que ellos entran a cualquier centro comercial grande o pequeño, porque los servicios de seguridad electrónica privada ESCUCHAN todo lo que las personas al ingresar al recinto dicen y son monitoreados como posibles sospechosos todo el tiempo por unos guardias de seguridad y supervisores por demás ineptos e insolentes, porque cuando los verdaderos delincuentes quieren hacer de las suyas entran y se llevan todo delante de las narices de estos fortachones, altotes y abusivos miembros de una seguridad privada, que lo único que ofrece después del asalto es un video que capta el momento del robo o del acto delincuencial en cuestión.

¡Y encima todo ese andamiaje de atropellamiento de los más vitales derechos Constitucionales, supuestamente, son para nuestra seguridad!

Esta violación a los derechos humanos y Consttucionales, también se practica en los ascensores de los edificios nuevos y hasta en los taxis amarillos y todo es escuchado también por la policía nacional en su mayoría serrana, que sigue todos los pasos de las personas que no son adictas a la revolución ciudadana y que visualizan un Ecuador y un Guayaquil sin la peremnización en el poder de Correa y Nebot.

En los aeropuertos de Quito y de Guayaquil y en las entradas a las ciudades principales del Ecuador se deberían colocar sendos letreros que les avisen a todo el mundo que tanto en Guayaquil como en Quito está prohibido la vida privada de las personas y que incluso dentro de los baños públicos hay cámaras de vigilancia para atropellar la vida privada de todo el mundo.

¿Pero qué podemos esperar de la sociedad civil con respecto a este tipo de actitudes abusivas y quebrantadoras de la ley y de la Constitución si los medios de comunicación privados del Ecuador son los número uno en enfermar las mentes de los miembros de la sociedad con programas de REALITY SHOWS, que consisten en la persecusión de una cámara o loco camarógrafo a un individuo determinado y esa porquería y cholería cubana de CASO CERRADO como si a los guayaquileños les nutriera intelectualmente los escándalos judiciales de la MOB cubana o de iberoamérica?

Y la televisión gringa no se queda atrás con una mentalidad fascista en la que sólo nos presentan policías investigando crímenes y creando una mentalidad de sitio a favor de la paranóia y del terror civil de los dueños de canales de televisión en contra de todo el mundo.

Esta porquería de televisión que asesina los riñones de los disidentes comenzó a legalizar la violación de los derechos Constitucionales de los ecuatorianos desde la llegada de la desgraciada social democracia al Ecuador en 1988.

Novela Sociedad Libre

SOCIEDAD LIBRE

Querida Ruth:

Te extraño. ¿Dónde estás?

Me encontraba acostado, paralizado sobre una alfombra de arena blanca. No podía moverme. La marea subía lentamente como el pesado desplazamiento de un reptil de Comodo y yo me alegré al sentir las lenguas de mar, heladas, que refrescaban mi piel torturada por el sol.

Pero no podía moverme. Cuando el nivel del mar, amenazaba con ahogarme, me preocupé. Pero no podía ni abrir la boca. Creía que se trataba de mi fin. El agua salada, subía y subía, y no me quedó más remedio que aguantar la respiración...

Eso es lo que siento al no verte.

Cuando ya no podía más y cuando mis pulmones amenazaban con reventar, casi al borde de la inconciencia... apareciste como una diosa griega, Démeter la diosa antigua de la Tierra. Tu boca, tus labios afilados como los de un ave, se posaron en los míos y me transferiste tu aliento.

Oh, esencia incorpórea y vital, que conservaba el calor en mis pulmones y que me proporcionaría más tiempo de vida.

Y, luego, pude moverme...

Salí, desesperado, a la orilla, pero te habías quedado lejos de mí. No podías estar conmigo...

Así me siento ahora.

Ahora tengo que aprender a vivir sin ti.

¿No te das cuenta que me hace mal estar sin tí?

No puedo dormir.

Te sueño a cada instante. Cierro los ojos y siento en mi rostro tu aliento, lleno de pasión, confusión y duda y ternura.

Tu pelo, negro griego, cayendo sobre tu rostro. Tu vagina, caliente y empapada, mordiendo, atrapando mi pene, que gotea semen de sólo pensar en ti.

Y te ensartas en mi cuerpo. Como un anillo de bodas. Quieres ser mía y pertenecerme, como un sueño por largo tiempo deseado y que se ha convertido en realidad.

Me estoy volviendo loco por ti.

Escucho una canción de Cheap Treack y pienso en ti.

Con mi mente te daré lo que necesites. Mantendré la llama de mi amor encendido.

Donde quiera que estés o vayas, estaré contigo. Te extraño.

¿Cuándo podré tocar tus manos, oír tu voz, susurrarte mis deseos en tu oído, oler tus fragancias, -¡y por Dios!-, sentir tu vientre junto a mi mano o mi pierna?

Creo que lloraría, de doloroso placer, si te pudiera besar las piernas, recorrer con mi lengua tu espalda y morderte la nuca.

Amarte, amarte, penetrarte, sentir mi piel que se enciende con la tuya, que se resiste. Estás estrecha, pero porque estamos impacientes de introducirnos en un territorio prohibido por los dioses.

El otro día te confundí con una chica en Cozolli’s pizza. Te extraño. Estoy agotado. Necesito verte, oírte. Necesito terminar mi novela para convertirte en una diosa inmortal.

Tal vez te parezca demasiado fuerte, pero, me masturbo contigo al hacerle el amor a mi ex esposa. A veces lo hacemos. Imagino que te penetro a ti y me corro enseguida.

Estoy perdido sin ti.

Escucho tu música y me transporto a tu lado; la piel de mi rostro se restriega, suavemente, en tu cara de pájaro.

Me pides, me exiges y yo estoy pronto a mimarte, abrazarte, a hacerte sentir como una niña protegida, tierna y adorada como nunca antes.

Tu pelo oscuro cae sobre mi cara como una noche sin estrellas y te amo. Huelo tu cuerpo y recorro con mis sentidos tu piel suave, esponjosa.

Hoy me dormí y soñé que estabas junto a mí, desnuda, y que jodíamos maravillosamente.

Tu traje blanco era como una nube que escondía tu cuerpo rosa y tus manos me atendían con piadosa dulzura. Nunca había necesitado que me lavaran y me atendieran o que me dieran de comer.

Me administras las dosis de medicina y te dejas tiempo para conversar conmigo, aun cuando estoy paralizado por la depresión y la angustia.

Siento un terrible dolor en la columna, la cadera, las piernas y atrás de los testículos, cuando no me inyectas a tiempo o cuando así me lo parece. Ayúdame Señor, ya es bastante el sufrimiento físico como para padecer también el mental.

Un colega de la Universidad me escribe:

Estimado Sam:

Hace una semana estuve de visita en tu nuevo departamento, la habitación del Hospital, pero no me dejaron verte.

Sinceramente, espero que te encuentres mejor. También espero que haya llegado a tus manos aquella nueva traducción - de la Iliada, que te prometí y el libro de Suetonio.

Tus alumnos te extrañan, pero tengo la ligera sospecha que más para desengañarte, que para coincidir contigo.

Harold

Así es como están las cosas en mi vida.

Casi nunca se hacen presentes las muestras de consideración y estima. Si existe una solidaridad peor, es aquella que es invisible y muda.

Hoy me desperté encantado.

Te pude ver por un largo espacio de tiempo y mi imaginación calenturienta te proyectó en el tiempo. Te ví madura, sobria y hermosa como una locutora de televisión.

Te imaginé, con un escote que moría en el fin y nacimiento de tus senos. Tus manos. Quería besar tus manos, tus mejillas.

Morder tu nuca. Herirte, desgarrarte el ano, morder tus pies.

Quería sacarte de la rutina en la que te desenvuelves tan a gusto como un pez en el agua.

Tenderme junto a ti en una alfombra de arena y morder tu vientre, oler tus axilas y penetrarte hasta hacerte terminar.

¡Seguramente estoy loco!

Finalmente había llegado el día que había estado esperando por largo tiempo. A pesar del aire acondicionado, me sudaban las manos y aquel nerviosismo me hacía temblar hasta la punta del culo.

Johnnie Pick Up llegaría de un momento a otro. Mi boca seca me pidió más whisky y yo no me podía negar a mí mismo otro sorbo de aquel líquido, color canela, que rápidamente se me fundía en la sangre.

Figuras felinas, piernas esbeltas, largas, calientes se movían frente a Red Hughes. Todo el paisaje se convertía en una danza erótica, figuras extrañas, siluetas danzantes bailaban en torno a un tubo metálico, vertical, que se difuminaba en un claroscuro oportuno.

Y sin embargo era un día muy importante. Iba a dar el gran salto de Director de una firma auditora a Presidente de una compañía revendedora de noticias internacionales. ¿Qué papel desempeñaba Johnnie en todo esto? A Hughes le hacía falta un tercio del capital total para que las cosas se hicieran con el buen gusto y la distinción que él quería.

Johnnie, su viejo amigo de la playa, tenía al hombre que podía hacer ese tipo de favores. Una agencia de noticias internacionales era una empresa respetable, Red Hughes era un hombre conocedor de los números y de las proyecciones financieras. Los números eran su carta de presentación. Johnnie Pick Up le iba a presentar a Tony Accardo, el hombre que iba a convertir su sueño en realidad.

El ambiente estaba saturado de lujuria, perfumes violentos, que las chicas convertían en sudor fragante, que corría libre, como pequeños hilillos por sus cuellos, piernas y axilas lampiñas y deliciosas.

Casi podía oler la dulce humedad de sus vaginas en medio de sus glúteos.

¿Dónde estaba Johnnie?

Red sorbió un largo y quemante trago de whisky y después desenrolló un artículo internacional titulado: ¿Nuestro abuelo Neanderthal? y leyó: ‘...Los expertos en evolución humana han establecido que el moderno Homo sapiens y el Hombre de neandertal, homínidos musculosos de cráneo duro, coexistieron en Europa durante al menos miles de años. También es obvio que los Neandertales ya no existen, pero no se sabe qué ocurrió. ¿Los eliminaron nuestros antepasados en un acto de genocidio prehistórico? ¿O nos mezclamos con nuestros primos hasta que sus genes se diluyeron y se hizo imposible distinguir los suyos de los nuestros? Ahora hay pruebas para dirimir la cuestión. En Portugal, un grupo de antropólogos ha encontrado un esqueleto de unos 24.500 años que tiene rasgos modernos y Nearderthales. Los huesos, de un niño de cuatro años, habían sido cuidadosamente enterrados, teñidos con ocre rojo y enterrados con una concha marina perforada junto al cuello del niño, algo característico de los enterramientos del alto paleolítico encontrados por toda Europa. Lo más impresionante era la forma de aquellos huesos. Aunque los huesos de la barbilla, la mandíbula y el brazo se parecían a los del primitivo Homo sapiens, los científicos descubrieron que el torso corpulento y las piernas cortas eran más parecidos a los del Neanderthal. Esta mezcla de razas podría haber sido un hecho aislado, pero el niño vivió en una época en que las dos poblaciones llevaban entre 3.000 y 4.000 años compartiendo la península Ibérica. Erick Trinkaus, paleontropólogo de la Universidad de Washington y consultor en el proyecto, explica: ‘ No se trata de un solo Neandertal y un humano moderno haciendo el amor entre los arbustos’. Según Trinkaus, la única explicación es que los habitantes de la Edad de Piedra veían a los Neandertales simplemente como una tribu más. ‘Puede que tuvieran la frente más baja, la nariz más chata o fueran más corpulentos, pero en cuanto al comportamiento, la sociedad y la reproducción, eran personas como cualquier otra’...’.

Me encontraba en medio de aquella exploración del intelecto, a que me conducía el whisky, cuando una puta negra y alta, se me acercó para decirme al oído -, no había otra forma de hablar en medio de ese estruendo-, que Johnnie había llegado.

Afuera, una ola gigantesca tomaba una temible forma, elevándose hasta el cielo oscuro, donde flotaba una luna pálida, de color de plata, y luego la ola arremetió contra las rocas haciendo temblar la tierra.

SOCIEDAD LIBRE

FRAGMENTOS E INCOHERENCIAS SUBLIMES

A los seis años, cualquier joven vive una etapa de descubrimientos, de revelaciones, a esa edad somos impresionables, vulnerables, no tan inocentes, como ignorantes de los misterios y de los peligros de la conducta humana.

Wayne saboreaba un helado, mientras conversaba con una chica con el pelo tostado por el sol. Yo me sentía tan torpe y desubicado, pero lo miraba todo, lo registraba todo y aprendía.

Treinta años después, iba en un Mustang del 71 por la misma carretera hacia la costa, que había recorrido millares de veces.

En la radio escuchaba una melodía de los Beastie Boys:

- ‘You don’t stop…’

Iba hacer un alto en mi labor, como narrador deportivo, para escribir unas remembranzas del ídolo de mi juventud.

Era una sana costumbre pasar el invierno en la costa. Las familias preparaban con anhelante anticipación la seguridad de las villas; atrás quedaba la enfermiza, pero indispensable rutina, la ansiedad asfixiante era sustituida por la brisa marina y el silencio terapéutico del paisaje. La ciudad empezaba a anegarse por las lluvias, las moscas, los mosquitos y grillos, que por enjambres se pegaban a los puntos de luz.

Las ciudades, calles y plazas se convertían en espacios vacíos y fantasmagóricos.

El comercio de los informales también emigraba en busca del calor, la pegajosa arena, la brisa marina, el mar y al sabor del comino de los mariscos.

Todo aquello transmitía un mensaje claro: aquí había libertad.

Hasta los más humildes y los mendigos se trasladaban en transportes y las calles y esquinas, donde vivían de la compasión eran sustituidas por las arenas calientes y las noches tibias y pobladas de estrellas.

En aquella confusión, imperaba el hedonismo donde se fusionaban tranquilamente los ricos y los mendigos.

Era un tejido social muy cosmopolita y sin clases sociales, donde el monarca absoluto era la igualdad, la libertad y la amabilidad.

El ruido y la agitación, alegre y desenfrenada, de la noche contenía conciertos en los que quinceañeros asistían y se paraban en los techos de los vehículos, todo eso, pronto daba paso al sosiego diurno, que era mil veces preferible a la esclerosis contaminada, maloliente y frenética de la ciudad que todo lo aturdía y desmemoriaba. Eran tiempos felices y soporíferos.

Después de un desayuno frugal, una pizza casera, un waffle, venía la quietud de la carretera, arena candente, visiones áridas, sedientas, poblados de rocas, cáctus que parecían de piedra y ceibos con torsos, unos femeninos y otros que asemejaban monstruos colosos.

En la radio tacaban música de Jackson Brown o de la banda Bread.

Nuestro destino era una modesta casita pintada de celeste y púrpura, herencia de mi abuela paterna.

Había la costumbre de ponerle nombre a todas las casas. Esta se llamaba ‘villa Gertrudis’.

Mi abuela era seguidora fanática de la escritora Gertrude Stein y la casa fue bautizada, así, en su honor.

La arena, las advertencias de los padres sobre el oleaje o a la excesiva exposición al sol, la dieta rica en mariscos, la gente de piel oscura y de carácter esquivo, todo formaba parte de otro mundo, de otra forma de ver la vida.

Pero nosotros no entendíamos de esto y tratábamos de llevar nuestras costumbres y comodidades a aquellos soleados parajes, con paisajes poblados de palmeras, cocoteros y arena caliente, sin tiempo.

Mi mundo empezaba desde la ciudadela Los Caibos y se terminaba al final del Policentro.

Con un monopatín comprado en Mar Bravo me deslizaba hasta las lomas de las Carmelitas y de ahí en adelante sólo existía la emoción de bajarse una y otra vez por la empinada pendiente con caídas y todo.

Y ahí comprendí, cómo te explico, vivir en la playa, me abrió los sentidos hacia otra raza, otras clases sociales, hacia diferentes condiciones de la naturaleza humana.

Hay un día en nuestras vidas, que es diferente a todos los demás, es el día en que uno crece; se trata de un crecimiento emocional, se produce un cambio, un florecimiento de la inteligencia hacia la madurez.

Estos cambios, son señalados por el nacimiento de un hijo, un matrimonio, la culminación de una carrera o la muerte. Son cambios decisivos e irreversibles.

La muerte de un ser querido, esa muerte que nos parece tan lejana de pronto se vuelve personal para dejar de ser algo en lo que no se debe pensar y cuando llega el momento nos dice: ahora te toca a tí.

Y está con nosotros, irremediablemente nos acaricia en las fiebres infantiles, los escalofríos, en el dolor punzantes de una infección y en toda paralización que nos inmoviliza en la cama.

Postrados, sudorosos, en pijamas, conservamos una fe inquebrantable sobre la pronta venida de la salud.

En aquellos tempranos días de mi infancia se jugaba a la raqueta pelota sobre la arena. Había que probar constantemente la pericia al devolver el golpe.

El viento transportaba la pequeña pelota y el ruido del oleaje y la radiación le daba a nuestras pálidas pieles un saludable tono rosa.

Entonces ocurrió aquello:

La diminuta figura de un atleta, ubicada en el horizonte y mar adentro estaba casi confundida con los destellos del sol.

Se deslizaba mágicamente sobre las olas. Esa primera imagen se quedó grabada en la mente, parecía que yo era el único espectador que apreciaba la belleza de aquella gimnasia sobre las olas.

Al punto pude comparar y asociar aquella visión con una publicidad del agua de colonia Old Spice.

De pronto el juego de pelota dejó de tener sentido para mí. Aquel deporte pasaba a ser la matriz, que una vez madura, daba a luz una nueva posibilidad de ver y entender la vida.

Y al fondo, aquella silueta teñida con los colores del sol, seguía imperturbable, ignorante por completo de ser el origen del despertar absoluto en la existencia de un niño. Deslizándose y cortando el mar, dando la impresión de estrellarse, con fuerza sobrehumana, contra las olas, contra la naturaleza y contra la vida misma.

Contra el mundo.

A través de la ventanilla del Chevrolet de mi padre, corría el desierto caluroso, seco y huidizo.

Era un mar de color crema.

Mi intelecto infantil lo asociaba a una gigantesca sopa de zanahoria blanca... y un cáctus a la distancia, tomaba la forma de un nabo, que flotaba, perdido en esa inmensidad láctea.

El entorno se inundaba de una animada conversación, mientras más nos alejábamos de la ciudad, más amena se transformaba.

Mi madre hablaba conmigo, se estrellaba con el silencio de mi padre al volante, y encontraba eco en la niñera, cuyos razonamientos y toda su cultura encontraban su único asidero intelectual en las telenovelas venezolanas.

Aquella pequeña y parlanchina empleada se convertiría en mi apoyo emocional, mi leal compañera, mi paño de lágrimas, mi cómplice aterrada y mi ama de llaves, es decir, casi una segunda madre.

El pequeño boxer paró las orejas, Wayne, sentado en la arena sembrada de conchas y cangrejos, buscaba el entendimiento, poder asimilar mejor todas las escenas, que pasaban delante de sus ojos.

El pequeño cachorro boxer gemía, movía las orejas, sacaba la lengua, la volvía a meter y luego iba de un lado para otro, con orine marcaba su territorio.

Observaba un surfista. Su espalda era amplia, sus brazos finos, musculosos, extendidos y en equilibrio, remaba y se desplazaba velozmente por entre las olas.

Atravesaba la corriente como un ondulante monstruo marino, de su cabeza salían unos rizos castaños, que por el efecto del sol, daban la impresión de tener la estructura molecular de finas sogas.

La moda. Se había convertido en algo actual llevar melena.

Pero no dejaba de ser llamativo, locuras que sólo podían aceptarse en la televisión, una empresa riesgosa que se atribuía a la juventud poco centrada y viril.

Una de las cosas con las que Wayne siempre tendría que enfrentarse era la incomprensión de la sociedad.

Habría que tener tiempo para comprender el poderoso y nefasto efecto de la vergüenza o de ser señalado por los perjuicios de los demás.

En cambio, aquellos personajes melenudos, psicodélicos y fanáticos del surf, que no parecían conocer otro calzado que las zapatillas, se sentían muy seguros de sí mismos, eran una raza de seres cuya especial perspectiva de la vida y cuya sensibilidad los convertía en superdotados. Gente que conocía un tipo de libertad más auténtica y real.

En el aeropuerto iba a encontrar a Wayne Buchanan. Ahí estaba él, en medio de una reunión de Hare Krsnas. Bailaban al ritmo de su música hindú, vendían incienso, flores y literatura espiritual.

LA ENTREVISTA CON BUCHANAN

El estruendo de una turbina aeronáutica nos dejó sordos y mudos por un instante. Su rostro expresaba felicidad, estaba rasurado al cero y en su cara pálida de vegetariano puro colgaban unos lentes.

De pronto el niño de doce años se paró y su pequeño cachorro boxer empezó a ladrar.

El atlético y temerario joven surfista, se situó delante de una masa de agua informe, ondulante de color azul.

Una gigantesca masa de agua, un espectáculo que pasaba inadvertido, ¿quién reparaba en las olas? ¿Por qué habrían de hacerlo?

El atleta fue levantado por la fuerza de la ola, aquella forma de agua como una gigantesca concha. Delgado y con la seguridad de un equilibrista, se situó en medio de la ola, se puso de pié y luego de lado, cortando en su base y a toda velocidad, la poderosa onda de agua salada, que ya dejaba caer un poderoso y mortal labio de bordes cristalinos que se convertían en espuma blanca.

Era espectacular.

El boxer movía la cabeza de un lado a otro, se rascaba. Junto a Wayne se sentó su gordo y mantecoso primo, colocó con toda la seguridad del mundo su gigantesco culo en la arena del Hotel Humboltd; perezosamente, lamía desconcentrado, un helado de manteca, comprado en un Frío frío, cercano y se unió a la contemplación del extraño marino y acróbata que se desplazaba rapidamente sobre las olas mientras luchaba contra la corriente poderosa del Humboltd.

Mar adentro, la figura humana descendió hasta la parte más recóndita de aquella forma tubular, compuesta por agua y que reventaba amenazadora una y otra vez sobre sí misma. En un momento dado el atleta pegó un salto, con tabla y todo, y salió disparado de la ola.

Wayne y su primo se miraron entre ellos con sorpresa. Pero la sorpresa se convirtió en admiración, cuando el atleta regresó a la ola sobre la tabla.

El surfista corría, se deslizaba sobre la azul y escamosa piel de la ola por efecto del viento, que se volvía y revolvía, dejando escapar, en cada ocasión, un fino vapor de agua salada.

WAYNE DIALOGA CON SAM

- Estuvimos casi cinco horas sentados en la arena, que se iba empapando por el crecimiento de la marea. En una radio lejana se escuchaba la canción típica de los Demócratas: Baby got back.

- Hacíamos pequeños agujeros en la arena. Los mayores nos preguntaron si nos apetecía un bocado o si queríamos protegernos del sol, bajo los inmensos parasoles de la familia.

Cuando el surfer salió de su sesión acrobática sobre las olas, a insistencia mía, mi padre lo llamó, tuvimos una pequeña conversación.

Mi padre trató de averiguar todo lo que pudo sobre el surf. Pronto le llegó la idea de que un surfista era un espiritualista grande y rebelde. Y que había gente que quería ser surfista por una idea equivocada.

A mi padre le pareció que aquel deporte nos alejaría de las esquinas y del vicio.

El deportista nos ofreció vendernos una tabla que ya no usaba y nos mandó a una playa para principiantes, llamada Chuyuipe, ubicada a la entrada de Ballenita.

Estaba tan emocionado, que aquella noche no pude dormir. Junto a mi cama tenía mi primer tablón. Era una flamante Union Carbide...,

Imaginaba, por adelantado, quería de un golpe, hacerme con todas las experiencias y conocimientos necesarios para dominar las olas.

En un momento aquellos delirios chocaron con las primeras luces del amanecer.

Los días bajo la calina del litoral transcurrían soñolientos, durante el almuerzo me sentía impaciente, pero estaba callado.

Mis padres se esforzaban por comprender el cambio. Sospechaban que un lazo se había roto dentro de mí y que ya no estábamos tan unidos.

Yo le había cedido la locuacidad a mi primo. Ignoraba sus bromas, que me parecían infantiles y tan fuera de lugar como el juego de raqueta pelota de la playa.

Ahora jugaba Fresbee sobre la arena o junto al loco de Red rodábamos a toda velocidad sobre la playa y derrapábamos una y otra vez con el peligro de volcarnos, pero eso nunca sucedió, y empezaba a adquirir cierto dominio con el plato de plástico.

Al parecer, mi primo no sufría ninguna transformación trascendental o íntima, o revolucionaria de crecimiento, y, bueno, eso, no era malo.

En aquella edad no existía experiencia más grata que acudir a los partidos de baloncesto en el coliseo cerrado.

En ocasiones se presentaban los espectáculos internacionales de patinaje teatral y artístico sobre el hielo. Era una especie de parodia de la Belle Epoque de la Francia de Guy de Maupassanat y de Tolouse Lautrec y también acudíamos a ver el show deportivo espectacular de los Globe Trothers, aquel equipo de baloncesto emblemático de Estados Unidos, lleno de movimientos acrobáticos.

El frío nocturno, el perturbador desequilibrio por no encontrar parqueo, el olor a palomitas de maíz, la sensación de los tickets en la mano, el rumor de los espectadores, el sabor caliente, y grasiento de los hot dogs y la sed que se calmaba con unas mini coca colas.

Aquella noche experimenté cierta calentura por la excesiva exposición al sol y me puse mal, pasé la noche tumbado en una hamaca, sintiendo escalofríos mientras recibía la brisa marina y concentrando mi atención en un poster de la Playboy.

Todo mi cuarto estaba tapizado de posters de surfistas famosos en una posición difícil sobre las olas.

Yo ya había oído algo sobre las sensaciones especiales que se experimentaba con el crecimiento, como si se tratara de un cambio de piel, pero una cosa es imaginarlo, intuirlo y otra experimentar la forma, vivir el suceso, y nunca había experimentado tal revolución en mis sentidos al menos no de esa manera. No sabía que me estaba convirtiendo en un hombrecito.

Mientras miraba el poster sentía el efecto del suero oral Pedyalite que enfriaba los ardores de la radiación y la fiebre. Los párpados se fueron cerrando en una oscuridad negra como la tinta.

DE REGRESO EN EL PLANETA TIERRA CON BUCHANAN

Me encontraba cinco minutos adelantado, esperando a Buchanan en la parrillada del gordo Daniel.

Cuando llegó nos sentamos y degustamos una entrada de panecillos de ajo, con salsa de queso picante, cortesía de la administración.

No esperé mucho. Pronto se me acercó un hombre flaco, alto, puro huesos, de unos cincuenta años.

El tiempo había operado un profundo cambio en él, era esa clase de cambios que se introducen en la mente y terminan dominando a todo el cuerpo, era como si a su cuerpo le hubiesen succionado todas las grasas de la vanidad, de la comodidad y del convencionalismo, para dejar un hombre aferrado a su espíritu, a una idea que no es de este mundo.

Usaba lentes y su aspecto correspondía a un pensador, tampoco tenía cabello que peinar, estaba rapado al cero.

El no tocó la carne ni la sangría que le invité. Su religión le prohibía consumir carne de animales sacrificados y beber licores embriagantes.

Cuando terminé de devorar dos piezas de parrillada, me invitó a que me suba en su Volkswagen y empezamos la segunda parte de la entrevista.

Tenía licencia profesional, adquirida cuando trabajaba en una camaronera de su amigo Udall, y conducía por en medio del tráfico con coordinación y tranquilidad, como en un viaje astral, hasta que finalmente, llegamos a nuestro destino.

Al entrar al templo Krsna, fui invitado a presenciar una escena sagrada de culto oriental. Descalzo y al nivel del suelo, respiraba la atmósfera, saturada de inciensos multicolores, que despertaban mi interés.

El sándalo se me introducía por las fosas nasales y me transportaba a algún paisaje paradisíaco de la India.

De pronto el lento y suave ritmo de los címbalos sufrió el acompañamiento del tambor hindú llamado mirdanga y me transporté, poco a poco, y completamente, a una espiral de emociones, casi frenéticas, de mucho significado espiritual y creo, me pareció, que por un momento vislumbré, muy por encima, muy fugazmente, el nirvana.

MEEKER SHARKEY & DILEO, era el mensaje que mi primo llevaba grabado en la camiseta, letras blancas, fondo negro.

Ahora él, también tenía una tabla, marca Linden, pero ni el ni yo, teníamos una idea clara de la locura en la que nos habíamos metido.

Estábamos en pleno aguaje del día de los difuntos y nuestro recorrido empezaba en el Humboltd, seguía por Chalela, Dos tetas, Olas Verdes, Dolphin, Shark Bay, La Cueva, La Posada, El Faro, El Pelado, y, finalmente Engabao.

Habíamos madrugado para llegar a nuestro destino a pié. Para llegar, había que caminar bordeando la costa unas veces arenosa y otras de piedra pulida y lavada por el mar.

Mi primo, como un Sancho Panza moderno, nunca dejó de dudar de mi cordura.

Caminaba a mi lado y en su hosco silencio, algo extraordinario ocurría allí, podía oír todas sus maldiciones, recriminaciones, sus agonías y su profunda sed, desgarradora, incontrolable y el agobiante sufrimiento de tener que caminar por parajes sobrenaturales y de angustiosa soledad. Sobre todo la sed, se moría de sed y aquel sufrimiento era incomprensible para él. Pensaba:

‘...Tal vez el sol aplicado en exceso sobre la cabeza de mi primo lo ha tocado un poco... ¿no sería mejor disfrutar de unos sánduches acompañados de agua helada de coco? ¡No!...’

Caminábamos por un sendero, estrecho y remoto, en busca de quién sabe qué revelación, que lo tenía obsesionado.

Cuando llegaron pudieron ver un grupito de locales, flotando sobre sus tablas de balsa.

Un mar celeste, sobre una superficie de espejos embriagadores de color dorado.

Para Wayne aquellas presencias de piel oscura y ojos achinados eran un ingrediente nuevo, exótico, lleno de misterio, un nuevo significado de la vida. Los locales habían ido absorbiendo por ósmosis aquellas nuevas formas de expresión cultural y deportiva de los blancos. Eran una manifestación de amor por el mar, que los fascinaba, por cuanto tenía mucho de inexplicable. Ellos vivían junto al mar, pero no lo veían como algo para divertirse, le tenían respeto y era también la única forma de sustento primitivo, que conocían. Querían, en algunos casos, lo que no tenían:

Ciudades, comodidades, vicios citadinos, y, en cambio, se extrañaban y divertían al ver a los turistas frecuentar con fuerza irreductible las olas, que para ellos no representaban absolutamente nada. Hasta que lo intentaron, y entonces, quedaron atrapados del puro gusto.

Mi primo buscaba afanosamente una cueva que lo protegiera de este sol de justicia; finalmente encontró una sombra protectora de un ceibo y luego se puso a sufrir. Básicamente, toda su vida consistía en sufrir. Sufría por ser gordo; en el colegio se burlaban de su gordura y de su forma de hablar que a veces tartamudeaba, y lo peor de todo era que sufría por la falta de comida. Y cuando no tenía por qué sufrir, sufría de pensar, que todo era demasiado bueno para ser verdad.

¿Pero, qué podía hacer él al respecto? Nada. Y como era cobarde en extremo, como para emprender el regreso solo, decidió que no tenía más alternativa que sufrir de sed hasta morir, viendo a unos locos, que seguramente, estaban tan locos como su primo, deslizarse entre las olas de un mar enfurecido por el aguaje del día de los difuntos, con el riesgo de partirse la piel y desangrarse entre aquellas rocas filudas. Pensó:

‘...¡Qué locura!...’ mientras se enjugaba como podía el sudor que le empezaba a correr por los ojos.

Wayne, -absolutamente divertido- y desde la rompiente, le hacía señas para que entre. El pequeño y mantecoso primo se limitaba a mover la cabeza, de un lado para otro, en señal de resistencia y pensaba:

‘...A este maldito lugar que me has traído, cualquiera se puede morir de insolación y encima quieres que me ahogue...’. Y al momento, allá en el horizonte, la figura de un local, remó delante de una ola totalmente hueca, crispada y a punto de reventar. La tubular y espejeante masa de agua, impulsó a esta figura humana, que parecía estar totalmente conectado con aquel equilibrio imprescindible. Descendió hasta llegar a la parte más profunda de la concha marina, como si quisiera estar cerca de la espuma.

Todos remaban para escapar de la espuma, remaban, pasaban las cristalinas paredes de agua, totalmente iluminadas por el sol, y cazaban la mejor posición para deslizarse.

El viento era una brisa dulce y refrescante, que les golpeaba en el rostro, Wayne remaba, también. Al principio torpemente, pero luchaba, no se resignaba a perder el equilibrio. El presentir, el adivinar el placer futuro y fugaz de deslizarse sobre el mar, lo compensaba todo.

El primo, desde la orilla, no pudo ignorar aquella escena, nadie podía sustraerse a la magnificencia, no se podía dejar de apreciar cierta belleza, cierto coraje, había una forma de vida antigua, y atractiva, ahí. Un dominio feroz, viril y desafiante de la naturaleza.

Pero, como una resaca, la vieja idea de lo convencional y establecido, el sufrimiento conocido, le hacía dudar de las emociones nuevas que experimentaban sus sentidos y pensaba: ‘...Loco, ¡Loco!...Loco...’

Nuevamente un local, tal vez tres años mayor que Wayne, remó ante una ola coronada en lo alto por un espumarrajo blanco que caía sobre la onda, la pared de agua de color verde. Bajó sobre la onda de agua, con una pericia admirable, hasta finalizar su descenso con un corte sobre el nivel del mar. Luego, como un gurú hawaiano, se introdujo magistralmente en un tubo acuático en permanente agitación. Los ojos de Wayne y los de su obeso primo se salían de sus órbitas. Cuando el muchacho se iba acercando a la orilla se fue posicionando en la punta de la tabla, a lo Peter Townsend.

Pegó un salto y diestramente agarró su tabla de balsa, que la colocó bajo el brazo, y se sentó a lado del primo de Wayne, que lo miraba lleno de sentimientos indescriptibles.

De pronto, como un soldado bisoño, el primo gordo hinchó el abultado pecho, lleno de coraje, y se lanzó al mar furioso, completamente loco.

LA ENTREVISTA

Subimos por unos peldaños de madera vieja, pero olorosa a incienso y flores. Un olor dulce, rancio e indefinible, nos envolvió completamente. El aspecto de Buchanan era el de un monje Krsna algo risueño, con sus ojos tras los lentes un poco alocados. Me invitó a degustar un alimento santo llamado Prasada. Prasada significaba: ‘la misericordia del Señor’.

Charlamos nuevamente sobre su vida. El no comprendía mi interés por el pasado en la misma medida en que yo era ignorante de aquella filosofía de desprendimiento y renuncia, que constituía todo su presente y futuro.

El alimento que me brindó, era un manjar exquisito a base de verduras, arroz y especias importadas de la India. Tan rápido como lo consumí, desapareció de mis vísceras. Luego, me dijo:

- Entre todos los locos que he tenido por aquí, tú eres el único que se interesa por mi vida como surfista en lugar de la filosofía Krsna.

Y era verdad. El mismo asombro e incredulidad detecté, cuando mantuve una conversación telefónica con su padre, él me dijo:

- ¡Un libro sobre mi hijo! ¿Oiga, qué clase de broma es ésta?

Seguimos con la entrevista.

EL TIEMPO

En la costa transcurría como el imperceptible descenso del polvillo de un reloj de arena. No había forma de apresurar las cosas.

A diferencia de la ciudad, la costa no se tragaba al individuo con su ritmo enfermizo, que tarde o temprano convertía la vida de los hombres en una pobre y mediocre existencia sin sentido alguno.

Manejar el Chevrolet de mi padre para ir al supermercado TODO o al 7-11, fue el primer gesto de confianza de mi familia.

Buchanan gozaba de aquellos breves momentos de control e independencia, ya que empezaban a tratarlo como adulto. Encender correctamente el vehículo, sin hacerlo toser y sin que se apague, meter los cambios correctamente, utilizar el espejo retrovisor y el cláxon ante el descuido de un niño juguetón y distraído.

También era la oportunidad de dar una vuelta por la casa de Claudia o ir a ver a Vivian y hacer rápidamente el amor en el asiento de atrás, para terminar empañando los vidrios.

Mi padre estaba orgulloso de su familia y tenía una esposa cariñosa y prudente. Le cocinaba los platillos preferidos y lo acompañaba al club de squash.

Mi padre se quejaba y gruñía. No había cosa más estúpida para él, que los países desarrollados copiaran las estupideces y las insensibilidades de los subdesarrollados. El nepotismo, las democracias sanguíneas, el nacionalismo fanático, la cleptocracia, la falta de seriedad y entendimiento de los países desarrollados, el poco empuje que le daban las autoridades públicas al cruce cultural para afianzar el mundialismo, la falta de visión en la rehabilitación de la delincuencia. Wayne dedujo que leer el periódico era una forma de corromper la mente con el pensamiento inferior de personas que no sabían lo que estaban haciendo, pero, desgraciadamente, era la puerta al mundo de los adultos. Cada vez que su padre leía el periódico era como ir a encontrarse con la opinión de un grupo bien consolidado de enemigos.

SARA SMILE

¿Cómo era Sara, mi madre? De muy pocas palabras cuando algo no le gustaba, pero cuando llegaba a sintonizar con una persona, hablaba, abría la boca, toda la confianza, todo su corazón con todos sus prejuicios –a veces hirientes y castradores- se abrían paso como la lava volcánica como si se tratara de la cosa más normal del mundo.

Había conocido a mi padre en una fiesta de la Universidad. En una noche de arrebato, llenaron la solicitud de amor y el Señor Todopoderoso la firmó y de esa manera llegué yo. Su padre la invitó a salir del refugio hogareño porque estaba embarazada de un hombre casado y no estaba de acuerdo en apoyar a una madre soltera, pero cuando el padre de su hijo se divorció y le propuso matrimonio, ella cogió el teléfono y lo invitó a su padre a la ceremonia que aceptó con lágrimas en los ojos y voz temblorosa.

TODA UNA VIDA EN CHUYUIPE

Empecé a correr olas en Chuyuipe. Pasé dos años remando, estudiando todas las variantes del equilibrio sobre la tabla. Cayéndome una y otra vez, ahogándome hasta llegar a perderle el miedo a las olas más altas de la temporada, y hasta llegar a amar este deporte tan complicado.

Conocía diferentes tipos de olas, experimentaba los diferentes tamaños, diferentes formas acuáticas. Empezaba a perder el miedo a las olas altas a las que llamábamos mama rusas.

Mi padre observaba, ocasionalmente, pero aterrado.

Mi pasión por este deporte peligroso en extremo lo desconcertaba y decidió, que si iba a practicarlo, necesitaría toda la ayuda de Dios. Me envió –con tabla y todo- a un retiro cristiano que se iba a realizar en Ballenita. Conocí a una chica que se quedó a mi lado para siempre: Gabriela.

Sus cabellos dorados, su rostro de manzana, infantil y pecoso me miraban con curiosidad y animación.

La religión era un rito místico de entrega al prójimo, en cuyo rostro se reflejaba la imagen de Dios. Entrega y consagración, un acto de comunión y de prédica, de silencio, de madurez y reflexión.

Tanto reflexionar y meditar sobre los misterios divinos y el origen del Universo, sobre el sentido teológico de la vida nos abrió el apetito en forma extraordinaria. Con Gabriela compartíamos sendos sánduches de jamón con mantequilla y queso. Compartíamos las noches silenciosas y llenas de constelaciones. Arrullados por el murmullo de las olas, sobre la orilla, conversábamos sobre cómo sería nuestra vida si nos uniéramos en matrimonio. En una ocasión, mientras jugábamos al escondite, fortuitamente nos encontramos debajo de una cama, y, con el corazón palpitante, nos besamos apasionadamente, tanto, tanto, que Gabriela lloró y yo me asusté de muerte.

- Esta bien, esta bien, - me dijo, tranquilizadora y llorosa-, pero no lo vuelvas a hacer.

Desde entonces, cada vez que hacíamos filas para comulgar, nos mirábamos con ojos chispeantes; aquella mirada de feliz complicidad y ternura, que sólo poseen dos almas que comparten un dulce y eterno secreto. Nuestro amor sería eterno. Formábamos una pequeña parejita, y, muy seria, me acompañaba vigilante a mis sesiones de surf. Cuando terminó el retiro espiritual, ella se fue, llorosa, al Guayas y yo me quedé, con mi tabla, junto al indómito océano.

Tomar en serio el surf significa sufrir insolaciones, en las que te quedas ciego, con los ojos cocinados por la sal y el sol.

Significa correr el riesgo de padecer fiebres delirantes, padecer asaduras en las tetillas y en las entrepiernas con el contacto de la cera, el sol y la arena.

Inmovilizaciones en la cama por las quemaduras del sol en la piel, cortarse con las rocas en las piernas, los pies, sufrir estrangulamientos con el cordón de la tabla, mientras te revuelca una ola hasta la orilla. Buscas la superficie y te encuentras con el lecho marino. Caminar sobre arena tan caliente que sientes la quemazón en el mismo centro del cerebro, recibir un tablazo o el golpe y el corte de las quillas de otro surfista, y, por supuesto, largas sesiones de culebreantes carreteras, sinuosas, sedientas, cintas de asfalto en medio de un sol abrasador o de una noche negra y fría como la tinta.

Al final de la secundaria me gradué con sobresalientes en el Rubira, y me nombraron abanderado, pero, la graduación que más me interesó era la que yo había conseguido, o mejor dicho, conquistado en silencio, en los diferentes puntos de quiebre o beachberaks a lo largo del Litoral.

Mi padre me premió con la compra de una tabla Lightning Bolt, firmada por Buzzy Kerbox.

La remada de entrada era una prueba de resistencia. Tal parecía que el oleaje quería sacarte la cabeza. Había que entrar a una cuadra de distancia para esquivar los terribles labios de las barredoras, que reventaban peligrosamente. El agua estaba helada, en esas situaciones, uno nunca sabía si iba a morir ahogado o de hipotermia. Finalmente habían llegado las mama rusas a LA FAE. Mi padre observaba el imponente espectáculo con el rostro congestionado y los labios temblorosos, las manos en el bolsillo. No hablaba y solo se le escuchaba de vez en cuando un:

- ¡Jesús!

Mi madre le decía con tono recriminatorio:

- Seguramente habrá heredado algún gen defectuoso de tu familia, mira que ¡esperar una tormenta marina como la mejor oportunidad para divertirse! ¡Cosa de locos!

Pero una parte de mi vida también transcurría en el aula de clases, resolviendo esotéricos problemas de álgebra.

Otra parte de mi vida, transcurría en la punta de una gigantesca ola, dominando la fuerza centrífuga de la onda acuática, siempre al borde del extremo, tal como lo había visto, una década atrás, en la propaganda de Old Spice.

FIESTA Y ESCAPE DE LOS CEIBOS

Era una casa de caña, madera y cemento y con cuatro cuartos.

La fiesta había comenzado con la caída del sol. Se escuchaba la música de Electric Light Orchestra. En cada cuarto reinaba el caos y eso era lo que precisamente todos andábamos buscando.

En aquella época, con cinco mil sucres, se podía vivir un mes en Salinas y con cien sucres, uno se podía preparar un exquisito y elemental arroz con huevo.

Empezábamos a aprender a liar un cigarrillo de marihuana. La droga te aflojaba los nervios y vivías intensamente, podías ser tú mismo como siempre quisiste ser en tus sueños.

Te acoplas muy cómodamente al momento y fluyes de una forma natural.

La Marihuana te permitía analizar cada circunstancia con sumo detalle. Secuencias psicodélicas se desarrollaban a mí alrededor.

Nuestros atuendos, nuestra forma de hablar, el acento, la piel tostada por el sol, nuestros peinados, el olor a hawaiian tropic, la música, que retumbaba de los parlantes a las paredes y de ahí al cerebro, todo era sensacional y único durante la adolescencia.

Phillipe se me acercaba con su belleza sajona e insolente, acompañado de Bárbara y Esther. Phillipe se identificaba conmigo y siempre buscaba mi compañía. En medio de todo el mundo, que se desplazaba por entre la penumbra, nos fumamos un porro de buen tamaño. Empezamos a vibrar y las chicas se reían con una fuerza tremenda de las cosas que Phillipe me decía, ¿o era la forma en que me lo decía? En aquel momento los cuatro éramos el centro del Universo, nos identificábamos plenamente en todo, estábamos de acuerdo en todo. Fuimos a un cuarto y desalojamos a diez personas que se encontraban ahí alborotándolo todo y nos encerramos con llave y empezamos una orgía. Cuatro seres desnudos sobre una cama, completamente tarados, nos hicimos un tallarín con carne, de sudor, besos, lujuria y esperma. Yo me la tiré a Bárbara y a Esther, al mismo tiempo, como si fueran dos vacas en celo y Phillipe también. Sus vaginas eran como una gelatina ardiente y suave y mis vellos púbicos se embarraban con las secreciones apasionadas de sus órganos.

Afuera se oía el estruendo de la música de Hall & Oates y en ocasiones, golpeaban de tal manera aquella puerta, que parecía que iban a tumbarla y a sorprendernos desnudos en aquella orgía demencial. Nos creíamos unos ciudadanos griegos del jardín de Epicuro.

De pronto a Phillipe se le ocurrió una de esas disparatadas ideas que sólo se podían leer en las novelas de Jack Kerouac y nos dijo:

- Ya estoy harto de esta casa de locos y de Salinas, mañana nos vamos a acampar a Engabao, ¿les parece buena la idea?, ¿quién me acompaña? Todos alzamos la mano.

Bailamos, danzamos al esquizofrénico ritmo de Boston, de Chicago, de Rush. Estábamos poseídos por una fuerza sobrehumana.

Después, agotados, salimos de aquella casa vacía como un pollo cuando abandona el cascarón de un huevo.

Cuando Phillipe corría una ola era como ver una copia fantástica del estilo de Mark Richards; lo único que faltaba era la estatura y el brazo quebrado y mal pegado, que tenía Richards. Cuando bajaba la ola, no se conformaba con el impulso de la misma, sino que sacudía los pies y le daba mayor velocidad. Para cuando llegaba a la parte inferior, había agarrado tal velocidad que, literalmente, su cuerpo se pegaba casi al nivel del mar.

Era poseedor de un equilibrio y de la graciosa plasticidad de un gimnasta o de un acróbata circense juntos. En un momento dado, salía, con tabla y todo, disparado por encima de la ola, planeaba como un águila y volvía a la pared de agua.

Era un fastidio vivir con miedo a que te descubran tus salidas.

Mi ama de llaves empezó a sospechar: ¿qué clase de amigos de la playa son éstos que más parecen mendigos, andando por ahí todo desastrados y melenudos? ¿Y las gafas oscuras? ¿Gafas hasta en la noche? Un día me aclaró:

- Joven, exijo que me explique el porqué algunos de sus amigos, ¡no usan zapatos!

- No lo sé, ¿por qué no se lo preguntas a ellos?

- Ya lo hice, joven Buchanan, ¡y no me parece nada apropiada ni racional la respuesta!

- ¡Ah sí!, ¿y qué te dijeron?

- Que son vegetarianos y que no usan nada que provenga del cuero de animales sacrificados, es decir, ¡un disparate!

- ¡Bueno! –le respondí, risueño-, Ahítienes una respuesta, hay que respetar las verdades ajenas.

- Joven, no se me vaya, que falta aclarar la mala y sistemática costumbre de vaciar la refrigeradora en cada visita, joven, óigame.

Pero, a pesar de todo me consideraba un drogadicto modelo, me esforzaba por no consumir yerba cuando no había y nunca se me hubiera ocurrido robar a nadie para conseguir el dinero que necesitaba para comprarla.

Luchaba por no romper mi comunicación y entendimiento con mis padres, a pesar del abismo generacional que nos separaba y que cada vez más se hacía más infranqueable.

No causaba problemas y la mejor manera de no causar problemas, era pasar en la playa y en la carretera el mayor tiempo posible.

Pero el problema existía, el gusto por la Marihuana existía y la imposibilidad táctica de detener el consumo diario existía. El problema era algo real y se estaba incubando, más tarde explotaría. Mientras tanto, Sara estaba encantada con el interés y la dedicación que Gabriela sentía por mí. Gabriela era una de ellas. Era la típica chica de clase media, que iba a misa de la iglesia de Chipipe o a la redonda todos los domingos y de ahí, pasaba al Uso Napoli y después cuando este se cerró al Super Burger.

Se había graduado en el Liceo Panamericano. Era la chica perfecta para mí. Mi madre al referirse a ella se ufanaba y decía con orgullo:

- ¡Es de las nuestras!

LA FAE BEACH

Remar, remar, remar, remar, remar, ¡puf!

El sol pegaba en mi espalda y me calentaba irritante, cada fibra de músculo. Al mismo tiempo, el agua helada amorataba mis extremidades superiores, arrugándolas poniéndolas moradas y paralizándolas. De pronto, me dí cuenta, que no podría pasar aquella mole de agua azul oscura, que se me venía encima. Phillipe la pasó a duras penas y gritaba:

- AAAAHHHHHH... Ola jodida... Vamos hijoputa, adelante...

Me agarré como pude a la punta de la tabla y me sumergí. La ola me succionó del fondo bestialmente y solté la tabla. De pronto, me sentí flotando en el aire y ví mi cuerpo pataleando grotescamente en busca de algún asidero.

En un momento, mi rostro se estrelló brutalmente contra la superficie de la misma ola, quemándome la piel. Varias veces, mi cuerpo patinó sobre la superficie circular de aquel remolino y a ratos veía las nubes y en otras veía el azul del agua, que me ahogaba y que penetraba en mis oídos, garganta, ojos y pulmones.

Pero el impacto era tremendo; mi cuerpo estallaba, se quería desprender, fraccionar, moler en mil partes. Al final, como un tronco viejo, terminé atontado, flotando, lamiendo la orilla, tratando de recuperar el equilibrio, y, luego, volví a la carga ante el asombro de Vivian. Esas cosas la impresionaban.

Vivian era una chica que lo hacía con todos, pero a un nivel con clase. Era divorciada, sin hijos y sus padres le pasaban una pensión para que se quede desterrada en la Península de Santa Elena, esa era la única condición.

Se parecía a la actriz Meg Ryan y le gustaba viajar por el mundo, amaba las emociones fuertes, unas veces la pasaba en el carnaval de Rio de Janeiro y otras en Nueva Orleans. Las paredes de su cuarto de Salinas estaban tapizadas con una colección de máscaras carnavalescas de todo tipo y las había hasta de las fiestas raras que se daban en los viejos palacetes de Venecia.

¿Quién la cuidaría de sí misma cuando sus padres muriesen?

CONVERSANDO DESCHAVETADO CON WAYNE

- Luego, las fiestas eran en la vieja casa de construcción mixta, ¿no? Tú lo sabes. Siempre comenzaban con el crepúsculo.

- Siempre.

Ahora se escuchaba el album ‘Close to the Edge’ del grupo YES. En aquella época el rock progresivo era una novedad que se escuchaba bien con unas cervezas en el cerebro y te permitía diferenciarte de los demás. Al escuchar la música de YES, te convertías en un tipo pesado, nada común, nada convencional.

Las Pílsener corrían con mayor abundancia que la escasa agua potable, en aquella casa al borde del mar. Phillipe era el de las instrucciones, una versión demencial de Oscar de la Renta.

Invadidos por la poesía de la noche y el medio, la realidad grotesca de las necesidades existenciales se borraba del pensamiento. Bailábamos frenéticamente con la música de los THE GUESS WHO, sacudiendo la cabeza, bajo los acordes de ‘American Woman’.

ADRIANA Y EL SEXO DESENFRENADO

Conocí a Adriana en aquellas sesiones de rock progresivo.

Era imposible dejar de verla, era tan agraciada, tan linda. ¿Cómo podía evitarlo?

En el psicodélico desfile de modas organizado por Phillipe, su personalidad llamaba la atención. Poseía una belleza extrafina, verdaderamente hiriente a los sentidos. Fue la única chica de la playa que se quitó toda la ropa, poco a poco. Ella me presentó a Johnnie Pick Up, Tommy Robin y Marie, su amante negra, Claudia y a sus hermanas, Vivian, Andréa, Mary Jo, Isabel, Alejandra, Alexa, Johannie, Christie Mac Dougal, Red Hughes y Steve O’Brien.

Formamos un grupo inseparable con Bárbara y Esther, una familia de sobrevivientes de la costa.

Cuando faltaba algo de comida de una de las casas Adriana iba a buscarlo en alguna de las otras casas de los chicos. Al menos con Tommy nunca faltaba la carne de hamburguesa y las salchichas.

Al final de la fiesta nos fuimos a la casa del padre de Tommy Robin y organizamos una orgía descomunal. Aquella casa, con el diseño arquitectónico de las del barrio Pacific Heights de San Francisco, se convirtió en un santuario o refugio para nuestros sentidos.

Tommy Robin y Johnnie Pick Up se la tiraban al mismo tiempo a Alejandra, mientras Mary Jo, con su rostro asiático les decía desde una esquina:

- ¡Animales!

Mary Jo solo jodía con Pick Up. Adriana lo organizaba todo, mediante sorteo con papelitos dentro de una antigua y polvorienta pecera pequeña y vacía.

Mary Jo, Marie y Gabriela se quedaron fuera de aquellos eventos, las dos primeras por estar comprometidas y Gabriela porque era muy zanahoria para participar en aquellas faenas.

Gabriela estaba tan borracha que se hizo la desentendida cuando entré a un cuarto con Phillipe, Bárbara y Esther. Vivian entraba desnuda, de un cuarto a otro, remando latas de cerveza y haciendo relajo. Todo era absolutamente demencial. Rod, Russo y Red se hacían un remolino de carne erótica con Johannie, Isabel y Andréa; en un cuarto aparte O’Brien y Mac Dougal aprovechaban, que Claudia estaba semiinconsciente por la cerveza que había ingerido, para prácticamente violarla.

Al final terminó toda embarrada de semen y con el ano dilatado y nadando en sangre y esperma.

Alexa era la más fina de aquellas chicas borrachas. Al principio se reía y se resistía, pero en el fondo era como toda mujer de la playa y le gustaba estar bien borracha y rodeada de otras mujeres desnudas, que bailaban, conversaban normalmente y escuchaban música como si no pasara nada y todo era algo que la iba animando a experimentar este nuevo tipo de libertad sin ningún tipo de límite. Cuando apareció desnuda de la cintura para arriba, entonces, Russo la levantó en vilo y se la llevó como un trofeo a Rod y Red Hughes.

Y, sin embargo, teníamos algo en común:

La carretera, el desierto, la marca crema, que el traje de baño ponía sobre la piel, como en la publicidad de Coopertone, la brisa marina, la arena, el amor por la radiación del astro rey, el amor a las olas, a las caídas del sol, a la cerveza, a las fiestas, el ansia perenne por conocer nuevas playas solitarias, el deseo de estar al día con la música de moda, las conversaciones inútiles sobre la vida en otros sistemas solares, el deseo desenfrenado por hacer el amor en cualquier lugar, en el auto, el olor que despiden los mariscos cocinados en agua caliente con ajo y comino, todo eso formaba parte de nuestra vida y era sagrado para nosotros.

Éramos unos niños con ganas de vivir completamente independientes del control de maestros o padres, nosotros éramos nuestra propia sociedad libre. Y, por un tiempo, ¡lo logramos!

EL ULTIMATUM DE LA FAMILIA

Mi padre estaba, primero, intranquilo y después harto de lo que él creía era tanta irresponsabilidad. Le preocupaba lo que estaba haciendo con mi vida.

- ¿Es qué no piensas ir a la Universidad, nunca?

- No te preocupes, padre, siempre podré ser un buen economista.

- Me gustaría que empezaras a aplicarte en ello –fue la fría y meditada respuesta de mi santo padre-, no te veo preocupado por estudiar y por vivir con más seriedad, ya no eres un joven de quince años, la universidad es un asunto serio y la economía demanda tiempo, concentración y un profundo estudio.

TRIUNFO Y DECEPCION

El éxito y la confianza de mis padres, que había alcanzado cuando en el colegio Javier me designaron abanderado, era cosa del pasado.

Mi situación actual era preocupante, mi rostro sufría los estragos de las largas noches de locura, envejecía prematuramente, mi discurrir era ocasional y misterioso, nada me tomaba en serio, mi aspecto era lo peor de todo, una vergüenza para la familia, daba la impresión de un hippie, un vagabundo desastrado.

Mi ama de llaves se encerraba en el cuarto y se ponía a llorara a escondidas. Había encontrado un sobre de marihuana en un zapato de caucho. El rumor que circulaba entre las domésticas y los vecinos estaba confirmado. En una ocasión un vecino llamó por teléfono a mi padre para decirle que de la casa salía un escándalo y mucho humo de marihuana, cuando la familia se iba de viaje por vacaciones.

EL DOLOR DE PHILLIPE

Caminábamos por la arena, dejando huellas húmedas, que las borraba la marea de espuma blanca. Estábamos borrachos, Phillipe tenía, quería confesarme algo y lloraba. Sus lágrimas le manchaban el rostro, quemado por el sol y salpicado de arena, formando surcos como los del cauce de un río seco.

Me habló de su enamorada Annie, del verdadero y único gran amor de su vida. Había muerto de leucemia. Una falla en la naturaleza y la sangre se le enfermó con un cáncer agresivo que le trajo una voraz carrera entre los glóbulos blancos que se comían a los rojos, afectándole la médula espinal. Aquella dulce y cariñosa niña fue perdiendo el cabello y demacrándose por la quimioterapia.

¿Cómo hubiera reaccionado yo, si lo mismo le hubiera pasado a Gabriela o a Vivian? Me hubiera muerto. Amaba a Gabriela y a Viviana con todas las fuerzas de mi corazón y no podía vivir sin ellas.

En Gabriela amaba su pureza y su inocencia y en Viviana amaba la manera libre y casi suicida de autodestruirse. Yo quería ser todo para ella, quería protegerla a ella contra todos los peligros de este mundo y quería protegerla de ella misma.

Phillipe se drogaba demasiado. Quería matar el recuerdo de Annie, anestesiar su cerebro para dejar de pensar en ella. Era un círculo vicioso triste y fatal. Estaba enfermándose. Yo le repetía constantemente:

- Tienes que colocar su memoria en un lugar de tu corazón que no te perjudique, hombre, el dolor te está arrastrando a la muerte.

Phillipe no pudo entender, no pudo escuchar o no quiso. Los padres, con mucha pena, lo internaron en un manicomio en Miami y todo estuvo bien, por un tiempo. Recibía las visitas de Bárbara, Esther y Estefanía Stein y todos pensábamos que iba a mejorar.

Pensábamos que superaría su adicción y su tendencia maniacodepresiva.

Cuando salió, se lo veía en el bar de strip tease de Rod, que había abandonado el negocio familiar de exportación de palmitos, para abrir su propio bar de streap tease. Fueron sus últimos días. Phillipe recayó y se disparó a la cabeza hiriéndose fatalmente, pero eso es otra historia.

EL PRIMER SEXO Y EL PRIMER AMOR

Cuando terminé la cena de navidad fui a ducharme. Miraba constantemente el reloj impermeable. ¡Diablos! ¡que nervioso estaba! Al fin dejaría de ser virgen. Me habían educado en la idea de que las gónadas se utilizaban únicamente para la reproducción de la especie.

Esa filosofía predominante de los mormones, los testigos de Jehová, los krsnas, los católicos y las diferentes corrientes evangélicas, nunca me terminó de convencer. El sexo era para mí parte de la diversión en la vida sobre este planeta. Una buena fiesta no era tal si no terminaba con un buen sexo, por lo menos oral, pero eso fue después, aquí te estoy relatando mi primera vez en el departamento de Vivian en Salinas. Al contrastar todo lo que había aprendido de mis padres sobre el sexo y lo que ahora estaba a punto de experimentar mi primer pensamiento en voz alta fue:

- ¡Diablos, yo no quería ser padre a los catorce años!

De pronto –conversando con Pick Up -, supe que podía utilizar mi equipo de extinción de incendios por placer. Me miré al espejo y me veía bien con mi hawaiana, mis zapatos vans y mi blue jean; olía rico, a Grey Flannell.

Tenía que parar de pensar. Uno se puede volver loco o quedar impotente, pasmado, por pensar en estas cosas, una y otra y otra vez.

Empecé a caminar al departamento de Vivian. Tenía un parecido extraordinario con la actriz Meg Ryan, mientras que mi Gabriela se parecía a una Farrah Fawcett, en miniatura. No me sentía mal por lo que iba a hacer. Gabriela era mi enamorada, pero no la podía exprimir, no le podía pedir que tuviera sexo conmigo, era una zanahoria completa. ¿Y Vivian? ¡Ah!, ella era otra cosa.

¿Estaría en casa? Las piernas me temblaban. Pasé por Pingüinos y no vi a Phillipe. ¿Y que le iba a decir? ¡Estaba loco!

Caminé y caminé hacia mi destino y sentía que toda mi carne se desgarraba, que sólo mi esqueleto era el que me llevaba. Si mi padre supiera lo que estaba a punto de hacer, ¿qué me diría?, casi podía oirlo gritar:

- ¡Calavera, ven para acá!

Pick Up se me unió en el camino, hablábamos. Íbamos para el otro lado, mis piernas me llevaban, acudía al llamado de la naturaleza, y cuando Johnnie encendió un porro y me lo pasó le di un par de pitadas y me animé un poco cuando empecé a vibrar.

Entré en el elegante condominio.

Aquel condominio tenía un diseño galáctico. Estaba tapizado con piedra en forma de grandes cabos. Estaba pobremente iluminado y las zonas verdes estaban compuestas en su mayoría por helechos.

Aquella construcción daba la impresión de una ruina Camboyana.

El ascensor era silencioso, una cápsula llena de significados místicos, irreales, pero tan tangibles como los sonidos marinos que produce una concha marina.

Ya en el corredor, me sumergí en una elegante penumbra de foquillos que flotaban en el techo. Una alfombra roja como la sangre guiaba mi camino. Busqué y busqué, y di con su departamento. Al abrirme, me dijo:

- ¡Ah, por fin, mi atleta a llegado!

Batió palmas y con acento francés, me dijo que me apurara, que entrara, que entrara.

Nunca había visto tal cantidad de apretujamiento de cosas en la decoración de un departamento. Su cuarto era una colección viva de recuerdos en completo desorden, algunos sin desempacar todavía. Despacio, me condujo por su habitación como si se tratara de una visita a un museo. Aquella habitación estaba decorada por máscaras de carnavales del Brasil, New Orleáns, Bangkok.

Poseía una biblioteca riquísima de Tolstoi, Antón Chejov, Pushkin, Sholojov, y el que más me atrajo fue el título de Iván Bunin:

‘Cuando la vida empieza’.

Era la historia de un niño hacendado, de la Rusia Zarista, que, como no podía ser de otra manera, su fortuna estaba venida a menos por el desinterés y orgullo de su padre.

El protagonista quería alcanzar la santidad a través de la oración y el sometimiento de su cuerpo de penurias, por lo que mortificaba su cuerpo hasta el delirio con privaciones materiales, y místicas.

El escenario se poblaba con las descripciones de la idiosincrasia del campesino palurdo de la estepa rusa: el mujik alcoholico, las procesiones religiosas e iluminadas con espermas, el misterio de la muerte y de los amores preciosas mujeres de bajos estratos socielaes, limitados por el prejuicio del dinero y la posición, la veneración a los íconos sagrados.

Vivian se nutría en sus ratos de ocio de aquellos relatos y pronto se aburría y los dejaba para terminarlos más luego. Aquellos escritores rusos representaban en sus escritos una realidad tan lejana a la suya, que apenas si valía la pena leerlos y disfrutarlos en los largos momentos de soledad, que ella odiaba intensamente.

Cuando mis ojos volvieron a descubrir su figura estaba sentada, como una reina egipcia, sus ojos me esquivaron, una sonrisa de confirmación y correspondencia se dibujó en su irresistible boca de labios pintados de rojo fuego; palpitaciones de deseo me robaban el oxígeno. En la radio tocaban una melodía de los Fletwood Mac:

‘...I wanna be with you every where…’.

Se levantó y pasó junto a mí. Enseñándome una espalda de nadadora, firme, pero femenina. Una onda de perfume, Húngaro, me acarició el rostro, despertando mis feromonas. Ahora estaba más tranquilo, pero sentía entre mis piernas que mi instrumento estaba hecho una piedra.

Lo que necesitaba era tiempo. Bebimos una botella de Johnnie negro, mientras escuchábamos la música desenrollarse por completo.

- Déjame tocarte los brazos, eres tan delgado, ¡qué deporte tan raro practicas! - me dijo con el tono y la mirada amonestadora-.

No produce ni un músculo, sólo te mantiene delgado, delgadísimo.

Su voz, su olor, el calor de sus manos y de su cuerpo, creaban una atmósfera mágica y me mandaba un mensaje:

- ‘...Ya, mi amor..., estoy lista’

Yo enrojecí hasta la raíz de mis cabellos y apoyé mi cabeza en su hombro como un tierno bebé que busca la protección de su madre.

Tomó mi mano y me condujo, muy suavemente, a su habitación, se sentó en la cama y mientras acariciaba y peinaba sus cabellos, seguía escuchando la música hasta que después de un rato su boca aprisionó mi falo. La experta ex vendedora de Mercedes Benz me tenía agarrado y no me iba a soltar hasta dejarme extenuado y sin una gota de semen en mi cuerpo, esto duraría toda la noche.

Afuera en el malecón comenzó a llover, era una lluvia azul y calurosa. Nuestros cuerpos transpiraban y se revolvían en las sábanas. Abrí su delicado jardín y bebí de la fuente salada de su alma, ella se revolvía debajo del peso de mi cuerpo y jadeaba:

- Así... así... jódeme... húndeme tu lengua... más, por favor...

Luego la puse encima de mí y boca arriba y sus piernas me palpaban las canillas, como un crucificado se apoya en su cruz.

Entre gemidos y susurros me confesaba que cuando me conoció supo que tarde o temprano sería de ella y la sola idea de tenerme en su cama le hacía bailar su cuerpo de alegría porque ella sabía que me haría feliz.

En la tv pasaban el show de Cheers con Ted Danson, después vino una publicidad que nos provocó hilaridad...se trataba de la propaganda de la chica del cuerpo HINDS.

‘...Soy la chica... del cuerpo Hinds... y nadie es igual... a mí... Soy la chica... del cuerpo Hinds... y nadie es igual... no..., nadie es igual... no..., nadie es igual... a mi...’.

Cuando terminé todo el cielo estalló con los fuegos artificiales y aquella coincidencia nos pareció maravillosa.

El cuarto en penumbra, sólo se iluminaba por los rayos catódicos de la señal televisiva y el silencio se rompía con los estallidos de las celebraciones nocturnas en el malecón.

EL ULTIMATUM DE LA FAMILIA

Aquel día fue magnífico, PERO TAMBIéN FUE EL Último día de mi libertad.

Pálidos rayos de sol iluminaban una luna velada que flotaba en el firmamento, un arco iris se desplazaba a lo largo del cielo después de una fuerte garúa, una escuela de delfines cruzaba rauda el horizonte y las olas alcanzaban una altura de tres metros, tubulares, perfectas, casi rayando la perfección de la locura.

Comencé a bajar olas incansablemente, me introducía en tubos de agua cristalina, y, de pronto, empezó a llover. Llovía a cántaros. Gruesas gotas, como lágrimas de un gigantesco dios, de algún Titán del Olimpo, se agolpaban en mi rostro, encegueciéndolo, hincándolo en mil partes, al tiempo que me desplazaba sobre la ola a toda velocidad. Montañita, nunca, nunca, te olvidaré.

Mi padre me llamó a su despacho para hablar de hombre a hombre.

Había jugado al squash en el Yacht club todo el día y estaba con su traje blanco, empapado de sudor y una expresión hosca de determinación en su rostro.

Ya se había suscitado el suicidio de Phillipe y pensé, que siendo yo, su íntimo amigo, me querría indagar sobre las circunstancias de tan terrible fatalidad. Estaba ordenando mis ideas para responderle cuando me dijo:

- He hablado con tu madre y hemos llegado a la decisión de que no puedes seguir así. Tendrás que sujetarte a ciertas reglas de ahora en adelante. Mi madre tomó la palabra:

- Queremos lo mejor para ti, es hora de que sientes cabeza, hijo, parece, nos dá la impresión, de que no sabes lo que te conviene y que vas por la vida sin rumbo, las cosas no pueden continuar así... tu padre y yo hemos creído conveniente que te cases con Gabriela, si quieres seguir disfrutando tu ritmo actual de mantenimiento financiero. Es lo mejor, ella te guiará y te cuidará, ella te conviene, sí, ella te sabrá cuidar.

Mi padre continuó:

- Ya que has decidido posponer, reiteradamente, tu carrera de economía en la Universidad, por motivos que no logro comprender, aunque, me imagino que todo ésto, tiene que ver con esta obsesión deportiva que te consume peligrosamente. Hijo, debo decirte, que te cerraremos todo soporte económico de no entrar en razón y hacer lo que te decimos. El matrimonio apresurará tu maduración, hijo mio, te obligará a vivir para servir a tu esposa y a tu futura familia.

Mi madre siguió:

- Esto lo hacemos por tu bien... Gabriela te ama y sabe que estás en apuros y que no dices nada, también sabe que, básicamente, eres un buen chico.

Ahora los dos al unísono:

- ¿Qué nos contestas?

Toda mi vida pasó por delante mio. Yo era una desgracia para los usos convencionales de mi sociedad libre. Tenía veintitrés años y todavía seguía siendo el hijo de papá. ¿Y Vivian? Amaba a Vivian y quería estar a su lado para cuidarla. Estaba confuso. Ya Gabriela me había estado insinuando todo esto y me hablaba de cómo tuvo que llorar y suplicar a su padre para que me aceptara.

En aquel tiempo fui a Miami a visitar a Phillipe al manicomio Werther y en un momento dado, le pregunté sobre lo que tenía que hacer.

Y él me respondió:

- Sigue Adelante, amigo hijoputa.

Yo estaba tan loco como él y esa no era una respuesta racional y no la debía haber tomado en cuenta, pero seguí adelante como él me dijo y me dejé arrastrar por las decisiones de mi familia como un bagre se deja arrastrar por la corriente. En aquella época, quería casarme con las dos al mismo tiempo y lanzarnos en paracaídas con el sacerdota para consumar nuestro compromiso o irnos a LAS VEGAS y buscar alguna iglesia que practicara la poligamia. Así era como quería ingresar a la sociedad libre, mi free people, era totalmente diferente a los usos tradicionales. En la sociedad en que vivía la poligamia se había quedado como una institución primitiva para el único estudio de los antropólogos que giraban sobre sociedades cuyas costumbres ancestrales habían diesmado a los varones de la aldea y que para proteger a su especie se permitía que los más destacados y competitivos pudieran tener dos o más esposas.

¡¿Qué iba a hacer, Dios?!

Cuando mis padres me preguntaron, les respondí:

- Hagámoslo – me escuché, totalmente estupefacto, decir aquellas palabras... tan gravemente definitivas. En la radio tocaban una melodía de David Soul:

‘...Something when we touch…’ ‘…I wanna hold you…’

Wayne Buchanan, asistió a la celebración de la boda eclesiástica que precedía a la civil y lo hizo sobrio y lúcido. Todo el tiempo anterior, lo pasaba en el bar de Rod de strep tease, bebiendo y preguntándose mentalmente cómo encontraría una salida a su tremendo problema, no es que no quisiera a Gabriela, pero sabía que ella sola no lo haría completamente feliz en la vida.

Mientras más se acercaba el magno acontecimiento, más temblaba y sudaba, como aquella ocasión en que sufría su primo gordo por tener que caminar desde el Humboltd hasta EL FARO.

Ahora aquel primo suyo había estudiado y se había convertido en un audaz y exitoso gerente de sistemas de un matutino, especializado en temas financieros.

Y mi padre se preguntaba mentalmente: ¿por qué mi hijo no podía ser como él?

Wayne caminó por el pasillo alfombrado y decorado con flores y se acercaba a la bellísima novia de rostro resplandeciente, que esperaba ser entregada por el padre.

El rostro de Vivian y de todos sus amigos ausentes se les aparecía como fantasmas que le gritaban ‘traidor’. Buchanan sentía que desfallecía y en su mente escuchaba una y otra vez la nefasta palabra: traidor…traidor…traidor.

En un momento dado se paró bien tieso como si estuviera poseído por el demonio, mientras el sacerdote daba el argumento y salió corriendo de la iglesia, huyó con smoking y todo, y su padre se tuvo que sentar porque sintió una fuerte arrítmia en el pecho y luego se lo vió en una tabla todo amariguanado, metiéndose al mar con traje de boda, corbata y zapatos de charol y florcilla en el ojal.

Desde aquel momento se le cerraron las puertas a Wayne Buchanan.

El padre de Wayne estuvo postrado en una cama durante una semana con principio de infarto.

Divagué por todo el litoral, desde General Villamil hasta Canoa, comía basura cuando me moría de hambre y ya se me había acabdo todo el dinero.

Recuerdo una hermosa puesta de sol con el estómago completamente vacío en Bahía de Caráquez. Eso fue antes de que perdiera el conocimiento en alguna parte de la costa y me internaran con gastritis en un hospital para desamparados.

Imagínate llegué a comer basura. Nadie podía darme trabajo. El padre de Gabriela me perseguía desaforadamente. Estaba apestado, civilmente muerto.

Ni Vivian podía darme asilo porque los padres la llamaron por teléfono para advertirle que le cortarían la pensión y los viajes al exterior. Vivian era una chica perdida que los padres la habían desterrado en la Península.

Cuando me vió se me lanzó al cuello a llorar y a recriminarme:

- ¡Pero, cómo pudiste hacerle eso a Gaby!

- No lo sé... yo...las amo a las dos...

- ¡Eso no se hace!... pudiste tenernos a las dos y ahora qué voy a hacer sin ti... ¡mis padres me han prohibido que te ayude!

Tommy Robin dice que si te apareces te va a dar una paliza. Él quería mucho a Gabriela y teme que lo involucren en el escándalo que está haciendo el poderoso padre de Gabriela.

¡No comprendes nada! ¡Eres un escándalo ambulante!

La sociedad libre le había puesto un letrero a Wayne Buchanan:

‘CUELGUESE DE DONDE LO PUEDAN VER TODOS LOS DIAS, SEÑOR BUCHANAN’

Pronto terminé en el hospital de beneficencia pública, el Santa Bárbara, asilado por un cuadro serio de gastritis, debido a la excesiva ingesta de basura. Así había terminado mi alucinante deambular... como un pordiosero. El padre de Gabriela hizo todo lo posible porque demolieran aquel edificio, después de mi dada de alta.

Entonces apareció Udall.

Udall había sido mi compañero de colegio y mi gran admirador. Udall era un alumno excelente, pero rebelde y veía en Wayne todo lo que él no podía ser tanto en el deporte como en su vida particular por respeto a sus padres.

Pero después de graduarse del colegio se había convertido en el cabeza de familia y administrador de una gigantesca camaronera y más tarde se convirtió en el dueño de un grupo de camaroneras. Imperio, que lo había levantado casi solo, pero nunca se casó porque amaba en silencio a Gabriela y porque en el fondo nunca había dejado de querer ser un rebelde y darle un duro golpe a la sociedad. Él también estaba enamorado de Gabriela y no comprendía mi posición, pero fue incapaz de sentir odio o celos por mí. Yo era su ídolo, el surfista que pudo ser mejor alumno que él hasta conseguir ser abanderado del Javier. Udalll me veía como un tipo confundido, pero que pertenecía a su círculo social y que había que proteger. Por el amor que sentía por Gabriela me había estado siguiendo todos los pasos y estaba al tanto de mi pasión por Vivian. Para Udall esa dedicación y atención a nuestras vidas era una forma de ser fiel con los dos amigos que más valoraba en esta vida.

Al final, llegó a la conclusión, que de una manera muy trastornada yo también amaba y respetaba a Gabriela.

Veía, impotente y lleno de rabia, cómo el padre de Gabriela se ensañaba conmigo.

Udall fue al hospital Santa Bárbara y me visitó, pagó mis gastos extras y de ahí en adelante se encargó de mí. Gabriela había querido venir a verme y el padre explotó y dijo, más bien como una amenaza, que si lo hacía la meterla en un manicomio o en un convento católico en Suiza.

Un día, cuando en las empresas de Udall empezaron a suscitarse los problemas, Udall secuestró al padre de Gabriela con pistola en mano y después de meterlo en una de sus bodegas le dijo, susurrándole al oído:

- Mira hijo de puta, a mí no me importa que seas el Presidente de un canal de televisión, si te metes conmigo, te mato.

Udall lo tuvo encerrado una semana, con una pistola apuntándole a la cabeza.

Y le susurraba:

- Hoy tengo ganas de matarte, viejo maricón, tengo ganas de meterte una bala en el cerebro. ¿Y si lo hago?

Udall no le dejó ni ir al baño ni nada por una semana completa, los orines y las mierdas que el viejo expulsaba se le habían hecho costra entre la piel y el costoso traje Pierre Cardin.

Y finalmente bajo otra especie de tortura, la de no dejarlo dormir al tirarle grandes baldes de agua fría en plena madrugada y una seria amenaza de muerte, obtuvo la promesa del viejo de dejar en paz el asunto y olvidarlo todo.

Mientras aquello sucedía yo me entregué a la tarea de recuperarme de las drogas y a recobrar mi autoestima.

Trabajé y aprendí a administrar una camaronera. Luego, después de cinco años de intenso trabajo en el que estuve completamente desconectado de la sociedad, cuando tuve que ir a recibir a un inversionista al aeropuertoen, tal como comenzó nuestra entrevista, en el mismo lugar para ser exacto. Me conecté con algunos devotos de krsna y me empecé a informar sobre todo este asunto y un día quise ingresar en el templo como misionero y empezar una nueva vida, sí, por Phillipe, por Vivian y por mis padres entregué a la devoción de mi señor Krsna.

- ¿Y ese es el final de la historia?

- No.

- ¿No?

Entonces, de un cuarto adyacente se abrió una vieja puerta olorosa a azafrán y apareció Gabriela vestida como una devota de su Señor Krsna.

Ella no podía vivir sin Wayne y al primer hijo que tendría con él, le pondría de nombre Udall, por la ayuda de su gran amigo, que lo rescató de la muerte.

- Hare Krsna - me dijo Gabriela, juntando sus manos y saludándome amablemente al verme-.

- Hare Krsna - le contesté estupefacto al devolverle el saludo-.

Al final, el amor de ellos, sí fue eterno

FIN


TEPI protege Sociedad Libre

TEPI protege Sociedad Libre
IEPI protege Sociedad Libre

Sociedad Libre

Sociedad Libre
Sociedad Libre

Sam in peace

Sam in peace
Sam in peace

LA DESNACIONALIZACION DEL DINERO EN EL ECUADOR

LA DESNACIONALIZACION DEL DINERO EN EL ECUADOR

Con la dolarización en el Ecuador no es que se desnacionalizo completamente la economía ecuatoriana sino que surgió en la historia económica del Ecuador el bimonetarismo, ya que hay en circulación dentro del mismo territorio nacional el dólar norteamericano y el dólar con imágenes de Juan montalvo, Olmedo y Maruri y el de una indígena con moño.

La estabilidad económca tan ansiada no fue para todos porque permaneció en el Ecuador el esquema empresarial y público de los 90's en que se busca sin ninguna hidalguía tratar con humillación al trabajador y sin reconocerle sus horas ectras y muchas veces su salario bien ganado; por lo que ahora se les recomienda a las diferentes Cámaras de Comercio, Industrias y Producción en el Ecuador que apunten con esmero a la robótica y de esa manera puedan disfrutar de sus millones con mano de obra esclava que tanto necesitan.

La dolarización comenzó a ser saboteada con un plan acumulativo de más de cuarenta programas tributarios y ahora con un programa que más parece un proyecto económico de destrucción del Ecuador, donde tanto nacionales como extranjeros sacan los dólares fuera del país por contenedores ocasionando una catastrófica restricción económica que ya no hay ni billetes ni suelto para comprar un chicle, una fruta o un caramelo.

Ante esta situación que más parece el preludio de un apocalypsis zombie, viene la brutal elevación de los precios, que como ya es costumbre en la historia del Ecuador son siempre los justos los que terminan pagando por los pecadores en lo que a medidas económicas se refiere.

¿Cuál sería la solución ante esta catastrófica situación?

La solución sería que el PRESIDENTE del ECUADOR Continental e Insular firme un decreto legalizando el poder liberatorio de monedas duras dentro del Ecuador como el Yuan chino el Yen japonés y el EURO y ése sería todo el remedio para este tan patapúfete problema que nos azota y enloquece a todos los ecuatorianos.

¿Y cómo se llevaría la contabilidad de TODA ESTA GIGANTESCA OLA DE DINERO O TSUNAMI DE DINERO que se nos vendría encima metiéndole una buena patada en el culo a la restricción económica?

Simple y sencillamente teniendo a nuestro viejo y fiel dólar como moneda PATRON de referencia en valores compras en lo que poder adquisitivo de las otras monedas se refiere.


Reflexiones

EL DURO OFICIO DE RETRATAR LA TRAGICOMEDIA DE LA VIDA EN LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, INEPTITUD Y ARENA AMARILLA

La literatura autobiográfica, surge en mi vida, durante el 2005 y se extiende hasta el 2008, como la solución final a un punto de inflexión en mi capacidad imaginativa.

En realidad desde 1988 hasta el 2005 ya se había agotado bastante la línea narrativa que venía siguiendo de recrear todo un mundo social surf y una sociedad que vive junto al mar y también la literatura autobiográfica fue una vía de escape a la censura brutal y horrorosa que me perseguía y que me sigue acosando y poniéndome trampitas.

Joey Pulido, senior, mi alter ego, es el mismo luchador utópico, que con sus propios pies , se va a meter en el berenjenal y se va a enredar en el corrupto y complicado mundo de la sociedad de la comunicación del Ecuador, que es un país desde siempre catalogado como ingobernable.

Pulido empieza a trabajar como vendedor de toda clase de cosas y ya hasta le falta ponerse a vender aviones, y de gana y al fin nunca queda bien despejado el punto en su primera novela LLEGARAS TARDE A LA PLAYA, (2005), el porqué se mete a escribir cartas como un loco a las direcciones de los periódicos EL GLOBO y del PANFLETO RADICAL.

Todo lo que hace Pulido es perder y esa es la regla general, en su vida, perder, fracasar, y sufrir, martirizándose por un ideal ¡yo que nací con mi idea!, el de vivir en un Ecuador libre y democrático.

¡Pero el Ecuador y sus fuerzas organizadas de la sociedad son históricamente famosas por ser ingobernables e ingratas!

Con sus cartas, Joey Pulido no hace mas que perder sus trabajos y con la interferencia de de la sociedad de la comunicación también termina perdiendo toda su vida que son su familia su esposa e hijos.

LLEGARAS TARDE A LA PLAYA e INEPTITUD son una tragedia literaria moderna del siglo XX dentro del realismo literario del Ecuador.

¡Y por demás cómica!

Por la filosofía de resignación , sacrificio y lucha inútil con que el propio Pulido afronta sus desdichas laborales, familiares y su eterna derrota contra la censura de la sociedad de la comunicación más apátrida que ecuatoriana de los periódicos EL GLOBO y EL PANFLETO RADICAL.
En LLEGARAS TARDE A LA PLAYA e INEPTITUD, además de ser un recuento jocoso de su historia laboral, Pulido, también lo lleva a reflexionar al lector y a remontarse a unas alturas y unos vuelos intelectuales que lo llevan a los lectores hasta los niveles de la estratósfera, pero de un espacio sideral con mucho sentido del humor.

¡Vaya rara combinación de géneros literarios!

Tragedia y comedia quedan fundidos con sus realismos horrorosos con que Edison Delgado Yepez (Sam Scholl), pinta el medio y entorno social que lo rodea.

La paulatina decepción -por ejemplo-, amargura, y odio de su esposa Penélope, por sus fracasos y esperanzas y vueltas al fracaso, que terminan confundiendo a su hijo adorado, Danni Pulido y luego no tanto a Joey, jr, que no alcanza a ver ni vivir el tráuma de la disfunción familiar y su posterior y desastrosa violencia intrafamiliar.

Todo el rollo también enferma y contagia con verdadera insanidad mental y trauma a sus padres, en cuya casa familiar en una colina de Salinas Ecuador, se desenvuelve toda su desgracia con mínimas victorias pírricas que al final no hacen más que confirmar su fracaso general como pater familia y bastión financiero de su hogar.

La interferencia de la sociedad de la comunicación en la vida privada y hasta sexual de Pulido lo lleva por dos ocasiones al borde de la autodestrucción al verse obligado a vivir en la casa de sus padres.

El problema de mayor envergadura es la diferencia abismal entre la cosmovisión siempre política de la sociedad de la comunicación a diferencia -con notable diferencia-, una diferencia radical a la de Joey Pulido formado con una cosmovisión completamente apolítica y he ahí la raíz maligna de la tragedia personal no solamente de Joey Pulido, senior, sino del Ecuador entero.

Al destruir a Joey Pulido, los que lo planifican y ejecutan lo hacen con antiguas reservas de odio irracional y apátrida contra todo el Ecuador.

Los ideales de Pulido se van a estrellar contra los narcisismos y egocentrismos políticos de los más cínicos protagonistas políticos de la historia del Ecuador.

Para cuando Pulido abre los ojos y al fin reacciona intelectualmente, comprende que le faltó un mejor y profundo conocimiento y estudio de la historia del Ecuador y eso lo habría prevenido y evitado llegar a ese desastre personal al dejarse arrastrar como un tonto por un ciego y absurdo idealismo.

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